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CAPÍTULO 1

CONDUCTISMO Y EL ORIGEN DE LA TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y


COMPROMISO
La psicología ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, teniendo en la actualidad
una amplia gama de corrientes, técnicas y aportaciones significativas que, en la
actualidad, permiten su intervención exitosa en los distintos problemas clínicos; sin
embargo, todo este desarrollo tuvo su inicio desde hace muchos años atrás.

Anteriormente, la psicología era analizada principalmente desde el punto de vista del


psicoanálisis, generando múltiples aportaciones que hasta la actualidad siguen
utilizándose; no obstante, diversos autores no concordaban con esta concepción y con la
intención de posicionar a la psicología como una ciencia, se genera un nuevo
movimiento conocido como conductismo.
TERAPIAS CONDUCTUALES

En el año 1913, J. Watson publicó su trabajo denominado: Psychology as the


behaviorist views it. Es a partir de este trabajo, es que se da inicio al estudio de la
conducta observable como una respuesta ante un estímulo. Varios fueron los autores
quienes se dedicaron al estudio del conductismo y entre estos tenemos: Pavlov, Watson,
Thorndike y Skinner.
Es este último quién, junto a varios colaboradores, desarrollan la teoría del
condicionamiento operante en donde se habla de cómo el ambiente puede modificar la
conducta del ser humanos, a través de contingentes como el refuerzo, castigo y control
de estímulos.

Fernández Trespalacios (1994) citado por Salorio Del Moral (2000), defina a la
terapia conductual como “el conjunto de técnicas mediante las cuales se utilizan los
procesos del aprendizaje, contrastados por la psicología experimental, para eliminar los
conjuntos de síntomas que constituyen los distintos trastornos”.
De este modo, las terapias conductuales han ido evolucionando hasta el punto tal de
contar actualmente con un total de tres grandes generaciones de terapias que se han ido
adaptando a las distintas demandas y concepciones, y que han ido superando
limitaciones de modelos anteriores.

Primera y segunda generación de terapias conductuales


La primera ola de terapias conductuales se da con el inicio de la misma, la cual está
ligada a dos circunstancias. Pérez (2014), menciona que una de estas circunstancias esta
relacionada con las dudas que surgen acerca de la eficacia del psicoanálisis, mientras
que la otra tiene que ver con la aplicación de los principios del aprendizaje
(condicionamiento clásico, respondiente y clásico).

De este modo, se entiende a los trastornos psicológicos como conductas


problemáticas, disfuncionales o desadaptativas que fueron aprendidas siguiendo el
mismo lineamiento de la conducta normal. Por lo que la terapia se enfoca
principalmente en la modificación de la conducta a través de los principios del
condicionamiento respondiente y operante.
Esta primera ola de terapias de conducta clásica, da origen a técnicas bastante
conocidas, dentro del condicionamiento respondiente tenemos a la Desensibilización
Sistemática (DS) y la Exposición prolongada con prevención de respuesta (EP) que
buscan eliminar las respuestas condicionadas. Por otro lado, dentro del
condicionamiento operante tenemos varias técnicas, pero la más destaca es la del
análisis funcional de la conducta, siendo una de las mayores aportaciones en el
conductismo radical (Pérez, 2014).

La segunda generación está relacionada con la influencia que presenta el enfoque


cognitivo, denominándose a esta ola como terapias cognitivo conductuales. Las que
destinaban su estudio al entendimiento del pensamiento y el procesamiento de
información; de este modo, se concebía a los patrones anómalos de conducta, como el
resultado de una serie de esquemas de pensamiento distorsionados y disfuncionales que
generan sufrimiento en la persona y orientan su conducta (Pérez, 2014).

La aportación más significativa dentro de este grupo, es el modelo ABC propuesto


por Ellis y utilizado en la terapia cognitiva de Beck, en donde se analiza a los
acontecimientos o eventos que ocurren (A), las creencias al respecto (B) y las
consecuencias emocionales y conductuales (C).
TERCERA GENERACIÓN: TERAPIAS CONTEXTUALES
La tercera ola de terapias conductuales nace a partir de los antecedentes de sus
generaciones anteriores, incorporando el planteamiento contextual, lenguaje natural y
centrándose en al análisis funcional dentro de la relación terapeuta y paciente (Zych,
Buela, Sierra, & Gómez, 2012).

