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ANTROPOGÉNESIS
Lemuria, Atlántida, humanidad actual…:
las humanidades pasadas y las que nos sucederán
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1. GRANDES PAUTAS EN EL MAGNO ESCENARIO COSMOGÓNICO

1.1. El triple esquema evolucionario


1.1.1. En diversas tradiciones espirituales, la evolución se liga al término
“campo”, haciéndose referencia a “Campo de Evolución”, marco en el que se
plasma de manera armónica y coherente la dinámica y la interacción de las tres
grandes líneas evolucionarias –triple esquema evolucionario- existentes en todo
lo Manifestado: la espiritual o monádica (que es, simbólicamente expresado, de
arriba abajo), la de la materia (de abajo a arriba) y la del alma (en auto-
consciencia).
1.1.2. En lo que aquí ocupa, la evolución monádica es la de mayor interés.

La evolución monádica
+El pensamiento humano opera en la dualidad y concibe como realidades
independientes el Espíritu (Mónada) y la materia. Pero ambos son aspectos de
lo Absoluto y algo los une: Fohat. Por esta interacción, el Espíritu se “envuelve”
en la materia y, a la par, impulsa a esta en su evolución, que no es por azar.
+El Espíritu o Mónada es el aspecto más puro y elevado tanto del ser humano
como de todo cuanto existe, de cada cosa que es o vive en el Cosmos, sea
sensible o no. Puede ser definido cual esencia divina y Vida Una que en todo
radica y como radiación universal y Vibración Pura y Primigenia de lo Absoluto
e Inmanifestado: la divinidad Una reflejándose como Consciencia y movimiento
eterno en cada átomo del Universo e inseparable de esa divinidad, de esa
Realidad Única, tal como el rayo solar es inseparable de la luz del Sol. Así, el
Espíritu anima y vivifica todo lo Manifestado -la Creación entera- y el Cosmos,
en su aparente diversidad.
+Sin embargo, la Mónada es una, homogénea e indiferenciada y no tiene
posibilidad de adquirir consciencia en los planos inferiores de materia
diferenciada. Por esto precisamente, la evolución monádica o plan de
desenvolvimiento de la Mónada consiste en descender a los mundos de la
materia. Ahora bien, dada la colosal diferencia entre las frecuencias
vibracionales del Espíritu y la materia, la Mónada, para llegar al plano físico,
tiene que utilizar medios o vehículos adecuados de los planos inferiores que lo
hagan factible. Y el uso de esos medios la introduce en un proceso de
diferenciación, mostrando una tendencia gradual hacia la segregación en
Mónadas individuales. Para esto, la Mónada empieza por descender al plano
Anupadaka, el más sutil en lo Manifestado después de Adi, donde lleva a cabo
su “pre-configuración” tomando átomos permanentes de los planos
inmediatamente inferiores. Culminada está pre-configuración, la Mónada,
aunque no puede descender a planos por debajo de Anupadaka, si está ya lista
para irradiar una parte de sí misma tanto al plano átmico, primero, como al

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búddhico, después.
+Y para que este proceso de diferenciación desemboque en la experiencia de
individualización, se requiere que manas, la esfera mental, entre en juego,
pues la cualidad de autoconsciencia es una de sus característica, siendo manas
superior quien, uniéndose a Buddhi, aporta consciencia individual a la Mónada
divina e impersonal.

1.2. Las fases o Ciclos de Evolución


1.2.1. Al unísono, toda la evolución, tanto en el universo metafísico como en el
físico, es septenario
1.2.2. Así cada Campo de Evolución, sigue siete fases fundamentales que se
presentan una y otra vez:
+Durante tres, el Espíritu desciende, en cuanto que se envuelve en capas cada
vez más densas de materia.
+Una cuarta en la que espíritu “toca fondo”, alcanza el punto de inflexión en el
proceso de descenso y llega a su mayor inmersión en la materia, teniendo con
esta múltiples relaciones que la mente humana contempla como conflictivas.
+Y otras tres en las que Espíritu asciende, en el sentido de que domina cada
vez más a la materia, organizándola, dándole la forma que necesita para
manifestarse y poniéndola a su servicio para que sea el vehículo por el cual
todos los poderes del Espíritu pueden plasmarse y hacerse activos.

1.3. La constitución septenaria


1.3.1. Íntimamente ligado a lo anterior, las formas de vida adoptan igualmente
una configuración septenaria. Así, el ser humano tiene una constitución
septenaria reconocida desde hace miles de años por las escuelas esotéricas,
distinguiéndose en él estos siete componentes de menor a mayor sutilidad:
cuerpo físico denso, cuerpo físico etérico, aspecto emocional o astral, ámbito
mental o mente inferior o concreta, cuerpo causal (configurado de energía sutil
asociada a la mente superior o abstracta y donde se halla el alma individual),
Alma Universal o Buddhi y Espíritu o Atma. Los cuatro primeros son
perecederos y conforman el Cuaternario inferior del ser humano al que se
asocia la personalidad. Y los otros tres son imperecederos y configuran el
Trinario o Yo Superior.

1.4. La cadena de vidas o reencarnaciones


1.4.1. Como se apuntó antes, el alma evoluciona en auto-consciencia. Y lo hace
a través de una cadena de vidas o reencarnaciones en sucesivas vidas. En el
caso del ser humano, su cuerpo causal encarna en una cadena de vidas o
reencarnaciones, cada una con su correspondiente cuaternario inferior. Y para
pasar de una vida a otra en el camino evolutivo, tal cuaternario ha de morir,
siendo esta muerte la puerta que se abre para pasar de la habitación de la vida
en el plano físico a la habitación de la vida en el plano de luz (en medio hay un
estado intermedio o tránsito) y, desde este, volver a encarnar.

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2. APLICACIÓN POR ANALOGÍA

2.1. Como es abajo es arriba…


2.1.1. “Lo que está abajo es como lo que está arriba; y lo que está arriba es
como lo que está abajo”, indica la Tabla Esmeralda, atribuida a Hermes
Trismegisto. Y el triple esquema evolucionario, las fases o ciclos de evolución,
la constitución septenaria y la cadena de vidas o reencarnaciones rigen en lo
mayor y en lo menor.
2.1.2 Y plasmándose todo ello en la vida humana, también lo hacen, en su
correspondiente escala trascendente, en formas de vida de mayor envergadura
física y en consciencia.

