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Noche de fiesta
Las luces, la gente, el baile, el sudor en la piel… es obvio que se me corra el maquillaje. Y
pensar en las horas que he dedicado a buscar la máscara, el blush, el lipstick adecuados,
perfectos para cada ocasión. Todas las líneas de cosméticos deberían de tomar en cuenta a
las mujeres, quienes, como yo, no paramos; siempre estamos dispuestas a una última
canción, una bebida más. Deberían de hacer maquillaje verdaderamente antidesmadre, que
aguante de todo, porque es horrible que después de una noche espectacular con un hombre
divino y una sesión de sexo maravilloso, una termine con ojos de mapache, ni un rastro
vivo del labial, y las mejillas manchadas como si faltaran vitaminas, como si tuvieras jiotes.
Y sinceramente, yo no soy del tipo de mujeres a las que les funciona la cara lavada. Pero ni
qué hacer. En cuanto comencé a sentir el calor en mi rostro, tuve que correr al baño con mi
bolso negro; me encantó desde que lo vi, lo malo es que le caben tan pocas cosas.
Llegué al baño entre pasos de baile ensayados y miradas furtivas con dos tipos bastante
lindos, milagrosamente estaba vacío. Si algo odio de ser mujer es tener que aguantar las
inmensas colas para el baño, para el lavamanos, el jabón, todas viéndonos en los espejos y
¡hay que ver lo que nos tardamos! Lo bueno es que yo soy más alta que las otras, así que
puedo hacerme fácilmente un lugar sobre sus cabezas y pintarme con tranquilidad
En esta fiesta no tuve ese problema y qué raro porque el baño es tan pequeño. He notado
que en las fiestas de ambiente van pocas mujeres, eso es bueno… por el baño.
El punto es que me estaba retocando el maquillaje, traumadísima por mis pestañas que se
Me gustó su cabello, era como un rojo encendido que siempre he querido igualar; yo me
tiño de rubia con reflejos claros. Ella casi no se maquillaba, tan solo un poco de rímel y
brillo labial, su estilo era más bien simple. Unos jeans, una camisa blanca, no tenía el gran
cuerpo, pero se veía bien, de hecho, muy bien. Tendría unos 19 años, quizá uno más. Me
Dio la vuelta para entrar en el toilet. Iba a cerrar la puerta, cuando por un instinto, se lo
impedí.
Me metí con ella, le tapé la boca con mi lengua, mis manos la recorrieron, degusté sus
pechos, su cintura. Era deliciosa. Le besaba el cuello y mis dedos jugaban en su boca, en
encantó. Mis manos en su cuello, mi cuerpo sobre ella, la boca se la mantuve muy ocupada.
No aguanté más, levanté mi falda, bajé las medias…mis ganas eran tantas. Me di cuenta de
que había apretado demasiado ese fino cuello, cuando el último gemido se oyó. La seguí
Estoy pálida, pero por lo menos el delineador ya quedó perfecto. Carajo, justo ahora me
voy fijando que la barba me está naciendo, espero que no se noté. Voy a salir, ya quedé