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(léase con tono Dross)

¿Alguna vez te has sentado a pensar en la vida del pasado? Es bastante común pensar en la
Edad Media como una época oscura en la que los libros y las personas se quemaban por
montones, en la que, atormentadas por enfermedades, las ciudades eran un cementerio al aire
libre. Frente a este panorama oscuro, el Renacimiento suele tenerse como una cumbre para las
artes y el pensamiento. Si hablamos en términos de efectividad, el caso no fue el mismo para la
medicina. Las prácticas de los médicos de este tiempo, que sumaban entre sus filas a astrólogos y
filósofos impactan al escucharlas. Algunas por su singular belleza, presentando un mundo donde
la la armonía entre todas sus partes juega un papel fundamental. Otras, por lo extremadamente
perturbadoras que pueden llegar a ser. Es mi honor el presentarte a continuación las (#) prácticas
médicas más increíbles de la medicina del Renacimiento.

Número 6

Te presento a Marsilio Ficino, un eminente filósofo, traductor, médico mago del Renacimiento que
estaba a cargo nada más y nada menos que del cuidado de la salud de los Medici, una de las
familias de comerciantes más influyentes de Florencia. Marsilio Ficino escribió casi al final de su
vida, uno de los textos más importantes de medicina, y entiéndase por esto una mezcla de magia,
filosofía, astrología y prácticas convencionales de la época, de todos los tiempos: “Los tres libros
sobre la vida”. Desde su publicación alcanzó hasta 30 ediciones, número sobresaliente para la
época hasta 1647. Puede decirse sin duda que este es el texto de magia más influyente en toda la
historia hasta la fecha. En él se sintetizan tradiciones antiguas que recuperan saberes antiguos de
figuras griegas y árabes y lo que, para el señor Ficino llegaba hasta antiguas revelaciones egipcias
y persas.
Sus páginas servirán de guía a este top para mostrarte cuán diferente era el mundo de la medicina.

Lo que nos abre las puertas es algo con lo que estás familiarizado. No es nada nuevo que la gente
se preocupe por su alimentación. A veces por motivos de belleza o salud, otros por convicciones
personales (poner imagen de animalitos). Lo cierto es que hoy en día es innegable la importancia
que tiene la elección de la comida en nuestras vidas. ¿Qué criterios tienes tú para escoger tus
alimentos? ¿Hay algo que te desagrade en particular? o ¿Acaso existe algo de cuya eficacia de
sus efectos para tu salud no podrías dudar ni un momento? Si lo has hecho ya, déjame
presentarte algunos ejemplos de la alimentación que algún médico podría haberte sugerido sin
lugar a duda alguna en el Renacimiento * (hace 600 años).
Supongamos que eres una persona dedicada a la actividad mental. En dado caso el doctor Ficino
podría haberte sugerido consumir, con el fin de alimentar a aquella parte de tu cuerpo que tanto se
ejercita, nada más nada menos que cerebro. Si tu preocupación fuese tu corazón o tu estómago,
no dudes en que el consumo de estos órganos sería lo mejor para ti. Entre más parecido al
humano, mejor el ingrediente. Como puedes observar, la similitud jugaba un papel fundamental en
el razonamiento que tenía lugar detrás de estás prácticas. Algunos llevaron esta idea al punto de
creer que el veneno sólo podría combatir al veneno con el veneno. Tal es el caso de Mithridates
VI, quien tenía por costumbre el consumir la sangre de gansos alimentados con toda clase de
venenos con la idea de que esto lo volvería inmune a cualquiera de estas sustancias.
La medicina de este tiempo estaba en buena parte influenciada por una teoría humoral. Para
estos médicos, existían 4 humores en el cuerpo que se correspondían a 4 elementos y cuatro
cualidades: La sangre, cálida y húmeda como el aire; la cólera o bilis amarilla caliente y seca como
el fuego; la bilis negra, fria y seca como la tierra, y finalmente la flema húmeda y fría como el agua.
Para el balance de los humores en el cuerpo, el médico podía recomendar las combinaciones más
extrañas y extravagantes que te puedas imaginar como por ejemplo, un cuerno de unicornio, amén
de incluir ingredientes que podrían inducir a quien los consumiera mucho más rápido a la muerte
que aquello que en un principio les causaba malestar.
Qué te parece, por ejemplo la siguiente receta para un pastel para mantener la humedad en el
cuerpo:
“Toma el corazón, el hígado, el estómago, los testículos el cerebro de gallinas, pollos y capones;
cocínalos con un poco de agua y una pizca de sal. Cuando estén cocidos, muele toda su carne y
con el caldo restante añade azúcar y una yema fresca de huevo. Haz entonces un pastel
sazonado con un poco de canela y azafrán”