2.2. Todo es suma de partes y forma parte de una suma superior


2.2.1. ¿Cuáles son esas formas de vida? Pues como también enseña la
Sabiduría sin Edad, todo es suma de partes y forma parte de una suma
superior, aunque cada parte es a su vez el todo. Así, un ser humano está
conformado por decenas de billones de células y forma parte a su vez de la
humanidad, con sus casi 8.000 millones de componentes. Y la humanidad se
integra en la Tierra; y así sucesivamente.
2.2.2. No en balde, el Universo entero es una única unidad orgánica, un magno
ser vivo. En su seno hay cúmulos galácticos, conformados por numerosas
galaxias (hay más de 7.000 millones en el universo conocido); y cada galaxia
cuenta con multitud de clusters sistémicos, configurados por diversos sistemas
solares (la galaxia que llamamos Vía Láctea tiene 200.000 millones de estrellas
y soles); y cada sistema solar cuenta con su grupo de planetas.
2.2.3. En tan colosal marco, ¿cuál es la mayor forma de vida de la que
poseemos información? Son los Entes Supraplanetarios, sobre los que ilustran
textos y tradiciones que se hunden en la noche de los tiempos.

3. ENTES SUPRAPLANETARIOS, ENTES PLANETARIOS, GLOBOS Y


RONDAS

3.1. Los Entes Supraplanetarios o Supercadenas


3.1.1. Por lo expuesto, el mayor Campo de Evolución que podemos estudiar
cristaliza en un Ente Supraplanetario, cuya evolución y configuración debe
seguir analógicamente un ciclo de reencarnaciones y, en cada una de ellas, la
pauta septenaria.
3.1.2. Los Entes Supraplanetarios son magnos seres vivos, con su propia
evolución en consciencia en el contexto de los grandes ciclos del sistema solar y
la galaxia en los que cada uno se integra. Algunos autores lo llaman Logos
Planetario, aunque tal denominación genera graves equívocos: en el contexto
de la Cosmogénesis, el término “Logos” se refiere realmente a otra cosa; y el
apelativo “planetario” no es suficiente, como se verá de inmediato, para
describir su envergadura.
3.1.3. En el caso de nuestro sistema solar, está configurado por siete Entes
Supraplanetarios, cada uno de los cuales tiene su Plan de Evolución, llamado
también Supercadena.

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3.1.4. La vida de un Ente Supraplanetario o Supercadena se despliega
sucesivamente en siete Entes Planetarios o Cadenas Planetarias. Estas si están
asociadas a un planeta determinado, sea o no visible para el ojo humano.

3.2. Entes Planetarios o Cadena Planetarias


3.2.1. Por tanto, los Entes Planetarios o Cadenas Planetarias son las formas de
vida en la que el Ente Supraplanetario va encarnado. Cada una puede
entenderse como una nueva reencarnación del ser viviente supraplanetario, de
manera análoga a como el alma individual encarnada en el ser humano –
integrada en el llamado cuerpo causal- evoluciona mediante sucesivas
reencarnaciones en una cadena de vidas.
3.2.2. Se exponen algunas ideas básicas sobre cada Ente Planetario o Cadena
Planetaria, teniendo como telón de fondo el Ente Supraplanetario o
Supercadena en la que está la Tierra:
+Primer Ente o Cadena: Comienza el descenso del Espíritu, su envolvimiento en
la materia, hasta llegar al plano mental en si nivel superior. Se le califica de
“arquetípica” y Campo de Tinieblas (noche). Las formas de vida cuyas almas se
individualizan en esta Cadena reciben el nombre de Asuras.
+Segundo Ente o Cadena: Mayor inmersión de la Mónada en la materia,
alcanzando el nivel inferior del plano mental. Se le llama “creadora” y Cuerpo
de Luz (día). Las modalidades de vida cuyas almas se individualizan en esta
Cadena son denominadas Pitris Agnisvattas.
+Tercer Ente o Cadena: Aún mayor descenso, llegando al plano astral. Se le
denomina “formativa” y Cuerpo del Crespúsculo (en esta Cadena, el globo D es
la Luna). Se le relaciona con los Pitris Barhishads y de ella proceden cuatro
tipos de pitás que, con almas ya individualizadas, ayudarán en la evolución
física propia de la Cuarta Cadena.
+Cuarto Ente o Cadena: Punto máximo de inmersión del Espíritu en la materia
y de inflexión del proceso, alcanzando el plano físico. Por esto, Espíritu y
materia se entremezclan y hay muchas interacciones. Se le califica de “física” y
Cuerpo Amanecer (en esta Cadena, lo que más adelante denominaremos globo
D se corresponde con la Tierra tal como nosotros la conocemos). Las almas
aquí individualizadas están encarnadas en seres humanos.
+Quinto Ente o Cadena: Ha comenzado el ascenso del Espíritu y este empieza a
dominar la materia. Es de perfil astral, como la Tercera.
+Sexto Ente o Cadena: El dominio aumenta. Es de sustancia mental inferior
como la Segunda.
+Séptimo Ente o Cadena: El dominio del Espíritu es aún mayor y la materia
queda al servicio pleno del Espíritu. Es de carácter mental superior, como la
Primera.
(Nota: Hay 4 clases de “manasaputras”: primera, los asuras; segunda, los
pitiros; la tercera, los Kumaras; y la cuarta, los Ppitris solares de la cadena
lunar. Todos proceden de la Supercadena del Ente Planetario en el que Tierra
se integra, excepto los Kumaras, que provienen de la Supercadena del Ente
Planetario, de Venus).
3.2.3. Antiguamente, se dio el nombre de Manvántara planetario al periodo
durante el cual persiste cada una de las siete Cadena planetarias. Al concluir,
cada Manvántara da paso a un Pralaya planetario, que será el preámbulo, a su

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vez, de un nuevo Manvántara. Al finalizar este ciclo septenario, todo vuelve al
seno del Ente Planetario con el fruto recolectado durante el conjunto de la
dinámica evolutiva descrita; y las almas individualizadas en el proceso evolutivo
siguen su Camino hacia formas inefables de existencia.
3.2.4. Y del mismo modo que cada encarnación en el plano humano se plasma
en una forma de vida de configuración septenaria, cada Ente Planetario o
Cadena tiene una configuración septenaria. De hecho, cada cuerpo sideral,
visible o invisible, cuenta con siete “Globos” o Cadenas Circulares de Mundos

