Ese Amor llega a nosotros sin proponérnoslo, nos ha sido regalado sin haber hecho nada
para merecerlo. De nosotros depende el valorar esos “tesoros humanos” que Dios pone a
nuestro alcance. Es necesario tener los ojos limpios, ver más allá de lo que se ve, reconocer
a Dios en cada uno de nuestros hermanos y compartir con ellos su riqueza.
Hay otros tesoros que se “buscan”, que necesitan una acción por nuestra parte. Estos
tesoros llevan un proceso que no siempre es fácil de realizar, a veces se enredan en el
camino y la ruta para hallarlos se mezcla despistándonos con “otros tesoros”.
Para encontrar estos tesoros “buscados” necesitamos un guía, un plano, una orientación…
Ese guía es Dios y se vale de muchas formas para hacernos llegar al tesoro precioso de los
demás.
El mejor plano es el Evangelio vivido con autenticidad, con sencillez y con paz interior. Solo
desde ahí podremos descubrir en los otros el gran tesoro que llevan dentro.
Un tesoro “buscado o encontrado” es el mejor regalo que nos puede hacer Dios. Llevamos
dentro de nosotros un gran tesoro que no queremos dejar enterrado en las profundidades
de un océano o entre las piedras de una montaña. Somos un tesoro para los demás y los
demás son un tesoro para nosotros.
En fin, hay muchas, muchas otras perlas que tenemos allí, escondidas y que ciertamente no
son para que se queden allí, guardadas, sino para que cada uno las ponga al servicio de los
demás y juntos vayamos construyendo el Reino de Dios aquí en la tierra, que es precisamente
lo que Cristo Jesús quiso hacer cuando vivió entre nosotros y por lo cual se quedó para
siempre, presente en cada sagrario y en cada corazón.
Si todos pusiéramos ese empeño de ser cada día mejores, de ser verdaderamente lo que Dios
quiere de cada uno, y supiéramos dar y compartir de nuestro tesoro que quienes más lo
necesitan, nuestro mundo se volvería un paraíso.
Lo que Dios quiere de cada uno es que podamos ser, en esta vida un tesoro para los demás.
Teniendo presente este lema pretendemos abrirnos a los demás, con sus virtudes y sus
defectos, con su juventud o su vejez, con su pobreza o su riqueza…
Queremos descubrir los maravillosos tesoros que Dios pone a nuestro lado cada día.
Mapa del tesoro en el que se hará un recorrido a lo largo del año litúrgico. Para cada
momento concreto se colgarán en Reflejos de Luz diferentes recursos que puedan ser
útiles para nuestra tarea pastoral.