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NUEVOS E S T U D I O S SOBRE LAS QUI NAS

SEG U N L O S M A T E R I A L E S P R E S E N T A D O S EN 1867 A LA EXP O SIC IO N U N IV E R S A L


DE P A R IS Y A C O M P A Ñ A D O S D E F A S C I M I L E S DE L O S DIBUJOS DE LA QUINOLOGIA
DE M U TIS, C O N A N O T A C I O N E S S O B R E EL CULTIVO DE L A S QUINAS

JOSE TRIANA
B o tá n ic o de la C o m isió n C o ro g rá fic a de los E st a d o s U n id o s
de C olom bia , V ice p re sid e n te y Se cre ta rio de lo s C o n g re so s
In te rn a c io n a le s de B o tá n ic a de L o n d re s y P a r ís en 1 8 6 6 y
1 8 6 7 . etc.

i ra determinar y clasificar, en el interés de la cien­


cia, los productos de la costosa Expedición con­
Quinología de Mutis
fiada en otro tiempo a Mutis.
131 estudio de las siete especies de género cincho­ Nosotros tuvimos en aquella ocasión la satisfac­
na, y de sus numerosas variedades reconocidas por ción de abrir y consultar minuciosamente la Quino-
Mutis, compone la materia de un gran trabajo que logia de Bogotá, de la cual se ignoraba casi por
este botánico habla ejecutado bajo el título de Qui­ completo la existencia; y, del primer golpe de vis­
rología de Bogotá, pero en el cual la parte descrip­ ta sobre esos espléndidos dibujos, nos fue fácil el
tiva e iconográfica había quedado inédita hasta reconocer casi todas las plantas reproducidas por
hoy. Mutis — las tinas correspondiendo a especies de
Este manuscrito, ilustrado con más de sesenta di­ nuestro país, recolectadas por nosotros mismos—
bujos completamente coloreados, representa las las otras provenientes del territorio del Ecuador, y,
cinchonas bajo sus aspectos sucesivos «le flor y de la mayor parte, ya distribuidas en los herbarios.
fruto, con los detalles analíticos correspondientes Por largo tiempo se había puesto en duda la exis­
a cada especie. tencia del importante trabajo de Mutis. Ya se afir­
Allí se encuentran la descripción metódica, los maba que Mutis no había nunca escrito ni publica­
nombres vulgares y la sinonimia de las siete espe­ do nada sobre las cinchonas, y «pie Zea había loma­
cies y de sus variedades, tal cual las entendía Mu­ do la idea de la Quinología de Bogotá del cuadro,
tis, asi como también la indicación de las localida­ a menudo reproducido, que se creía resumir las no­
des y, para muchos, las presiones barométricas en ciones de Mutis sobre las Quinas. Ya se sostenía
la zona en la cual se encuentran estos vegetales. «pie Zea dejaba solamente suponer que Mutis había
Después de la muerte del autor, su sobrino, Sul­ podido componer una obra titulada Quinología de
furoso Mutis, quien lo sucedió como Director «le la Bogotá, y dividida en dos partes: La primera con­
famosa Expedición B otánica del Nuevo Reino «le sagrada a la iconografía descriptiva de las siete
Granada, tomó a su cargo el terminar y poner en especies de quinas, la otra dando a conocer sus
limpio esta m agnífica obra, es la continuación y el propiedades medicinales.
complemento de los estudios de Mutis sobre las Qui­ No se puede admitir que muchos sabios se ha­
nas, y de la cual se sirvió El Arcano para su publi­ yan puesto de acuerdo para acreditar una mistifi­
cación, de 1798 a 1791, sobre la historia médica, pe­ cación. Es más obvio el pensar que no se había
ro allí no señalaba sino vagamente las especies. prestado suficiente atención a las alusiones de di­
La Quinología de Bogotá hace hoy día parte del ferentes autores respecto a la Quinología de Mutis.
valioso archivo de manuscritos, «le dibujos y de Así. por ejemplo, desde el año «le 1798, el mismo
plantas disecadas, con los cuales se enriqueció la Mutis menciona muchas veces, en El Arcano, su Qui­
Expedición precitada, y que fueron transportados a rología, o trabajo botánico y descriptivo sobre las
España, en época de la guerra «le ésta contra sus Quinas, sin olvidar hacer notar los magníficos di­
antiguas colonias. N osotros los descubrimos, entre bujos que lo acompañan.
otros trabajos de botánicos españoles, en un anexo En 1801. Zea, en su memoria publicada en Ma­
del Jardín de Plantas de Madrid, donde el público drid, no hace, en realidad, sino sostener las ideas
no es admitido, pero cuyo acceso nos fue permitido recopiladas en El Arcano y en la Quinología, y has­
cuando ofrecimos al Gobierno español poner á sú ta adopta la sinonimia y las apreciaciones.
disposición nuestros conocim ientos prácticos con­ En fin, Humboldt (en Berlin Magaz. Anuí 1807.
cernientes a la vegetación de la Nueva Granada, pa­ p. 112), dice haber llevado a Europa dibujos o co-