3.3. Globos
3.3.1. Estos Globos se enumeran como Globos A, B, C, D, E, F y G. Son
coexistentes, siendo tres arquetípicos (como el Trinario o Yo Superior del ser
humano) y cuatro más materiales (como el cuaternario inferior del hombre).
Por cada uno de estos Globos pasa el Ente Planetario o Cadena en su discurrir
evolutivo.
3.2.3. En definitiva, cada Ente Supraplanetario encarna sucesivamente en siete
Entes o Cadenas Planetarias. Y cada uno de estos Entes Planetarios tiene siete
“Globos”
3.3.2. De estos Globos, del A al D son cada vez más densos, por lo que se
habla de la que la oleada de vida “desciende” a los largo ellos. Por lo mismo, el
cuarto es el de máxima envoltura en la materia (interacción o conflicto) y punto
de inflexión en el proceso evolutivo. A partir de él, los otros tres Globos son
“ascendentes”, moldeando cada vez más a su voluntad el Espíritu a la materia.
Y en los Globos ascendentes se desarrolla lo que fue un bosquejo embrionario
en los descendentes.
3.3.3. Caracterización básica de los Globos:
+Globo A: Arquetípico, materia mental más sutil.
+Globo B: Creador o intelectual, materia mental más densa.
+Globo C: Formativo o sustancia, materia astral, formas más toscas.
+Globo D: materia física, punto de inflexión y vuelta, interacción y conflicto
Espíritu-materia. Este Cuarto Globo no posee ningún Globo hermano en el
mismo plano, formando así el punto álgido de la balanza donde se desenvuelve
la cadena entera. Es la esfera de los ajustes evolutivos finales, el mundo de la
balanza kármica.
+Globo E: Presencia de materia similar al Globo C adaptada a sus funciones.
+Globo F: Formas del globo B elaboradas y perfeccionadas.
+Globo G: arquetipos concluidos y perfeccionados en sus detalles.

3.4. Rondas
3.4.1. Por lo que se viene enunciando, la evolución planetaria tiene lugar en un
ritmo alternado de actividad y reposo que se despliega en ciclos y sub-ciclos
septenarios. Este proceso evolutivo puede ser considerado como una espiral
con siete vueltas, a través de la cual la vida o consciencia planetaria para o
renace por cada Globo siete veces. A cada uno de los siete ciclos en los que se
completa una vuelta por cada uno de los siete Globos se le denomina Ronda
Planetaria. Y la vida del Ente Planetario o Cadena se despliega en la espiral
completa de estas siete Rondas.

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3.4.2. Por tanto, contando cada Ente Planetario o Cadena con siete Globos, en
el seno de cada Cadena la oleada de vida se despliega en Siete Rondas o ciclos.
Las siete configuran un Manvantara planetario o ciclo de vida de la Cadena
planetaria. Concluida la última Ronda, la Cadena planetaria muere (Pralaya
planetario), transfiriendo sus principios, Globo a Globo, a la siguiente Cadena
para darle vida.
3.4.3. En cada Ronda, la oleada de vida discurre sucesivamente por cada uno
de los siete Globos, desenvolviéndose en cada uno de ellos (A, B, C, D, E, F y
G), desde el Globo A al G.
3.4.4. Igualmente, en cada Ronda, la oleada de vida desarrolla principalmente
uno de los siete reinos de la naturaleza (tres elementales, mineral, vegetal,
animal y humano) hasta su perfección, de modo que cuando la oleada de vida
ha completad una de ellas, este reino está completamente desarrollado. Y todos
los demás reinos están también presentes de manera más o menos embrionaria
y adelantan una etapa en su proceso evolutivo en consonancia con las
características de la Ronda en la cual se desarrollan.
3.4.5. Así, por ejemplo, en la primera Ronda el reino elemental menos elevado
se completa, los dos restantes y el mineral descubren todos sus tipos y los
reinos vegetal, animal y humano son solo esbozados, más no todavía
principiados. Y así sucesivamente en las siguientes Rondas.
3.4.7. Cuando un Ente Planetario Cadena Planetaria ha comenzado su séptima
y última Ronda, el Globo “A” seguido por todos los otros hasta el último, en
lugar de emprender cierto reposo o de “obscuración” como en sus Rondas
precedentes, comienza a marchitarse. La disolución planetaria (Pralaya) se halla
próxima: cada globo transfiere su vida y energía a otra Ente o Cadena
Planetaria, esto es, a otra reencarnación del Ente Supraplanetario o
Supercadena.

4. EL ENTE PLANETARIO TIERRA

4.1. Cuarta cadena Planetaria


4.1.1. En el marco desarrollado, el planeta Tierra es un Ente Planetario o
Cadena en el que encarna un Ente Supraplanetario en su ciclo de
reencarnaciones.
4.1.2. Concretamente, en la sucesión de estas, el Ente Planetario Tierra es la
cuarta encarnación de un Ente Supraplanetario, por lo que se le denomina
también Cuarta Cadena Planetaria
4.1.3. La anterior encarnación de ese Ente Supraplanetario o Tercera Cadena
Planetaria se produjo en la Luna, que fue un planeta antes de ser lo que
actualmente es. Por ello, desde el punto de vista del ciclo de vida, la Luna es
madre de la Tierra y vida pasada del Ente Supraplaneario ahora encarnado en
la Tierra.
4.1.4. La Luna y la Tierra tiene un mismo origen: el cataclismo provocado, en la
protohistoria del sistema solar, por la entrada en este de un gran asteroide que
colisionó con un gran planeta ubicado rotacionalmente entre Marte y Júpiter.
Como efecto de tal choque, dicho planeta fue desplazado de su órbita para

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colocarse entre Venus y Marte y quedó roto en dos, dando lugar a lo que hoy
conocemos como Luna y Tierra.

4.2. Sus siete Globos


4.2.1. Como todos los cuerpos siderales, el Ente Planetario Tierra tiene una
constitución septenaria que se plasma en siete Globos coexistentes.
4.2.2. La Tierra que conoce el ser humano actual es el cuarto de esos Globos o
Globo D, que es el inferior y más material.
4.2.3. Solo este es visible para nuestros ojos aquel, permaneciendo los otros
seis fuera de nuestra percepción. Así, los Globos compañeros de nuestra Tierra
(A, B, C, E, F, G) están en planos diferentes y superiores: son coexistentes,
pero no consustanciales con la Tierra que nosotros percibimos y pertenecen a
otro estado de consciencia, distinto por completo al de ella.
4.2.4. De igual manera a que el ojo humano solo se percata del Globo D del
Ente Planetario Tierra, solo percibe el Globo D de los demás Entes Planetarios
existentes dentro y fuera del sistema solar, en los que están encarnado Entres
Supraplanetarios distintos del encarnado en nuestra Supracadena.

