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La reforma que le dio vida política e institucio eos, cuyas formas de expresión han venido des
nal a la elección popular de los alcaldes en Co bordando la capacidad de manejo y control del
lombia se gestó en buena medida como efecto Estado, motivaron el reajuste de las institucio
reflejo, aunque tardío, del movimiento descen nes del poder local. Por ello la reform a munici
tralista que se ha venido desarrollando desde pal merece analizarse bajo una doble perspec
hace dos décadas en la gran mayoría de países tiva. Si, por un lado, ei am pliar los espacios
de Europa occidental y América Latina (1). Pe institucionales para la participación ciudadana
ro también se foijó, y esa es su peculiaridad, implica una transacción con ese país periférico
como una respuesta del régim en dirigida a que a diario am enaza con subvertir el “ or
adecuar las inmóviles instituciones frente a la d e n ” , de otra parte la reforma entraña m eca
nueva y conflictiva geografía económica y so nismos capaces de tutelar esa participación
cial que se ha venido conformando en el país en ampliada (2). Allí justam ente, en el origen y la
los últimos treinta años. Consideraciones de naturaleza de la reforma, radica uno de los
carácter fundam entalm ente político, asociadas grandes desafíos de la institución del alcalde
con la necesidad de preservar y am pliar la legi popular: la apropiación efectiva por parte de
timidad del sistem a, condujeron a que se im las comunidades locales de un instrum ento
pulsara la reforma municipal. que, a pesar de encerrar un gran potencial
democrático, puede convertirse en un m ecanis
La irrupción de movimientos sociales, la ex mo descentralizador de conflictos y en un canal
pansión de la protesta urbana y los paros cívi- de expresión susceptible de ser utilizado para
cooptar o desarticular los movimientos sociales
y políticos de las m unicipalidades.
* Po litó loga, investigadora del Instituto de Estudios Políticos y
Relaciones Internacionales. La descentralización política fiscal y adm inis
1 • Para un estudio sobre las políticas descentralistas d esarrolla
trativa se concibió como un proyecto integral
das por la gran mayoría de estados contem poráneos con el de largo alcance tendiente a m odernizar y
fin de m odernizar y racionalizar la gestión adm inistrativa, dem ocratizar el Estado (3). Con fuertes resis-
pueden consultarse los trabajos de Paul Allies, “ Los proce
sos de reform a política d escentralista en Europa dentro del
marco de modernización del E stad o ’’, en Varios autores. La 2. Tal es el doble carácter que revisten, por ejem plo, las Ju n tas
elección popular de alcaldes: Colombia y la experiencia in A dm inistradoras Locales, la participación de los usuarios en
ternacional, Bogotá, FIDEC-FESCOL-PROCOMUN, 1988, y las ju n tas directivas de las em presas de servicios e, incluso,
de Fernando Rojas y G erm án Palacios, "La reorganización la consulta popular o referéndum municipal.
del Estado en Colom bia’’, en Politeia, Vol. I, No. 3, Bogotá, 3. Una perspectiva crítica sobre la tendencia a equiparar d e s
febrero de 1988. centralización con dem ocratización, así como un análisis so-
63
64 A N A L IS IS PO LITICO No. 4 - MAYO A AGOSTO DE 1988
tencias dentro y fuera del Parlam ento, la políti Violencia política y elección de alcaldes:
ca descentralista pudo abrirse paso gracias a Expectativas frente a la paz
los acuerdos entre los distintos grupos partidis
tas que, finalm ente, hicieron posible su apro Con la puesta en m archa de la elección popular
bación por el Congreso. El proyecto descentra- de los alcaldes, los proponentes de la reforma
lizador, una vez incorporado en el ordenam ien municipal abrigaron la esperanza de que la
to jurídico, se convirtió en el resultado más vi nueva institución contribuiría a la conquista de
sible del reformismo institucional de la adm i espacios en favor de la civilidad y le restaría
nistración B etancur. El actual gobierno retoma posibilidades a las soluciones de fuerza. Aun
dicho proyecto y bien puede señalarse que lo que la sola consagración formal de dicha insti
asume más como un proceso político en m ar tución multiplica Jos escenarios donde es posi
cha, de carácter irreversible, que como una ble participar y decidir y donde es factible pro
estrategia básica de su política oficial. piciar la concertación política, las expectativas
en buena parte se han ido desvirtuando.
La reglam entación de las principales m edidas, Desde hace tres años, particularm ente desde el
que en m ateria de reforma municipal ya habían cruento desenlace del asalto al Palacio de Ju s
sido consagradas por la legislación del cuatrie
ticia, se observa una creciente incapacidad de
nio anterior, perm itieron que el pasado 13 de
los gobiernos para dirimir los conflictos pacífi
marzo por prim era vez los colombianos pudie
cam ente y para resolverlos dentro del marco
ran acudir a las urnas para elegir por voto po
del Estado de derecho. En este sentido, los
pular y directo a sus autoridades más cercanas,
pocos intentos de apertura institucional que ha
los alcaldes municipales. Celebrados estos pri em prendido el régimen, tales como la elección
meros comicios, vale la pena intentar un balan por voto popular de los alcaldes, chocan con las
ce global sobre los principales resultados polí propias deficiencias estructurales del Estado y
ticos y electorales. tienen que ponerse a prueba dentro de un es
quem a de poder que les resulta adverso y que
En prim er lugar, frente al proceso de paz, la incluso am enaza con anularlos.
institución del alcalde popular despertó gran
des expectativas como instrum ento propicio La propensión hacia el militarismo ha sido,
para civilizar la contienda política y como m e paradójicam ente, el telón de fondo del refor
canismo capaz de contribuir a la reincorpora mismo institucional. Como se advierte en un
ción de los alzados en arm as a la vida civil. En reciente ensayo, en las actuales circunstancias
segundo lugar, se esperaba el increm ento de la la guerra tiende a sustituir a la política, toda
participación política, y en tercer lugar, y vin vez que “ el enfrentam iento m ilitar se agudiza
culado con lo anterior, había tam bién enorme pero, a la vez, da m uestras de fracaso políti
expectativa por el posible cambio de la geogra co” (4). La llamada “ guerra sucia” y su pro
fía electoral del país y la ampliación del espec gresiva extensión a lo largo y ancho del territo
tro de fuerzas políticas más allá del esquem a rio nacional es la más cruda y descom puesta
bipartidista. Este último punto m erecerá la manifestación de este fenómeno. Se trata de
mayor atención y procurará ilustrar el compor una “ guerra sucia” que se alim enta y se repro
tam iento electoral de las principales fuerzas y duce sobre la base de una degradación perma
partidos que participaron en la reciente con nente de la confrontación social y política y p ar
tienda. Por ser este trabajo el prim er avance de ticularm ente de sus expresiones arm adas (5).
una investigación en curso, las anotaciones que Trátese de las “ operaciones de lim pieza” y
aquí se presentan son prelim inares y funda “ salvaguarda del orden” de los grupos para-
m entalm ente descriptivas. militares y las organizaciones de autodefensa
privada, o del accionar guerrillero que se des lista de m uertes im punes de cerca de 500 acti
dobla en prácticas delictivas y en intimidación vistas, dirigentes comunales y campesinos que
arm ada, estos mecanismos han trastocado las tam bién perdieron la vida en los últimos tres
más elem entales reglas de la convivencia polí años (6). La violencia política se recrudeció de
tica. m anera significativa en los dos m eses anterio
res a los comicios de marzo. Aunque en térm i
La debilidad que acusa el Estado colombiano, nos globales la Unión Patriótica ha sido el mo
no solo por la visible dificultad que tiene para vimiento más afectado por la escalada de crí
generar consenso en la sociedad, sino por la menes políticos, todos los partidos han sido
creciente pérdida de control sobre el monopolio víctimas de esta modalidad de la “ guerra su
de la fuerza y el ejercicio de la función represi cia’’. El número de candidatos a las alcaldías
va, ha contribuido al desarrollo de la “ guerra asesinados hasta diciembre de 1986, once en
sucia’’. Y más grave aún, ha estim ulado el que total —seis de la UP, cuatro del socialconser-
sectores sociales cada vez más numerosos se vatism oy uno del Partido Liberal —, en marzo
sientan simbolizados y representados en la se elevaron a 21 con la eliminación de cinco
fuerza de las arm as. Advertir esta realidad por más de la UP y cuatro liberales (7). Si en una
la que pasa el país perm ite explicar el preludio época se habló de los enemigos agazapados de
violento de la elección popular de alcaldes y la paz, hoy en día tam bién se puede hablar de
asimismo señala cuán restringida es la función los enemigos agazapados y de los no encubier
de la reforma municipal, si de propender por la tos de la elección popular de alcaldes. Así lo
consecución de la paz y la reconciliación del señalan las cifras presentadas más arriba y los
Estado con las comunidades locales se trata. cálculos realizados por el D epartam ento de
Desde finales de 1986, cuando se iniciaron las Derechos Humanos del CINEP (Cuadro No. 1),
cam pañas electorales, un total de 140 alcaldes con los cuales se da cuenta del número de aten
y concejales en ejercicio, candidatos a las alcal tados efectuados contra los distintos partidos
días y concejos, consejeros intendenciales, políticos entre el 1 ° de enero y el 13 de marzo
comisariales y diputados, fueron asesinados. de 1988.
