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Voces:
COMPRENSION DE LA CRIMINALIDAD DEL ACTO ~ DELITO CULPOSO ~ EPILEPSIA ~
IMPRUDENCIA ~ LESIONES ~ PROCESAMIENTO
Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, sala V(CNCrimyCorrec)(SalaV)
Fecha: 17/10/2005
Partes: Rubio, Oscar A.
Publicado en: DJ04/01/2006, 43 - LA LEY 26/12/2005, 26/12/2005, 10 - LA LEY2006-A, 271
Cita Online: AR/JUR/5158/2005

Sumarios:
1 . Corresponde confirmar el procesamiento en orden al delito de lesiones culposas, dictado respecto de quien
embistió con su rodado a un grupo de personas y automóviles durante un ataque de epilepsia, pues, al conducir
un vehículo con conocimiento su enfermedad, violó el deber de cuidado que le era exigible, en tanto resultaba
imperioso que el imputado extremara los recaudos y cuidados para manejar en condiciones físicas adecuadas
Jurisprudencia Relacionada(*)
Ver Tambien
CNCrim. y Correc., sala V, "Petruf, Daniel A.", 22/08/203, LA LEY, 2003-F, 26 - LA LEY 2004-B, 548, con nota de Marco
Antonio Terragui .
(*) Información a la época del fallo

Texto Completo:
Buenos Aires, octubre 17 de 2005.
Considerando: Llegan a estudio de la sala los presentes testimonios en virtud del recurso de apelación
interpuesto por la defensa de Oscar Aníbal Rubio, contra el punto I del auto resolutorio de fs. 92/96, que decreta
su procesamiento en orden al delito de lesiones culposas.
Se imputa al nombrado el hecho ocurrido el 3 de junio de 2005, aproximadamente a las 8,20 horas, en
circunstancias en que Rubio conducía el rodado marca Fiat 125, dominio RNA-755 y embistió a cuatro peatones
-Carlos Tombeur, Maximiliano Moncada, Alejandra Esparraga y la menor N. E.-, que cruzaban la senda
peatonal de avenida del Libertador, en su intersección con Av. Ramos Mejía -con semáforo habilitante-,
violando el deber de cuidado a su cargo al no respetar la prioridad de paso de los peatones en la senda aludida.
Acto seguido, sin detener su marcha, continuó circulando por avenida del Libertador en dirección a la calle
Esmeralda y embistió la parte trasera de un taxi marca Peugeot 405, dominio DFG-122, conducido por Eduardo
Antonio Deheza, que se hallaba detenido por el semáforo a la espera que habilitara su paso; el impacto provocó
lesiones al conductor Deheza y a la pasajera María Inés Sotelo y, a su vez, este vehículo, producto de la inercia
del golpe recibido, impactó al rodado Volkwagen Senda dominio ADC-141, conducido por Guillermo Tassi,
quien también sufrió lesiones como consecuencia del impacto. Este último vehículo colisionó, también por
inercia, al taxi Peugeot 504 dominio AIQ-989, conducido por Carlos Romero, quien se encontraba detenido a la
espera del semáforo habilitante.
En su indagatoria prestada a fs. 84/86vta., Oscar Aníbal Rubio refirió que el día del hecho, en circunstancias
en que se dirigía a su trabajo, a la altura del edificio Alas perdió el conocimiento, no recordando más nada sobre
los hechos aquí investigados. Que padece epilepsia desde los cuatro años de edad, el último ataque lo habría
sufrido aproximadamente hacía un mes; hizo saber asimismo que en el año 1997/98 tuvo una crisis por la cual
quedó internado en el Sanatorio Mitre por una semana. Refirió que desde niño toma "Tegretol" 200 miligramos,
una después del desayuno y otra después de cenar. El día del hecho no había tomado la pastilla de la mañana por
carecer de dinero para comprarla e iba a solicitar un vale en el trabajo para adquirirla. Que, excepto una vez, los
demás ataques los sufrió en razón de no haber tomado la medicación. Efectúa los controles médicos por lo
general anualmente, mas no recuerda el nombre de su médico, ya que no lo atiende siempre el mismo, por ser
una institución estatal especialista en esta patología (ALCE) a la cual concurre hace aproximadamente dos años.