4.3. Las siete Rondas


4.3.1. Nuestra Tierra, como representante visible de sus globos compañeros
invisibles y superiores, tiene que vivir durante siete Rondas. Durante las tres
primeras se forma y se consolida; durante la cuarta se asienta y se endurece;
durante las tres últimas vuelve gradualmente a su forma etérea, se
espiritualiza.
4.3.2. En la actualidad, nos encontramos en la Cuarta Ronda.
4.3.3. La ciencia contemporánea cifra la edad de la Tierra en 4.570 millones de
años de existencia desde su formación en el Eón Hádico. Asimismo, reconoce
que la Tierra ha pasado a través de unos ciclos o cambios rítmicos en periodos
e intervalos regulares. Estos periodos o ciclos denominados Eones, Eras y
Periodos están relacionados con las Rondas ya citadas. Cada una trae consigo
un desenvolvimiento nuevo y hasta un cambio completo en la constitución
mental, psíquica, espiritual y física del ser humano, así como de todas las
formas de vida y del planeta, evolucionando todos los principios en una escala
siempre ascendente.
4.3.4. Cada Ronda añade una dimensión a la concepción humana del espacio.
La cuarta dimensión del espacio sería perceptible por la humanidad antes de
que la Cuarta Ronda haya concluido.

4.4. Cronología comparada


4.4.1. Esquema aproximado de la Rondas comparado con las actuales
aportaciones de la ciencia geológica y su estudio de los eones de la Tierra
(millones de años):

+Eón Hádico (4.570 M.): Etapa de configuración y preparación del planeta.


+Eón Arcáico (3.800 M.): Primera Ronda
+Eón Proterozóico (2.500 M.): Primera y Segunda Ronda
+Eón Fanerozóico (542 M.):
+Eras Paleozóica (542 M.) y Mesozóica (251 M.): Tercera Ronda.

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+Era Cenozóica (66 M.): Cuarta Ronda.

4.4.2. Esquema del Eón Fanerozóico:

EÓN FANEROZÓICO: ERAS Y PERIODOS


Era Paleozóica Cámbrico (542 M.)
(Desde hace (Alta diversificación formas de vida. División Pannotia (sigue a Rodinia)
542 millones Ordovícico (485 M.)
de años hasta (Dominan los invertebrados. Glaciación al final del periodo)
251 millones) Silúrico (443 M.)
(Primer animal de respiración aérea)
Devónico (419 M.)
(Primeros árboles, plantas con semilla, insectos y peces mandibulados.
Se forma Laurusia o Euramérica)
Carbonífero (358 M.)
(Bosques helechos, primeros vertebrados terrestres y reptiles)
Pérmico (299 M.)
(Formación de Pangea y gran extinción 95% hace 251M)

Era Mesozóica Triásico (251 M.)


(Desde hace (Creciente proliferación grandes reptiles. Primeros mamíferos)
251 millones Jurásico (201 M.)
de años hasta (Primeras aves. Ruptura de Pangea en Gondwana y Laurasia)
66 millones) Cretázico (145 M.)
(Proliferan plantas con flor y nuevos insectos y se rompe Gondwana)

Era Cenozóica Paleógeno (66 M.) (Extinción Cretázico-Terciaria)


(66 millones Neógeno (23 M.)
a actualidad) Cuaternario (2,5 M.)

4.4.3. Primera Ronda (3.000-1.200 M. a.C): Eón Arcaico y Eon Proterozoico (Era
Paleoproteozoica y Mesoproterozoica). Formación de la Tierra. Primer
supercontinente: Vaalbará. Primeras células y comienzo de la fotosíntesis. El ser
humano en la primera Ronda, al igual que el planeta, era un ser etéreo, no
inteligente sino super espiritual y se corresponde con la evolución de la Primera
Raza de la Cuarta Ronda.
4.4.4. Segunda Ronda (1.200-600 Mi. a.C): Eón Proterozoico (Era
Neoproterozoico). Se inicia con la formación del segundo supercontinente:
Rodinia. El ser humano o el prototipo de humanidad futura es todavía
gigantesco y etéreo, pero el cuerpo va aumentando poco a poco en firmeza y
condensación. Sin embargo, aun no tiene manas y la espiritualidad es
dominante, ya que la evolución de la mente es más lenta y difícil que la
evolución física.
4.4.5. Tercera Ronda (600-50 M. a.C ): Eras Paleozoica y Mesozoica (Periodos
Triásico, Jurásico y Cretácico). Se inicia con la formación del tercer
supercontinente: Pannotia. En el primer Cámbrico se produce una extinción
masiva de las formas de vida. En el periodo final de la era Paleozoica se forma
el cuarto supercontinente conocido como Pangea (300 Mill a.C) y se produce la
extinción masiva del pérmico- triásico en el que el 95% de las especies

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desaparecen. La era Mesozoica es la era de los dinosaurios que se desarrollan
durante mas de 100 millones de años según las estimaciones actuales. Al final
del Mesozoico, en el Cretacico-Terciario, se produjo la extinción masiva de los
dinosaurios. En la última mitad de la Tercera Ronda, la estatura gigantesca del
futuro ser humano decrece, el cuerpo gana en densidad y la mente va haciendo
aparición aunque el físico del futuro humano es más parecido a un simio que al
hombre actual.
4.4.6. Cuarta Ronda (desde hace 50 M.): Era Cenozoica, que es la del ser
humano En esta Ronda el intelecto tiene un enorme desarrollo. Las razas hasta
entonces mudas adquieren el lenguaje, que va perfeccionándose. En el punto
medio de la Cuarta Ronda, en la raza-raíz Atlante, como se examinará
seguidamente, la humanidad pasa por el punto axial del ciclo manvantárico
menor, alcanzando el punto de máxima densidad material y menor
espiritualidad. Durante la primera época de la Era Cenozoica o época del
Paleoceno, conviven los restos o reliquias de la Tercera Ronda.

