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Nuestra compañera estuvo detenida dos días en el Centro de Detención Femenino de Temuco a
pesar de que la defensoría penal pública solicitó que ella pudiera esperar la decisión de la Corte
en su domicilio, bajo arresto domiciliario total, dado que Daniela se encontraba en proceso de
lactancia al ser madre de una recién nacida de 25 días de nacimiento. Esto se cumplió recién al
tercer día y hoy se encuentra arrestada en su domicilio en la ciudad de Angol.
Es importante destacar que la serie de atropellos que Daniela sufrió en el marco de esta detención
no es un hecho aislado, sino que responde a una política sistemática de atropellos de los derechos
fundamentales de las comunidades mapuche y de su lucha por la recuperación de los territorios
usurpados por empresarios forestales. Violencia que atenta sistemáticamente los estándares
internacionales de derechos humanos amparada en un ordenamiento jurídico que
progresivamente ha criminalizado la protesta social y el legítimo derecho a la autodeterminación
garantizada por el convenio 169 de la OIT. También en este caso fueron vulnerados los derechos
humanos de las mujeres contenidos en la Convención Belém do Pará que exige medidas
especiales para las mujeres que se encuentren en etapa de lactancia, junto a los derechos
contenidos en la Convención sobre los derechos de niños, niñas y adolescentes al privar a sus
hijos y especialmente a la recién nacida, de los cuidados maternos, poniendo en riesgo su salud
en un contexto de pandemia. Cabe destacar que no es primera vez que se vulneran los derechos
reproductivos de las mujeres en los territorios mapuche, basta nombrar el caso de Lorenza
Cayuhan quien fue obligada a parir engrillada y que a pesar que se demostró el delito de tortura y
trato inhumano, hoy los funcionarios acusados siguen en la impunidad.
El caso de Daniela también evidencia la falta de garantías para el ejercicio profesional tanto de
psicólogas/os y abogadas/os; el rol de nuestras compañeras ha sido clave tanto para la defensa
como para las diligencias periciales en los procesos de evaluación de daño de la violencia estatal
y también en iniciativas de reparación en las comunidades asediadas y violentadas. En ese
sentido, un Estado que no garantiza la protección de la integridad de los propios profesionales
que participan en los procesos jurídicos y reparatorios, indica una crisis de gobernabilidad
inaceptable en un Estado de Derecho.
Finalmente, nos preocupa que la situación de Daniela como del resto de los presos políticos
mapuche empeore en un contexto de recrudecimiento de la violencia contra el pueblo mapuche,
especialmente a partir del 18 de Octubre, momento en que el gobierno aumentó la presencia
militar en el Wallmapu con el llamado Plan Araucanía y el envío de más efectivos policiales y
armamento militar. También nos resulta preocupante que un gobierno con escaso apoyo
ciudadano y en un contexto de crisis sanitaria, política y social nombre ministro del interior a un
político que trabajó de forma directa en la dictadura, fue cómplice de las barbaridades cometidas
en Colonia Dignidad, legitimando prácticas genocidas y antidemocráticas mientras, sin pudor,
insiste en que su gestión ha puesto a los niños y a las mujeres como prioridad; no se puede pasar
por alto que se trata de un representante del sector más radical de la derecha y que en su última
visita a la zona fue incapaz de impulsar un proceso de diálogo y, finalmente, nos preocupa a la
vez que rechazamos el actuar impune de grupos civiles que, como sabemos, este fin de semana y
luego de la visita del ministro, provocaron atentados incendiarios con claras intenciones
homicidas contra los familiares, hombres, mujeres y niños/as quienes mantenían ocupada la
Municipalidad de Curacautín y que recuerda las más sanguinarias acciones del Ku Klux Klan
(KKK) contra las comunidades afroamericanas en Estados Unidos.
Por eso, hoy con más fuerza que nunca, denunciamos y hacemos un llamado a respetar el
Convenio 169 de la OIT y todos los instrumentos de Derechos Humanos que han sido vulnerados
en el mal llamado “conflicto mapuche”, acabar con las injusticias que movilizan la huelga de
más de 90 días de los comuneros, el arresto de Daniela y la lucha de siglos del pueblo mapuche
por la recuperación de sus tierras; una lucha que sin duda es un ejemplo de dignidad para nuestro
país.