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Aiden Bates
11 llegar al borde, empujando aún más de lo que jamás creyó posible. Saltó arriba y abajo,
cada vez más rápido. Él no podía hacer nada para poner fin al acto. Lo único que
podía hacer era completarlo. Dolía mucho, pero la forma en que la polla del Alfa
empujaba, una y otra vez, contra el punto le daba ganas de disparar. El Alfa tomó su
pene en sus manos y lo frotó furiosamente. Él gritó cuando su doble explosión
amenazaba con llevarle sobre el borde. Se condujeron juntos más cerca. Se acercaba.
Ethan podía sentir la electricidad corriendo a través de él. Ellos explotaron en una
ráfaga singular de pasión.
Se quedó allí, disfrutando de la dicha, mientras que el nudo del Alfa se desinflaba.
Estaban cimentando su conexión y sintió el poder de la Alfa por encima de él.
—Tan jodidamente caliente. Si bailas como follas todo el tiempo, chico, vas a
ser una estrella.
Ethan saltó y movió el culo mientras caminaba hacia la puerta. Tenía que hacer
de este lugar su casa por un tiempo y trabajar su manera de salir de la cuneta. Él no
vino a Las Vegas para ser un stripper. Llegaría a ser una estrella. Eso era lo que
quería. Él sabía que no iba a convertirse en el tipo de estrella que quería siendo un
stripper. Tendría que trabajar su camino hacia arriba. Se fue a casa y se refrescó.
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Marca de bañadores pequeños y ajustados.
14 los pantalones del Alfa y frotó el pulgar a lo largo de la cabeza. Se le hizo boca agua,
pensando en cómo se sentiría tenerlo dentro de él.
El Alfa se quitó la camisa y gruñó. Tiró a Ethan al suelo. Frotó su polla a lo
largo del muslo del chico mientras besaba su camino hacia abajo, pasado por el pecho
del muchacho hacia su polla dura. Arrancó el speedo del chico de un tirón y sonrió a
la polla dura que se lanzó a sus labios. Miró la cara de éxtasis de Ethan mientras su
lengua salía alrededor de la cabeza de su pene. Ethan quería sentir esa boca caliente
tragar toda la cosa. El cálido aliento de Alfa provocó un incendio que estalló mientras
el Alfa frotaba los labios a lo largo del eje.
Ethan podía sentir cómo cada vez estaba más duro mientras que el hombre
se movía arriba y abajo. —¿Quieres que te chupe esto?— Él movió su lengua a lo
largo de la cabeza y Ethan suspiró.
—Sí. Chúpalo.
—No
El Alfa se levantó y bajó la mirada hacia la dura protuberancia que sobresalía
de sus pantalones ajustados. Empujó al chico hacia arriba y empujó su cabeza hacia
él. —¿Quieres esta jodida polla, pequeña zorra? Sí, puto, tómala.
Ethan condujo su propia cabeza tan lejos como pudo. Quería saborearla.
Necesitaba saborearla. Él iba a volverse loco. El Alfa pellizcó sus pezones y gimió.
Podía sentir que su pene se pegaba hacia arriba. Se pondría salvaje si pudiera llegar
a él, pero el hombre estaba sosteniendo sus brazos hacia abajo. Todo lo que tenía
era la quemazón por el deseo de tragar la polla del Alfa.
17 famoso espectáculo. Sus actuaciones eran legendarias. Si Ethan iba a bailar para él,
sería mejor que se viera bien. Tenía algo de ropa bonita. Tendría que comprar más
después. Lo tendría que hacer.
Se restregó de arriba a abajo y salió por la puerta en menos de media hora.
Llamó a un taxi para ir al casino y, al llegar, apenas podía respirar. La Sirena fue
construida como un barco gigante. Tenía dieciséis pisos y un parque acuático en la
azotea. El auditorio estaba detrás del edificio principal. Podría fácilmente dar asiento a
diez mil personas y lo hacía con bastante frecuencia. Se acercó hasta el hotel, a su
gigantesca plataforma de entrada. La recepcionista le mostró el despacho del señor
Hutchinson.
—Oh Dios. Llegaste a tiempo—. Le lanzó un tanga a Ethan y dijo: —Cámbiate
con esto muy rápido y déjame conseguir una buena mirada de ti.
Ethan se acercó directo en ese momento. Randy estaba cerca de nuevo y su
respiración estaba pulsando sobre su piel.
—Está bien—, él sacudió la polla del chico y vio que se endureció
inmediatamente. —Bueno—. Miró a la zona del bikini y pasó las manos a lo largo de la
cara interna del muslo del chico. —Tendremos que conseguir que te depiles con cera,
pero eso está bien. Ponte los pantalones y sígueme. Deja tu camisa. Quiero ver tus
sexys pezones—. Randy pellizcó sus pezones antes de que salieran y Ethan se
ruborizó.
Se abrieron paso fuera y entraron en el auditorio. El tamaño del lugar era de
enormes proporciones. Era el mayor lugar donde Ethan había estado nunca.
19
Continuara...
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Noviembre 2016
El Dedo de Iphi Iphi
Alfas en Las Vegas
Antología Omega
Aiden Bates
20 Omega: Alfas en Las
Vegas 02
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Ethan estaba llevando una camisa de vestir de color lavanda brillante y una
chaqueta gris. Se había sentado en frente del espejo durante más de una hora,
tratando de hacer que cada hebra de su cabello cayera perfectamente en frente de
su cara. El efecto fue magnífico. El literalmente brillaba cuando entró en la elegante
recepción del restaurante. Por encima de él había un techo abovedado con una
lámpara de araña que descendía por el centro. Sus cristales creaban un pequeño arco
iris que se dispersaba sobre todas las superficies. Se dirigió al anfitrión, que lo
reconoció de inmediato y le mostró una habitación iluminada con velas en la parte
trasera, donde George se puso de pie para saludarle.