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pias de la Qwinología de Bogotá, que Mutis le ha­ la Nueva Granada, las cuales clasificó en el género
bía confiado, y que fueron depositados en su nom­ “ Cinchona” , designando cuatro como oficinalis, y
bre en el Jardín de Plantas de París, con otros her­ mencionando las otras tres como no oficinalis (véa­
barios y colecciones. Pero parece comprobado que se EL A rcano, publicado al principio en el “ Diario
esos dibujos no fueron dados al herbarista del Mu­ de Santa F é de B og otá” , años 1793 a 1794, reim­
seo, no habiendo entregado Humboldt sino corte­ preso en Madrid en 182S). Pero el descubrimiento
zas y muestras, y si su pérdida se encuentra com­ de las primeras quinas en las regiones del hemisfe­
probada, está hoy subsanada para la ciencia, rio septentrional, es decir, sobre un punto de la
por el descubrimiento hecho en Madrid, de la obra América desde el cual podían ser exportadas a Eu­
completa de Mutis, engalanada con todos sus dibu­ ropa sin rodear el Cabo de Hornos, no pertenece
jos originales y en tan perfecto estado que parecen directamente a Mutis.
salir de manos del artista. El primer viajero que reconoció, en Popayán, el
M. Markham, de quien el arte médico es deu­ árbol de quina, llam ado “ Palo de Requesón” , fue
dor por el incomparable celo con que concurrió a don Miguel Santitesban que, en 1752, volvía a Bo­
la importación de las cinchonas en la India Orien­ gotá de Loxa, donde lo había enviado el Gobierno
tal, lia prestado recientemente un nuevo servicio español a organizar allí el com ercio de quinas. El
publicando el texto de la grande obra de Mutis. Pe­ halló también Cinchona en Juanambú, al norte de
ro la reproducción de los dibujos de la Quinología Pasto, en los bosques de Berruecos, entre el punto
la hemos estimado indispensable para la exacta y de Corrales y Guanacas.
completa comprensión de este texto. Nos ha pare­ “ Desde mi llegada a Bogotá, decía Mutis (Arca-
cido, además, que nuestros estudios personales so­ tto, pág 6 ), al comienzo de 1761, había adquirido al­
bre las cinchonas nos ofrecían la oportunidad de gunas nociones sobre este género (Cinchona) va­
llenar esa laguna, y M. Markham ha contestado la liéndome de los m uestrarios que me había presen­
petición para facilitar la realización de nuestro pro­ tado el erudito Santistebau, iáub-lntendente de la
yecto, haciéndonos obtener del Ministerio de Indias Casa de Moneda, cuyas explicaciones, ya verbales,
de Su Majestad Británica una estimulante sus­ ya escritas, me pusieron al corriente de todo lo re­
cripción. ferente a este ram o com ercial” .
Esos dibujos, de los cuales nos ha sido posible A pesar de los datos obtenidos desde 1761, Mu­
disminuir el volumen, para reducirlos a 33 plan­ tis no hizo valer com o suyo, el descubrimiento de
chas (1), sin perjudicar la integridad de las figuras las quinas oficinales, sino quince años después. Era
esenciales, están publicados según copias fotográ­ el mes de agosto de 1776. Don Sebastián José Ló­
ficas, que había hecho reproducir M. E. Hampón, pez había presentado al V irrey de Santa Fé dos pa­
antiguo Cónsul General de los Estados Unidos en quetes, marcados A y B, los que contenían los dis­
Colombia, quien puso amablemente a nuestra dis­ tintos ejemplares de quinas que acababa de descu­
posición sus magníficas colecciones. brir. Mutis, encargado de su examen, dirigió al Vi­
M. E. Rampon vivió largamente en la Nueva Gra­ rreinato relación oficial, en la cual declara que las
nada, a la cual consideraba como su segunda pa­ dos plantas colectadas por López son verdaderas
tria , dando el más vivo interés a la propagación de Cinchona y pueden pertenecer a dos especies distin­
los trabajos de Mutis, sin retroceder ante dificul­ tas, o más bien ser consideradas como variedades
tad alguna para obtener, página por página, la fo­ la una de la o t r a ; añade que el valor respectivo de
tografía del texto y de las planchas tan preciadas sus cortezas no puede ser determinado con exacti­
de la Quinología. tud sino después de los experimentos médicos pre­
liminares, Sin embargo, i’ecomieuda el ejemplar
II del paquete A, com o proveniente de una región más
Historio, del descubrimiento de las Quinas en la elevada y análoga a la cinchona, primitivamente
Nueva Granada extraída de Loxa, que aquella del paquete B. Sólo
Esta cuestión parecía agotada. Sin embargo, es en esta ocasión, y por m edio de la i-elación oficial
necesario decirlo, las mejores obras en las cuales se antes citada, Mutis reivindicó por primei’a vez la
trata de esta materia no están exentas de errores y prioridad del descubrim iento de las quinas en los
carecen de algunos detalles, olvidados o poco cono­ alrededores de Bogotá, fijan do sus fechas y las cir­
cidos, sobre los cuales creemos necesario el detener­ cunstancias que acom pañaron dicho descubrimiento.
nos. No está en nuestro pensamiento el rebajar la El 15 de mayo de 1770, haciendo alusión a cier­
memoria tan querida y tan preciada de Mutis, y si tas preguixtas que sin duda alguna le dirigía Linneo,
venimos a restablecer algunas verdades, no es sino Mutis se expresa en términos que parecen afirmar,
con el deseo de ser justos y de cerrar, si se puede, que hasta aquella época no había encontrado ver­
un debate demasiado prolongado y del cual la cien­ daderas Q uinas: “ Me pregunta usted, si los cogo­
llos de Cinchona son lactíferos, y en qué tei’reno y
cia práctica no saca ningún progreso.
bajo qué grado de calor o de frío pxxeden desarro­
Es indudable que la Botánica debe al menos a
llarse esos vegetales. Confieso mi ignorancia al res­
Mutis la indicación de siete especies originarias de
pecto. Nunca he visitado la Provincia de Quito, ni
( I ) . Estas 33 planchas del texto de Triana aparecen ,¡n colores, de Cazanuma, Loxa o Cuenca, de donde parecen ser
suerte que las reproducciones de esta Revista se refieren en pa , originarias las Cixxchonas; y esto a causa de la dis­
dibujos propios de ia Expedición Botánica.
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tanda que separa esos lugares de los distritos de le da hojas, flores y frutos de quina de Loxa, dán­
Cartagena, B ogotá, Pam plona y Girón. Me inclino dole parte de sus propias observaciones. El año si­
a creer que esas plantas se desarrollan a grandes guiente — 1762— regresa a Cartagena por la ruta
alturas; sin embargo, parece que la Cinchona O ffi­ que atraviesa la floresta de Honda, poblada de
cinalis no soporta esta tem peratura sino en la pro­ quinas de todas las especies. Es botánico y está pro­
vincia de Quito, desde el E cuador hasta el quinto visto de muestrarios, y durante un trayecto de
grado de latitud sur. M. Santisteban me ha asegu­ cuati-o jornadas no reconoce nada! A menudo visi­
rado que se encuentran Cinchonas bajo el segundo tó el Salto de Tequendama: en la floresta que lo en­
grado de latitud norte, cerca de Popayán, y que él cierra y en el sendero que hay que seguir a pie pa­
mismo había colectado allí flores de Cinchona, co­ ra llegar al borde de este abismo, pululan las qui­
nocida en esa región bajo el nombre de “ Palo de nas, y jamás las apercibe. En 1766 o 1767, se dirige
Requesón” . Me dio algunas hojas, que son dos veces a la mina de plata “ La Montuosa” , hace excursio­
mayores que las de O fficinalis, de las cuales no vi nes botánicas en las montañas (él mismo nos lo di­
la flor, pero él me afirm ó que consta de seis estam­ ce) , y en cuatro años de permanencia, es decir, has­
bres. Adjunto a mi carta la descripción de otra Cin­ ta 1770, no sospechó siquiera la existencia de las
chona, a la cual he llam ado Gironensis” . q u in a s!!.. . . ”
Hé aquí, además, la parte de la relación antes ci­ Sea lo que se sea, las rivalidades de Mutis y de
tada y sin fecha, pero del mes de agosto de 1776, López en cuanto al derecho de prioridad, levanta­
según afirmación de López, y en la cual Mutis ex­ ron en aquella época una viva controversia. Esta
ponía al Virrey su descubrim iento de las Quinas de cuestión no podía resolverse imparcialmente sino
Bogotá. por la determinación de fechas incontestables. Mu­
“ Ciertamente, dice Mutis, la quina contenida en tis tenía consigo el renombre científico, se aferra­
el paquete A se asimila, en todos sus caracteres, a ba al testimonio de un Virrey, y se apoyaba, ade­
la mejor quina de Loxa, de la cual, a mi llegada, más, en la autoridad de Humboldt: éstos sostenes
en 1761, a este Reino, don Miguel de Santisteban le hicieron ganar la causa, y López, vencido y repu­
me dio algunos ejemplares, com o hojas, flores y diado de todas partes, tuvo la desgracia de perder
frutos, conservados en cubiertas de papel. Hice des­ en todo o en parte, la pensión de dos mil pesos
de entonces, sin obtener resultado, las más escru­ que le reconoció con justicia el Gobierno español.
pulosas indagaciones para descubrir las Cinchona Hay que i-econocer, hoy día, que en ese entonces
en sus alrededores, saliendo fuóra del 5 grado de no se trataba en dicha controversia sino de árboles
latitud boreal, cuando, inesperadamente, viajando de quina en general, entre los cuales se confundía,
con don Pedro Ugarte, las encontré en 1771, en el las Cascarilla, las Macrocnemum, las Consmibuena,
bosque de T en a ; y, en el año siguiente, en el de plantas que carecen de corteza febrífuga. Pero el
Honda, tropecé con el árbol que tuve el honor de descubrimiento importante, en cuanto se aplica a
presentar entonces a Manuel Guirior, predecesor la medicina, fue el de la Cinchona de corteza febrí­
de S. E., con el mismo celo que anima hoy día a don fuga, y abundante en alcaloides para constituir una
Sebastián López” . especie comercial. Ahora bien, es absolutamente
Sin embargo, el 6 de ju n io de 1773, uno o dos años seguro que no existe en la Coi’dillera Oriental, de
después de esas fechas memorables, Mutis, escri­ Bogotá a Popayán, sino una sola Cinchona (la
biendo a Linneo, se expresa a s í: “ Le estoy profunda­ quina llamada Umita o tuna de Fmagasugá) que
mente reconocido de la mención honorífica que us­ ofrezca esta cualidad. Las otras cortezas, confun­
ted me acuerda hablando de las Cinchona (Linneo, didas con el nombre de quinas, no debían producir
Syst. Plant, edición 12, tom, II. página 164)” . Es sino perjuicios en la terapéutica y fraudes en el
extraño que no haga mención respecto de un des­ comercio.
cubrimiento, cuyos detalles debían preocupar viva­ Se impone el revisar el pleito entre Mutis y Ló­
mente la atención de Linneo. pez, decidiendo, si fuere posible, a cuál de los dos
Otro motivo de adm iración, es el que, informado pertenece el mérito de ser el primero en haber se­
como él lo fue desde su llegada a Bogotá, por San- ñalado o descubierto la quina tunita o tuna de Fu-
tistebau, de la existencia de las Cinchona, poseyen­ sngasugá. Lamentamos el no haber encontrado al­
do muestras y dibujos de esas plantas, y habiendo gún documento que nos hubiera permitido el atri-
durante largo tiempo vivido y recorrido en todos buír la prioridad a Mutis, tanto más cuanto que
sentidos un centro cinchonífero, Mutis no recono­ las probabilidades se reúnen en favor de López.
ció, más de una vez las quinas bien, antes de los Según lo dice Mutis en su relación precitada, fue
años de 1762 y 1772. Esta observación no pasó in­ en Tena y en Honda, es decir, en las regiones me­
advertida de López, quien contesta en los términos dias e inferiores de la vertiente occidental de la
siguientes: “ Mutis desembarca en 1761 en Cartage­ Cordillera de Bogotá, donde él hizo su primer des­
na, sube el río Magdalena, y sigue camino del Opón, cubrimiento. Ahora bien, examinando esas locali­
dirigiéndose al Puerto Real de Vélez. En este reco­ dades y esas alturas, se deduce que Mutis no pudo
rrido se encuentran en gran cantidad árboles de encontrar en tales regiones ni la quina tunita, ni
quina, así como también, en el Monte del Morro, ninguna otra Cinchona de valor comercial. Esta re­
por donde Mutis (jasó igualmente sin ver nada. Lle­ gión de la Cordillera nunca ha producido Cinchona
ga a Santa Fé, donde don Miguel de Santisteban de corteza abundante en alcaloides, que nosotros
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sepamos. Mutis pudo encontrar la Cinchona obloq. persona dotada de un poco de memoria hubiera po­
gifolia (Cascarilla), cerca de Tena, donde nosotr^ dido hacer lo m ism o” .
recogimos igualmente muestras. La misma planta N uestro anhelo es que las consideraciones prece­
crece en Guaduas y Honda, donde abunda especia.;- dentes harán ju sticia a López, y que al menos la
mente la Cinchona cordifolia, que no es otra co^t posteridad le reconocerá el título o mérito de ha­
sino el “ Palo de Kequesón” , el cual señaló Sautig- ber llam ado la atención de los sabios sobre una ex­
teban en Popayán, con anterioridad a Mutis. celente especie de Cinchona, cuya utilidad, como
La quina tunita vegeta por el contrario en re­ lo atestiguan sus servicios, no deja de ser un bene­
giones más elevadas y más frías, situadas al lado ficio para la Nueva Granada. (1)
opuesto de la Cordillera, en sitios que Mutis no pa­ Hagamos m ención breve, para terminar esta re­
rece haber visitado. De otra parte, es natural s\ lación, que don A n ton io de la Torre Miranda, en
pensar que si Mutis, en 1776, hubiera reconocido 6p su folleto sobre los nuevos establecimientos creados
los muestrarios de López una de las quinas descu­ en Cartagena, reclam a igualmente para él el ho­
biertas por él, seguramente lo hubiera declarado nor de haber descubierto las quinas de Fusagasu-
en su relación, aprovechando la oportunidad par* gá, hacia el año de 1783.
hacer conocer sus pruebas; por el contrario, cad* Los docum entos auténticos y los datos más com­
vez que hace alusión, en El Arcano (año 17{#- pletos que hoy poseemos sobre las antiguas quinas
1794), a su descubrimiento, lo hace en términos \jj,-
gos, bajo el título poco preciso de árboles de qni- (1) Los extractos que siguen dan una idea de la
na, y sin determinar las especies o variedades qpe malevolencia a la cual López tuvo que enfrentar­
hubieran sido el objeto de su examen personal, jjn se en su época:
la Quinología encontramos hoy ese detalle esencial- “ Cuatro anos después del descubrimiento del
Se podría objetar que Mutis había reconocido doctor Mutis, decía Humboldt (en el “ Berlin Ma­
con anterioridad, en su práctica médica, la supe­ un zinc” , 1801), un intrigante y hábil médico de
rioridad de su quina anaranjada, atribuyendo a jas Santa Fé, don Sebastián López Ruiz, originario de
otras su justo valor, y que la quina tunita fue el t V /7 Panama, llegó a hacer creer al Gobierno español
po de su cinchona lancifolia. L (pie él había descubierto, en la Nueva Granada, los
Pero, de una parte, la fecha de la Quinología y primeros árboles de corteza febrífuga. Envió a Ma­
del Arcano es posterior a 1770, y de la otra, la Cin­ drid muestrarios de su nueva quina, encareció la
chona Lancifolia, de la cual él alaba la preeminencia, im portancia de este nuevo artículo de comercio, y
comprendía las quinas primitivas de Loxa. Ade­ obtuvo como recompensa una pensión de dos mi!
más, él no empleaba, en su práctica habitual, la pesos. La M emoria que el señor López me hizo
quina tunita, sino más bien la quina anaranjada entregar, en 1802, por su hermano, canónigo de
de Loxa, que él se procuraba gracias a la liberali­ Quito, para establecer la prioridad de su descu-
dad del Virrey (véase El Arcano, pág. 07). Hemos cubrimiento, hace constar que él no reconoció sino
observado, en fin, que los dibujos de las varieda­ en 1774 las Cinchona que crecen en Honda, y sólo
des de la Chichona Lancifolia, insertados en la Qiii- al año siguiente efectuó el primer ensayo médico
nología, y los dos que corresponden a la quina tu­ con sus cortezas” .
nita, se deben a las exploraciones posteriores de Hablando Zea de las siete especies de Mutis, no
Sinforoso Mutis, y a las de Caldas en el Ecuador. tuvo miramiento alguno respecto a López. “ Ellas
Añadiremos, para concluir, que fue López quien son, dice él, las únicas que se conocen en Santa Fé;
primero habló de la quina tunita; fue él quien dio dado que aquellas pretendidas por López como des
el apelativo de Cinchona tunita a la especie que él cubiertas por él, no se diferencian en nada de las
consideraba como nueva, y que Ruiz y Pabón pu­ especies officinalis de Mutis. El señor López puede
blicaron en 1801 según sus comunicaciones. En el recoger nuevas plantas, pero sería necesario que
Suplemento de la Quinología de Pabón, el que con­ estudiara la Botánica para tener capacidad de de­
tiene un dibujo bastante bueno, el nombre fue cam­ terminarlas” .
biado, ignoramos el porqué, en el de Cinchona An- Mutis, en una nota anexa a la página 108 de El
gustifolia. Arcano, designa a López, con no menor cizaña, por
López no pretendía en ninguna forma el título esta transparente alu sión : “ Un profesor j tventu.
de botánico y lejos de exagerar la importancia de rero. dice, aprovechando nuestra, inodestiajmilein.
su descubrimiento, trata de aminorarla en su jus­ ció, guiso apropiarse la d o ria de haber descubier­
to valor en un pasaje de su respuesta a Zea: “Ja­ to, desde 1770, las quinas de este Reino, y ahora
más he dicho, ni aquí, ni en la Corte de Madrid, vuelve a renovar su pretensión en cuanto toca a la
que yo fuese botánico, y en realidad no tenía nece­ quina primitiva o anaranjada, la cual sin embar­
sidad de ello para descubrir la Cinchona, puesto go él nunca conoció ni propuso en sus demasiadas,
que yo había visto anteriormente, en Lima, ejem­ frecuentes e impertinentes relaciones dirigidas a la
plares y fructificaciones de las especies de Loxa Administración. Estamos obligados, por lo tanto,
que el señor José de Jussieu había tenido a bien a encerrarnos en la más estrecha reserva, hasta la
mostrarme. Con esta simple noción inesperada, no conclusión de los trabajos de la Quinología de Bo­
tuve mayor dificultad en reconocerlas, más tarde, gotá, cuya espléndida iconografía no ha llegado to­
davía a la perfección deseada..
viajando a través de la floresta de Honda, y toda
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granadinas, nos conducen a una ú ltim a e irrefu ta­ do por Mutis para estudiar las quinas en la región
ble con clu sión : y es que M utis no ten ía sino una meridional del Nuevo Beino de Granada.
noción inexacta y con fu sa del género C inchona y La cuarta especie, con diferencias marcadas del
de sus verdaderos c a ra cte re s; en defin itiva, n in gu ­ Cinchona propiamente dicho de la Nueva Grana­
na de sus especies, en el sentido ex a cto de la pala­ da, fue descubierta por nosotros mismos, sobre la
bra, no fue recon ocida ni descu bierta p o r él. costa del Pacífico, a escasa altura sobre el nivel del
Ante todo, el texto de la Q uinología nos da a co ­ mar, cerca de Barbacoas. Su descripción se encuen­
nocer, por las iniciales coloca das al fin de cada ar­ tra en el “ Specimina Selecta” de Karsten (Tomo I,
tículo, las personas que han descubierto las espe­ pág. 47. Cuadro X X III), bajo el nombre de “ Cin­
cies o variedades de las C inchona descritas o ca talo­ chona Barbacoensis”.
gadas en esta obra. A llí vemos que sobre las 31 va­ A estas cuatro especies se reducen los verdade­
riedades m encionadas, M utis no descubrió sino ros representantes del género Cinchona, reconoci­
ocho de ellas, que todas pertenecen a los géneros dos hoy en el hemisferio septentrional. En cuanto
Macrocnemum, Cosm ibuena y C ascarilla, y que nin­ a las otras especies publicadas bajo el mismo nom­
guna de ella constituye una verdadera Cinchona. bre genérico, opinamos deben entrar en los cuatro
De las diez y nueve Cinchonas propiam ente dichas, tipos principales, o bien pertenecen a géneros ve­
atribuidas com o variedades a la L aneifolia, trece cinos.
fueron descubiertas p or Caldas durante su viaje al
Ecuador; las otras se deben a las exploraciones de III
Sinforoso Mutis, y p or últim o, las variedades de
De la Cinchona Officinalis y de la Quina roja
Cinchona C ordifolia corresponden mús o menos
con exactitud al “ P a lo de R equesón” , descubierto Para disipar las últimas dudas y ofrecer, si se
por Santisteban. puede, la solución definitiva de una cuestión agita­
La opinión que acabam os de m anifestar no está da durante largo tiempo, vamos a tratar de exami­
únicamente confirm ada por la a sociación de plan­ nar las denominaciones de Cinchona Officinalis y
tas que figura en la Quinología bajo el título de de Quina Roja, que han dado lugar a enojosos erro­
Cinchona; se apoya además, en la autoridad de res, lenta y difícilmente rectificados.
Linneo quien, habiendo recib id o la descripción de En 1724 y 1749, Linneo, en la segunda edición de
una planta llam ada Cinchona G ironensis, pero sin “ Genera Plantarum”, y en la primera de su “Mate­
la muestra con la cual hubiera pod id o verificarla, ria Médica”, establecía el género Cinchona según
se abstuvo de publicar esta descripción, por no la imagen y descripción del árbol Quina quina, que
corresponder a los caracteres esenciales de las ver­ La Condamine había hecho conocer en las “ Memo­
daderas Cinchona o Cinclionadas. Resulta de la rias de la Academia de París”. Sólo en 1756, en la
descripción que Sm ith insertó en la corresponden­ primera edición de “Species Plantarum”, Linneo
cia escogida de Linneo, que el pretendido nuevo gé­ dio un nombre específico a su género Cinchona, y
nero, designado bajo el epíteto de Gironensis, por en 1759 en la décima edición del “Sistema”, adop
Mutis, es un árbol pequeño, de inflorescencia axi­ tan do el término Officinalis para designar la Qui­
lar, cuyo pericarpio es una baya indniscente ovoi­ na-quina de La Condamine.
de, coronada por el cáliz dividido en cinco celdas Siete años después, en 1766, en la doceava edi­
formadas por cinco tuvos cartilaginosos, distintos, ción del “ Sistema” , modificó los caracteres del
reunidos entre sí y d ifíciles de separar, y que ocu­ género Cinchona, agregando una descripción de es­
pan el centro de la b a y a ; en fin , contienen numero­ pecie para desarrollar el estudio de la Cinchona
sos granos pequeños, de los cuales los niños comen Officinalis, primera y sola especie conocida en aqué­
la pulpa, como la de las moras, lo que ha hecho de­ lla época. Esta modificación de los caracteres ge­
terminar este árbol bajo el apelativo popular de néricos y la descripción de la especie fueron el re­
“ Morito” (m uy probablem ente un H am elia). sultado de los documentos que Mutis le envió de la
Después de haber señalado el origen de dos Cin­ Nueva Granada sobre la quina del Perú, en una
chona Tunita y C ordifolia de la Nueva Granada, carta de fecha de 1764, publicada por Smith.
debemos citar una tercera especie que debe a sus Es evidente que Mutis, en aquella época no po­
mejores propiedades una más grande importancia día hablar o escribir sobre los árboles de quina sino
com ercial: ésta es la quina Pitayó. Esta planta no según las comunicaciones de Santisteban, que él
fue conocida por los botánicos sino después de había recibido a su llegada a Bogotá.
1824, cuando el señor Canning, cónsul inglés, envió De ello se deduce que, en las obras de Linneo an­
de Bogotá a Europa sus prim eras muestras. El se­ teriores a 1766, el apelativo de Cinchona Officina­
ñor Weddell la señaló prim ero com o variedad de lis corresponde únicamente a la Quina quina de La
su Cinchona Condaminea ( “ H istoria de las Qui­ Condamine, y que posteriormente a esta fecha, la
nas” ) ; después él mismo la elevó al rango de espe­ Chichona Officinalis vino a representar el “ 1’alo de
cie, propiamente dicha. Mutis no la citó en su Qui­ Requesón” , o la Cinchona Cordifolia: Quina Ama
nología, y lo que es aún más extraño, escapó a las rilla de Mutis.
observaciones de Caldas, oriundo de la Provincia De esta amalgama resulta una confusión con
de Popayán, en donde abundaba la quina de Pi­ respecto a la verdadera Cinchona Officinalis. Así,
tayó, en la época en que este botánico fue encarga­ por ejemplo, se le atribuían, desde esa época, hojas
cordeadas y pubescentes. Valü creyó reconocer en posibilidad de con trolar en Europa, según docu­
su Cinchona Macrocarpa (Cascarilla sin propiedad mentos auténticos, todo lo hecho con anterioridad
febrífuga) la especie definida en segundo lugar a lo de ellos, se hubiera podido creer que todas las
por Linneo, y la hizo sinónima. Eor otra parte, la dificultades y dudas iban a disiparse. X o fue así, al
Quina quina de Loxa recibía y ha continuado lle­ menos en lo que concierne a la Cinchona Officina­
vando nombres diferentes, tales como Cinchona Uri- lis, la cual, a pesar de los nuevos hechos con los
tusinga, Cinchona Chahuarguera, Cinchona Conda- cuales esos ilustres viajeros enriquecieron la cien­
minea, etc. cia, no está aún fuéra de confusión.
En tales circunstancias, el testimonio directo e Humboldt y Bonplaud recogieron en Ayavaca
inmediato de Mutis sobre la quina que él había en­ (E cuador), ejem plares en fruto, muy imperfectos,
viado a Linneo venía a ser de mucho valor, y Hum­ de una especie de Cinchona que ellos no dudaron
boldt se apresuró a recogerlo. Insistió sobre el he­ malogradamente asim ilar a la primitiva Cincho­
cho de que Mutis no envió a Linneo la verdadera na O fficinalis de Linneo. Con esos ejemplares en
Cinchona Officinalis sino su Cinchona Coi'difolia o fruto, y otros en flor, de la Quina-quina del herbo­
Quina amarilla, y que la Cinchona Macrocarpa, a la rista De Jussieu, com pusieron su plancha X de las
cual Valil había aproximado la Cinchona Officina­ Plantae Aequinoctiales, y redactaron una descrip­
lis, era con certeza la Cinchona Ovalifolia de Mu­ ción que, según ellos, designaba la planta primiti­
tis, “ como Mutis mismo, dice Humboldt, me lo afir­ va de La Condamiue. Creyeron, sinembargo, útil
mó repetidas veces verbalmente” . el suprimir el apelativo linneano de Cinchona Offi­
A pesar de esta aseveración tan plausible, Mutis cinalis, como causa de los errores existentes, y le
permanecía aún bajo la impresión del mismo error, sustituyeron, com o designación de Quinaquina, el
cuando publicaba su Arcano, en 1792, y refirién­ de Cinchona Condaminea, para perpetuar la me­
dose a Santisteban (Pág. 3), se expresaba en estos moria del ilustre sabio que dio a conocer esta plan­
términos: “ Salió de Loxa sin haber conocido la ta o árbol m isterioso. Pero se reconoció, más tarde,
Cinchona primitiva, y tuvo conocimiento de la roja que la Quina quina y la planta de Ayavaca, recogi­
cuando regresó a Popayán, donde se le apellida da por H um boldt y Bonplaud, representadas por
“ Palo de Requesón” , lo que es la pura y simple re­ figuras en fruto y flo r a derecha e izquierda de la
petición del dato inexacto transmitido a Linneo, en plancha X de las Plantae Aequinoctiales, eran dos
1764. especies distintas de Cinchona.
Ruiz y Pabón, quienes no podían conocer la Qui­ W eddell adoptó, en su H istoria de las Quinas, el
na de Mutis sino según el Arcano, en donde las es­ cambio de nombre com puesto por Humboldt y Bou-
pecies están designadas por una simple combina­ pland, y extendió el dom inio de la especie aportán­
ción de nombres inseparables, creyeron con razón dole nuevas variedades.
que el “ Palo de Requesón” , de donde se extrae la Guibourt, siguiendo el ejem plo de sus predeceso­
quina roja, debía de ser sinónimo de la Cinchona res, y apoyándose sobre las mismas razones para
Oblongifolia, dado que este último nombre se lia designar las dos Cinchonas comprendidas en la
empleado en las obras de Mutis, con relación a la Cinchona Condaminea, hizo un doble cambio de
quina roja. nombre. La Quina quina, o planta en flor que figu­
A sí se explica que los autores antes citados ha­ ra a la derecha de la plancha precitada, recibió el
yan adoptado esta similitud; pero es cosa extraña nombre de Cinchona Academ ica, al mismo tiempo
que, en su artículo sobre la Cinchona Oblongifolia, que el nombre de Cinchona Condaminea fue atri­
Humboldt emplee precisamente esta inexacta sino­ buido a la quina en fru to de Ayavaca, representa­
nimia de Ruiz y Pabón, sin tener en cuenta las de­ da en la misma plancha.
c la ra cio n e s de Mutis, dándole en esta forma la san­ S o podríam os encam inarnos en esta vía peligro­
ción de su autoridad. sa, y autorizar cada dia el cambio de nombre de
Resulta de ello que los términos equivalentes de las plantas, bajo pretextos siempre especiales, sin
Cinchona Officinalis (Linneo “ Sistema” , 12 ed.) y precipitar la ciencia en un caos inextricable. Gra­
“ P alo de Requesón” se encuentran aun hoy día, se­ cias a consideraciones sabias y luminosas, el doc­
parados y atribuidos a especies distintas por los tor H ooker restableció el nombre de Cinchona Offi
diversos autores. Así la Cinchona Officinalis es ge­ cinalis de Linneo, basándose en el derecho de priori­
neralmente asimilada a la Cinchona Pubescens, de dad en favor de la Q uinaquina de La Condamiue.
Valü, aun por los botánicos que consideran la Cin­ y nos es grato el asociarnos a su opinión. A nues­
chona Cordifolia como una especie diferente; y el tro parecer, la planta de Ayavaca, o Cinchona Con-
“ Palo de Requesón” no deja de asimilarse a la Cin­ daminea Guibourt, se aproxim a más bien a la Cin­
chona Oblongifolia en los tratados, de Humboldt, o chona Chahuarguera, por sus hojas estrechas y sus
a la Cinchona Magnifolia, de Ruiz y Pabón. cápsulas cortas colocadas sobre pequeños pedicelos.
Después de las interesantes publicaciones de i ’ ara resolver esta cuestión por demás complica
H um boldt y Bonplaud, quienes habían explorado da de la Cinchona O fficinalis, se recurrió a las fuen­
con particular interés las regiones de la quina, tes más certeras. Los restos del herbario de Linneo,
quienes habían conferenciado con Mutis personal­ preciosamente conservados por la Sociedad Linuea-
mente, examinado sus colecciones, estudiado sus na de Londres, fueron revisados integramente con
trabajos, y quienes se habían podido encontrar en gran cuidado por botánicos eminentes; pero ese

