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la faunita

GRASOS ERRORES
:florilegio para animales
GRASOS ERRORES: florilegio para animales
una producción de la faunita
fue impreso en Santiago de Chile
Marzo de 2014

por la faunita chuchesumadre


Esta, amigo mío, la lección que
obtiene el hombre cuando pone la
oreja en el corazón de los
chullpares.

Gamaliel Churata,
EL PEZ DE ORO
a modo de arenguita:
CHANCHA FRICCIÓN
CHANCHA FRICCIÓN

Mis amigos, un oscuro futuro se


avecina a Polonia. Nuevos
horrores mientras los caprichos de
cada generación nos van
apoderando.

DC XXII, ih XVIII

Sobre la faunita -la grafía no es aleatoria-, se ha dicho poco.


Habitan la Sudamérica (la suda, América) como si cada pedazo
de tierra les correspondiera por derecho propio. Se
desparraman por Santiago, Buenos Aires, el DF, Bangkok y
Huehuetenango (agréguesele ese pedacito de tierra al pequeño
mapa horror vacua que han construido), y se instalan, como
cucarachas, en las casas de poetas y escritores aún menores,
donde laxan y se llenan, ad nauseam, de la comida local, de los
bailes e himnos nacionales, donde jalan su cocaína – alguna
mejor que la otra – y se burlan de sus dictadores – algunos
mejores que otros -, donde le hacen el amor a sus varones y el
odio a sus mujeres, y tapan las cañerías con la desechos
licuados de sus duodenos tristes y, algunas veces, las menos,
cuando la noche y el pisco aún no ascienden en absoluto a sus
jetas eunucas, incluso – (o quizás, sólo quizás) - : leen.
Es tremendamente necesario saber a qué nos enfrentamos,
poetas ecuménicos. No haya de ser caso que, envueltos en la
algarabía de un XVII Encuentro Internacional de la Mujerización de
la Palabra (próximo a realizarse este año en territorio
venezolano), entremedio de la oscuridad que ofrece un
estacionamiento derruido – la brillantez enloquecedora de sus
camiones tolva-, entreguemos inocentes nuestras fauces para
orquestar un maravilloso guagüis, el mejor guagüis de la
comarca, a uno de aquellos raquíticos auschwitzos - ouch,
¡bichos! -. Y díganme que no sería horroroso, cualquier sea el
significado de aquella palabra, tener frente al podio -imagino: el
Escudo Nacional de la Venezuela inscrito en llamas doradas y
challa sobre el telón y sobre el podio- una fila interminable de
escribidores impúberes (una botella de Singani en una mano,
una cassette de Cachueros en la otra) ladrando a todo chancho su
cochina poesía.

No pienso esconder la morbosidad que me producen – así


consiente que este manuscrito no conocerá la Luz en semanario
alguno– la caligrafía que esta chusma revela 1:
PRIMERAMENTE, la ciencia-ficción como un tabernáculo de lo
oculto y lo torcido. SEGUNDO, impresión, publicación e

1
A la fecha: l) Historias de Terror para Niños. a) Parto. f) Animales Flotantes.
a) Pandillas 2473. u) La Bioteca seguido de África Celeste. n) Gritos, Sólo
Gritos. i) Cronoguerrillas, t) Zodiaca y a) Caribe Electric
incumplimiento del poema como objeto incoloro: como liquen.
TERCERO, el ensalzamiento del terror como una virtud
latinoamericana y del horror como una de sus promesas
futbolísticas más jóvenes. CUARTO, lo decimal. QUINTO,
dinosaurios, dragones, niños-autómatas, máquinas del tiempo,
juego de videos, perineos, cartas de tarot. SEXTO: Una lista de
sueños, quiromancia: i) Jamás escribir la Gran Novela
Americana, ii) Realizar un autogolpe de estado, iii) Retroceder
nunca, ducharse jamás. SÉTIMO Y ÚLTIMO, permutación de la
curry-poiesis por el anus fauna: Un ano interminable, infinito, que
brama en medio de la tormenta.

Una fabulita: Sri Ramakrishna Paramahamsa dijo entonces:


Cuando se hizo de día, la Zorra salió a recoger los destrozos
que había causado la tormenta durante la noche. Para su
sorpresa ninguna de las construcciones se encontraba
damnificada ni en el más pequeño detalle. Revisó el porche, el
cobertizo, el establo y el gallinero. Nada había sido dañado.
Con gozo, se arrodilló frente a su casa y dio gracias por las
bendiciones a Krishna. No fue hasta llegar al corral de los
cerdos cuando se dio cuenta que los animales habían sido
salvajemente descuartizados. Pedazos de grasa y vísceras
cocinadas se encontraban regados por todo el lodazal, como si
un rayo hubiese caído sobre cada una de las bestias. Al mirar
con mayor detenimiento, La Zorra pudo comprobar que sólo las
cabezas se habían mantenido intactas. Amontonados en pilas de
distinto tamaño, formaban diversas pirámides dentro del corral.

LUXACIÓN PRIMERA AL RELATO (MODORRA)

i. La alharaca, o al menos: el flojo chillido, de la


muchacha, al precisar la deformidad, la neoplasia del
linaje – palomitay, Cartografía del Universo Mocho: -
There is something rotten in Denmark.

ii. Nuevo equívoco –o El Reino de los Errores-: la


dilación de hacer vulgaridad de los acontecimientos
(worth of mouth). La visita al descampado de un
misterioso hombre con una pata de palo, más tarde
identificado como Lourenço Mutarelli aka Sri
Ramakrishna Paramahamsa.

El corral de los cerdos –trasunto de la Sangrada Familia-,


dispuesto sobre el descampado a la manera de un set de
apiñamientos numerológicos. En su sentir devoto, la Zorra
decidió propicio hacer cuentas de las pilas 2; llevar, en una
libreta, el orden en las molleras cercenadas; un altar, piñén de
plata, a lo que ella decidió bautizar como LA MEMORIA DE
LA PESTILENCIA DE LOS CERDOS.

LUXACIÓN SEGUNDA AL RELATO (FIBONACCI)

i. Huracán, penetra el dolor de los castillos, los tesoros –


el Diamante Imposible- tejidos en el corazón hiperlaxo
de Tiwanaku. Los niños-selk’nam anuncian en sus
rondas la llegada de un sol negro, maravilloso,
asomándose sobre nuestras espaldas ampolladas. La
fiebre del pequeñito vacío a 666 metros de altura sobre el
nivel del océano: Pura logaritmicidad.

No tardó la Zorra en manipular la data; trazar desnuda (sus


nalgas tiritaban entumecidas) el rostro de lo que ella discurría
sería su liberación. Esa noche se encontraba sola, trepaba entre
sus tripas un jugo eléctrico –la construcción de un mito e
inmediatamente su propio engullimiento, develó el gurú con

2
Pila 1: 1 cabeza. Pila 2: 1 cabeza. Pila 3: 2 cabezas. Pila 4: 3 cabezas. Pila 5: 5
cabezas. Pila 6: 8 cabezas Pila 7: 13 cabezas. Pila 8: 21 cabezas. Pila 9: 34
cabezas. Pila 10: 55 cabezas. Pila 11: 89 cabezas Pila 12: 144 cabezas.
una sonrisa-. No tardó en quedarse profundamente dormida.
Tuvo un sueño en el que era presa de profusas diarreas y
hemorragias. Al despertar, envuelta en un espeso chicle de
hermosura, salió de su cabaña –llovía- y contempló lo que en su
libreta había dibujado. La Zorra había dibujado un espiral.

