CAPÍTULO II – PRINCIPIOS FUNDADORES
DE LA HOMEOPATÍA ACTUAL
II.1
M. Guermonprez Principio de similitud y
concepto de patogénesis
PRESENTACIÓN
E
ste artículo aborda el más importante principio fundador
de la homeopatía. A continuación veremos que el principio
de similitud enunciado por Hahnemann comporta una his-
toria y unas formulaciones sucesivas.
En cuanto a las patogénesis, representan en primer lugar la
relación más fidedigna posible del efecto que ejercen las sustan-
cias sobre el hombre sano y a continuación el fundamento de la
trayectoria hahnemaniana hacia la individualización del medi-
camento. La naturaleza y el origen de los medicamentos así co-
mo su denominación latina también serán citados. Efectuados
en un principio sobre individuos voluntarios con una posología
moderada fueron probados a continuación a dosis homeopáticas
dando lugar a la aparición, en todos los individuos sujetos a
prueba, de todos los síntomas padecidos en el transcurso de la
experimentación, acompañándolos del mayor número posible
de precisiones.
Los síntomas son de naturaleza física o mental, de hecho, la
homeopatía fue la primera medicina de carácter psicosomático.
No obstante, la pura experimentación sobre individuos sanos
no permite poner en evidencia los síntomas tóxicos graves de for-
ma que las patogénesis son completadas con la toxicología clásica
de sustancias y por elementos de su conocimiento empírico.
Toda referencia a este artículo debe llevar la mención: GUERMONPREZ M.-
Principio de similitud y concepto de patogénesis. Introducción a la Materia
médica - Homeopatía, Cap. II.1. Enciclopedia Medicinas Naturales - Ediciones
Frison-Roche. (París-Francia), 1995.
Al estadio de la experimentación le sucede el de la confirma-
ción mediante utilización terapéutica, la cual orienta las indica-
ciones precisas, la forma en que actúan, los ritmos e incluso la ti-
pología de los individuos “sensibles”.
Una patogénesis homeopática, a partir de una experimenta-
ción humana rigurosa, es por lo tanto el producto de una com-
pleja maduración. La homeopatía añade un conjunto de con-
ceptos teóricos: diátesis, temperamentos, constituciones.
Se propone también un protocolo a doble ciego de un ensa-
yo patogenético según los criterios actuales.
Al final del artículo figura una lista de Materias médicas o
colecciones de patogénesis necesarios para la práctica de la ho-
meopatía.
PRINCIPIO DE SIMILITUD
La homeopatía consiste en la aplicación terapéutica del prin-
cipio de similitud mediante dosis muy pequeñas de sustancias es-
pecialmente preparadas.
El principio de similitud fue enunciado por Hahnemann
por primera vez en 1796 en Ensayo sobre un nuevo principio para
verificar el poder sanador de las drogas. Posteriormente ha conoci-
do numerosas formulaciones de las cuales la más simple se trans-
cribe a continuación:
«Toda sustancia capaz de inducir a dosis ponderable en un
individuo sano una serie de síntomas patológicos es suscep-
tible, a dosis muy bajas y especialmente preparada, de hacer
desaparecer los síntomas parecidos en el enfermo que los
presente.»
50 TRATADO DE HOMEOPATÍA
La formulación lapidaria de este principio en latín es debida
también a Hahnemann: Similia Similibus Curantur.1
Esta formulación, fundadora de la homeopatía, necesita una
serie de explicaciones, de comentarios y de críticas. Hahnemann
tuvo la idea al experimentar sobre sí mismo los efectos de la qui-
nina (1790), tras lo cual padeció un estado febril y otros sínto-
mas que recordaban al paludismo, para el cual es remedio la qui-
nina, y muy parecidos a los de una enfermedad que padeció él
mismo algunos años atrás. Hahnemann esperaría todavía seis
años antes de generalizar su descubrimiento a partir de su expe-
riencia personal con la quinina. La historia del principio de si-
militud es, verdaderamente, algo desgraciada puesto que, por
una parte, la quinina sólo excepcionalmente, produce fiebre en
administración ponderal y, por otra, Hahnemann se reconocía
como un individuo experimental previamente preparado por
una afección anterior. En efecto, Hahnemann había vivido en
Transilvania, aquejada de paludismo en aquella época (Thouret,
1934; Demarque, 1968), de manera que, desde un principio, la
homeopatía fue objeto de controversias y polémicas al respecto.
