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Divulgar la información acerca de algunos de los delitos contra la

seguridad pública y sus correspondientes penalidades, con el fin de


promover la cultura de la prevención del delito
Cuantitativos
Enumerar algunos de los delitos contra la seguridad pública y su
jurisprudencia
Relacionar algunos de los delitos contra la seguridad pública con
situaciones gráficas que permitan facilitar su comprensión
Cualitativa
Explicar los elementos objetivos y subjetivos de los delitos contra la
seguridad pública y su consecuencia jurídica
Estudiar la adecuada interpretación que se le debe dar a algunos de los
delitos contra la seguridad pública para una correcta aplicación

Investigar… Estudiar….

INTRODUCCION
En el Título XII del Código penal Colombiano, que trata de los delitos contra la
“seguridad pública”, se contempla en términos contextuales que el bien jurídico
a salvaguardar es la seguridad pública, entendida esta como la sensación
común de tranquilidad; bien jurídico que se lesiona con la comisión de los
delitos de terrorismo y de financiación del terrorismo y de grupos de
delincuencia organizada y administración de recursos relacionados con
actividades terroristas y de la delincuencia organizada.
Para proteger ese clima de generación de paz se hace necesaria la
consagración de tipos penales de peligro como un mecanismo eficiente para
proteger la paz, la seguridad y la tranquilidad de los asociados, debido a que
con el adelantamiento de las barreras de protección en una sociedad pueden
evitarse, de forma importante, comportamientos que lesionen o pongan en
peligro, efectivamente, los derechos de los ciudadanos
Desde la óptica doctrinal, se plantea que la Seguridad Pública es el derecho de
que tiene una sociedad a llevar una vida pacífica, tranquila y segura (Cfr.
LEONARDO CRUZ BOLÍVAR. “Delitos contra la seguridad pública” en
Lecciones de derecho penal. Parte especial, Universidad Externado de
Colombia, 2ª edición, Bogotá, 2011, pp. 466 – 467; SEBASTIÁN SOLER.
Derecho Penal Argentino, Tipografía Editora Argentina, Buenos Aires, 1978,
pp. 589 – 592)
La consumación de los tipos penales que se incluyen en dicho título no
requiere un resultado material específico (delitos de peligro), sino que basta
con la realización de comportamientos que pongan en riesgo la seguridad
pública (por ejemplo, el concierto para delinquir y el terrorismo, entre otros); de
manera que para la estructuración de la tipicidad objetiva no es necesario que
se lesionen de manera efectiva bienes jurídicos como la vida o la integridad
personal, sino que la producción de tales resultados deberá tratarse siempre
conforme a las reglas que regulan el concurso efectivo de conductas punibles.
Artículo 340
CONCIERTO PARA DELINQUIR. Modificado por el art 5 de la ley 1908 de
2018,
Se define como la celebración por parte de dos o más personas de un
convenio, de un pacto, cuya finalidad va más allá del mero acuerdo para la
comisión de un determinado delito, es la organización de dichas personas en
una sociedad delictiva con el fin de proyectar hacia el futuro la actividad
delictiva como su negocio, como su empresa, que dado su objeto ilícito es
diferente de los postulados del artículo 33 de la C.N que consagra la libertad de
empresa.
el delito de concierto para delinquir requiere en primer lugar un acuerdo
de voluntades entre varias personas; segundo, una organización que tenga
como propósito la comisión de delitos indeterminados, aunque pueden ser
determinables en su especie; tercero, la vocación de permanencia y durabilidad
de la empresa acordada; y cuarto, que la expectativa de realización de las
actividades propuestas permita suponer fundadamente que se pone en peligro
la seguridad pública (CSJ SP, Jul 15 2008, Rad. 28362).
La Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, Sentencia SP-3642018 (51142),
Feb. 21/18 aterrizó el tema de la siguiente manera: El inciso 1° del artículo 340
del Código Penal, con la modificación introducida por el artículo 14 de la Ley
890 de 2004, define el delito de concierto para delinquir, así: Cuando varias
personas se concierten con el fin de cometer delitos, cada una de ellas será
penada, por esa sola conducta, con prisión de 48 a 108 meses.
El concierto para delinquir se presenta cuando varias personas se reúnen con
el fin de cometer delitos. Dependiendo del tipo de delitos que se cometan, el
concierto para delinquir se clasifica como simple o agravado. Hay concierto
para delinquir agravado cuando los delitos cometidos son genocidio,
desaparición forzada de personas, tortura, desplazamiento forzado, homicidio,
terrorismo, tráfico de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias
psicotrópicas, secuestro, secuestro extorsivo, extorsión, enriquecimiento ilícito,
lavado de activos, testaferrato, financiamiento del terrorismo, y administración
de los recursos relacionados con actividades terroristas. La pena establecida
en este caso es de 8 a 18 años y una multa de 2.700 hasta 30.000 salarios
mínimos legales mensuales vigentes (smlmv). Esta pena puede aumentarse en
la mitad para quienes fomenten, promuevan, dirijan, encabecen, constituyan o
financien el concierto para delinquir.
En los demás casos, es decir cuando se cometen delitos diferentes a los
mencionados en el párrafo anterior, se configura concierto para delinquir simple
con una pena privativa de la libertad de tres a seis años.
Artículo 345. Financiación del terrorismo y de grupos de delincuencia
organizada y administración de recursos relacionados con actividades
terroristas y de la delincuencia organizada ( Este tipo penal fue modificado
después por el artículo 16 de la Ley 1453 de 2011, para ampliar su cobertura,
en el sentido de incluir en su enunciado y su texto la financiación y la
administración de recursos de los grupos de delincuencia organizada

