Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Factores de riesgo
Existen otros factores de riesgo que nos indican sobre aquellas personas que son más
vulnerables a padecer un TEPT en algún momento de su vida, debido a ciertas características
personales, ambientales o de relación con el trauma en general.
Factores individuales
• Ser mujer
• Ser joven
• Factores genéticos (relacionados con el transportador de serotonina, genes implicados
en el eje hipotálamo-hipofisario-adrenal, etc.).
• Antecedentes psiquiátricos personales y familiares (Especialmente ansiedad y depresión
• Neuroticismo.
• Antecedentes negativos en la infancia
• Algún trauma anterior.
• Bajo coeficiente intelectual.
Factores ambientales
• Nivel socioeconómico bajo.
• Minoría étnica.
• Escaso apoyo social.
• Nivel educativo bajo.
Debes saber que, la mayoría de las mujeres que viven un trauma no desarrollarán TEPT.
Es fundamental que tengas en cuenta todos estos posibles factores de riesgo que pueden estar
presentes en la vida de alguna persona que, acuda a consulta por haber vivido un
acontecimiento traumático en su vida.
Los factores que existen en la vida de una persona, nos van a dar muchas pistas acerca de si esa
persona, tiene mayor vulnerabilidad para desarrollar un TEPT que otra persona distinta con otro
tipo de circunstancias personales y vitales.
Por ello, a la hora de hacer la evaluación, ten en cuenta estos factores.
8. Tipos
Dentro del trastornos de estrés postraumático, algunos expertos en el tema hacen una
distinción, que resulta muy importante que sepas como profesional. Distinguen entre el tipo
agudo, que es el que se manifiesta durante el primer mes hasta los tres meses después del
trauma; y el tipo latente que hace referencia al que puede aparecer, por lo menos, a los seis
meses desde que ocurre el acontecimiento que lo desencadena.
Por otro lado, también encontramos otra clasificación dependiendo del cuadro sintomático del
paciente:
Esto sueñen generar reacciones molestas de la persona ante las situaciones que le recuerdan a
lo que ocurrió.
Existen casos en los que, la estrategia que el paciente adopta es la evasión: Es decir, el paciente
expresa insensibilidad emocional e indiferencia ante actividades cotidianas y evita sitios o
pensamientos que le hagan recordar lo que ocurrió.
La hiperexcitación, por otro lado, hace referencia a que la persona está alerta continuamente
en aquello que le rodea para detectar señales de peligro, lo que le suele complicar la
concentración y le provoca sustos continuos. Este hecho puede desencadenar irritación o
ataques de ira.
El diagnóstico de TEPT es clínico y se basa en los criterios del Diagnostic and Statistical Manual
of Mental Disorders, quinta edición (DSM-5).
Para cumplir los criterios para el diagnóstico, los pacientes deben haber estado expuestos
directa o indirectamente a un evento traumático y deben tener síntomas de cada una de las
siguientes categorías por un período ≥ 1 mes.
Una vez que como profesional detectas que, un paciente que acude a tu consulta presenta los
criterios básicos para poder diagnosticarle un TEPT, es el momento de que trabajar sobre
seguro, sabiendo que la persona presenta este problema.
De esta manera, al haber evaluado qué diagnostico tiene, como ocurre con todos los demás
trastornos, tendrás que trazar un plan de tratamiento adecuado a esa persona en concreto y
dirigido a trabajar con ese trauma.
Por ello, resulta tan importante que el diagnostico se realice y se realice correctamente, para
saber qué le ocurre realmente a la persona que acude a consulta y como poder ayudarle de la
mejor manera posible.
Debes de tener mucho cuidado, tanto en el caso del estrés postraumático, como en cualquier
otro tipo de trastorno, de realizar un diagnóstico erróneo y que no se ajusta a la realidad.