De ellos, 50 eran de filiación liberal, 46 p e rte
necían a la Unión Patriótica y 39 al Partido 6. El Espectador, marzo 13 de 1988, p. 8A.
Conservador. A estas cifras debe sum arse la 7. El Espectador, marzo 13 de 1988, p. 8A.
C U A D R O N o. 1
A T E N T A D O S PO R P A R T ID O *
(P o rcen ta jes y núm ero de ca so s)
El clima de violencia que antecedió a la prim e rita otra reflexión— la cuota de responsabili
ra elección de m andatarios locales tam bién se dad que tuvieron frente al proceso de paz tanto
vio recrudecido por la barbarie de las m asacres la administración Betancur como los grupos
colectivas contra campesinos y trabajadores alzados en arm as, el hecho concreto que hoy
agrícolas en el M eta, Urabá y Córdoba. En es enfrenta el país es que no existe una política
tas regiones, el derecho a participar en las oficial de paz, ni se observa una voluntad polí
elecciones se convirtió en una tem eraria osa tica democrática de la guerrilla para incorpo
día. La guerra declarada por el narcotráfico, rarse a la vida civil. De ahí las frustraciones del
con hechos tan contundentes como el asesinato reform ismo institucional que en cadena se han
del procurador Carlos M auro Hoyos, igualm en venido produciendo y las enorm es limitaciones
te incrementó la espiral de violencia. El se que tiene la institución del alcalde popular co
cuestro, como una de las expresiones más elo mo instrum ento dem ocratizador de la confron
cuentes de la degradación de la confrontación tación política.
social y política tuvo a su turno un efecto retro-
alim entador de la “ guerra sucia” y se fue con Pese al contexto de violencia en que tuvo que
virtiendo en uno de los principales detonantes desarrollarse el proceso electoral, la elección
de la violencia política. Durante 1988 han sido popular de los alcaldes se realizó en los 1.009
secuestradas en Colombia 252 personas de las municipios del país, con la sola excepción del
cuales, según estadísticas oficiales de los orga corregim iento de Voladores, en el departam en
nismos de seguridad del Estado, 162 lo han to de Córdoba, cuyos habitantes intimidados
sido por la guerrilla, 88 por la delincuencia perm anecieron en sus casas y no acudieron a
común y dos por narcotraficantes. El proceso las urnas. Varios fenómenos pueden explicar
electoral para elegir alcaldes se vio especial esa coexistencia entre orden y violencia (9), o
mente afectado por esta modalidad delictiva; lo que podríamos llamar esa otra cara de nues
18 alcaldes y aspirantes a alcaldías han sido tro frágil modelo democrático.
secuestrados en lo que va corrido del año (8)
generándose, allí donde se efectúan estas “ re Primero, el arraigo de la tradición electoral en
tenciones” , un clima de represión y hostiga el régim en político colombiano. Si en Bolivia se
miento contra la población civil. han producido 186 golpes de Estado desde la
Independencia, en nuestro caso hemos vivido
La falta de garantías para el ejercicio de la opo más de 60 elecciones prácticam ente ininte
sición; la impunidad frente a los asesinatos po rrum pidas. Debe tenerse en cuenta tam bién la
líticos; las desapariciones y los atentados con fortaleza del clientelismo como principio rector
tra dirigentes populares y militantes de las de las relaciones políticas y como mecanismo
diversas organizaciones; los secuestros, el bo- eficaz de los partidos tradicionales para reclu
leteo y la extorsión; el terrorism o económico tar y movilizar bases sociales, particularm ente
que poco o nada tiene que ver con los intereses en época electoral. Ambos fenómenos nos a d
populares y las necesidades colectivas, han vierten sobre la capacidad del sistem a para
venido tejiendo un sórdido espectro de violen recom ponerse, y sobre los recursos institucio
cia que opera en contravía de los intentos de nales de que dispone el bipartidism o para com
apertura institucional que se propuso la refor pensar situaciones de crisis y disolución social
ma municipal. como la que ahora se enfrenta.
La reforma de las instituciones locales y la con Igualm ente debe tom arse en consideración la
sagración del voto directo y popular para elegir perm anencia, con todo y su carácter restringi
alcaldes se concibió en un momento en que la do, de las reglas de juego de la democracia
paz tenía el carácter de una política guberna representativa. La participación electoral de
mental. En la actual coyuntura el proceso ha diversos sectores sociales, bien sea como resul
llegado a un punto m uerto y los intentos para tado de la cooptación y el clientelismo, o bien
conseguir la reconciliación nacional han fraca como resultado de las expectativas que desper-
sado. Aunque habría que evaluar —y ello am e
tó la nueva institución, se constituye en el sus más los inscritos de 1988, arroja una cifra de
trato social y político que ha hecho posible la 11.066.785. Aunque el propósito de tal estim a
realización de estos prim eros comicios. tivo radicó en actualizar el anacrónico censo
electoral y ofrecer un cálculo realista de la po
En un país como el nuestro, donde las “ gue blación que participa políticamente (11), resul
rra s ” que se libran resultan ajenas para una ta obvio que dicha estadística deja por fuera a
gran cantidad de ciudadanos y donde la contra quienes no se inscriben ni votan, aunque estén
dictoria convivencia entre orden y violencia no en capacidad de hacerlo, es decir, el abstencio
parece tener resolución en el corto plazo, es nismo real. Respecto de este potencial, puede
irreal, si no voluntarista, desconocer la función señalarse que la participación ciudadana a ni
que desem peñan las contiendas electorales. vel nacional para elegir alcaldes fue del 66.6
Las elecciones continúan siendo el principal por ciento. Si este mismo dato se compara con
mecanismo de legitimación del sistem a político la población total en edad de votar (12), se
y de ios partidos tradicionales, los cuales no aprecia que la participación política disminuye
han enfrentado, hasta el m om ento, verdaderos de m anera significativa a 43.4 por ciento. Esta
contendores. La ausencia de alternativas políti cifra, mucho más acorde con el real comporta
cas que sustituyan la lógica del clientelismo y miento electoral de los colombianos, revela
perm itan trascender el esquem a bipartidista cómo la elección de los ejecutivos locales no
no ha hecho más que reforzar este fenómeno. despertó ni el interés ni la motivación esperada
por los proponentes de la reforma municipal.
Las grandes ciudades, escenarios donde se
Democracia local y participación política esperaban im portantes cambios en este senti
do, ratificaron su tradicional apatía y su consi
derable abstencionismo. M edellín solo consi
No obstante reconocer la importancia política
que reviste el hecho de la elección de alcaldes guió un bajísimo 22.6 por ciento; en Bogotá
por voto popular en todos los municipios del solo participó el 39.5 por ciento; en Cali el 32.7
país, es necesario ponderar la participación por ciento, y en Barranquilla, con la participa
electoral en dichos comicios. En térm inos abso ción más alta, el 53.5 por ciento (13).
lutos y com parando los resultados obtenidos
para elegir alcaldes (7.375.406 votos), con la Explorar el significado y las verdaderas dim en
cantidad de votantes que han participado en siones de la participación electoral a nivel re
gional y local es una tarea que está por reali
las elecciones locales de los últimos ocho años,
zarse. Sin em bargo, los resultados obtenidos a
estas elecciones convocaron al mayor núm ero
nivel nacional indican que el aum ento de la
de sufragantes del período (10). Aun así, ob
participación política, que teóricam ente debía
servar el increm ento o la disminución de la par
propiciar la democratización municipal, es más
ticipación electoral en términos comparativos
virtual que real. La institución del alcalde po
entre las distintas mitacas y la elección de
pular tiene un largo camino por recorrer para
alcaldes es un ejercicio prácticam ente imposi
perm ear efectivam ente la conciencia ciudada
ble de realizar. La Registraduría Nacional del
na y para conquistar a la población que todavía
Estado Civil ha em pleado metodologías y ba
se resiste a m anifestarse a través de las urnas.
ses distintas para establecer el potencial elec
Frente a este fenómeno cabría preguntarse por
toral, lo cual ha llevado a que cambie constan
qué la población local no respondió de m anera
tem ente. Por ello solo es factible m irar los gua
participativa frente a un instrum ento de cam
rismos de los recientes comicios en función del
bio que puede transform ar las relaciones entre
último potencial de sufragantes presentado
el ciudadano y la estructura de poder que go
oficialmente. Calculado sobre la base de las
personas que se inscribieron y votaron en 1986, bierna la ciudad.