Número 5

(Purgas)
Alguna vez has oído que, si te muerde una serpiente, lo mejor es succionar el veneno
directamente de la herida para evitar que este se propague y te cause la muerte. Bueno, esto
podría ser tomado por algunos como un fenómeno similar. Si lo que hay que hacer es eliminar el
veneno del cuerpo, qué mejor que sacarlo todo . Nuevamente, nos encontramos con una invención
pensada a partir del balance adecuado del cuerpo. Créeme cuando te digo que la creatividad no
les faltaba a estas personas para inventar inimaginables maneras de sacar aquellas cosas nocivas
para el cuerpo e inducir lentamente “la comida sana”. Ungüentos, baños y sudoración inducida
para las cosas más externas, las medicinas más fuertes para el interior. Para estas ¿Has tomado
un laxante en tu vida? Créeme cuando te digo que esto sería mucho mucho peor. El propósito de
esto: una mente y un cuerpo firme. ¿Te someterías a este tratamiento?, después de todo ¿qué
daño puede hacer un poco de Aloe?

Número 4

El contacto físico con otras personas es agradable para la mayoría. Una relación puede llegar al
mayor grado de intimidad cuando dos amantes se entregan uno al otro en un acto sexual. Para
muchos, un mero objeto de placer, para otros la máxima expresión del amor. Lo veas como lo
veas, el contacto sexual acaba, tarde o temprano constituyendo una parte importante de la vida de
las personas. Sin embargo,para la medicina del siglo XV las puertas estaban cerradas. Era de
especial interés para las personas intelectuales de la época este asunto. Si bien ya era bastante
problema que, a sus ojos, sus cerebros se secaran por la actividad intelectual, la importante
pérdida de fluidos durante el acto sexual era algo impensable, inimaginable para estos
intelectuales. La actividad sexual, por su función creadora de vida, no podía sino consumir poco a
poco la vida de aquellos que la practicaban más intensamente. Se decía que: “seca los espíritus,
especialmente a los más sutiles, debilita al cerebro y arruina al estómago y al corazón” Es por ello
que el coito (siento que Dross lo diría) era considerado como el peor enemigo de la inteligencia.
Quiero preguntarle ahora a mi audiencia, especialmente a aquellos que me escuchan
acompañados ¿ Podrían someterse a este régimen? Como estoy seguro que la mayoría preferiría
consumir rápidamente su vida, es por ello que asigno el tercer número a la abstinencia sexual.

Número 3

En la época actual no es ninguna novedad el consumo de ciertos metales, ya sea por su


identificación como componentes de los alimentos que consumimos todos los días, o por su
adquisición como suplementos alimenticios en practicamente cualquier farmacia. Es verdad,
hablar de hierro y Magenesio no sorprendería hoy a nadie. Sin embargo, la medicina del
Renacimiento llevó esto un paso más allá. Tomemos el caso del oro, por su cualidad “brillante y
templada” era relacionado con el sol y Júpiter. De ahí que los médicos de la época, ávidos
observadores de las estrellas pensaran que induciendo las propiedades de este metal a su cuerpo
podrían imitar al sol y obtener beneficios de ello. A partir de esto, el oro en todas sus formas es
añadido a una enorme cantidad de recetas y lo mismo sucedió con la plata. Triturado o en
pequeñas láminas, el oro era un ingrediente fundamental para la medicina. Para facilitar su
consumo, los médicos ofrecían la atractiva opción de hacer oro potable. Así es, oíste bien, oro
potable. Por medio de una cocción hecha de flores de borraja, buglosa, melisa, azúcar y agua de
rosas, aguardando una determinada posición de la luna, los médicos ofrecían la posibilidad para
aquellos a los que el oro resultara demasiado difícil de consumir, de consumir una ligera bebida de
oro. Pero la cosa no se acaba aquí. Gemas y piedras preciosas son recomendados en los textos
como objetos consumibles que, según se creía estaban animados en mayor grado y podrían
otorgar mayores beneficios que los ingredientes comunes a quien los consumiera. De esta
manera, no dudes que, de poder adquirirlos, piedras como el jacinto y el topaz conformarían parte
de tu dieta. Por lo increíble que resulta que alguien sobreviviera al consumo de estos ingredientes,
el consumo de metales y piedras preciosas se lleva el tercer lugar del top.

Número 2
(Thericach)

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