Puede ocurrir que, la persona presente algunos de los requisitos que se necesitan para poder
diagnosticar el trastorno de estrés postraumático, pero debes corroborar que los cumple
realmente y que llega al mínimo necesario para poder llevarlo a cabo.
A veces, le línea que separa un diagnóstico de unos síntomas “sueltos” es muy fina y debes
tener la capacidad de saber diferenciarlo.
Julio es un niño de 8 años que vive con su madre y con el novio de su madre.
Cuando esto ha ocurrido, Julio siempre suele estar delante viendo la escena,
porque al novio de la madre le da igual que el niño pueda presenciarlo.
El diagnóstico diferencial se utiliza para hacer una valoración adecuada de una enfermedad en
relación a otras similares, con las que se pudiera confundir. Este tipo de valoración clínica debe
hacerla únicamente un especialista, nunca los propios pacientes. Muchas veces es necesario
tener pruebas y exploraciones complementarias que se han solicitado a los servicios médicos
correspondientes.
- Trastorno Adaptativo: Este diagnóstico se utiliza cuando aparecen los mismos síntomas
que en el trastorno por estrés postraumático, pero no se deben a un acontecimiento tan grave.
También puede ocurrir que, apareciendo un grave suceso, no aparezca el cuadro de síntomas
característico del TEPT.
- Trastorno por Estrés Agudo: Los síntomas aparecen y desaparecen en las 4 semanas
siguientes al evento traumático. Si su duración es más de un mes y se dan los síntomas
característicos del TEPT, el diagnóstico será el de TEPT.
- Simulación: se fingen los síntomas para obtener beneficios materiales, laborales, legales
o de otro tipo.
11. Comorbilidad
Finalmente, es importante que tengas claro que es probable que exista una importante
comorbilidad entre el TEPT y el trastorno Limite de la personalidad, más especialmente en
adolescentes que han sido víctimas de abuso sexual, aunque no está del todo comprobado ni
investigado. Es más, se afirma que la mayoría de las mujeres con diagnóstico de trastorno límite
de la personalidad han sufrido abusos sexuales, llegando incluso a comentar algunos autores
que el trastorno borderline de la personalidad podría ser una manifestación grave y crónica del
TEPT.
12. TEPT en niñas/os y adolescentes
En los niños y niñas muy pequeños (menores de 6 años), estos síntomas pueden incluir:
Los niños y niñas más mayores y los adolescentes suelen experimentar síntomas más parecidos
a los que pueden existir en los adultos. También es posible que aparezcan conductas
disruptivas, irrespetuosas o destructivas.
Los niños y niñas más mayores y los adolescentes se pueden sentir culpables por no haber
evitado lesiones o muertes. Es posible que también aparezcan pensamientos de venganza.
Como la vulnerabilidad y el temperamento son distintos, no todos los niños y niñas que han
experimentado un suceso traumático grave presentan un trastorno por estrés.
Los acontecimientos traumáticos que suelen estar relacionados con estos trastornos son
agresiones, agresiones sexuales, accidentes automovilísticos, ataques de perros y lesiones
(especialmente, quemaduras o ahogamientos).
En niños y niñas pequeños, la violencia en casa es la causa más frecuente de para que
desarrollen un TEPT.
Los niños y niñas no tienen por qué experimentar de manera directa el suceso traumático;
puede ser que desarrollen un trastorno de estrés si son testigos de un acontecimiento
traumático que le ha ocurrido a otros o se enteran de uno que le ocurrió a un familiar cercano.
Factores de riesgo
Existen algunos factores que pueden determinar que el niño/a llegue a desarrollar o no un
trastorno de estrés postraumático y, si éste se desarrolla, pueden determinar su pronóstico.
Para padres
Es muy importante que como profesional, sepas qué hacer y qué decirles a unos padres que
acuden a consulta porque su hijo/a sufre de estrés post-traumático y qué cosas pueden hacer
ellos para ayudarle.
