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LA MAESTRA THOMPSON

Cuando revisó su expediente, se llevó una sorpresa. La maestra


de primero de Teddy escribió, “Teddy es un niño brillante, de
pronta risa. Hace su trabajo pulcramente y tiene buenos
modales, da alegría tenerlo cerca.” Su maestra de segundo
escribió, “Teddy es un excelente estudiante, apreciado por sus
compañeros de clase, pero está apenado porque su madre tiene
una enfermedad terminal y la vida en su hogar debe ser una
pugna.” Su maestra de tercero escribió, “la muerte de su madre
ha sido dura para él. Intenta hacer lo mejor, pero su padre no
muestra mucho interés y su vida familiar pronto le afectará si
no se toman medidas.” Su maestra de cuarto escribió, “Teddy está distraído y no
muestra mucho interés por la escuela. No tiene muchos amigos y a veces se duerme en
clase.” Ahora la Sra. Thompson se dio cuenta del problema y se avergonzó de sí misma.
Se sintió peor incluso cuando sus estudiantes le llevaron sus regalos de navidad,
envueltos en bellos lazos y brillante papel, excepto el de Teddy. Su regalo estaba
chapuceramente envuelto en el pesado papel marrón que obtuvo de una bolsa de
comestibles. A la Sra. Thompson le inquietó abrirlo en mitad de los otros regalos.
Algunos de los niños empezaron a reír cuando encontró un brazalete de circonitas al
que le faltaban algunas piedras, y una botella llena hasta la cuarta parte de perfume.
Pero acalló la risa de los niños cuando exclamó lo bonito que era el bracelete, a la vez
que se lo ponía, y se aplicó algo de perfume en la muñeca.
Teddy stoddard se quedó ese día después de clase justo lo suficiente para decir, “Sra.
Thompson, hoy huele usted justo como mi mamá solía hacerlo.” Después de que los niños
se fueran, ella lloró durante casi una hora.

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