HISTORIA 23
totalidad, convergen hacia el sensorium commune, sede principal
del alma. Esta teoría busca explicar los conceptos de “simpatía de
las partes”, de constitución nerviosa, de predisposición a estar en-
fermo y de la forma de actuar de los medicamentos.
Volveremos a hablar más adelante de esta teoría analizando
el Tratado de enfermedades venéreas. Volveremos a encontrar nu-
merosos restos de la teoría nerviosa en el conjunto de la obra de
Hahnemann.
La medicina de observación
La segunda gran influencia conceptual revelada en el análisis
de la tesis de Hahnemann es el método de medicina de observa-
ción de Sydenham (1624-1689) y de Boissier de Sauvages (1707-
1767) basada en el método de clasificación de los botánicos. La
definición y el conocimiento de la enfermedad se efectúan me-
diante la observación atenta de todos los síntomas con el fin de
conseguir relatar una historia exacta. La observación está basada
en el testimonio de los sentidos y es denominada “experiencia”
(Boissier de Sauvages, 1772, tomo I, p. 60).
Al igual que Sauvages, Hahnemann se opone a la concep-
ción de J.B. Morgani (1682-1771) que completaba la observa-
ción del ser vivo mediante la búsqueda de lesiones internas, visi-
bles tras la apertura del cuerpo. Para Hahnemann, la verdadera
causa interna se encuentra escondida y es inaccesible a los senti-
dos; además, las concepciones etiológicas de las enfermedades
son demasiado oscuras y demasiado hipotéticas para el médico
del siglo XVIII que no puede basarse en sistemas globales explica-
tivos fundados en teorías previas.
En esta línea, Hahnemann admite la existencia de una au-
téntica correlación entre los cambios externos (síntomas) y los
cambios internos, lo cual le permite interpretar la enfermedad
en su expresión manifiesta (fenomenología). Esta concepción es
diametralmente opuesta al método de análisis de Condillac
(1714-1780) que estima que esta correlación no es fiable y que,
contrariamente a la botánica, los síntomas no presentan carac-
terísticas fijas. Bayle (1774-1816) y Laenne (1781-1826) esta-
blecieron un método de análisis de síntomas del ser vivo en
correlación con las lesiones anatómicas después de la muerte: es
el inicio del método anatomoclínico de la escuela de París de la
primera mitad del siglo XIX, método sobre el cual se funda la prác-
tica médica actual (Imbault-Huart, 1975, pp. 129 y siguientes).
Hay que señalar que el país en el que se acabaría elaborando
el método anatomoclínico fue precisamente Francia y que Ale-
mania no adoptará este movimiento hasta el año 1850. En con-
trapartida, Alemania conservará los éxitos terapéuticos empíri-
cos de la medicina de observación mientras que los anatomoclí-
nicos franceses, renunciando al pasado, se cerrarán en un recha-
zo hacia las antiguas terapéuticas. No es de extrañar que Hahne-
mann, con su propuesta de una terapéutica coherente a partir de
la observación, fuera alemán.
EL PERÍODO PREHOMEOPÁTICO (1780-1790)
LA QUÍMICA
El período 1780-1790 es el de los primeros pasos del joven
Hahnemann en la vida activa. Es un momento de construcción
de su práctica médica y de su vida familiar así como de una in-
tensa actividad de traducción y de química.
Poco después de la presentación de su tesis, se instala en
Hettstedt en Sajonia, más tarde, un año después, se traslada a
Dessau. Su interés por la química le lleva a tomar contacto con
el farmacéutico Haeseler quien había sustituido al farmacéutico
Küchler tras haber desposado a su viuda y adoptado a su única
hija, nacida en 1764 y de la cual Hahnemann se enamora casán-
dose con ella en 1782. Tendrían once hijos. Enriqueta será una
esposa fiel durante cuarenta y ocho años, hasta el momento de
su muerte en 1830 y mantendría la estabilidad del hogar a pesar
de los numerosos traslados y la falta de dinero.