A continuación, de presento algunas de las cosas que los padres pueden hacer para apoyar a
sus hijos/as:
• Un gran porcentaje de los niños y niñas necesitarán una fase de readaptación después
un suceso estresante y/o traumático. Durante este tiempo, es fundamental que los
padres le den apoyo, amor y comprensión.
• Deben intentar mantener los horarios y la vida normal de su hijo/a lo más que puedan
a cómo eran antes del acontecimiento. Es decir, está bien que, en alguna ocasión, se le
permita no ir al colegio, pero que no se convierte en una costumbre ni que deje de llevar
a cabo sus actividades, aunque al principio le resulte complicado.
• Deben dejar que su hijo/a hable sobre lo ocurrido cuando se sienta preparado/a y sin
ningún tipo de presión. Resulta fundamental que le feliciten por ser fuerte cuando logre
hablar sobre el tema, pero no deben presionarle o forzarle si no tiene ganas de
compartir sus pensamientos. Hay niños/a que prefieren dibujar o escribir sobre sus
experiencias. En cualquier caso, el hecho de animarlos y elogiarlos puede ayudarles a
expresar sus emociones.
• Los padres deben tranquilizar a su hijo/a y decirle que sus sentimientos son normales y
típicos y que no se está "volviendo loco/a". El apoyo y la comprensión de los padres
puede ayudar a un niño/a a afrontar sus sentimientos más complicados.
• Hay niños/as y adolescentes que encuentran ayuda en los grupos de apoyo que existen
para supervivientes de traumas. Es interesante que los padres se informen de estos
grupos de apoyos que puedan existir en su zona.
• Debes decirles que, si su hijo/a tiene ideas sobre hacerse daño a sí mismo, es vital que
te lo hagan saber. Las ideas de suicidio son graves a cualquier edad y se deben tratar
con urgencia.
• Hay que fomentar la confianza en ellos mismos y en su hijo/a, animándole a que tome
decisiones cotidianas cuando sea necesario. El trastorno de estrés postraumático puede
llegar a provocar que los niños y niñas se sientan impotentes y sin saber qué hacer, de
modo que los padres pueden ayudarlos enseñándoles que tienen control sobre algunos
aspectos de sus vidas. Dependiendo de la edad del niño, sus padres le podrían dejar
elegir una actividad para el fin de semana o decidir cosas como qué comer a la hora de
cenar o qué ropa ponerse.
Por todo lo comentado, resulta fundamental que, como profesional, le des herramientas a los
padres que estén viviendo una situación de este tipo, en la que su hijo/a haya experimentado
un suceso traumático y no sepan muy bien cómo ayudarle a superarlo.
Hay investigadores que han llevado a cabo evaluaciones longitudinales de los síntomas del TEPT
en niños, pero todavía no se tienen estudios controlados que analicen e interpreten de manera
adecuada el impacto que tiene el tratamiento en la evolución del trastorno. En todo caso, los
resultados con los que se cuenta hasta este momento son muy poco consistentes.
Algunos autores encontraron que el 40 % de los niños de su muestra presentaban todos los
criterios del trastorno por estrés postraumático inmediatamente después de haber padecido
un grave maltrato y dos años después de que se les separara de sus padres este porcentaje
disminuía al 33 %.
Otros autores, llevaron a cabo una evaluación con un grupo de niños/as después de sufrir un
accidente de su autobús escolar y pudieron darse cuenta que, al cabo de un mes el 50 % de los
que experimentaron el suceso traumático presentaban criterios de TEPT, pero pasados nueve
meses únicamente en el 20 % se mantenía el diagnóstico.
Después de algunas catástrofes como la de Buffalo Creek, algunos autores observaron que el
37 % de los niños/as evaluados presentaban criterios para el diagnóstico de trastorno por estrés
postraumático según el DSM-III-R. Sin embargo, 17 años después solamente el 7% continuaba
reuniendo esos criterios de TEPT.
