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El algodón, la fibra textil más usada en el mundo, tiene un alto impacto negativo en la
naturaleza y en la vida de millones de personas. Para reducir este problema, diversas
ONG y multinacionales del sector han puesto en marcha varias etiquetas centradas en
la sostenibilidad del algodón. Al consumir los productos con estos certificados, los
ciudadanos contribuyen a mejorar el medio ambiente.
El algodón constituye sólo el 30% de los cultivos del mundo, aunque representa hasta el
25% del uso global de insecticidas.
Una remera de algodón convencional promedio emplea casi media libra de químicos en
su producción.
Se necesitan 500 galones de agua para producir sólo una remera de algodón
convencional. En ciertas áreas, el algodón convencional está contribuyendo a la escasez
de agua. En el Asia Central, por ejemplo, la demanda de agua para irrigar los campos de
algodón es un factor importante en la sequía del Mar de Aral, que ahora es el 15% de lo
que era en sus orígenes. Esto ha sido catastrófico para los pescadores locales —24
especies locales han desaparecido. Incluso los campos de algodón están fracasando ya
que los residuos de la sal (un efecto colateral de la irrigación a largo plazo) hacen que la
tierra se vuelva infértil. Las Naciones Unidas describen la crisis en esta área como "uno
de los desastres más asombrosos del siglo XX".
El trabajo infantil en el algodón podría ser pagado de 1 a 2 centavos por libra de algodón.
La libra se paga 50 centavos de dólar en el mercado mundial. En África Oriental se ha
informado acerca del tráfico de niños para proveer de chicos trabajadores para los
campos de algodón.
Se estima que hay hasta 5 millones de casos de envenenamiento por insecticidas cada
año entre los trabajadores agricultores en los países en desarrollo. El envenenamiento
causa síntomas tales como vómitos, dolores de cabeza, daños en la memoria, confusión,
temblores, falta de coordinación, ataques y depresión severa. Cada año, 20.000 de estos
casos resulta en la muerte.
SITUACION ACTUAL
El picudo del algodonero se hizo presente nuevamente en esta última campaña con una
virulencia alarmante, dadas las condiciones climáticas favorables para esta plaga y la
poca actividad de las autoridades que deberían liderar la lucha para su extinción. El costo
de combatir el picudo insume alrededor de 70 dólares por hectárea y ha sido una de las
causas de que muchos, especialmente los pequeños y medianos productores, dejaran de
hacer algodón.