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La corporación de radiodifusión británica (BBC) en su publicación web del día 12 de

octubre de 2016 nos presenta un artículo relacionado con la cuarta revolución industrial,
donde trae a colación una definición de Klaus Schwab en la cual nos indica que los cambios
que nos traerá la cuarta revolución industrial será tan impactante y determinante para el
mundo entero, en cuanto las convergencias de tecnología digitales.1

Ahora bien entrando en materia con respecto a las tendencias del derecho en el escenario de
la cuarta revolución industrial, encontramos que el ejemplo más palpable lo podemos
ubicar en América latina específicamente en nuestro país, Colombia, donde se introdujo por
parte de la Superintendencia de sociedades un robot llamado Siarelis que significa sistema
con bases de inteligencia artificial para resolución de litigios societarios, el día 10 de
octubre de 2018 el superintendente de sociedades Francisco Reyes Villamizar expresó
“Nunca antes un juez en Colombia había tenido un asistente que no fuera de carne y hueso.
Esta innovación pone al país como pionero mundial en la revolución digital de la justicia,
permite una justicia más ágil y transparente y abre las puertas a las posibilidades inmensas
de la Inteligencia Artificial”2, dentro de las funciones de Siarelis encontramos que este
robot tiene como finalidad servir como guía a las partes y proponer soluciones ante posibles
conflictos societarios, basado en la inteligencia artificial.

La implementación de inteligencia artificial en el mundo está dando pasos de gigante,


principalmente en lo que concierne al derecho comercial, verbi gracia el blockchain el cual
permite que millones de personas realicen transacciones sin necesidad de intermediarios,
así mismo esta tecnología abre paso a los contratos de los Smart contracts que son los
contratos inteligentes donde una computadora recibe las instrucciones electrónicas
mediante códigos, todo con seguridad y precisión.
En un mundo cada vez más globalizado y donde el distanciamiento social hoy en día es una
cuestión de vida o muerte, es dable resaltar las notificación electrónicas, en Colombia este
tipo de actuaciones procesales tienen asiento en su ordenamiento juridico,todo con el fin de
agilizar los procesos, aunque no es un tipo de notificación principal se puede realizar de
forma facultativa y subsidiaria, como lo reza el Código General del Proceso en el articulo
291 numeral 3 inciso 5 “Cuando se conozca la dirección electrónica de quien deba ser

1
https://www.bbc.com/mundo/noticias-37631834
2
https://www.portafolio.co/innovacion/supersociedades-contara-con-un-robot-asistente-522161
notificado, la comunicación podrá remitirse por el Secretario o el interesado por medio de
correo electrónico. Se presumirá que el destinatario ha recibido la comunicación cuando el
iniciador recepcione acuse de recibo. En este caso, se dejará constancia de ello en el
expediente y adjuntará una impresión del mensaje de datos”3 así mismo nuestro
ordenamiento jurídico contempla que se puede emplear otros medios tecnológicos para
cumplir con los fines esenciales del estado y la administración de justicia, este es el caso de
las audiencias virtuales en u proceso penal donde el código penitenciario de Colombia en su
artículo 30ª expresa que La Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (Uspec)
garantizarán en todos los establecimientos penitenciarios del país las locaciones y
elementos tecnológicos necesarios para la realización de audiencias virtuales. En la misma
normativa contempla que el Consejo Superior de la judicatura dispondrá de salas para que
los jueces de la republica puedan realizar audiencias virtuales, siguiendo esta línea no se
nos puede pasar por alto que los centros de arbitraje y cualquier interviniente en un arbitraje
pueden utilizar los medios electrónicos para realizar cualquier actuación dentro de un
proceso de arbitramento, sin que para ello requiera previa autorización según los reglado en
el Artículo compilado en el artículo 2.2.4.2.4.1 del Decreto Único Reglamentario 1069 de
2015.
Otro tema importante en todo lo relacionado con la tecnología y la cuarta revolución
industrial es el Principio de Equivalencia Funcional el cual consiste que la información que
se proporciona por medio de mensaje de datos tenga el mismo valor jurídico que las
suministradas por medios tradicionales, en la firma digital se garantiza la identidad y
autenticidad del documento, según la ley 527 de 1999 en su artículo 2° define la firma
digital como un valor numérico que se adhiere a un mensaje de datos y que, utilizando un
procedimiento matemático conocido, vinculado a la clave del iniciador y al texto del
mensaje permite determinar que este valor se ha obtenido exclusivamente con la clave del
iniciador y que el mensaje inicial no ha sido modificado después de efectuada la
transformación.
En el mismo sentido encontramos el comercio electrónico el cual tiene naturaleza global y
permite acceder a diferentes productos del mundo sin restricciones de frontera, eso si
cumpliendo con todos los aranceles y demás imposiciones aduaneras, en este entendido en

3
http://www.secretariasenado.gov.co/senado/basedoc/ley_1564_2012_pr007.html#291
el año 2005 la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional
adscrita a la ONU aprobó la utilización de medios electrónicos para la celebración de los
contratos internacionales.4

Bibliografía.

4
https://www.uncitral.org/pdf/spanish/texts/electcom/06-57455_Ebook.pdf
https://www.bbc.com/mundo/noticias-37631834
2
https://www.portafolio.co/innovacion/supersociedades-contara-con-un-robot-asistente-
522161
3
http://www.secretariasenado.gov.co/senado/basedoc/ley_1564_2012_pr007.html#291
4
https://www.uncitral.org/pdf/spanish/texts/electcom/06-57455_Ebook.pdf

Almonacid Sierra. J. Coronel Ávila. Y (2020) Aplicabilidad de la inteligencia artificial y la


tecnología blockchain en el derecho contractual privado Núm. 38

https://leyes.co/codigo_penitenciario_y_carcelario/30A.htm
Polanco López (2016) Manifestaciones del principio de equivalencia funcional y no
discriminación en el ordenamiento jurídico colombiano. Núm. 16-1,

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