Autores como LaGreca et al, evaluaron hasta tres veces a distintos niños que habían sido
víctimas del Huracán Andrew. Pudieron observar síntomas moderados de trastorno por estrés
postraumático en el 86 %, 76 % y 69 % de los niños a los tres, siete y diez meses
respectivamente.
Algunos resultados de varios estudios muestran una tendencia a la continuidad de los síntomas
del trastorno de estrés postraumático en niños y adolescentes. De este modo, por ejemplo,
autores como McFarland encontró en niños/as expuestos a incendios en Australia que no había
variado ni disminuido los síntomas del TEPT entre el mes 8 y el 26, mientras que otros autores
no observaron diferencias en la gravedad de los síntomas entre las semanas 8 y 32 tras el
Huracán Andrew.
Considerados de manera conjunta todos estos datos, podemos llegar a la conclusión que en
algunos niños/as los síntomas de TEPT pueden ir desapareciendo espontáneamente, pero que
en otro elevado número de casos los síntomas van a mantenerse durante un largo período de
tiempo.
Además, se debe tener en cuenta que aún no se conocen en profundidad los factores de riesgo
o los posibles factores protectores, lo cual hace complicado y casi imposible llevar a cabo
actualmente pronósticos sobre la evolución a largo plazo del TEPT en niños y adolescentes.
Todas estas conclusiones nos muestran la importancia que llega a tener un suceso traumático
en la vida de los niños que, aunque pasados los años algunos consiguen eliminar ese trastorno
de su vida, otros continúan teniéndolo a medida que van creciendo y puede ser algo que les
acompañe siempre, a lo largo de toda su vida.
Prevención
Es fundamental que como profesional que va a trabajar y tratar con este tipo de pacientes
menores de edad, que hayan vivido un acontecimiento traumático y que éste les haya generado
un TEPT, que conozcas cuales son los pasos a seguir para la prevención en aquellos niños/as o
adolescentes que todavía no han desarrollado el TEPT.
En primer lugar, resultará fundamental que inicies una terapia cognitivo-conductual centrada
en el trauma o monitorización activa durante el primer mes después del acontecimiento
traumático en menores con trastorno de estrés agudo o con síntomas clínicamente
significativos para el diagnóstico de TEPT.
Por otro lado, también es importante realizar algún tipo de Terapia cognitivo-conductual
centrada en el trauma de manera grupal para niños/as y jóvenes de entre 7 y 17 años si ha
ocurrido cualquier suceso en el último mes que pueda generar un trauma de manera
compartida y con altos niveles de sufrimiento.
Este tipo de intervenciones deben tener una base en un manual validado y empírico, contar
con entre 5 y 15 sesiones, profesionales con experiencia y bajo supervisión continua, y entre
sus aspectos a trabajar, se debe incluir: la psicoeducación sobre las reacciones traumáticas, las
estrategias para controlar la hiperactivación, los flashbacks y la planificación de ambientes
seguros, el procesamiento y elaboración de los recuerdos traumáticos, la reestructuración delos
significados relacionados con el trauma vivido por el individuo y el entrenamiento en estrategias
para superar las conductas de evitación.
13. Evaluación
Para poder evaluar a una persona con TEPT, se deben suministrar y utilizar diferentes
instrumentos de evaluación, que nos ayuden a verificar y confirmar que nos encontramos ante
este problema.
Algunos de los instrumentos más utilizados por los profesionales, podrían ser los siguientes
Instrumentos de evaluación
- Inventario de Depresión de Beck (BDI) ( Beck, Ward, Mendelson, Mock y Erbaugh, 1961)
Existen otros instrumentos de ayuda diagnóstica que están diseñados para facilitar al
profesional el diagnóstico.
Concretamente en el TEPT se tienen en cuenta 4 factores clave que permiten reconocer este
trastorno y que son los siguientes:
La entrevista estructurada
Escala para el TEPT Administrada por el Clínico (Clinician Administered PTSD Scale - CAPS)
Utilidad: evaluación del diagnóstico (CAPS-1) y de la gravedad de los síntomas (CAPS-2) del
TEPT.