— 262 —
trabajo no dio resultados decisivos. Con más suer­ que no estamos lejos de pensar que ellas sirvieron
te que nuestros predecesores, creemos haber reco­ de modelo para dicho dibujo.
nocido todas las partículas, todos los elementos de Uno de los puntos más discutidos en la historia
observación que encierra el herbario de Linneo bajo de las quinas, y sobre el cual no se ha hecho com­
el nombre de Cinchona Peruviana. Para demostrai' pleta luz, atañe a la designación general de la Qui­
la perfecta identidad de esas parcelas con las plan­ na Roja, dando oportunidad a errores enojosos y
tas conocidas, y probar la exactitud de nuestras difíciles de elucidar.
determinaciones, hemos juzgado útil el adjuntar, La Quina Roja obtuvo, desde su descubrimiento,
por hoja separada, las partes de m uestrario colec­ una gran celebridad; luégo cayó en igual descrédi
cionadas por nosotros mismos, y cuya determina­ to, para recobrarla después, y tomar el primer si­
ción, correspondiendo a cada partícula, no puede tio entre las Quinas Officinalis. El primer paso
ser puesta en duda. parece haber sido dado gracias a una circunstancia
Examinemos ante todo lo que proviene de Mutis. completamente accidental. Según Mutis, las rela­
Este escribía a Linneo, el 30 de septiembre de 1704: ciones comerciales entre Europa y América habían
“ Para que esta carta no sea sin utilidad, le envió sido suspendidas a causa de los acontecimientos
un dibujo, con algunas flores, de la corteza perua­ políticos, la explotación de la quina, de la cual Es­
na” . Ese dibujo y esas flores están rotuladas de paña poseía el monopolio, faltó en el mercado, y,
propia mano de Linneo. El primero, apreciado por para suplirla, se pusieron en circulación cortezas
el profesor Liudley, es un boceto bastante basto, gruesas, compactas y rojizas (cortezones), aban­
pero cuyos trazos característicos son suficiente­ donadas en los depósitos de Cádiz, debido a su apa­
mente representativos para reconocer la verdadera riencia sospechosa, y que vinieron a ser el reempla­
y primitiva Cinchona O fficinalis, Quina quina de zo de la especie primitiva, como la llama Mutis;
La Condamiue, dicha del Perú. Las flores, único Inglaterra y Holanda fueron los principales mer­
objeto que acompañaba al dibujo, no pertenecían a cados.
la misma plan ta; provenían evidentemente del “ Pa­ Otros autores, quizá mejor informados, como el
lo de Requesón” de Popayán, Cinchona Cordifolia señor Saunders, atribuyen el haber conocido la qui­
de Mutis. Según las indicaciones anteriores, tanto na, llamada “ roja” , en el comercio por un embargo
el dibujo como las flores, debieron ser remitidas a operado en 1779, por la fragata Hussard, en un na­
Mutis, por Santisteban. Linneo debió recibir, al mis­ vio español proveniente de Lima para Cádiz con
mo tiempo, de Mutis, la descripción específica pu­ un cargamento completo de esa quina. Parte fue
blicada en la doceava edición del “ Sistema” , des­ inmediatamente destinada a Inglaterra, y la otra
cripción que responde, sin duda alguna, a las hojas fue comprada a menos precio, en Ostende, por dro­
o muestras de donde provenían las flores “ Palo de guistas londinenses. Las cajas que contenían esas
Requesón” , demasiado voluminosas para ser remi­ cortezas eran semejantes a las que empleaban
tidas por carta. El autógrafo de Mutis no se en­ para el transporte de la quina conocida del Pe­
cuentra en la correspondencia de Linneo. rú, y fueron vendidas por dicha calidad. Los dro­
guistas en manos de los cuales cayó esa quina “roja”
Bajo el mismo nombre (Cinchona Peruviana) fi­
tuvieron de antemano alguna dificultad en desha­
guran un fragm ento de hoja y media cápsula, con­
cerse de ella; su apariencia era bastante distinta
tenidas en cubierta separada, como provenientes de
de la corteza conocida. Propusieron su ensayo a
Mutis, pero rotuladas de mano de Smith. Sinem­
farmaceutas establecidos en regiones en donde las
bargo, no se puede dudar que ello fue enviado por
fiebres son frecuentes, y su eficacia fue tan pronto
Mutis a Linneo, en fecha posterior. La hoja y la
y tan ventajosamente constatada, que los médicos
cápsula nos parece que pertenecen a la misma plan­
de los hospitales la emplearon sin dilación. El aná­
ta. Hemos sacado de nuestro herbario una hoja y
lisis químico confirmó más tarde las razones de es­
una cápsula análogas para completar los fragmen­
te éxito, probando que la quina roja contiene pro-
tos existentes en el de Linneo. Según nosotros, esos
porcionalmeute más principios activos que todas
fragmentos pertenecen a la Cinchona Oblongifolia,
las otras quinas conocidas y empleadas hasta en­
tipo de la Quinología de Mutis, representada en la
tonces eu la terapéutica.
plancha X X I , o lo que es lo mismo, a la Cinchona
Natural era que la proveniencia de una corteza
Nitida Bentham (no P abón ).
tan benéfica fuera cuidadosamente buscada. Pero
Por último, y siempre bajo el mismo nombre la planta productora de la quina roja permaneció
(Cinchona P eruviana), el herbario de Linneo contie­ durante largo tiempo misteriosa. Sólo recientemen­
ne una planta completamente diferente (Exostem- te su origen se estableció, y ello gracias al celo ar­
ma Coriaceum), originaria de Las Antillas, que diente del señor Howard, quien nos dio datos posi­
muy seguramente no pudo ser enviada por Mutis. tivos sobre este punto obscuro de la historia natu­
El herbario de Linneo no contiene nada concer­ ral de las quinas. Publicó, en el mes de octubre de
niente a la Cinchona O fficin alis; es el de Jussieu el 1856, en el “ Pharmaceutical Journal” , un artículo
que nos parece contener representantes auténticos sobre esta planta, y dio un dibujo de sus hojas, se­
de la especie prim itiva en las muestras recogidas gún los ejemplares transmitidos por un habitante
por José de Jussieu en el Ecuador, las que son tan del Ecuador, quien explotaba precisamente la qui
semejantes al dibujo publicado por La Condamiue, na roja. La localidad en donde habían sido recogí-
— 263 —
dos osos ejem plares correspondía a las indicaciones idénticos a otros que el com ercio apellidaba “ Quina
dadas por el señor W eddell sobre la patria probable Nova” , y que no poseían ninguna virtud febrífuga.
de la especie, en su “ V oyage au Nord de la Boli- Berger, Schleiden, H ow ard y otros, renovaron
vie” , publicado en 1853, concordando igualmente sucesivamente el mismo ju icio entre la quina nova,
con los datos de Laubert sobre el mismo t<yna. An­ que el com ercio abandonaba a la industria de te­
teriorm ente, H ow ard había creído descubrir en el nería, y la excelente quina roja primitiva, cuyo ori­
herbario de Pabón, en el Museo Británico, un ver­ gen cayó en la obscuridad.
dadero árbol de quina roja, designado bajo el nom­ Algunos partidarios entusiastas de Mutis dudan
bre de Cascarilla Colorada de Huaranda; dos años el adm itir que este autor, versadísimo en el estudio
más tarde, en la Universidad de Berlín, él encon­ de las propiedades medicinales de las quinas, hu­
tró en el herbario de Pabón igualmente una mues­ biera dado com o la verdadera quina roja la corteza
tra m ejor, según la cual Klotzsch hizo entonces una de quina nova, proveniente de una cascarilla o fal­
descripción detallada de la especie. sa quina. Pero la Quinología no deja ninguna du­
P or últim o, la especie reconocida como distinta da a ese respecto. En efecto, la Cinchona Oblongi­
fue exactamente identificada con una planta des­ folia de que trata esta gran obra, está constituida
crita en los manuscritos de Pabón, bajo el nombre por cuatro variedades que corresponden con certe­
de Cinchona Succirubra. Su descripción se encuen­ za a tres especies distintas y bien características
tra claramente expuesta en la espléndida publica­ del grupo Cascarilla y a las cortezas generalmente
ción de Howard, intitulada “ La Nueva Quinología desprovistas de alcaloides febrífugos. Estas espe­
de Pabón” . Esta Cinchona, perteneciente a una lo­ cies s o n :
calidad pequeña, se ha hecho muy rara, lo que ex­ 1° La Cinchona M agnifolia, representada por dos
plica las dificultades que impedían el volver a ha­ variedades de las cuales la una es la misma que pu-
llarla. Robert Spruce, infatigable viajero inglés, plicó Humboldt, bajo el nombre de Cinchona Oblon­
desempeñó la misión que le había sido confiada por gifolia, y la otra, prototipo de la Quinología, corres­
intermedio de Markham, enviando a la India ingle­ ponde a la Cinchona Nitida de Bentham (no Pabón).
sa plantas y semillas de la Cinchona Succirubra, Es una variedad de hojas pequeñas, de la misma
que sirvieron para establecer en esta colonia britá­ especie, y la encontram os en la misma localidad de
nica un gran cultivo de ese árbol. Fusagasugá.
Sin seguir detalladamente todos los errores a los 2® La Cascarilla H eterophylla de Weddell, cuarta
cuales dio lugar el apelativo de quina roja, entre variedad en la Quinología, proveniente de la Cordi­
las dos épocas que acabamos de señalar, diremos llera de B o g o tá ;
algunas palabras en cuanto a lo que se refiere más 3® Otra planta, de hojas pubescentes sobre las
directamente a las quinas de la Nueva Granada. dos caras, que crece más al norte de Bogotá, y que
Hemos dicho ya cómo, por un descuido de Mutis está considerada com o tercera variedad, y especie
o de Santisteban, la quina roja fue atribuida al muy vecina de la Cascarilla Riveroana.
1 ;do de Requesón” y de ahí, a la Cinchona Offici­ Las cantidades considerables de corteza de qui­
nalis, o Cinchona Cordifolia, Cinchona Pubescens. na roja enviadas por Mutis a Madrid debieron de
Mutis, rectificándose, corrigió su primer error. componerse indistintamente de las dos primeras
Cuando él creyó haber descubierto en la Nueva especies o de las variedades 1, II y IV' de la Quino-
Granada el árbol que produce la quina roja, le dio logia, conocidas bajo el nombre de quina roja en la
el nombre de Cinchona Oblongifolia. Provincia de Bogotá, si debemos juzgar según la
Esta planta, según toda apariencia, parecía de­ opinión de Mutis sobre las variedades de esas Cin­
ber ser considerada como el tipo de quina roja, y chona, positivamente enunciadas por Zea en estos
esta designación, adoptada generalmente, lia pre­ térm inos: “ Ellas poseen con igualdad, y sin ningu­
valecido en los libros de Botánica y de terapéutica. na. m odificación ni diferencia, la virtud de la espe­
Lo que más ha contribuido a tal, es la certeza que cie a la que pertenecen” . Se ha tachado a Mutis el
se creía traslucir en las publicaciones de Humboldt haber retardado, por sus indicaciones inexactas, el
quien señalaba la quina roja como proveniente de la conocimiento del preciado vegetal que produce la
Cinchona Oblongifolia de Mutis, y la insistencia de quina roja. Debemos al menos hacer justicia en
este autor al afirmar que sus Cinchonas eran exac­ cuanto a su buena fe y su incontestable convicción
tamente las mismas que las del hemisferio austral. que nada transtornó. Cada vez que un hecho o una
Humboldt, al pasar por Bogotá recibió ejemplares y nueva indicación venían a poner duda en sus creen­
datos sobre la quina de Mutis, y venía de recorrer cias, buscaba siempre a explicarlo sorteando la
la región ciuchonífera. Esta designación del origen dificultad. Así, por ejemplo, cuando, después de
de la quina roja parecía así reunir todas las ga­ largo tiempo, Vatelli señaló con exactitud el origen
rantías deseables de exactitud y autenticidad, y así de los errores y de la confusión producidos por la
fue que ella fue aceptada y perpetuada por la expresión vaga de quina roja, diciendo que Quito
ciencia. es la única región americana productora de esta
Sin embargo, Humboldt había depositado en los corteza (es decir, la que él designa en estos tér­
herbarios de los museos de París y de Berlín los minos: de corteza gruesa y de la especie determi­
ejemplares de corteza de quina roja presentada nada roja) ; Mutis, copiando ese pasaje en El Arca
por M utis; su examen dio a conocer que ellos eran no, responde: “ No es justo que errores (tales como