el articulo habla de la Financiación del terrorismo y de grupos de delincuencia


organizada y administración de recursos relacionados con actividades
terroristas y de la delincuencia organizada.
consiste en el direccionamiento de recursos, de cualquier naturaleza, al
funcionamiento o sostenimiento de individuos, agrupaciones o la comisión
misma de actos de terroristas, para ello es posible que los recursos tengan
origen lícito o ilícito, esta financiación del terrorismo consiste en el
direccionamiento de recursos, de cualquier naturaleza, al funcionamiento o
sostenimiento de individuos, agrupaciones o la comisión misma de actos de
terroristas, para ello es posible que los recursos tengan origen lícito o ilícito.
Artículo 343. Terrorismo
El inciso 1º del Artículo 343 del Código Penal contempla un tipo penal básico,
el inciso 2º prevé una modalidad atenuada y el artículo 344 del mismo código
incorpora diferentes circunstancias de agravación
La conducta básica de terrorismo consiste en: provocar o mantener en
estado de zozobra o terror a la población o a un sector de ella, es decir,
originar en un sector identificable de la sociedad o en toda ella un estado
generalizado de miedo, una sensación de amenaza o de inseguridad.
La norma penal sanciona la conducta tanto de quien ocasiona ese estado de
cosas como la del individuo que, sin haberlo generado, hace que la zozobra o
el terror se prolonguen en el tiempo.
La conducta típica se configura cuando el estado de zozobra se obtiene
mediante cualquier acto que “eleve el riesgo a bienes jurídicos fundamentales o
la de elementos básicos de la vida en comunidad, tales actos deben realizarse
valiéndose de medios capaces de causar estragos, lo que se traduce en el
empleo de herramientas, elementos o instrumentos idóneos para causar daños
considerables a las personas o a las cosas.
El segundo inciso del artículo 343 define una modalidad atenuada que se
consuma cuando el estado de zozobra o terror es generado “…mediante
llamada telefónica, cinta magnetofónica, video, casete o escrito anónimo”, de
forma tal que la configuración de la tipicidad objetiva no exige que el acto
terrorista ponga en peligro los bienes referidos en el inciso 1º.
En lo concerniente al escrito anónimo, un sector de la doctrina ha puesto de
presente que se constata un error de técnica legislativa en la redacción del tipo,
teniendo en cuenta que al señalar que el escrito debe tener esta calidad, en los
casos en que la situación de zozobra y terror se logre a través de escritos con
autor identificado, la conducta sería atípica.
En cualquiera de las dos modalidades de terrorismo consagradas en el artículo
343, el tipo penal no exige expresamente la presencia de ingrediente subjetivo,
esto es, no es necesario que el acto terrorista tenga una finalidad específica,
sino que basta verificar la realización del elemento objetivo: QUE SE HUBIESE
GENERADO EN LA POBLACIÓN -O UN SECTOR DE ELLA- ESTADO DE
ZOZOBRA O TERROR POR VIRTUD DE DETERMINADO ACTO.
El artículo 344 del Código Penal consagra diversas circunstancias específicas
que configuran la modalidad agravada del delito de terrorismo, así:
«ARTÍCULO 344. CIRCUNSTANCIAS DE AGRAVACIÓN PUNITIVA. Las