Origen y descripción de la escala: evalúa cada uno de los 17 síntomas que figuran en los criterios
diagnósticos del DSM-IV. Además, evalúa otros 5 síntomas que frecuentemente se asocian al
TEPT: culpabilidad sobre actos cometidos u omitidos, culpabilidad por haber sobrevivido,
reducción de la conciencia de lo que le rodea, desrealización, y despersonalización.
La evaluación de los síntomas se realiza desde una doble perspectiva; cuantitativa, asignando
una puntuación determinada, y categorial determinando si el síntoma se halla o no presente.
Para la evaluación cuantitativa, el evaluador ha de puntuar separadamente la frecuencia y la
intensidad de cada síntoma. Para ello dispone de una escala Likert de 5 puntos (de 0 a 4) con
criterios operativos claramente especificados. Para determinar si el síntoma está o no presente
el entrevistador tendrá en cuenta las puntuaciones de frecuencia e intensidad que haya recibido
ese síntoma. Los autores describen dos estrategias para realizar esta valoración: la menos
restrictiva considera que un síntoma se halla presente cuando recibe puntuaciones de al menos
1 en frecuencia y 2 en intensidad. La más restrictiva obliga a que la suma de frecuencia e
intensidad sea 4 ó más. Sin embargo, Weathers (citado por Blake et al, 1995) demostró que
estas dos reglas producen una inflación de la sintomatología del TEPT.
Consistencia interna: para los 17 items de la escala el a de Cronbach fue de .94. Los a para cada
uno de los clusters ocilaban entre .85 y .87.
Fiabilidad test-retest: para los 17 items los coeficientes para cada uno de los 3 pares de
evaluadores oscilaban entre .90 y .98, y para los clusters de síntomas entre .77 y .96.
Instrumentos de screening
Para contestar a los dos apartados siguientes si el paciente ha sufrido más de un trauma a lo
largo de su vida debe centrarse en el que más le preocupe en el momento actual. El segundo
apartado consta de 9 ítems que evalúan las características del acontecimiento traumático con
el fín de ver si se cumple o no el criterio A para el diagnóstico de TEPT según el DSM-IV.
Finalmente, el tercer apartado es un listado de 18 síntomas que exploran los tres clusters
sintomatológicos del TEPT. Los items son de respuesta dicotómica Si/No y el marco de
referencia temporal es muy amplio y abierto: cualquier momento después del suceso.
Utilidad: medida de la frecuencia y la gravedad de los síntomas del TEPT en sujetos que han
experimentado un trauma. También puede utilizarse para evaluar el tratamiento.
Descripción de la escala: está constituida por 17 items que se corresponden y evalúan cada uno
de los 17 síntomas recogidos en el DSM-IV.
El sujeto debe puntuar dos aspectos de cada ítem: la frecuencia de presentación y la gravedad
utilizando una escala Likert de 5 puntos (de 0= nunca o gravedad nula a 4= a diario o gravedad
extrema). El marco de referencia temporal es la semana previa.
Corrección e interpretación de las puntuaciones: esta escala proporciona una puntuación total
y puntuaciones en dos subescalas: frecuencia y gravedad. Las puntuaciones globales se hallan
sumando las puntuaciones individuales de los items. La puntuación total oscila entre 0 y 136
puntos, y la puntuación de cada subescala entre 0 y 68 puntos. Los autores recomiendan utilizar
como punto de corte una puntuación en la escala total de 40.
Todos estos instrumentos pueden servirte de mucha ayuda a la hora de poder evaluar a una
persona que pueda estar sufriendo un TEPT.
Algunos de estos instrumentos de evaluación son más fáciles de aplicar que otros. Por ejemplo,
la entrevista es mucho más sencilla de aplicar y de sacar conclusiones a raíz de ella, que algunos
cuestionarios de los que después debes sacar los resultados obtenidos.