En ningún momento le fue advertido por los profesionales que no podía manejar y tampoco fue preguntado, al
momento de obtener el registro de conducir, si sufría alguna enfermedad. Respecto del hecho en cuestión, lo
único que recuerda es lo sucedido una vez que bajó del automóvil y fue esposado.
En el memorial de fs. 143/151, la defensa estima que el hecho investigado no puede ser encuadrado en la
figura prevista en el artículo 94 del C.P., debido a que no se puede responsabilizar a su asistido a título de culpa,
ya que al momento del hecho se encontraba en estado de inconsciencia, circunstancia que lo torna inimputable,
en los términos del art. 34, inciso 1, del Cód. Penal, dada la crisis neurológica provocada por la enfermedad de
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epilepsia que padece su defendido, basándose en la declaración testimonial de fs.35/vta. de Pedro Angel
Aranega, quien refirió que luego de que el conductor del Fiat 125 embistiera a los peatones y colisionara unos
metros más adelante, el dicente se desplazó e increpó al conductor -detenido por personal policial-, quien no
reaccionó; que el fundamento del juez de la primera instancia es que Rubio no debió haber conducido el
vehículo sin haber ingerido el medicamento específico; toda vez que no puede determinarse que esa supuesta
omisión haya sido la causal determinante de la crisis epiléptica de Rubio, extremo éste descartado con el
informe pericial de la División Laboratorio Químico de fs. 134, que concluye que en la muestra de orina
perteneciente a Rubio se ha comprobado la presencia de metabolitos de carbamacepina, depresor selectivo del
Sistema Nervioso Central, utilizado en medicina como antiepiléptico.
La imputación dirigida a Oscar Aníbal Rubio encuentra sustento en el relato efectuado por Ingrid Springer
(fs. 7/vta.), quien indicó que en circunstancias en que se preparaba para cruzar la avenida del Libertador, en su
intersección con la avenida Ramos Mejía, advirtió la llegada de un automóvil Fiat a alta velocidad, el cual lejos
de frenar, continuó su carrera e impactó a parte del grupo de personas que cruzaba por la senda peatonal y
seguidamente continuó su carrera por Libertador hacia avenida General Paz hacia el norte, el cual chocó a unos
doscientos metros del lugar contra otros rodados que se hallaban detenidos a la espera de la apertura del
semáforo de la intersección con la calle Esmeralda.
En igual sentido declararon los testigos Pedro del Campo (fs. 9/vta.), Gustavo Martín Fernández (fs.
19/vta.), Pablo José López Molina (fs. 8/vta.), Ariel Martín Malsenido (fs. 10/vta.), Diana Goba (fs. 11/vta.),
Lucas Brian Slater (fs. 31/vta).
Por su parte, Leandro Oscar Pérez (fs. 20/vta.), quien acompañaba a Rubio en el vehículo Fiat 125, refirió
que el imputado -mientras conducía el rodado- le manifestó tener mucho sueño y al llegar a la intersección de
Ramos Mejía y avenida del Libertador, Rubio aceleró a pesar de su pedido de que detuviera su marcha al
percatarse de que había embestido a personas que estaban cruzando la senda peatonal.
A ello se suma las declaraciones testimoniales de los conductores de los distintos vehículos colisionados,
Carlos Romero (fs. 36/vta.), Eduardo Antonio Deheza (fs. 38/vta.) y Guillermo Armando Tassi (fs. 48/vta.); las
copias de las historias clínicas de los damnificados Carlos Tombeur (139/vta), Alejandra Esparraga (fs.
