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PROBLEMATICAS SOCIALES Y AMBIENTALES DE LA PRODUCCIÓN DE ALGODÓN

El algodón, la fibra textil más usada en el mundo, tiene un alto impacto negativo en la
naturaleza y en la vida de millones de personas. Para reducir este problema, diversas
ONG y multinacionales del sector han puesto en marcha varias etiquetas centradas en
la sostenibilidad del algodón. Al consumir los productos con estos certificados, los
ciudadanos contribuyen a mejorar el medio ambiente.

El abuso de plaguicidas y fertilizantes industriales, en especial los nitrogenados, ha


degradado suelos y contaminado aguas de numerosas partes del planeta. A la vez, pone
en riesgo la salud de los trabajadores que los utilizan a menudo sin garantías para su
seguridad. La precariedad y violación sistemática de derechos humanos afecta al 80% de
los campesinos y procesadores.

El algodón constituye sólo el 30% de los cultivos del mundo, aunque representa hasta el
25% del uso global de insecticidas.

Una remera de algodón convencional promedio emplea casi media libra de químicos en
su producción.

Se necesitan 500 galones de agua para producir sólo una remera de algodón
convencional. En ciertas áreas, el algodón convencional está contribuyendo a la escasez
de agua. En el Asia Central, por ejemplo, la demanda de agua para irrigar los campos de
algodón es un factor importante en la sequía del Mar de Aral, que ahora es el 15% de lo
que era en sus orígenes. Esto ha sido catastrófico para los pescadores locales —24
especies locales han desaparecido. Incluso los campos de algodón están fracasando ya
que los residuos de la sal (un efecto colateral de la irrigación a largo plazo) hacen que la
tierra se vuelva infértil. Las Naciones Unidas describen la crisis en esta área como "uno
de los desastres más asombrosos del siglo XX".

Se ha documentado ampliamente que se emplea trabajo infantil patrocinado por el estado


en los campos de algodón. Allí las prácticas ambientales irresponsables han hecho que
las Naciones Unidas denominen a Uzbekistán "uno de los mayores desastres ambientales
causados por el hombre".

El trabajo infantil en el algodón podría ser pagado de 1 a 2 centavos por libra de algodón.
La libra se paga 50 centavos de dólar en el mercado mundial. En África Oriental se ha
informado acerca del tráfico de niños para proveer de chicos trabajadores para los
campos de algodón.

Se estima que hay hasta 5 millones de casos de envenenamiento por insecticidas cada
año entre los trabajadores agricultores en los países en desarrollo. El envenenamiento
causa síntomas tales como vómitos, dolores de cabeza, daños en la memoria, confusión,
temblores, falta de coordinación, ataques y depresión severa. Cada año, 20.000 de estos
casos resulta en la muerte.

En la actualidad, se pueden encontrar los siguientes certificados de sostenibilidad para el


algodón:
 Better Cotton Initiative (BCI): Impulsada por varias ONG, como Oxfam y WWF,
y diversas multinacionales del sector textil, pretende reducir los daños de la
producción del algodón sobre las personas y el medio ambiente a nivel global. En
2013, según sus propios datos, certificaron el 3,7% de todo el algodón producido en el
mundo. En 2020 se plantean alcanzar el 30%. Para ello, se fijan en la mejora de las
condiciones de los pequeños productores, sin olvidar las grandes plantaciones, y
permiten el uso de cualquier tecnología de producción (incluido la transgénica, cada
vez más utilizada en la fabricación del algodón), siempre que cumpla los criterios de
sostenibilidad.
 Global Organic Textile Standard (GOTS): Es uno de los principales estándares
textiles mundiales independientes para las fibras orgánicas con criterios ambientales y
sociales. Abarca todas las fases de producción. Las mercancías con su etiqueta
"GOTS orgánico" contienen al menos un 95% de fibras certificadas, mientras que las
que llevan la etiqueta "GOTS orgánico hecho con X%" contienen al menos un 70%.
 Fairtrade: La ONG internacional Transfair tiene su sello "Algodón certificado
Fairtrade" para los textiles producidos con unas condiciones comerciales y de trabajo
justas. Las normas se aplican a todas las etapas de la producción.
 Cotton Made in Africa (CmiA): Este certificado se centra en la producción del
continente africano. Utiliza programas de formación para enseñar a los pequeños
agricultores métodos de cultivo respetuosos con el medio ambiente y que mejoren sus
condiciones de vida por sí mismos. Diversas empresas internacionales utilizan el
algodón producido con este sello.
 Cleaner Cotton: El Proyecto de Algodón Sostenible, con base en California
(EE.UU.), ha puesto en marcha este certificado para producir una fibra de alta calidad
sin utilizar los pesticidas más tóxicos.

SITUACION ACTUAL

El algodón argentino se encuentra en caída libre debido a la baja de la producción en las


dos últimas campañas y a la incertidumbre que se prevé para el ciclo 2016/17, donde se
implantaría una superficie que apenas alcanzaría para proveer del insumo a la industria
nacional. El Chaco, cuyo orgullo era ser la primera provincia en materia algodonera,
quedó superada, por segundo año consecutivo, por Santiago del Estero, al producir más
cantidad por hectárea.

La preocupación viene acompañada de cierre de industrias textiles, suspensiones debido


a la apertura de las importaciones y de una serie de factores que hicieron eclosión en la
actualidad. La mayoría viene de arrastre como, por ejemplo, la desaparición
prácticamente de las cooperativas agrarias debido a que se encuentran quebradas, la
dependencia de semillas de empresas extranjeras, la falta de créditos y el ataque del
picudo del algodonero, la superplaga, que ha provocado un incremento de costos por
hectárea casi imposible de sostener para la mayoría de los productores.
En la campaña 2014/2015, según la Cámara Algodonera Argentina, se implantaron
500.000 hectáreas, con una producción de fibra de algodón de 240.000 toneladas, un
consumo de 160.000 toneladas, una importación de 4000 y exportaciones por 40.000
toneladas. También el boletín algodonero que elabora el Ministerio de Agroindustria de la
Nación reveló la crisis que venía sufriendo el Chaco en la campaña que finalizó.

Santiago del Estero superó al Chaco (181.000 hectáreas) en producción algodonera en la


campaña 2015/2016, con la recolección de 301.612 toneladas (el 42,59% del total),
versus 291.827 toneladas producidas en el territorio provincial chaqueño. El rinde
santiagueño (con 116.000 hectáreas) fue de 3000 kilos por hectárea, mientras que en el
Chaco no logró superar los 1700 kilos.

Allí está la diferencia, el meridiano algodonero se trasladó de la zona central hacia el


oeste y Santiago del Estero, con mejores tierras, previo desgarrador desmonte, logró
mayores rendimientos que en el Chaco donde la producción en cuanto a kilogramos por
hectárea quedó, como se observa en los últimos años, estancada.

El picudo del algodonero se hizo presente nuevamente en esta última campaña con una
virulencia alarmante, dadas las condiciones climáticas favorables para esta plaga y la
poca actividad de las autoridades que deberían liderar la lucha para su extinción. El costo
de combatir el picudo insume alrededor de 70 dólares por hectárea y ha sido una de las
causas de que muchos, especialmente los pequeños y medianos productores, dejaran de
hacer algodón.

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