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7.

Factores de riesgo

El trastorno de estrés postraumático puede aparecer en personas de todas las edades,


religiones, clase social etc. Sin embargo, pueden existir factores que aumentarían la
probabilidad de que una persona sufra este trastorno.

Algunos de estos factores de riesgo podrían ser:

• Experimentar un trauma de características intensas y/o duradero.


• Haber vivido otro trauma en etapas y momento anteriores de la vida, como maltrato
infantil o abusos sexuales.
• Trabajar en un sitio en el que se pueda aumentar el riesgo de exponerse a situaciones
traumáticas, por ejemplo, ser militar o de servicio de primeros auxilios.
• Padecer de otros problemas de salud mental, como depresión o ansiedad.
• Tener problemas con el consumo de sustancias, como beber alcohol en exceso o tomar
drogas.
• No contar con una buena red de apoyo de familiares y amigos.
• Tener familiares cercanos o allegados con problemas de salud mental, como ansiedad o
depresión.

Algunas situaciones traumáticas también pueden provocar la aparición de estrés


postraumático.

Las más frecuentes suelen ser:


• Exposición a un combate o una guerra
• Maltrato físico durante la infancia o abusos sexuales
• Violencia sexual
• Agresión física
• Ser amenazado con un arma
• Un accidente del tipo que sea

Otras muchas situaciones traumáticas también pueden provocar trastorno de estrés


postraumático, como incendios, desastres naturales, asaltos, robos, accidentes aéreos,
torturas, secuestros, diagnósticos médicos con riesgo de vida, ataques terroristas y otras
situaciones extremas o probablemente mortales.
Todos estos factores de riesgo pueden ayudar a esclarecer un diagnóstico del profesional que
trate con esta persona, ya que, el hecho de encontrarse en alguna de esas situaciones
comentadas, aumenta las probabilidades de que la persona pueda padecer un trastorno de
estrés-postraumático después de un acontecimiento perturbador.

En concreto, la red de apoyo de familiares y amigos resulta fundamental a la hora de que la


persona cuente con ayuda de gente cerca y que la quiere, para poder entender por lo que está
pasando y empatizar con sus síntomas y sus emociones que vaya experimentando a lo largo del
proceso.

Existen otros factores de riesgo que nos indican sobre aquellas personas que son más
vulnerables a padecer un TEPT en algún momento de su vida, debido a ciertas características
personales, ambientales o de relación con el trauma en general.

Alguno de estos factores que debes conocer, serían los siguientes:

Factores individuales

• Ser mujer
• Ser joven
• Factores genéticos (relacionados con el transportador de serotonina, genes implicados
en el eje hipotálamo-hipofisario-adrenal, etc.).
• Antecedentes psiquiátricos personales y familiares (Especialmente ansiedad y depresión
• Neuroticismo.
• Antecedentes negativos en la infancia
• Algún trauma anterior.
• Bajo coeficiente intelectual.
Factores ambientales
• Nivel socioeconómico bajo.
• Minoría étnica.
• Escaso apoyo social.
• Nivel educativo bajo.

Factores relacionados con el trauma


• La intensidad, gravedad o duración del trauma.
• Si sufrió alguna herida o perdió a algún ser querido.
• La intensidad de la reacción al trauma: si lloró, mostró mucha ansiedad, vomitó,
experimentó dolor, etc.
• El grado de control que sintió ante lo ocurrido.
• Si la intención real del acontecimiento era hacer daño.
• Si fue provocado por otro ser humano.

Debes saber que, la mayoría de las mujeres que viven un trauma no desarrollarán TEPT.

Tienen mayor probabilidad de desarrollar TEPT aquellas que:

• Estuvieron directamente expuestas a un trauma como víctima o testigo del


acontecimiento.
• La mitad de las mujeres que han sido víctimas de violación terminan padeciendo un
TEPT.
• Resultó gravemente herida durante el suceso traumático.
• Vivió anteriormente un trauma que duró mucho tiempo o que fue bastante grave.
• Padece otros problemas de salud mental, como ansiedad o depresión.
• Bebe alcohol de manera frecuente
• No cuenta con una buena red de apoyo social.
• Vivió algún trauma durante su infancia

Es fundamental que tengas en cuenta todos estos posibles factores de riesgo que pueden estar
presentes en la vida de alguna persona que, acuda a consulta por haber vivido un
acontecimiento traumático en su vida.

Los factores que existen en la vida de una persona, nos van a dar muchas pistas acerca de si esa
persona, tiene mayor vulnerabilidad para desarrollar un TEPT que otra persona distinta con otro
tipo de circunstancias personales y vitales.
Por ello, a la hora de hacer la evaluación, ten en cuenta estos factores.
8. Tipos

Dentro del trastornos de estrés postraumático, algunos expertos en el tema hacen una
distinción, que resulta muy importante que sepas como profesional. Distinguen entre el tipo
agudo, que es el que se manifiesta durante el primer mes hasta los tres meses después del
trauma; y el tipo latente que hace referencia al que puede aparecer, por lo menos, a los seis
meses desde que ocurre el acontecimiento que lo desencadena.

Por otro lado, también encontramos otra clasificación dependiendo del cuadro sintomático del
paciente:

Como ya te he comentado, el individuo revive constantemente el suceso traumático, lo que le


provoca recuerdos reiterativos del evento que, en muchas ocasiones, también se entre lazan
con las pesadillas.

Esto sueñen generar reacciones molestas de la persona ante las situaciones que le recuerdan a
lo que ocurrió.

Existen casos en los que, la estrategia que el paciente adopta es la evasión: Es decir, el paciente
expresa insensibilidad emocional e indiferencia ante actividades cotidianas y evita sitios o
pensamientos que le hagan recordar lo que ocurrió.

La hiperexcitación, por otro lado, hace referencia a que la persona está alerta continuamente
en aquello que le rodea para detectar señales de peligro, lo que le suele complicar la
concentración y le provoca sustos continuos. Este hecho puede desencadenar irritación o
ataques de ira.

También, puede ocurrir que el paciente se enfrente al acontecimiento traumático mediante


pensamientos y estados de ánimo negativos. Esto puede generar culpabilidad o tendencia a
culpar a los demás por el suceso, como sintiendo la necesidad de pagarlo con alguien, para que
alguien se haga responsable de lo ocurrido, ya que el paciente, es incapaz de comprender como
algo tan traumático le ha podido ocurrir a él/ella.
9. Criterios diagnósticos

El diagnóstico de TEPT es clínico y se basa en los criterios del Diagnostic and Statistical Manual
of Mental Disorders, quinta edición (DSM-5).

Para cumplir los criterios para el diagnóstico, los pacientes deben haber estado expuestos
directa o indirectamente a un evento traumático y deben tener síntomas de cada una de las
siguientes categorías por un período ≥ 1 mes.