CUADRO No. 2
Antioquia 58 52 4 o
íé 8 124
Atlántico 16 5 2 23
Bolívar 24 5 1 1 1 32
Boyacá 35 76 3 8 122
Caldas 8 14 1 2 25
Caquetá 6 5 2 2 15
Cauca 22 9 5 36
Cesar 16 7 1 24
Córdoba 18 1 3 3 1 26
Cundinamarca 38 3 49 1 2 22 115
Chocó 11 3 1 4 19
Huila 9 1 24 1 2 37
La Guajira 4 1 2 1 1 9
Magdalena 16 3 1 1 21
Meta 10 8 4 1 1 24
Nariño 20 27 1 8 56
N. de San tan. 10 24 3 37
Quindío 6 2 4 12
Risaralda 4 9 1 14
Santander 31 2 40 1 2 10 86
Sucre 12 7 2 3 24
Tolima 24 15 2 5 46
Valle 17 21 4 42
Arauca 4 2 6
Casanare 18 1 19
Putumayo 4 1 2 7
San Andrés 1 i 1
Amazonas 1 1 2
Guainía 1 1
Guaviare 1 1
Vaupés 1 1
Vichada 2 2
restantes concejos municipales. En lo que se locales (44.2 por ciento), la diferencia con el
refiere a la composición política de los consejos conservatism o (40.9 por ciento) es realm ente
intendenciales y comisariales puede señalarse pequeña. Ello, aunque los liberales hayan ob
que el liberalismo se consolidó como fuerza tenido una votación superior en casi un millón
mayoritaria en las elecciones del 13 de marzo. de votos frente al partido opositor. Este fenó
meno puede explicarse en gran medida como
Si tomamos en cuenta el núm ero total de alcal resultado del fraccionamiento interno del Parti
días obtenidas por partido (Cuadro No. 2), se do Liberal, de la multiplicidad de candidaturas
observa de m anera más precisa el com porta en casi todos los municipios del país y de las
miento y la distribución de las fuerzas políti alianzas tardías e improvisadas como la que se
cas. Si bien resulta evidente que el Partido presentó en la ciudad de Medellín. Dicho com
Liberal controla el mayor núm ero de gobiernos portam iento contrasta con el de los socialcon-
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servadores, quienes a todo lo largo del proceso dades (16) y el conservatismo un partido de
electoral procuraron m antener cohesionada a pueblos y pequeños municipios.
la “ oposición reflexiva” y presentaron candi
datos únicos en casi todas las ciudades. Aun La elección de alcaldes, a pesar del mayor nú
que se produjeron “ rebeliones locales” , como mero de votantes que atrajo, continuó siendo
la de Barranquilla, quizá el caso m ás significa una elección de minorías. En efecto, la vota
tivo de coaliciones bipartidistas que plantean ción total de estos comicios solo superó en un
una ruptura con los directorios nacionales, la 1.0 por ciento a la obtenida para concejos mu
dirección centralizada y la disciplina de partido nicipales. Si miramos este fenómeno en fun
se impusieron. La conquista de las “ mayorías ción de los partidos tradicionales, se aprecia
geográficas” , tal como lo planteó el expresi que su participación porcentual respecto de la
dente Pastrana con miras a las elecciones p re votación total (Cuadro No. 3) tampoco superó,
sidenciales de 1990, fue el objetivo primordial.
El triunfo obtenido en Bogotá, M edellín, Popa 16. Sobre un total de 32 alcaldías de las capitales d ep artam en
yán, Tunja, Villavicencio y Valledupar ilustra tales, com isariales e inten d en ciales, el Partido Liberal o btu
la eficacia de esta directriz y en cierta forma vo 24. Para analizar el com portam iento del voto urbano y
rural puede consultarse el trabajo de José M artín, Campo y
contrarresta la tendencia, según la cual, el li ciudad: participación y abstención electoral en Colombia,
beralism o es un partido de grandes urbes y ciu Bogotá, Fundación Friedrich Nauman-CIDSE, 1981.
CUADRO No. 3
Partido P artid o Nuevo P. Social Unión Coali Otros O tros P a rt. Part.
Elección Liberal Liberalism o Conservador P atrio t. ciones Inscritos V otos T otal Elect. Elect.
(3) (4) (5)
Número 446 8 413 16 25 101 1.009
Alcalde Votación 3.308.548 83.293 2.359.951 58.049 643.663 866.849 38.155 7.375.406 66.6 43.4
P orcentaje 44.9 1.1 32.0 0.8 8.7 11.8 5.2 100.0
Número 20 3 7 0 — 6 36
(1) Votación 44.214 7.658 17.626 640 13.504 — 84.100
Porcentaje 52.6 9.1 21.0 0.8 16.1 100.0
Consejo Intendencial
(2) Número 25 -O- 7 6 6 44
Votación 52.483 -0- 18.835 -0- 11.922 16.411 549 100.200
Porcentaje 52.4 18.8 12.0 16.4 0.5 100.0
Núm ero 18 1 9 16 1 45
(1) Votación 8.608 1.059 3.831 9.494 — 328 — 23.436
Porcentaje 36.7 4.5 6.3 40.5 1.4 100.0
Consejo Com isarial
Número 20 10 5 6 4 45
(2) Votación 6.670 -0- 3.611 1.259 3.461 964 121 16.086
P orcentaje 41.5 22.4 7.8 21.5 5.9 0.7 100.0
ni mucho menos satisfizo, las expectativas que ro de votos como en participación, pero, sobre
en tal sentido se habían planteado con la refor todo, increm entó de manera sustancial su
ma municipal. Los partidos históricos no logra núm ero de concejales en todo el país (2.194).
ron motivar ni movilizar a la ciudadanía en tor Por su parte, el Partido Conservador dism inu
no a la elección popuiar de los ejecutivos loca yó en votación y en participación, pero aum en
les. Asimismo, si comparamos la votación ob tó el número de sus concejales (752). Este últi
tenida para concejos y alcaldes en 1988, se mo fenómeno, aparentem ente contradictorio,
aprecia que los electores de am bas colectivida puede explicarse por el adecuado tratam iento
des votaron más para concejos que para alcal de la mecánica electoral en lo que a la inscrip
días. La votación para estas últim as fue inferior ción de varias listas y manejo de la “ ley de
en 6.3 por ciento en el caso de los liberales y en a rra stre ” o de residuos se refiere.
3.7 por ciento en el de los conservadores. Con
trastan estos resultados con el fenómeno publi En lo que respecta a las asam bleas dep arta
citario que antecedió a las elecciones. Las cos m entales, el liberalismo aum entó en votación,
tosas cam pañas y la “ g u e rra ” de im ágenes en participación y en número de diputados (6.5
que se adelantó en el país, opacando y colocan por ciento). No ocurrió así con el socialconser
do en un segundo plano las candidaturas de vatismo, que disminuyó su votación, su partici
ediles y diputados, no se tradujo en un mayor pación y su número de diputados (8.0 por cien
número de votos a favor de los prim eros alcal to) a nivel nacional.
des populares.