264 —
los de V a telli), debidos a datos inexactos de los las pérdidas comerciales que de ello se siguieron,
viajeros, sean adm itidos en Europa, puesto que yo deben ser imputadas a la inexactitud de los apela­
lie descubierto en las provincias septentrionales del tivos técnicos y vulgares, al incompleto conoci­
Reino las cuatro especies O fficinalis, en tan gran miento de las especies, y a la confusión de la sino­
número y abundancia, com o en las regiones meri­ nimia. Hay que concluir que todo interés es poco
dionales” . para la importancia de este ramo de la Botánica,
Persistía sin em bargo una gran dificultad para que parece desdeñado hoy en día, y que sólo sin em­
resolver en cuanto a la profunda diferencia que bargo puede preservarnos de volver a caer en tan
existe entre las virtudes medicinales reconocidas en lamentables errores y sus enojosas consecuencias.
la verdadera quina roja, y las de las cortezas dichas En resumen, los hechos que venimos reduciendo
rojas de Mutis. Los resultados de estas experien­ a su valor real según documentos auténticos, con-
cias terapéuticas sobre las quinas demostraban a ceniientes al descubrimiento de las quinas de la
Mutis que las propiedades de su quina roja estaban Nueva Granada, nos llevan a conclusiones que di­
en completo desacuerdo con las opiniones europeas fieren de la apreciación de Humboldt publicada so­
sobre esta corteza. Mutis considera su planta como bre el mismo tema. Verdad es que los elogios pro­
un simple sucedáneo, indirectamente febrífugo, y digados a Mutis por este sabio, parecieron exage­
condena el empleo en las fiebres periódicas; la de­ rados; pero cuando se trata de discutir el juicio de
clara inflamatoria, y en respuesta a los elogios pro­ una autoridad de tal talla, es necesario, para expli­
digados por A sti a la “ quina roja ” , no vacila al pre­ car su error o su exageración, situarnos un momen­
decir que esos elogios, por demás exagerados, cae­ to en la época y circunstancias que lo rodearon.
rán dentro de poco ante las reflexiones críticas por Cuando Humboldt, en 1801, visitó en Bogotá el
él publicadas en E l Arcano. Tranza en fin el nudo establecimiento de la Expedición Botánica del
de la cuestión afirm ando inocentemente que “ las Nuevo Reino de Granada, Mutis, quien había dado
quinas rojas primitivas, olvidadas por largo tiem­ las premisas de esta región virgen y fecunda para
po en los depósitos de Cádiz debían a su vetustez la Botánica, se había hecho un nombre entre los sa­
sus marcadas propiedades activas, no siendo así bios. Humboldt, quien acababa de atravesar cerca
para las cortezas cosechadas recientemente en la de la mitad de un continente en medio de las mara­
Nueva Granada, las cuales no han tenido tiempo villas de la naturaleza, pero sin haber encontrado
de adquirir el mismo grado de virtud ( Arcano, págs. allí la más mínima seña de la ciencia humana, se
147 y 148).” admiró ante las riquezas contenidas en los archi­
La predicción de Mutis fue confirmada. Las qui­ vos y depósitos de la expedición dirigida por Mu­
nas rojas de la Nueva Granada pronto y completa­ tis. El viajero ilustre, al encontrar en las soledades
mente desacreditadas, sirvieron para encender los americanas, en el corazón de los Andes, lejos de to­
hornos de la Farm acia Real de M adrid; la misma da civilización, un establecimiento científico de
quina roja fue despreciada, y el com ercio en general primer orden, y aun superior a todos los del mis­
de las cortezas febrífugas granadinas, injustamente mo género en el antiguo mundo, se entusiasmó an­
calificado de mala fe y paralizado durante largos te esta obra maestra llevada a cabo no obstante los
años, no adquirió su prestigio sino gracias a cau­ obstáculos que una voluntad menos perseverante
sas excepcionales. hubiera creído invencibles. La expedición confiada
Es justo el aligerar a Mutis de una parte de la a Mutis había reunido miles de dibujos de plan­
responsabilidad que se le atribujre, añadiendo que tas, ejecutados según los modelos naturales, con tal
él debió fundar su convicción basándose en la de­ delicadeza que las flores allí copiadas por los ar­
claración de los profesores encargados de examinar tistas parecían aún estar impregnadas de sus per­
en Madrid las muestras de quinas de Santa Fe, fumes. Una biblioteca bastante completa para aque­
los cuales atestiguaron su bondad, y a petición he­ lla época, colecciones de los tres reinos de la natu­
cha por el Gobierno, la de la quina roja del Nuevo raleza, una cantidad considerable de manuscritos,
Reino, reconocida perfectam ente idéntica a la me­ descripciones, memorias, notas, y observaciones
jor de Loxa (A rcan o. Págs. 80 y 148). Tengamos nuevas, cuyo dominio se extendía día a día, un jar­
cuenta de la dificultad de proseguir estudios cien­ dín botánico, un observatorio astronómico provis­
tíficos en su época y de la confusión que resultaba to de todos los instrumentos necesarios, un perso­
de la similitud de los nombres aplicados a diver­ nal numeroso, inteligente y activo, y lo que no es
sos objetos en lugares diferentes. Esta es la causa menos digno de elogio, la más cordial hospitalidad
de las equivocaciones que lo apartaron de la bue­ para los visitantes, acabaron de ejercer sobre Hum­
na senda en dadas ocasiones. Hagamos notar que boldt la irresistible seducción que dominó sus pri­
pudo, en esta circunstancia com o en otras, dejarse meras impresiones.
llevar por el entusiasmo hacia una región que él Nosotros comprendimos a nuestra vez, perfecta­
exploraba, y en la cual él creyó encontrar los pro­ mente este efecto, cuando se nos presentó la opor­
ductos im portantes cuyo descubrimiento pertene­ tunidad de hojear los restos, inacabados y abando­
cía a otros lugares de América. nados, de la Expedición del Nuevo Reino de Grana-
Terminemos con una observación no desprecia­ nada ; y juzgamos grande la gloria del trabajo he
ble: los errores en la ciencia, las incertidumbres de cho por Mutis, pues no tememos que ella pueda ser
los médicos, el perjuicio causado a los enfermos, y aminorada por la parte que debe ser legítimamcn-
— 265 —
te acordada a sus colaboradores. Es por eso que nos tos recogidos, sobre la G eografía de las Plantas, en
ha parecido equitativo el rehabilitar, al punto de el establecimiento botánico dirigido por Mutis; en­
vista científico, la memoria de López, y guiados contramos una prueba en el homenaje que él hizo
por el mismo sentimiento haremos constar algunas a este último en su Cuadro Físico de los Andes, aca­
palabras en pro del modesto y desdichado Caldas, bado en Guayaquil en 1803.
quien fue acusado de haber sido, gracias a inspira­ Era natural que H um boldt hiciera convertir so­
ciones mezquinas e interesadas, el primer detractor bre la persona del D irector el mérito de los traba­
de Mutis. jos hechos en el establecimiento botánico. Pero en
Los documentos de la Expedición y las relacio­ lo que concierne a la Geografía de las Plantas, no
nes directas de Caldas tienen tendencia a probar encontramos ni en los archivos de la Expedición,
que éste había presentido la importancia y prepa­ ni en los escritos de Mutis, ningún documento que
rado el brote de esta ciencia filosófica de la Geo­ pueda, atribuyendo personalmente a este último el
grafía de las Plantas, cuya creación ha sido parti­ trabajo en cuestión, ju stificar los elogios que le
cularmente atribuida a Humboldt, mientras que concede H um boldt, y entre los cuales es de notar
parece probable que, después del año de 1800, y aun este pasaje: “ Todo lo que concierne o está en rela­
antes de la llegada del célebre viajero a América, ción con la G eografía de las Plantas le interesaba
Caldas, a quien ningún lazo ligaba a la Expedición altamente, y había buscado con insistencia los lí­
Botánica, determinaba las altitudes de las plan­ mites mas o menos estrechos entre los cuales se en­
tas, es decir, fijaba en la escala barométrica para cuentran encerradas las diferentes especies de Cin­
cada especie, su límite superior e inferior de ve­ chona descubiertas. Pero las especies estudiadas
getación en los Andes. En el proyecto de un via­ o directamente descubiertas por Mutis no llevan a
je de Quito a la América Septentrional, que él pro­ este respecto, ninguna mención especial. Además,
ponía a Mutis hacia 1801, se encuentra una men­ dejemos hablar a Caldas, testigo ocular, y que es­
ción detallada de las zonas de altitudes que él se cribía en una época en (pie podía haber sido des­
proponía fijar, no solamente para las plantas, si­ mentido: “ Si encuentro, dice, un apoyo y el tiempo
no además para los animales y los minerales; allí necesario, la nación verá una Carta Botánica del
mismo consta la idea nueva de levantar cartas bo­ Reino, con todos los Andes en perfil, desde los -10
tánicas, para indicar de una manera sinóptica las grados 30 minutos de latitud austral. Verá a qué
diversas localidades y proveniencias de las dife­ altura sobre el nivel del mar crece cada planta,
rentes especies vegetales del Reino. y qué clima le es necesario para vivir y prospe­
En ISO! Caldas dedicó a Mutis una memoria es­ rar. Ni Mutis, ni sus ayudas o discípulos podrán
pecial sobre la Nivelación de las Plantas Cultiva­ negar que esta manera filosófica de considerar la
das en el Ecuador. Ello era a modo de una intro­ vegetación no me fue enseñada en su establecimien­
ducción para un trabajo más extenso y para el to, en donde jam ás se ha pensado en salir de las
cual parte de los materiales estaban reunidos, a vías comunes y rebatidas” . Esta declaración existe
fin de escribir la Geografía de las Plantas del V i­ en la célebre R elación dirigida por Caldas, después
rreinato de Santa Fe, y su Carta Botánica con per­ de la muerte de Mutis, al Secretario del Virreinato,
files y montanas, etc. Como consecuencia de tan im­ encargado de los negocios de la Expedición Botáni­
portantes comunicaciones, y según las relaciones ca de Santa Fé.
oficiales de Humboldt, Mutis anunciaba a Caldas,
La primera vez que tuvimos a la vista este docu­
en 1802, que lo enrolaba a los trabajos de la Expe
mento importante, temimos que el modesto sabio,
dición Botánica, con misión de recoger las plantas
antiguo discípulo entusiasta de Mutis, hubiera si­
de la Presidencia de Quito, y particularmente las
do encauzado en su recrim inación exagerada por
quinas. Lo encargaba además, de levantar la carta
algún sentimiento de am or propio vejado; pero una
corográfica, de hacer observaciones astronómicas,
visita a los archivos de la Expedición, conservados
barométricas, termométricas, etc.; y por último el
en Madrid, nos perm itió el constatar lo justo de las
levantar una estadística y describir los usos y cos­
críticas de Caldas en cuanto al estado de los docu­
tumbres del pueblo. mentos am ontonados por la Expedición. Estos ar­
Hemos encontrado, en los archivos de la Expedi­ chivos contienen sin embargo el manuscrito gene­
ción, cuadros autografiados que coutienen las ni­ ral, completamente terminado, de un Genera Plau­
velaciones de Caldas, y sobre los cuales están mar­ tarum de la época, obra de Mutis y del cual no se
cados, según escala barométrica, los límites extre­ había oído hablar. Si esta clave de clasificación hu­
mos de la vegetación de las principales plantas cul­ biera sido reservada por Mutis para su uso perso­
tivadas. Suponiendo que Humboldt no hubiera sido nal y de algún m odo exclusivo, no podríamos sacar
sorprendido, a primera vista, por la diferente dis­ de este hecho sino la excusa, al menos una explica­
tribución de las plantas en los Andes o en la super­ ción de los términos, hasta cierto punto exagerados,
ficie del globo, hubiera sido suficiente a todo espí­ con los cuales Caldas acusa el carácter misterioso
ritu generalizador de hojear los cuadros de Caldas, y desconfiado de Mutis, que le tiene, dice: “siem­
para aprovechar la revelación de una ciencia que pre alejado, trasponiendo constantemente las comu­
no hacía más sino seguir su desarrollo. Humboldt nicaciones prom etidas, y cerrándole el acceso de su
santuario” .
no obstante, daba una gran importancia a los da­
— 2 66 —
IV de se la llama Quina del Agua Bendita. Sus hojas
son ovoides-cuspídeas, y sus corolas violáceas; pa­
Especies y variedades de Chichona, de la “ Quinolo­
rece ser una forma simple de la Cinchona Lancifo­
gía de B ogotá” lia.
Ensayemos ahora establecer la exacta nomen­ Como variedad (plancha X I ), encontramos
clatura de las Cinchona y Cinchonados, admitidos representada con gran exactitud la Cinchona Offi­
en gran número en la Quinología como simples va­ cinalis primitiva, proveniente de Loxa, Vilcabam-
riedades de las siete especies de Cinchona llamadas ba, Malacates, Uritusinga, Cajanuma, etc., bajo el
legítimas por Mutis. nombre vulgar de Cascarilla fina de Loxa.
La primera y más im portante especie de Cincho­ Otras variedades corresponden a especies vecinas
na en la obra antes citada, es la Cinchona Lancifo- de la Cinchona Officinalis, tales como la variedad g
lia, quina anaranjada o quina prim itiva de Mutis. tabla X IV , Chahuarguera de Loxa, que es la Cin­
Esta especie está constituida por catorce varieda­ chona Chahuarguera de Pabón, como su nombre
des, representada cada una de ellas por dos plan­ vulgar lo indica suficientemente, y a la cual cree­
chas que dan los análisis de sus flores y frutos. Tres mos deber añadir, como simple form a; la variedad
de las dichas variedades son especiales de la Nueva y tabla XV, cascarilla colorada de Taday o colo­
Granada; las otras pertenecen al Ecuador. Todas radas de Canas, provincia de Cuenca, 3’ la variedad
las últimas y una de las variedades granadinas fue­ ¡3 tabla IV, Cascarilla negra de Gualaeeo, provin­
ron estudiadas, dibujadas y descritas del natural cia de Cuenca, que Howard, apoyándose sobre la
por Caldas, quien reunió, durante su viaje al Ecua­ identidad de su nombre vulgar, ha aproximado con
dor, los materiales con los cuales compuso esta par­ razón particularmente a la Cinchona Heterophylla,
te de la obra. la cual para nosotros es sinónimo de la Cinchona
Chahuarguera; la variedad f\, tabla IX, Crespilla
Bajo el nombre de Cinchona Lancifolia, Mutis
de hoja de Liegura o Luana, de las florestas de Lo­
reunió y confundió con Cinchona Tunita, pro­
totipo de la Nueva Granada, gran parte de las otras xa; Cinchona Lucumaefolia, que De Candolle con­
sideró como variedad de la Cinchona Macrocalyx
Cinchona del E cuador, tales com o la Quina O ffici­
pero que nosotros consideramos junto con muchos
nalis primitiva, las Cinchona M acrocalyx, Lucuniae-
otros autores como especie distinta; la variedad £,
folia,Crispa, H eterophylla, Chalinarguera, Mutissii,
tabla V II, Crespilla negra, la cual fue asemejada
Parabólica, etc. Según esto, Mutis podía sostener,
por Howard a la Cinchona Crispa de Tafalla, espe­
como lo hizo después de la publicación del Arcano,
cie, bien distinta de la Cinchona Officinalis, y de la
(pie la Quina que él llam aba prim itiva abundaba
Cinchona Chahuarguera; 3' por último, la variedad
igualmente en la Am érica Meridional, sobre sus dos
X, tabla X III, Cascarilla colorada de Zaraguru,
hemisferios. Pero, era necesario en ese caso, el adop­
(pie responde a la verdadera Cinchona Macrocalyx
tar para la especie el nombre más antiguo de Cin­
de Pabón.
chona O fficinalis Linneo, que, por el contrario, el
La variedad Quina Pata de Gallinazo, tabla
botánico español hizo sinónim o a su Cinchona Cor-
V III, que es completamente diferente a la Pata de
difolia.
Gallinazo del Perú, o Cinchona Peruana Howard,
Tratemos de asignar el nombre verdadero a la
podría ser la Cinchona Eiythrantha de Pabón, for­
Cinchona Lancifolia de la Quinología.
ma ésta de la Cinchona Pubescens Vahl.
El prototipo representado en la plancha II, diji­ Las dos variedades 0 y X (tablas X y X II), Cas­
mos que es la quina tunita de la Cordillera de Bo carilla hoja de almizclillo y quina blanca de Alau-
gotá (1 ), y la variedad a de la tabla I I I no es sino si de San Nicolás, en la provincia de Quito, se apar­
una simple forma de corolas violáceas y cálices ro­ tan de todas las otras antes mencionadas, por sus
sados. Según la firm a S. M., que se encuentra abajo hojas más o menos pubescentes por el revés. La pri­
de los dos artículos respectivos, estas dos varieda­ mera, con pubescencia blancuzca, corresponde al ti­
des de la Quinología, fueron establecidas según las po de Cinchona Mutissii de Lambert, y la segunda
exploraciones de Sinforoso Mutis, alumno y suce­ a la variedad ¡Sdel mismo autor, es decir, a la Cin­
sor de Mutis, sin duda alguna en fecha bien poste chona Parabólica Pabón, ex-Howard Hustr. o Cin­
rior a aquélla en que el doctor Mutis señala su des­ chona Rugosa Pabón Herb.
cubrimiento de las quinas. El nombre de Cinchona La variedad 3 (tabla V I), Cascarilla blanca de
Lancifolia pertenece particularm ente a la quina tu­ Taday, originaria de Taday, Fugin, cuyas hojas
nita, prototipo de la. Quinología, que es también la son también pubescentes por el revés y lanceoladas,
planta según la cual Humboldt, basándose en las parece poder aproximarse a la forma pubescente
muestras que él recibió de Mutis, publicó la Cin­ de la Cinchona Erythrantha Pabón.
chona Lancifolia. La Cinchona Cordifolia, quina amarilla, es la se­
Otra variedad granadina de la Cinchona Lancifo­ gunda especie de la Quinología, y está allí represen­
lia es la variedad y de la tabla V, planta descubier­ tada por seis variedades, cuatro de las cuales pa­
ta por Caldas en La Plata, provincia de Neiva, don- recen corresponder a diferentes estados o formas
(1 ) N O T A DE LA D IR E C C IO N .— Estas planchas o tablas fue. de la misma especie. La Cinchona Cordifolia, a me­
ron calcadas por Trinna tic los originales que se encuentran en el Jar­ nudo confundida con la Cinchona Pubescens de
dín Botánico de Madrid, y de las cuales se da alguna idea en esta Re­
vista con las láminas en colores adjuntas. Vahl, es una planta abundante en toda la zona cin-