LUXACIÓNES ÚLTIMAS AL RELATO (GRAND FINALE)

i. No deja de causar estupor –corrido de chutitas- cómo la


denominada Sucesión de Fibonacci, para ciertos
matemáticos: La Fórmula Divina, se manifiesta
repetidamente tanto dentro como fuera de la
naturaleza, ni cómo la relación entre dos números
fibonacci sucesivos se acerca a la expresión del
polémico número áureo cuando ésta tiende a infinito.

ii. La Zorra, concepto asociado a lo ladino y a lo


chiquillezco, no es históricamente la primera en hacerse
de las pirámides de cabezas (la fábula presentada en
este ensayo y relatada por primera vez en Bengali, por
Sri Ramakrishna Paramahamsa en 1873, contrario a lo
que hace pensar el autor, no se encuentra íntegramente
transcrita), existen por lo menos cinco versiones
anteriores en donde las tusas son descubiertas por
otros personajes típicos de la literatura, entro otros: un
cóndor, un potrillo, otro cerdo, una estampida
enloquecida de puercoespines.

iii. Diversas referencias al espiral a lo largo y ancho del


texto suscitan desentrañar de la fisonomía de los cerdos
un código, el núcleo del que emanan los rituales –
gambetas hiperventiladas– de la pesadilla que aquí nos
convoca. La faunita, laberinto de greda: ¡tormenta de
Anos vociferantes! 3

Y last but not least: Achoclonados, abrazados a la calle y al fango


(uno encima del otro), era que no: como cerdos. Frotan al
unísono su flora genital y blasfeman, ebrios, contra la tumbas
de los héroes nacionales: La faunita, rancio bálsamo –torrente de
tetillas- que como el temblor de estos tiempos nace,
ORNITORRINCO. Forcémonos por un momento a concebir un
animal mutado hasta el hartazgo o en su defecto un país
asediado por la catástrofe. Ambas ideas llevan consigo la
necesidad de un dispositivo comunal, un permanente estado
vibratorio; el cariño desaforado de la “manada” (ver The Black

3
Sin ir más lejos: el nombre de la protagonista de la leyenda, la Zorra, se
escribe y pronuncia de la misma manera que el chilenismo utilizado para sugerir
el, y cito: “aparato reproductor femenino”. Otra palabra con el mismo
propósito: concha.
Holes and their String Theory, Kenji Kuramochi, World Scientific
Vol.23, 2013). Es claro para mí, para nosotros, que la perfección
que encierra la concha (amuleto), se escapa, evade, los
propósitos de la piara, la mitología que provee el pedigree – so
pretexto de zoofilia-, el drama mismo que nutre sus consignas.
Claro es: existe un flameo, una comezón piñufla, que late de la
lectura de sus libros; se advierte, a lo lejos, el rezo al bacanal, la
carnicería ignorante (muestra de clemencia) de las virtudes
mareadoras del barroco. Una amorfía a todas luces seductora,
acaso atajo, que buscar abarcar demasiado o queda corto –lo
decimal- ante una examinación más cercana y que salpica,
encuentra el asilo en otros centros de tortura – suena una
guaracha a través de los parlantes de la casa-, otros caldos de
cultivo, la generación espontánea de los bebés latinoamericanos
esparcidos por entre los pliegues, las heridas más hondas del
continente (ver FOTO DE CURSO 4); común es hallarlos a todos,
rascándose con ímpetu las cascarrias, compartiendo sus escritos
a la luz de la luna, en una fiesta irresponsable, sin otra claridad
que la de un común temor por la resaca, devorando sus
extremidades, haciendo de sus masas una misma placenta
huérfana, incómoda y sumida en sueños de robots y fiambrería.
Convendrán conmigo entonces, honorables poetas totales, que

4
FOTO DE CURSO (de izquierda a derecha): Agustín Hidalgo e Ignacio
Elizalde en Buenos Aires, Maori Pérez y Florencia Edwards en Santiago, Felipe
Becerra en Ambonnay, Andrés González en México D.F. y Camilo Herrera en
Koh Pha Ngan.
una tiña como ésta no tiene otra razón de ser más que
zamarrear penosamente –exceso propio de la rotería- las
fundaciones de nuestra impecable poesía, aquel poliedro
(mármol, ¡Oh por!), del que hemos hecho una Certidumbre. Su
mito agrede la arquitectura; los han visto antes, enmarañados
en alguna discusión sobre ensayistas indígenas futuristas o
prometiendo la absolución, indultos amorosos, de lo que ellos
reconocen como crímenes atentados contra el arte (alguna vez
los oí nombrar el año 2018, descaradamente, como El Año de la
faunita). Cabe hacerse la pregunta: ¿Colmará este plato su
glotonería? El popurrí –Banquete Zombi- calza con la
naturaleza de su astrología: el acabose, pero ¿resistirá?,
¿conservará la firmeza, la consistencia, la cohesión de su propia
manía? ¿O saldrá de pronto disparada, una vez más:
estruendosa, como un chorro verde y barquillo de sus culos, tan
lozanos, empero tan viciosamente maltratados? - habido dicho
antes: la poesía era cochina.

Este ardiente artículo, que llevó por título original: Starfuckers, The Futuristic
And The Mapuchistic in Latinamerica after Latinoamerica, fue publicado en la
revista Come & Calla en Noviembre del año 2011, La Paz, Bolivia por el
escritor Luís Adán Morir a raíz del lanzamiento de la colección de libros que
la faunita había lanzado el año anterior en el mismo país. Algunos datos han
sido actualizados.
AGUSTÍN HIDALGO
(Quilicura, 1986)
de Parto (2010)

la madre la hija la espíritu santo


la niña la pinta la satán maría
la turba infantium
se toma esta catedral
o este megatemplo
y las catástrofes
como pensando en indígenas
en quistes (o quispes)
o siendo los cráneos siderales
de una nación

EL ÚLTIMO SELKNAM Y LA HIJA

El último selknam
se sigue pintando el cuerpo
como el primero de sus días vivo
o como el último padre que conoció
porque cree que si no lo hace
van a venir las ovejas y se lo van a comer
porque en el sur hace tanto frío que no hay pasto
por lo tanto las ovejas comen gente selknam
Primero se comieron a todos los niños
y buscan a la hija
que aparece cada vez que un indígena la nombra
por eso el ultimo selknam
se pinta el cuerpo y habla una lengua
traída desde la Antártica
en un rincón de la caverna
porque sabe que de esa manera esconde a su hija
que se engendró en las tierras más lejanas
en el faro austral
parado como un pene rojo y blanco en medio del Cabo de
Hornos
El último selknam
se tapa las orejas porque cree que el ganado se comerá
sus cartílagos
y porque no quiere que se le escape su secreto
la invocación
esa que se disipa en las fotografías
La gracia está en ser el primero o el último
si quedaran más como él
nadie lo nombraría nunca
y viviría feliz en su témpano de hielo
TODO ESTÁ PUNTO DE EXPLOTAR EN
CONSTELACIONES

