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EL AMOR SOÑADO EN TIEMPO DE COVID-19

Por: Yuliana Yesenia Zemanate Zemanate

“Algún día debía pasar” puede ser la frase de algunos, el momento preciso para

ser un poco más humanos, más reales, más conscientes de la vida. Quizá no fue

un virus el que nos despertó, porque no ha sido el primero ni va a ser el último,

sino la manera de adaptarnos a un cambio después de tanta monotonía. Todos

queremos algún día encajar, ser perfectos, ayudar y ser importantes en el espacio

y tiempo que ocupamos.

El estudiante que pretende graduarse con honores de la universidad, salir

adelante, ayudar a sus padres, vivir experiencias, pero justo ahí entre los sueños y

su vida está la delgada línea de la realidad. Aquel que solía salir una hora antes

de su casa para poder llegar a tiempo a clase de aquel profesor estricto en la

puntualidad y su materia, el mismo que pedía prestados libros porque en su casa

no contaba con conectividad a internet si acaso un teléfono celular, el mismo que

debía elegir entre las copias para sus exámenes finales o su café con pan. Ese

valiente ser humano que llenaba su cerebro de conocimientos mientras su cuerpo

físico cada vez era más delgado y ni forma de recriminar su vida porque no había

otra opción que seguir luchando. Hoy, en tiempos de covid-19, es ese mismo

estudiante que vive de permiso en una casa, aquel que vive del diario vivir de sus

vecinos, ese mismo que tiene que repartir los alimentos con 5 y hasta 6 personas

más, pero que, si llega alguien a tocar la puerta, aquella pequeña puerta color

negro y le piden una ayuda económica comparte de su parte y si va en la calle


comparte una sonrisa que vale más que cualquier lote de oro, de ese dorado que

ya no se consigue.

El padre de familia del estudiante, aquel que se toma muy a pecho su papel y

trabaja con inclemencias del sol y la lluvia arando el campo y produciendo cultivos

para poder ver un peso y no es que eso valga su trabajo, eso es lo que le pagan,

llora en la noche por no poder dar a su hijo lo que pasan en las telenovelas o en

esos cuentos de hadas, por afrontar no una pandemia sino el hambre que es lo

más seguro de lo que pueda morir su hijo, a la mañana siguiente se levanta se

toma su café y parte por caminos estrechos mirando el verde de las montañas a

hacer lo que mejor sabe hacer. Al anochecer llega a preparar sus alimentos y

posiblemente una vez por semana puede hablar con su hijo y saber que está bien,

porque así es, su hijo y estudiante está bien, tiene vida y eso es signo de cambiar

y dar un giro inesperado para llegar a ser el orgullo de la familia y el que puede

cambiar la historia de sus padres, así es, solo con el hecho de respirar.

Ambos en el pasar de los días cumplen la cuarentena y sus protocolos de

seguridad porque al no estar juntos físicamente sus corazones están enlazados

desde el vientre y querrían poder verse una vez una más y esa vez durará para

siempre porque el amor de seres humanos debe ser así; para siempre.

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