Síntomas intrusivos (≥ 1 de lo siguiente):

• Tiene memorias involuntarias, perturbadoras, intrusivas, recurrentes.


• Tiene sueños perturbadores recurrentes (p. ej., pesadillas) del suceso.
• Actúa o siente como si el episodio estuviera sucediendo nuevamente y varía desde
experimentar flashbacks (recuerdos vívidos) a desconocer por completo el entorno
presente.
• Siente una intensa angustia psicológica o fisiológica cuando recuerda el episodio (p. ej.,
por su aniversario, por sonidos similares a los que escuchó durante el evento)

Síntomas de evitación (≥ 1 de lo siguiente):

• Evitar pensamientos, sentimientos o recuerdos relacionados con el episodio.


• Evitar actividades, lugares, conversaciones o personas que desencadenan memorias del
episodio.

Efectos negativos sobre la cognición y el estado de ánimo (≥ 2 de los siguientes):

• Pérdida de memoria de partes importantes del evento (amnesia disociativa).


• Creencias o expectativas negativas, persistentes y exageradas sobre uno mismo, otras
personas o el mundo.
• Pensamientos distorsionados persistentes sobre la causa o las consecuencias de los
traumas que llevan a culparse a sí mismo o a otros.
• Estado emocional negativo persistente (p. ej., miedo, horror, ira, culpa, vergüenza)
• Notable disminución en el interés o la participación en actividades significativas.
• Sensación de desapego o enajenación frente a los demás.
• Incapacidad persistente de sentir emociones positivas (p. ej., felicidad, satisfacción,
sentimientos amorosos)
Alteración del estado de alerta y de reacción (≥ 2 de los siguientes):

• Dificultad para dormir.


• Irritabilidad o crisis de enojo.
• Comportamiento imprudente o auto-destructivo
• Problemas de concentración
• Aumento de la respuesta del despertar
• Hipervigilancia

Además, las manifestaciones deben provocar malestar intenso o deteriorar significativamente


el funcionamiento social u ocupacional, y no deben ser atribuibles a los efectos fisiológicos de
una sustancia o de otro trastorno médico.

Una vez que como profesional detectas que, un paciente que acude a tu consulta presenta los
criterios básicos para poder diagnosticarle un TEPT, es el momento de que trabajar sobre
seguro, sabiendo que la persona presenta este problema.

De esta manera, al haber evaluado qué diagnostico tiene, como ocurre con todos los demás
trastornos, tendrás que trazar un plan de tratamiento adecuado a esa persona en concreto y
dirigido a trabajar con ese trauma.
Por ello, resulta tan importante que el diagnostico se realice y se realice correctamente, para
saber qué le ocurre realmente a la persona que acude a consulta y como poder ayudarle de la
mejor manera posible.

Debes de tener mucho cuidado, tanto en el caso del estrés postraumático, como en cualquier
otro tipo de trastorno, de realizar un diagnóstico erróneo y que no se ajusta a la realidad.

Puede ocurrir que, la persona presente algunos de los requisitos que se necesitan para poder
diagnosticar el trastorno de estrés postraumático, pero debes corroborar que los cumple
realmente y que llega al mínimo necesario para poder llevarlo a cabo.

A veces, le línea que separa un diagnóstico de unos síntomas “sueltos” es muy fina y debes
tener la capacidad de saber diferenciarlo.

Julio es un niño de 8 años que vive con su madre y con el novio de su madre.

Desde hace un par de años, el novio de su madre la maltrata, le grita, le insulta e


incluso, alguna vez ha llegado a levantarle la mano y darle un bofetón.

Cuando esto ha ocurrido, Julio siempre suele estar delante viendo la escena,
porque al novio de la madre le da igual que el niño pueda presenciarlo.

Desde que estos acontecimientos comenzaron a ocurrir, Julio se orina en la cama


de nuevo y tiene algunos problemas de comportamiento y está un poco más
agresivo y, a veces, cuando está jugando con sus juguetes, representa escenas
violentas dónde uno de los juguetes pega e insulta a otro.

En el cole también presenta problemas de comportamiento y de atención y la


profesora ha decidido ponerse en contacto con la madre y ha descubierto toda la
situación que hay en casa y le ha pedido que denuncie a su pareja.
10. Diagnóstico diferencial

El diagnóstico diferencial se utiliza para hacer una valoración adecuada de una enfermedad en
relación a otras similares, con las que se pudiera confundir. Este tipo de valoración clínica debe
hacerla únicamente un especialista, nunca los propios pacientes. Muchas veces es necesario
tener pruebas y exploraciones complementarias que se han solicitado a los servicios médicos
correspondientes.

El diagnóstico diferencial del Trastorno por Estrés Postraumático ha de realizarse respecto a:

- Trastorno Adaptativo: Este diagnóstico se utiliza cuando aparecen los mismos síntomas
que en el trastorno por estrés postraumático, pero no se deben a un acontecimiento tan grave.
También puede ocurrir que, apareciendo un grave suceso, no aparezca el cuadro de síntomas
característico del TEPT.

- Síntomas de evitación, embotamiento afectivo y aumento de la activación previos al


evento traumático: Son consecuencia de otros trastornos ya presentes antes del
acontecimiento estresante.

- Aparición de otros trastornos mentales por la exposición al acontecimiento


traumático: En este caso, se reunirían los criterios para diagnosticar trastornos como el
trastorno psicótico breve, el trastorno de conversión, el trastorno depresivo mayor u otros. No
obstante, si también se cumplen los criterios para el TEP se harían ambos diagnósticos.

- Trastorno por Estrés Agudo: Los síntomas aparecen y desaparecen en las 4 semanas
siguientes al evento traumático. Si su duración es más de un mes y se dan los síntomas
característicos del TEPT, el diagnóstico será el de TEPT.

- Trastorno Obsesivo-compulsivo: En este trastorno también aparecen pensamientos


intrusos y recurrentes, pero son reconocidos como inapropiados y no se relacionan con ningún
acontecimiento traumático.

- Delirios, alucinaciones, ilusiones y otras alteraciones perceptivas: Los trastornos


mentales relacionados serían la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos, el trastorno del
estado de ánimo con síntomas psicóticos, el delirium, trastornos relacionados con sustancias y
trastornos psicóticos por enfermedad médica.