Había caminado todo el día, sus pies llenaban el suelo


ya cansada en los fulgores de la noche se recostó en un pedacito
de tierra
esa tierra seca y caliente de la media noche
la tierra su lecho
nueve centímetros de dilatación
las crías asomaban con un ojo de neón
los pocos pelos brillaban por los fluidos
toda una calle iluminada su entrepiernas
cadencia ritual la contracción
la con-trac-ción
la con-trac-ción
su vientre ya no daba más
inflado como los globos de su pasado cumpleaños quince
no más
se recostó y su juventud rodeaba los labios
el rouge la humedad de su cuerpo
el músculo
empañándose
de sus pechos los ríos caían pedazos
bajaban como un salto al vacío
suicida agua a gran velocidad
Las piernas se abrieron el mar
y la sangre chorreaba como el pueblo judío en caravana
su vulva desnuda en el vacío
el agua cayendo
la medianochemediamadremediahermana
la madre cayendo en su vulva desnuda
lloviznándose
lloviznándose
lloviznándose
lloviznándose
lloviznándose
lloviznándose
lloviznándose
lloviznándose
lloviznándose
lloviznándose
lloviznándose
EL MUSEO NACIONAL DE LAS PARTES DEL CUERPO

Flecos multicolores
el piso es un montón de carne
una carnicería de las antiguas
un tipo vestido de blanco
la piel flota
un zeppelín explotando a la velocidad de cientos de
espectadores
un tipo vestido de blanco
que es igual a un médico
pero un médico de trozos
El Museo Nacional de las Partes del Cuerpo
se instala como un edificio de millones de pisos
el formol
la cara pálida del museo
embutida en un pueblucho
Parados en medio de una población de provincia
con máquinas de juegos
con calles de tierra
la carnicería en llamas
ardiendo
nosotros como un grupo de amigos
esos que nacieron por negligencia médica
esos niños chilenos llenos de trapos en el tuétano
los que empiezan a beber alcohol porque se les acabó la infancia
esos
con el aburrimiento como el mejor compañero
planean el asalto diario de la carnicería
perros que serán enterrados en el patio de alguna casa
esos perros que miran a las estrellas y se les pasa el reflejo de
[Laika
pero que siempre
escuchen bien
siempre
terminan en la fosa común del patio de alguna casa
o en la orilla de un camino de piedras
Después de todo lo visto
después de todo lo que ha pasado
después de que se nos acabaron los sueños y las pesadillas
los aviones se caen de las manos
el músculo se desprende
la cabeza pende
de una neopatria
los habitantes son las islas del sur de Chile
los habitantes son la Antártica Chilena
un paseo por el norte del Tíbet
los habitantes son todos los desiertos de Atacama
esos descritos en los libros de poesía
los niños
o sea nosotros mismos pero niños
somos los pobladores de Santiago Extremo
fundada en 1541 por nuestro único y gran rey
Carlos Ibáñez del Campo
Si tuviera que ponerle un nombre a este neopaís
le pondría Chile
porque si tuviera un hijo le pondría Chile
si tuviera un gato o una madre viva
le pondría sencillamente Chile
La única salida que nos quedaba
era tomar los fémures del cementerio general
y pelearnos hasta morir
una batalla
donde las armas son las calaveras
los cuerpos encontrados
en la playa
la única salida de este laberinto de un minotauro que no existe
era creer en las películas pornográficas
pensando que las actrices eran las penélopes
que nos esperaban de este viaje
las antígonas que llorarían en nuestro funeral
rubias
tristemente rubias
pero perfectas
con una belleza que se parece a una navaja
perfectas unas supermodelos
La escena final de este poema
es la última hija
en una isla
azotada por los maremotos
la escena final
es la niña cantando “We are the champions”

Y aparecen los créditos


FLORENCIA EDWARDS
(Colina, 1985)
De Ya no van a haber más robots (2010)

CANCIÓN DE LOS NIÑOS QUE VIAJAN EN TREN

I
Los niños sentados en la vereda
Están apoyados en la pared de la calle
Que empieza a temblar
Pero no lo suficiente para que el piso se hunda

Miran el reflejo del sol en la vereda


Cuando el piso se mueve hacia los lados

el piso se desliza
empieza a andar
Para llevárselos con los ojos cerrados

II
Viajan día y noche
Aunque hayan tenido papás
Van a que alguno agachado en las aventuras
los cuide bajo su abrigo:
saben que sus padres adoptivos son los verdaderos
Y llegarán a tiempo:
se irán con ellos
los verán en la ventana
en navidad
El primer día
Que vieron al ladrón
Pendientes de su voz
Los niños se quitaron del sol
Para oír la nota de oro transformarse en surco
Prisioneros de deseos
Encerraban sus ojos en las cárceles y artes
De su sonrisa sin llave

Dijo una voz a los niños


Desde un desierto perdido
Que había calma que hacer
En su inquietud segura
Cuando miraban caminar al ladrón
Que respiraba tranquilo
Como si estuviera durmiendo

En las noches
Que el ladrón les cuenta
historias de terror
Los niños también cuentan
Pero cuentan los días
Que les falta
Para su propia muerte.
“Siete días”

En la oscuridad de su cuarto
Creen ver otra vez la cara gris
Del tísico ladrón
Se cubren la cabeza con las mantas
Y tratan de pensar en navidad
Pero la cara grisacea los sigue
constantemente

Por todo lo que han llorado


Ya no van a haber más robots
de Historias de Terror para Niños (2010)

EL HOMBRE-BOLSA

- ¿Siempre hace este calor? –preguntó el hombre detrás del


mostrador de la farmacia. Se dirigía a todos los que estaban
esperando su turno.
- Sólo en verano. Ahora por favor, podría pasarme las cápsulas
de la receta, que estoy apurada.
El hombre le pasó la caja de remedios con una sonrisa.
Ella le arrebató la caja y salió corriendo al auto con su hijo de la
mano.
- Toma, Daniel. Para tu dolor de cabeza. Tómate una después
de almuerzo.

Se subieron al auto y salieron del estacionamiento de la


farmacia. Justo se encontraron con una luz roja. La madre de
Daniel tenía puesta una polera que había sido de su hijo y una
minifalda. El hombre que iba al lado, en un camión, le miraba
las piernas. Ella aceleró nerviosa.
- Apúrate, no vayas a llegar tarde a clases. Dame un beso.
- Que te vaya bien, mamá
Daniel salió corriendo, pero se detuvo. Su mamá estaba tocando
la bocina. Volvió rápido al auto.
- Se te quedaba el almuerzo, apúrate.
Cuando llegó a la clase de la señorita Johnson, Susana estaba
exponiendo con una jaula en su mano izquierda.
- Fui con mi mamá a comprar una mascota. La que más me
llamó la atención fue esta araña. Se llama araña pollito -levantó
la jaula-. Es inofensiva porque es peluda, igual que los osos
panda y los gatos y los perros. Cuando la vi pensé que era una
araña de peluche - todos los compañeros se rieron. Susana
siempre era la más divertida para las exposiciones del lunes en
la mañana-. Si alguien quiere, le puede hacer cariño –acercó la
jaula al alumno de adelante y le dijo que la fuera pasando hacia
atrás.

- Muy bien, Susana, puedes tomar asiento. Bueno, Daniel, eres


el único que no ha presentado, ¿quieres pasar adelante?
Daniel caminó hasta el pizarrón y se ajustó los pantalones.
- El fin de semana estuve con mi mamá y comimos sándwiches
de mantequilla de maní con plátano. Después me dio dolor de
cabeza y mientras estaba acostado entendí por qué siempre me
duele la cabeza. En mi cráneo se infla una bolsa blanca de
plástico que tiene la forma de un hombre.

