Está en la página 1de 2

Estoy verde 10 // El núcleo primigenio de La Carta Robada se conoció durante el curso “La

histeria como herramienta cultural y recurso renovable” impartido por el Dr. Abel Pelayo. Dicho
catedrático, al quedarse charlando con algunos alúmnos después de clase, y descubrir que había más
de uno con la capacidad de ejecutar instrumentos, propuso armar una banda musical, y de paso,
homenajear el famoso seminario de Lacan (y, de otro paso, homenajear el cuento de Edgar Allan
Poe, en el que todos los personajes se ven afectados por el “significante” -la carta-, sin conocer el
“significado” -el contenido de la carta-; homenaje al cuadrado). La mejor forma de esconder algo es
ponerlo a la vista de todos; esa fue la idea motora. Los instrumentos utilizados por el grupo:
radiograbador doblecassettera; guitarra con tres cuerdas; maracas de cajitas de metal; bandeja de
discos rota; harpa blanca de juguete.

Los primeros textos críticos sobre la obra de La Carta Robada fueron escritos por algunos de los
referentes de la Escuela del Acumulacionismo, en sus ratos libres, manuscritos, en papeles afiche
color verde. Los géneros abordados van del ensayo al microrelato.

Estoy verde 9 // El M.O.A. (Movimiento Organizado Autoreferencial) decretó, en su 47abo


congreso, que todas las recetas de cocina, de ahí en más, carecerían de formas de vida cesadas de
ésta. Por otro lado, los deportes serían regulados, a lo largo del año, de manera decreciente,
llegando a un Diciembre con ritmo de oruga. Y finalmente, por ahora, los días feriados, se
recolectarían frutos y hongos del bosque por la mañana, y por la tarde se fabricaría la Nada misma,
entre todos.

La Comunidad Posible, desde el otro lado del océano, opina más o menos al unísono sobre estos
decretos: estan bastante bien, en terminos generales, con unas dosis bastante equilibradas de razón y
delirio. Opinado esto, se dedican a practicar la improvisación en endecasílabos y la manufactura de
piezas de reposteria no comestibles, en yeso amarillo.

Esyoy verde 8 // Los Vecinos llegan a horas extrañas. Extrañas las unas con respecto a las otras. Su
horario de salida es mucho más parejo.

En la Escuela del Acumulacionismo, esto es atribuido, en parte, a la dispocición de las respectivas


casas, locales comerciales y departamentos que habitan, y a la compleja bifurcación de los caminos
de ida y vuelta trazados sobre la intrincada red.

Estoy verde 7 // La M.O.A. (Manifestación Original Autista) comunica a sus miembros que no hay
nada que comunicar. Excepto. 1) la categórica razón que moviliza su accionar: nuclear la mayor
cantidad de #autismossomáticos, y 2) los campamentos en playas de estacionamiento.

En uno de los eventos de la M.O.A. (Manifestación Original Autista), toca La Carta Robada. Cerca
del final del concierto un espectador se para, de espaldas al escenario, y mira profundo adentro
suyo, hasta atravesarse. Del otro lado, ve la sala del centro de conferencias, con las butacas oscuras,
perfiles de personas salpicados, ni muy llena ni muy vacia.

Estoy verde 6 // El texto al que actualmente se considera el primero de la Escuela del


Acumulacionismo es “El espacio de los espejos / La mirada espejada”, un libro de pares de ensayos
cortos sobre “...las mutaciones de la reflexión” y lo que en esos ensayos su autora -Blany S.
Sabrenski- llama “los rebotes de la contemplación y los efectos de la reacción óptica”. Ese mismo
año -2022- se publicó “Zombies: clase, estratificación y población sobrante” del creador de
videojuegos y escritor Arper Wata. Y al año siguiente “Protocolos en tanto subversión: disciplina y
praxis”, de la teórica Ágata Sanchez. La Escuela ya estaba presentada y perfilada, tanto en
contenidos como en formas y enfoques.

En un comunicado reciente bastante conocido del M.O.A (Movimiento Ortodoxo Auxiliar) se daba
a conocer el estado actual de las calderas de la casa matriz, luego del “copamiento caralavada”. La
redacción de dicho comunicado estaba a cargo de Rigo Madmax, somelier, macánico, poeta y
referente del acumulacionismo.

Estoy verde 5 // La Carta Robada graba un disco en el que tienen, por toda instrumentación,
silencios; de muchos lugares diferentes: silencio de galpón, silencio de casa de dos plantas, silencio
de pampa, silencio de computadora, silencio de estación de tren, silencio de sótano, silencio de
habitación con cama de una plaza, silencio de morgue, silencio de composición musical, silencio de
calle de las afueras de una ciudad pequeña, silencio de sala de esperas de dentista, silencio de
palabras no dichas, silencio de construcción de edificio sin terminar a las 5:32 de la mañana de un
martes, silencio de cocina de departamento vacio, silencio incómodo, etc. Todos grabados en cinta
(cassette) y luego procesados. Las letras apenas estan susurradas. Los temas de los que hablan no
son tan variados como podría parecer: la extrañeza de estar vivo, en el presente, con dos borrosos
ventanales que dan hacia un par de paisajes mutantes, angustiosos, o felices: el pasado y el futuro.

Para los Vecinos, el asunto del silencio es otra cosa. No lo conocen. O será que no pueden, por las
razones que sea, “emitirlo”. ¿Pero será que el silencio se emite? Como para opiniones, hay de todo.
Para elegir (si fuera eso posible en las opiniones). “Se tienen las opiniones que se merecen”, dice
una vecina. En los hechos, cada tanto, después de conocer y refleccionar, se puede elegir. Cada
tanto, pero se puede.

Estoy verde 4 // La Comunidad Posible está regulada, por ahora, por las normas que escribn ellos.

Estoy verde 3 //

Estoy verde 2 //

Estoy verde 1 //

También podría gustarte