- Simulación: se fingen los síntomas para obtener beneficios materiales, laborales, legales
o de otro tipo.
11. Comorbilidad

La comorbilidad suele hacer referencia a una visión transversal (trastornos concurrentes o


asociados en un breve periodo de tiempo) o longitudinal (periodos de tiempo mucho más
amplios).
En la comorbilidad longitudinal aparece tanto la presencia de factores de riesgo compartidos,
como que el trastorno principal, por sí mismo, sea un riesgo de padecer otros de manera
secundaria.
En el caso del TEPT en niños y adolescentes, muchas investigaciones han dado como resultado
una clara e importante comorbilidad entre este trastorno y otros cuadros psiquiátricos, siendo
la depresión, los trastornos de ansiedad y los trastornos de adaptación los más significativos
por su frecuencia.
La relación que existe el TEPT y la depresión es bastante complicada pues por un lado hay un
cierto grado de solapamiento entre los síntomas de las dos enfermedades y por otro hay
autores que aseguran que el TEPT a menudo precede y resulta predisponente a la depresión
tanto en niños como en adultos.
Los sentimientos relacionados con la culpa, el cambio de ánimo de manera inestable, las crisis
de llanto y de angustia, la baja autoestima y la anhedonia son síntomas que se encuentran en
pacientes que han huido de regímenes brutales y en aquellos otros que experimentan
habitualmente situaciones de violencia en el ambiente social y familiar, también en puede
aparecer en niños/as víctimas de la guerra o de catástrofes naturales.
La comorbilidad entre los distintos trastornos de ansiedad también es muy alta en la infancia y
adolescencia, lo que ha dado oportunidad a plantear interesantes aspectos diagnósticos,
etiopatogénicos, evolutivas y terapéuticos sobre la clínica de la ansiedad.
Los trastornos de tipo externalizados también pueden aparecer al lado del TEPT, aunque su
comorbilidad no está tan clara.
Algunos autores trabajaron con un grupo de niños que habían sido víctimas de abusos sexuales
y más del 40 % presentaban un diagnóstico de trastorno por estrés postraumático según el
DSM-III-R y de ellos un tercio también reunía criterios de TDAH.

Finalmente, es importante que tengas claro que es probable que exista una importante
comorbilidad entre el TEPT y el trastorno Limite de la personalidad, más especialmente en
adolescentes que han sido víctimas de abuso sexual, aunque no está del todo comprobado ni
investigado. Es más, se afirma que la mayoría de las mujeres con diagnóstico de trastorno límite
de la personalidad han sufrido abusos sexuales, llegando incluso a comentar algunos autores
que el trastorno borderline de la personalidad podría ser una manifestación grave y crónica del
TEPT.
12. TEPT en niñas/os y adolescentes

Los niños/as y los adolescentes pueden presentar reacciones extremas a un acontecimiento


traumático, pero, en ocasiones, puede ser que, los síntomas que presentan no sean los mismos
que los de los adultos.

En los niños y niñas muy pequeños (menores de 6 años), estos síntomas pueden incluir:

• Volver a orinarse en la cama después de haber aprendido a ir al baño


• Olvidarse de cómo hablar o no ser capaces de hacerlo
• Representar el evento traumático mientras juegan
• “Agarrarse” de forma más excesiva a sus padres o a otro adulto cercano

Los niños y niñas más mayores y los adolescentes suelen experimentar síntomas más parecidos
a los que pueden existir en los adultos. También es posible que aparezcan conductas
disruptivas, irrespetuosas o destructivas.

Los niños y niñas más mayores y los adolescentes se pueden sentir culpables por no haber
evitado lesiones o muertes. Es posible que también aparezcan pensamientos de venganza.

Como la vulnerabilidad y el temperamento son distintos, no todos los niños y niñas que han
experimentado un suceso traumático grave presentan un trastorno por estrés.

Los acontecimientos traumáticos que suelen estar relacionados con estos trastornos son
agresiones, agresiones sexuales, accidentes automovilísticos, ataques de perros y lesiones
(especialmente, quemaduras o ahogamientos).

En niños y niñas pequeños, la violencia en casa es la causa más frecuente de para que
desarrollen un TEPT.

Los niños y niñas no tienen por qué experimentar de manera directa el suceso traumático;
puede ser que desarrollen un trastorno de estrés si son testigos de un acontecimiento
traumático que le ha ocurrido a otros o se enteran de uno que le ocurrió a un familiar cercano.
Factores de riesgo

Existen algunos factores que pueden determinar que el niño/a llegue a desarrollar o no un
trastorno de estrés postraumático y, si éste se desarrolla, pueden determinar su pronóstico.

Estos factores de riesgo incluyen:

• La gravedad del suceso traumático


• Si ocurrieron lesiones físicas durante el acontecimiento
• El carácter del niño o la niña
• El factor socioeconómico de la familia
• Si el niño/a ha experimentado anteriormente algún otro suceso traumático (como el
abuso sexual)
• La buena estructura y funcionamiento de la familia
• Si el niño/a tiene familiares con trastornos de salud mental
• Si el niño/a tiene apoyo familiar y social

Para padres

Es muy importante que como profesional, sepas qué hacer y qué decirles a unos padres que
acuden a consulta porque su hijo/a sufre de estrés post-traumático y qué cosas pueden hacer
ellos para ayudarle.

A continuación, de presento algunas de las cosas que los padres pueden hacer para apoyar a
sus hijos/as:
• Un gran porcentaje de los niños y niñas necesitarán una fase de readaptación después
un suceso estresante y/o traumático. Durante este tiempo, es fundamental que los
padres le den apoyo, amor y comprensión.

• Deben intentar mantener los horarios y la vida normal de su hijo/a lo más que puedan
a cómo eran antes del acontecimiento. Es decir, está bien que, en alguna ocasión, se le
permita no ir al colegio, pero que no se convierte en una costumbre ni que deje de llevar
a cabo sus actividades, aunque al principio le resulte complicado.

• Deben dejar que su hijo/a hable sobre lo ocurrido cuando se sienta preparado/a y sin
ningún tipo de presión. Resulta fundamental que le feliciten por ser fuerte cuando logre
hablar sobre el tema, pero no deben presionarle o forzarle si no tiene ganas de
compartir sus pensamientos. Hay niños/a que prefieren dibujar o escribir sobre sus
experiencias. En cualquier caso, el hecho de animarlos y elogiarlos puede ayudarles a
expresar sus emociones.

• Los padres deben tranquilizar a su hijo/a y decirle que sus sentimientos son normales y
típicos y que no se está "volviendo loco/a". El apoyo y la comprensión de los padres
puede ayudar a un niño/a a afrontar sus sentimientos más complicados.

• Hay niños/as y adolescentes que encuentran ayuda en los grupos de apoyo que existen
para supervivientes de traumas. Es interesante que los padres se informen de estos
grupos de apoyos que puedan existir en su zona.

• Debes decirles que, si su hijo/a tiene ideas sobre hacerse daño a sí mismo, es vital que
te lo hagan saber. Las ideas de suicidio son graves a cualquier edad y se deben tratar
con urgencia.