Cuando el muñeco inflable se llena de aire, se revienta. Ahí es


cuando más me duele. Hoy día fuimos con mi mamá a la
farmacia y me pasó este remedio -Daniel sacó de su bolsillo una
caja. Mostró unas capsulas rojas que parecían misiles de la
Unión Soviética.
Los niños de la clase estaban callados.
- Ya está bueno, Daniel, puedes sentarte.
Sonó la campana y todos se fueron corriendo, menos Daniel. La
señorita Johnson vio que se quedó sentado en su puesto, con la
espalda erguida. Ella se acercó y se sentó en una de las sillas de
los alumnos. Sus piernas se veían más largas en esa silla que le
quedaba chica.

- ¿Te encuentras bien, Daniel?


- Sí.
- ¿Estás seguro de que no tienes nada que decirme?
- No –Daniel miraba a la señorita Johnson con una cara
lánguida.
- Bueno. De todas formas te voy a dar un consejo. A lo mejor te
sientes triste por cómo te miraban los compañeros. Lo que pasa
es que siempre es mejor y más divertido que cuentes cosas con
las que tus compañeros puedan identificarse. Eso les da risa,
¿entiendes?
- Sí.

La señorita Johnson se paró y le hizo cariño en la cabeza antes


de salir de la sala. Daniel salió de la clase y su mejor amigo,
Vicente, se acercó entusiasmado.
- ¿Tú crees que el hombre inflable está en tu cabeza ahora?
- Yo creo que sí, no me he tomado mi remedio.
- Tengo un plan –Vicente sacó dos alfileres de la basta de su
pantalón–. Con éstos quizás podemos reventar al muñeco
inflable.
- Me duele más o menos por acá, pásame uno, pásamelo.
- No, dime bien dónde te duele y yo te los pongo. Yo puedo ver
mejor.
- Acá y acá –Daniel señaló dos partes en la esquina izquierda de
su cabeza y Vicente empezó a enterrarle los alfileres.
Daniel cerró los ojos. Vio al muñeco inflable: era bello.
Estaba en una mansión mirando un retrato del rey Ricardo III.
El hombre no se movía. No podía caminar.
El timbre sonó y Vicente sacudió a Daniel.

- Vamos, apúrate, antes de que la señorita Johnson sospeche


algo.
Vicente le quitó los alfileres y corrieron a la sala de clase con los
otros niños.
- Silencio, niños. Vamos a empezar la lección de Matemática.
Sigamos con la multiplicación del número seis.
¿6x1 Ramona?
Todos rieron.
- Esa es fácil, seis.
- ¿6x2, Javier?
- Eeee…
- Tómate tu tiempo. Recuerda, sólo tienes que sumar seis más
seis.
Javier empezó a contar sus dedos con velocidad.
- ¿Doce?
- Muy bien. ¿6x3?
Hacía mucho calor en la sala. Daniel se sentía mareado, no
podía concentrarse. Vio que el viento hacía que el hombre
inflado se deslizara por la mansión a mirar los valles por la
ventana. Daniel abrió los ojos y miró a la señorita Johnson.
Metió su mano bajo sus calzoncillos y apretó su pene erecto
como si fuera un gusano rebelde. Se mantuvo sosteniéndolo
toda la clase, sin hacer ningún movimiento. Estaba calientito.
Cuando acabaron las clases se acercó a Vicente.
- ¿Tú sabes donde vive la señorita Johnson?
- No, ¿por qué?
- Tú siempre sabes esas cosas.
- Sí, sí sé algunas cosas. Sé que tiene que vivir cerca. Es
obligación para ser profesora vivir en el barrio.

Daniel no dijo nada. Se dio vuelta y se fue. Siguió sin cuidado a


la profesora dos cuadras. Quería que el muñeco reventara en
los brazos de la señorita Johnson. Entró a su casa detrás de ella,
justo antes de que cerrara la puerta. Ella se tomó una copa de
vino rosé. Estaba cansada. Prendió la llave de la tina y esperó
leyendo el diario en su cama. Se desvistió y cuando metió los
pies a la tina, gimió. Daniel sintió que el muñeco se llenaba de
aire, que se estaba apoderando de él.

Estaba seguro de que cuando saliera de su escondite, ella vería


que se acercaba un hombre blanco y transparente, hermoso,
inflado como un globo aerostático. La señorita Johnson tenía los
ojos cerrados. El niño tocó su espalda.
ANDRÉS GONZÁLEZ
(Colonia Dignidad, 1987)
de Gritos, sólo Gritos (2010)

mi carita de niño en la imagen del horror.


ADOLFO COSTA DU RELS

Soñar con Bolivia como si acariciáramos la piel de un dragón


que circunda la noche. Ciego, el dragón hablaría el viento y el
magma. Transmutados en ruinas que aguardan la tormenta
entre trinos y crueldades, oiríamos los nombres de las primeras
pirámides del mundo.
Gritos, sólo gritos.

Quisiera que, a un tañido de tu horror, Bolivia, mi espíritu se


transformase en una nube besada por una estrella maligna, un
templo penetrado por fieras extintas, el cuerpo de un niño
trizado por la fiebre, una tiara tremenda emergiendo de la
tormenta, una tiara que abarcase la invisibilidad del mundo.
Quiero, Bolivia, un beso desolador, desollador. Un beso tuyo.

Asumiré el delirio como mi estrategia:


todo en mí prodigará vanamente, mis tormentas
son sólo para los niños que hacen fogatas de noche
y chillan y ríen como si fuesen
las coronas de los relámpagos
que rajarán el mundo

Un platillo volador
llamado probablemente Tristeza
deformó mi cara durante la infancia

Jóvenes bolivianos, ármense


de Fuego Níveo, de Nieve Ígnea,
enséñenme sus caras
más hermosas que la piedra y sus sueños estrepitosos,
enséñenme sus cantos,
son nubes tremendas, son pájaros y velocidades, son un aliento
que se revuelve sobre sí mismo, que incendia,
son un aliento que aligera, que fortifica,
una transmutación avasalladora:
enséñenme su canto,
altiplano prohibido
donde transcurren, torrentes triásicos,
las más bellas pesadillas

invítenme a sus fiestas y carnavales,


jóvenes bolivianos,
bailemos como diablos
o mejor desnudos
como horrores,
bailemos hasta resucitar
en una máscara como una cascada de relumbres,
llenémonos las bocas de torbellinos y joyas

peleemos, finalmente,
jóvenes bolivianos,
saciados de tormentas,
peleemos en la enceguecedora Potosí,
en su noche voraginalmente lenta,
peleemos
desnudos como diablos o poetas,
mezclemos nuestra sangre
en un espejo de obsidiana,
un poema eterno
como la muerte del cóndor
de ZODIACA (2013)

A veces soy una niña pequeña


y vivo rodeada de adornos mortuorios
febril entre platerías
no puedo dejar de escribir en mi diario
tomo notas de los peinados de las nubes
agrego corazones a cada letra
y cierro con una llave diminuta
el huracán de mis llantos cuando la leche
me taja ríos en el cuerpo
un futuro hirsuto me rebana los ojos
hoy no quiero salir de mi cama
y que mis pezones se inflen con el sol
no quiero bajar ni salir
quiero llevarme mi rostro lejos
por un día eternizado
y esconderlo en los muslos del viento
y sorber el jugo ancho de mi muerte
de las grandes hojas de maguey

quiero ir a un acuario con el niño que me gusta


quiero ver junto con él
una manada de elefantes blancos
perder el rumbo
y evaporarse
Ganesha bailando en la nieve
con multitudes de estrellas agolpadas en los colmillos
quiero ser un collar de flores
y ya no dejar de dormir
y soñar
como si me estuviesen siempre besando por sorpresa