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chonífera, y que varía mucho, sobre todo por la pu­ dades no son sino form as de hojas más o menos des­
bescencia más o menos abundante de sus hojas y arrolladas de la misma especie en la una y aproxi­
por la base de éstas, que pasa insensiblemente de mándose al gran desarrollo de aquellas de la Cin­
la form a de corazón a la cuneiforme. Las cuatro va­ chona M agnifolia en la otra. Esta variedad ha sido
riedades que entran en la Cinchona Cordifolia so n : también distinguida en la Quinología: “ Tubo Coro­
el prototipo (tabla X V I ) , quina amarilla terciope­ llae Medio In fla to” , y corresponde por este detalle
lo, muy conocida en el país, y a la cual correspon­ notorio, así com o también por el conjunto de sus
den en general, las variedades y y 5 (tablas X I X características a la Cinchona Caduciflora de Hum­
y X X ) , Requesón blanco de Popayán y Berruecos, boldt y Bonpland ; sin diferir en realidad de la Cin­
y Requesón colorado de Popayán (haciendo exclu­ chona O blongifolia de Humboldt, sinónimo cierto
sión del sinónimo H oja de Zambo de Loxa o Cin­ de la Cinchona M agnifolia de Pabón (Cascarilla
chona P alalba), y la variedad {3 (tabla X V I I I ), M agnifolia de W eddell) com o se ha reconocido des­
menos pubescentes y más o menos cuneiforme en la de hace tiempo. F alta por añadir el sinónimo de la
base, que representa mejor la variedad que Kars- Cinchona H eterocarpa de Karsten, establecido, se­
ten publicó bajo el nombre de Cinchona Tucujensis. gún ejemplares recogidos en las localidades de la
La planta a (tabla X V I I ) , por sus hojas gla­ Cinchona O blongifolia de Mutis.
bras, y solamente pubescentes bajo las axilas de las La variedad y (tabla X X I V ) está descrita así:
nervaduras, y por sus flores de color púrpura, se “ Capsulis 5 vel, 6 pollicaribus” , carácter amplia­
aparta de las otras variedades. Howard creyó po­ mente suficiente para distinguirla de la generali­
der identificar a la Cinchona Purpurea Pabón, qui­ dad de las Cascarilla. N o es otra cosa sino la Cas­
zá a causa de la sinonimia establecida por Mutis. carilla H eterophylla de W eddell. Muestras de es­
La variedad e (tabla XX-bis A ), Cascarilla co­ ta planta fueron dadas, junto con las de la Cincho­
lorada de Alausi, Pinan-Pungo, cerca de Alausi, na O blongifolia a H um boldt, por Mutis. Weddell las
provincia de Cuenca, corresponde por sus caracte­ encontró en el Museo de París, bajo la designación
rísticas, la localidad y otras indicaciones a la Cin­ de quina roja de Mutis, y las consideró como perte­
chona Succirubra, como Howard lo hizo notar con necientes a una especie poco conocida hasta enton­
exactitud. ces, que recibió el nombre de Cascarilla Heterophy­
Además, la Cinchona Succirubra tiene afinidades lla. Karsten, creyendo inédita esta misma especie
evidentes y una semejanza notoria sobre todo con originaria de la C ordillera de Bogotá, la cual nos­
la forma glabrescente de hojas atenuadas en la ba­ otros recogim os igualmente, la publicó últimamen­
se de la Cinchona Cordifolia. No es de sorprender te bajo el nombre de Cinchona Bogotensis (FI. co­
por tanto que Santisteban haya tomado el “ Palo de lum. t. I, p. 83, t. X L I ) .
Requesón” de Popayán por la verdadera fuente de La variedad $ (tabla X X I I I ) , según la firma S.
quina roja o Cinchona Succirubra, dato inexacto M., es una planta descubierta cerca de Puente Real,
que, transmitido a Mutis, llamó la atención sobre al norte de B ogotá, por Sinforoso Mutis. Es una es­
una especie medicinal mediocre, y debió retardar pecie muy distinta de Cascarilla, que se aproxima
el conocimiento y la explotación de otras buenas a la Cascarilla Riveroana de Weddell. Difiere total­
quinas de la Nueva Granada. mente de las tres otras variedades atribuidas a la
Las Cinchona Lancifolia y Cordifolia, únicas ver­ Cinchona O blongifolia por sus hojas pubescentes so­
daderas Cinchonas conocidas en la Nueva Grana­ bre las dos faces descritas así en la Quinología: “Fo­
da, en el siglo pasado, están seguidas en la Quino- liis Cordatis utrinque pubescentibus” . Esta caracte­
logia por otras cinco Cinchona de Mutis, que se dis­ rística está sin em bargo en contradicción con la des­
tribuyen también en otros géneros de cinchonados: cripción específica de la Cinchona Oblongifolia de la
L a Cinchona Oblongifolia, quina roja. Esta espe­ Quinología,la cual d ic e : “ F olia oblonga integerrima
cie comprende cuatro variedades, que se adhieren nitida” , y en contradicción igualmente con la idea
evidentemente a tres especies distintas y bien carac­ que Mutis se había hecho de la superficie de las ho­
terizadas de falsas quinas o cascarilla. jas de su Cinchona O blongifolia, de la cual siempre
El prototipo dibujado en la tabla X X I corres­ d ijo : “ U trinque glaberrim a” .
ponde exactamente a la planta recogida en Fusa- La cuarta especie de las quinas llamadas Offici­
gasugá por Purdie, y que fue publicada por Ben- nalis por Mutis, es la Cinchona Ovalifolia, quina
tluuu, bajo el nombre de Cinchona Nitida (no Pa­ blanca, especie am pliam ente representada por cua­
b ón ), y que fue llamada Cascarilla Nitida por tro variedades, dos de las cuales con hojas más o
W eddell. Un cogollo joven y la mitad de una cáp­ menos pubescentes, corresponden a formas distin­
sula de esta variedad son los únicos fragmentos que tas de la misma planta, la cual tiene también una
acompañan en el herbario de Linneo las flores y el área geográfica muy extendida. Las dos varieda­
dibujo enviados a Europa por Mutis. des de las cuales hablamos son : el prototipo (tabla
La variedad a (tabla X X I I ) es la misma plan­ X X V ) , y la variedad « (tabla X X V I ). Según
ta que la que Hum boldt publicó bajo el nombre de Humboldt, el mismo Mutis había reconocido que su
Cinchona Oblongifolia, según las muestras que Mu­ Cinchona O valifolia era idéntica a la Cinchona Ma-
tis le había com unicado; esta planta habiendo sido croearpa de Valil.
la prim era publicada, vino a ser la Cinchona Oblon­ La variedad Y (tabla X X V I I I ) está descrita y
gifolia propiam ente dicha. Además, las dos varie- representada según las notas o muestras comunica-