penas señaladas en el inciso primero del artículo anterior, serán de ciento
noventa y dos (192) a trescientos sesenta (360) meses de prisión y multa de
seis mil seiscientos sesenta y seis punto sesenta y seis (6.6666.66) a cuarenta
y cinco mil (45.000) salarios mínimos legales mensuales vigentes, cuando:
1. Se hiciere copartícipe en la comisión del delito a menor de dieciocho (18)
años;
2. Se asalten o se tomen instalaciones de la Fuerza Pública, de los cuerpos de
seguridad del Estado, o sedes diplomáticas o consulares;
3. La conducta se ejecute para impedir o alterar el normal desarrollo de
certámenes democráticos;
4. El autor o partícipe sea miembro de la Fuerza Pública o de organismo de
seguridad del Estado;
5. Cuando la conducta recaiga sobre persona internacionalmente protegida
diferente de las señaladas en el título II de este Libro, o agentes diplomáticos
de conformidad con los Tratados y Convenios Internacionales ratificados por
Colombia, o se afecten edificaciones de países amigos o se perturben las
relaciones internacionales».
Los anteriores agravantes descritos en la norma son coincidentes en su
mayoría con los instrumentos universales que en especial protegen
instalaciones públicas, diplomáticas y sus agentes.

ARTÍCULO 353 A OBSTRUCCIÓN A VÍAS PÚBLICAS QUE AFECTEN EL


ORDEN PÚBLICO
Esta conducta La realiza quien imposibilite la circulación del tráfico considerado
como un asunto colectivo, y no la conducción de un vehículo individual, ya que
sólo al imposibilitar el tráfico se afecta la seguridad pública, y se ponen en
peligro concreto los derechos y los bienes individuales de quienes integran la
comunidad.
lo penalizado no es cualquier nivel o grado de perturbación en el servicio de
transporte público, colectivo u oficial tiene que tratarse de una perturbación
superlativa, que ni siquiera puede considerarse un grado superior de dificultad
para la circulación, sino que es un estado diferente. Es hacer completamente
imposible el transporte público, colectivo u oficial, y por tanto no consiste
solamente en paralizar o frenar un vehículo o el servicio de transporte público,
sino en eliminar cualquier posible condición para la circulación del mismo. Esa
no es una exigencia abierta o imprecisa, y por ende no hay razones para
juzgarla contraria al principio de estricta legalidad penal.

ARTÍCULO 365 FABRICACIÓN, TRÁFICO, PORTE O TENENCIA


DE ARMAS DE FUEGO, ACCESORIOS, PARTES O MUNICIONES.
El que sin permiso de autoridad competente importe, trafique, fabrique,
transporte, almacene, distribuya, venda, suministre, repare, porte o tenga en un
lugar armas de fuego de defensa personal, sus partes esenciales, accesorios
esenciales o municiones. Este es un artículo que, de acuerdo a las reglas de
interpretación, hace necesario remitirse al Decreto 2535 de 1993, norma que
regula lo referente a las armas, municiones y explosivos.
El artículo 3 de este decreto dice que los particulares, de manera excepcional,
podrán poseer o portar armas, sus partes, piezas municiones, explosivos y sus
accesorios, con permiso expedido de manera discrecional por la autoridad
competente, determinada en el artículo 32 del mismo Decreto.

