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EUCARISTÍA DE PASCUA

Ambientación

¡Feliz Pascua de Resurrección! ¡Feliz paso del Señor! ¡Feliz noticia! ¡Ha resucitado el
Señor! A este momento nos estábamos preparando durante la cuaresma. Hoy no hay
lugar para la tristeza, ni para el llanto ni para el pesimismo: ¡JESUS HA RESUCITADO!
¿Por qué no intentamos comenzar una vida cristiana desde ahora? Que la Eucaristía que
vamos a celebrar nos ayude a llenarnos de Dios y, sobre todo, a no olvidar lo más
importante de nuestra fe en Cristo: ¡JESUS RESUCITÓ! ¡Lo pregonamos y lo celebramos!

MONICIONES A LAS LECTURAS

En las lecturas de hoy se lee una gran noticia: la Resurrección del Señor. Jesús ha
triunfado sobre la muerte y, por lo tanto, ha de ser una novedad que hemos de anunciar y
de llevar como cristianos allá donde nos encontremos. Que no olvidemos nunca que el
seguir a Jesús, nos exige pensar y actuar como Él pensó y actuó. Escuchemos con
alegría y con atención la Palabra.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 1-4

Hermanos:
Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo,
sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca
Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial

R. Éste es el día en que actuó el Señor.

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de
Israel: eterna es su misericordia. R.

La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. No he de morir, viviré para
contar las hazañas del Señor. R.

La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha
hecho, ha sido un milagro patente. R.

Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 1-9

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba
oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y
les dijo: -«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto. »
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro
discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las
vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el
sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el
suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro
discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían
entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

ORACIÓN DE LOS FIELES

1. Todos somos Iglesia. Pero, la Iglesia nace a la luz de la Resurrección del Señor. Que el Señor nos
dé su fuerza. Roguemos al Señor

2. Cada día que pasa, en el mundo hay gente que sufre, personas que no ven solución a su vida.
Pidamos al Señor que su Resurrección sea un motivo para la esperanza en la tierra. Roguemos al
Señor

3. Nosotros conocemos el final de la muerte de Jesús: ¡RESUCITÓ! Pero hay amigos nuestros y
países lejanos que, todavía, no conocen nada de Jesús. Oremos para que no falten sacerdotes ni
hombres ni mujeres que lleven el mensaje del Evangelio. Roguemos al Señor

4. Hoy, en este día, nuestra muerte ha sido vencida. Si el Señor resucitó, el temor a la muerte ya no
existe. Para que trabajemos por el Reino que Jesús predicó. Roguemos al Señor.

5. Finalmente, y tiene que ser así, hoy es el día de “felicitar” a nuestros difuntos. ¡No os olvidamos!
¡Resucitaréis! ¡Cristo ha Resucitado! Ellos creyeron todo esto. Para que Dios les conceda el
descanso mientras llega ese día en el que todos nos volveremos a juntar. Roguemos al Señor.

Oración

Señor Resucitado,
nuestro corazón está alegre y se regocija
porque tenemos una persona viva en la que creer,
Jesucristo, resucitado de entre los muertos.
Que él nos muestre el verdadero camino de la vida
para que vivamos en la alegría de su presencia,
y que nos dé la gracia de hacernos sus testigos,
de forma que podamos proclamar con nuestra vida entera
que Jesucristo es nuestro Señor,
glorioso y resucitado.

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