En la rebotica de la farmacia de su suegro, Hahnemann rea-
lizaría sus primeras experiencias en química, siempre mante-
niendo una pequeña actividad médica. Parece ser que Hahne-
mann fue iniciado en la química por J.G. Leonhardi durante sus
estudios en Leipzig (Haas, 1956, p. 9).
Hahnemann realizó un importante trabajo de traducción de
obras químicas del francés: Demanchy, L’Art du distillateur
d’eaux fortes (1874) (El Arte de destilar aguas fuertes), L’Art du
distillateur liquorista, (1785) (El Arte de destilar licores), L’Art du
vinaigrier (1787), (El Arte del vinagrero); de la Methrie, Essai sur
l’air pur et sur les différentes espèces d’air (1791) (Ensayo sobre el
aire puro y sobre las diferentes especies de aire), traducciones que
completaba con un cierto número de anotaciones añadidas. To-
dos estos trabajos de química contribuyeron de forma impor-
tante a que Hahnemann fuera conocido en Alemania, por ejem-
plo, en 1788 cuando Leonhardi tradujo al alemán el diccionario
de Macquer, cita a Hahnemann más de setenta veces a lo largo de
la obra (Leonhardi, 1788).
Hahnemann también publicó un cierto número de artícu-
los originales de química en diversas revistas de química y far-
macia tales como Chemisten Annalen de Crell, Neues Magazin
für Aertze de Baldinger, Journal der Pharmacie für Aertze, Apo-
theker und Chemisten de Trommdorf y Allgemeine Journal der
Chemie de Sherer. La publicación de artículos fue regular y
abundante hasta 1796; éstos suscitaron intercambios por escri-
to y respuestas, en varias revistas, a las críticas que a veces pro-
vocaban sus artículos.
En cuanto a las obras médicas podemos citar: Ueber die Arse-
nikvergiftung, ihre Hülfe und gerichtliche Ausmittelung (Del enve-
nenamiento por arsénico, su tratamiento, su demostración médi-
co-legal) (1786) y Unterrichte für Wundärzte venerischen Krank-
keiten, nebst einem neuen Quecksilberpräparate (Instrucción a los
 I.2
El método hahnemaniano
D. Demarque Ciertas controversias actuales intentan desacreditar la homeopatía denegándole todo carácter cientí-
fico y considerándola como una “doctrina irracional” (cf. Médecine et Nutrition: “L’homéopathie
science éprouvée ou doctrine irrationelle [Medicina y Nutrición: La homeopatía ciencia experimental
o doctrina irracional]). La realidad es todo lo contrario. De hecho podríamos incluso reprochar a
Hahnemann un exceso de racionalismo cuando intenta crear un método susceptible de conducir a
una certeza en el Arte de curar.

A LA BÚSQUEDA DE UNA LÓGICA MÉDICA: David Hume (1711-1776) estableció que «la inducción ja-
DE LA INDUCCIÓN A LA DEDUCCIÓN más puede conducirnos a ninguna regla general puesto que no
tenemos la seguridad de haber pasado revista a todos los casos

E
n su crítica de la medicina de su tiempo y de los siglos pre-
cedentes, Hahnemann (ed. fr. 1824) vuelve constantemen-
te a los inconvenientes de los sistemas a priori sin referencia
a la experiencia:
«La medicina no debe, en ningún momento, alejarse ni un
ápice de la esfera de las experiencias y de las observaciones puras,
si quiere evitar caer en la nulidad y la charlataneria.»
Este texto figura en el prefacio de la segunda edición alema-
na del Organon aparecida en 1819. En 1810, Hahnemann había
escogido el título Organon racional del Arte de curar para expo-
ner su método. El Organon, subraya Léon Simon en sus Comen-
tarios a la quinta edición francesa (1873), «no es un tratado dog-
mático ni mucho menos una obra didáctica: es una lógica médi-
ca». En esta obra no se trata de imponer un sistema nuevo, ni de
priorizar una idea concebida a priori sino de ofrecer a los médi-
cos un instrumento, un recurso, un método para dirigirlos en el
tan difícil arte de curar.
El nombre Organon designaba los seis tratados de Aristóteles
relacionados con la lógica. Este último, creía que la inducción,
basada en la sensación, era la base de todo lo demás. La inferen-
cia inductiva es necesaria para el paso de lo singular a lo general.