5. HUMANIDADES: RAZAS Y SUB-RAZAS

5.1. El Globo D y sus siete humanidades


5.1.1. En el marco, general descrito, la humanidad actual se halla en la Cuarta
Cadena, Cuarta Ronda, Cuarto Globo (D), lo que configura, de la mano de lo
que de ha venido explicando, un contexto del alta densidad.
5.1.2. Y en el contexto del Globo D, la humanidad evoluciona a través de siete
humanidades o razas-raíz, siendo la nuestra la quinta.

5.2. El papel de cada humanidad


5.2.1. El papel cada humanidad están íntimamente relacionado con su
aportación evolutiva a la constitución septenaria del ser humano: el “coche” o
cuaternario inferior y perecedero (etérico, físico, emocional y mental inferior) y
el “Conductor” o Trinario Superior e imperecedero (cuerpo causal, Alma
Universal o Buddhi y Espíritu o Átma).
5.2.2. De hecho, como se analizará a continuación, cada raza-raíz va
proporcionado y constituyendo paulatinamente los cuerpos que configuran la
constitución septenaria del ser humano.

5.3. Razas y subrazas


5.3.1. El término “razas” no debe confundirse con las divisiones etnológicas y
antropológicas modernas, las cuales tienen que ver con el color de la piel y
varias otras características físicas. La consciencia misma, no la forma o el color
de la piel, es el factor determinante. Y gran número de pueblos, de diferentes
grupos étnicos, constituyen la raza-raíz que actualmente florece en la Tierra.
5.3.2. Cada raza raíz debe recapitular todo el adiestramiento anterior y empezar
a concentrarse en un aspecto nuevo; y en cada etapa comienzan a aparecer las
señales anunciadoras de una etapa aún más adelantada. Y no cabe afirmar que
cada raza, subraza y rama sea superior o inferior a las otras: todas son
esenciales para que el alma pueda completar su educación evolutiva y pasar

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sus exámenes finales. El niño que entra al primer grado tiene en potencia todo
lo que el graduado será. Y éste es simplemente la realización de ese potencial.
5.3.3. Una raza raíz existe mientras haya almas que necesiten dominar las
lecciones que ella suministra. Cumplido esto, la raza muere y la humanidad
pasa a la fase siguiente. Y así, detrás del ascenso y caída de civilizaciones,
detrás del surgimiento de grandes personajes detrás de la formación y
destrucción de continentes puede discernirse el gran Plan que siempre está
relevando gradualmente su belleza y cumpliendo su propósito a través de
vastos procesos de educación cósmica.

5.4. Humanidades y constitución septenaria


5.4.1. Cada humanidad, aunque en todas están latentes los siete componentes:
a) recoge aquellos que se han plasmado de forma efectiva en todas las
anteriores;
b) desarrolla el componente que la anterior forjó de manera aún embrionaria; y
c) empieza a cristalizar de modo todavía primario o incipiente, cuall semilla, un
nuevo componente que la humanidad posterior desarrollará.
5.4.2. A su vez, las siete subrazas con las que cuenta cada humanidad: las
cinco primeras se centran fundamentalmente en los aspectos “a” y “b” que se
acaban de reseñar; y las dos últimas, en “c”.
5.4.3. Con este telón de fondo, se puede sintetizar así la función evolutiva de
cada humanidad:
+Primera: Etérica. Semilla del cuerpo físico.
+Segunda: Física (andrógina). Semilla del cuerpo emocional.
+Tercera: Física (sexual). Semilla mente concreta.
+Cuarta: Plasma la mente concreta. Semilla de la mente abstracta.
+Quinta: Desarrolla mente abstracta. Semilla componente buddhico.
+Sexta: Consolida lo buddhíco. Semilla componente Átmico.
+Séptima: Desarrolla lo átmico y pone fin al proceso.

5.5. Temporalización de las humanidades hasta ahora existentes


+Primera: Eoceno.
+Segunda: Oligoceno.
+Tercera: Mioceno.
+Cuarta: Pliostoceno y Pleistoceno.
+Quinta: Pleistoceno y Holoceno.

ERA CENOZÓICA O TERCIARIA: PERIODOS Y ÉPOCAS


Paleógeno Paleoceno (66 M.)
(66 M.) (Clima tropical. Diversificación de mamíferos y plantas modernas.
Finaliza con brusco cambio climático: +6º 20.000 años y subida mares)
Eoceno (56 M.)
(Primeras hierbas. Finaliza con la Gran Ruptura de Stehlin)
Oligoceno (33 M.)
(Rápida evolución de la fauna y mamíferos. Congelación Antártida)
Neógeno Mioceno (23 M.)
(23 M.) (Se hacen reconocibles mamíferos y aves modernos. Primeros simios)
Plioceno (5,3 M.)
(Clima frío y seco. Istmo de Panamá: Gran intercambio americano)

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Cuaternario Pleistoceno (2,5 M.)
(2,5 M.) (Desarrollo humanos anatómicamente modernos. Inicio Edad de Hielo)
Holoceno (0,01 M.)
(Fin glaciación reciente y surgimiento civilización humana)

6. LAS SIETE HUMANIDADES

6.1. Primera raza-raíz o Polar

+FORMA: Son formas enormes y etéreas, exudadas de los etéreos cuerpos de


sus progenitores. . Nacidas bajo la influencia del Sol.
+SENTIDOS: En el plano físico sienten la presencia del fuego, sus sentidos se
contraen al incipiente del oído y a una vaga conciencia del fuego.
+REPRODUCCIÓN: la forma de reproducción es por excisura o brote. Crecían
aumentando de tamaño y entonces se dividían en dos mitades iguales al
principio. En las últimas etapas crecían y se dividían en formas desiguales que
de las que dimanaban seres más pequeños. En esta primera Raza no hay
subrazas definidas aunque si hay siete etapas de crecimiento o cambios
evolucionarios. Ninguno de estos seres moría, ni agua ni fuego destruirlos.

Consolida una modalidad de vida etérica y forma de manera primaria el


componente físico. Floreció durante la época Eocena, hace unos 40 a 60 años
millones de años. El aspecto de la consciencia en que se concentró fue el de la
sensación o percepción en el nivel más primario y básico. Durante la época
Eocena tuvieron lugar grandes perturbaciones geológicas que despertaron
gradualmente respuestas sensorias en la infantil humanidad. Este fue un
período de grandes cambios climáticos, erupciones volcánicas, inundaciones,
etcétera que suministró las miríadas de impactos necesarios para despertar la
sensación. Al carecer de cuerpos físicos densos, esta raza-raíz fue asexual y se
reproducía por un procedimiento de “brotación''. Según La Doctrina Secreta,
desenvolvieron la segunda raza-raíz de manera inconsciente, como lo hacen
algunas plantas. O quizás como la ameba, sólo que en una escala más sutil,
imponente y extensa. De los comentarios adicionales en este pasaje se saca la
impresión de que esto fue algo similar a la mitosis celular. No había muerte; la
primera raza, simplemente, “se desvaneció y fue absorbida por, o desapareció
en, la nueva forma (la segunda raza) más humana y más densa”.

