Polifemo era un cíclope, un ser gigante con un único ojo en el
centro de la frente. Tenía barba negra y orejas puntiagudas. Era pastor de ovejas. Vivía solo en una oscura caverna, y se alimentaba de suculenta carne humana. Un buen día el famoso héroe Ulises llegó con sus marinos a la desértica isla de Polifemo. Para pasar la tenebrosa noche, se refugiaron en una profunda cueva al final de una montaña, sin saber que esa ¡Era la cueva del feroz gigante! Cuando Polifemo regresó de pastar a sus viejas ovejas se enfureció al ver a los intrusos y devoró a dos marineros. Para poder escapar, Ulises ideó un astuto plan. Persuadiéndole mediante su poderosa capacidad para usar la palabra, Ulises le entretuvo y dio de beber al gigante Polifemo un gran jarro lleno de delicioso vino.
- ¿Cómo te llamas, nuevo amigo? , preguntó Polifemo a Ulises-
“Nadie”, contestó. - ¿Nadie? Qué nombre más extraño, no lo había oído nunca.
Polifemo, poco a poco, se quedó dormido. Entonces el listo Ulises le
clavó una lanza en su único ojo, dejándolo ciego al instante. Luego, se camuflaron envueltos en la piel de las ovejas que el gigante tenía amontonada en su tétrica gruta y se mezclaron con el resto del numeroso rebaño, quedándose quietos como una estatua.
El gigante gritaba tan fuerte, tan, tan fuerte por el doloroso
ataque, que el resto de cíclopes llegaron a la cueva alertados por los estruendosos gritos de su pobre hermano.
- ¡Quién te ha hecho eso, Polifemo?
- ¿Quién te ha herido de forma tan cruel, hermano? - ¡NADIE! ¡NADIE! - ¿Nadie? ¿Alguien ha tenido que hacerlo! - ¡Ha sido Nadie! ¡Nadie!
Contestaba Polifemo. De este modo, los cíclopes se enroscaron en
una absurda discusión sin sentido mientras los marineros, comandados por Ulises, huían veloces hasta los barcos en la orilla de la playa.
La historia de Polifemo fue escrita por el poeta griego Homero y
recopilada en la obra “La Odisea”, hace casi 2.800 años.