Es decir que está bajo el ámbito permitido el porte de armas de fuego o


municiones que cuenten con un amparo legal para su tenencia, lo cual está
supeditado a que la autoridad competente, emita autorización para ello previo
la verificación de ciertos requisitos; por tanto, la intolerabilidad de la conducta
se establece por el hecho de superar el riesgo permitido, que tendrá lugar sólo
cuando una persona lleve tal artefacto, sus partes o municiones, sin el permiso
correspondiente.

Ha establecido la Corte Constitucional que la legitimidad de la penalización de


la fabricación, comercio y porte de armas sin permiso de autoridad competente,
obedece a una necesidad de protección de valores constitucionales, y la
defensa de varios bienes jurídicos, como la vida e integridad corporal de las
personas, el patrimonio, y el orden público o seguridad pública, denominándolo
entonces como un delito pluriofensivo que puede menoscabar todos esos
intereses y anticipando la protección de los mismos por entender que tienen la
entidad suficiente para ponerlos en peligro.

Resalta la Corte que la aspiración del estado es tener el monopolio coactivo


buscando con esto evitar los peligros de convivencia social que se pueden dar
cuando hay muchos poderes armados privados, toda vez que existe una
relación proporcional entre el porte de armas entre particulares y una mayor
violencia.

LA SEGURIDAD DESDE LA ÓPTICA DE LA


JURISPRUDENCIA DE LAS ALTAS CORTES
A. CONSEJO DE ESTADO
1. En cuanto a prevención de riesgos
Existe amplia jurisprudencia del máximo tribunal de la jurisdicción contencioso
administrativa, relacionada con las condiciones de seguridad debidas por el
Estado a las personas; tanto en la dimensión de la reparación del daño
antijurídico causado por el Estado, como, en la obligación del mismo, de
prevenir el riesgo de que el daño se materialice.
El Consejo de Estado ha declarado en varias oportunidades la responsabilidad
del Estado por daños causados a las personas como consecuencia de la
materialización de ciertos riesgos para su seguridad personal, en especial
frente a dos eventos:

A. Cuando se presenta una falla en el servicio de seguridad, o una falla del


servicio estatal en general, que genera un riesgo indebido para la seguridad de
la persona, y dicho riesgo se materializa produciendo un daño; esta falla del
servicio puede darse por acción u omisión.

