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Importancia de la Constitución Política del Perú

La palabra constitución proviene etimológicamente del latín constiture que


significa instituir o fundar. Asimismo, es asociada a la voz stature o statum que
indica conformación o estructura esencial de un ente u organismo.

Define a la Constitución como el instrumento político – jurídico que contiene un


conjunto de valores políticos, principios y disposiciones jurídicamente supremas
destinados a legitimar, modelar, organizar, regular e impulsar un tipo de
sociedad estadual. Por ende, expone un proyecto de vida común, un estatuto
de poder, una póliza de salvaguarda de los derechos fundamentales de la
persona, un orden supremo modelador del sistema jurídico y una
autorepresentación cultural del pueblo de un Estado.

El arraigamiento de la Constitución es importante para su eficacia porque una


Constitución que no está arraigada (es decir, una Constitución que ni el
Gobierno ni los ciudadanos ven como algo que afecta su comportamiento) no
será obedecida. La falta de arraigamiento significa que hay pocos incentivos
para obedecer a la constitución; si la Constitución es un obstáculo para el
cumplimiento de objetivos personales, la Constitución será dejada de lado. La
Constitución de 1993 es un ejemplo de este problema: cuando la Constitución
ha causado inconvenientes, el Gobierno simplemente la ha dejado de lado, con
poca reacción pública. En este caso, la falta de arraigamiento de la
Constitución reduce su eficacia.

Además, constituciones que no son ampliamente respetadas y obedecidas


probablemente serán poco estables. Individuos para quienes partes de la
Constitución son problemáticas se sentirán tentados a eliminar o cambiarla. En
tal caso, pocos individuos estarán interesados en proteger a la Constitución
excepto en tanto, por motivos desligados de la Constitución en sí, deseen
bloquear las acciones de aquellos que quieren modificarla.75 Lo sucedido en el
Perú con la Constitución de 1979 puede explicarse de esta manera. La
Constitución de 1979 no ocupaba una posición muy fuerte en el plano político
del Perú antes de 1992, así que fue fácil para el Gobierno fujimorista
reemplazarla, con poca resistencia del público. Dado que la Constitución de
1993 ocupa una posición similar a la de la Constitución anterior, probablemente
podría ser reemplazada nuevamente sin que el público reaccione fuertemente.

Si es cierto que, como se postula aquí, el éxito de una Constitución se mide en


base a su eficacia y estabilidad, entonces una Constitución que no está
arraigada debe considerarse un fracaso.

García Toma, V. 2015. Constitución, justicia y derechos fundamentales. Lima: Lex &
Iuris.

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