De todos modos, igual que ocurre con cualquier trastorno o cualquier problema psicológico,
cuantas más evidencias tengas de que la persona tiene realmente ese diagnóstico, mucho mejor
para poder asegurarlo.
14. Tratamiento
Objetivos generales
El tratamiento del trastorno del estrés postraumático está enfocado a ayudar a que la persona
recupere la sensación de control en su vida.
Una combinación de estos tratamientos puede ayudar a mejorar los síntomas del paciente:
Las psicoterapias centradas en el trauma que cuentan que tienen más evidencia empírica son
las siguientes:
Este tipo de técnica enseña al paciente a recuperar el control de sus sentimientos negativos y
enfrentarse a ellos. También, cuenta con una parte para hablar sobre el trauma con un
profesional y llevar a cabo algunas de las cosas que evitó desde que ocurrió el trauma.
Le ayuda a procesar y encontrar el sentido a su trauma. También incluye acordarse del trauma
a la vez que presta atención a un movimiento oscilatorio o a cualquier sonido (un tono, una
luz…)
Está enfocada para enseñar a analizar y modificar pensamientos negativos sobre el trauma.
Por otro lado, también puede hablar con un profesional sobre sus pensamientos negativos y
llevar a cabo unas asignaciones de redacción.
La TPC pretende enseñar al paciente a evaluar y modificar los pensamientos dolorosos que tiene
desde que padeció el trauma. Al conseguir cambiar sus pensamientos, puede ayudarle a
cambiar también sus sentimientos y emociones.
Un trauma tiene la capacidad de cambiar nuestra manera de ver la vida, de percibir el mundo y
de lo que pensamos acerca de nosotros mismos. Puede ser que la persona piense que es la
culpable de lo que aconteció o llegue a creer que el mundo es un sitio muy peligroso.
Este tipo de pensamientos hacen que se mantenga anclado/a a su TEPT y provocan que deje de
realizar actividades que antes disfrutaba y ahora no.
La TPC le muestra una manera nueva de hacer frente a esos pensamientos dolorosos. En este
tipo de terapia, podrá aprender habilidades que pueden ayudarlo a decidir si existen maneras
más útiles de pensar en el trauma. Sabrá detectar y analizar si los acontecimientos respaldan
sus pensamientos negativos o no respaldan esos pensamientos. Y, al final de todo el proceso,
tendrá la capacidad de decidir si tiene sentido adoptar una nueva perspectiva de la situación.
Todos estos tipos de enfoques pueden ayudar a que el paciente ejerza un control de la
sensación de miedo intenso y duradero después de que ocurra el evento traumático. Tú como
profesional, junto con el paciente podéis analizar qué tipo de terapia o combinación de terapias
pueden ser las más beneficiosas para que el paciente cumpla sus objetivos terapéuticos.
Este tipo de terapia, suele ser el más utilizado por los profesionales de la psicología (la terapia
cognitiva-conductual) para tratar problemas relacionados con la experimentación y vivencia de
un trauma.
Esta empíricamente comprobado y demostrado que, la terapia cognitiva es muy eficaz para este
tipo de sucesos traumáticos y para tratar el trastorno de estrés postraumático.
Se puede llevar a cabo una terapia individual, en grupo o una combinación de las dos.
La terapia individual, por otro lado, se centra más en la persona, es una terapia más íntima y
mucho más individualizada que la terapia grupal, pero no cuenta con las ventajas de la terapia
grupal, ni viceversa.
Ambas opciones son acertadas y beneficiosas para el paciente y tendrá la libertad de elegir cual
de ellas cree que le va a ayudar más.
Además, también puede ocurrir que el paciente inicie una terapia individual y que, el
profesional, después de algunas sesiones, le anime y le sugiera que acudiera a terapia grupal en
función de las características concretas de ese/a paciente en cuestión.