B. Cuando no existe una falla del servicio que haga imputable el daño a las
autoridades, pero la persona ha estado expuesta a un riesgo especial, de
carácter excepcional y extraordinario, que no tiene el deber jurídico de soportar
en virtud del principio de igualdad ante las cargas públicas.
La tesis central sobre la cual el Consejo de Estado ha sustentado sus fallos,
radica en sostener que las personas tienen derecho a no verse expuestas a
situaciones de peligro excepcional para su vida o integridad personal, más allá
de los riesgos ordinarios que conlleva la vida en sociedad; y que, en esa
medida, el Estado tiene el deber de garantizar –en lo posible– que la seguridad
de los individuos no se vaya a ver comprometida, bien sea por una falla en el
actuar de sus propios órganos (por acción u omisión), bien por la presencia de
un riesgo anómalo que trasciende la órbita de lo jurídicamente aceptable, y
frente al cual las autoridades deben adoptar medidas suficientes de protección.
Este derecho de las personas, como se vio, corresponde a una obligación
primaria del Estado, que constituye el fundamento último de la responsabilidad
administrativa declarada en los casos que se reseñan.
En este sentido, la Corte ha establecido, que, para considerarlo un riesgo como
extraordinario,
el riesgo debe ser:
a. Específico e individualizable; es decir, no debe tratarse de un riesgo
genérico.
b. Concreto: es decir, estar basado en acciones o hechos particulares y
manifiestos, y no en suposiciones abstractas.
c. Presente: esto es, no remoto ni eventual.
d. Importante: que amenace con lesionar bienes o intereses jurídicos valiosos
para el sujeto; por lo cual no puede tratarse de un riesgo menor.
e. Serio, de materialización probable debido a las circunstancias del caso; por
lo cual, no puede ser improbable.
f. Claro y discernible: no de una contingencia o peligro difuso.
g. Excepcional: en la medida en que no es un riesgo que deba ser soportado
por la generalidad de los individuos.
h. Desproporcionado: frente a los beneficios que deriva la persona de la
situación por la cual se genera el riesgo.
También están bajo la órbita de protección directa de los derechos a la vida e
integridad personal, aquellos que se ubican en el nivel de riesgo extremo que
amenaza la vida o la integridad personal; o sea, aquellos que, reuniendo todas
las características de los extraordinarios, contengan los siguientes requisitos
adicionales:
a. Que el riesgo sea grave e inminente, y
b. Que esté dirigido contra la vida o la integridad de la persona, con el propósito
evidente de violentar tales derechos.
Cuando el riesgo tiene estas características adicionales, su nivel se torna
extremo, y serán aplicables en forma inmediata los derechos fundamentales a
la vida y
a la integridad, como títulos jurídicos para exigir la intervención del Estado con
miras a preservar al individuo.
B. CORTE CONSTITUCIONAL.
1. Visión Teleológica
La Constitución Política incluye la seguridad como elemento que adquiere
múltiples acepciones; lo cual refleja los diversos aspectos de la misma, que el
Constituyente del 91 quiso prever, promover y proteger. La Corte
Constitucional indicó que la seguridad fue visualizada en la
Carta Fundamental bajo tres manifestaciones distintas:
a. Como un valor y una finalidad del Estado.
b. Como un derecho colectivo.
c. Como un derecho individual, derivado de las múltiples garantías previstas en
la Carta contra los riesgos extraordinarios a los que se pueden ver sujetas las
personas. La seguridad como valor y fin del Estado, es considerada un valor
genérico que permea toda la Constitución, en tanto es garantía de las
condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y libertades
fundamentales por parte de las personas que habitan el territorio nacional.
Así, la seguridad constituiría una de las metas de la Carta
Política de 1991, de conformidad con el Preámbulo y el
Artículo 2º, en tanto el Constituyente buscó asegurar, a los integrantes de la
nación: la vida, la convivencia y la paz, entre otros. Por ello, en el sistema
constitucional instaurado en Colombia desde 1991, todas las instituciones que
velan por crear condiciones de seguridad, tienen como finalidad primordial la de
proteger las libertades y derechos de las personas.
2. Como Derecho Fundamental
