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16 murmuradores, querellosos: Este versículo describe diversas formas en

que la gente malvada hace mal uso de su lengua. En vez de alabar a Dios, se
jactan; en vez de dar ánimo, lloriquean y se quejan. Sus vidas se caracterizan por
un intenso egoísmo y la esclavitud a los deseos personales. Al usar palabras
aduladoras, tratan de ganar para ellos seguidores que se oponen a las
autoridades de las congregaciones locales.

V. 16. Aquí Judas describió a los apóstatas de cuatro maneras. Estas descripciones
justifican que Enoch los llame "impíos". (a) Eran refunfuños y buscadores de fallas que
criticaban a otros pero no veían defectos en sí mismos; (b) seguían con lujuria sus propios
malos deseos (cf. vv. 8, 10, 18-19); (c) se jactaban de sí mismos (la palabra hyperonka,
usada solo aquí y en 2 Pedro 2:18, significa estar "hinchado" o "hinchado"); y (d) halagaron
a los demás, pidiendo favores solo cuando les convenía hacerlo. Vocalmente descontento,
pecaminosamente egocéntrico, extravagantemente egoísta y engañosamente halagador,
tales son los apóstatas, entonces y hoy.
Así, en términos inquebrantables, Jude identificó claramente a los apóstatas, al mismo
tiempo que expone su carácter para advertir a los creyentes de su verdadera naturaleza y su
destino final. Estaba sentando las bases para llamar a sus lectores a la acción contra estos
hombres impíos y sus prácticas.

V. 16 Sus palabras y hechos impíos ahora se describen más detalladamente. Son gruñones,
quejándose de las providencias de Dios en lugar de estar agradecidos por sus misericordias.
El hecho de que Dios odia tal agarre queda ampliamente demostrado por su castigo a Israel
en el desierto.
Siempre encuentran fallas en el Señor. ¿Por qué permite Él guerras y sufrimiento? ¿Por qué
no pone fin a toda la injusticia social? Si Él es todopoderoso, ¿por qué no hace algo sobre el
desastre en el que se encuentra el mundo? También encuentran fallas en el pueblo de Dios
por ser de mentalidad estrecha y de conducta puritana.
Viven con lujuria, complaciendo las pasiones de la carne y siendo los más ruidosos en
abogar por la permisividad en el ámbito sexual.
Su discurso arrogante demuestra una verdadera atención. Por su impactante adhesión al
extremismo político, económico y social, aparecen en los titulares. Y su audaz y descarado
repudio a las doctrinas cristianas básicas, como su afirmación de que Dios está muerto, les
da cierta notoriedad entre los teólogos liberales.
Finalmente, son maestros en el arte de la adulación, por lo que obtienen seguidores para sí
mismos y también un ingreso cómodo.
Este retrato es verdadero y preciso. Casi todos los días lo confirman los medios de
comunicación del mundo.

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