En cualquier caso, decidir hacer terapia es la mejor opción para recuperarte poco a poco de un
evento traumático, más que el hecho de solamente tomar medicación y no asistir a terapia.
Es decir, no soluciona el problema, si no que, le ayuda a sobrellevarlo, pero sin enfrentarle a él.
Lo cual puede generar una falsa sensación en el paciente de que está superando la situación y
de que se encuentra mucho mejor y más fuerte.
Esta creencia en parte, es cierta, ya que, la medicación le mejora el estado de ánimo y le activa,
pero no es suficiente, como ya te he comentado, para que se solucione el problema.
Por otro lado, otro tipo de terapias cómo, por ejemplo, EMDR para adultos con TEPT o síntomas
clínicamente significativos de TEPT entre el primer y tercer mes después del acontecimiento
traumático, o más allá del tercer mes, siempre que no haga referencia a un trauma relacionado
con conflictos graves y si la persona prefiere esta manera de intervención.
Este tratamiento debe estar basado también en un manual validado y empírico, proporcionar
entre 8 a 12 sesiones, o más si el paciente lo llega a necesitar, ser llevado a cabo por
profesionales con conocimientos sobre el tema, aplicarse de manera progresiva e incluyendo
psicoeducación en las reacciones al trauma, regulación de recuerdos y situaciones asociadas
con el trauma, identificación de los recuerdos diana (a menudo imágenes visuales), y
promoviendo las creencias positivas alternativas.
Medicamentos
Existen diferentes tipos de fármacos que pueden ayudar a mejorar los síntomas del trastorno
de estrés postraumático (TEPT):
Aunque debes tener en cuenta que la psicoterapia siempre será la mejor opción a la hora de
tratar un caso de este tipo.
Antidepresivos. Pueden ayudar al paciente con los síntomas de la depresión y la angustia que
le genera el recordar el suceso. También suelen ayudar a la mejoría de los problemas de sueño
y de concentración. Los medicamentos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina
(ISRS) como sertralina (Zoloft) y paroxetina (Paxil) están aprobados por la FDA para el
tratamiento de este trastorno.
Prazosina. Mientras que varios estudios indican que la prazosina puede reducir o suprimir las
pesadillas en algunas personas con trastorno de estrés postraumático, un estudio más reciente
mostró que no proporcionaba más beneficio que el placebo. Pero los participantes en el estudio
reciente eran diferentes de los otros en modos que probablemente pueden afectar los
resultados.
Las personas que solo con terapia no encuentren una solución ni observen una mejoría en sus
síntomas, pueden contactar con su médico o con un psiquiatra para que les recete alguna de
estas medicaciones y puedan ayudarle a mejorar los síntomas.
No existe una medicación específica para el TEPT, pero si que pueden ayudar los ansiolíticos y
los antidepresivos a disminuir los síntomas negativos y de sufrimiento que puedan
experimentar alo largo del día o en momentos determinados.
La medicación puede resultar eficaz para “Tapar” o “disfrazar” los pensamientos y emociones
negativas que el paciente siente acerca de lo que ocurrió, pero este tipo de tratamiento no va
a solucionar el problema real.
Por tanto, el tratamiento con fármacos puede resultar adecuado y eficaz cuando se combina
con la psicoterapia, en la cual, el paciente sí que obtiene herramientas y técnicas que podrá
utilizar en el día a día y cuando se vea desbordado/a un día en concreto.
En casos extremadamente graves en los que los síntomas de depresión coinciden con una
depresión grave y la ansiedad es muy intensa y extrema, sí resulta fundamental administrar
medicación a la persona para que le ayude a ir saliendo de esa situación en la que se encuentra.
Pero en aquellos casos que no sea imprescindible tomarla, la terapia resulta mucho más
beneficiosa a largo plazo y en cuanto a la adquisición de herramientas y estrategias.
15. Conclusiones
El trauma es algo que siempre ha existido en la historia de la humanidad, y en el día a día de las
personas. Tanto su definición, como el diagnóstico, herramientas y recursos y tratamiento, se
encuentran todavía en evolución y mejora.
