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EL DUELO EN LA INFANCIA:

UNA POSIBILIDAD DE ACERCARSE A LA VIDA

Por: Tany Giselle Fernández Guayana1

Es un error como adultos, considerar que los niños, por estar en su mundo infantil,
no han de comprender lo que significa una pérdida y peor aún, que no les afecta.
Los niños viven la muerte de algún ser querido de una manera más viva que
nosotros, sólo que se caracteriza por ser distinta. Por ello, se hace necesario que,
como sus familiares y agentes educativos, evitemos excluirlos a fin de que puedan
manifestar sus sentimientos, dudas y temores. De esta manera, conseguiremos
llevar el duelo de manera próspera y responsable.

Cuando una familia experimenta una pérdida, surgen cambios en las dinámicas: hay
que tomar decisiones, enfrentarse a otras rutinas y vivir el dolor. Cada uno de los
integrantes lo siente de manera distinta, hasta los más pequeños (Sierra y Rendón,
2009). Lamentablemente, son varios los mitos los que limitan hacer empatía con lo
que sucede en el mundo interior de un niño al momento de enfretarse a la muerte
de un ser querido (Artaraz, Sierra, González & otros, 2017): “los niños no se dan
cuenta de lo que sucede tras una pérdida”, “los niños no elaboran el duelo”,
“Debemos protegerlos, por lo que es mejor disimular y no mostrar nuestro dolor”,
“En la infancia no se comprenden los rituales y además les pueden traumatizar”.
Proteger del dolor a los niños, excluyéndolos de la información, podría ser perjudicial
para su desempeño ante las vicisitudes a las cuales se verán enfrentados a lo largo
de la vida.

Ahora bien, recordemos que los niños, según su etapa de desarrollo, experimentan
de forma distinta una pérdida. Como a los más pequeños se les dificulta expresar lo
que están pensando y sintiendo, lamentablemente no logramos comprenderlos,
haciendo como si a ellos no les afectara. La realidad es que, de alguna manera,
ante la muerte de alguien cercano, ellos expresan la tristeza, el miedo a que otros
seres queridos mueran, el temor a quedarse solos, sueñan sobre la muerte y se
tornan irritables o del mal humor (Sierra & Rendón, 2009).

Para cada niño, la manifestación es distinta, por consiguiente, se esboza de manera


general, algunas características del pensamiento y las reacciones ante el duelo,
según las etapas del ciclo vital de la infancia (Sierra & Rendón, 2009; Artaraz, Sierra,
González & otros, 2017):

1
Candidata a Magíster en Educación y Desarrollo Humano. Especialista en Desarrollo Personal y Familiar.
Licenciada en Pedagogía Infantil. Bogotá, Colombia. CORREO ELECTRÓNICO:
tany.fernandezg@gmail.com CVLAC: Tany Giselle Fernández Guayana ORCID: https://orcid.org/0000-
0002-4726-5028 WEB: www.cuandolavida.com
DESDE EL NACIMIENTO HASTA LOS 5 AÑOS
Características del pensamiento
Creen que la vida es permanente
Se cree que el cuerpo de la persona fallecida funciona: que puede oír, hablar, sentir.
Creen que la muerte fue a causa de sus pensamientos (por alguna pelea que
tuvieron antes). Dada su imaginación se sienten entonces culpables
Creen que el ser querido volverá a la vida
La muerte se relaciona con la vejez o enfermedad

Reacciones ante la pérdida


Se presenta una ansiedad ante la separación
Los más grandes creen que la muerte es un sueño, un viaje
Presentan rabietas
Buscan constantemente de la figura de su cuidador predilecto
Presentan irratibilidad y mal humor

DESDE LOS 6 AÑOS HASTA LOS 10 AÑOS


Características del pensamiento
Se cuestionan si la muerte es posible para ellos y para sus demás seres queridos
Saben que el cuerpo deja de funcionar
Saben que sus pensamientos no son causantes de la muerte o el regreso de alguien

Reacciones ante la pérdida


Se presentan comportamientos de negación: son agresivos, se muestran muy
contentos o con mas ánimo para jugar.
Se le atribuye al ser querido el mantenimiento de una relación imaginaria
Expresan su tristeza de forma verbal
Les da miedo a que otros seres queridos mueran
Les da miedo quedarse solos
Les da miedo morir
Sueñan sobre la muerte
Somarizan
Presentan mal humor

Teniendo en cuenta lo anterior, se hace indispensable que las familias y agentes


educativos acojamos a los más pequeños cuando se vive la pérdida de un ser
querido. ¿Cómo hacerlo?, La psicóloga Maribel Cristina Rendón (2009) y la Guia
sobre el duelo y la infancia y adolsecencia del CMB (2017) nos ofrece las siguientes
pautas:

QUIEN: Que sea sensible y afectuoso con el niño, y que logre con paciencia,
responderle todas sus dudas.

CUANDO: Lo más pronto posible

DÓNDE: Lugar tranquilo, silencioso y seguro


CÓMO:
Ser claros y sensibles
Aceptar la tristeza de la situación
No disimular el dolor propio
Responder a las preguntas del niño
Explicar las causas de la muerte con naturalidad y lenguaje sencillo.
Evitar eufemismos, metáforas: “se fue a un sitio mejor”, “se fue a • otro mundo”..
Llevarlos al funeral por un momento prudente. Este es un ritual de despedida
favorecedor. Por supuesto, hay que explicarles en qué consiste y por qué se hace.

De manera que, ante una sociedad donde se le da la espalda a la muerte y se le


considera un tema incómodo, se hace impresindible rescatar su importancia. Tanto
para los niños y para los adultos, la pérdidad de un ser querido es un tema dificil
pero no imposible de trabajar, requiere de un proceso y de una red de apoyo para
superarlo. Vivir el dolor también es un elemento indispensable en la vida de una
persona, así que visibilar la voz del dolor posibilitará en el niño y en la familia, la
adaptación al cambio y la búsqueda de un nuevo sentido de la vida. Negar la muerte,
el sufrimientol y el dolor, nos estaría cerrando la realidad y la capacidad de
resiliencia.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Artaraz Ocerinjaúregui, B., Sierra García, E., González Serrano F., García García,
J.A., Blanco Rubio, V. & Landa Petralanda, V. (2017). GUÍA SOBRE EL DUELO
EN LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA. Formación para madres, padres y
profesorado. Bizkaia: Colegio de Médicos de Bizkaia

Sierra Uribe, G. & Rendón Orozco, M. (2006). De la mano con los niños.
Acompañamiento integral en el duelo infantil. Bogotá: SAN PABLO

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