La progresión hacia la formulación general puede ser deter-
minada a través de una sucesión de enunciados hahnemanianos
que conducen a ella:
– «La quina, que destruye la fiebre, provoca en el individuo sa-
no la aparición de una fiebre parecida» (1790).
– «Las sustancias que producen diversos tipos de fiebre (café
fuerte, pimienta, árnica, haba de San Ignacio, arsénico) con-
traatacan los tipos de fiebre intermitente» (1790).
– «El mayor número de medicamentos produce un doble efec-
to; un efecto directo y un efecto secundario opuesto al pri-
mero [...]. Para sanar radicalmente determinadas afecciones
crónicas se deben buscar los remedios que provocan ordina-
riamente en el organismo una enfermedad análoga» (1796)
(in Thouret, 1934, pp. 70-71).
Y todavía más:
– «Para descubrir las verdaderas propiedades medicinales de
una sustancia en las enfermedades crónicas, se debe centrar
la atención en la enfermedad artificial particular que el mis-
mo medicamento provoca ordinariamente en el organismo a
fin de adaptarla a un estado patológico muy parecido que es
importante separar» (Saly, 1987).
Así pues, el enunciado del principio se acompaña del méto-
do siguiente: la experimentación humana que permite la aplica-
ción terapéutica.
Afortunadamente para la confirmación de la homeopatía, la
primera experiencia con la quina fue seguida de otras tantas re-
alizadas por Hahnemann y sus alumnos con numerosas sustan-
cias; constituyeron las primeras patogénesis o experimentaciones
1
Hahnemann también escribió esta fórmula en condicional: curentur.
en el hombre cuyo conjunto constituye la Materia médica ho-
meopática.
Tras este breve resumen sobre las fuentes de la homeopatía,
por otra parte ampliamente desarrolladas en esta obra, examina-
remos con detalle el enunciado del principio de similitud,
Señalemos, en primer lugar, que el principio de similitud
suele denominarse también “ley de similitud”. No obstante, una
ley no incluye ninguna excepción –al menos muy pocas en la
ciencia física y mucho menos en la fisiología– puesto que rige fe-
nómenos absolutamente generales que no exigen ningún tipo de
verificación posterior. El principio de similitud no responde a es-
ta definición puesto que, por muy general que sea, exige una ex-
perimentación de todas las sustancias, algunas de las cuales se re-
velan inactivas a cualquier dosis. Demarque prefiere la denomi-
nación “ley de analogía” pero parece ser que Hahnemann no es-
tableció una diferencia clara entre los dos términos cuya distin-
ción podría parecer aparente.
El principio de similitud enuncia que, en un individuo enfer-
mo, las sustancias ejercen a dosis homeopáticas un efecto inverso
al de su acción tóxica o fisiopatológica. Por ejemplo, el café que a
dosis fuertes produce taquicardias, insomnio y afluencia de pen-
samientos, restablece, a dosis homeopáticas, un ritmo cardíaco
normal, el sueño y calma la hiperideación, sobre todo si los tres
síntomas se encuentran asociados. Un efecto semejante puede ser
concebido si se trata, bien de una intoxicación cafeínica –regla de
identidad– bien sobre todo de un estado parecido al cafeísmo no
inducido por el café –principio de similitud.
El sulfato de sodio es purgante a dosis altas (30 g) pero pro-
duce estreñimiento o como mínimo detiene una diarrea leve a
dosis bajas (0,50 a 1 g). Estos efectos inversos a dosis clásicas de-
penden de un factor importante, el de la sensibilidad individual,
lo cual recuerda el concepto homeopático de “tipo sensible” ya
citado. La homeopatía utiliza el inverso del efecto diarreico del
sulfato de sodio: Natrum sulfuricum 15 CH detiene una diarrea
matinal acuosa sobre todo si sobreviene después del desayuno.
Se dice que el efecto primario de Natrum sulfuricum es la diarrea
y el efecto secundario, un estreñimiento, pero Natrum sulfuri-
cum 15 CH y 30 CH –en el campo específicamente homeopá-
tico– actúa también sobre trastornos mentales y funcionales co-
mo consecuencia de un traumatismo craneal, lo cual carece to-
talmente de relación con los efectos a dosis ponderables. Se tra-
ta de propiedades nuevas con lo cual podemos concluir que la
experimentación humana de la mayoría de las sustancias pone
en evidencia su efecto primario por impregnación masiva e in-
toxicación y su efecto secundario normalmente inverso al prece-
dente y en relación con la exigüidad de la dosis o la preparación
anterior del individuo con el que se realiza la experiencia; ade-
más, favorece la aparición de propiedades nuevas desconocidas
para la farmacodinámica clásica.
