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LOS CARICATURISTAS, ESOS RAROS “HOMBRES VERDES”.

Por: Rely

Soy Aurelio Cortes González, conocido en el “bajo mundo de los moneros” como:


Rely. Mi formación como caricaturista la recibí gracias a un curso tomado por
correspondencia en la escuela “Continental Schools” con sede en la ciudad de Los
Ángeles California, y es en 1980 a la edad de diecinueve años que inicio
profesionalmente como dibujante de historietas con la serie “Leyendas del Viejo
Oeste”, en el estudio del dibujante Andrés Ortega Aragón. 
 
En la ciudad de México complementé mi formación en el dibujo y la pintura
asistiendo a las clases impartidas por el pintor Rómulo García y en la Academia
Libre de Pintura y Dibujo “Goya”. Pero es en Acapulco, a principios de los años
noventa, donde da principio mi carrera como caricaturista editorial.
Puedo decir que mi técnica es la técnica básica de la mayoría de los caricaturistas
políticos; exagerar los múltiples aspectos grotescos, corruptos o francamente
perversos del ambiente político o social.

Para lograr un buen cartón, el caricaturista debe tener un bagaje cultural, artístico
e informativo de primer orden. Las ideas expuestas a través del dibujo y el humor
crítico deben resolverse con la mayor economía de recursos lingüísticos y visuales
para transmitir claramente la idea a comunicar, de manera que sea entendible
para el mayor número de lectores.  

Si tuviera que definir la caricatura política, la expresaría como la forma en que un


cerebro artístico, intelectual y periodístico, se encarga de procesar y sintetizar
información para luego colocarla en un rectángulo o viñeta en la que, a través de
trazos y/o textos, genera una visión de la realidad que produce, en el mejor de los
casos, una sonrisa –mental o sardónica- que dejará en el lector una pequeña
satisfacción, un nuevo punto de vista o frustrante derrumbe de expectativas
creadas.  
 
La caricatura o cartón político, se basa en aislar los defectos morales, físicos,
políticos y éticos de esas figuras públicas cuyas declaraciones llenan las páginas
de los diarios. 
 
La labor del caricaturista es exagerar esos defectos, exhibirlos para escarnio de la
gente. El cartón político es un género periodístico que se da el lujo de llegar a
públicos muy diversos y abordar temas desde los más inusitados ángulos.  
La auténtica caricatura periodística tiene que ser critica, no complaciente, no debe
alabar, va contra su naturaleza. 

En apariencia, puede ocurrir que al hojear un periódico o revista y el trabajo de un


caricaturista, llama nuestra atención, provocándonos una explosión emotiva o una
simple y llana sonrisa – pudiera parecer – que es un trabajo sencillo y divertido;
que el autor es un pensador liviano y chacotero al que además le pagan por
divertirse con su lápiz. 
 
Esto es sólo así – en apariencia – pues, detrás de esa viñeta dibujada con humor,
un texto breve y esa síntesis lineal, que condensa y resume gráficamente en unos
cuantos trazos una situación hilarante, aderezada con una buena dosis de crítica,
detrás de ello, está ese tipo de pensamiento escurridizo, doloroso, pero también
gratificante : el pensamiento creativo. ¿Cómo es mi trabajo?

Entre la variedad de temas noticiosos, procuro elegir los más adaptables al


tratamiento del cartón de sátira o crítica política y por fortuna los que seguido
encuentro son las declaraciones de políticos, funcionarios, clérigos y demás
representantes de la autoridad, así como las notas en torno a fraudes,
inmoralidades, magnicidios, crisis económica, guerras, rebeliones y desde luego
periodos de contienda electoral. 
 
Para elegir el tema adecuado y comenzar a trabajar en las posibles ideas que de
él deriven, me ayuda haber desarrollado un particular “olfato noticioso” que al ser
ejercitado diariamente, es una herramienta primordial para mi labor crítica. 

Para un caricaturista político, debido a la naturaleza de su género, siempre es


prudente que elija el medio más acorde a su pensamiento crítico, esto nos permite
a la larga trabajar con más libertad y evitar frustraciones por la censura,
autocensura y la consiguiente no publicación de sus trabajos. 
 
En México, la demanda de un periodismo más veraz y comprometido con la
información no tendenciosa ni oficialista, es un factor que está transformando la
línea editorial de los medios, inclusive aquellos que no se adapten a las nuevas
demandas de mercado y el panorama político, van quedando a la zaga o incluso
se han visto orillados a desaparecer. 
 
Este panorama provoca un periodismo más plural, donde si bien cada medio
guarda una postura determinada, permite al caricaturista político encaminar bien
sus pasos y ofrecer y publicar su trabajo en el periódico que resulte más acorde a
sus convicciones  y opinión de la realidad  política imperante así como su forma de
entenderla. 

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