140/141), Natalí Esparraga (fs. 142/vta.), Inés Sotelo (fs. 143/vta.), y Guillermo Tassi (fs. 144/vta.); el croquis
del lugar del suceso investigado (fs. 5), las vistas fotográficas de los vehículos involucrados en el accidente
incorporadas a fs. 40/43 y 54/61 y el informe pericial de fs. 28/29 practicado sobre los vehículos dañados.
Asimismo, el informe médico legal de fs. 32/vta. practicado a Oscar Aníbal Rubio, que describe al imputado
lúcido y orientado, da cuenta que el nombrado refiere ser epiléptico, tratado con "Tegretol", que no había
ingerido la dosis matinal y manifestó no recordar lo sucedido.
Concatenado a ello, a fs. 70/vta., la hermana del imputado, María Laura Rubio, refirió que Oscar Aníbal
Rubio padece epilepsia desde los cinco años de edad, siendo medicado desde aquel entonces para sobrellevar
dicha enfermedad con dos pastillas diarias de "Tegretol" de 200 miligramos, una a la mañana y una a la noche.
Los elementos de prueba reseñados acreditan, al menos con el grado de probabilidad exigido por el art. 306
del Cód. Procesal Penal de la Nación, que el encartado violó el deber de cuidado que le era exigible, al haber
conducido el rodado sabiéndose epiléptico.
Respecto al planteo efectuado por la defensa, cabe señalar que la doctrina ha clasificado en tres grupos los
casos de ausencia de acción: los movimientos reflejos, los estados de completa inconsciencia, y la fuerza física
irresistible; también en forma pacífica, se ha incluido a los ataques de epilepsia dentro del primero de los casos
(ver, entre muchos, Maurach-Zipf, "Derecho Penal, parte general", traducción de la 7ª edición alemana por
Jorge Bofill Genzsch y Enrique Aimone Gibson, Astrea, Buenos Aires, 1994, t. I, p 246 y sigtes.).
Según la defensa, el caso investigado en autos quedaría fuera del concepto de acción y, en consecuencia,
sería irrelevante para el Derecho Penal. Ello, por cuanto una conducta que no puede ser controlada de acuerdo a
la naturaleza humana, no constituye un punto de partida válido para la responsabilidad penal.
Sin embargo, tal supuesto no resulta aplicable al presente caso, pues el imputado ha introducido
imprudentemente una causa al resultado (esta sala, c.22.182, "Petruff, Daniel Alejandro", rta: 22/8/2003).
Por otra parte y analizado el tema a la luz de la teoría de la "actio libera in causa "; esto es, bajo aquellos
supuestos en los cuales el autor pone en marcha un comportamiento actuando de forma responsable, pero que
sólo desemboca en una acción típica cuando aquél ha perdido capacidad de acción; es decir, el sujeto provoca en
forma imprudente -en un momento anterior al ataque al bien jurídico-, su falta de acción, puede llegarse a igual

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conclusión.
En estas circunstancias la imprudencia por parte de Oscar Aníbal Rubio se advierte al conducir un vehículo
con conocimiento de su enfermedad y más aún, sabiendo que conduciría, resultaba imperioso extremara los
recaudos y cuidados para manejar en condiciones físicas adecuadas.
Es decir, como infractor al deber de cuidado que le era exigible, determinó el resultado dañoso, ya que tenía
cabal conocimiento de sus antecedentes epilépticos y, según sus propios dichos, sabía que podía sufrir un
episodio de crisis, aún tomando la medicación.
En consecuencia; el tribunal resuelve:
Confirmar el auto resolutorio de fs. 92/96, en cuanto decreta el procesamiento de Oscar Aníbal Rubio en
orden al delito de lesiones culposas.
El doctor Navarro no firma por hallarse en uso de licencia (art. 109, R.J.N). - Mario Filozof. - Rodolfo
Pociello Argerich.

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