Para observar todos los efectos de una sustancia, es necesario:
– que sea fisiológicamente activa o tóxica a posología normal
moderada: Aconitum, Belladona, Arsenicum album; en caso

de que falten no aparecen efectos primarios: Calcarea carbo-
nica, Silicea...;
– que a dosis ínfimas y tras preparación homeopática provo-
que la aparición de efectos inesperados sin relación de evi-
dencia con la toxicidad; no obstante, ello supone bien una
preparación del individuo –pero la homeopatía lo prohíbe–
bien una “sensibilidad” o idiosincrasia particular; el alcance
general del principio de similitud se encuentra singularmen-
te restringido lo cual permite comprender que tampoco sea
posible reducir la actividad del medicamento homeopático a
una “inversión del efecto” cualquiera.
El efecto difásico de las sustancias había sido erigido en ley
por dos profesores alemanes, Schultz y Arndt, hacia el año 1820,
mediante la generalización de una experiencia con levaduras:
«Las pequeñas excitaciones provocan la actividad vital; las exci-
taciones medias la aumentan; las excitaciones fuertes la contie-
nen; las excitaciones exageradas la abolen». Esta dualidad de ac-
ción también había sido afirmada por Claude Bernard: «Toda
sustancia que a pequeñas dosis excita las propiedades o las fun-
ciones de un elemento anatómico las atenúa a dosis altas» (in
Demarque, 1968, pp. 30-31). Actualmente, ya no se recurre a la
“ley de Arndt-Schultz” para explicar la homeopatía.
DE LAS SUSTANCIAS A LOS
MEDICAMENTOS HOMEOPÁTICOS
DESARROLLO DEL ANÁLISIS DEL PRINCIPIO DE SIMILITUD
En homeopatía se utiliza un gran número de sustancias, de
hecho, en la farmacopea francesa se recogen más de cuatro mil
pertenecientes tanto al reino mineral como al vegetal y al ani-
mal, incluyendo productos naturales y patológicos, surgidos en
ocasiones de la propia enfermedad, así como moléculas de sínte-
sis de origen más reciente. Los medicamentos “tradicionales”,
antiguos y demostrados, constituyen la base de la farmacopea
homeopática y figuran en los códices de la época hahnemaniana
de donde han sido extraídos. La homeopatía experimenta y uti-
liza productos más recientes como el Fenobarbital, Folliculinum,
Chlorpromazine, Thymulinum, Cardiazol, Naloxone... Las apor-
taciones recientes siguen siendo, sin embargo, de utilización li-
mitada, de hecho, la confianza de los profesionales se centra ma-
yormente en las sustancias cuyas patogénesis iniciales han sufri-
do la larga y progresiva prueba del tiempo y el modelado preci-
so de doscientos años de experiencia terapéutica.
Desde Hahnemann y según el uso de su época, los medica-
mentos homeopáticos son designados en latín, particularidad
que los distingue de la sustancia de origen: Sulfur no se dice “de
azufre”, ni Natrum muriaticum de la “sal marina”. Esta costum-
PRINCIPIOS FUNDADORES DE LA HOMEOPATÍA ACTUAL 51
bre, que podría calificarse de arcaica o de tradicionalista, posee la
ventaja de la universalidad. Mucho más desconcertante es la cos-
tumbre de denominar la enfermedad con el nombre del medica-
mento que le corresponde. Así, diremos de un lactante que “es”
Silicea, de una joven que “es” Pulsatilla y de un anciano, Baryta.
Este tipo de lenguaje, por insólito que parezca a primera vista,
traduce implícitamente un concepto importante de la homeo-
patía: la individualidad-globalidad.
El medicamento indicado especialmente para un conjunto
morfológico, comportamental y patológico corresponde a la per-
sona enferma al completo. Sólo por el nombre del remedio, la
homeopatía comprende e incluso visualiza al paciente en su glo-
balidad del momento. De esta forma, se expresa que el enfermo
en su totalidad es parecido al medicamento que le es apropiado.
Veamos a continuación algunos ejemplos de sustancias utili-
zadas en homeopatía.