• Hay que fomentar la confianza en ellos mismos y en su hijo/a, animándole a que tome
decisiones cotidianas cuando sea necesario. El trastorno de estrés postraumático puede
llegar a provocar que los niños y niñas se sientan impotentes y sin saber qué hacer, de
modo que los padres pueden ayudarlos enseñándoles que tienen control sobre algunos
aspectos de sus vidas. Dependiendo de la edad del niño, sus padres le podrían dejar
elegir una actividad para el fin de semana o decidir cosas como qué comer a la hora de
cenar o qué ropa ponerse.

• Es importante que expliquen a su hijo/a que el evento traumático no es culpa suya.


Deben animarle a hablar sobre cualquier sentimiento de culpa, pero no deben dejar que
se culpen por lo ocurrido.
• Es fundamental que estén en contacto con las personas que cuidan a su hijo/a. Resulta
de ayuda hablar con sus profesores, cuidadores y otras personas que participen en la
vida de su hijo.

• No deben enfadarse ante su conducta regresiva (o de retroceso a un nivel de desarrollo


previo). Si su hijo quiere dormir con las luces encendidas o llevarse a la cama su animal
de peluche favorito, estas conductas le podrían servir de ayuda para atravesar un
momento tan difícil.

Por todo lo comentado, resulta fundamental que, como profesional, le des herramientas a los
padres que estén viviendo una situación de este tipo, en la que su hijo/a haya experimentado
un suceso traumático y no sepan muy bien cómo ayudarle a superarlo.

Evolución del trastorno

Hay investigadores que han llevado a cabo evaluaciones longitudinales de los síntomas del TEPT
en niños, pero todavía no se tienen estudios controlados que analicen e interpreten de manera
adecuada el impacto que tiene el tratamiento en la evolución del trastorno. En todo caso, los
resultados con los que se cuenta hasta este momento son muy poco consistentes.

Algunos autores encontraron que el 40 % de los niños de su muestra presentaban todos los
criterios del trastorno por estrés postraumático inmediatamente después de haber padecido
un grave maltrato y dos años después de que se les separara de sus padres este porcentaje
disminuía al 33 %.

Otros autores, llevaron a cabo una evaluación con un grupo de niños/as después de sufrir un
accidente de su autobús escolar y pudieron darse cuenta que, al cabo de un mes el 50 % de los
que experimentaron el suceso traumático presentaban criterios de TEPT, pero pasados nueve
meses únicamente en el 20 % se mantenía el diagnóstico.

Después de algunas catástrofes como la de Buffalo Creek, algunos autores observaron que el
37 % de los niños/as evaluados presentaban criterios para el diagnóstico de trastorno por estrés
postraumático según el DSM-III-R. Sin embargo, 17 años después solamente el 7% continuaba
reuniendo esos criterios de TEPT.

Autores como LaGreca et al, evaluaron hasta tres veces a distintos niños que habían sido
víctimas del Huracán Andrew. Pudieron observar síntomas moderados de trastorno por estrés
postraumático en el 86 %, 76 % y 69 % de los niños a los tres, siete y diez meses
respectivamente.

Algunos resultados de varios estudios muestran una tendencia a la continuidad de los síntomas
del trastorno de estrés postraumático en niños y adolescentes. De este modo, por ejemplo,
autores como McFarland encontró en niños/as expuestos a incendios en Australia que no había
variado ni disminuido los síntomas del TEPT entre el mes 8 y el 26, mientras que otros autores
no observaron diferencias en la gravedad de los síntomas entre las semanas 8 y 32 tras el
Huracán Andrew.

Considerados de manera conjunta todos estos datos, podemos llegar a la conclusión que en
algunos niños/as los síntomas de TEPT pueden ir desapareciendo espontáneamente, pero que
en otro elevado número de casos los síntomas van a mantenerse durante un largo período de
tiempo.

Además, se debe tener en cuenta que aún no se conocen en profundidad los factores de riesgo
o los posibles factores protectores, lo cual hace complicado y casi imposible llevar a cabo
actualmente pronósticos sobre la evolución a largo plazo del TEPT en niños y adolescentes.

Todas estas conclusiones nos muestran la importancia que llega a tener un suceso traumático
en la vida de los niños que, aunque pasados los años algunos consiguen eliminar ese trastorno
de su vida, otros continúan teniéndolo a medida que van creciendo y puede ser algo que les
acompañe siempre, a lo largo de toda su vida.

Prevención

Es fundamental que como profesional que va a trabajar y tratar con este tipo de pacientes
menores de edad, que hayan vivido un acontecimiento traumático y que éste les haya generado
un TEPT, que conozcas cuales son los pasos a seguir para la prevención en aquellos niños/as o
adolescentes que todavía no han desarrollado el TEPT.

En primer lugar, resultará fundamental que inicies una terapia cognitivo-conductual centrada
en el trauma o monitorización activa durante el primer mes después del acontecimiento
traumático en menores con trastorno de estrés agudo o con síntomas clínicamente
significativos para el diagnóstico de TEPT.

Por otro lado, también es importante realizar algún tipo de Terapia cognitivo-conductual
centrada en el trauma de manera grupal para niños/as y jóvenes de entre 7 y 17 años si ha
ocurrido cualquier suceso en el último mes que pueda generar un trauma de manera
compartida y con altos niveles de sufrimiento.

Este tipo de intervenciones deben tener una base en un manual validado y empírico, contar
con entre 5 y 15 sesiones, profesionales con experiencia y bajo supervisión continua, y entre
sus aspectos a trabajar, se debe incluir: la psicoeducación sobre las reacciones traumáticas, las
estrategias para controlar la hiperactivación, los flashbacks y la planificación de ambientes
seguros, el procesamiento y elaboración de los recuerdos traumáticos, la reestructuración delos
significados relacionados con el trauma vivido por el individuo y el entrenamiento en estrategias
para superar las conductas de evitación.
13. Evaluación
Para poder evaluar a una persona con TEPT, se deben suministrar y utilizar diferentes
instrumentos de evaluación, que nos ayuden a verificar y confirmar que nos encontramos ante
este problema.

Algunos de los instrumentos más utilizados por los profesionales, podrían ser los siguientes

Instrumentos de evaluación

Entrevista estructurada. Por ejemplo, Entrevista estructurada del trastorno de estrés


postraumático (Di Nardo, O´Brien y Barlow, 1993).

- Cuestionario de Ansiedad Estado/Rasgo (STAI) (Spielberger, Gorsuch y Lushene, 1982).

