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Identidad Religiosa y DH Una Propuesta...
Identidad Religiosa y DH Una Propuesta...
educativos interculturales
No obstante, para responder por el sentido trascendente del ser humano es urgente la
presencia de lo sagrado en medio de los ámbitos escolares.
“Cuando la verdad se otorga a sí misma , eso significa salir de las alienaciones y con ello
salir de lo que separa; es el resplandecer de la norma común, que no hace violencia a
ninguna cultura, sino que conduce a cada una a su genuino centro, porque cada una es en
último término expectación de la verdad. Esto no significa uniformidad, sino todo lo
contrario: cuando eso acontece, entonces la oposición puede convertirse en
complementariedad, porque todas las culturas, ordenadas por la norma central, pueden
desplegar en ese caso su propia fecundidad”
(Ratzinger)
Partir de las generalidades humanas para intentar comprender el accionar del hombre de
hoy en medio de los afanes que la sociedad le presenta, le genera y le incita, es intentar
acercarse también a las realidades históricas que él mismo ha construido y por las que de
múltiples formas ha divagado en busca de encontrarle sentido a su propia existencia,
incluso por el desarraigo que ha imperado en diversas cultura es necesario que los seres
humanos se apropien de la realidad en que se encuentra inmerso, donde lo material y
descomunal crea en su ser un sin número de necesidades equivocadas por las que no vale
siquiera la pena salir a su encuentro.
Las grandes urbes, incluso las poblaciones menos favorecidas se encuentran frente a
una realidad histórica donde les es necesario compartir los escenarios educativos, sociales,
culturales y en menos cantidad, algunos espacios de trabajo, con diversas generaciones
provenientes de zonas lejanas o distantes , bien sea por desplazamiento forzado, violencia,
o sencillamente porque se hallan explorando nuevas oportunidades, incluso nuevas
experiencias de vida; por lo que fuere, las sociedades hoy se encuentran frente al reto de
adquirir nuevos lenguajes para el reconocimiento del otro, donde se promueva la sana
convivencia en el marco de la dignidad y el aprendizaje entre culturas teniendo en cuenta,
que la vida humana necesita iluminar su camino para auto construirse y fomentar sus
proyectos de felicidad.
Ubicados frente a una panorámica donde confluyen seres humanos con la expectativa de
formarse y donde los diversos saberes disciplinares serán transmitidos desde la naturaleza
de sus contenidos y poder aportar a la construcción de nuevas sociedades, es lo que en
últimas espera la escuela de hoy, por tanto, en uno de esos espacio académicos se entrega
también el acervo cultural y el mensaje del humanismo cristiano a las generaciones del
siglo XXI, esta es una de las urgencias frente a las realidades cotidianas, teniendo en cuenta
que es un reto el cual le corresponde al maestro de Educación Religiosa de la época actual,
discernir con sus estudiantes desde el aula.
Así que, acoger las disposiciones que Jesús delegó a sus primeros seguidores y
aproximarse con fidelidad a la transmisión de tal encargo en un lenguaje crítico pero
comprensible, cercano y creativo pero fiel, es estar atentos al contexto socio - cultural
donde el maestro se desenvuelve; en tanto que desde las prácticas pedagógicas le es preciso
comprender con profundidad el legado cristiano para aportar a la edificación de una escuela
donde los valores del Evangelio, lejos de crear divisiones por la diversidad religiosa que se
evidencia en el aula, sea el puente que acerque las comunidades para que una vez recibida
la experiencia de Dios representada en la humanidad de Jesús, ésta responda a sus
búsquedas de alegrías, esperanzas, angustias y tristezas.
Empero, esa sociedad no está condenada a vivir sobre su banalidad ni en los actos
recurrentes de vulnerabilidad donde no alcanza a comprender su propio desprestigio, más
por el contrario, la propuesta humanizante se halla explícita en la búsqueda del hombre por
lo Sagrado en donde puede encontrar la plenitud de su existencia.
En toda convivencia humana bien ordenada y provechosa hay que establecer como
fundamento el principio de que todo hombre es persona, esto es, naturaleza dotada
de inteligencia y de libre albedrío, y que, por tanto, el hombre tiene por sí mismo
derechos y deberes, que dimanan inmediatamente y al mismo tiempo de su propia
naturaleza. Estos derechos y deberes son, por ello, universales e inviolables y no
pueden renunciarse por ningún concepto (Pacem in Terris 9).
Así que abordar los temas de educación en los escenarios donde prima la cultura
dominante, es el pretexto posible para que se incluyan las relaciones entre las culturas, más
no como acto dominante sobre las minorías, sino como posibilitadores de aprendizajes
conjuntos donde se atiende una necesidad social, y no donde impere el abandono de los
legados culturales propios de las minorías; Cruz (2015) expresa que es necesario que “los
grupos culturales desfavorecidos se integren en igualdad de condiciones a la cultura
mayoritaria, avanzando hacia una sociedad donde no es necesario el trato diferenciado a lo
que es diferente, más que favorecer el desarrollo de la diversidad” (p.202).
Referencias
Juan XXIII. (1963). PACEM IN TERRIS Sobre la paz entre todos los pueblos que ha de
http://w2.vatican.va/content/john-xxiii/es/encyclicals/documents/hf_j-
xxiii_enc_11041963_pacem.html.
http://repositorio.pucp.edu.pe/index/bitstream/handle/123456789/49239/civilizacion_amor_
sergio_silva.pdf?sequence=1&isAllowed=y
Ratzinger, J (2003). Fe, Verdad y Tolerancia. El cristianismo y las religiones del mundo.
Ediciones Sígueme. Salamanca.
Webgrafía
http://datateca.unad.edu.co/contenidos/90150/Curso_AVA/Curso_AVA_8-
02/Entorno_de_Conocimiento_8-
02/Bibliografia_Unidad_2/Concepto_de_Derechos_Humanos.pdf