Si observamos los triunfos y las derrotas a nivel
Si la votación obtenida por los dos partidos tra regional, se advierte que los liberales aum en
dicionales para elegir m andatarios locales no tan su votación en todos los departam entos del
superó a la de concejos, tampoco el núm ero país, con excepción del Cesar, Chocó, M agda
total de alcaldes obtenido por cada colectividad lena, Quindío, Valle y Cauca. M antienen el
refleja las mayorías políticas de 1986 a nivel núm ero de diputados que tenían en 1986 en
local. En ese año, según el estudio de Patricia tres circunscripciones regionales: Chocó, Nari-
Pinzón ya citado, los liberales eran la fuerza ño y Huila. Pierden doce diputados en seis
mayoritaria en el 53 por ciento de los munici departam entos: Cauca, Cesar, Cundinamarca,
pios del país y los conservadores en el 44 por M agdalena, Santander y Valle. Y aum entan
ciento de los mismos. En la reciente elección veintiséis diputados en trece departam entos,
de alcaldes, el Partido Liberal resultó victorio destacándose los casos de Boyacá y Risaralda
so solo en el 44.2 por ciento de las localidades y cuyas asam bleas departam entales eran mayo-
el socialconservatismo en el 40.93 por ciento. ritariam ente conservadoras en 1986. En Cal
Esta pérdida de influencia electoral de los dos das, tradicionalm ente conservador, los libera
partidos en forma sim ultánea sería inexplica les logran igualar fuerzas en la Asamblea, y en
ble si no se tiene en cuenta la aparición o com Tolima, de mayorías azules en 1986, pasa a
petencia de otras fuerzas políticas, aspecto que convertirse en fuerza predom inante.
será analizado más adelante. Dicho fenómeno
también sugiere que las m aquinarias y redes La fuerza y el arraigo político de los socialcon-
clientelistas del bipartidism o en las localidades servadores tam bién experim entaron cambios a
no fueron capaces de extender la influencia nivel regional. Disminuyó su votación en un
que ya tenían, a través de los concejos, hacia la total de 18 departam entos aum entando sola
elección de ejecutivos municipales. mente en cuatro de ellos: Antioquia, Cundina
marca, M eta y Nariño. En lo que se refiere a
Para tener una visión más completa sobre el número de diputados, mantuvo las mismas
comportamiento político de los partidos tradi curules en siete departam entos: Antioquia,
cionales es conveniente mirar com parativa Cauca, Chocó, Guajira, Caquetá, M eta y Valle.
mente los resultados para concejos m unicipa Perdió 23 diputados en diez circunscripciones
les y asam bleas departam entales en el período regionales: Atlántico, Bolívar, Boyacá, Córdo
1986-1988 (Cuadro No. 3). Una mirada global ba, Nariño, Norte de Santander, Quindío, Risa
sobre las elecciones locales perm ite afirm ar ralda, Sucre y Tolima. Y obtuvo diez curules
que el Partido Liberal aum entó tanto en núm e más en seis departam entos: Cesar, Cundina-
72 A N A L IS IS PO LITIC O No. 4 - MAYO A AGOSTO DE 1988
marca, Caldas, Huila, M agdalena y Santan datos parciales sobre la composición política de
der (17). los 1.009 concejos del país, se pueden adelan
tar algunas observaciones sobre la relación
Estos cambios en la geografía electoral de los entre alcaldías y fuerzas locales.
partidos tradicionales requieren de un estudio
más profundo que dé cuenta tanto de la nueva Para los alcaldes electos resulta fundam ental
distribución de fuerzas y tendencias políticas contar con el respaldo del Concejo Municipal
como del impacto que ésta pueda tener sobre para que los proyectos de acuerdo y los planes
los gobernadores y la burocracia departam en de inversión sean aprobados. Un Concejo opo
tal. Las asam bleas son quizá las instancias que sitor, o desfavorable por su correlación de fuer
expresan de manera más fiel la composición y zas, puede bloquear toda iniciativa política y
la dinámica política de las regiones. En ellas entorpecer la gestión gubernam ental. Los re
convergen intereses nacionales y locales, cues sultados que arrojan los comicios locales que
tión que reviste una especial importancia para acaban de celebrarse señalan que el 77.6 por
la gestión de los nuevos alcaldes municipales. ciento de los alcaldes del país (Cuadro No. 4)
Su autonomía no solo depende de las garantías contarán con un Concejo cuya fuerza mayorita-
que pueda otorgar la legislación descentralista, ria responde a la misma filiación política que la
sino también del m argen de independencia que del m andatario municipal. En su orden, los
Planeación D epartam ental —cuyos funciona alcaldes liberales, los de la Unión Patriótica y
rios son nombrados por los gobernadores— les los del Partido Conservador podrán adelantar
conceda a los alcaldes. Recuérdese que los pla gobiernos apoyados en concejos que les son
nes de inversión de los municipios con menos favorables. No ocurrirá lo mismo con los alcal
de 100 mil habitantes, que son la mayoría del des del Nuevo Liberalismo, quienes tendrán
país, están sujetos para su ejecución a la apro que desem peñar su m andato con una altísima
bación de dicho ente gubernam ental. A prim e proporción de concejos (75 por ciento) cuya
ra vista, según la composición política de la fuerza mayoritaria es de una filiación política
mayoría de las asam bleas departam entales, los distinta. Para las Coaliciones y los “ Otros ins
alcaldes liberales serán los más favorecidos y critos’’ sería arriesgado establecer algún tipo
los que en principio gozarán de un mayor res de correlación. Aunque es muy probable que
paldo, en contraposición a la situación de los los concejos, en buena parte, estén integrados
alcaldes de las minorías políticas y del social- por las mismas fuerzas políticas que eligieron
conservatism o, también sujeto al esquem a al alcalde, resulta difícil adelantar alguna afir
gobierno-oposición a nivel regional. Sin em b ar mación si no se examina caso por caso la hete
go, la fragmentación del partido liberal y la rogénea composición política que caracteriza a
multiplicidad de caciquismos regionales, tan estas dos formas de agrupam iento. También
características en las pasadas elecciones, pue debe señalarse que el virtual engranaje político
den surtir un efecto distinto. Máxime si se tie entre alcaldías y concejos puede cam biar sus
ne en cuenta que el actual es un gobierno de tancialm ente, en la medida en que las diversas
partido que no cuenta para su gestión con un facciones y tendencias que integran los conce
partido de gobierno. jos municipales empiecen a m anifestarse a tra
vés de las consabidas componendas y alianzas.
Cabe señalar tam bién que el tránsito de la de La coalición de fuerzas que se produjo en el
signación a la elección de los m andatarios mu Concejo de Bogotá, a instancias del conserva
nicipales rompió la “ línea de m ando’’, alteran dor independiente Pava Camelo, pero im pulsa
do la forma de relación y las reglas de juego da por el santofimismo, el sector liberal de
entre la política local y la política regional. Vo Consuelo de Montejo y la Unión Patriótica, in
tos y recursos están ahora sujetos a otra diná vitan a explorar este fenómeno. El drástico
mica, lo que sugiere im portantes transform a cambio de la correlación de fuerzas en el Con
ciones en el comportamiento político de los cejo del Distrito Especial, que tradicionalm en
partidos y en el de los electores. Siguiendo este te había sido favorable al Partido Liberal, pue
mismo razonamiento, y aunque se dispone de de presentarse e incluso multiplicarse en otras
ciudades del país, contrariando el optim ista
panoram a que se deduce de la composición po
17. R egistraduria Nacional del Estado Civil. lítica de las adm inistraciones m unicipales.
ELEC C IO N PO PU L A R DE A LCA LD ES. P. G A ITA N 73
CUADRO No. 4
El Nuevo Liberalismo: El gran derrotado caso de los partidos tradicionales, tampoco lo
gró motivar a sus electores de m anera que se
Así como las elecciones del 13 de marzo confir increm entara la participación política respecto
man la continuidad y el arraigo local del bipar- a la nueva institución. Los adscritos al Nuevo
tidismo y reiteran la suprem acía electoral del Liberalismo votaron mucho más para concejos
Partido Liberal, tam bién señalan al Nuevo Li municipales que para alcaldías, observándose
beralism o como el gran derrotado de esta con una votación para alcaldes inferior en un 73.5
tienda. La pérdida de influencia y de presencia por ciento (Cuadro No. 3).
política que venía experim entando desde las
elecciones para corporaciones públicas de El descenso a nivel de concejos municipales
1986, se acentuó de manera significativa en los fue considerable. Disminuyó en votación, en
recientes comicios. El movimiento de la “ Re participación y, sobre todo, en núm ero de cuña
novación nacional” alcanzó en esa ocasión les (36.9 por ciento). En lo que se refiere a las
menos de 500 mil votos, lo que implicó una asam bleas departam entales el Nuevo Libera
reducción de su participación dentro del total lismo registró una pérdida notoria de su in
electoral de más del 50 por ciento (18). fluencia regional. Vio reducida su votación, su
participación y su número de diputados. Del
El Nuevo Liberalismo, a pesar de la bajísima total de 23 curules que tenía en 1986 perdió
votación que obtuvo a nivel nacional, menos doce, más de la m itad. Si miramos su decreci
del 2.0 por ciento respecto de la votación total, miento desde la óptica de la geografía electo
ganó ocho alcaldías (19), que para ese movi ral, se aprecia que disminuyó en votación en
miento pueden ser consideradas como un re todos ios departam entos del país, con la sola
sultado satisfactorio. Sin embargo, como en el excepción del Valle, donde incrementó el n ú
mero de sufragios. Disminuyó asimismo en
núm ero de diputados en todas las circunscrip
18- Gabriel Murillo y Rodrigo Pardo. "Gestación, evolución y
ciones regionales, exceptuados el Valle, San
estrategias de las candidaturas para las elecciones p resi tander y Risaralda, donde mantuvo el número
denciales de 1986” , en Varios autores, C o l o m b i a . p . 104. de curules. Debe destacarse su aparición como
19 Las alcaldías ganadas fueron las siguientes: Planeta Rica,
en Córdoba: Cota, Apulo y Tenjo, en Cundinam arca; Aipe,
fuerza política en el departam ento del Caque-
en el Huila: Uribia en la G uajira, y Coromoroy Oiba en San tá, donde obtuvo el 3.7 por ciento de la vota
tander. ción total y conquistó una curul (Cuadro No. 3).