Los niños que me gustan son los que conocen los nombres de
los pasos de baile de las estrellas, las populosas cortes de
animales floridos, extintos, esos niños de pelo revuelto que
duermen encogidos en sus camas tan azules como las manos
que enredan sobre el pecho cuando se imaginan los rizos de la
muerte, los que son como bandoleros que escapan de sus
pesadillas o piratas que pugnan por encontrarlas en los
corazones que arrebatan y devoran, me gustan los niños a los
que imagino nadando, buceando en los volcanes a fin de nacer,
nacer es navegar, los que me imagino viendo el relámpago
tomándome de las manos, los que tienen ojos de nubes y
cumpleaños —sé que ellos van al más allá precedidos por
elefantes blancos y púrpuras y que a su paso suenan las
campanas y cornos de todo el Himalaya
Al orinar
creo lamer una perla
sudarla, hacerla
borlando una manera birmana
la repercusión del chorro
inaugura las stupas, los bochornos
tejas donde la pincelada de oro salta
al infinito mis muslos sujetos a un frío
que me parece ir poniendo en cuestión
a medida
que mi cuerpo se ríe de sí
con la excusa de la expulsa
mis muslos que sólo dejo tocar al sol
el bandido que más admiro
y me vuelvo negra al ir
contagiando los círculos del agua
con mi picor de grulla
inmortalmente removiendo
los órdenes de los guijarros
que lavan sus sombras
en la cornamenta de la muerte
preferiría eso sí
orinar en mi cama
henchida como una alucinación
de súbitas montañas
siendo un puño
que se abre en un viento que invita
siento que todo me llama
apenas mis labios dicen sí
y mis sábanas
se hacen parte de mi mundo
toda mi belleza quedará aleteando aquí
perdiéndose entre
mis muslos negros y azules
como una oración en vano
una playa que se anula
en el índice de un dios niño
al que abrazo con las piernas
toda delirio
venado que abreva
en el fuego
toda ternura
como los alacranes del sueño
déjame abrazarte, río mío
a ti y todos tus muertos
que son mi piel
multitud de palmeras
que cimbran
mil deseos de yo
estoy hecha de animales
estoy hecha de animales que fueron humanos
estoy hecha de animales que serán humanos
estoy hecha de humanos que serán planetas
estoy hecha de humanos que fueron planetas
estoy hecha de estrellas que galopan el jadeo de los muertos
estoy hecha de quásares que son el júbilo y el galope de los
muertos
estoy hecha de todos los muertos que caminan
estoy hecha de los pies de los muertos
soy el cangrejo
mi casa está alfombrada de infiernos

Ya veo Yakarta desde donde los aviones alaban los lazos, se


lavan en challas
ya veo Yakarta y a los dioses andando en cuatro patas
sobre las tejas de oro sobre los dragones de oro saltando en
cuatro vientos
ya veo a los dioses de Yakarta enseñándome bastones de
lapizlázuli
soñándome salvajemente en trenzas de nombres que repican
aquí y allá en los frescos del cuerpo del aire
un tono un modo un oro el uróboros a coro
ya veo las auras de Yakarta percutir en pelog
destrenzar lo trenzante traficar en tiempos tonantes
ya veo tus almas Yakarta tus ardides y obrajes
llenándote de semillas de palmeras
te haces más y más niña Yakarta
ya veo las llaves de Yakarta lloviendo y lloviendo
y sobre las joyas viértense vestidos
de princesas alucinadas por bailar con el hongo
princesas escamosas y espirales con alas de atrio solar
ya veo las coronas de Yakarta
los cuernos de Yakarta
las costas de Yakarta
las calzadas de Yakarta
los quiebres
de Yakarta
esquejes de magia
Yakarta ya Yakarta ya la veo la veo Yakarta
IGNACIO ELIZALDE
(Santiago, 1986)
De Animales Flotantes (2010)

DE LOS AGUJEROS Y SU GEOMETRÍA DE LA VOZ

(como en un múltiple himno y con


el bullente destello de las viejas
cintas de celuloide las voces
configuran el óseo latido de las
paredes. Éstas, en un acto reflejo,
tienden a desperezarse)

Hocico mayor: Entonces, una infinidad de luces nacidas de


los globos oculares que pisábamos se
proyectó en nosotros, atravesando incluso las
gónadas de acero de los miembros más
jóvenes

Coro de labios
menores: Alguna propiedad sobrenatural debían tener
dichas luces que nos intersectaban los unos a
los otros, uniéndonos como siameses que
forman una banda de rock, pues pudimos
contemplarnos por primera vez: agujeros o
más bien cardúmenes de agujeros que
crecían y se desarrollaban por todas nuestras
células, en puntos asimétricos del cuerpo,
desnutriéndonos

(un bulbo de imperfecciones se


desata en las articulaciones de los
gritos. Humeantes y perlados de
rubor los cuerpos se salían de los
bloques de hormigón. El desierto
pierde su carácter óptico:
integridad lingual, nasal o anal; de
paredes celulares nace la pureza de
este canto)

Coro del hirviente


agujero: Yo estaba ávido. Recuerdo haber
enloquecido pues me lancé con estrépito en
contra de la manada, como el conductor que
se interna por el desierto para devorarlo.
Llené de seres malolientes mis agujeros y
escribí sobre ellos groserías explícitas que
contenían el nombre de mi provincia
Hocico mayor: Pero nada de eso sirvió en absoluto. La
locura es una estrategia del sustantivo para
programar casas deformes y lloverlas sobre
nosotros: puras líneas de fuga arrojándose en
el agujero mayor, una palabra, caliente,
siempre geométrica

(sí, la casa estaba hecha sólo con


partes de nuestros cuerpos)

1º → punto
2º → punto que gana en
velocidad
3º → molécula
4º → mórula- macromolécula
5º → pedazo de carne, embrión
6º → riñón, testículo, oreja,
muslo, corazón

El estupor fue grande. Imaginé a


todas mis madres engendrando
habitaciones moleculares y
animales que al mismo tiempo
emiten sus quejidos desde las
paredes. Seres que buscan en el
pasado de mi habitación una
respuesta al peso de las sombras
que se ciernen sobre nosotros
desde que despertamos e
iniciamos este viaje. Y al mismo
tiempo darse cuenta que estas
sombras son la espeluznante
vida, el camino y los mil recodos
del camino donde
acostumbramos a vagar desde
que los jardines imperiales
sacudían los estertores de la
noche. Así nacieron estos hoteles
y así se explican los chillidos de
los ojos que nos despiertan al
amanecer, cuerdas vocales rotas
sembradas en escaleras y
ventanales.