En concordancia con los ejes rectores de la Constitución de
1991, se califica como fundamental al derecho que surja de la emanación
directa de un principio constitucional, vinculado directa e inmediatamente con
los valores y principios constitucionales.
La jurisprudencia constitucional colombiana ha establecido como requisitos
para la existencia de los
Derechos Fundamentales:
a. La conexión directa con los principios que constituyen la base axiológica
jurídica.
b. La eficacia, en cuanto debe ser el resultado de una aplicación directa del
texto constitucional.
c. El contenido esencial o núcleo básico del Derecho Fundamental, no
susceptible de interpretación o de opinión, sometido a la dinámica de las
coyunturas
o ideas políticas.
Igualmente, dicha jurisprudencia ha precisado que los
Derechos Fundamentales no se encuentran definidos de manera taxativa en la
Constitución. No son sólo los denominados como tales en el texto
constitucional, y que existen además por ser parte del bloque de
constitucionalidad.
3. A partir de la jurisprudencia constitucional.
Sin lugar a dudas, los fallos de la Corte Constitucional, respecto a la protección
de la seguridad personal, están relacionados con fallos de Tutela –favorables a
los accionantes– solicitados por personas que residían cerca
de estaciones de policía, y que solicitaban la reubicación
de las mismas y que fueron analizados a la luz de los principios de solidaridad
y de igualdad ante las cargas públicas. Igualmente, en relación con personas
que se encuentran seriamente amenazadas en su vida, a miembros de partidos
políticos que por su militancia partidista son objeto de actos violentos, las
personas desmovilizadas de grupos guerrilleros, los docentes amenazados, los
funcionarios públicos que en razón de su cargo han sido objeto de amenazas
contra su vida, y de quienes no pueden protegerse a sí mismos
adecuadamente, por encontrarse bajo dependencia de una autoridad pública
(personas privadas de la libertad, recluidos en hospitales, soldados, menores
que estudian en escuelas públicas).
Concierto para delinquir :El artículo 340 del Código penal colombiano tipifica
una conducta conocida con el nombre de “concierto para delinquir”, el cual
reza: Cuando varias personas se concierten con el fin de cometer delitos, cada
una de ellas será penada, por esa sola conducta, con prisión de cuarenta y
ocho (48) a ciento ocho (108) meses.
Este delito tipificado mediante la Ley 599 de 2000, ha sufrido varias
modificaciones respecto a la pena, pasando de rangos de 3 a 6 años con la ley
733 de 2002; y de 4 a 9 años con la Ley 890 de 2004. No cumpliéndose en los
sitios de reclusión el objetivo real de socialización pregonado por el artículo 4
de dicho Código “La pena cumplirá las funciones de prevención general,
retribución justa, prevención especial, reinserción social y protección al
condenado”; es de entender que el endurecimiento de la pena no tendría otro
motivo diferente que el de disuasión; el cual podría lograse parcialmente si el
Estado hiciera uso de los medios masivos de comunicación para difundir el
castigo que le podría esperar a quienes se presten para formar parte de grupos
que obren al margen de la ley.
Pero el tema que nos ocupa no es precisamente la resocialización del
condenado ni la prevención del delito, que bien podrían ser acápites de otra
charla; sino el origen del presente delito. Concierto significa ponerse de
acuerdo. Y esto connota reunirse, planear, opinar, repartirse funciones,
nombrar un líder, estudiar esquemas, diagramar situaciones, adquirir armas,
conseguir disfraces, e incluso elaborar simulacros. Pero hasta aquí a pesar de
que ha existido el acuerdo, no se ha cometido delito alguno. Ni siquiera ha
habido tentativa. Asesinar, hurtar, secuestrar, extorsionar, son s[olo verbos con
los cuales se designan delitos; aun suponiendo que la planeación haya versado
sobre una o varias de estas aviesas conductas, los delitos no se han
consumado. O de haber sucedido, ¿dónde están las víctimas? Si el
fundamento del código penal es proteger la dignidad humana como bien lo dice
su artículo 1º., hasta este punto, ¿a quién se le ha vulnerado su dignidad?
Conciencia de actuación. El concierto implica actores maduros; con
conocimiento de causa, conscientes no sólo de los resultados esperados, sino
