Está en la página 1de 1

Reseña y registro grupal de las clases

Fecha: 04/05/2020

La clase inicia con Mariana (la docente) consultándonos acerca de la primera clase y las
sensaciones que tuvimos luego de que esta haya concluido. Algunos de nosotros dijimos habernos
sentido un poco mas relajados, más descontracturados. Como si algo de la espalda, de los
hombros y del cuello se hubiese "ablandado". Una compañera también hizo mención a haber
tenido una sensación de peso en las piernas y en los brazos como de cansancio.

Una vez terminada la reflexión inicial, damos comienzo a nuestra rutina de ejercicios.
Comenzamos, al igual que la clase anterior, con una entrada en calor que consiste en flexionar las
rodillas y hacer rebotes chicos en el lugar con los brazos relajados y los pies a la altura de la
cadera. Lentamente vamos entrando en calor. Mariana (la profesora) nos indica detenernos y
empezar de poco a rotar los hombros de manera lenta, primero con círculos chicos y luego con
círculos más grandes. El siguiente paso consiste en girar los hombros de uno a la vez, pero ahora
con mayor velocidad. Nos estiramos. Aprovechamos para hacer foco en nuestra respiración, sobre
todo en la exhalación. Mariana nos dice que si nos sale alguna expresión del tipo "aaaahhhhhh" o
"eeeeeehhhhh" cuando exhalamos no la reprimamos, que la dejemos salir. Agachamos la cabeza,
acercamos el mentón al pecho y hacemos como pequeños "no". Miramos hacia un costado
llevando el mentón hacia uno de los hombros y luego hacia el otro lado. Ya se puede observar que
todos entramos en calor y hay un clima de concentración. La voz de Mariana nos guía durante la
ejecución de los ejercicios. Luego, nos pide que flexionemos las rodillas y que toquemos con la
yema de los dedos el piso, a partir de esta posición nos pide que subamos y mantenemos un rato
en esta postura, lo cual Mariana nos avisa que puede aparecer un temblor, o un calor y sensación
de cansancio. Al hablar del temblor hace referencia a la energía moviéndose por el cuerpo.
Erguimos la postura y, luego del esfuerzo anterior, relajamos. Balanceamos los brazos hacia atrás y
hacia adelante. Respiramos. Movemos las piernas de un lado al otro, las sacudimos. A
continuación, estiramos los brazos juntando las palmas de las manos y rotándolas hacia el pecho,
sin subir los hombros. Sostenemos la postura. Mariana nos indica llevar los brazos y el cuello hacia
atrás y lentamente llevar la pelvis hacia adelante formando como un arco con nuestra espalda.
Entre los compañeros observamos a este que nos cuesta, pero lo sostenemos. Vuelvan a la
posición, nos indica Mariana. Todos respiramos aliviados. Algunos de compañeros exhalamos con
sonidos que denotan alivio o cansancio. Luego volvemos al ejercicio en que flexionamos rodillas,
llevamos nuestros dedos al piso y levantamos la cola y mantenemos la posición. Volvemos a erguir
la postura. Ya se puede observar entre los compañeros cierto cansancio. De a poco, con ejercicios
de estiramiento vamos cerrando la rutina.

Antes del cierre de la clase Mariana nos consulta acerca de nuestras sensaciones. El compañero
Sebastián comenta que sintió que le surgían muchas ganas de bostezar. No un bostezo normal,
sino como más grande. Mariana respondió que el cuerpo busca equilibrarse y que el bostezo podía
ser una búsqueda corporal en este sentido. Otras compañeras expresaron sentir cansancio en sus
piernas y brazos.

Hasta aquí nuestra reseña

Ana Alvarado, Sebastián Espinosa

También podría gustarte