Llevaba una camisa azul marino ajustada, con unos pantalones a rayas negras.
El efecto le hacía parecer un Adonis bien formado, listo para montar lo que viniera
por su camino.
—Ethan—, George fue a abrazarlo. —Te ves impresionante.
El rubio sonrió y se sentó. —Gracias por invitarme a la cena. Nunca he estado
aquí antes. ¿Tienes tu propia habitación?
—Alquilo de vez en cuando para que pueda cenar con privacidad—, George
tomó un sorbo de vino blanco y le dio vueltas en la copa.
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Estaban sentados en el estacionamiento del restaurante, después de una buena
comida, en un descapotable negro brillante. George se inclinó desde el asiento del
conductor y miró a Ethan. Sus ojos estaban danzando de un lado a otro. Estaba
mirando hacia la calle y tratando de evitar el contacto visual. George no perdió el
tiempo. Tomó la mano del chico y la puso sobre su polla dura.
—¿Podrías sólo frotarla un segundo?
Ethan le miró con los ojos muy abiertos y se quedó mirando el bulto que estaba
saltando arriba y abajo. Frotó el eje y George suspiró. Él sabía lo que estaba haciendo.
—Sí. Justo así.
George se echó hacia atrás y dejó a Ethan ir por ella. Él le estaba haciendo el
amor con su mano. Frotó sobre la punta, luego deslizó sus dedos arriba y abajo del
eje. George podía notar cómo cada vez estaba más duro.
—Quiero ver tus labios en mi polla—. Poco a poco se abrió la bragueta,
mientras Ethan, furiosamente, trataba de hacerlo por él. El chico estaba ansioso. Él
no lo haría, incluso le apartó de su polla para evitar que pudiera conseguirlo. George
lo empujó un poco hacia atrás.
—No toques.
25 asombraba por los lugares de interés a su alrededor. Miró hacia abajo, hacia la polla
dura, pidiendo que lo alimentara con ella. Se estaba volviendo loco. Nunca había visto
un lugar como éste antes.
—Vamos—, George le llevó a la cocina, con sus encimeras de mármol y una
cámara frigorífica a ras de suelo. Entraron en el vestíbulo con su suelo de mármol y
el techo en forma de cúpula y Ethan estuvo en éxtasis.
—¿Esto es todo tuyo?
—Bueno, no es que yo viva con mis padres, ni nada. Puedes tener esto también
si sigues así—. George se volvió hacia Ethan y su pene se dio la vuelta con él. —¿Qué
es esto?— George llegó a tocar la, cada vez mayor, tienda de campaña de Ethan. Se
sacudió con la sensación de éxtasis de tener a George pellizcando la cabeza. Miró a
los ojos del chico y le dijo: —Vamos a comenzar a sudar.
Se dirigieron al sótano de George, que había sido convertido en un gimnasio
completo con juegos de pesas, máquinas de ejercicio y un spa. George se quitó los
pantalones y mantuvo sus calzoncillos con su pene hacia afuera. Ethan quería
agarrarlo tanto. Él quería ver la manera en que sabía. Amaba la forma en que el
prepucio se amontonaba por debajo de la cabeza.
—Vamos a ponerte en un banco de pesas. ¿Alguna vez has hecho esto?
—No.
—Aquí te acuestas—, le hizo una seña a un banco con una barra de pesas por
encima de él. —A continuación, agarras la barra y la subes. Te ayudaré.
29 —No vamos a follar otra vez—. Se limpió fuera y salió de la sauna, dejando a
Ethan sintiéndose un poco aplastado.
37 principal. Él caminaría sobre las brasas si tenía que hacerlo, pero ahora tenía que
aprender a luchar.
Tenía el valor para hacer lo que tenía que hacer. La música estaba alcanzando
su cenit. George lo agarró y tenían ese momento. Él lo mantuvo demasiado cerca y
sopló en su cuello. El chico tenía la piel de gallina. A medida que sus pies les llevaban a
través del suelo, George alcanzó hacia abajo y le agarró la entrepierna diciendo: —Sé
que quieres esto.
La música terminó de repente y cayó el telón. George bajó a Ethan y él
rápidamente recuperó el equilibrio. Siguió de cerca el hombre. Llegaron a la escalera
que conducía a la sala de maquillaje y Ethan seguía sobre sus talones. Tan pronto
como el pie de George golpeó el segundo peldaño, Ethan se inclinó y susurró: —Nadie
te querrá de nuevo.
Pateó la parte posterior de los pies de George y le empujó por la espalda. Nadie
vio nada. Él cayó hasta el fondo de la escalera y hubo un fuerte chasquido. El personal
corrió para ver lo que había sucedido mientras Ethan corría con simpatía fingida.
—Oh, Dios mío, ¿viste eso? Se me escapó.
Ethan era un ángel. Él siempre lo había sido. Nadie pensó que podía hacer algo
así, por lo que su historia fue aceptada fácilmente, sin que nadie se la cuestionara por
un segundo. Sólo no era el tipo de persona capaz de hacer algo por el estilo.
Fin
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Noviembre 2016
El Dedo de Iphi Iphi