de las consecuencias adversas si las cosas no les funcionan. La conciencia
está relacionada con el alcance de las actuaciones sucesivas en el tiempo; por
eso, antes de juzgar un actor, el operador judicial debe interrogarlo una y otra
vez acerca de la permanencia al grupo, y su papel dentro de la organización
criminal. Esto es necesario, porque existen casos donde un actor que recién
llega y es primera vez que participa haciendo una labor ocasional, ni siquiera
tiene conciencia que pertenece a un grupo; y en lugar de un cargo, resulta que
le formulan dos. De otro lado, se debe analizar el constreñimiento para actuar
derivado de la autoridad del líder que se apoya por estar en posesión de las
armas; o por poseer la autoridad de despido en caso de delitos presuntos
cometidos al interior de las entidades estatales; como el caso de la
interceptación ilegal de teléfonos. En ocasiones los actores actúan bajo presión
o con desconocimiento de que las actuaciones representan un delito; como en
el caso de las comunas, donde se involucran a actores bajo amenaza de
extinguir a sus familias.
Requisitos para que se consume el delito “Concierto para delinquir”.
1-. Condenas individuales previas. Para que se pueda penalizar el delito
“Concierto para delinquir” se requiere ante todo que haya condenas previas por
los delitos imputados, con sentencias declaradas en firme, en la instancia
superior. Sólo cuando algunos de los miembros del grupo hayan sido
declarados culpables por la autoridad competente se puede decir que el grupo
delinquió, entonces, se puede proceder a imputarles de manera individual el
segundo delito que nos ocupa.
2-. Pluralidad de delitos. De otro lado, obsérvese que el artículo 340 habla de
“cometer delitos”. De tal manera que un sólo delito imputado, judicializado y
penalizado tal como se desprende de la gramática, no es suficiente ni posible
para judicializar al grupo. Para que se hable de pluralidad, se requieren al
menos dos delitos, y lo más grave del asunto es que deben ser diferentes. El
hecho de que haya dos condenas por homicidio, no es razón por carecer de
pluralidad de delitos; en este caso, sólo se estarían condenando a dos actores
por el mismo delito, que bien pudo recaer o no en la misma víctima; en este
caso debe haber por ejemplo, homicidio y secuestro para qué se pueda hablar
de delitos; o porte ilegal de armas y hurto; o violación y secuestro. Pero no
puede hablarse de “lavado de activos y concierto para delinquir”, por ejemplo;
porque el segundo delito aún no se ha juzgado; y para proferir sentencia se
requieren pruebas; y, éstas, son justamente las que se están evaluando para
nutrir los argumentos de la sentencia en relación con el “concierto para
delinquir”. Es decir, las pruebas del delito “concierto para delinquir” son los
mismos delitos presuntamente cometidos que se estarían investigando; cuando
se profieran las sentencias, se usan como pruebas.
3-. Pluralidad de actores. Del contexto del artículo 340 se desprende que
aunque el grupo lo conformen varias personas reunidas con el ánimo de
delinquir, es urgente que exista al menos dos condenas de actores
debidamente probados de que pertenecen al mismo grupo. Aclaro, no son dos
actores que presuntamente hayan participado, sino que hayan sido
condenados, como dijimos, con sentencia proferida en la instancia superior.
En conclusión, el “concierto para delinquir” no es un delito por sí sólo; y por lo
tanto debe juzgarse al amparo de otros delitos probados y otros actores
condenados a quienes se les debe demostrar que actuaron
mancomunadamente; y cuyas sentencias, actúan como prueba. En
cumplimiento de la economía procesal, se puede declarar competente el mismo
juez que profirió las sentencias de los delitos que sirven como prueba.
En razón a lo anterior, es irresponsable que el fiscal que haya investigado las
conductas tipificadas de los actores, pida en la misma sesión de imputación de
cargos, condena por “concierto para delinquir”; porque este presunto delito,
debe pasar primero por la etapa de pruebas, y éstas no han pasado por sus
manos, pudiendo tardar algunos meses, e incluso años. ///.
Artículo 340. Modificado por el art. 8, Ley 733 de 2002 , Modificado por el art.
19, Ley 1121 de 2006. Concierto para delinquir. Cuando varias personas se