- Inventario general de miedos de (Wolpe, 1964)

- Inventario de Depresión de Beck (BDI) ( Beck, Ward, Mendelson, Mock y Erbaugh, 1961)

- Inventario Multifásico de personalidad de Minesota, MMPI (Hathaway y Mckinley, 1970)

- Una manera práctica de introducir la hipnosis en la terapia es mediante la aplicación de un


procedimiento para la medición de la sugestionabilidad del sujeto, como la Escala de
Sugestionabilidad de Barber y Wilson (1978) o la Escala Clínica Hipnótica de Stanford, SHCS
(Hilgard y Hilgard, 1975), ya que estas pruebas permiten evaluar capacidad hipnótica del sujeto,
alientan la alianza terapéutica y eliminan miedos y mitos sobre la hipnosis. Más reciente es la
publicación del Inventario de Sugestionabilidad - IS de Gonzalez Hordi y Tobal (1999).

Existen otros instrumentos de ayuda diagnóstica que están diseñados para facilitar al
profesional el diagnóstico.

Concretamente en el TEPT se tienen en cuenta 4 factores clave que permiten reconocer este
trastorno y que son los siguientes:

· Tipo de estresor extremo que produce TEPT

· Impacto del estresor

· Síntomas clave del TEPT

· Duración de los síntomas


Teniendo en cuenta que estos son los aspectos clave para reconocer e identificar al TEPT, las
entrevistas de ayuda diagnóstica exploran con mayor o menor profundidad estos aspectos.

A continuación, te detallo alguno de esos instrumentos que se pueden utilizar a la hora de


evaluar a una persona que pueda estar sufriendo un TEPT, para poder ayudarte.

La entrevista estructurada

Escala para el TEPT Administrada por el Clínico (Clinician Administered PTSD Scale - CAPS)

Utilidad: evaluación del diagnóstico (CAPS-1) y de la gravedad de los síntomas (CAPS-2) del
TEPT.

Origen y descripción de la escala: evalúa cada uno de los 17 síntomas que figuran en los criterios
diagnósticos del DSM-IV. Además, evalúa otros 5 síntomas que frecuentemente se asocian al
TEPT: culpabilidad sobre actos cometidos u omitidos, culpabilidad por haber sobrevivido,
reducción de la conciencia de lo que le rodea, desrealización, y despersonalización.

La evaluación de los síntomas se realiza desde una doble perspectiva; cuantitativa, asignando
una puntuación determinada, y categorial determinando si el síntoma se halla o no presente.
Para la evaluación cuantitativa, el evaluador ha de puntuar separadamente la frecuencia y la
intensidad de cada síntoma. Para ello dispone de una escala Likert de 5 puntos (de 0 a 4) con
criterios operativos claramente especificados. Para determinar si el síntoma está o no presente
el entrevistador tendrá en cuenta las puntuaciones de frecuencia e intensidad que haya recibido
ese síntoma. Los autores describen dos estrategias para realizar esta valoración: la menos
restrictiva considera que un síntoma se halla presente cuando recibe puntuaciones de al menos
1 en frecuencia y 2 en intensidad. La más restrictiva obliga a que la suma de frecuencia e
intensidad sea 4 ó más. Sin embargo, Weathers (citado por Blake et al, 1995) demostró que
estas dos reglas producen una inflación de la sintomatología del TEPT.

El marco de referencia temporal para la evaluación es doble, en el momento actual y a lo largo


de la vida. Los autores recomiendan realizar en primer la evaluación del momento actual
(último mes). Si no se cumplen los criterios para el diagnóstico de TEPT actual, el entrevistador
ha de determinar cuál fue el peor mes, en cuanto a síntomas, desde que ocurrió el
acontecimiento traumático, y será éste el periodo a lo largo de la vida que deberá evaluar.

Forma de administración: entrevista por personal entrenado. El tiempo medio de aplicación


oscila entre 30 y 60 minutos.

Corrección e interpretación de las puntuaciones: a. Evaluación cuantitativa o de gravedad


(CAPS-2): para cada síntoma se suman las puntuaciones de frecuencia e intensidad,
proporcionando una puntuación de gravedad del síntoma que puede oscilar entre 0 y 8. La suma
de las puntuaciones de los síntomas de cada uno de los criterios diagnósticos proporciona las
puntuaciones de cada uno de los clusters sintomatológicos del TEPT: reexperimentación,
evitación y embotamiento, e hiperarousal. Finalmente, la suma de todos los 17 síntomas da una
puntuación total de gravedad del cuadro, que puede oscilar entre 0 y 136. Utilizando como
punto de corte una puntuación de 65 y como gold estándar el diagnóstico de TEPT realizado
mediante la SCID, la sensibilidad del CAPS fue del 84%, la especificidad del 95%, y la eficiencia
del 89%.

b. Evaluación categorial o de presencia diagnóstica (CAPS-1): sigue los algoritmos diagnósticos


del DSM-IV. Así, para que el diagnóstico esté presente se necesita que al menos esté presente
1 síntoma del cluster B, 3 síntomas del cluster C, 2 síntomas del cluster D, que los síntomas
hayan estado presentes al menos durante 1 mes, y que haya habido angustia o deterioro en el
funcionamiento social o laboral importante (puntuación de al menos 2).

Propiedades psicométricas: las propiedades psicométricas fueron evaluados utilizando una


muestra de 123 veteranos de guerra a 60 de los cuales se les entrevistó dos veces (con un
intervalo de 2-3 días) por dos entrevistadores distintos para calcular la fiabilidad test-retest.

Consistencia interna: para los 17 items de la escala el a de Cronbach fue de .94. Los a para cada
uno de los clusters ocilaban entre .85 y .87.

Fiabilidad test-retest: para los 17 items los coeficientes para cada uno de los 3 pares de
evaluadores oscilaban entre .90 y .98, y para los clusters de síntomas entre .77 y .96.

Validez convergente: los coeficientes de correlación entre la puntuación total de gravedad de


la CAPS y la puntuación de la Mississippi Scale for Combat-related PTSD fue de .91, y con la
escala de TEPT de Keane (PK) del MMPI-2 de .77.
Validez factorial: el análisis factorial confirmatorio demostró que el modelo factorial que mejor
ajusta está constituido por 4 factores de primer orden que correlacionan moderada-altamente
entre sí y que representan las siguientes dimensiones sintomatológicas: reexperimentación,
evitación, embotamiento afectivo, e hiperarousal.

Disponibilidad en español: si. Ha sido validada en un proyecto multicéntrico español , habiendo


demostrado ser factible y poseer unas propiedades psicométricas muy aceptables (tabla 2).

Instrumentos de screening

Cuestionario de Experiencias Traumáticas (Questionnaire to rate Traumatic Experiences – TQ)

Utilidad: instrumento de screening.