74 A N A L IS IS PO LITIC O No. 4 - MAYO A AGOSTO DE 1988
La presencia política y electoral que había lo La Unión Patriótica: Avances y retrocesos
grado el Nuevo Liberalismo en los Territorios
Nacionales se perdió por completo en las elec Un balance global sobre los resultados obteni
ciones de 1988. El espacio que les había dispu dos por la Unión Patriótica en las elecciones del
tado a los partidos tradicionales y a la Unión 13 de marzo perm ite constatar otro de los ras
Patriótica pasó a ser ocupado nuevam ente por gos característicos del com portam iento político
liberales y conservadores, y por los grupos po en Colombia: la marginalidad electoral de las
líticos que aparecen como Coaliciones y ‘‘Otros terceras fuerzas (22) y la incapacidad de los
inscritos” . El Nuevo Liberalismo perdió los dos movimientos opositores al establecim iento
consejeros que tenía en San Andrés, el de Pu- para convertirse en alternativas políticas al
tumayo y el de Amazonas, territorios donde ni bipartidismo.
siquiera se contabilizó votación.
El reciente proceso electoral estuvo am enazado
de m anera perm anente por los efectos de la
El descalabro del Nuevo Liberalismo se extien
“ guerra sucia” . Si todos los partidos fueron
de desde los lugares más apartados del país
víctimas de la violencia política, la Unión Pa
hasta las ciudades y sus concejos. Especial
triótica fue el movimiento más afectado por la
mente notorio fue su descenso entre la franja
escalada de crím enes, atentados y desaparicio
urbana de electores bogotanos que en el pasa
nes. El considerable número de candidatos a
do le había dado los mayores triunfos. La con
alcaldías, concejales y diputados m uertos —a
dición de fuerza mayoritaria del Distrito E spe
los que han venido a sum arse el asesinato del
cial, lograda desde 1982, se vio afectada por la alcalde electo de Remedios y del presidente de
pérdida de una curul en el Concejo Distrital y
la Asamblea del M eta— dificultó el trabajo
por la derrota de la candidatura de la coalición
proselitista, restringió aún más las escasas
Sagasa (20). La derrota de Ossa Escobar, fren
garantías para adelantar la campaña electoral y
te al triunfante candidato del socialconservatis-
creó un clima de miedo y zozobra entre la po
m oy frente al candidato del oficialismo liberal,
blación afecta a dicho movimiento. Ello sin
afectó de m anera crítica tanto al Poder Popular
duda contribuye a explicar los bajísimos resul
como al Nuevo Liberalismo. No solo se perdie
tados de la UP a nivel nacional, aunque en al
ron votos, participación electoral y prestigio.
Fracasó tam bién la carta de la renovación y la gunas regiones haya conseguido el ingreso y la
modernización del Partido Liberal a la que es presencia como fuerza política.
taban apostando. Y quedó asim ismo sepultada,
La Unión Patriótica tiene, sin em bargo, una
por lo menos en el corto plazo, la posibilidad de
cuota de responsabilidad frente a sus propios
una ruptura con las viejas castas políticas y con
resultados electorales y, más que ello, frente al
los sectores más retardatarios de la colectivi
reto que supone sobrevivir como fuerza oposi
dad (21). Bien podríamos señalar que son los
tora. Su indefinición frente a la opción arm ada,
visibles y negativos resultados electorales del
máxime si se tiene en cuenta que la UP es el
13 de marzo los que en gran medida explican el
principal producto de los Acuerdos de La Uri-
retorno del Nuevo Liberalismo a las toldas ofi be, en 1984, no ha hecho más que justificar
cialistas, y no consideraciones políticas de otro ante los sectores m ilitaristas la represión desa
orden. Una alta dosis de realismo político y de tada contra sus militantes y dirigentes. Esta
pragm atism o se impuso, aunque la hondura de actitud ha perm itido asimismo que los sectores
la crisis por la que pasa el país haya precipita interesados en alentar una solución de fuerza
do la reincorporación del movimiento disidente para el país criminalicen todas sus formas de
al Partido Liberal. protesta y expresión, incluida la electoral. Es
con relación a estos elem entos de análisis como
se propone la evaluación de los resultados ob
tenidos por la Unión Patriótica en las pasadas
elecciones.
20. Coalición electoral que apoyó la candidatura de Carlos Ossa
para la alcaldía de Bogotá, integrada por los movimientos
que dirigen Ernesto Sam per, Luis'Carlos Galón y Julio Cé 22. Con la sola excepción de los resultados electorales obteni
sar Sánchez. dos por la Anapo en tre 1966 y 1970, los cuales tendrían que
21. E ntrevista con Ernesto Sam per Pizano, m iembro de la Di analizarse a la luz del proceso político del Frente Nacional y
rección Nacional Liberal, Bogotá, mayo de 1988. de la naturaleza y objetivos del propio movimiento.
ELEC C IO N PO PU LA R DE A LC A LD ES. P. G A ITA N 75
En lo que se refiere a la elección de ejecutivos UP sufragaron más para concejos que para al
municipales, la UP obtuvo 16 alcaldías de las caldías. La votación registrada por este grupo
1.009 del país, con una votación que representa político para elegir m andatarios locales fue in
el 0.8 por ciento sobre el total nacional (Cuadro ferior en un 46.3 por ciento respecto de la de
No. 3). Respecto de las 23 alcaldías que tenía concejos m unicipales. En lo que se refiere a
en 1986 por designación y según su condición estos últimos cabe señalar que la votación de la
de fuerza mayoritaria en las localidades, el UP en 1988 (108.181), representó menos del
movimiento perdió 11 alcaldías, mantuvo 13 y 2.0 por ciento del total nacional y que su núm e
conquistó 3 nuevas, distribuidas geográfica ro de ediles en todo el país no sobrepasó el 2.4
m ente como sigue: perdió las únicas alcaldías por ciento. Comparando los resultados con los
que tenía en los departam entos de Córdoba de 1986 se aprecia una disminución en la parti
(Valencia), Cesar (Jagua de Ibirico), Norte de cipación y en el núm ero de concejales y un no
Santander (El Carm en), Tolima (Coyaima), y torio decrecim iento en la votación (46.6 por
Nariño (Policarpa). Asimismo dejó de controlar ciento).
el gobierno municipal de San José del Guavia-
re. La presencia local de la UP se vio especialm en
te afectada por la pérdida de concejales en los
En el departam ento del M eta, región donde la departam entos de Santander, Antioquia, Cun-
UP había venido extendiendo su presencia po dinam arca, Cauca, Tolima y Huila. Contrasta
lítica de m anera significativa, perdió las alcal esta situación con el avance experim entado en
días de tres municipios (San Juan de Arama, el Chocó, Norte de Santander, Córdoba y parti
Puerto Rico y La M acarena), pero mantuvo las cularm ente en el M eta, donde pasó de tener 15
otras cuatro que tenía en 1986: El Castillo, Le concejales en 1986 a 47 en 1988.
janías, M esetas y Vistahermosa. En Cundina-
marca mantuvo la alcaldía de C abrera, munici Si miramos los resultados obtenidos en 1988
pio de tradicional influencia del Partido Comu para asam bleas departam entales, se observa
nista, pero perdió la de Viotá, conquistada por que la participación de la UP respecto a la vota
una amplia coalición de movimientos cívicos y ción total es solo del 0.8 por ciento. Su votación
políticos y apoyada por la UP (23). En Bolívar disminuyó considerablem ente en relación con
(San Pablo) y en Santander (Sabana de Torres) 1986, pero no ocurrió lo mismo con su número
se m antuvieron las alcaldías. Este fenómeno se de diputados, que aum entó en 50 por ciento.
