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Voces:
ACTIO LIBERA IN CAUSA ~ CULPA ~ CULPA SIN REPRESENTACION ~ CULPABILIDAD ~ DELITO
~ EBRIEDAD ~ EXIMENTE DE PENA ~ IMPUTABILIDAD ~ RESPONSABILIDAD PENAL
Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, sala I(CNCrimyCorrec)(SalaI)
Fecha: 06/08/1987
Partes: Lucio, Ricardo I.
Publicado en: LA LEY1988-A, 307 - DJ1989-1, 525
Cita Online: AR/JUR/1851/1987

Sumarios:
1 . Si los antecedentes como alcoholista demuestran que la bebida usualmente desequilibra la personalidad del
procesado, debe inferirse que éste al decidir libremente dar rienda suelta a su alcoholismo, pudo y debió prever
los sucesos dañosos que derivaron de aquella acción. Si no lo previó, la acción atribuida le debe ser reprochada
a título de culpa.
2 . La formulación coherente del principio de la "actio libera in causa" no implica sólo retrotraer la cuestión de
la imputabilidad al momento en que el sujeto se colocó en situación de culpa, sino trasladar también a ese
mismo momento la verificación de la correcta culpabilidad.
3 . El momento en que debe valorarse la existencia de libertad de opción del sujeto para reprocharle una
conducta delictiva, es el de la formación y elección de la voluntad que puede no coincidir con el de la
consumación.
4 . Una de las aplicaciones del principio de la "actio libera in causa" se refiere a la embriaguez provocada por
otras sustancias químicas diferentes al alcohol.
5 . El grado de alcohol en sangre que, seis horas después de la detención, le fue hallado al procesado,
evidentemente permite compartir el criterio médico de que el nombrado casi no pudo comprender la
criminalidad de sus actos y que, directamente, no pudo dirigir sus acciones conforme a esa comprensión. Esto
sólo no basta para declararlo inimputable, puesto que su conducta entra dentro de lo que, en doctrina, se conoce
como de responsabilidad penal del ebrio, y que, si bien en su origen tuvo en mira exclusivamente los problemas
de la ebriedad preordenada, hoy se ha extendido no sólo a otras embriagueces diferentes a las del alcohol, sino
también a hipótesis que, como el de autos, exceden el marco de la preordenación.
Texto Completo:
2ª Instancia.- Buenos Aires, agosto 6 de 1987.
El doctor Tozzini dijo:
La sentencia de fs. 477/490, que absuelve a los coprocesados Lucio y Berman Kleiner (puntos I y II del
fallo), ha sido apelada por el Fiscal de Primera Instancia, y mantenido dicho recurso por el Fiscal de Cámara, a
fs. 498/502.
En lo que respecta al planteo sobre la ebriedad de Lucio que efectúa nuestro Fiscal, anticipo al acuerdo que
coincido con él.
El grado de alcohol en sangre que, 6 horas después de la detención, le fue hallado a Lucio, evidentemente,
permite compartir el criterio médico de que el nombrado casi no pudo comprender la criminalidad de sus actos y
que directamente no pudo dirigir sus acciones conforme a esa comprensión.
Empero, esto sólo no basta para declararlo inimputable en el caso de autos, puesto que su conducta entra
dentro de lo que, en doctrina, se conoce como de responsabilidad penal del ebrio, y que, si bien en su origen
tuvo en mira exclusivamente los problemas de la ebriedad preordenada, hoy se ha extendido no sólo a otras
embriagueces diferentes a las del alcohol, sino también a hipótesis que, como la de autos, exceden el marco de
la preordenación.
Para la solución de estos supuestos, como para la de la "actio libera in causa", y como, en general, para todas
las acciones que deben ser vistas a través de la capacidad de reproche, el momento en que debe ponderarse la
existencia o inexistencia de libertad de opción en el sujeto, es el de la formación y elección de la voluntad.
En este caso, el momento decisivo es aquel en el cual Lucio decidió libremente ingerir bebidas que sabe
alcohólicas, y lo hizo con exceso, como él mismo lo reconoce al admitir que "tomó más de la cuenta".
También en esa ampliación de indagatoria manifestó haberse embriagado en otras oportunidades, aunque
nunca, tuvo reacciones como las que cometió en el "raid" violento que se desarrolló en la madrugada del 7 de
julio de 1984. Sin embargo, el mismo magistrado a quo hace referencia a los múltiples antecedentes por
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conductas agresivas que registra el encausado lo cual permite inferir, junto con sus antecedentes como
alcoholista, que la bebida usualmente desequilibraba la personalidad de Lucio.
Este aspecto introduce un elemento más en la valoración del momento de la formación libre de la voluntad:
la posibilidad de prever el desarrollo y las consecuencias de la acción de ingesta alcohólica.