6.2. Segunda raza-raíz o Hiperborea

+FORMA: Son formas enormes y etéreas como la primera raza, pero añaden
películas de materia más densa, formando una especie de tupida envoltura
externa y lo “exterior” de la primera raza llegó a ser lo interno de la segunda
raza. Nacidas bajo la influencia del planeta Júpiter. Son formas filamentosas
descritas como de esplendidos colores y heterogéneas en apariencia,
semejantes a vegetales y animales, con contornos semihumanos, flotaban en
el espacio, trepaban y se deslizaban y emitían sonidos parecidos a los de la
flauta.

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+SENTIDOS: En el plano físico se añade un vago sentido inicial del tacto,
respondiendo al contacto del fuego y del aire.
+REPRODUCCIÓN: La forma de reproducción es muy parecida a la anterior,
por expansión y brote y poco a poco van apareciendo indicios de sexualidad
como andróginos latentes, son los llamados “nacidos del sudor”.

Consolida una modalidad de vida física aún muy sutil y etérica y forja de
manera embrionaria el componente emocional. Existió durante la época
Oligocena, unos 25 a 40 millones de años atrás. Fue un período de vegetación
exuberante que siguió a los violentos cambios terrestres de la época Eocena. En
términos de consciencia, se concentró en la actividad; comenzó a organizar sus
cuerpos de perfil etérico en vehículos de expresión activa por medio de los
cuales hacía sentir su influencia sobre su ambiente. Así, los rudimentos del
cuerpo humano físico -con sus órganos vitales, pero de consistencia
“gelatinosa” y sin estructura ósea- comenzaron a formarse entonces. Su hábitat
de vida eran las aguas de los océanos y el mar, por lo que se les tilda de
anfibios (de ahí la llamada que tiene el mar hacia la mayoría de los seres
humanos actuales). Tenían capacidad para controlar la gravedad generando su
propio campo de gravedad y podían dotar a su cuerpo "gelatinoso" de cualquier
aspecto y evitar la necesidad de una estructura ósea (ahora en el mar, por
ejemplo, los pulpos carecen de estructura ósea y se desenvuelven sin
problemas. Otra característica de la raza hiperbórea es que carecía de boca
como la conocemos ahora: se comunicaban por telepatía y desarrollaron un
lenguaje de sonidos de modo que con los sonidos armónicos eran capaces de
moldear la materia a voluntad. Según La Doctrina Secreta, esta raza fue
andrógina y se reproducía por un proceso llamado de “exudación”. No tenían
sexo biológico: ni masculino, ni femenino, ni hermafrodita (expresión de ambos
sexos). No obstante, la dualidad sexual estaba ya empezando a decantarse y
empezó por los campos más sutiles y etéricos, donde apareció la polaridad
sexual, por lo que en términos energéticos, que no físicos, los miembros de
esta raza-raíz si eran masculinos o femeninos, si bien podían cambiar a
voluntad esta polarización energética. Después de largos eones produjo la
tercera raza raíz, los “nacidos de huevo” y desapareció.
(Nota: Estas dos primeras humanidades no han dejado rastros históricos o
geológicos, porque no poseían cuerpos físicos densos como los que ahora
tenemos. Por tanto su existencia no puede ser documentada científicamente,
pero escrituras y mitologías esotéricas se refieren a ellas)
6.3. Tercera raza-raíz o Lemuriana

+FORMA: El hombre empieza a ser plenamente físico en la Tercera Raza


aunque era de estatura gigantesca en comparación con la actual. Se dice que
los divinos andróginos eran de una belleza esplendida, de color rojo dorado,
con el tercer ojo brillando de manera deslumbrante.
+SENTIDOS: El órgano de visión se desarrolló en esta Raza. Al principio solo

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un ojo en medio de la frente (llamado el tercer ojo) y después los otros dos
que fueron desarrollados plenamente hasta la séptima subraza de la Tercera y
fue únicamente en la Cuarta Raza cuando el tercer ojo retrocede interiormente
convirtiéndose en la glándula pineal.
+REPRODUCCIÓN: En las primeras subrazas los humanos eran criaturas
andróginas. La Tercera subraza produce hermafroditas, son los llamados
“nacidos del huevo”, estando plenamente desarrollados físicamente desde su
nacimiento. La cuarta subraza todavía era ovípara pero en cada criatura llegó a
predominar uno solo de los sexos hasta que del huevo nacieron varones y
hembras. Los recién nacidos eran cada vez más desvalidos y débiles,
necesitando protección y cuidado para su desarrollo. La quinta subraza todavía
se reproduce al principio por medio de huevos que gradualmente quedan
retenidos dentro de la madre. En la sexta y séptima subraza la reproducción
es plenamente sexual. La separación de sexos se inició hace 18 millones de
años y se dice que concluye aproximadamente hace unos 10 millones de años
durante el Plioceno.
+CIVILIZACIÓN: La humanidad de Lemuria tenía aun la intuición muy presente
y respondían fácilmente a los impulsos de los Reyes Divinos, bajo cuya tutela
construyeron templos y ciudades ciclópeas. La separación de sexos provocó el
desarrollo progresivo de la pasión sexual. Los Pitris encarnados se inclinaron en
ocasiones hacia las mujeres de la Tercera raza-raíz, engendrando titanes o
gigantes a los que se refieren las leyendas y mitología de la mayor parte de las
tradiciones antiguas. El continente de Lemuria sufrió varias convulsiones a lo
largo de su historia, volcanes y terremotos provocaron la desaparición de
Lemuria dejando como fragmentos Madagascar, Australia y la isla de la
Resurrección.