Descripción de la escala: consta de 3 partes bien diferenciadas. La primera de ella es un listado


de las 17 experiencias traumáticas más frecuentes a las que el paciente ha de ir respondiendo
si alguna vez las sufrió en su vida, qué edad tenía, y la duración aproximada que estuvo
sometido al evento. Si no ha sufrido ninguna de los 17 acontecimientos del listado pero sí otro,
tiene un espacio reservado para anotar la naturaleza del mismo y para decir a qué edad lo sufrió
y duranto cuánto tiempo aproximadamente.

Para contestar a los dos apartados siguientes si el paciente ha sufrido más de un trauma a lo
largo de su vida debe centrarse en el que más le preocupe en el momento actual. El segundo
apartado consta de 9 ítems que evalúan las características del acontecimiento traumático con
el fín de ver si se cumple o no el criterio A para el diagnóstico de TEPT según el DSM-IV.
Finalmente, el tercer apartado es un listado de 18 síntomas que exploran los tres clusters
sintomatológicos del TEPT. Los items son de respuesta dicotómica Si/No y el marco de
referencia temporal es muy amplio y abierto: cualquier momento después del suceso.

Forma de administración: se trata de un instrumento autoaplicado.

Escalas de gravedad o intensidad clínicas

Escala de Trauma de Davidson (The Davidson Trauma Scale - DTS)

Utilidad: medida de la frecuencia y la gravedad de los síntomas del TEPT en sujetos que han
experimentado un trauma. También puede utilizarse para evaluar el tratamiento.

Descripción de la escala: está constituida por 17 items que se corresponden y evalúan cada uno
de los 17 síntomas recogidos en el DSM-IV.

Los items referentes a la intrusión y evitación se relacionan directamente con el


acontecimiento, mientras que en los items sobre el embotamiento, aislamiento, e hiperarousal
se requiere únicamente precisar su ausencia o presencia sin relacionarlos directamente con el
acontecimiento. Este último aspecto difiere del DSM-IV que exige que estos síntomas hayan
surgido tras el acontecimiento, pero los autores se han tomado esta licencia ya que dudan de
la capacidad del propio paciente para valorar este aspecto de forma precisa, especialmente si
se trata de un trauma acontecido hace mucho tiempo o ante la experimentación de traumas de
forma repetida y crónica.

El sujeto debe puntuar dos aspectos de cada ítem: la frecuencia de presentación y la gravedad
utilizando una escala Likert de 5 puntos (de 0= nunca o gravedad nula a 4= a diario o gravedad
extrema). El marco de referencia temporal es la semana previa.

Forma de administración: es una escala autoadministrada.

Corrección e interpretación de las puntuaciones: esta escala proporciona una puntuación total
y puntuaciones en dos subescalas: frecuencia y gravedad. Las puntuaciones globales se hallan
sumando las puntuaciones individuales de los items. La puntuación total oscila entre 0 y 136
puntos, y la puntuación de cada subescala entre 0 y 68 puntos. Los autores recomiendan utilizar
como punto de corte una puntuación en la escala total de 40.

Todos estos instrumentos pueden servirte de mucha ayuda a la hora de poder evaluar a una
persona que pueda estar sufriendo un TEPT.
Algunos de estos instrumentos de evaluación son más fáciles de aplicar que otros. Por ejemplo,
la entrevista es mucho más sencilla de aplicar y de sacar conclusiones a raíz de ella, que algunos
cuestionarios de los que después debes sacar los resultados obtenidos.

De todos modos, igual que ocurre con cualquier trastorno o cualquier problema psicológico,
cuantas más evidencias tengas de que la persona tiene realmente ese diagnóstico, mucho mejor
para poder asegurarlo.
14. Tratamiento

Objetivos generales

- Es importante que proporciones información de manera verbal, pero también por


escrito acerca de las reacciones más frecuentes y comunes que ocurren en los sucesos
traumáticos, los cuales incluyen los síntomas del TEPT y su evolución, el tipo de intervención
que se llevará a cabo para que el paciente lo entienda y la forma de trabajar.
- También resulta fundamental que comentes la importancia del apoyo entre iguales. Si
puedes, debes ofrecer a tu paciente con TEPT la oportunidad de unirse a grupos de apoyo, que
se supervisen y estén acompañados por personas especialistas en salud mental, así como la
información que necesitan para acceder a ese tipo de lugares.
- Debes asegurarle al paciente ambientes seguros que no les vaya a suponer una nueva
exposición a situaciones traumáticas, como por ejemplo evitar evaluar en ambientes ruidosos
o sin privacidad, etc.
- Involucrar y apoyar a los familiares y cuidadores de las personas con TEPT, en el
tratamiento y manejo de los problemas psicológicos y de conducta que se encuentran
relacionados con el mismo (teniendo en cuenta también el riesgo o verbalizaciones de suicidio),
trabajar y recoger el impacto emocional que puede suponer cuidar a una persona con TEPT,
cómo se puede ayudar al paciente a que decida comenzar el tratamiento, identificar sus propias
necesidades como cuidadores, etc.

El tratamiento del trastorno del estrés postraumático está enfocado a ayudar a que la persona
recupere la sensación de control en su vida.

El tratamiento por excelencia es la psicoterapia, pero es posible que también se incluyan


fármacos.

Una combinación de estos tratamientos puede ayudar a mejorar los síntomas del paciente:

- Enseñarle estrategias para sobrellevar y enfrentarse a sus síntomas.


- Ayudarle a pensar mejor acerca de sí mismo, otras personas, y del mundo en general.
- Adquirir formas de afrontar los síntomas si vuelven a aparecer.
- Intervenir con otros problemas que pueden estar relacionados con experiencias
traumáticas, como depresión, ansiedad, o abuso de sustancias.
Por otro lado, las psicoterapias centradas en el trauma representan el tipo de tratamiento para
el TEPT más recomendado.

Cuando hablamos de "Centrado en el trauma" hacemos referencia a que el tratamiento se


concentra en el recuerdo del suceso traumático o el significado que éste tiene. Estos
tratamientos suelen utilizar distintas técnicas para ayudar al paciente a procesar su experiencia
traumática. Algunas de estas técnicas pueden incluir visualizar, hablar o pensar en el momento
traumático. Otras están centradas en cambiar creencias sobre el trauma que no resulta útiles.

Normalmente se necesitan de 8 a 16 sesiones.

Las psicoterapias centradas en el trauma que cuentan que tienen más evidencia empírica son
las siguientes:

Exposición prolongada (EP)

Este tipo de técnica enseña al paciente a recuperar el control de sus sentimientos negativos y
enfrentarse a ellos. También, cuenta con una parte para hablar sobre el trauma con un
profesional y llevar a cabo algunas de las cosas que evitó desde que ocurrió el trauma.

Desensibilización y reprocesamiento del movimiento ocular.