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das a Mutis por Manuel Restrepo, con las hojas y sar en su género Gomphosia (Ferdinandusa) bajo
ramas verticiladas. la denominación de Goudotiana, otros ejemplares
Esta planta vegeta en los alrededores de R ío Ne­ de una Rubiácea Granadina, recogidas por Goudot
gro, en la provin cia de A ntioquia, y se encuentra e inexactamente z-otuladas por éste Cinchona Dissi-
bastante bien representada en el herbario de Kew. miliflora. Otras plantas habían recibido anterior­
Nos parece con stitu ir una especie distinta y desco­ mente el nombre de Cinchona Dissimiliflora, pero
nocida de Cascarilla que, p or el carácter de sus ho­ ellas fueron asimiladas más tarde a su verdadero
jas verticiladas, se in clin a hacia las Rem ijia y p o­ génez-o, como la de Vahl, que pasó a las Exosteznma.
dría llamarse C inchona V erticillata. La Quinología de Bogotá, cuya parte sistemáti­
La variedad ¡3 (tabla X X V I I ) , con hojas com ­ ca e iconográfica, aún inédita, nos ha proporciona­
pletamente glabz-as; “ F o liis O blongis Utrinque Gla­ do el tema de las observaciones que preceden, no es
bris” , es otra especie de C ascarilla; Karsten no ha por ello una obra menos interesante, sobre todo al
mucho la describió y representó en la obra antes ci­ punto de vista histórico. Su publicación, hecha en
tada (tabla V I I ) , bajo el nom bre de Cinchona Pris- tiempo oportuno, hubiera ciertamente evitado mu­
raatostylis. chos erroz-es y discusiones lamentables, puesto que
No hay que con fu n dir la Cinchona Ovalifolia de la ciencia no podía ganar nada en realidad, en un
Mutis, con el hom ónim o de H um boldt y Bonpland, debate cuyos fundamentos le escapaban. Sea lo que
que llegó a ser prim ero Lasionema, y después Ma- fuere, hemos creído indispensable el trabajo que hoy
crocnemum H uboldtianum W edd. presentamos, para acabar de disipar erz-ores secu­
Las otras tres especies de Cinchona que Mutis lares, paz-a hacer conocer exactamente a qué corres­
había distinguido de una manera general de las es­ ponden las designaciones aceptadas por Humboldt,
pecies officinalis por sus coz-olas glabz-as no pubes­ y para simplificar, aelarazido, la Historia de las
centes en el in terior del lim bo, están todas compren­ Quinas de la Nueva Granada. No habiendo ahorra­
didas en géneros distintos al Cinchona y Cascaz-illa. do ni esfuerzos, ni sacrificios para llegar a este z-e-
La Cinchona Longifloi-a (tabla X X I X ) , Azahar sultado, esperamos que será favorablemente aco­
de Mestiza, es la Cosm ibuena O btusifolia de Iíuiz y gido.
Pabón, es deciz-, un género menos parecido al Cin­ V
chona que el de Cascarilla.
Cinchona y Cascarilla
Según el texto de la Quinología, esta planta fue
descubierta por M utis en 1760, y muy probablemen­ Luégo de haber analizado la Quinología de Mu­
te en su prim er viaje a Montuosa, provincia de tis, y basándonos en los numez-osos materiales tan
Pamplona, al norte de Bogotá. La Cinchona Longi- completos como nos ha sido posible disponer, cree­
flora, según eso, fue el prim er chichoneado recogi- mos poder intentar una nueva revisión de la gene­
do por M utis; pero com o este hecho no fue mencio­ ralidad de las plantas que han recibido el nombre
nado cuando él fijó la fecha del descubrimiento de de Cinchona.
sus quinas, es perm itido el suponer que la especie Sabemos que las plantas designadas antiguamen­
no fue clasificada en la Quinología sino en una fe­ te bajo el nombre de Cinchona, fueron más tarde
cha posterior. distz-ibuídas en dos grupos que tez-minaron por ser
Sabemos que por error H um boldt y Bonpland (in considerados como genéricos. Pero algunos autores
Plant. Equin. p. 67 y 37) habían designado la Cin­ quisieran hoy en día volver por la fusión de esos
chona Longi flora o Cosmibuena como la Cinchona dos grupos, al género único Cinchona, restituido en
Ovalifolia Mut. o Cinchona M acrocarpa. su amplia delimitación primitiva.
Las dos últimas Cinchona de la Quinología, Cin­ En cuanto a nosoti-os, fieles a la regla que nos
chona Dissimilifloi-a y Cinchona Parviflora (tabla impusimos según nuesti-as investigaciones minu­
X X X y X X X I ) , son también dos plantas descubier­ ciosas sobre la circunscripción de las Melastomá-
tas dii-ectamente por Mutis, durante su permanen­ ceas, nos parece que hay que establecer y adoptar
cia en Mariquita, y que están comprendidas ambas las distinciones necesarias a la nomenclatura, te­
en el género Lasionema, el cual no es otro sino el niendo en cuenta aun los caracteres débiles, en tazi-
Macrocnemum de B row n. to que ellos sean lo suficientemente constantes y
La Cinchona P arviflora, Quina Perrillo, más ge­ persistentes. Creemos, pues, y nuestra manera de
neralmente, que nosotros z-ecogimos en la falda de ver tiende a confirmarse de más en más, que es zne-
los bosques que circundazi la llanura de Maz-iquita, jo r el seguir esta regla que el exponerse, si no se
hacia la Cordillera Cezitz-al, parece ser especie nue­ quiere caer en contradicción consigo mismo, a en
va, muy vecina del Macrocziezmuu cinclzoz-oides globar paso a paso los grupos en los cuales se pue­
Wedd. Cascarilla de Ruiz y Pabón. den encontrar matices, aun apenas sensibles, y lle­
Los ejemplares de Cinchona Dissimilifloz-a, pro­ gar así, de fusión en fusión, hasta la coznpleta ex­
venientes de las mismas localidades, fueron recogi­ tinción de familias y clases entei-as.
dos en Mariquita, cerca de Santa Ana, por Linden, Así, pues, nosotros alinearemos en nuestra enu­
y llevados a Europa. W eddell, no habiendo podido meración, bajo el nombre de Cinchona, y considera­
idezitificarlos a la especie de Mutis, y considerán­ remos como especies típicas del género, aquellas
dolos como una nueva especie, les dio el nombre de cuya cápsula se abre priznitiva y normalmente, de
Lasionema Gz-andiflora, mientras que él hizo izigre- la base al pináculo, en una palabz-a, aquellas que

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están comprendidas en los límites generalmente hoy ción. La Cosmibuena es un género distinto a la vez
atribuidos al género Cinchona. de la Cinchona y de la Cascarilla, que debe ser con­
Continuaremos, por el contrario, designando bajo servado lo mismo que los otros dos, y con su deno­
el nombre de Cascarilla las especies cuya cápsula, minación primitiva. La regla en la cual Pohl se apo­
a menudo grande y desprovista de limbo calicinal, yó para hacer este cambio de nombre no es absoluta;
se abre por el pináculo solamente. podemos, en efecto, citar numerosos ejemplos de
Esta sola característica, excluyendo todas las de­ nombres genéricos, compuestos de nombres y pro
más, distingue perfectamente las Cinchonas de las nombres, tales como Carludovica, Juanulloa, Jean
Cascarillas. raya, Allanblackia, los cuales son generalmente
La denominación Cascarilla impuesta al segundo adoptados. Admitiendo, momentáneamente, la opor­
•Tupo, levantó objeciones que parecen fundadas. Se tunidad del cambio propuesto por Pohl, el nombre
dice, por ejemplo, que Cascarilla es el nombre espa­ “ Buena” pertenecería al género Cosmibuena y de
ñol atribuido más particularmente a las verdade­ ninguna manera al género Cascarilla.
ras quinas; pero en ese caso se debería desechar Para evitar las complicaciones y la confusión que
también de la nomenclatura de las Cinchona el nom­ seguramente se produciría por éstos nuevos cam­
bre de quina o quina-quina, que designaba origina­ bios, creemos deber adoptar la nomenclatura gené­
riamente un Myroxylon, género de leguminosas. Es rica de Cascarilla y la Ladenbergia, primitivamen­
de notar, además, que el nombre Cascarilla llegó a te establecida por Weddell.
ser un término genérico, que ha sido dado igual­ Las Cascarillas de la sección Muzonia de Wed­
mente a falsas quinas. Estrictamente se puede to­ dell se distinguen a la. vez de las Cascarillas propia­
mar este nombre en un sentido restringido, consi­ mente dichas, y de las verdaderas Cinchona por su
derándolo como diminutivo de cáscara, para desig­ fiosonomía particular, por la reticulación de sus
nar una cáscara inferior en calidad, y aplicarlo así hojas, análoga a la de las Ladenbergia, por el lim­
en oposición a aquélla, por excelencia, de las verda­ bo del cáliz tubular o campanulado persistente, por
deras quinas. sus inflorescencias, y sobre todo por sus cápsulas
Aun suponiendo que la palabra Cascarilla haya grandes, abriéndose, según Karsten, de la base al
sido mal escogida en su origen, nos parece suficien­ pináculo. La Muzonia constituye así un tipo in­
te, el que haya sido generalmente empleada, para termediario entre la Cinchona y la Cascarilla que
conservarla por derecho de ¡prioridad, sobre todo podría tomar sitio en el género con igual derecho
después de la publicación de la Historia Natural que las Remijia, Cosmibuena, Hillia, etc. En este
de las Quinas. Antes de esta consagración, el nom­ caso, esta sección, elevada a la categoría del géne­
bre Cascarilla hubiera podido cambiarse; Weddell ro hubiera debido conservar el nombre de Musonia
tenía, en efecto, hasta cierto punto, mayor libertad propuesto por W ed d ell; pero una de las especies allí
para escoger entre el nombre de Cascarilla, pro­ incluidas por ese botánico recibió en herbario por
puesto por Endlicher, y aquel de Ladenbergia cam­ Klotzsch y Karsten el nombre de Henlea, que el úl­
biado por Klotzsch; pero el autor célebre de la “ His­ timo de estos autores adoptó para un género distin­
toria Natural de las Quinas” , guiándose pura y sim­ to en otra sección de Rubiáceas.
plemente por la ley de la prioridad, conservó el nom­
bre de Cascarilla al grupo definido por Endlicher, VI
que comprendía la generalidad de las Ladenbergia.
Weddell, por otra parte, usó sabiamente de su de­ Distinción de las especies de Cinchona
recho, reservando este último nombre propuesto El modo de distinguir las especies de Cinchona
por Klotzsch a la sola especie constituyendo el tipo presenta dificultades que a menudo han detenido
de un género nuevo que había permanecido confun­ a los botánicos. Aquí, en efecto, como en otras aso­
dido con las verdaderas Cascarilla. De tal suerte, se ciaciones muy naturales de las plantas, los carac­
evitó la creación de un nuevo nombre, sin apartar­ teres distintivos parecen oscilar en una escala de
se de las reglas de la nomenclatura. variabilidad, cuyos límites extremos no están aún
Impresionado, sin duda, por las objeciones he­ fijados con rigurosa precisión. Esas dificultades
chas a la denominación Cascarilla que él mismo había desaparecerán cuando se esté de acuerdo sobre ios
adoptado Weddell propuso recientemente (Journ. signos generales que constituyen la especie, y sobre
of Linn. Soc. X I., p. 185) sustituirlo por el de los grados de variabilidad orgánica que separa los
“ Buena” . A nuestro parecer ese cambio es inadmisi­ individuos. Pero, en el estado actual de la ciencia,
ble. Como nombre, Buena es simplemente el apela­ la nomenclatura y clasificación de las especies son
tivo que Polil (a ejemplo de Cavanilles, cuyo géne­ de pura apreciación personal, generalmente aban­
ro no fue adm itido) juzgó más correcto que aquel donada a la corriente de las opiniones particulares.
de Cosmi buena, consagrado por Ruiz y Babón en En lo que toca a la quina, que provee una de las
memoria del mismo cosmógrafo, Cosme Bueno. Pohl sustancias más indispensables a la medicina, y más
expresó su manera de ver publicando la Buena He- preciosas para el comercio, era bien natural que
xandra, que en cuanto planta, es una nueva espe­ las investigaciones de los botánicos se afianzaran,
cie de Cascarilla del Brasil que él creyó, errónea­ para su clasificación sistemática de todos los carac­
mente, pertenecer al género Cosmibuena, del cual teres que puede hacer entrever una minuciosa ob­
él no quiso alterar la delimitación ni la composi­ servación. Las cortezas de este árbol han sido el ob­