repitió en Antioquia para el caso de las alcal Los mayores avances regionales de la UP se
días de Apartadó, M utatá, Remedios y Sego- presentan en el departam ento del Caquetá,
via. En dichas localidades la población civil, donde no se contaba con representación políti
desafiando el clima de violencia im perante en ca y ahora se obtienen tres renglones; en Cun-
la zona, eligió a sus alcaldes con una votación dinam arca, donde se aum enta una curul; en
superior en un 50 por ciento con respecto a la Córdoba y en Tolima, donde tampoco se tenía
votación total de cada uno de los municipios representación y en 1988 se obtiene un escaño
mencionados. En la intendencia de Arauca se en cada departam ento, y en el M eta, donde
perdió la alcaldía de Saravena pero se m antu ingresan como nueva fuerza política de la
vieron la de Tame y la de Arauca. Debe desta asam blea, al conseguir dos curules.
carse que por prim era vez la UP obtiene alcal
días en el departam ento del Chocó (Riosucio) y Según la información de la Registraduría de
en el departam ento del Caquetá (Cartagena del que se dispone, la Unión Patriótica presentó un
Chairá y M ontañitas). decrecim iento y, por ende, una pérdida de in
fluencia en los Territorios Nacionales. En 1986
Repitiendo el patrón del comportamiento polí obtuvo menos del 1 por ciento respecto de la
tico de los electores de los partidos tradiciona votación total para elegir consejeros intenden-
les y del Nuevo Liberalismo, los votantes de la ciales, y en las elecciones del 13 de marzo no se
registró votación por este movimiento en las
distintas intendencias del país. En las comisa
rías, donde la UP había tenido para el período
23. R egistraduría Nacional del Estado Civil. E stadísticas Elec
torales, Centro de Estudios e Investigaciones Sociales pasado una im portante presencia, tam bién se
(CEIS), Bogotá, marzo de 1988. vieron afectados sus resultados electorales. En
76 A N A L IS IS PO LITICO No. 4 - MAYO A AGOSTO DE 1988
el Guaviare se había constituido en la fuerza cálculos electorales de todos los partidos, pero
mayoritaria a nivel regional, el controlar siete tiene un especial efecto negativo sobre las
de las nueve curules del Consejo comisarial, y minorías políticas, ya que puede distorsionar
en Vichada y Guainía tenía un im portante de manera im portante sus resultados.
arraigo al contar con cuatro de los nueve esca
ños de sus respectivos Consejos. Para el año de
1988 disminuyó el núm ero de consejeros de 16 Las coaliciones: Alianzas y m ultipartidism o
a 5, el 69.0 por ciento, y se redujo drásticam en
te su votación, en un 87 por ciento. Su partici Frente a unas elecciones que, en esencia, con
pación respecto al total de votación tam bién firm an el tradicional comportamiento político
sufrió una sensible baja. de los partidos y de los electores, el fenómeno
de las Coaliciones se revela como una de las
Si estos resultados se ajustan con los que final más novedosas e im portantes formas de parti
mente se obtengan al contabilizar la participa cipación ciudadana. Los resultados obtenidos
ción de la UP en las Coaliciones y en el renglón para elegir alcaldes municipales así perm iten
de los “ Otros inscritos’’, podrían tener un e s señalarlo, sobre todo si se tienen en cuenta dos
pecial significado para el movimiento y afectar aspectos fundam entales. En prim er lugar, la
lo de m anera notoria, ya que precisam ente en considerable votación que obtuvieron las Coali
estas regiones se había perfilado como fuerza ciones (643.663), cuya participación representa
política alternativa al bipartidism o. La ausen el 8.7 por ciento del total nacional (Cuadro
cia del Estado y la frágil implantación de los No. 3). Segundo, el incremento (282 por ciento)
partidos en estas poblaciones favoreció la p re registrado en esta columna para elegir alcaldes
sencia y el avance de la Unión Patriótica. Hoy respecto a la votación para concejos m unicipa
en día los partidos tradicionales parecen dis les de 1988. Tal diferencia sugiere que el m eca
puestos a recuperar los espacios perdidos o nismo de las Coaliciones logró motivar y movi
débilm ente controlados. Este elem ento y la lizar a los votantes en torno a la institución del
dimensión que la “ guerra sucia’’ ha adquirido alcalde popular. Y, adem ás, que se rompe el
en la gran mayoría de los Territorios Naciona patrón de com portamiento de los electores que
les pueden ayudar a esclarecer los resultados sufragaron por las fuerzas definidam ente parti
electorales que se han reseñado. Más aún si se distas, los cuales votaron más para concejos
tiene en cuenta el papel catalizador que ha ju que para alcaldías. Aunque es evidente que
gado el narcotráfico respecto a los conflictos tras el fenómeno de las Coaliciones está p re
que enfrentan los diversos actores en pugna en sente el manejo de la mecánica electoral y que
dichas regiones. las alianzas resultan más urgentes cuando se
trata de conquistar una alcaldía que cuando
Aunque estos son los avances y los retrocesos están e n ju e g o varias curules, dicha forma de
más visibles de la UP, el increm ento o la dism i agrupam iento indica una mayor capacidad de
nución de su influencia regional y local tendrán convocatoria y arrastre electoral.
que examinarse más detalladam ente. En m u
chos casos los datos que aparecen registrados Los resultados adquieren un mayor significado
bajo el rótulo de UP no incluyen, como ya se ha político si se observa que solam ente en siete
mencionado, los resultados obtenidos bajo territorios: Chocó, Caquetá, Putum ayo, San
otras denominaciones. Uno de los casos más A ndrés, Guaviare y Vaupés, no se registró vo
claros es el de Cundinam arca. Las estadísticas tación por el renglón de las Coaliciones. En el
electorales no registran bajo la columna de este resto del país esta forma de alianzas tuvo p re
grupo ni votación ni número de diputados, pero sencia electoral, cuya no despreciable votación
el movimiento obtiene dos curules que apare respecto del total de cada una de las circuns
cen contabilizadas en los renglones de Coali cripciones justifica una investigación más com
ciones y “ O tros” . Es conveniente advertir que pleta. También debe tom arse en consideración
el nombre con el cual se inscribe el partido o el hecho de que en muchas ciudades y munici
grupo de los candidatos es definitivo para la pios las alcaldías fueron el resultado de am
ubicación de los guarismos. Esta dificultad plias y heterogéneas coaliciones, aunque ellas
para clasificar el voto partidista afecta los hayan sido inscritas ante la R egistraduría bajo
ELECCION PO PU LA R DE A LCA LD ES. P. G AITA N 77
CUADRO No. 5
ALCALDIAS DE COALICION
(Nombre, votación y participación porcentual)
tan seis curules sobre 45 escaños. Para apre Aunque las alcaldías obtenidas por el grupo de
ciar el verdadero peso y el significado político los “ O tros” com parten rasgos comunes, ya
de este fenómeno en las corporaciones públi que plantean un desprendim iento de los parti
cas, habría que realizar un minucioso trabajo dos y sugieren una im portante presencia de
sobre la composición de las listas y el nombre movimientos cívicos, es necesario desagregar
con el cual se inscribieron las distintas fuerzas los resultados caso por caso con el propósito de
y movimientos. Este tipo de exploración está apreciar su real composición social y política y,
tam bién por hacerse y puede arrojar resultados por lo tanto, poder diferenciar el voto cívico del
inesperados, que incluso distorsionen la geo voto partidista. E ste es quizá el mayor desafío
grafía política a nivel regional. Tan novedosa que enfrenta la investigación sobre la prim era
forma de participación ciudadana, que tiende a elección popular de alcaldes. No solo por el
borrar las fronteras entre los partidos, invita a ejercicio académico que implica, sino por el
pensar en nuevos criterios y en nuevas catego significado que entraña dicho fenómeno como
rías para analizar el comportamiento político y expresión de un comportamiento político inde
electoral de los colombianos. pendiente y como indicador de las potenciali
dades de la democracia local en Colombia.