La desensibilización y el reprocesamiento del movimiento ocular combinan la terapia de


exposición con unos movimientos oculares guiados que ayudan a procesar los recuerdos
traumáticos y a cambiar la manera en que se reacciona ante ellos.

Le ayuda a procesar y encontrar el sentido a su trauma. También incluye acordarse del trauma
a la vez que presta atención a un movimiento oscilatorio o a cualquier sonido (un tono, una
luz…)

Terapia de procesamiento cognitivo (TPC)

Está enfocada para enseñar a analizar y modificar pensamientos negativos sobre el trauma.

Por otro lado, también puede hablar con un profesional sobre sus pensamientos negativos y
llevar a cabo unas asignaciones de redacción.
La TPC pretende enseñar al paciente a evaluar y modificar los pensamientos dolorosos que tiene
desde que padeció el trauma. Al conseguir cambiar sus pensamientos, puede ayudarle a
cambiar también sus sentimientos y emociones.

Un trauma tiene la capacidad de cambiar nuestra manera de ver la vida, de percibir el mundo y
de lo que pensamos acerca de nosotros mismos. Puede ser que la persona piense que es la
culpable de lo que aconteció o llegue a creer que el mundo es un sitio muy peligroso.

Este tipo de pensamientos hacen que se mantenga anclado/a a su TEPT y provocan que deje de
realizar actividades que antes disfrutaba y ahora no.

La TPC le muestra una manera nueva de hacer frente a esos pensamientos dolorosos. En este
tipo de terapia, podrá aprender habilidades que pueden ayudarlo a decidir si existen maneras
más útiles de pensar en el trauma. Sabrá detectar y analizar si los acontecimientos respaldan
sus pensamientos negativos o no respaldan esos pensamientos. Y, al final de todo el proceso,
tendrá la capacidad de decidir si tiene sentido adoptar una nueva perspectiva de la situación.

Todos estos tipos de enfoques pueden ayudar a que el paciente ejerza un control de la
sensación de miedo intenso y duradero después de que ocurra el evento traumático. Tú como
profesional, junto con el paciente podéis analizar qué tipo de terapia o combinación de terapias
pueden ser las más beneficiosas para que el paciente cumpla sus objetivos terapéuticos.

Este tipo de terapia, suele ser el más utilizado por los profesionales de la psicología (la terapia
cognitiva-conductual) para tratar problemas relacionados con la experimentación y vivencia de
un trauma.

Esta empíricamente comprobado y demostrado que, la terapia cognitiva es muy eficaz para este
tipo de sucesos traumáticos y para tratar el trastorno de estrés postraumático.

Se puede llevar a cabo una terapia individual, en grupo o una combinación de las dos.

La terapia en grupo te da la oportunidad de conectarte con otras personas que están


atravesando experiencias muy parecidas y de esa manera, conseguir que el/la paciente no se
sienta diferente, o que lo que le ha ocurrido sea algo extraño que no le ocurre a nadie.

La terapia individual, por otro lado, se centra más en la persona, es una terapia más íntima y
mucho más individualizada que la terapia grupal, pero no cuenta con las ventajas de la terapia
grupal, ni viceversa.

Ambas opciones son acertadas y beneficiosas para el paciente y tendrá la libertad de elegir cual
de ellas cree que le va a ayudar más.
Además, también puede ocurrir que el paciente inicie una terapia individual y que, el
profesional, después de algunas sesiones, le anime y le sugiera que acudiera a terapia grupal en
función de las características concretas de ese/a paciente en cuestión.

En cualquier caso, decidir hacer terapia es la mejor opción para recuperarte poco a poco de un
evento traumático, más que el hecho de solamente tomar medicación y no asistir a terapia.

La medicación puede ayudar al paciente a tener menos niveles de ansiedad y de sentimientos


y emociones negativas y le puede ayudar a mantenerse más animado/a, pero la medicación
actúa como un disfraz del problema.

Es decir, no soluciona el problema, si no que, le ayuda a sobrellevarlo, pero sin enfrentarle a él.
Lo cual puede generar una falsa sensación en el paciente de que está superando la situación y
de que se encuentra mucho mejor y más fuerte.

Esta creencia en parte, es cierta, ya que, la medicación le mejora el estado de ánimo y le activa,
pero no es suficiente, como ya te he comentado, para que se solucione el problema.

Por otro lado, otro tipo de terapias cómo, por ejemplo, EMDR para adultos con TEPT o síntomas
clínicamente significativos de TEPT entre el primer y tercer mes después del acontecimiento
traumático, o más allá del tercer mes, siempre que no haga referencia a un trauma relacionado
con conflictos graves y si la persona prefiere esta manera de intervención.
Este tratamiento debe estar basado también en un manual validado y empírico, proporcionar
entre 8 a 12 sesiones, o más si el paciente lo llega a necesitar, ser llevado a cabo por
profesionales con conocimientos sobre el tema, aplicarse de manera progresiva e incluyendo
psicoeducación en las reacciones al trauma, regulación de recuerdos y situaciones asociadas
con el trauma, identificación de los recuerdos diana (a menudo imágenes visuales), y
promoviendo las creencias positivas alternativas.

Finalmente, Terapia cognitivo-conductual centrada en el trauma, pero en formado de


teleterapia o terapia a distancia u online, en adultos con TEPT o con síntomas clínicamente
importantes de TEPT más de tres meses desdela vivencia del acontecimiento traumático, que
prefieren este tipo de intervención, en lugar de la de la terapia en persona, siempre que no
tengan síntomas severos de TEPT (ante todo, síntomas disociativos) y no tengan riesgo de
dañarse a sí mismos o a los demás.

Medicamentos

Existen diferentes tipos de fármacos que pueden ayudar a mejorar los síntomas del trastorno
de estrés postraumático (TEPT):

Aunque debes tener en cuenta que la psicoterapia siempre será la mejor opción a la hora de
tratar un caso de este tipo.

Algunos de estos medicamentos serían los siguientes:

Antidepresivos. Pueden ayudar al paciente con los síntomas de la depresión y la angustia que
le genera el recordar el suceso. También suelen ayudar a la mejoría de los problemas de sueño
y de concentración. Los medicamentos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina
(ISRS) como sertralina (Zoloft) y paroxetina (Paxil) están aprobados por la FDA para el
tratamiento de este trastorno.

Ansiolíticos. Se utilizan para aliviar problemas de ansiedad grave y otros problemas


relacionados. Puede ocurrir que, hayan personas que abusen de los medicamentos para la
ansiedad, por lo que normalmente, se utilizan poco tiempo.

