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Que las tres caídas que dio Jesús sean las que el/ella dé
y la última la dé en la puerta de mi hogar,
pidiéndome perdón de la falta cometida y el daño causado,
siendo los testigos de mi sincera petición
el flujo de los astros y el estrellado firmamento.
Así sea. +
2- ►Una vez que tienes el objeto, lo colocas en una olla, la llenas hasta la
mitad de agua, le agregas un puñado de sal y la pones a hervir. Deja hervir
hasta que se cumpla una hora completa desde que comenzaste. Deja todo
allí que se enfríe y déjalo así hasta el día siguiente.
Las pruebas:
Si en la hora en que estás hirviendo el objeto, la persona te visita, te
llama, te envía un correo o manda a otra persona en su nombre a contarte
algo, pedirte un favor, a pedirte un objeto, lo que sea, ESA SERÁ LA
PERSONA QUE TE HA HECHO LA BRUJERÍA.
Si en esa hora, esa persona se contacta contigo de alguna manera,
especialmente si viene a verte y menciona que tiene calor, se
considera que es una prueba irrefutable de que es culpable, pues
“siente” el calor de tu olla y lo que estás haciendo.
Igual es posiblemente culpable si no menciona nada, el sólo hecho de
contactar contigo se considera prueba suficiente. Es posible que la
persona venga sintiéndose muy mal o que llore. Si te llama o te
escribe, también puede estar en ese estado emocional.
Si nadie ha aparecido en esa hora, repite todo al día siguiente a la
misma hora: Cambia el agua de la olla, ponle sal, coloca el objeto o
prenda dentro y pon a hervir.
Si en toda una semana nadie se ha presentado, ESA PERSONA QUE TÚ
SOSPECHAS NO ES LA CULPABLE, por lo que deberás buscar otra
candidata a serlo y repetir todo el proceso para Saber quién te ha
hecho una brujería una semana completa otra vez.
Un árbol
Un clavo de metal oxidado
Un martillo o algo para golpear
2- Una vez que tienes tu árbol, traza con la punta del clavo una “X”
grande, bien marcada y bien profunda. En el punto central de la “X” clava
el clavo un poco, hasta la mitad o un poco menos, de modo que quede
firme pero no completamente clavado, mientras dices:
“Te ordeno y te obligo a que te reveles, muéstrate, ven a mí, y te mando
también a detener ya mismo lo que haces contra mí. Detente ahora y ven a mí
AHORA!”