concierten con el fin de cometer delitos, cada una de ellas será penada, por
esa sola conducta, con prisión de tres (3) a seis (6) años.
Cuando el concierto sea para cometer delitos de genocidio, desaparición
forzada de personas, tortura, desplazamiento forzado, homicidio, terrorismo,
narcotráfico, secuestro extorsivo, extorsión o para organizar, promover, armar o
financiar grupos armados al margen de la ley, la pena será de prisión de seis
(6) a doce (12) años y multa de dos mil (2.000) hasta veinte mil (20.000)
salarios mínimos mensuales legales vigentes.
La pena privativa de la libertad se aumentará en la mitad para quienes
organicen, fomenten, promuevan, dirijan, encabecen, constituyan o financien el
concierto o la asociación para delinquir.
Artículo 341. Entrenamiento para actividades ilícitas. El que organice, instruya,
entrene o equipe a personas en tácticas, técnicas o procedimientos militares
para el desarrollo de actividades terroristas, de escuadrones de la muerte,
grupos de justicia privada o bandas de sicarios, o los contrate, incurrirá en
prisión de quince (15) a veinte (20) años y en multa de mil (1.000) a veinte mil
(20.000) salarios mínimos legales mensuales vigentes.
Artículo 342. Circunstancia de agravación. Cuando las conductas descritas en
los artículos anteriores sean cometidas por miembros activos o retirados de la
Fuerza Pública o de organismos de seguridad del Estado, la pena se
aumentará de una tercera parte a la mitad.
Artículo 351. Daño en obras de utilidad social. El que dañe total o parcialmente
obra destinada a la captación, conducción, embalse, almacenamiento,
tratamiento o distribución de aguas, incurrirá en prisión de dos (2) a diez (10)
años y multa de cien (100) a quinientos (500) salarios mínimos legales
mensuales vigentes.
Artículo 352. Provocación de inundación o derrumbe. El que ocasione
inundación o derrumbe, incurrirá en prisión de uno (1) a diez (10) años y multa
de cincuenta (50) a quinientos (500) salarios mínimos legales mensuales
vigentes.
Artículo 353. Perturbación en servicio de transporte colectivo u oficial.
Modificado por el art. 45, Ley 1453 de 2011. El que por cualquier medio ilícito
imposibilite la conducción o dañe nave, aeronave, vehículo o medio motorizado
destinados al transporte colectivo o vehículo oficial, incurrirá en prisión de uno
(1) a tres (3) años y multa de diez (10) a cincuenta (50) salarios mínimos
legales mensuales vigentes.
Artículo 45. Modifíquese el artículo 353 de la Ley 599 de 2000, el cual quedará
así:
Artículo 353. Perturbación en servicio de transporte público, colectivo u oficial.
El que por cualquier medio ilícito imposibilite la circulación o dañe nave,
aeronave, vehículo o medio motorizado destinados al transporte público,
colectivo o vehículo oficial, incurrirá en prisión de cuatro (4) a ocho (8) años y
multa de trece punto treinta y tres (13.33) a setenta y cinco (75) salarios
mínimos legales mensuales vigentes.
Artículo 353 A. Adicionado por el art. 44, Ley 1453 de 2011
Artículo 354. Siniestro o daño de nave. El que ocasione incendio, sumersión,
encallamiento o naufragio de nave o de otra construcción flotante, o el daño o
caída de aeronave, incurrirá en prisión de uno (1) a siete (7) años y multa de
cincuenta (50) a quinientos (500) salarios mínimos legales mensuales vigentes.
Artículo 355. Pánico. El que por cualquier medio suscite pánico en lugar
público, abierto al público o en transporte colectivo, incurrirá en multa.
Artículo 356. Disparo de arma de fuego contra vehículo. El que dispare arma de
fuego contra vehículo en que se hallen una o más personas, incurrirá en prisión
de uno (1) a cinco (5) años.Artículo 18. Agréguese un artículo nuevo a la Ley
599 de 2000 el cual quedará así:
Artículo 356 A. Quien teniendo permiso para el porte o tenencia de armas de
fuego la dispare sin que obre la necesidad de defender un derecho propio o
ajeno contra injusta agresión actual o inminente e inevitable de otra manera,
incurrirá en prisión de uno (1) a cinco (5) años, cancelación del permiso de
porte y tenencia de dicha arma, y la imposibilidad por 20 años de obtener dicha
autorización; siempre que la conducta aquí descrita no constituya delito
sancionado con pena mayor.

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