Aristóteles y muchos otros después de él, el canciller Francis
Bacon, autor del Novum Organum, y Stuart Mill mostraron los
sofismas susceptibles de inducir a error al sabio más objetivo: la
observación inexacta de los hechos, su falsa interpretación, una
enumeración insuficiente, etc.
Toda referencia a este artículo debe llevar la mención: DEMARQUE D.- El
método hahnemaniano. - Homeopatía, Capítulo I.2 - Encicl. Med. Nat. - Edi-
ciones Frison - Roche. (París, Francia), 1995.
posibles para justificarla». Algunos lógicos modernos van toda-
vía más lejos; así, Karl Popper escribía, en 1772: «Por muy nu-
merosas que sean las verificaciones de un enunciado, no pueden
justificar la pretensión de que la teoría universal explicativa que
se deriva es exacta» (Popper, 1985).
Estas reflexiones no condenan el modo de razonamiento in-
ductivo sino que únicamente marcan sus límites.
Claude Bernard mostró, en 1865, la dificultad existente en
la mente de los investigadores para disociar las formas de razo-
namiento inductivo y deductivo: «En el método experimental,
la búsqueda de los hechos, es decir, la investigación, se acompa-
ña siempre de un razonamiento de manera que, en la mayoría de
los casos, el experimentador realiza una experiencia para contro-
lar o verificar el valor de una idea experimental. Así, podemos
decir, que en ese caso, la experiencia es una observación provo-
cada con un objetivo controlado» (Bernard, 1984).
EL PRINCIPIO DE SIMILITUD EN LA PRUEBA
DE LA EXPERIMENTACIÓN: LAS PATOGÉNESIS
Su conocimiento de los textos hipocráticos sobre la relación
terapéutica de similitud llevó a Hahnemann a investigar en la li-
teratura médica otras observaciones en favor de una acción cu-
rativa mediante lo semejante. Después, intentó encontrar, a tra-
vés de la experimentación consigo mismo, según el método re-
comendado por el gran fisiólogo del siglo XVIII Albrecht von
Haller, si existía un punto de unión lógico entre los efectos de
una droga en el hombre sano y su actividad sobre el enfermo.
«En 1790, escribe Hahnemann en el prefacio al tomo III de
su Tratado de Materia médica pura, hice sobre mí mismo la pri-
34 TRATADO DE HOMEOPATÍA
mera experimentación pura con la corteza de la quina (con el ob-
jetivo de constatar su capacidad de provocar una fiebre intermiten-
te); y estos primeros ensayos aportaron la aurora que ilumina ac-
tualmente con una mayor claridad la terapéutica...» (Hahne-
mann, 1821, tr. fr. 1834).
Así, en 1816, fecha de la aparición de la primera edición ale-
mana del tomo III de su Materia médica, veintiséis años después
de la primera confirmación de su “idea experimental”, Hahne-
mann habla de un pequeño resplandor al principio puesto que
siempre espera la iluminación total.
Un único experimento no es significativo. Hahnemann era
perfectamente consciente y continuó experimentando consigo
mismo durante seis años antes de publicar, en 1796, su Ensayo
sobre un nuevo principio.
Todavía esperaría nueve años antes de ofrecer, en un estudio
de unas cincuenta páginas –La Medicina de la experiencia–, pre-
cisiones técnicas sobre sus experimentos. En este prospecto ex-
pone, por primera vez, en el año 1805, una teoría explicativa, la
de la substitución mórbida. Hahnemann había comprobado
con la práctica que los medicamentos curaban las enfermedades
cuyos síntomas eran capaces de producir ellos mismos sobre el
hombre sano y emitió la hipótesis de que la enfermedad medi-
camentosa artificial substituye a la enfermedad natural.