En tales condiciones, como bien lo expone Frías Caballero, la formulación coherente del principio de la
"actio libera in causa" no implica "sólo retrotraer la cuestión de la imputabilidad al momento en que el sujeto se
colocó en situación de incapacidad de culpa, sino trasladar también a ese mismo momento la verificación de la
correcta culpabilidad" "Imputabilidad penal. Capacidad personal de reprochabilidad ético-social", p. 210, Ed.
Ediar, Buenos Aires, 1981.
Y a la luz de estos razonamientos, considero que no puede dudarse de que Lucio, en el momento de decidir
libremente dar rienda suelta a su alcoholismo, pudo y debió prever los sucesos dañosos que derivarían de
aquella acción. Sí, como él alega, no lo previó, el desvalor de la acción ponderada le debe ser reprochada a título
de culpa, esto es, por una conducta que, si bien lícita o atípica en su teleología, es reprochable por el manejo
imprudente de la acción.
Ahora bien, de todos los delitos que, en secuencia encadenada, se le reprochan a Lucio, las únicas que
admiten formas culposas de prohibición penal son las lesiones que, en verdadera aspersión, distribuyó esa noche
entre todos los que se le ponían delante (taxista, chofer del coche particular al que chocaron, parroquianos de un
bar y policías).
Por todo lo expresado, también yo, al igual que el Fiscal de Cámara, considero que el fiscal de primera
instancia no graduó debidamente la naturaleza de la acción desplegada por Lucio ni la extensión del daño y del
peligro causado, cuando pidió para él, a fs. 337, la pena de 3 meses de prisión. Y es que, surge de los términos
de su requisitoria no sólo omitió uno de los hechos, como es el que damnificó a Grinbank, a quien lo golpearon
y además le sustrajeron sus anteojos, sino que inclusive tampoco valoró los daños en el bar que los testigos Bos
y Saavedra le atribuyen como intencional y al margen de la gresca, las amenazas a Grinbank durante el
reconocimiento que tuvo lugar en la Seccional, y los fuertes insultos de que hizo objeto a los policías
aprehensores.
Empero, el de 3 meses de prisión es el quantum punitivo al que, como máximo, cabe atenerse y el que, por
tanto, propongo le sea impuesto a Lucio. En suspenso, atento la falta de condenas anteriores que se informa a fs.
471 y 476.
La situación de Berman Kleiner, en vez, resulta un tanto más problemática con relación a su supuesta
ebriedad.
A mi juicio, los dichos del taxista Avila, del parroquiano Moine y, mucho menos, los de su compañero de
fechorías, Otranto no son suficientes para enervar, por sí solos, las conclusiones periciales de fs. 154, que no
hallaron vestigio alguno de alcohol en la sangre del nombrado. Tampoco comparto el que, sobre la base de tales
afirmaciones de particulares, el juzgador deba entrar en dudas sobre un posible error en la muestra de sangre
analizada.
Sin embargo, los antecedentes de drogadicción que existen en autos sobre Berman Kleiner (fs. 26 del legajo
de personalidad) resultan, en mi entender, suficientes como para dudar de que el comportamiento del nombrado
no hubiese obedecido a intoxicación mediante alguna droga psicotrópica, que, como es sabido, no se detecta
mediante el análisis destinado a verificar la alcoholemia.
Esto sentado, ya dije que una de las extensiones del principio de la "actio libera in causa" era hacia la
embriaguez provocada por otras sustancias químicas diferentes al alcohol. Como consecuencia de la duda
inzanjable que me plantean los razonamientos expresados, todas las fundamentaciones efectuadas con relación a
Lucio deben ser repetidas, como posibles, en cuanto a la conducta de Berman Kleiner al optar por drogarse.
Y como a él se le imputa coautoría en las lesiones sufridas por Avila (ver declaración de Morsella),
habiendo el Fiscal omitido lo referente a las lesiones imputadas por Grinbank, a fs. 8 y 136, y no estando, en
cambio, debidamente acreditada su intervención en las lesiones sufridas por los policías preventores, su
accionar, entonces, también encuadraría en las previsiones del art. 94 del Cód. Penal, por carecer de tipo
culposo los delitos de robo cometidos también contra ambos damnificados.
Todas las pruebas testimoniales reunidas en autos señalan a Lucio como el más agresivo y peligroso. En
cambio, el proceder de Berman Kleiner, posiblemente puesto en contraste con el de aquél, ha sido más
favorablemente juzgado, sobre todo por los concurrentes al bar de Della Chiesa y por el personal policial
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preventor. También encuentro como algo más positivo el informe ambiental que obra a fs. 24/27 de su legajo de
personalidad, que corre por cuerda, y como menor el daño y los peligros producidos por su accionar.
Por ello es que propongo al acuerdo que, a su respecto, la pena a infligirse sea la de 1 mes y 15 días de
prisión, también en suspenso.
