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TEMA 5: LA HISTORIOGRAFÍA GRIEGA.

1. Introducción.

Ante las leyendas y los mito heredados de sus antepasados, los griegos adoptaron durante la
época arcaica dos actitudes:

• Las interpretación alegórica: intenta descubrir el simbolismo del mito.


• La interpretación racionalista: descarta la leyenda y busca un elemento o núcleo verdadero.
Esta forma de investigación constituye el inicio de la historiografía.

La prosa histórica griega comenzó a redactarse a finales del s. VI a. C. en Jonia.


Simultáneamente se desarrolló la ciencia y la filosofía, lo cual despertó el interés por un
acercamiento racional a las tradiciones locales, a los mitos transmitidos por la épica y a la
información recogida por los pueblos marineros sobre costas, etnias, costumbres e historias locales
del Mediterráneo.
A estos primeros historiadores se les dio el nombre de logógrafos, “escritores de prosa”. La
temática de su obra era variada:

• descripción de la fundación de ciudades.


• Narración de historias locales.
• Estudio de la genealogía de las principales familias de una urbe.
• Narración de los viajes realizados por el autor por territorios desconocidos con
acompañamiento de abundantes descripciones geográficas y etnográficas.

En relación a este último aspecto, conviene subrayar que en principio la historiografía tiene
como objeto narrar las experiencias vividas por el autor, como indica la etimología del término
ιστορία, narración de aquello que se ha visto y, por tanto, se conoce. La historiografía es concebida
por los antiguos griegos como una ciencia empírica que trata de dar cuenta de las vivencias
personales.
El más conocido de los logógrafos fue Hecateo de Mileto (finales del s. VI a. C.), pero sólo
quedan algunos fragmentos de su obra.

2. Heródoto de Halicarnaso. (Halicarnaso, 484-428 a. C.)

Representa al mismo tiempo la culminación de la logografía y el inicio de la historiografía


como ciencia. Es el autor más antiguo en prosa de nuestra cultura europea. Su extensa obra llamada
Historias (9 libros) narra el enfrentamiento entre griegos y persas, peor para una mejor comprensión
de los hechos hace una larga introducción de la historia del pueblo persa desde sus orígenes hasta
las guerras médicas. Para escribirla utilizó varias fuentes:

• Escritos de logógrafos anteriores.


• Obras de poetas: coincide con la épica en la intención de recordar los hechos de los héroes.
Toma de la tragedia el dramatismo que hace que el lector lea con avidez.
• Los filósofos jonios, aunque se encuentra muy lejos del racionalismo y del rigor intelectual
de los sofistas.
• De la tradición oral incorpora a su obra narraciones y cuentos populares, pues no debemos
olvidar que sus escritos estaban destinados a las lecturas públicas y se proponían instruir
deleitando.
• Sus propios viajes (Norte de África, Asia Menor, Mar Negro): esta curiosidad le hizo incluir
en su obra lo puramente histórico (arqueología, etnografía, geografía, religión) y gran
número de anécdotas, cuentos y fábulas.
Heródoto es un gran narrador que sobresale por su sencillez. La línea argumental se
interrumpe constantemente para narrar sucesos de otros pueblos; a veces esas digresiones son de
gran extensión, pero muy interesantes. No es un historiador crítico, pues is tiene varias versiones de
un hecho las expone todas. Para él las acciones de los hombres dependen de la voluntad de los
dioses. Esta idea tendrá una gran influencia posterior.

3. Tucídides. (Atenas, 454-399 a. C.)

La historiografía griega llega a su culmen con Tucídides. Escribió la Historia de la guerra


del Peloponeso (8 libros). Cuando en el 431 a. C. estalló esta guerra, Tucídides, intuyendo la gran
importancia del conflicto, empezó a narrarlo, incluso participó en él como general.
Su método de trabajo e intención lo alejan de de Heródoto:

• Tucídides narra un hecho presente porque piensa que esta guerra es más importante y digna
de mención que las anteriores. Expone la materia en un orden riguroso y lineal, evitando las
digresiones que pudieran dañarlo. Sigue el relato año tras año, lo cual entorpece, a veces, la
sucesión de los hechos.
• No pretende deleitar y agradar como Heródoto, sino investigar la verdad. Su objetivo
primordial es dar una visión rigurosamente cierta del conflicto. El carácter científico de la
obra se refleja en su intento de establecer una cronología exacta de los hechos históricos y
en la renuncia a los mitos y digresiones, excepto los necesarios. Para obtener la máxima
objetividad contacta con los testigos directos de los hechos que narra haciendo hablar a
dirigentes y militares de acuerdo con lo que pensaban. Contrapone las diversas versiones y
elige racionalmente la que le parece más verosímil. Para Tucídides los hechos históricos se
explican por la concatenación de causas y efectos, que obedecen a razones y motivos
humanos.

Utiliza en su lengua muchos arcaísmos debido al distanciamiento de las innovaciones áticas


del finales del s. V a causa de su exilio (siendo estratego en la Guerra del Peloponeso en el año 424
a. C. no llegó a tiempo de salvar Amfípolis de la inesperada incursión de los persas. Atenas le
condenó por esto al destierro).
Su estilo es severo y oscuro. Su prosa es lenta y densa.
Superar a Tucídides como historiador es imposible, como mucho se puede aspirar a
igualarla.

4. Jenofonte. (Atenas 430 a. C.-?)

Fue un aristócrata ateniense, discípulo de Sócrates, que participó en el ejército de


mercenarios griegos que ayudó a Ciro el joven en su intento de quitar el trono persa a su hermano
Artajerjes.
Su abundante y variada obra se suele clasificar en función de la temática en los siguientes
grupos:

• Obras filosóficas: Apología de Sócrates, Las Memorables.


• Obras didácticas: Cinegética, Económico, Hipárquico.
• Obras históricas: Anábasis (Es el relato de la expedición de Ciro contra su hermano
Artajerjes II.
Ciropedia (Nos narra la grandeza de Ciro el viejo, rey de Persia. Carece
de solidez histórica y preludia lo que se llamará novela de aventuras).
Helénicas (Es su obra histórica principal; narra los acontecimientos
ocurridos en Grecia desde el 411 a. C. al 362 a. C. Pretende ser fiel a las directrices de Tucídides
pero no logra igualarlo).

Jenofonte es un historiador parcial, frente a Tucídides que es objetivo. Carece del rigor de
Tucídides frente a los hechos históricos y no es capaz de llegar a las causas profundas de éstos, pero
no se le puede negar un buen conocimiento de las cuestiones militares, una gran sensibilidad para la
descripción de escenas aisladas, una notable habilidad para los retratos de personajes destacados,
una sencillez de lenguaje y una claridad de ideas que cautivan al lector. Es un escritor polifacético y
ameno pero poco profundo.

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