Sólo así se exhiben las catástrofes,


en pesadillas de óvulos y gallinas
danzando en las cerámicas de los
baños, un flujo, porque siempre
son un flujo las heridas que se
bifurcan en el metal, -a decir –
dos objetos que se acercan sin
llegar a tocarse: la luz de una
Francia engendrando su propia
opacidad, a lamida y delirio,
lamida y canción, nuestras
cavernosas lenguas horadando
las paredes del hogar, nuestros
propios órganos, lengua con
lengua, espina del hélix, nervio
perineal
de Pappo Solaris (inédito)

i. DE LA ÍNCLITA MALFORMACIÓN
QUE PIOJOS, QUE BEFAS LAS CUERPO
LAS VERGUENZAS QUIRÚRGICAS DE LA BOCA
(fragmentito)

Los muchachos se aman para que los viejos sigan gozando


[persistentes en la lágrima
y así cerúleos y ondulantes volcarse sobre sus industriales
[carnes.
Debieran mancharse de animales las comisuras de los labios
de sus verijas cantantes ufanarse.
Debieran insistir en fastidiar las hendiduras
tatuarse amígdalas
soltarse huevos en las sonambulantes bataholas.
Así, vuestra obessa voz puede al fin atraer las enfermedades de
[la lengua

un profundo fluxar la la la, ascendiendo en borrones de naranja


crepuscular la la li o chorreaduras de ópalo ambarino uh la lá
una filacteria de voces fornicando con los elementos y sin
aguante para ir cercenando las palabras que decrecen en las
piedras, formar tumultos en la liposucción de mis lumbrales
huevos: ágatas, caballitos frondosos, una hinchada de falas
gordas que no paran de cantar en frocelada música.

choteos culicagados choteos culicagados choteos culicagados


choteos culicagados choteos culicagados choteos culicagados
choteos culicagados choteos culicagados

o un pueblo entero el leprosario de tus ojos, como se dice


arborecer de curvas, sumideros
los efímeros sonetos
avispas turbias y fofantes
vulvarinas
de ubres lechales, anorexia
y van bajando muy orondos
por colinas y expansiones
como si nada y una voz
supura, gangosea por allí
les llega a los demás como un hálito
de carnes y senderos que se rompen
fenecen de rodillas en gargantas
secretando obscenidades
en bemol
voy mordiendo orines
llameante me devoro
¿tumores o canciones?
eres tú mi presidente
o mis dientes galopantes
que pululan en mis pompas

¿Es usted mi dictador?

Obessos y sebáceos ofrecemos disculpas


el asma no tiene fin.
MAORI PÉREZ
(La Florida, 1986)
de Cronoguerrillas (2010)

¿Hacia dónde partir, a qué reino de paredes canceladas conducirte?


Belén Gopegui

EL ESTUDIANTE JAPONÉS

El estudiante japonés tira la ropa de la cama


a un lado y se baña de un golpe,
el metro atraviesa toda la ciudad
hasta dejarlo en el McDonalds en Ugashi-Hueno.
Una turista neoyorquina enfoca al estudiante
poniéndose el uniforme entre muchos otros japoneses
y se inventa para sí misma una pesadilla occidental:
somos masa, volumen y estilo
o al menos extraños en un mundo de imagen.
- ¡Chuang-tzu, despierta! - le grita
el supervisor, un chiquillo
como él, pero con algunos favores
del destino, o de un poderoso en la agencia,
que para el caso es lo mismo. El estudiante japonés
despeja los ojos de legañas y fríe, atiende, y luego
se va a casa (que es un cubículo
realmente pequeño
del cual quisiera escapar lo antes posible).
Esa noche el estudiante japonés duerme y sueña
que a la mañana siguiente despierta un viejísimo
doctor que es, así mismo, el estudiante
y ese doctor, que es santiaguino,
despierta
lenta y parsimoniosamente, obligada parsimonia,
triste obligación de los días contados y medidos del triste
doctor
quien, tras lentamente despojarse
de las sábanas, una ducha (por lo demás) placentera,
entra al McDonalds en Macul con Grecia y escucha
casi como un fantasma premeditado, pero por voces
que ni dios sabe, al amigo gerente que ha tenido
problemas con la fiscalización, luego toma el metro
y por alguna razón se baja en Universidad de Chile. Será
por ganas de no seguir midiendo, de no contar. Pero el viejo
no sabe que lo ha hecho sólo para asistir
al suicidio de un estudiante (Rancaguino)
junto a otro pelotón de pelotudos
que en filita esperaban el siguiente metrotren.
Despierta en mitad de la noche, de súbito fija la vista
en un punto rojo sobre la pared.
Debe haber atravesado varias veces su párpado,
ha de ser un niño,
un niño con juguete nuevo en el edificio del frente
Deja la cama y busca algo de comida,
las cacerolas emiten un sonido estruendoso de noche,
como si en todo el universo vacío
el estudiante japonés estuviera lanzando
un rayo incómodo y torpe.
Paso a paso cucharear la sopa sobre la cama,
la televisión de trasnoche
y una ráfaga de viento que el estudiante japonés aprovecha
para asomar la cabeza,
para buscar con los ojos a ese que él no ve,
y como de frentón no alcanza a verlo, cierra las cortinas
y se tira a dormir, el infrarrojo se esfuma y esa criatura,
esa incógnita viviente quizás también se va a dormir,
y es como una fogata que se apaga y deja su humo
en la tela, el vidrio y la calle.
de Fragmentos del ruido del cielo (inédito)

1.
Cuando todos seamos down
cuando todos nuestros hijos
sean down
cuando Mario Kreutzberguer sea down
Cuando el único himno en la radio
sea Get down de los Backstreet Boys
Cuando la única tragedia
consista en que se nos pare
Cuando los milicos se vayan a acostar
Cuando sólo podamos meterla
más profundo
sin volver a sacarla de nuevo
Cuando los subterráneos y las cloacas
sean el origen del nuevo mundo
Cuando se vete a Julio Verne
por inmoral
Cuando el mundo ya no gire
sino que se zambulla
en el universo
Cuando la impotencia
sea un partido
libertario
Cuando el Cielo se asome con envidia
Cuando caminar sea
sacarse la chucha
y no volver a levantarse
Cuando avancemos hacia China
Cuando la frase más citada
en los epígrafes de los poetas rockeros
sea “De la cabeza a los pies”
Cuando Pablo Paredes se llame Guido Fosa
Cuando el vómito sea
legalidad
y el acné nuestra única inversión
Cuando los obreros canten juntos
Down in a Hole, de Alice in Chains
Cuando las pelolais sean rebeldes inadaptadas
y el juicio a ellas nos enaltezca ante el diablo
Cuando se diga del barrio alto
que la hueá parece teta
y que sería de plástico sino fuera
por los pezonantes niños down
Cuando las iglesias sean cloacas de aire
Cuando el poder consista
de enterrados y enterradores
Cuando las planas sean reinas
y las tetonas desequilibradas
Cuando al fist fuckin
se le llame
mouth exiting
y al sexo oral
locución
Cuando Generación X sea la biblia
Cuando la lesbiandad joven sea una forma de recato
y la lesbiandad adulta una praxis teórica
y la lesbiandad en la tercera edad un signo de clase social
Cuando paranoia y penetración anal sean lo mismo
Cuanto más oscuro mejor
Cuanto más podrido más noble
Cuánto más profundo más verdadero

7.
El poeta leyendo en el acantilado.
El gorro hacia atrás,
los anteojos de sol.
Alguien toma una foto
del poeta en el acantilado.
El poeta huye,
el paparazzi lo persigue.
Carrera por el acantilado.
Poemas
y citas
son disparados en defensa.
Los cortes
de papel
en el rostro del agresor.
La cámara arremete,
puntos de vida cayendo.
La batalla es desigual, grita el poeta
y salta
de una pared a otra.
El paparazzi lo imita,
John Woo me demanda.
El juicio
es largo y tedioso
y este poema
me cuesta la vida.
Guido Fosa
ya no me habla.
Soy rechazado,
soy expulsado,
hambrientizado,
sinsexualizado.
En la desesperación, escribo unos versitos
profesionales, con ritmo,
limpios
como los de Guido Fosa:
“Sin trabajo,
sin mina,
lleno de hijos
y de condimentos
sueño una noche
que Steven Jobs
me envía un mail:
¿Vos sos poeta, pibe?”.