En síntesis, voto por que: 1) se revoque el punto I del fallo recurrido y se condene a Ricardo I. Lucio a la
pena de 3 meses de prisión, en suspenso y -costas de primera instancia, como coautor del delito de lesiones por
imprudencia (art. 94, Cód. Penal), así calificadas por aplicación de los principios de la "actio libera in causa"; 2)
se revoque el punto II del dicho fallo y se condene a Emilio Berman Kleiner a la pena de 1 mes y 15 días de
prisión, en suspenso, y las costas de la primera instancia, como coautor del delito de lesiones por imprudencia
(art. 94, Cód. Penal); 3) no se les apliquen costas de alzada, en atención a que medió recurso del Ministerio
Público Fiscal; 4) tal y como bien lo solicita el señor Fiscal de Cámara, oportunamente, remita el a quo la causa
al fiscal de primera instancia para que se expida sobre las lesiones imputadas por Grinbank a fs. 8 y a fs. 136, y
5) como el fiscal omitió, asimismo, toda ponderación la sustracción de los anteojos que denunció Grinbank,
propongo que también el Ministerio Público se expida sobre esta circunstancia.
El doctor Costa dijo:
Que adhería al voto precedente.
El doctor Bonorino Peró dijo:
A continuación de cavilar con profundidad sobre las alternativas que fueran planteadas por el meduloso
veredicto de la primera Instancia, y por las excelentes fundamentaciones que volcara a su voto el preopinante en
esta sala, me inclino por las últimas en consideración a las breves reflexiones con que abonaré dicho criterio.
En efecto, admito la opinabilidad de la posición del distinguido sentenciante, y en especial en todo aquello
que hace a la valoración de la prueba de un suceso que como se viera, estuvo conmovido por secuencias casi
diría cinematográficas, pero creo y sostengo como bien discurre el doctor Tozzini, que la ebriedad que pudieran
presentar los inculpados, no basta para declararlos inimputables en el caso de autos, toda vez que, las
circunstancias que razonablemente apunta, exceden el marco de la preordenación.
Siempre he sostenido a través de los casos en que me tocara actuar, que las intoxicaciones alcohólicas tienen
distintos grados en lo que a la gravedad concierne. En la especie, y dejando de lado la primera llamada
incompleta, estaríamos frente a la segunda denominada completa o la tercera con su plano del coma, pero en
ambos casos sin pasar por algo que no todos los individuos reaccionan igual ante la ingesta alcohólica, y que
aquellos que reaccionan mal como frecuentemente se los llama con "mala bebida", pueden y deben ser
interpretadas sus conductas antisociales dentro del principio de la "actio libera in causa", en donde no importa
mayormente el acto que se efectúa y cómo se lleva a cabo, sino la causa que a él lo lleva, dicho en otros
términos, se puede llegar a castigar el hecho de embriagarse.
Es por ello que, entiendo inobjetablemente encuadrados los accionares de los enjuiciados de la manera como
se lo hiciera en el episodio "sub examine", y que en su consecuencia el desvalor de la acción analizada sea
evaluada a título de culpa, reprochable por ende a través de la imprudencia con que se condujeran bebiendo los
prevenidos, y que culminara con el itinerario del insólito "raid" que emprendieran, en el cual dejaran un tendal
de pacíficos ciudadanos contusos incluyendo a policías mismos.
Por ello es que, adhiero en su totalidad al voto del doctor Tozzini.
Por el mérito que ofrece el acuerdo que antecede, el tribunal resuelve: I. Revocar sin costas de alzada, el
punto I dispositivo de la sentencia recurrida de fs. 477/490 y condenar a Ricardo I. Lucio, por ser coautor del
delito de lesiones por imprudencia, a la pena de 3 meses de prisión, cuyo cumplimiento se deja en suspenso, y
costas de primera instancia (arts. 26, 29, inc. 3º y 94, Cód. Penal).
II. Revocar, sin costas de alzada, el punto II dispositivo del fallo apelado, y condenar a Emilio M. B.
Kleiner, por ser coautor del delito de lesiones por imprudencia, a la pena de 1 mes y 15 días de prisión, cuyo
cumplimiento se deja en suspenso, y costas de primera instancia (arts. 26, 29 inc. 3º y 94, Cód. Penal).
III. Oportunamente, deberá el a quo remitir la causa al fiscal de primera instancia para que se expida sobre
las lesiones imputadas por Grinbank a fs. 8 y a fs. 136, y, asimismo, sobre la sustracción de los anteojos que
denunció el nombrado.- Abel Bonorino Peró. - Mario G. Costa. - Carlos A. Tozzini. (Sec.: Miguel A. Macchi).

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Citas Legales:
ley 23.057 (Adla XLIV-B, 1265).

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