Hace suya la constitución etérica, física (el cuerpo físico se hace denso y da
lugar a razas de gigantes, apareciendo en la tercera subraza la división de
sexos) y emocional, consolida esta última y forma de manera primaria el
componente mental en su nivel inferior o mente concreta. A comienzos de esta
tercera raza raíz aparecieron cuerpos físicos densos en lo que, fijada ya la
diferenciación sexual a nivel etérico, se plasmo esta polaridad: primero con
formas de vida hermafroditas; y mucho más tarde, hace unos 18 millones de
años, se alcanzó la separación entre los sexos, que quedando configurados
cuerpos semejantes a los que ahora usamos, aunque de mucha mas talla y
envergadura. Eran muy primitivos en su primera etapa, aunque no eran los
antropoides que las teorías de Darwin querrían indicarnos como antecesores del
ser humano. El llamado “eslabón perdido” entre el animal y el hombre no
existe, no importa lo semejantes a las formas animales hayan podido ser las
humanas primitivas. La tarea evolutiva asignada a la tercera raza fue el
desenvolvimiento de la emoción. Vivió una vida de impulsos, con la mente
primero incipiente, pero no desarrollada, aunque durante las subrazas
posteriores esta facultad se hizo más activa, anunciando su pleno despertar en
la siguiente raza-raíz.

6.4. Cuarta raza-raíz o Atlante

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La Cuarta Humanidad o Atlante comenzó su andadura hace aproximadamente

8 millones de años, a finales del Mioceno, cuando la etapa final de Lemuria se


encontraba en su apogeo. Nacieron bajo la influencia de la Luna y Saturno que
favoreció el nacimiento y desarrollo de la mente concreta.
En un principio el idioma común era conocido como el antiguo Rakshasa que
era de tipo aglutinante y fue derivando hacia una modalidad reflexiva.
La Atlántida o KUSHA comprendía el norte de Asia, extendiéndose por el norte
hacia el gran mar que ahora es el desierto del Gobi. Hacia el Este se dilataba
en un firme macizo de tierra que abarcaba China y Japón. Por el sur
comprendía la India, Ceilán, Borneo y la península de Malaca, por occidente,
Persia, Arabia, Siria, el Mar Rojo, Abisinia, la cuenca del Mediterráneo, España
e Italia y proyectándose desde Escocia e Irlanda en lo que ahora es un mar, se
extendía hacia el oeste, cubriendo el actual Atlántico y una gran parte del
continente americano.
+CATASTROFES: La primera gran catástrofe, hace unos cuatro millones de
años, disgregó la Atlántida en siete islas de diversos tamaños, haciendo surgir
la península Escandinava, gran parte del sur de Europa, entre ellos España,
Egipto, casi toda Africa y parte del Norte de Améridca. Las grandes islas
principales en medio del Atlántico se llamaron RUTA y DAITYA fueron
segregadas de América aunque quedaron entrelazadas por un gran cinturón de
tierra que se hundió en la siguiente gran catástrofe hace 850.000 años. La
siguiente gran catástrofe fue el hundimiento de Ruta y Daitya hace unos
200.000 años dejando únicamente la isla de Poseidonis que permaneció en
medio del Atlántico hasta el año 9.564 a.C.

Recoge la constitución etérico, física, emocional y mental inferior, consolida


este último ámbito y plasma de manera todavía incipiente el componente
mental superior. El desarrollo de la mente analítica y del lenguaje vinieron,
pues, con esta cuarta raza raíz. Se hizo predominante durante las épocas
Pliocena y Pleistocena temprana, entre 4 y 1 millón de años atrás, y habitó un
gran continente, Atlántida, ahora sumergido bajo el mar. Los Atlantes
desarrollaron una civilización materialista en grado extremo, que algunos
consideran supera muchísimo a cualquier otra alcanzada desde entonces. Uno
de los aspectos notables de su cultura fue un interés intenso en la magia y en
la creación de artefactos de gran sofisticación y belleza. Se dice que conocieron
y emplearon la ciencia de la aerodinámica y otras ciencias avanzadas.
Desafortunadamente, hay señales de que el mal en esferas superiores llegó a
tales extremos que hubo peligro crítico de detener el progreso del plan
cósmico. Entonces sobrevino una serie de cataclismos. El mismo continente de
la Atlántida sufrió una serie de convulsiones inmensas y acabó hundiéndose,
creando inmensas marejadas que barrieron las tierras bajas y dejaron en las
mentes humanas la tradición de un diluvio enorme y devastador. Muchos
millones escaparon para hallar hogar en otras costas. Muchísimos más
perecieron. Las almas afectadas se incorporaron luego gradualmente en la
quinta raza-raíz.

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Periodos o subciclos de la humanidad atlante:
+Primer ciclo: Ramoahal. Las primeras tribus surgieron hace unos cuatro o
cinco millones de años, cuando el continente de Lemuria aun estaba presente.
Los Ramoahals eran gigantes de complexión muy fuerte que lucharon contra
los pueblos de Lemuria en África. Este pueblo aun tenían en funcionamiento el
tercer ojo y percibían las impresiones del mundo astral. El gobierno de este
pueblo fue asumido por gobernantes a los que consideraban dioses
encarnados. La catástrofe de hace cuatro millones de años destruyo la mayor
parte de este pueblo y los supervivientes se encaminaron hacia el norte en
donde se fue produciendo gradualmente la disminución de su estatura física
pero sumiéndose en la barbarie.
+Segundo ciclo: Tlavatli. Este pueblo se desarrolló en el gran continente inicial
de la Atlántida. En el periodo inicial constituyeron una civilización muy próspera
bajo el influjo de los gobernantes sabios. Después de la gran catástrofe de
hace cuatro millones de años sus descendientes se dirigieron hacia el sur y
hacia oriente donde se mezclaron con los Lemures y dando lugar al origen de
los pueblos dravinianos.
+Tercer ciclo: Toltecas. Surgieron hace unos dos millones de años, eran
también de estatura gigantesca aunque de proporciones muy armoniosas y
color variado, desde el blanco al rojo oscuro. Sus cuerpos eran densos y muy
fuertes, con una gran fuerza de cicatrización y curación. Carecían de olfato tal
y como lo entendemos hoy día y el gusto no se hallaba aun muy desarrollado.
El tercer ojo desaparece como órgano visual ocultándose como glándula pineal
pero aun activo. La civilización tolteca floreció prodigiosamente durante más de
100.000 años, tenían tecnología avanzada aunque distinta a la que hemos
desarrollado en la actualidad. Tenían naves aéreas y también conocían a fondo
la alquimia y la agricultura. La arquitectura prosperó de manera grandiosa
dando lugar a la llamada “Ciudad de las Puertas de Oro”. La forma de gobierno
era ocupada por gobernantes sabios y la educación era obligatoria para todo el
pueblo. Sin embargo, a partir del periodo medio y final de este ciclo, el
gobierno comenzó a ser ocupado por gobernantes egoístas y crueles que se
proclamaban a sí mismos como dioses exigiendo el culto a su persona y la
obediencia ciega a sus mandatos. El uso de la magia negra comenzó a
extenderse por todo el imperio de este pueblo y finalmente cayó en la
desgracia y decadencia absoluta. La catástrofe de hace 800.000 años destruyó
la mayor parte de la civilización tolteca. Es probable que la acción de los
volcanes que produjo esta gran catástrofe estuviera activa durante miles de
años. Los supervivientes del imperio tolteca se disperso hacia Egipto y
Sudamérica donde aún perdura la leyenda de los toltecas que llegaron del
océano, como en Perú donde el imperio tolteca permaneció durante 14.000
años. En Egipto los toltecas fundaron la primera dinastía Divina hace unos
200.000 años.
+Cuarto ciclo: Turanios. Fueron una raza de gigantes de tipo brutal y feroz
cuyas guerras con la joven incipiente quinta humanidad ocupa una gran parte
de la mitología de la India. Este pueblo apareció hace un millón de años en la
parte Este del continente Atlante. Su carácter era de tipo colonialista y tenían
un sistema de gobierno de tipo parecido al feudal. Se extendieron hacia el
norte de África, Asia y China. Entre sus descendientes se encuentran los