En contradicción con el modelo médico que se venía suscitando en el ámbito de la


psicología a través de los manuales diagnósticos y encasillamiento limitado de los
trastornos mentales, surgen a necesidad de un replanteamiento contextual en donde,
según lo comenta Pérez Álvarez (2006), la principal aportación de la tercera generación
se da en cuanto a la psicopatología, cuando se ofrece alternativas categóricas (como el
trastorno de evitación experiencial), alternativas de evaluación (reofreciendo el análisis
funcional) y alternativas de tratamiento.
A través de ello, la característica que más destaca y la diferencia de los otros grupos,
es que este enfoque no busca eliminar o alterar los eventos privados (cognición,
pensamiento) para modificar la conducta que caracteriza a la psiquiatría, sino que busca
reorientar el contexto verbal de la persona, reorientándolo y consecuentemente,
abandonando la lucha contra los síntomas, que generalmente es el causante de
sufrimiento.
Clasificación

Pérez (2014) en su libro “Las terapias de tercera generación como terapias


contextuales” enlista a las terapias que se encuentran dentro de este grupo con sus
respectivos autores, las que ha sido aplicadas en una gran variedad de problemas. Entre
estas tenemos:

• Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) (Hayes, Strosahl y Wilson,


1999)
• Psicoterapia Analítica Funcional (PAF) (Kohlenberg Tsai, 2008).
• Terapia de Conducta Dialéctica, (TCD) (Linehan, 1993).
• Terapia Integral de Pareja (TIP) (Jacobson et al., 2000).
• Activación Conductual (AC) (Jacobson, Martell y Dimidjian, 2001).
• Terapia con Base en Mindfulness (BMT) (Segal, Williams y Teasdale, 2002).
• Terapia Cognitiva con Base en la Persona para las Psicosis (Chadwick, 2009)
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO
Desarrollada por Steven Hayes en 1999, se define como un tratamiento terapéutico
que se dirige hacia los valores de la persona para promover el cambio conductual,
desistiendo del enfoque en los síntomas lo que genera un distanciamiento con los
contenidos psicológicos (Wilson & Luciano, 2002).

Conocida como ACT por sus siglas en inglés (acceptance and commitment therapy),
corresponde a la terapia más representativa y completa dentro del grupo de las terapias
contextuales. Define al sufrimiento como una condición propia del ser humano por lo
que no busca eliminarlo, sino por el contrario, dirige su intervención en el
establecimiento de nuevas formas de vivir e interpretar la realidad que permitan
desarrollar la flexibilidad psicológica de a persona y, por ende, aumentar el grado de
aceptación de aquello que no podemos controlar.
La terapia de aceptación y compromiso (ACT), como se explica anteriormente, tiene
su base dentro del conductismo radical enmarcándolo en el contexto que vive cada
persona (contextualismo funcional), lo que permite comprender la conducta verbal de la
persona a través del análisis de los eventos con los que se relaciona (teoría de los
marcos relacionales)

Desarrollo teórico
La terapia de aceptación y compromiso tiene sus raíces en la teoría de los marcos
relacionales (TMR), que se fundamenta filosóficamente en el contextualismo funcional
que, a su vez, se deriva del conductismo radical propuesto por Skinner. Dentro de esta
postura se entiende a los eventos privados (esquemas cognitivos, contenido) como
conductas y que estos se conforman en la historia individual (Luciano & Valdivia,
2006)
Es decir, desde la teoría de los marcos relacionales, se entiende que las conductas
que desarrollamos, se dan por la relación que establecemos entre eventos a lo largo de
nuestras vidas, que generan funciones nuevas. Por lo que, esta teoría se centra
principalmente en la habilidad de relacionar y la cataloga como “un repertorio de
conducta operante aprendido en el curso normal de socialización, en virtud de
innumerables ocasiones, que forman parte de la práctica cotidiana” (Pérez, 2014).