LOS LÍMITES DE LA TEORÍA DE LA SUBSTITUCIÓN MÓRBIDA
La enfermedad artificial (medicamentosa) substituirá a la
enfermedad natural debido a su mayor intensidad y la similitud
de los síntomas. Para demostrar que los procesos naturales de cu-
ración se efectúan según esta hipótesis, Hahnemann recurre a
ejemplos clínicos utilizados por sus contemporáneos, Larry, Jen-
ner, Hunter... citándolos ampliamente y refiriéndose, como
ellos, a las entidades patológicas, a enfermedades específicas en el
sentido de la antigua medicina, la rubeola, la varicela... Así, cu-
riosamente, Hahnemann funda su teoría basándose en concep-
tos nosológicos rechazados por él (con matices referentes a en-
fermedades epidémicas contagiosas).
Ello puede explicar el interés que esta teoría despierta en al-
gunos adversarios tales como Trousseau y al mismo tiempo las
severas críticas lanzadas por numerosos discípulos. Cuando
Hahnemann, escribe Trousseau, emite el principio terapéutico
similia similibus curentur, prueba su afirmación basándola en he-
chos atribuidos a los médicos más inteligentes. De forma evi-
dente, las flegmasias locales suelen curarse con la aplicación di-
recta de irritantes que causan una inflamación análoga, inflama-
ción terapéutica que substituye a la irritación primitiva.
Lo que puede ser cierto para enfermedades locales y agentes
tópicos lo es mucho menos para afecciones generales y remedios
generales; pero Hahnemann cegado por la verdad de una idea
que había vislumbrado y formulado, exagera precipitadamente,
como todos los novatos, la importancia de su descubrimiento
(Trousseau y Pidox, 1862).
Con el nombre de “medicación substitutoria”, Trousseau in-
corporaría en su Tratado de terapéutica esta aplicación elemental
de la homeopatía.
Los primeros discípulos de Hahnemann tuvieron dificulta-
des para seguir el pensamiento de su maestro. El término substi-
tución era equivocado. La función de la fuerza vital no estaba
demasiado clara. Si la enfermedad es un desorden, “una aberra-
ción dinámica de la fuerza vital desordenada”, no se entiende co-
mo un desorden mayor podría devolver la paz, la salud. Todo
ello no encajaba con el concepto de un efecto equilibrador, re-
gulador.
Trousseau reprochaba a Hahnemann el haber generalizado.
El término “ley” puede, efectivamente, ser rechazado, la teoría de
la substitución, abandonada, pero ello no cambia en nada lo
esencial: la evidencia mediante experimentos repetidos del hecho
positivo de la similitud terapéutica. La inducción debe dejar
siempre una puerta abierta a la discusión e incluso a la negación.
Hahnemann fue el primero en dudar de la veracidad de su teoría
explicativa y a ello se refiere en todas las ediciones del Organon:
«El hecho es positivo, poco nos importa la teoría científica
de la forma en que ha tenido lugar. Concedo muy poca impor-
tancia a las explicaciones que pueden intentar ofrecerse.»
UN DATO DE LA EXPERIMENTACIÓN:
LA INFINITESIMALIDAD
La misma concepción racional, «empírica-inductiva», según
la expresión de Buschauer (1988), se encuentra en los impor-
tantes descubrimientos para el futuro de la farmacología del
efecto de las diluciones infinitesimales y la importancia de la
“succusión” o sacudida mecánica en la preparación de medica-
mentos (dinamización).
Durante sus primeros ensayos terapéuticos según la simili-
tud, Hahnemann empleaba dosis ponderables. La observación
de reacciones, a veces activas en los enfermos, seguidas de una
mejora rápida, lo llevó a utilizar dosis cada vez más bajas. Hah-
nemann empleaba el término “atenuación” para designar las di-
luciones efectuadas.
«No es, escribía, en virtud de una opinión preconcebida ni
por amor a la singularidad que me he decidido a utilizar dosis
tan bajas... He llegado a ello después de las experiencias y ob-
servaciones, a menudo repetidas, y todo me ha demostrado que
mayores cantidades de medicamento, incluso en los casos en
que son beneficiosos, actúan con mayor intensidad de la nece-
saria para obtener la curación» (Hahnemann, 1821, tr. fr. 1876,
p. 258: “China”).