— 270 —
jeto particular de investigaciones profundas hasta tezas y sobre el centro mismo de su desarrollo. A
el punto de exagerar algunas veces la importancia estos hechos incontestables, puesto que la expe­
de los caracteres que presentan sus múltiples as­ riencia del cultivo lo atestigua, podemos agregar
pectos. Creemos de utilidad el estudiar rápidamen­ otras observaciones de resultados prácticos y de gran
te el grado de confianza que hay que acordar a los interés. Así, por ejemplo, se está hoy día en la vía
caracteres deducidos de las propiedades físicas, quí­ de las condiciones más ventajosas para la produc­
micas, orgánicas, o del examen m icroscópico de las ción de ciertos alcaloides de las quinas. Parece que
cortezas de quina. la exposición completa a los rayos solares, bajo po­
Ante todo, la coloración de las cortezas, desde tentes oleadas de calor y luz combinadas, favorece
largo tiempo considerada por los mercaderes y bo­ particularmente la producción de la Cinclionidina
tánicos como siguo distintivo de las especies fue, con la resina que la acompaña, la cual es difícil de
como lo hemos hecho notar, una de las causas de separar. Por el contrario las mismas plantas, cre­
error más graves que se haya arraigado cu el do­ cen bajo la sombra de las florestas, tendiendo a
minio de la ciencia. Recordemos, en efecto, que en crear la Cinchonina, mientras que las condiciones
cada centro de explotación, los mismos nombres, más propias al desarrollo de la Quinina serían, pol­
vulgarmente usados para designar el color de las lina parte, la exposición de las hojas a la luz solar
cortezas, fueron simultáneamente impuestos a pro­ y, de otra parte, la protección de las cortezas bajo
ductos vegetales diversos, mientras que las corte­ una capa de musgo. Resulta de estos ensayos que
zas de la misma especie recibían a menudo nombres revistiendo de musgo el tronco de un árbol de Cin­
distintos, motivados sin duda por los cambios de chona, se llega a aumentar, en cierta proporción,
coloración que ellas podían sufrir bajo condiciones la producción total de alcaloides provistos por las
diferentes. El lugar de habitación de la planta, su cortezas, asegurando así la abundancia de la Qui­
exposición, su grado de calor atmosférico, la altu­ nina.
ra que ella ocupa sobre el nivel del mar, son cir­ Otro hecho, digno de notar es que, por medio de
cunstancias determinantes (pie influyen más o me­ esta aplicación de musgo, convenientemente ejecu­
nos activamente sobre la coloración de sus cortezas, tada, se obtiene una pronta renovación de las cor­
así como también sobre su composición íntima o su tezas sobre la hendidura longitudinal producida pol­
aspecto exterior. Este hecho explica las denomina­ la ablación de los fragmentos de una primera cose­
ciones vulgares discordantes que, en una misma re­ cha. Según los experimentos hechos en la India, le­
gión, se atribuyen a productos de la misma especie, jos de perjudicar la producción de alcaloides en la
tales como quina roja o amarilla, de Loxa o de Pi­ nueva corteza, el musgo aplicado en esa forma, con­
tayó, etc. Una prueba concluyente de los cambios tribuye a aumentarla notablemente al menos du­
de coloración que pueden afectar a las cortezas de rante las dos o tres cosechas siguientes.
la misma especie nos es ofrecida por la Cinchona Algunas otras indicaciones tienden a demostrar
Succi rubra. En su luga r de origen y sobre árboles que la mejor época para la extracción de las corte­
vetustos, las cortezas presentan color rojo oscuro, zas de quina, es decir, para obtener el máximum de
de donde se les puso el nombre de quina roja, mien­ quinina es el período de plena circulación de savia,
tras que las cortezas de plantas jóvenes cultivadas de preferencia en la época de reposo que sigue al
en l:i India y provenientes de los primeros envíos desarrollo activo de la planta. Bajo el clima tropi­
de Inglaterra, se coloran de amarillo paja, que ase­ cal, éstos dos períodos se suceden con mayor rapi­
meja mucho al tinte de la Cinchona Officinalis. dez que en los países donde alternan las cuatro es­
En los m agníficos cortes m icroscópicos de las cor­ taciones, y ellos dependen principalmente de las
tezas de la Cinchona Suecirubra, que figuran en im­ épocas de lluvia y sequía. Dondequiera que los cam­
portantes obras teóricas y prácticas sobre Quinolo- bios de estación y las variaciones en la duración
gía, la materia colorante roja no aparece sino so­ del día no se hacen sentir, parece haberse hecho no­
bre cortezas primitivas. tar que las fases lunares influyen en la actividad o
El aspecto exterior, la estructura anatómica, y presencia o ausencia de la luna durante la noche
aun la com posición química de las cortezas de Cin­ lentitud de la savia. No podríamos afirmar si la
chona, están igualmente más o menos sujetas a va­ obra directa o indirectamente sobre la economía de
riaciones producidas por causas diferentes. las plantas, o si este fenómeno no es sino una sim
Las planchas de las mismas obras nos exponen y pie coincidencia con alguna otra causa aún ignora­
nos hacen seguir paso a paso los cambios que se pro­ da, tal como sería la producción de las lluvias; pi­
ducen en la disposición del tejido de la Cinchona ro la influencia de los períodos lunares sobre la
Suecirubra, según las condiciones muy diversas que composición y la proporción relativa de los líqui
pueden m odificar su crecimiento, es decir, sea que dos en las plantas, y de ahí sus propiedades, es aeep
este árbol se desarrolle a la sombra densa de las flo­ tada generalmente en América como lo fue duran
restas, sea que reciba más o menos la acción de los te largo tiempo en Europa.
rayos solares, sea que una capa de musgo u otro Las curiosas experiencias acometidas en vía de
abrigo artificial se interponga entre su estructura y ensayo en la India, para el perfeccionamiento de la
la atmósfera ambiente. Estas condiciones exteriores cultura de las Cinchona, acabarán, lo esperamos,
han ejercido su efecto sobre la proporción relativa por esclarecer otros fenómenos ya constatados y cu­
y absoluta de los alcaloides contenidos en las cor ya explicación permanecía desconocida. Se sabía

271 —
que la proporción de alcaloide producido por las la clasificación de las quinas, pondremos bajo los
cortezas de la misma especie de Cinchona, y prove­ ojos del lector las conclusiones que Howard saca
niente de los mismos lugares de explotación, no era de su propia experiencia y que publica encabezan­
siempre uniforme, y que en definitiva había que re­ do su lib ro : “ A pesar del aire de parentesco que
currir al análisis químico para fijar el valor intrín­ existe entre las cortezas sometidas a circunstan­
seco de las cortezas. Los resultados que señalamos cias artificiales, hay, dice Howard, alguna varia­
precedentemente dan cuenta, hasta cierto punto, ción en el tam año y modo de dispersión de las
de los cambios naturales o artificiales que pueden fibras del líber y los vasos lactíferos. Así los esfuer­
tener lugar en la proporción de los alcaloides. Pero zos intentados para alinear las cortezas en un sis­
es más difícil de explicar, con ayuda de datos ad­ tema riguroso de clasificación, especialmente apo­
quiridos, otro hecho con el cual el comercio de las yado sobre tal o tal distinción, no llegaría sino a la
quinas en general y el de la Nueva Granada en par­ c o n fu s ió n ... L a apariencia exterior de las mues­
ticular, debió de familiarizarse a su costa. tras, dice más lejos el mismo sabio, varía según el
Las quinas de Pitayó y la Tunita o Lancifolia lugar donde crece la planta. La corteza de Quina
son las dos especies ricas en alcaloides, y las solas Succirubra que crece a la sombra, presenta un as­
cuya explotación aprecia la Nueva Granada. Estas pecto que es de la. naturaleza del corcho. Los indi­
especies son perfectamente distintas y caracteri­ viduos acostum brados a reconocer la Cinchona Suc­
zadas, así como también la región donde se des­ cirubra en su suelo natal saben que la corteza del
arrollan. La región de la Cinchona de Pitayó, si, co­ mismo árbol ofrece aspectos más o menos diferen­
mo lo creemos, la que se llama de Almaguer, no es tes, según esté más o m enos expuesta a las influen­
sino una forma, comenzaría cerca de Túquerres, ba­ cias de la luz y el ca lor” . Se sabe, además, que es
jo el Ecuador, y se extendería sobre las faldas de raramente posible el reunir las cortezas, flores y
la Cordillera Central, hasta la vecindad del volcán finitos del m ism o árbol, y afirm ar que una corteza
del Huila, límite que no se traspasa, bien que la proviene de tal o cual especie de Cinchona, y no es
cadena conserva aún más allá, al menos en aparien­ ésta una de las menores dificultades que entraban
cia, las mismas condiciones de vegetación. La ex­ la clasificación regular de las cortezas en vista de
periencia lia probado que la Cinchona Pitayen- su determ inación específica.
sis, recogida desde Túquerres hasta el pie del Pura- En resumen, los caracteres propuestos por el es­
cé (Cinchona Coriumbusa Karst) y designada en el tudio de las cortezas son tan variables como los
comercio bajo el nombre de Quina de Almaguer, otros órganos de la planta, y no serían suficientes
abunda en cinchonina y encierra muy poca quinina, para determ inar las especies: pero pueden, combi­
defecto que la ha hecho desechar como corteza co­ nándose con las otras observaciones, ayudarnos útil­
merciable. Por el contrario, la quina de Pitayó le­ mente a d istin g u ir estas mismas especies.
gítima, o la que sigue al norte en una zona de vege- N o queriendo vanagloriarnos de crear una clasi­
ción uniforme, es una de las quinas más ricas en qui­ ficación irreprochable de las especies de Cinchona,
nina. La Cinchona Tunita o Lancifolia da lugar a dado que no existen sino documentos más o menos
una observación en sentido inverso. incom pletos en cu an to a. la extensión que puede ser
La especie vegeta sobre el ramal oriental de los atribu id a a la variedad y las relaciones reales que
Andes, desde las fuentes del río Magdalena, del la­ reúnen las form as específicas, hemos pensado que
do del nudo montañoso de Pasto, y sigue casi a la ante tod o hace fa lta aplicarse a destacar cada ti­
misma altura la Cordillera hasta los Andes de Pam­ po lo más netam ente posible, distinguiéndolas por
plona y de Ocaua, hacia el 8’ de latitud norte. Al una nom enclatura sim ple y usual. A este punto de
oriente de Bogotá, y como cortada por el profun­ vista, creem os deber conservar, como entidades
do cauce del río Guachetá, se encuentra una espe­ aparte, aun las plan tas cuyos caracteres distinti
cie de línea demarcadora que separa dos especies de vos parezcan p oco prom inentes, siempre y cuando
cortezas de quina tunita. La que crece sobre toda la se les haya a trib u id o un nom bre primitivamente, y
región sur es buena para la exportación, con varia­ que no se tra te de vegetales manifiestamente idén­
ciones locales o accidentales en cuanto a su riqueza ticos. Cada tip o, tom a, así, el rango de especie, sin
de quinina. Pero avanzando del mismo punto hacia que queram os p erju d ica r su verdadera importancia
el norte, la planta que aparece sobre la cordillera real, la cu al nos escap a aun en el estado actual de
y que creemos ser una variedad o variación de la la cien cia. E sta m anera de proceder, que permitirá
Cinchona Lancifolia, posee cortezas que no contie­ siem pre ju n ta r los elem entos recolectados por un
nen sino muy poca quinina, y abundan, por el con­ estu d io m ás com pleto, evita la tendencia a confun­
trario, en cinhonina o quinidina, según las circuns­ d ir los tip os cu ya d ivergen cia puede revelarse tar­
tancias locales. de o tem prano. N os hem os impuesto igualmente el
A pesar de estas diferencias en las proporciones no m u ltip lica r las variedades que, por insuficien­
relativas de alcaloides, parece que la suma total o cia de crite rio , perm anecen más o menos inciertas
la proporción absoluta de las bases orgánicas tien­ y cu ya d esig n a ción no serviría sino para sobrecar
de a mantenerse más uniformemente en cada es­ gar la nom en clatu ra.
pecie. A cada tip o, b a jo su nom bre más antiguo, nos-
Para confirmar nuestras anotaciones en cuanto otros añ ad im os com o sinónim os los otros nombre»
a la importancia del carácter de las cortezas para que se relacion an evidentem ente a la misma planta,

