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26 de junio, 2020

La divergencia entre la economía y los mercados financieros: ¿qué tan cierto es?

En las últimas semanas se ha comentado mucho acerca de la divergencia entre los


mercados financieros y la economía real. Si bien el momentum económico es negativo,
diversos indicadores apuntan ya a una recuperación, lo que haría de esta recesión mundial
la más corta de la historia. El reto de los Gobiernos será contener el rebrote esperado.

En las últimas semanas se ha observado una notable divergencia entre los mercados
financieros y la economía real. Los indicadores financieros apuntan a perspectivas de
recuperación más alentadoras que las que sugiere actualmente la actividad real. A pesar de la
corrección reciente, el S&P 500 ha recuperado el grueso de las pérdidas sufridas desde el
comienzo de la crisis y el índice FTSE de mercados emergentes ha mejorado sustancialmente.
Asimismo, los flujos de cartera hacia las economías emergentes y en desarrollo se han
estabilizado.

En esta línea, en un artículo del Financial Times se califica esta divergencia como una
recuperación económica en forma de “K”. En un artículo de opinión, Peter Atwater —profesor
del departamento de economía de William & Mary— señala que por un lado las empresas
multinacionales que han podido conseguir liquidez de los bancos centrales no han tenido
mayores problemas e incluso han visto una recuperación importante del precio de sus acciones.
Sin embargo, por otro lado, las empresas más pequeñas si bien han recibido apoyo por parte de
los gobiernos, no ha sido suficiente para contrarrestar los efectos económicos de la pandemia.

Y es que, si bien la desaceleración es profunda y sincronizada, las medidas de política


económica tomadas para contrarrestar la crisis han limitado el daño económico y
mejorado el ánimo de los mercados financieros. Estas medidas fueron excepcionales y se
dieron desde los principales gobiernos y bancos centrales del mundo. Los montos marcaron
nuevos hitos históricos por su magnitud y dieron confianza a los inversionistas de que se está
haciendo todo lo necesario para evitar una depresión económica. No obstante, estos estímulos
no solo han sido útiles para los mercados financieros, sino que varios indicadores
económicos apuntan a una rápida recuperación económica, en que la principal fuente de
incertidumbre es un eventual rebrote del virus que frene la reapertura económica y lleve a
nuevos confinamientos alrededor del mundo.
La recesión más profunda: ¿será también la más corta?

El PBI mundial habría caído más de 15% entre enero y abril, la recesión más profunda
desde al menos la Segunda Guerra Mundial. Pero el PBI mundial ha iniciado su
recuperación, lo cual hace de esta recesión también la más corta. El National Bureau of
Economic Research documenta que ninguna recesión ha durado menos de seis meses, en una
base que cubre los ciclos económicos desde mediados de 1800. Más aún, históricamente, las
recuperaciones luego de shocks exógenos tienden a ser mucho más rápidas que las
recuperaciones causadas por problemas endógenos.

Si bien el momentum económico es negativo, varios indicadores señalan un aumento de


la actividad, sobre todo para el segundo semestre. Los PMIs —que son predictores de si las
tasas de crecimiento aumentarán o se reducirá en los próximos 6 meses y cuya frontera entre
dicha expansión y contracción son los 50 puntos— registran fuertes rebotes una vez que abrieron
la economía. En el caso de China, a partir de marzo y en el caso de EE.UU. y la Eurozona, a
partir de abril. Hoy los PMIs de manufactura y servicios de China se encuentran en zona de
expansión, mientras que, en EE.UU. y Eurozona, si bien aún están por debajo de 50 puntos,
llama la atención la rapidez y magnitud de su recuperación.
Uno de los indicadores más llamativos que marca el inicio de la recuperación global es el
dato de nóminas de empleo. En mayo se crearon 2.5 millones de empleos netos, la mayor
creación de empleos en un mes en la historia, y contrario a la pérdida de 7.5 millones de empleos
esperada por el consenso de analistas. Ni el estimado más positivo del consenso esperaba que
se crearan empleos en may-20, luego de que se perdieran 20.6 millones de empleos en abr-20
y 1.4 millones en mar-20. Asimismo, la encuesta de hogares mostró una caída de la tasa de
desempleo de 14.7% a 13.3%, contrario al aumento a 19% esperado por el consenso. Si bien la
data es alentadora, la incertidumbre respecto al rumbo del mercado laboral se mantiene.