Los “ Otros inscritos” : Entre los cívicos y los
políticos El análisis de los “ Otros inscritos” plantea
más preguntas que respuestas. ¿Quiénes pue
Si las coaliciones expresan uno de los cambios den arrogarse el estatus de alcalde cívico?
más significativos frente a las tradicionales for ¿Quiénes representan efectivam ente los inte
mas de adscripción partidista y de com porta reses de las comunidades locales? ¿Cuántos
miento electoral, el fenómeno denom inado por alcaldes están asociados con las protestas cívi
la Registraduría como “ Otros inscritos” es tal cas y populares de sus municipios? ¿Quiénes
vez el resultado político más rico de estos comi expresan la incorporación de fuerzas y actores
cios. Y al mismo tiempo, el más difícil de de antes m arginados de los procesos políticos con
sentrañar. Bajo la categoría de “ O tros” apare vencionales? ¿Lo cívico es sinónimo de lo de
cen registradas las más diversas e inéditas for mocrático? Estos son algunos de Jos interro
mas de agrupam iento. Com parten esta deno gantes que seria conveniente responder. Para
minación alianzas m ultipartidistas; coaliciones ello deben tenerse en cuenta varios aspectos.
integradas por disidencias de los partidos tra
dicionales, la UP, el Frente Popular y otras De las 101 alcaldías obtenidas por el grupo de
organizaciones políticas y territoriales y Movi los “ Otros inscritos” , cuya significativa vota
mientos Cívicos y Comunitarios que incluyen la ción (866.849) representa el 11.8 por ciento del
presencia de organizaciones indígenas, cam pe total nacional, 15 por lo menos podrían sem
sinas y sindicales. Todas ellas, sin em bargo, brar dudas sobre un carácter no partidista. Al
tienen como común denominador eludir la refe exam inar estos casos se observa que los candi
rencia puram ente partidista para movilizar a la datos, al realizar la inscripción, no evitaron la
ciudadanía. En la gran mayoría de los casos, referencia liberal o conservadora a pesar de
los candidatos gozan de un amplio consenso que ella aparezca mimetizada bajo el nombre
entre la población civil, ya que perm iten la con de una coalición que en unas ocasiones es
vergencia de los más heterogéneos sectores “ dem ocrática” , en otras de “ integración” y en
sociales y políticos. De la misma m anera, mu otras “ de convergencia” . Esta forma de p re
chas candidaturas obtienen un gran respaldo sentar las candidaturas bien podría señalar la
comunitario y expresan una estrecha relación necesidad que tienen los partidos de compen
con las necesidades y expectativas de las locali sar su desgaste y su desprestigio a nivel local
dades. En este sentido, un considerable núm e utilizando nuevas imágenes y símbolos. Si en
ro de alcaldes populares ubicados en la colum estos casos resulta difícil trazar una frontera
na de “ Otros inscritos” obtuvieron el triunfo entre lo partidista y lo no partidista, más com
con votaciones superiores al 50 por ciento res plejo aún es establecer si la naturaleza de estas
pecto de la votación total de sus munici alcaldías es cívica o no lo es. Para esclarecer
pios (27). este tipo de ambivalencias se requiere no sola
mente de un cuidadoso trabajo de campo, como
27. R egistraduría Nacional del Estado Civil. ya se ha señalado, sino tam bién de una definí-
80 A N A L IS IS PO LITIC O No. 4 - MAYO A AGOSTO DE 1988
ción sobre lo que se entiende por “ alcalde cívi ha convertido en el dirigente de la prim era aso
co” . Aunque existe abundante literatura sobre ciación de alcaldes de Cundinam arca, integra
los movimientos civicos y regionales y sobre la da por 31 m andatarios municipales y que recla
vinculación de los partidos con las organizacio ma atención y eficacia adm inistrativa por parte
nes territoriales de base, la elección de alcal de las autoridades departam entales. Cabe se
des plantea realidades nuevas. Y, sobre todo, ñalar que Cundinam arca, junto con Antioquia,
plantea la ausencia de categorías apropiadas Nariño, Cauca, Boyacá y Santander, tuvieron
para analizar la trilogía participación ciudada- el mayor número de alcaldías elegidas por
na-movimientos cívicos-participación electoral. “ Otros inscritos” (CuadroNo. 6).
También encontramos un fenómeno contrario Encontramos tam bién casos como el del alcal
al reseñado más arriba. Muchos candidatos de de Ipiales, elegido por una coalición integra
vinculados con organizaciones populares y que da por fuerzas y movimientos tan diversos
han participado en las protestas o paros cívicos como el liberalismo, el conservatismo, la UP e
de sus localidades tuvieron que escudarse tras Inconformes de Nariño. Resulta de especial
las banderas liberales o conservadoras por no interés esta alcaldía, inscrita como “ Conver
contar con las suficientes garantías políticas gencia Cívica M ultipartidista” , por estar aso
para adelantar la cam paña electoral. Tal es el ciada con varios hechos que desdibujarían
caso de muchos alcaldes de Antioquia, particu cualquier tipología de “ alcaldes cívicos” . Esta
larm ente del nororiente del departam ento. Los es una candidatura vinculada con la tradición
alcaldes de San Roque, San Andrés y Liborina de protesta popular en Ipiales y estrecham ente
pueden ilustrar esta situación (28). Otros alcal relacionada con los movimientos cívicos de la
des, sin em bargo, fueron postulados por los localidad. El candidato fue concejal por varios
propios movimientos cívicos de los municipios períodos, siem pre contando con el respaldo de
y se inscribieron y adelantaron sus cam pañas liberales y conservadores. Su cam paña y su
como tales. Se trata, mencionando solo unos program a se adelantaron con banderas supra-
ejemplos, de casos como el del Peñol y G uarne partidistas, pero todos los partidos y grupos
en Antioquia, el de Darién en el Valle, y el de que lo apoyaron lo reclaman como alcalde
La Unión, M allama, Leyva y Sandoná en Nari- suyo (29).
ño.
Este breve e incompleto inventario de casos
Se pueden registrar casos como el de la alcal m uestra las distintas posibilidades de análisis
día “ cívica” de Cajicá, que obliga a am pliar las que se abren y lo apresurado que sería p resen
perspectivas de análisis. El alcalde electo, que tar resultados concluyentes sobre el com porta
ya había desem peñado tal cargo en varios pe miento político y electoral de los “ Otros inscri
ríodos, es de filiación conservadora, pero apeló to s” . Su importancia y su complejidad tam bién
al rótulo cívico y obtuvo el respaldo de diversas tienen que evaluarse en relación con la notable
fuerzas y grupos políticos. Sin ser vocero de presencia que tuvo esta forma de participación
organizaciones populares o haber sido partíci en las corporaciones públicas. Veamos algunos
pe de protestas ciudadanas, el nuevo alcalde se resultados aunque ellos sean globales.
asocia con la eficacia adm inistrativa y con la
posibilidad de resolver los problemas más u r Siguiendo el mismo patrón de las Coaliciones,
gentes del municipio. También, con la inde este grupo logró increm entar la votación para
pendencia frante al directorio nacional de su alcaldes con respecto a la de concejos munici
partido. En este caso lo cívico no se podría asi pales, en 27.3 por ciento. Tal incremento p er
milar a lo popular, y está por dem ostrarse si la mite afirm ar que las alianzas y agrupam ientos
amplia coalición de fuerzas que representa se no claram ente partidistas, fueron los únicos
traducirá en una gestión democrática. Por lo que en estos comicios lograron atraer más vo
pronto, tal como lo han registrado los diversos tantes hacia la institución del alcalde popular.
medios de comunicación, este m andatario se También, como en el caso de las Coaliciones,
28. Información sum inistrada por la Fundación Foro Nacional 29. E ntrevista con Carlos Pantoja, alcalde electo de Ipiales,
por Colombia, Bogotá, mayo de 1988. Bogotá, abril de 1988.
ELEC C IO N PO PU LA R DE A LC A LD ES. P. G A ITA N 81
CUADRO No. 6
los “ Otros inscritos’’ lograron aum entar de 7.6 por ciento en 1988. En los consejos inten-
m anera sustancial (106.0 por ciento) la vota denciales mantuvieron su núm ero de curules,
ción que para concejos ya habían registrado en pero aum entaron la votación. En los consejos
1986. Aumentaron asimismo de m anera signi comisariales experim entaron un considerable
ficativa (252 por ciento) el número de conceja avance al obtener cuatro curules, que repre
les en todo el país y elevaron su participación sentan el 9.0 por ciento del total de escaños, y
respecto del total nacional, al pasar de 4.8 por al aum entar su votación en un 194 por ciento
ciento en 1986, a 9.3 por ciento en 1988. (Cuadro No. 3).