-X 7 2 —
CINCHONA PITAYENSIS. WEDD.
’ * ANARANJADA f i n a
■- - ROJA ¡'LL PIÑON DE PITAYÓ,
4 - OU NA ANARANJADA PROCEDENTE DE LA C R U Z . (C A U C A ).
: AMARILLA d e h u e v o
y aumentamos esta lista cuando se trata de plan­ de esas especies las hojas tienen tendencia a vol­
tas, que, relacionándose íntimamente, sin línea de verse obtusas en la base o cordiformes; en las otras,
demarcación bien establecida, representan formas esas hojas son décurrentes sobre el pecíolo, que se
o variaciones de un tipo fundamental. vuelve más o menos manifiestamente alado o mar­
Hemos consagrado, en fin, la más minuciosa aten­ ginado.
ción a la nom enclatura de las especies de ese gru­ Si, desde otro punto de vista, apartamos ahora
po considerable de plantas que, bajo el título de las especies de Cinchona que la experiencia nos se­
Cinchona, hace el objeto de una tan vasta explota­ ñala como poco ricas en alcaloides, y por consecuen­
ción comercial, a la que se relacionan tan graves cia poco recomendables para la explotación, el nú­
intereses; y, en lo posible, hemos buscado el inau- mero de las especies que debe llamar la atención es
tener la clasificación sistemática en perfecto acuer­ restringido y su conocimiento fácil.
do con las distinciones consagradas por el uso de Siguiendo de norte a sur las cuatro regiones
la experiencia. einchoníferas que se reparten la cadena de los An­
A pesar de las numerosas dificultades de esta ta­ des, las quinas farmacéuticas o comerciales pue­
rca, gran liarte de las especies de Cinchona puede den limitarse en el orden siguiente:
ser fácilmente caracterizada. 131 titubeo no se hace 1° La Cinchona Lancifoíia, Tuna o Tunita de Bo­
sentir sino en presencia de algunas especies de cier­ gotá, Quina Amarilla anaranjada, y la Cinchona
tos grupos cuyas form as afectan semejanzas más Pitayensis, son las dos solas y únicas especies que
marcadas. explota la Nueva Granada. La primera se extiende
Señalaremos más tarde las relaciones íntimas sobre una gran porción del ramal oriental de la
que acercan, por ejemplo, la Cinchona Lancifoíia y Cordillera y la segunda ocupa el ramal central so­
la Cinchona Crispa, de la Cinchona Officinalis. Aña­ bre una superficie menos considerable.
diremos la Cinchona Chahuarguera, como la espe­ 29 Hacia el Ecuador, siguiendo la cumbre de la
cie más vecina de la Cinchona Officinalis, con la cual Cordillera, en los distritos de Loxa, Uritusinga,
podría fácilmente confundirse gracias a sus carac­ Cuenca, etc., vegetan las Cinchona Officinalis, Cin­
teres distintivos menos salientes. A l lado de la Cin­ chona Crispa, Cinchona Chahuarguera, Cinchona
chona Chahuarguera viene a alinearse la Cincho­ Macrocalyx, que proveen las cortezas afamadas ba­
na Macrocalyx, que difiere de ella principalmente, jo el nombre de quina gris de Loxa, sea del comer­
por la pubescencia menos sedosa de los ramuscu­ cio actual, sea de la antigua explotación que se ha­
los, de las inflorescencias y de las flores, así como cía por cuenta de la Casa Real de España. La ex­
también por sus hojas obtusas o redondeadas en la- plotación de la Cinchona Hirsuta, bien que produz­
base. A la Cinchona M acrocalyx se asemeja la Cin­ ca aún buenos productos, está generalmente aban­
chona Hirsuta, de la que se aleja, sobre todo por la donada, a causa de las cortezas demasiado delgadas
pubescencia al interior del tubo de la corola, en el que da esta especie. En la misma región, casi bajo
punto de inserción de los filetes de los estambres, la línea equinoccial, abajo de la primera zona de
y por las nervaduras de las hojas que sobresalen quinas más preciosas, se encuentra la Cinchona
debajo y son pubescentes. Si la Cinchona Umbellu- Succirubra, tan afamada por su quina roja. Esta
lifera, como se cree, no es sino un sinónimo de especie notable y excepcional desde otros pun­
Cinchona Chahuarguera, completa con la Cinchona tos de vista, es la sola que vive bajo una tempera­
l’ itayensis uno de los grupos de los cuales venimos tura bastante elevada y a una altura menos con­
hablando. En ese grupo las tres primeras especies siderable sobre el nivel del mar; el límite superior
precitadas tienen los dientes del cáliz pequeños, de su zona de vegetación llega apenas al límite in­
las otras tienen el limbo del cáliz tubular, con ló­ ferior de otras quinas, y su región natal es de me­
bulos más o menos alargados. diana extensión.
La Cinchona N itida y la Cinchona Peruviana, 3Q En el Perú se recogen, en primer lugar, la
que se distinguen casi únicamente por la forma de Cinchona Peruviana y la Cinchona Nitida, Quina
las hojas, tienen entre ellas una tan gran similitud Fina o Quina Gris; después vienen secundariamen­
(pie no se puede confundirlas fácilmente. No lejos te la Cinchona Micrantha, fuente de las Quinas di­
de esas especies podría tom ar lugar la Cincho­ chas Huanuco. La Cinchona Scrobiculata, otra qui­
na Obovata y la Cinchona Scrobiculata, y todas for­ na fina, planta abundante, y que gozaba de un
marían un grupo de más. Este se relacionaría por gran renombre, no lo conservó posteriormente y su
intermedio de la Cinchona Amygdalifolia, al grupo explotación fue abandonada.
de las Cinchona Calisaya, Cinchona Australis, y es­ -P Bolivia, en fin, posee la explotación principal
pecies vecinas. de la Cinchona Calisaya, una de las más preciosas
Alrededor de las Cinchona Pubescens y Cinchona quinas que se conozcan, en seguida de la cual se es­
Cordifolia se colocan respectivamente las Cincho­ calonan algunas variedades más o menos rebus­
na Purpurea, Cinchona Lechleriana, Cinchona Ova­ cadas.
ta, Cinchona Palalba, de una parte; las Cinchona Todas las otras especies de una zona inferior de
Decurrentifolia, Cinchona Succirubra, Cinchona la Cordillera, y que nosotros no citamos particular­
Purpurascens, de otra parte; todas teniendo entre mente, son de un valor comercial mediocre o casi
ellas grandes afinidades, y cuyos distintivos par­ nulo.
ticulares señalaremos luégo. En general, en algunas Considerando ahora en el conjunto las cortezas

273
de más alto precio, vulgarmente llamadas grandes en la región sur, la elevación de su suelo sobre el
quinas, notam os finalmente que con excepción de la nivel del mar hacia el lím ite austral puede ser me­
Cinchona Succirubra, ya citada, todas las otras es­ nor, sin cam biar sensiblemente el grado de tempe­
pecies crecen en general, sobre cimas frías de la ratura, gracias a la com pensación que se establece
Cordillera, desde el 5o de latitud norte, hasta el por el alejam iento de la línea equinoccial.
20° de latitud sur. Como ellas avanzan mucho más

* * *

APENDICE
IN V E ST IG A C IO N E S QUIM ICAS Y MICROSCOPICAS P A R A LA A C L IM A T A C IO N EN LA INDIA

Influencia de la altura. Cambios de hipar que afectan generaciones su­


cesivas de Cinchona Officinalis.
Según Me. Ivor, la Cinchona Succirubra, la Peru­
viana y la Micrantha prueban bien en las planta­ Mr. H oward d ic e : “ La corteza original de la pri­
ciones de Nediouttum y Pykara, en elevaciones que mera generación procedente de las montañas de
van de 1.000 a 2.000 metros, mientras que la Cin­ Uritnsinga, cerca de L oxa o Loja, dio el siguiente
chona Officinalis, la Bonplandiana y la Crespilla se resultado:
desarrollan vigorosamente en los plantíos de Do- N9 1.— Prim era generación:
dabetta, a alturas que van de 2.300 a 2.800 metros.
Oxalato de Q u in in a......................................... 1.87
Algunas pocas plantas de Calisaya sembradas Cinchonidina .................................................... 1.20
accidentalmente a una altura sobre el nivel del Cinchonina ........................................................ 0.04
mar de 2.600 metros, demostraron que prendían me­
jor que otras sembradas a una elevación menor. T o ta l.............................................. 3.11
Mr. Broughton informó en ese entonces (pie la
Cinchona Succirubra, por encima de los 2.400
NT<> 2.— Segunda generación, producida do la se­
metros produce un poco más del 2% de alcaloides,
milla a n terior:
destituidos de Quinina y Quinidina, y que por de­
bajo de los 1.800 metros produce una corteza más N9 2-« (C recida en Inglaterra) :
delgada, pero que contiene Quinidina y grandes Sulfato de Q u in in a................................ 1.36
cantidades de resina. Cinelionicina (con rastros de Cinchonina) 0.57
De las especies conocidas con el nombre de “ Cor­
tezas Corona” se sacan cortezas que suministran T o ta l.................................. 1.93
materias en parecidas proporciones por debajo de
2.100 metros. Por debajo de esta altura la canti­ Nv 2-b (Crecida parte enInglaterra y parte en
dad de alcaloides disminuye y en lugar de Quinina la I n d ia ):
prevalecen Cinchonidina y Quinidina. A más bajas Oxalato de Q u in in a................................ 1.40
elevaciones del terreno los árboles no prosperan y Quinina sin crista liz a r......................... 0.17
la resina de la corteza se torna en tan molesta co­ Ginchonicina .................................................... 0.79
mo lo es la de las especies designadas “ Cortezas R o­
ja s” . T o ta l............................................ 2.36
A sí parece evidente que las “ Cortezas Corona”
se adaptan mejor a grandes altitudes y que las Nv 3.— Tercera generación, procedente de send
“ Cortezas R ojas” prueban bien en alturas menores, lias del No 2-7;:
esto según las experiencias hechas en Ceilán, que Sulfato de Q u in in a.......................................... l . “g
no hacen sino comprobar lo observado en diversas Sulfato de C in chon idin a................................. 1.5o
regiones de América meridional, lugar de origen Cinchonina ......................................................... 0.08
de las quinas.
De todas las variedades de las “ Cortezas Coro­ Total 3.33
na” la Cinchona Officinalis (var. Crispa), se consi­
dera la más resistente, y experiencias decisivas con E fecto de la luz solar.
troncos cubiertos de musgo, de esta especie, con
N9 1.— Resultado del examen de la Cinchona Suc­
tres años y medio de edad de la planta, dieron el
cirubra. (Corteza de árboles crecidos bajo la som­
siguiente resultado: bra densa de los b o s q u e s ):
Su lfato de Q uinina................................. Sulfato de Q u in in a.......................................... 1.48
El mismo sin cristalizar...................... 0.44 Cinchonidina .................................................... 0.61
2.90
Cinchonina ........................................................ 2.54
0.86
( h'nchonidina
3.76 T o ta l............................................ 4.63
Total
— 274 —
N9 2.—Resultado del análisis de la Cinchona Suc­ alcanzan sus brazos, presenta ahora la apariencia
cirubra. (Corteza de árboles sembrados el mismo de un trozo de cinta más o menos largo. Si el árbol
día de los anteriores, pero al aire libre, espaciados mide 2S pulgadas de circunferencia, el explotador
ocho metros uno de o t r o ) : desprenderá alrededor del tronco nueve cintas c o ­
mo la primera, cada una de ellas de una y media
Sulfato de Quinina................................. 2.35
pulgadas de ancho, dejando al mismo tiempo otros
Quinina sin cristalizar........................... 0.95
nueve espacios de corteza intacta en los interme­
dios de las bandas desprendidas. Inmediatamente
3.30
el obrero procede a cubrir todo el tronco labrado
Cinchonidina ........................................... 1.11
con una capa de musgo que se fija con piezas de
Cinchonina ............................................... 0.5S
alguna clase de fibra. Los espacios que han sufrido
la decorticación quedan así protegidos contra la
T o ta l................................... 4.99
luz y el aire, asunto éste de capital im portancia en
el procedimiento. La exclusión de la luz y del aire
surte dos efectos beneficiosos: acelera la reposición
Protección de la corteza con musgo.
o cicatrización de la superficie destruida, en la m is­
Fue en circunstancias favorables que Me. Ivor ma form a que lo hace una pieza de emplasto en la
descubrió el expediente de renovar la corteza, des­ herida de un organismo animal, y produce un fe­
pués de haberla extirpado, en partes, del árbol, por nómeno muy cu rioso: aumenta la secreción de la
medio de aplicaciones de musgo, que se conserva Quinina en la corteza renovada bajo tan eficaz pro­
constantemente húmedo, y que permiten así a la tección.
planta la oportunidad suficiente para reparar su Transcurridos seis a doce meses, las bandas de
estructura. El daño causado a éste con la extirpa­ corteza que se habían dejado intactas, pueden re­
ción de corteza le sería fatal si no fuera por el ar­ moverse, cubriendo nuevamente con musgo las zo­
tificio indicado. nas así peladas. A los veintidós meses, más o me­
Me. Ivor indica que “ su idea de aplicar a rtifi­ nos, los espacios de las tiras primeramente des­
cialmente musgo «a la corteza de las plantas de prendidas se encuentran cubiertos de una corteza
Cinchona provino del hecho de que las mejores cor­ de quina renovada, mucho más gruesa que la cás­
tezas de Cinchonas del com ercio están invariable­ cara natural de la misma edad. Esa quina renova­
mente cubiertas con musgo” . “ De aquí la suposi­ da puede extraerse nuevamente, estimulando el pro­
ción de que el musgo favorece la formación de al­ cedimiento de la reproducción otra vez mediante
caloides en la corteza de los árboles de quina” . el sistema del musgo. Seis o doce meses más ade­
El mismo Me. Ivor describe su procedimiento del lante, puede repetirse la extracción, alternando la
siguiente m od o: “ Al desprender la tira o banda de serie de bandas de corteza. Así, sucesivamente, se
corteza se practican dos incisiones longitudinales obtienen cosechas alternadas del mismo tronco.
a la distancia del ancho de la cinta de cáscara que Hasta ahora la experiencia no ha demostrado la
se desea extraer; hecho esto, la quina se alza de necesidad de establecer lim itación alguna en esta
los lados de los cortes, empezando desde abajo. De­ continua explotación de un mismo árbol. Es sabi­
be tenerse mucho cuidado en no com prim ir o da­ do, desde luego, que en cada operación las bandas
ñar la savia o materia (cambium) que permanece de corteza resultan más largas que las anteriores
adherida a la superficie de l«a madera o tronco del respectivas; habiendo crecido el árbol en altura y
árbol. Ese cambium o materia adhesiva form a una corpulencia cada año, la parte superior de la nue­
granulación apenas se desprende la corteza; la pro­ va cinta es de corteza natural, la sección inferior,
tección que ofrece el musgo permite renovar la cir­ de cáscara renovada” .
culación de la savia, que se había interrumpido” . De la manera descrita, el señor Me. Ivor ha
El señor Broughton dice: “ Si el cambium no sufre perfeccionado su feliz concepción de proteger los
daño alguno, la nueva corteza se desarrolla rápi­ árboles de la quina con el musgo. Era imposible ha­
damente” . ber previsto que la corteza renovada fuese siempre
Me. Ivor continúa la descripción de su siste­ de m ejor calidad que la cáscara natural, pero éste
ma en los siguientes térm inos: “ La tira de corte­ es el caso, y eu magnitud tal que la continuidad
za que el obrero ha desprendido hasta la altura que del sistema está asegurada.

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