PRODUCTOS MINERALES Y SUSTANCIAS QUÍMICAS
Sulfur, el azufre, Calcarea carbonica, Natrum sulfuricum, Sili-
cea, Aurum, Zincum, Plumbum, Arsenicum album, Arsenicum io-
datum, Antimonium crudum, Antimonium tartaricum, Antimo-
nium arsenicosum, Antimonium sulfuratum aureum...
Se trata en general de productos naturales, no sintéticos. Así,
Natrum muriaticum tiene su origen en la sal marina y no en el
cloruro de sodio puro, lo cual no es indiferente puesto que con-
tiene pequeñas cantidades de cloruros de potasio y de magnesio
con trazas de calcio, aluminio y otros metales. Calcarea carbonica
es un extracto de cal procedente de la concha de la ostra, contie-
ne pequeñas cantidades de cloruros, fosfatos y magnesio. Estos
productos impuros son acordes a los que fueron utilizados en ex-
perimentación humana en el transcurso de la patogénesis inicial.
Algunas sustancias químicas poseen un origen complejo,
procedentes de manipulaciones de tipo espagírico, pero su im-
portante patogénesis los hace irremplazables. Por ejemplo, Caus-
ticum, destilado de una mezcla de cal y de sulfato monopotásico,
o Hepar sulfuris calcareum, obtenido mediante el calentamiento
al rojo de una mezcla a partes iguales de azufre sublimado lava-
do y concha de ostra.
Si bien la homeopatía ha conservado las preparaciones anti-
guas, también ha asimilado metales pesados y tierras raras de
descubrimiento más reciente: paladio, osmio, radio...
PRODUCTOS VEGETALES Y
SUSTANCIAS ACTIVAS EXTRAÍDAS
El tesoro empírico de las plantas medicinales se encuentra de
nuevo en la homeopatía y ninguna planta conocida, indígena o
exótica, escapa a los procesos de experimentación. Se utiliza la
planta entera o bien las partes ricas en componentes activos; el
52 TRATADO DE HOMEOPATÍA
origen, la cultura y la recolección de la planta es un proceso que
se realiza bajo control. Entre las innumerables especies de plan-
tas utilizadas podemos citar: Belladona, Pultasilla, Thuya, Arni-
ca, Nux vomica y también Ginseng, Ginko biloba, Anacardium
orientale... Otras plantas recién descubiertas por la fototerapia
han sido integradas en el uso de la homeopatía: Vinca minor,
Rauwolfia serpentina, Harpagophytum... Desgraciadamente otros
medicamentos de probada eficacia desaparecen debido a una le-
gislación que parece ignorar que el uso de la homeopatía se li-
mita a dosis no tóxicas: Cannabis indica.
PRODUCTOS ANIMALES
Se utilizan los animales enteros como en el caso de Apis, los
venenos, como en Lachesis Naja, secreciones, excreciones y con-
creciones como en Amba grisea, Sepia y también los órganos, so-
bre todo las glándulas endocrinas: Folliculinum, Thyroidea; ob-
tenemos remedios a partir de productos animales modificados
convertidos en patológicos como Pyrogenium (autolisado de car-
ne de cerdo, de buey y de placenta humana), Anthracinum (lisa-
do de hígado de conejo carbuncoso), Oscillococcinum (autolisado
de hígado y corazón de pato de Berberia).
PRODUCTOS PATOLÓGICOS HUMANOS Y MICROBIANOS
A los productos patológicos humanos y microbianos se les
denominaba nosodes, ahora se conocen con el nombre de biote-
rápicos. Entre ellos encontramos el Psorium, serosidad de lesio-
nes de la sarna; Medorrhinum, secreción uretral blenorrágica;
Luesinum, serosidad treponémica del chancro primitivo sifilíti-
co; Bacillinum, no disponible, constituido por paredes, pus y ba-
cilos de las cavernas tuberculosas y sustituido por Tuberculinum,
tuberculina bruta de origen humano y bovino. Podemos consta-
tar que, en la medida de lo posible, la homeopatía prefiere el
producto patológico complejo al cultivo puro, de la misma ma-
nera que opta por la concha de ostra frente al carbonato de cal-
cio puro. No obstante, también se utilizan cultivos microbianos
como Staphylococcinum, Streptococcinum e Influenzinum, así co-
mo vacunas y sueros tales como suero anticolibacilar, suero de
Yersin, DTTAB, VAB (BCG).