En las asam bleas departam entales se extendió Si para la elección de alcaldes es difícil totalizar
su influencia en términos de votación (39.5 por y diferenciar el voto cívico, para las otras elec
ciento), pero disminuyó en número de curules. ciones regionales y locales resulta, por ahora,
Su participación respecto de la votación total prácticam ente imposible. El número de listas y
aum entó, al pasar de 5.5 por ciento en 1986 a la gama de movimientos y coaliciones que p ar
82 A N A L IS IS PO LITIC O No. 4 • MAYO A AGOSTO D E 1988
ticiparon se amplía de una m anera insospecha de la “ miiim etría política” han perdido de vis
da. Precisam ente allí, en la diversidad de ex ta su función educadora. Tam bién han visto
presiones políticas que cuestionan la adscrip dism inuida su capacidad para representar e
ción partidista, tal vez resida el mayor cambio integrar intereses colectivos y para tram itar
presentado en los recientes comicios. También conflictos sociales. Convertidos en m uchas oca
es en relación con estas peculiares formas de siones en “ bolsas de em pleo” y en distribuido
participación ciudadana como se puede hablar res de prebendas, han suplantado la moviliza
de una transform ación de la geografía política, ción ideológica por una movilización que se
de un aum ento de la participación electoral y funda en el trueque de la lealtad política por la
de un resquebrajam iento de la tradicional filia prestación de servicios. En los recientes comi
ción liberal-conservadora. cios am bas colectividades dieron m uestras de
una notable pobreza program ática o, peor aún,
adelantaron las cam pañas sin propuestas polí
CONCLUSIONES ticas capaces de convocar y organizar a la ciu
dadanía en torno a los problem as que de m ane
El proceso político y electoral que condujo a la ra más urgente afectan al país.
prim era elección popular de alcaldes generó
una serie de expectativas, relacionadas todas Las costosas cam pañas publicitarias, el derro
ellas con la posibilidad de fortalecer la demo che de propaganda y la “ guerra de im ágenes”
cracia representativa, am pliar el espectro de que invadió a los principales pueblos y capita
fuerzas políticas y establecer nuevos canales les, com pensaron la debilidad ideológica de los
de participación ciudadana. Para apreciar los partidos y operaron como un im portante factor
alcances y el impacto que dicha innovación ins de arrastre electoral. El impacto del poder fi
titucional pueda tener sobre la estructura de nanciero en los resultados de las elecciones es
poder de los municipios y sobre las relaciones un elem ento de análisis que debe tenerse en
entre los distintos actores sociales y políticos cuenta, no solo por el efecto distorsionador que
de las localidades, es necesario abrir un com puede tener sobre la espontaneidad del votante
pás de espera. La reforma municipal apenas — deform ando en muchos casos la voluntad
comienza a desarrollarse y la gestión de los popular— sino por el efecto corrosivo que pro
alcaldes hasta ahora inicia su prim er período duce en los partidos el manejo de cuantiosos
de prueba. Sin em bargó, una lectura sobre los recursos, sin que exista control alguno del Es
resultados electorales de los recientes comicios tado y sin que esté prevista una ley que regla
perm ite avanzar sobre algunos puntos centra mente y fiscalice el funcionamiento de las di
les. versas agrupaciones políticas.
Un prim er hecho que debe destacarse es la La perm anencia y el arraigo local de los parti
presencia y continuidad del bipartidism o. La dos tradicionales guarda tam bién una estrecha
geografía política del país no varió sustancial relación con la ausencia de alternativas políti
mente. La gran mayoría de los municipios con cas distintas al bipartidism o. No se caracteriza
tinúan siendo liberales y conservadores, sin nuestro régim en por el desarrollo de fuerzas
que se aprecie una modificación im portante en contestatarias que inviten a pensar en una
los patrones del comportamiento electoral de transición hacia el multipartidism o. Por el con
los colombianos. Esta perm anencia en el tiem trario, las disidencias tácticas o estratégicas
po y en el espacio de los partidos tradicionales que han experim entado liberales y conservado
no podría explicarse, sin em bargo, si no se tie res tienden a retornar a sus matrices históri
nen en cuenta por lo menos dos tipos de fenó cas, y los movimientos de oposición al estable
menos. cimiento se han fragm entado o dispersado, o
no han traspasado el umbral de la marginali-
De una parte, la eficacia del clientelismo como dad electoral. Ello pese a que movimientos
principio rector de las relaciones políticas y la como la Unión Patriótica hayan conquistado un
utilización de las maquinarias electorales como espacio para la acción política, y a que las orga
principales mecanismos para obtener la adhe nizaciones cívicas y populares independientes
sión partidista. Los partidos, desgastados y que participaron en las elecciones del 13 de
burocratizados de tiempo atrás por el ejercicio marzo se perfilen como posibles contendores
ELEC C IO N PO PU L A R D E A LC A LD ES. P. G A IT AN 83
del poder tradicional en distintos pueblos y Un tercer aspecto que debe reseñarse y que
regiones. quizá constituye el resultado más rico y nove
doso de esta prim era elección popular de alcal
Un segundo fenómeno que m erece señalarse des, es el de la presencia de las Coaliciones y
es el de la ostensible crisis de los partidos, par de los “ Otros inscritos” . Ambas formas de
ticularm ente del partido de gobierno, no obs participación política dan cuenta de los cam
tante su continuidad y su perm anencia como bios experim entados dentro y entre los parti
fuerzas políticas m ayoritarias. La elección de dos tradicionales, los cuales se vieron obliga
alcaldes tuvo la virtud de sacar a flote las defi dos a recurrir a las más diversas formas de
ciencias y la inorganicidad de am bas colectivi agm pam iento para cautivar a un electorado
dades. El proceso electoral sacudió la estructu que resulta cada vez más esquivo. Aunque las
ra interna de los partidos al acentuar el faccio- Coaliciones suponen un refinado manejo de la
nalismo que los caracteriza, propiciar las “ re mecánica electoral, tam bién expresan el des
beliones locales” , plantear distanciam ientos gaste de las banderas liberales y conservado
entre los directorios y las instancias regionales, ras y dan cuenta de una im portante transfor
y al generar una dinámica de base —en lo que mación en Jas tradicionales formas de adscrip
a selección de candidaturas se refiere— que ción partidista.
cuestionó el liderazgo y la ascendencia de las
jefaturas nacionales. La figura de los “ Otros inscritos” adem ás de
señalar la necesidad que tienen las agrupacio
nes partidistas de escudarse tras nuevos rótu
Para el caso del liberalismo, víctima de la im los y símbolos, sugiere la irrupción electoral de
posición “ desde arrib a” del esquem a gobier sectores sociales y políticos secularm ente m ar
no-oposición, la ausencia de disciplina y orga- ginados. La participación bajo esta categoría
nicidad se presentó de m anera más aguda. Los de num erosos movimientos cívicos, de organi
liberales acudieron a las elecciones divididos zaciones territoriales de los municipios, de
en casi todos ios municipios del país y no conta organizaciones cam pesinas, indígenas y sindi
ron con el respaldo de una dirección política cales, así lo atestigua.
unificada. No en vano el Partido Liberal se dis
pone a buscar una restructuración interna y a Por último, si bien es cierto que la incorpora
introducir factores de cohesión, tal como pare ción de la institución del alcalde popular en el
ce señalarlo el recurso a la jefatura única del ordenam iento jurídico significa la ampliación
expresidente Turbay Ayala. Dicha jefatura, de de espacios políticos en favor de la civilidad, el
ser aceptada, conducirá muy probablem ente a preludio violento de las elecciones puso de m a
una restauración de la colectividad pero por la nifiesto la convivencia entre el reformismo ins
vía conservadora. titucional y el militarismo. En la historia re
ciente del país pocas elecciones han tenido que
El socialconservatismo, a pesar de no haber desarrollarse en un am biente tan adverso y tan
derrotado electoralm ente al liberalismo, em er cargado de conflictos y de violencia como las
ge de las elecciones como un partido mucho que acaban de celebrarse. En este sentido, el
más fortalecido y unificado que sus tradiciona potencial dem ocratizador de la reform a y la
les contendores. El efecto cohesionante que ha posibilidad de que su ejercicio contribuya a la
producido el ejercicio de la “ oposición reflexi consecución de la paz y la reconciliación nacio
va” ; el liderazgo de los expresidentes Pastrana nal, se restringen considerablem ente.
y Betancur, que atenuó las divisiones y las
M ientras la reform a municipal no se integre a
“ rebeliones locales” ; la conquista por voto un proyecto global de Estado y sociedad que
popular de más del 40 por ciento de las alcal
revise el pacto social que nos rige desde 1886 y
días, entre ellas las de las dos más im portantes que sea capaz de establecer nuevas bases para
ciudades del país; el firme propósito partidista
la convivencia política, la reforma de las insti
de ganar las elecciones presidenciales de 1990
tuciones locales está expuesta a operar como
y, más recientem ente, el protagonism o desem
rueda suelta y a que las virtuales bondades que
peñado frente al nuevo “ diálogo nacional” ,
ella encierra se conviertan en frustraciones y,
contribuyeron a explicar el fortalecimiento y la
por ende, en un detonante más de tensiones y
proyección del Partido Conservador.
enfrentam ientos.