Hahnemann vuelve sobre este tema en un estudio sobre el
arsénico: «En medicina sólo puede aprenderse mediante el estu-
dio y la experiencia puesto que la medicina no es otra cosa que
una ciencia de observación. Si observamos que una billonésima
parte es demasiado fuerte en determinadas circunstancias ¿por

qué no bajar hasta la cuatrillonésima o incluso más abajo?... La
naturaleza y la intensidad de acción de la dosis mínima no pue-
den ser determinadas por visiones más o menos ingeniosas de la
mente; sólo la experiencia puede decidir; la experiencia que se
basa en los hechos y contra la cual no existen argumen-
tos»(Hahnemann, 1821, tr. fr. 1876, p. 388: Arsenicum album
párrafos subrayados por el autor).
EXPERIMENTAR PARA COMPRENDER
Toda su vida, Hahnemann continuó experimentando y dan-
do consejos a los discípulos que le siguieron en su camino, va-
riando las condiciones de experimentación, tanteando, retroce-
diendo a veces respecto a un ensayo precedente... Estas dudas y
contradicciones demuestran su preocupación por las verificacio-
nes y el rigor científico. Existen diferencias notables entre las di-
versas ediciones del Organon y la lectura de otros escritos, espe-
cialmente de la correspondencia, permite entender mejor los
matices de su pensamiento y sus dudas.
Hahnemann vio la necesidad de construir la ciencia de los
medicamentos sobre las bases de la realidad clínica de carácter
sintético. El estudio de una enfermedad en la universalidad de
los síntomas es la base a la vez lógica y experimental de la pato-
logía hahnemaniana.
En consecuencia, el medicamento también debe ser plan-
teado de una manera sintética. Es necesario conocer a través de
la experiencia sobre el hombre sano la universalidad de los sín-
tomas específicos provocados por su acción sobre el cuerpo. Y
en el hombre y no en el animal puesto que no es lícito extra-
polar, en el plano de la universalidad de los síntomas, del ani-
mal al hombre.
Correlativamente a estas investigaciones patogenéticas,
Hahnemann observó en los enfermos los resultados de la apli-
cación terapéutica de la regla de similitud. Tras veinte años de
práctica, reconoció que la eficacia en las enfermedades agudas
contrastaba con la frecuencia de fracasos en las enfermedades
crónicas lo cual le supuso, por otra parte, una inmensa decep-
ción. Razonando como patólogo, intentó profundizar en las
causas de esas enfermedades, buscando la solución, medio siglo
antes de los trabajos de Pasteur, en una causalidad infecciosa,
microbiana, “miasmática”, dicho en el lenguaje de su época. No
obstante, también puso en entredicho las bases de su propia
doctrina, planteando el ejemplo a sus alumnos de una autocrí-
tica constructiva. De esta forma, resituó la homeopatía tras la
estela de la medicina clásica.
En cualquier caso, no existe contradicción entre el método
experimental de Hahnemann y el de Claude Bernard sobre el
modo de razonamiento mismo, incluso aunque existan diferen-
cias esenciales sobre el objeto de sus investigaciones y sobre los
hechos que ambos se esfuerzan en demostrar.
Como médico, Samuel Hahnemann centró todo su méto-
do sobre las relaciones entre el paciente considerado como uni-
HISTORIA 35
dad y en su individualidad, la enfermedad como su especifici-
dad relativa respecto a la reacción individual del enfermo y el
medicamento con sus cualidades específicas. Su razonamiento
es, por lo tanto, sintético.
Como fisiólogo, Claude Bernard limitó sus observaciones y
experimentos de laboratorio con animales al estudio analítico de
las causas eficientes de fenómenos fisiológicos y fisiopatológicos.
El arte médico, situado en la confluencia de todas las cien-
cias biológicas, no debe rechazar ningún descubrimiento suscep-
tible de ayudar a la consecución de sus objetivos: la prevención
de las enfermedades y la curación de los enfermos.