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aztecas que conquistaron a los últimos toltecas en Perú.
+Quinto ciclo: Semitas. Este pueblo comenzó su andadura hace más de
800.000 años y alcanzaron su pleno desarrollo después de la gran catástrofe.
Era un pueblo nómada y de costumbres belicosas aunque no crueles o
agresivos por naturaleza, de carácter práctico y buenos artesanos. De este
pueblo surgió el núcleo de la siguiente humanidad.
+Sexto ciclo: Akkadios. Surgieron hace unos 800.000 años en la base del
Mediterráneo, extendiéndose hacia el resto del continente Atlante. Derrotaron
a los semitas y fundaron un gran impero hace unos 100.000 años. Eran buenos
comerciantes y navegantes. Son los antepasados de los etruscos, los fenicios,
los cartaginenses y los sumerios. Hace unos 100.000 una colonia de akadios
llegaron a las islas británicas y fundaron Stonehenge.
+Séptimo ciclo: Mongoles. Aparecieron hace unos 600.000 años a partir de los
turanios, siendo progenitores de los chinos del interior, malayos, tibetanos,
finlandeses y esquimales, también de los japoneses en su desarrollo final.

6.5. Quinta raza-raíz o humanidad actual


Hace suya la constitución etérica, física, emocional y mental, tanto inferior
como superior, desarrolla este último aspecto (que es el espacio energético del
cuerpo causal, donde radica el alma individual) y da forma de modo aún
embrionario a las capacidades intuicionales, en sentido amplio, ligadas al
componente búddhico. En la forma que la conocemos hoy, la quinta raza-raíz
que domina ahora el globo tuvo sus comienzos en Asia Central alrededor hace
cerca de 80.000 años. Está todavía muy impregnada por la conciencia Atlante.
La actitud materialista que ha imperado tanto tiempo no está muy alejada de la
que hizo caer el telón cósmico sobre la civilización anterior. El orgullo intelectual
y la indiferencia ante valores humanos y espirituales son rasgos que con
demasiada evidencia se han transmitido a la consciencia mundial de ahora. No
obstante, como sucede en cada periodo, también esta raza-raíz sale un grupo
de almas que hacen grandes avances y se convierten en precursores de una
nueva raza por venir.

6.6. Sexta raza-raíz


Recoge la constitución configurada por las razas precedentes, desarrolla el
componente búddhico y pone la semilla para la cristalización del ámbito átmico.

6.7. Séptima raza-raíz


Concluye la configuración efectiva de la constitución septenaria, haciendo suyo
todo lo aportado por las humanidades anteriores, desarrollando el componente
Átmico y pone fin al proceso descrito.

7. SOBRE LA HUMANIDAD ACTUAL

7.1. De la quinta a sexta subraza


7.1.1. La humanidad actual, quinta raza-raíz, se acerca a la transición de la
quinta a la sexta subraza. Por tanto, se han consolidado todos los componentes
del cuaternario inferior de la constitución septenaria (etérico, físico, emocional y

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mental inferior); se ha desarrollado la mente abstracta, íntimamente
relacionada con el cuerpo causal (alma individual); y corresponde generar la
semilla del componente Búddhico que será plasmado por la sexta raza-raíz.
7.1.2. Es por esto que el paso de la quinta a la sexta subraza de esta quinta
raza quinta supondrá un importantísimo paso evolutivo. Y dado que la sexta
subraza, junto con la séptima, deberán sembrar la semilla búddhica, las almas
individuales encarnadas en ellas habrán de tener el nivel de evolución en auto-
consciencia coherente con ello, no siendo posible que almas de nivel inferior
convivan con ellas pues ello haría imposible tal labor de siembra.

7.2. “Corte”
7.2.1. Es por esto que, como enseñan distintas tradiciones espirituales, tendrá
lugar por primera vez un “corte” selectivo en el proceso evolutivo, habiendo
almas que lo superarán –continuarán así su camino hacia la sexta raza- y otras
que no –quedarán es estado de espera de una nueva oleada de vida-. Esto es
lo que indica Cristo Jesús en el capítulo 24 del Evangelio de Mateos cuando al
hablar del final de esta generación (quinta raza-raíz) indica de dos mujeres
estarán en el molino y una seguirá estado y otra no. Será así como la sexta
subraza será la primera que empiece a vivir como el Conductor que somos y sin
la identificación/fascinación con el coche que ha caracterizado esencialmente
todas las fases anteriores.

7.3. El final de esta generación


7.3.1. Atendiendo a lo que Cristo Jesús señala en el capítulo citado, que es
análogo a lo que indican al respecto otras tradiciones espirituales:
a) No sabemos ni el día ni la hora; ciclos y super-ciclos.
b) Los Tiempos de la Desolación
c) La Gran Tribulación.
d) El Triunfo de la Bestia o Anticristo.
e) La Parusía.
7.3.2. En el momento presente, dos grandes líneas o trayectorias temporales: la
distópica y la utópica. Y ambas son los extremos polares de un mismo
fenómeno: la evolución en consciencia de la humanidad.

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