Desde el principio debes crear un plan de tratamiento explícito y concreto para cada paciente
en cuestión, conociendo y haciendo uso del abanico tan amplio y flexible que existe de
diferentes opciones terapéuticas.
El objetivo principal de la psicoterapia es la elaboración, sanación y resignificación del suceso
traumático, intentando centrarse también en el aprendizaje y la adquisición de habilidades y
recursos con los que la persona cuenta, para que el paciente pueda reconstruir y recuperar su
historia vital después de vivir un evento estresante y traumático, que sea capaz de llegar a
entender lo que ha sucedido y que pueda controlar sus síntomas para poder darle un sentido a
la experiencia traumática vivida.
Alrededor de la mitad de los casos en los que aparecen estos síntomas, suele resolverse de
manera espontánea durante de los tres primeros meses. El resto del tiempo, se necesita de
atención psicoterapéutica para su poder mejorar.
Resulta evidente decir que cuanto más pronto se realice la intervención, más rápidos serán sus
resultados.
Si la intervención tarde en hacerse mucho tiempo, el paciente puede que estructure su vida en
función de los síntomas que experimenta, perjudicando a sus actividades sociales,
interpersonales, laborales, etc. por lo que la recuperación del paciente resulta más lenta y
complicada.
Para intervenir con un paciente de este tipo, es muy importante conocer el evento traumático
y todas las emociones que le ha ido despertando y removiendo todo este tiempo, el hecho de
haber vivido algo así.
Como terapeuta, debes de ser muy empático/a, paciente y mostrar mucho respeto hacia las
verbalizaciones y emociones de las personas que tienes delante, ya que, ha vivido algo que le
ha cambiado por completo su vida y su manera de ver el mundo y, quizá, su manera de verse a
sí misma/o.
Por otro lado, debes tener claro que, no todas las personas que han experimentado un suceso
traumático padecen un verdadero caso de TEPT o incluso algunas de ellas no lo llegan a sufrir
nunca.
Como sabes, el diagnostico de TEPT se realiza solamente si los síntomas tienen una duración de
más de un mes. En los individuos que padece TEPT, los síntomas suelen comenzar tres meses
después del trauma y el desarrollo de la enfermedad y del problema va variando a lo largo del
tiempo.
Existen personas que llegan a recuperarse en los siguientes 6 meses; a otras personas, los
síntomas se les mantienen mucho más tiempo. En algunas ocasiones puede llegar a cronificarse.
Los fármacos antidepresivos y los que se suelen recetar para paliar los síntomas de la ansiedad,
pueden también disminuir los síntomas relacionados con la depresión y los problemas de
sueño; y la psicoterapia, en particular la terapia Cognitivo-conductual, forman parte
fundamental del tratamiento para la recuperación.
Hay momentos en los que, el exponerse a lo vivido en el trauma, como parte de la terapia, por
ejemplo, regresar a la escena donde todo ocurrió, puede ayudar a la mejoría del paciente.
Además, también el apoyo de los familiares y amistades puede hacer más rápida la
recuperación.
Todo esto hace referencia al resumen y las conclusiones que se pueden extraer del TEPT y de
sus características y aspectos más importantes para tener en cuenta como profesional.
Hasta aquí el manual teórico y práctico acerca de los aspectos más importantes que debes tener
en cuenta como profesional, para trabajar con personas que padecen un TEPT.
En este manual has podido encontrar cómo se puede detectar si una persona padece un TEPT,
o si únicamente presenta síntomas aislados.
También has podido conocer los factores de riesgo más importantes que pueden estar
directamente relacionados con la probabilidad de padecer un TEPT después de un
acontecimiento traumático.
Por otro lado, también has podido aprender distintas maneras de intervenir con este tipo de
pacientes, utilizando diferentes tipos de técnicas y de terapias