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El Automovil Valiente - 10-02 - Jeismar - Carvajal
El Automovil Valiente - 10-02 - Jeismar - Carvajal
CASTELLANO
10-02
SOGAMOSO
1)
EL AUTOMOVIL VALIENTE
Había una vez… un cochecito muy bonito que estaba siempre pensando en ganar
una de las carreras que se hacían todos los meses en un gran circuito, donde
multitud de espectadores se daban cita para disfrutar del espectáculo.
Para ello, el coche se entrenaba todos los días muy duro ya que lo demás coches
competidores eran unos rivales difíciles de batir, ya que disponían de mecánicos
muy experimentados que les ayudaban en todo lo que necesitaban.
Llegó el día de la carrera, el espectáculo que todo el público esperaba. Los coches
estaban en sus puestos ante la línea de meta. La multitud gritaba animando a sus
coches preferidos mientras ondeaban banderas en señal de júbilo.
2) El cochecito estaba nervioso, aunque confiaba al máximo en sus posibilidades,
de repente, se encendieron las luces del semáforo. Luz roja, dos luces rojas…y
LUZ VERDE!! La carrera comenzó y los coches aceleraron al máximo, levantando
una nube de humo debido al contacto de las ruedas con el asfalto.
De hecho, los coches que tenía más cerca se intentaron chocar uno con el otro lo
que terminó con los dos fuera de la pista sin poder seguir participando. Ya habían
dado varias vueltas al circuito y nuestro cochecito, poco a poco, sin “hacer mucho
ruido” se había colado entre los tres primeros. Estos coches le miraron y le dijeron:
– ¡Jamás conseguirás ganar una carrera, no usas nuestros motores ja! Además no
conoces un atajo que hay en el circuito, llegaremos a la meta mucho antes que tu-
El cochecito sintió la fuerza del apoyo de la gente y aceleró de una manera que
jamas había visto en su vida, los otros coches no se lo podían creer, le vieron
pasar como un rayo mientras sus motores trucados flojeaban. Pasó por la meta el
primero a una velocidad que nadie había alcanzado antes.
Nuestro protagonista estaba muy feliz. Había conseguido ganar sin hacer trampas,
gracias a todo el esfuerzo dedicado. Mientras le daban el primer premio, la gente
coreaba su nombre y él, en ese preciso instante, descubrió que lo importante para
ganar es esforzarse al máximo. Hacer trampas no lleva a ninguna parte y mucho
menos a la meta.