LA RELATIVIDAD HISTÓRICA DE LAS INTERPRETACIONES
Y LA TENTACIÓN DEL DOGMATISMO
Hahnemann desarrolló una inmensa obra y proporcionó las
bases experimentales, empírico-inductivas, de una Materia mé-
dica racional susceptible de progresar sin cese mediante un vai-
vén constante entre los estudios patogenéticos y la observación
de los enfermos. Indicó las reglas de aplicación y vio la necesidad
del uso de dosis bajas e incluso muy bajas para no perjudicar a
los enfermos. Comprendió la importancia de las predisposicio-
nes individuales y la influencia del terreno respecto a los facto-
res infecciosos... Hubiera podido, según su método, permanecer
en el plano de la observación y de la experiencia –como creador
de una nueva ciencia– y dejar que tomara libremente su camino.
En la medicina de los siglos anteriores y en la de su propia
época, Hahnemann veía «un teatro de hipótesis barrocas y a me-
nudo contradictorias, de explicaciones, de demostraciones, de
conjeturas, de dogmas y de sistemas» y como espíritu positivo
que era, desconfió de las especulaciones metafísicas en medicina.
No obstante, la lectura de las últimas ediciones del Organon,
convertida en una «exposición de la doctrina médica homeopá-
tica», da la impresión de una obra dogmática.
En la quinta edición, que redactó a la edad de 78 años, en
1833, Hahnemann desarrolla una teoría sobre el «dinamismo vi-
tal» dándole una importancia primordial y el cariz de una doc-
trina espiritualista inmutable. El propio medicamento se con-
vierte en su aplicación homeopática en una energía inmaterial
capaz de influir directamente sobre la energía inmaterial que
anima la parte material del cuerpo humano.
En nombre de esta teoría, calificada de “hahnemaniana” de
“homeopatía pura”, ciertos epígonos de Hahnemann se desvia-
ron hacia el iluminismo. Siguiendo las palabras al pie de la letra
se olvidaron de lo esencial: el método experimental.
LA CIENCIA NO SE DETIENE
De hecho, la concepción racional de Hahnemann está diri-
gida a los espíritus abiertos al progreso de las ciencias funda-
mentales de la medicina y se inclina a una crítica constructiva.
36 TRATADO DE HOMEOPATÍA
«Se sabe que en todos los tiempos, las concepciones teóricas,
hipotéticas han sido tomadas como convicciones en medici-
na. No se ha interrogado a la experiencia, el único método
que puede arrojar luz sobre una ciencia experimental como
la medicina, porque era más cómodo contentarse con afir-
maciones. Es por esta razón que hemos honrado las decisio-
nes más atrevidas y las teorías y las hipótesis menos sólidas en
lugar de la verdad basada en los hechos» (Hahnemann,
1821, tr. fr. 1834, p. 228: Aurum metal; tra. fr. 1876, p. 145:
Aurum foliatum).
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tière médicale ou de l’action pure des médicaments homoeopathiques (Tra-
tado de materia médica o de la acción pura de los medicamentos homeopá-
ticos). Con tablas proporcionales de la influencia que diversas circunstan-
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las 2ª y 3ª ediciones alemanas). Baillière. París.
HAHNEMANN S (1821 tr fr 1876) Reine Arzeneimittellehre. Traité de Ma-
tière medicale homéopathique comprenant les pathogénésis du Traité de
Hahnemann creó una nueva ciencia experimental o dicho
de forma más precisa, una medicina de la experiencia. Era lógi-
co que intentara, durante toda su vida, explicar, “logificar” sobre
resultados experimentales y hechos clínicos, la necesidad de que
la propia naturaleza de la ciencia permanezca sometida a la críti-
ca científica y a la evolución del saber. Los discípulos fieles al es-
píritu de su método deben ser capaces de proponer, a través de
los progresos de la ciencia, adaptaciones y nuevas formulaciones
de los aspectos teóricos en perpetua evolución, basándose siem-
pre en hechos experimentales indiscutibles.
Matière médicale pure et du Traité des Maladies chroniques (Tratado de
Materia médica homeopática incluidas las patogénesis del Tratado de mate-
ria médica pura y del Tratado de las Enfermedades crónicas) (tr fr Simon L
a partir de las últimas ediciones alemanas) Bailliére. París.
HAHNEMANN S (1824). Prefacio de la 2ª edición del Organón del arte de cu-
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