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(DES)IGUALDAD ESTRUCTURAL

La noción de igualdad expresada por Mariano Moreno, que sirve como


preámbulo en el desarrollo del ensayo de Roberto Saba, proyectaba una
noción de igualdad ligada a la libertad, vinculaba este último derecho al no
sometimiento de ningún hombre, y de hecho elevaba categóricamente a la
igualdad a una especie de “revelación divina” de la cual era necesario
contemplar para alcanzar la libertad de los pueblos, es decir, “una igual
libertad como precondición de la autonomía de las personas”. Aproximándose
en criterio en este punto señalado sobre libertad, se cita a Isaiah Berlin, que
además menciona a la participación en igualdad de condiciones dentro del
Estado y propone así una libertad positiva, entendida no desde un punto de
vista individual sino colectiva.

Ambas visiones constituyen una breve introducción para que el autor se


proponga a discutir “la igualdad ante la ley” dentro del artículo 16 de la
Constitución Argentina; para esto desarrolla dos concepciones de la igualdad:
una individualista, otra a la que llama estructural.

Para hablar sobre la igualdad ante la ley, es necesario tomar en cuenta las
relaciones que se dan entre las personas que pertenecen a determinado grupo;
tomando como objeto de estudio aquellos grupos que históricamente han sido
desplazados dentro de una sociedad, por otro grupo que se encuentra en
“mejores condiciones” con respecto al conjunto anterior.

Se parte identificando que la igualdad ante la ley expresada en el artículo de su


estudio, refiere a que el Estado está habilitado para establecer distinciones
entre las personas; siendo la inquietud principal determinar si se puede
identificar cuáles son los criterios que permiten diferenciar las “distinciones”
permitidas de las que no lo son. El autor establece que existen fundamentos
válidos para que se puedan dar los tratos diferenciados, que en principio
pueden sostenerse bajo la base de estar relacionados con un interés
suficientemente importante (justificado) del gobierno. Es así que puede
aplicarse la ley de forma distinta, excluyendo o beneficiando a unos, según la
circunstancia en que se encuentren y a las diferencias constitutivas razonables
de aquellos, para alcanzar el objeto buscado por la legislación.

Es sobre el principio de razonabilidad (tratar de forma homogénea, uniforme y


no arbitraria), que las cortes de Estados Unidos de Norteamérica y de
Argentina, en los casos citados, han utilizado para aproximarse a un criterio
para justificar el trato diferenciado. 1 En una primera instancia, el autor formula
un estándar interpretativo del derecho a la igualdad ante la ley, “igualdad de
1
El autor cita a Gunther, Gerald, Individual Rights in Constitucional Law, The Foundation
Press, 1992, ps. 279-283.
trato en igualdad de circunstancias”, pero es siempre motivo de discusión la
validez constitucional del criterio que se escoja para hacer la distinción, es así
que luego a través de ejemplos sería completado este estándar debido a que
reconoce que es necesario que los criterios escogidos sean calificados como
relevantes y razonables, entendiéndose esto último: “que guarden una relación
de “funcionalidad” o “instrumentalidad” entre el fin buscado por la norma, y el
criterio o categoría escogido para justificar el trato diferente.”2

Este nuevo estándar requiere de dos opiniones

2
Pg. 173.

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