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Los residuos nucleares son uno de los principales problemas relacionados con
la energía nuclear. Si estos residuos no se tratan debidamente, resultan
altamente peligrosos para la población y el medio ambiente. Desde este punto
de vista las centrales siempre han estado sujetas a un estricto control
reglamentario institucional difícil de igualar por otras actividades industriales.
El marco reglamentario contempla desde la construcción de la planta, la
producción, la protección de los trabajadores de la central y del público en
general hasta el desmantelamiento de la misma al final de su vida útil
(Residuos de vida corta: con radionucleidos cuya vida media es inferior o
igual a 30 años; Residuos de vida larga con radionucleidos y emisores alfa de
vida larga cuya concentración es superior a los 30 años).
No todos los países emplean la misma clasificación por lo que la Comisión
Europea ha recomendado unificar criterios, para lo cual propone la siguiente
clasificación, en vigor desde el 1 de enero de 2002:
Las cuatro barreras empleadas para contener las materias radioactivas son
las siguientes:
Barrera química
Barrera física
Barrera de ingeniería
Barrera geológica
La barrera química inmoviliza el residuo en una matriz sólida, estable y
duradera, que sea químicamente inerte. Esta operación se conoce como
acondicionamiento. Los materiales más empleados para la matriz son:
cemento, asfalto y polímeros.
Una pare de este residuo nuclear está descontaminada, contiene casi todo el
volumen total del residuo original y posee una baja actividad radioactiva. La
otra parte es una concentración de material radioactivo de pequeño
volumen y con actividad radioactiva próxima a la del residuo nuclear
original, que se transforma en un producto sólido, en el caso de residuos
nucleares líquidos, o en un sólido compacto en el caso de residuos nucleares
sólidos.
Pretratamiento
Tratamiento principal
Inmovilizador y envasado
En el pretratamiento se clasifican los residuos nucleares (según la actividad
de su radioactividad, período de semidesintegración y composición
química), se trocean, se descontaminan y se almacenan para decaimiento
radioactivo y transporte.
En el tratamiento principal se reduce el volumen del residuo nuclear y se
concentra la actividad nuclear en dicho volumen reducido. De esta forma se
optimiza la capacidad de almacenamiento de las instalaciones. En los
residuos nucleares líquidos, se separa el radionucleido de la solución donde
están disueltos mediante precipitación química, centrifugación, filtración,
evaporación e intercambio iónico, y posteriormente se concentra. Los
residuos nucleares sólidos suelen ser compactados, obteniéndose unas
pequeñas “pastillas” con la suficiente resistencia como para evitar su
expansión. Estas pastillas se introducirán en un contenedor de mayor tamaño
y se inmovilizarán con cemento. Los residuos radioactivos sólidos orgánicos
y biológicos, y los líquidos combustibles se incinerarán, inmovilizando
también con cemento sus cenizas.
En la inmovilización y envasado se inmovilizan todos los componentes del
residuo mediante procesos de solidificación (con cemento). De modo se
consigue que el producto sólido obtenido sea químicamente inerte, resistente
al fuego, estable frente a radiaciones, insoluble al agua y conductor del
calor residual. El producto sólido y su contenedor se denominan bulto, y
garantizan la inmovilidad de los radionucleidos.