MEDICAMENTOS CLÁSICOS UTILIZADOS EN FUNCIÓN
DE SUS EFECTOS TÓXICOS O SECUNDARIOS
La lista de estos medicamentos se incrementa día a día dado
el progreso alcanzado por la farmacia. El uso de estos nuevos me-
dicamentos se limita a los casos de patogenia y es administrado
en la correcta forma y desde la perspectiva de la experiencia. La
mayor lista publicada se encuentra en el Diccionario de Materia
médica homeopática de Julian (1981) donde el autor cita un to-
tal de ciento treinta.
El propio autor del presente capítulo ha dirigido la experi-
mentación humana de Penicillium, Naloxone, Serotonina y esbo-
zado la de “Isoprinosine”, una especialidad compleja presentada
como inmunomodulador.
La homeopatía se enriquece con los nuevos medicamentos
pero sus fuentes esenciales y sus valores más seguros son mucho
más antiguos.
PRODUCTOS PROCEDENTES DEL PROPIO ENFERMO
Extraídos del paciente y preparados homeopáticamente, los
productos procedentes del propio enfermo constituyen lo que
conocemos como isoterapia. Para ello se utilizan la sangre, la ori-
na, todas las secreciones, excreciones, supuraciones, escamas, lá-
grimas, productos de biopsia profunda... la lista es ilimitada. No
obstante, estos productos sólo pueden ser utilizados en el propio
enfermo donante, a dosis no tóxicas ni susceptibles de provocar
un alergia y durante un tiempo de conservación limitado. Los
alergénicos parecidos a los de la desensibilización específica clá-
sica, constituyen otra variedad de isoterapia. No obstante, la iso-
terapia no fue aprobada por Hahnemann puesto que este méto-
do utilizaba el principio de lo idéntico no de lo similar. En cual-
quier caso la isoterapia ha demostrado su efectividad y es am-
pliamente utilizada, casi siempre como complemento de un tra-
tamiento homeopático habitual.
De hecho, la variedad del material a la disposición del ho-
meópata es más aparente que real puesto que los medicamentos
importantes no son más de quinientos de los cuales a penas se-
senta pueden ser considerados principales.
PATOGÉNESIS
Se denomina “patogénesis” el informe de la experimentación
de una sustancia, en principio a dosis ponderable, en un indivi-
duo sano (cf. supra, página 50). Este informe constituye el con-
junto de indicaciones homeopáticas de la sustancia, pero esta de-
finición exige una serie de comentarios y críticas.
EXPERIMENTACIÓN A DOSIS PONDERABLE
Las primeras patogénesis y la mayoría de las patogénesis an-
tiguas han sido efectuadas a dosis ponderable no tóxica. Por
ejemplo, Hahnemann, en su primera experiencia con la quina,
absorbió entre 30 y 100 g, cantidad que consiguió ponerle en-
fermo. La dosis útil para efectuar una patogénesis es fácil de de-
terminar para el café, se convierte en algo más delicado en el ca-
so de la ipeca o el azufre, pero ¿qué podemos hacer respecto a la
intoxicación mercurial voluntaria o al consumo de arsénico? Ac-

tualmente, la mayoría de las patogénesis a dosis ponderal serían
legal y éticamente imposibles así es que éstas son efectuadas me-
diante diluciones homeopáticas elevadas, técnica que, por otra
parte, ya fue utilizada por Hahnemann. No obstante, este pro-
ceso implica que un medicamento homeopático absorbido coti-
dianamente crea síntomas patogenéticos, algo que no se produ-
ce más que en determinados individuos en experimentación que
llamamos “individuos sensibles”. Un individuo sensible es, por
lo tanto, alguien que responde bien a las dosis homeopáticas de
una sustancia. Pero, ¿por qué un individuo responde bien?
¿Depende de las enfermedades anteriores, de predisposiciones
hereditarias, de una idiosincrasia para la sustancia, de un cierto
biotipo que encontraremos más tarde en los enfermos...? La ex-
perimentación humana a dosis homeopática y el concepto de
“tipo sensible” introducen dificultades en la comprensión del
principio de similitud. La definición de los tipos sensibles sigue
siendo una zona oscura de la homeopatía.
En resumen, la homeopatía está basada en la experimenta-
ción humana, históricamente a dosis ponderable y actualmente
a dosis infinitesimales repetidas en individuos calificados a pos-
teriori como sensibles.