10.
Algún día
en el futuroc
me habré arrepentido
de todos mis poemac,
de todos mis textoc,
porque había una x
o una coma
de márs,
porque una intención
ya no es la mismac,
porque todo
en ese escrito
me sobrac.

Yo sabré,
sin embargo,
y lo sabré
en el fondo de mi ser,
de mi naturaleza y mi comportamiento,
que hay un solo verso,
una sola cosa,
una sola persona de la que
no
me podré arrepentir jamás,

y es de tú.

Tú: el poema del futuroc.


Del futuroc
perfectamente colindantec
con el día en que eso
pasec.
FELIPE BECERRA
(Coquimbo, 1985)
de La Bioteca (2010)

Fermat: Se anota en la quintaesencia del


olvido a cuestas

Cyborg: El aire algodona los márgenes de una


página en blanco

Dildo: Transparencias fugaces una encima de


la otra

No tenemos memoria de cómo llegamos a este


lugar. Nuestra vida se inicia el día en que abrimos
los ojos. Se inicia en la plena conciencia de ser
humanos incómodamente.
------------------------------------------------------------

Fermat: Los holografemas como pústulas en la


diáfana página

Cyborg: Enfermar la transparencia de modo


que la figura soporte y el soporte figure

Dildo: ¡Peste en las arterias, plaga en el aire!

Los Jabalíes de Oro veneran a la Mitocondria Azul.


A través de los sueños de la profetisa, los Jabalíes
han elaborado una detallada escatología. Jemmy fue
el primer ser humano en afiliarse a esta religión
basada en la oniromancia. A pesar de sus
constantes invitaciones, yo no renuncio al estudio
de los mapas.
------------------------------------------------------------

Fermat: El mundo posible será siempre


hipodérmico

Cyborg: La imaginación deberá ser ingerida


antes que excretada

Dildo: La resistencia pasa justamente por


hacer de la sangre una sustancia alucinógena

En esas horas la población en general había


declarado que en sus sueños aparecían con
frecuencia chanchos de todo tipo. Yo comencé a ver
chanchos en cada mapa que estudiaba. Mandé
traerlos desde los más remotos rincones de la
Bioteca. Rasguñaba lomos de chancho para
ver qué cosa escondían en su interior. Creo que por
buenos milisegundos me volví loco. La población ya
empezaba a rumorear sobre mí.
------------------------------------------------------------
Fermat: Se adivinan yemas de un lector que
dejó su poro como hito

Cyborg: La lectura como un amague del inicio


borroneado en otro libro, la lectura como
chancros invisibles que relucen de repente en
ese libro no escrito aún: estela fugaz, fugada
estrella, santiamén

Dildo: He llevado la conciencia hacia un debajo


de otro libro por venir: yo aparezco en mi
lomo como costra de mí mismo. Desde ahí
me leo, mana esa voz que me socava

Dices: la novela siempre es pasadizo

Temo ser incapaz de continuar con la investigación.


Temo que la distracción conforme por sí sola un
nuevo rumbo. Que me empecine durante el resto de
mis días en construir panales, telarañas, caracoles o
bolas de nieve para atrapar a Niños Holograma. Mi
temor se justifica: todo esto lo ha susurrado Jemmy
antes de morir.
de Quiero ser el dibujo animado (2013)

1
Quiero ser el dibujo animado
de un cóndor que atraviesa la muerte
para entrar en el sueño de un niño

2
Quiero ser el dibujo animado
de un huemul que lame en los labios
a un niño dormido en el bosque

7
Quiero ser el dibujo animado
de una araña que teje un arcoíris de lana
por el que atraviesan las abejas
que provocan en el niño
su primera erección

8
Quiero ser el dibujo animado
de una manada de rinocerontes
que bailan cueca sobre un arcoíris
para que las espuelas saquen chispas de colores:
una lluvia de murciélagos
de gelatina
16
Quiero ser el dibujo animado
de una bandada de flamencos
que celebra sobre su tumba
el cumpleaños de un niño muerto

19
Quiero ser el dibujo animado
de un niño que habla en susurros
con su amigo imaginario
sobre la música que habrán de tocar
los animales en su pompa fúnebre

20
Quiero ser el dibujo animado
de un témpano que cruza el espacio sideral
para una mañana de verano ingresar
en la boca de un niño autista

32
Quiero ser el dibujo animado
de unas algas de siete colores
que dentro de un acuario forman
un grupo de rap llamado
Las Fastidiosas
de La Sopa Esdrújula (inédito)

Mínimas, microdimensionales
risas: carcajaditas arañando la
esponjosidad de medianoche,
lloviznando desde abajo hacia
arriba - alfileres de garúa que
cintilan el oído, un rocío
musitado (mucilaginosos
jaspes) resquicios de una
bulla entreoída: la intuición
de arracimadas semicorcheas,
de arritmias frutales
esquilmadas a la luna - A la
chuña llaves de sol,
fotonéctares ácidos en el
festejo de las salivaciones,
glándulas que excretan joyas
musicales - unicelulares
pájaros de ruido van al cielo a
desovar la distorsión, la
irrigación de los
cortocircuitos: melómanos de
las interferencias por su
adicción al crash, ahora
encadenados cacareos
resquebrajándose en la estela
de los jet - Anémonas
celebran supurando
sonsonetes, filamentos de
sonido, miríadas de asonantes
retintines ¡Brígido el chinchín
de lodo! Charcos fonéticos
(pantanos de las infracústicas)
- crepitación de alófonos
oníricos da a luz la selva
hastiada de silencio -
manglares cristalinos que ya
reverberan un acorde roto,
manatíes microcelulares
orquestando las
macacofónicas comparsas, las
interjecciones protozóoicas -
La implosión de esporas
poliniza las mudicias (sobre
todo predisposición al splash
dermogaláctico) - en sorbos
chupan néctar sideral,
pezones láser, lechoso chorro
ultravioleta ¡Ah, la musiquilla
de las informes esporas!
Espiralada música de moho
se adhiere al caracol, música
de moho se enrosca a las
Galaxias Plexiglás, pétalos
atónicos, piñata full splendor
con su chaya flúor,
desorquestadamente
entrometidos en la dentadura
de los astropianos - Arácnidas
combinaciones del
infrasonido, sus
insensatísimas constelaciones
- tralalí encefálico del golem -
un convoy-oruga de
semicorcheas atraviesa los
desiertos musicales,
espantapájaros unicelulares
ululan sus mandalas
burbujeantes, tartamudean
microrapsodias, psalmos
balbuceados bajo el agua,
glosolálico rap del búho
luminoso, rima sus
chisporroteos fónicos, sus
farfulleos espantapajarísticos
- chorreo sónico del Ave-
Gong, se abulta el musgo
enmudeciendo las rendijas de
los arrurú, pero el arrurú de
flúor equivale a sacrofestival
de ácaros histéricos - hibiscos
salivantes, incendiovoides,
fonoglifos encriptados en la
nube náufraga - el aleteo
biorrococó en las infinitas
madrugadas del sonido, esas
churriguerescas
archidesconocidas aventuras
del
shshshshshshshshshshshshsh
shshshshshshshsh
CAMILO HERRERA ESTAI
(Lican Ray, 1986)
de Caribe Electric (2014)

Esta noche soñaremos con monstruos; su hábitat


será la selva:
nos despabilarán sus himnos leporinos por la mañana
—aquellos serán los himnos de nuestro relato—
y en nuestro despertar hallaremos juntos el motivo de
nuestra fascinación:
una galería labrada en piedras preciosas,
toda colmada de animales.