Prazosina. Mientras que varios estudios indican que la prazosina puede reducir o suprimir las
pesadillas en algunas personas con trastorno de estrés postraumático, un estudio más reciente
mostró que no proporcionaba más beneficio que el placebo. Pero los participantes en el estudio
reciente eran diferentes de los otros en modos que probablemente pueden afectar los
resultados.
Las personas que solo con terapia no encuentren una solución ni observen una mejoría en sus
síntomas, pueden contactar con su médico o con un psiquiatra para que les recete alguna de
estas medicaciones y puedan ayudarle a mejorar los síntomas.

No existe una medicación específica para el TEPT, pero si que pueden ayudar los ansiolíticos y
los antidepresivos a disminuir los síntomas negativos y de sufrimiento que puedan
experimentar alo largo del día o en momentos determinados.

De todos modos, como se ha comentado anteriormente, el tratamiento más adecuado e ideal


para tratar el TEPT siempre suele ser la terapia, en la modalidad que sea y del tipo que sea, pero
que se realice con la intención de que el paciente pueda ir conviviendo con el trauma vivido y
con las sensaciones que va experimentando sobre él.

La medicación puede resultar eficaz para “Tapar” o “disfrazar” los pensamientos y emociones
negativas que el paciente siente acerca de lo que ocurrió, pero este tipo de tratamiento no va
a solucionar el problema real.

Cuando la medicación (antidepresivos, ansiolíticos…) se vaya reduciendo y, posteriormente,


eliminando, la persona va a seguir con su problema real sobre la mesa. Es decir, el trauma y los
pensamientos y, en consecuencia, los sentimientos y emociones negativas, van a volver con
intensidad porque el problema no se ha solucionado realmente.

Por tanto, el tratamiento con fármacos puede resultar adecuado y eficaz cuando se combina
con la psicoterapia, en la cual, el paciente sí que obtiene herramientas y técnicas que podrá
utilizar en el día a día y cuando se vea desbordado/a un día en concreto.

En casos extremadamente graves en los que los síntomas de depresión coinciden con una
depresión grave y la ansiedad es muy intensa y extrema, sí resulta fundamental administrar
medicación a la persona para que le ayude a ir saliendo de esa situación en la que se encuentra.

Pero en aquellos casos que no sea imprescindible tomarla, la terapia resulta mucho más
beneficiosa a largo plazo y en cuanto a la adquisición de herramientas y estrategias.
15. Conclusiones

El trauma es algo que siempre ha existido en la historia de la humanidad, y en el día a día de las
personas. Tanto su definición, como el diagnóstico, herramientas y recursos y tratamiento, se
encuentran todavía en evolución y mejora.

Un acontecimiento traumático puede suponer un parón y cambio repentino en la vida de una


persona, por lo que después de vivir un evento traumático siempre resulta fundamental evaluar
la necesidad de realizar una intervención rápida que nos pueda permitir detectar los síntomas
del Trastorno por Estrés Postraumático y, de ese modo, empezar un tratamiento que prevenga
que el trastorno se cronifique y/o se compliquen las cosas.,

Desde el principio debes crear un plan de tratamiento explícito y concreto para cada paciente
en cuestión, conociendo y haciendo uso del abanico tan amplio y flexible que existe de
diferentes opciones terapéuticas.
El objetivo principal de la psicoterapia es la elaboración, sanación y resignificación del suceso
traumático, intentando centrarse también en el aprendizaje y la adquisición de habilidades y
recursos con los que la persona cuenta, para que el paciente pueda reconstruir y recuperar su
historia vital después de vivir un evento estresante y traumático, que sea capaz de llegar a
entender lo que ha sucedido y que pueda controlar sus síntomas para poder darle un sentido a
la experiencia traumática vivida.

Alrededor de la mitad de los casos en los que aparecen estos síntomas, suele resolverse de
manera espontánea durante de los tres primeros meses. El resto del tiempo, se necesita de
atención psicoterapéutica para su poder mejorar.

Resulta evidente decir que cuanto más pronto se realice la intervención, más rápidos serán sus
resultados.
Si la intervención tarde en hacerse mucho tiempo, el paciente puede que estructure su vida en
función de los síntomas que experimenta, perjudicando a sus actividades sociales,
interpersonales, laborales, etc. por lo que la recuperación del paciente resulta más lenta y
complicada.

Para intervenir con un paciente de este tipo, es muy importante conocer el evento traumático
y todas las emociones que le ha ido despertando y removiendo todo este tiempo, el hecho de
haber vivido algo así.

Como terapeuta, debes de ser muy empático/a, paciente y mostrar mucho respeto hacia las
verbalizaciones y emociones de las personas que tienes delante, ya que, ha vivido algo que le
ha cambiado por completo su vida y su manera de ver el mundo y, quizá, su manera de verse a
sí misma/o.

Por otro lado, debes tener claro que, no todas las personas que han experimentado un suceso
traumático padecen un verdadero caso de TEPT o incluso algunas de ellas no lo llegan a sufrir
nunca.

Como sabes, el diagnostico de TEPT se realiza solamente si los síntomas tienen una duración de
más de un mes. En los individuos que padece TEPT, los síntomas suelen comenzar tres meses
después del trauma y el desarrollo de la enfermedad y del problema va variando a lo largo del
tiempo.

Existen personas que llegan a recuperarse en los siguientes 6 meses; a otras personas, los
síntomas se les mantienen mucho más tiempo. En algunas ocasiones puede llegar a cronificarse.

En algunas ocasiones, la enfermedad no se percibe ni se diagnostica hasta que han transcurrido


varios años después del acontecimiento traumático.

Los fármacos antidepresivos y los que se suelen recetar para paliar los síntomas de la ansiedad,
pueden también disminuir los síntomas relacionados con la depresión y los problemas de
sueño; y la psicoterapia, en particular la terapia Cognitivo-conductual, forman parte
fundamental del tratamiento para la recuperación.

Hay momentos en los que, el exponerse a lo vivido en el trauma, como parte de la terapia, por
ejemplo, regresar a la escena donde todo ocurrió, puede ayudar a la mejoría del paciente.
Además, también el apoyo de los familiares y amistades puede hacer más rápida la
recuperación.

Todo esto hace referencia al resumen y las conclusiones que se pueden extraer del TEPT y de
sus características y aspectos más importantes para tener en cuenta como profesional.

Hasta aquí el manual teórico y práctico acerca de los aspectos más importantes que debes tener
en cuenta como profesional, para trabajar con personas que padecen un TEPT.

En este manual has podido encontrar cómo se puede detectar si una persona padece un TEPT,
o si únicamente presenta síntomas aislados.

También has podido conocer los factores de riesgo más importantes que pueden estar
directamente relacionados con la probabilidad de padecer un TEPT después de un
acontecimiento traumático.
Por otro lado, también has podido aprender distintas maneras de intervenir con este tipo de
pacientes, utilizando diferentes tipos de técnicas y de terapias

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