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Oraciones de para laMisa


alabanza en
¡Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te

Alabanza
adoramos, te glorificamos, te damos gracias!
¡Rey celestial, Dios Padre Todopoderoso!
2
La alabanza, cómo sabemos, nace del asombro y el asombro
es lo propio de los niños. La mirada del niño se asombra ante
la grandeza mientras que los que tienen una mirada
envejecida son incapaces de asombrarse por eso no
consiguen alabar.

El Señor dice: Si no os hacéis como niños no entraréis en el


Reino de los Cielos. Esto significa dos cosas: 1. Que no somos
niños. Hay tantas cosas que nos envejecen, arrastramos
tantas cosas del hombre viejo. 2. Podemos hacernos como
niños, quitarnos esas durezas para volver a la inocencia
original que es capaz de quedar fascinada ante la grandeza
de Dios.

Es un camino de desprendimiento de dejarlo todo por Él, de


aprender que no sabemos nada, de abandonar todo control,
de vivir en espíritu de pobreza en el que solo Él es nuestra
riqueza y el motor que nos impulsa... Como dice San Juan de
la Cruz

Para venir a gustarlo todo, no quieras tener gusto en nada.


Para venir a saberlo todo, no quieras saber algo en nada.
Para venir a poseerlo todo, no quieras poseer algo en nada.
Para venir a serlo todo, no quieras ser algo en nada.
Para venir a lo que no gustas, has de ir por donde no gustas.
Para venir a lo que no sabes, has de ir por donde no sabes.
Para venir a poseer lo que no posees, has de ir por donde no
posees.
Para venir a lo que no eres, has de ir por donde no eres.
Cuando reparas en algo dejas de arrojarte al todo.
Para venir del todo al todo, has de dejarte del todo en todo.
Hay un salmo que recoge bien esta experiencia, dice el Salmo
130:

Señor, mi corazón no es ambicioso,


ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad;
sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre.
Espere Israel en el Señor
ahora y por siempre.

El Señor se conmueve ante este santo desprendimiento y, al


hacernos pequeños, el también desciende a nosotros y nos
alza, en la alabanza se cumplen las palabras del Éxodo: “os
he llevado sobre alas de águila y os he traído a mí” (Ex 19,4),
es nuestra pequeñez lo que le consuela por eso dice “como el
águila incita a su nidada, revoloteando sobre los polluelos, así
extendió sus alas, los tomó y los llevó sobre sus plumas. El
Señor solo los condujo, | no hubo dioses extraños con él (Dt
32, 11). Se entiende así lo de “los últimos serán los primeros” y
expresiones parecidas en el Evangelio”.

En este sentido el salmo -113- nos puede ayudar a alabar:

¡Aleluya! |Alabad, siervos del Señor, | alabad el nombre del


Señor.
Bendito sea el nombre del Señor, | ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso, | alabado sea el nombre
del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos, | su gloria sobre los
cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro, | que habita en las alturas
y se abaja para mirar | al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido, | alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes, | los príncipes de su pueblo.
A la estéril le da un puesto en la casa, | como madre feliz de
hijos. | ¡Aleluya!

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