ENSAYOS SOBRE INDIVIDUOS SANOS
Una patogénesis requiere individuos sanos a fin de que no ex-
terioricen una combinación de sus propios síntomas y los efectos
de la sustancia objeto de experimentación. Pero ¿qué es un indivi-
duo sano a finales del siglo XVIII y a principios del siglo XIX? No se
utilizaba el termómetro, se probaba y se miraba la orina, no se
auscultaba (Laennec, 1818) y los microbios seguían siendo desco-
nocidos (Pasteur, 1862). Estamos en disposición de poner en du-
da la integridad de la salud de los primeros experimentadores de
las grandes patogénesis homeopáticas. Actualmente no podemos
mostrarnos demasiado exigentes bajo pena de eliminar un núme-
ro demasiado grande de individuos experimentales que se con-
tentaron con una buena salud clínica y unas constantes biológicas
usuales normales. No obstante, el hombre moderno está poliva-
cunado, normalmente fuma o consume bebidas alcohólicas, uti-
liza medicamentos muy variados, las mujeres jóvenes toman anti-
conceptivos, sin contar la contaminación colectiva y las alteracio-
nes en la alimentación. En resumen, no demasiado diferentes que
los antiguos de las primeras experimentaciones, el hombre actual
tampoco representa un individuo experimental ideal.
La patogénesis recoge todos los síntomas aparecidos durante
la experiencia, que son esencialmente de dos órdenes.
Síntomas
Subjetivos u objetivos, normalmente poco aparentes, están
repletos de cualificaciones circunstanciales precisas denominadas
“modalidades” que se definen como las condiciones de aparición,
de mejora o agravación, lateralidad, ritmo e incluso el tipo de do-
PRINCIPIOS FUNDADORES DE LA HOMEOPATÍA ACTUAL 53
lor – punzante, ardiente, desgarrador, de presión... Así un dolor
punzante que se alivia cuando el paciente se encuentra acostado
sobre la región dolorosa corresponde a Byronia, un edema rosado
que se alivia mediante aplicaciones frías y se acompaña de dolo-
res punzantes y ardientes corresponde a Apis. La pesadez de los
miembros inferiores que mejora al caminar lentamente es un sig-
no de Pulsatilla, una pesadez pélvica que mejora bailando o co-
rriendo es un signo de Sepia, una lumbalgia que se agrava estan-
do de pie corresponde a Sulfur o a Sepia, las visiones desagrada-
bles corresponden a Natrum muriaticum y una sensación de frío
húmedo en la parte baja a Calcarea carbonica. En todos los casos,
el síntoma se describe acompañado de modalidades que lo preci-
san y sin las cuales no tendrían ningún significado como medi-
camento homeopático. A fin de alcanzar los niveles de precisión
deseados, Hahnemann utilizó para sus primeros experimentos
patogenéticos, además de a sí mismo, a sus propios alumnos; ac-
tualmente, se sigue su ejemplo y son los propios médicos home-
ópatas o estudiantes bien informados los que experimentan con
los medicamentos. La necesidad de precisión subjetiva excluye,
evidentemente, de los recursos de investigación patogenética de
la homeopatía la experimentación con animales.
Contexto comportamental o psíquico
Indispensables para el informe de una patogénesis completa,
los signos de comportamiento o psíquicos son considerados por
algunos homeópatas como los signos principales y por todos co-
mo muy importantes. Estos signos deben ser anotados con tanta
precisión como los signos físicos, como por ejemplo: una crisis
aguda de angustia, un sentimiento de tristeza intenso que no se
desea expresar, ataques de ansiedad a la 1 de la madrugada, sensa-
ción de vibraciones internas.... Cada patogénesis homeopática in-
cluye un gran número de signos psíquicos o de comportamiento.
Se puede establecer una comparación entre los gustos y las aver-
siones, los deseos y los rechazos, en resumen, el comportamiento
alimentario, a menudo mucho más importante que los propios
excesos o intolerancias. Así, algunas personas se sienten atraídas
por la sal o por el azúcar, prefieren beber frío o beber caliente o no
tienen nunca sed, buscan los condimentos y los alimentos avina-
grados, evitan la carne, comen la fruta verde, se sienten atraídas
por el alcohol o no consumen más que alimentos crudos.
La homeopatía fue de alguna manera psicosomática antes de
que esta palabra fuera inventada, pero considerando por igual
los signos de los dos tipos y sin someter la signos de expresión so-
mática al psiquismo.
ENUMERACIÓN Y CLASIFICACIÓN
DE LOS SÍNTOMAS PATOLÓGICOS
Todos los síntomas deben ser anotados por orden de apari-
ción, sin llevar a cabo ningún tipo de clasificación, y ninguno de