A esto se suma que algunos sectores de la economía en los que el control del virus es
menos desafiante, retomarán su actividad rápidamente en forma de “V”. Un buen ejemplo
es la industria automotriz de EE. UU, donde la producción fue casi 0.0% en abril, pero se proyecta
que pronto volverá al 80% de su capacidad. Por lo tanto, es probable que el PBI real en las
economías avanzadas crezca a una tasa anualizada trimestral alrededor de 25% en el tercer
trimestre, aunque la tasa interanual seguirá deprimida.

Después de la recuperación del tercer trimestre, si bien se espera que continúe, esta
tenderá a ser menos fuerte. La razón principal es que es probable que diferentes partes de la
economía mundial se recuperen del impacto del virus a diferentes velocidades. Al final del tercer
trimestre, las industrias en las que el control del virus es más fácil se habrán normalizado en su
mayoría, con un espacio limitado para grandes ganancias adicionales. Por el contrario, las
industrias en las que el control del virus es más difícil —como viajes o entretenimiento— todavía
estarán en un proceso de normalización gradual, pero probablemente no se recuperará por
completo hasta que una vacuna u otra solución médica integral esté disponible.

En la Eurozona de manera particular también se espera una recuperación luego del fuerte
golpe en su actividad económica. Después de sufrir algunos de los peores brotes del mundo
en marzo, Europa ha visto cómo los casos de virus activos disminuyen consistentemente desde
mediados de abril, a pesar del relajamiento gradual de las restricciones en la mayoría de países,
inicialmente liderados por Alemania y Dinamarca. Asimismo, la flexibilización monetaria por parte
del Banco Central Europeo continuó y duplicó su programa de compra de activos, así como
también se continuaron con programas de estímulo fiscal en distintos países del bloque.
El riesgo de la “segunda ola”

El temor a una segunda ola de contagios se presenta como la principal fuente de


incertidumbre para los inversionistas y los encargados de formular políticas públicas a
medida que se da la reapertura de las distintas economías. De hecho, hay un consenso de
que habrá una segunda ola de contagios, lo que se refleja en las recientes correcciones en los
mercados de acciones.

Es importante destacar que un rebrote es parte de todo escenario base, toda vez que los
hacedores de políticas continuarán relajando las medidas de confinamiento. Una segunda
ola de contagios sólo hará que la recuperación económica sea más lenta de lo que hubiera
sido sin una segunda ola. Sin embargo, el crecimiento no se detendrá. Así, es probable que hacia
adelante se trate de limitar la propagación del virus con medidas de distanciamiento social, sin
imponer restricciones a la sociedad.

En el caso particular de EE.UU., la capacidad hospitalaria, y no el mayor número de


contagios, será el factor determinante que obligue a pocos estados a pausar o revertir sus
planes de reapertura. Mientras que algunos estados, como Arizona y Carolina del Sur,
presentan un aumento de casos en un contexto de limitada capacidad hospitalaria, en otros
estados que también han presentado un rebrote como California, Florida y Texas, la ocupación
hospitalaria está en niveles más manejables, reduciendo la probabilidad de que se reviertan los
planes de reapertura económica.

Finalmente, es importante destacar que los efectos económicos de largo plazo del Covid-
19 dependerán de cómo se enfrente la pandemia y la eficiencia de los estímulos
económicos. Ahora estamos entrando en un periodo en el que se comienza a poner en prueba
la transitoriedad del shock Covid-19 dado que ya se pasó el pico de contagios en Asia, Medio
Oriente, Europa y Estados Unidos. El riesgo sanitario se mantiene como el más importante y
marcará la volatilidad en las próximas semanas. Del éxito de la contención dependerá la
reactivación económica global y el rumbo de los mercados financieros en el corto plazo. Si bien
el futuro es alentador, aún queda camino por recorrer en la salida de esta crisis.

Elaborado por: Luis Eduardo Falen – lfalen@inteligogroup.com


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