La teoría de los marcos relacionales estudia los procesos del desarrollo del lenguaje y
la cognición y como se derivan de la práctica social, definiéndolas como conductas
verbales, que se dan de forma relacional, “responde a un evento en términos de otro,
dado que un estímulo es definido verbalmente cuando parte de sus funciones vienen
dadas por su participación en un marco relacional” (Wilson & Luciano, 2002).
Características

La terapia de aceptación y compromiso es un modelo de salud, no de enfermedad,


debido a que el sufrimiento es una condición inherente del ser humano, por lo que no
busca eliminarlo. ACT funciona en pacientes que muestran un patrón de evitación ante
el sufrimiento de un modo crónico, teniendo una relación rígida con los eventos
privados.
De este modo, ACT constituye una propuesta terapéutica que se orienta en el trabajo
centrado hacia lo que es importante para la persona (valores), antes que a reducir el
sufrimiento causado por eventos privados que reforzaría el contexto verbal que
mantiene a la persona en el problema (Wilson & Luciano, 2002).

Luciano (2002) comenta que la persona queda atrapada en lo que considera es la


solución, pero que en realidad constituye el problema, debido a que presenta un patrón
de inflexibilidad psicológica que no le permite separarse de sus eventos privados y
consecuentemente, no le permite adaptarse a las distintas circunstancias que
atravesemos.
La propuesta de ACT, es la de direccionar la vida del paciente hacia lo que realmente
le importan, tomando en cuenta aspectos que se pueden o no modificar. Por lo que los
objetivos son:

1) la clarificación de valores;
2) la aceptación de los eventos privados ligados a lo que no puede cambiarse que
implica el abandono de una agenda de cambio no efectivo y la flexibilidad para
elegir cómo responder,
3) el fortalecimiento del yo como contexto para poder notar o contemplar los
contenidos privados de uno, tomados como lo que son, y desde esa perspectiva
experiencial estable y cierta de uno mismo, elegir.
Conceptos generales
Contexto verbal: FEER

F: Fusión cognitiva
E: Contexto de la Evaluación o valoración (negativa o positiva de los eventos
privados)
E: Evitación de los eventos privados
R: Contexto de dar Razones (razonar o explicar el comportamiento) y tener razón

Fusión cognitiva: El comportamiento guiado por reglas suele facilitar el contacto con
los eventos y regular la conducta en torno a ellos, no obstante, cuando se siguen
rígidamente sin poder someterlos a cambios, se convierten en obstáculos para la
persona, controlando por completo la conducta (Pérez, 2014).
Evitación experiencial: Intentos por cambiar las experiencias privadas que se vuelven
inefectivos o innecesarios porque muchas veces forman parte de nosotros

Bibliografía
Luciano, M. del C., & Valdivia, M. S. (2006). La terpia de aceptación y compromiso
(ACT). Fundamentos, caracterisitcas y evidencia. Papeles del Psicólogologo,
27(2), 79-91. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=77827203
Pérez Álvarez, M. (2006). La Terapia de Conducta de Tercera Generación. eduPsykhé,
5(2), 159-172.
Pérez, M. (2014). Las terapias de tercera generación como terapias contextuales (1.a
ed.). Recuperado de www.sintesis.com
Salorio Del Moral, P. (2000). Tratamientos psicológicos (III). Terapia de conducta. En
Tratado de Psiquiatría (1.a ed., p. 1008). Recuperado de
https://psiquiatria.com/tratado/cap_44.pdf
Wilson, K., & Luciano, M. C. (2002). Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT). Un
tratamiento conductual orientado a los valores. Madrid: Ediciones Pirámide.
Zych, I., Buela, G., Sierra, J. C., & Gómez, S. (2012). El conocimiento y la difusión de
las terapias conductuales de tercera generación en psicólogos españoles. anales de
psicología, 28(1), 11-18. Recuperado de
https://www.redalyc.org/pdf/167/16723161002.pdf

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