LO FUTURO

Ameno Vinicius:
¿Atravesaremos juntos
la selva permanente, abrazados por el humo
incesante del cenagal?
¿Amaremos cada noche, cada bulto? —y de hacerlo:
¿será éste un amor sincero
y no una débil excusa
para distanciarnos así de lo silvestre,
lo único digno de amar?

*
Ameno Vinicius (II):
Seremos sorprendidos a orillas del río
Amamantando las crías de las bestias: ¿Y será
nuestra sorpresa
recibida como una invitación?
¿Perseverará nuestro varonil griterío
ante la presencia érgica de lo animal?
De ser reclamadas nuestras entrañas
—del azabache: el pasado;
el futuro, del mamey—,
¿nos entregaremos dóciles al mimo del caribe?
amenísimo Vinicius,
repite conmigo: tus playas me salvarán.

NIÑO-DOS

Las divinidades del caribe:


son todas iguales
ante la presencia multiplicadora de la hoguera.
Obedecemos a los impulsos más básicos,
más zoofílicos;
nuestra Carnicería es
sin duda trasunto del amor.
Vimos las luces que bordeaban el río
(estupendas luces, las que bordeaban el río)
y en un instante la electricidad eliminó
todo pésimo recuerdo;
Nueces y cocos
por carambolas y
copihues; vainillas
y eucaliptos por
¡Lúcuma y cacao!
¡¡Guayabas, por!!
¡¡¡CHOCLO Y
TULIPANES!!!
¿Qué se puede esperar
de nuestras filas, sino un temporal
de completo antojo
y desasosiego?
¡AVO!
¡CADO!
¡AVOCADO!
—Esta noche soñaré
con monstruos;
interpretarán una música curiosa,
elemental —por así decirlo: selvática,
propia de la selva.
VINICIUS, CAZA

—“Halla en tus manos, Vinicius,


(como en rico sueño) la grosera ley de la logaritmia.

i. Serás niño: atravesarás el campamento


desnudo; despertarás al rebaño malherido,
ataviado en tu chorro de copiosa orina; serás rey.”
(el otro, León:)

—“ii. Se te adorará lo flamboyante;


tu trayectoria será la del espiral”.
(el otro, no él:)

—“Querrás teorizar el sueño;


sin embargo, te frenará tu pasión
por el salvajismo.
¿Qué oscuras faldas te motivarán
a emprender sin perdón la cacería?”

APARTE: ¿Por qué cazas, caro Vinicius?


¿qué prodigio intrínseco en ello se produce?
¿qué es lo que de la cacería te fascina
—como al cromañón el fuego,
como al humano el electrón,
Vinicius, Vinicius, Vinicius—?
FLATUS DEI

1) En opíparo banquete: DESTELLAN


—los búfalos— sus carnes a la luz de la luna;
la manada se hará rito (amistad plebeya) y su
simetría
será la de la jungla.

2
2) Nuestro puchero atañe a lo futuro;
de su barroquismo pende la poderosa adolescencia:
2.1.: Muslo, en el oro de tu geometría
descansamos los hijos del trópico; ¿a cuáles
recibirás en el establo como tus amigos?
Recitarás maravillas (no cabe duda), pellizcarás el
equilibrio entre lo real
y el porvenir: ¡DORARÁS!

2) bis:
¿CUÁLES LOS AMIGOS Y CUÁLES LOS POETAS?
¿HASTA CUÁNDO MEDUSARIO Y POR DÓNDE
LAS FUTUROLOGÍAS?
¿DÓNDE LA MANICOMIA Y CUÁNDO EL
ACABÓSE?
CARIBE ELECTRIC
(a los Magníficos)

De los valles han manado pájaros,


luego que de Vuestra Majestad me despidiera,
cuando enhorabuena hallábase embarcado
sobre un carnaval de caciques negros:
Regia la vuelta enlosada y triunfal
a los Castillos de vuestro
Eléctrico Caribe.

A vuestras perfectas retinas penetre,


Oh, Mama Fauna, la visión esotérica de mi memoria:
un Obeso Marqués don Francisco de Pizarro
forrado en traje y oro; lana simulándole una
cintura, que me hace otorgamiento
de un sueño intermitente con la Verdad misma,
la empresa de repoblar toda la tierra estéril,
el Esperpento de la Nueva Extremadura.

Cae la noche en el Sur Tántrico del Biubiu;


de Galerones sin Ventanas penden los indios,
sus radares como impúdicas coronas de
carne. Giran los indios embriagados,
Hélices, de un ritual originario. Dentadas araucarias
y el puñado de héroes mancos, cosidos en los vientres
para no derramar el calor de sus entrañas;
jamás apátridos; tan latinos, caminando el espiral
perfecto hacia el Olvido, dirigidos a una muerte
segura y masculina, y las doncellas fantasmas,
de vuestra magnífica mano la cama aguardándonos.

¡Oh, por los Jóvenes varones


del Reyno Antiguo de Chili
que aman y mueren
en sus cascarones de seda y plata!
¡Oh, por sus tulas ridículas y
bellas, flameando tristemente
sobre el Acantilado de los
Árboles de la Contemplanza!
Oh, por las bestias telépatas, que
sin saberlo velan el Nombre de Dios
con el propio aliento hereje de su nombre!
¡Oh, Mama Funa, Oh,
por tus tentáculos innumerables,
cálidos a la hora de nuestra
matanza amorosa, La Épica:
el Derroche de Nuestra
Enfermedad Santa,
que haya Cielo; la extensión
de nuestra paz dinamita
por todo el Valle de las
Cóndores Metálicos!
¡la única paz imaginable!
¡Oh, por!

Puéblese la ciudad colgante


de Valdivia del Nuevo Nuevo Extremo,
a 22 de mayo del año 3060, y toda
la tierra y que demás he descubierto
y descubriré, La Nueva Nueva
Extremadura, por el Emperador della
y yo su hechura. De Vuestra Señoría
el más humilde bípedo implume
que tus Reales manos besa,
entrado a la seducción del trópico:
La angustiosa faja delirando
y el Grito Mongoloide
de los Mártires Empalados.
MONSTRUOS

Entonces los animales


nos preguntarían:
—¿Y para dónde el futuro, jefe?
—¿Y cómo habíamos quedado
con eso
del PORVENIR?
Y nosotros responderíamos
con un encogimiento
de hombros supremo.
Un encogimiento
de hombros,
a falta de un mejores palabras:
un encogimiento
de hombros total.

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