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Traducción de

ALFRED VON MARTIN


MANUEL PEDROSO

SOCIOLOGÍA DEL
RENACIMIENTO

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA


MÉXICO
Primera edición en alemán, 1932
Primera edición en español, 1946
Decimoquinta reimpresión, 2006

A
Martin, Alfred von KARL MANNHEIM
Sociología del Renacimiento / Alfred von Martin ; trad.
de Manuel Pedroso. — México : FCE, 1946 maestro del pensamiento y de la investigación
135 p. ; 17 x 11 cm -- (Colec. Popular; 40) histórico-sociológica
Título original Soziologie der Renaissance.
ISBN 968-16-0727-9
1. Renacimiento I. Pedroso, Manuel, tr. II. Ser. III. t.
LC HN11 M3718 Dewey 309.1940 M379s

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Título original
Soziologie der Renaissance
©1932 Ferdinand Enke Verlag, Stuttgart -

D. R. © 1946, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA


Carretera Picacho-Ajusco 227; 14200 México, D. F.
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ISBN 968-16-0727-9
Impreso en México • Printed in Mexico
I. LA NUEVA DINÁMICA
a) La transformación de las capas sociales

"ITALIA siempre gozándose en lo nuevo. Ya nada que-


da de estable... de los criados, con gran facilidad salen
los reyes..." Eneas Silvio puede hablar así, porque de-
trás de lo que dice se percibe la nueva fuerza del dine-
ro, tan movible y que, a su vez, lo mueve todo; porque
es peculiaridad del "proceso económico del dinero el
someter a su propio ritmo todos los contenidos de
la vida" (Simmel). En la economía natural el indivi-
duo está directamente ligado al grupo a que pertenece
y, por la reciprocidad de servicios, estrechamente unido
a la colectividad; pero el dinero emancipa al individuo,
pues, al contrario que el suelo, su acción le moviliza.
"El lazo que ahora ata a los hombres es el pago en di-
nero contante" (Lujo Brentano).. El trabajo toma la
forma de un contrato libre, dentro del cual los contra-
tantes buscan cada uno su máxima ventaja. Y si en el
estadio de la economía natural predominan las relacio-
nes personales y humanas, en la economía monetaria
todas las relaciones se objetivan.
El poder medieval sobre la economía, fundado en la
autoridad y la tradición, se ejercía sobre empresas indi-
viduales autárquicas. Pero cuando la economía saltó
de la pequeña y mediana empresa a la gran empresa
capitalista, con su sistema fabril y de producción para
los mercados exteriores y el mercado mundial, ya no
fue posible seguir manteniendo las antiguas barreras y
la antigua reglamentación. La nueva forma tiene la
competencia como ley, mientras que todo el sentido y
toda la finalidad de la organiznción gremial, con su sis-
tema de regulación de precios y su estructura corpora-
tiva, tendía precisamente a evitar esa competencia. En
aquella época, si el individuo no era libre tenía por ello
garantizada su seguridad, como se tiene en el seno de la
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familia. Esto sólo puede lograrse con una economía ciantes, a la cabeza de los arti maggiori, los que, en 1293,
destinada a satisfacer necesidades locales e inmedia- transformaron la constitución florentina, dándole por
tas, y, así, el comercio profesional podía conservar sus base la organización gremial (Sieveking). Las amplias
características de artesanado y disfrutar de la plena se- capas de la democracia, constituidas por la clase media,
guridad de una tranquila existencia, pero sólo dentro obtienen sólo un triunfo formal (Davidson), porque en
de un sistema de relaciones simples, que no pudo man- realidad no fue el "pueblo" quien venció a la nobleza,
tenerse cuando éstas se hicieron más complejas al des- sino la fuerza del dinero de los gremios mayores, pues
arrollarse y al acumularse las grandes fortunas en di- los gremios menores, representantes de la clase media,
nero (al contrario que en la Edad Media, donde la siguieron excluidos del poder. La constitución floren-
propiedad territorial era la única de categoría). Para tina de 1293 significa la entrega del poder a una "élite"
el comerciante en grande escala así como para el finan- de burguesía plutocrática. El "gobierno del pueblo" fue
ciero, la reglamentación gremial era una traba, y bien una mera fórmula ideológica de propaganda para la
sabían esos elementos libertarse de tales trabas. En masa, para atraerla hacia la nueva clase directora
Florencia se instaura la libertad gremial e industrial y (la gran burguesía), y presentar así el nuevo orden como
la libertad adquisitiva y comercial del individuo, y así "orden de justicia", conforme al cual toda una clase so-
quedan eliminadas todas las trabas gremiales que se cial, o sea la nobleza, fue degradada y privada de sus
oponían al desarrollo de una clase empresaria propia- derechos •políticos, procedimiento parejo con el trato
mente dicha. El espíritu individualista de la burguesía dado en la Rusia comunista a la clase burguesa. La lu-
naciente acaba con el espíritu corporativo medieval y lo cha contra la nobleza feudal fue la primera prueba má-
sustituye por relationes de mando. xima de fuerza de la gran burguesía, que no podía reali-
En forma ejemplar y típica se manifiesta este pro- zarla sin el concurso de la burguesía en general, de la
ceso en Florencia. En la Edad Media la población de pequeña y de la mediana.
las ciudades estaba formada por "individuos económi- Es cierto que en Italia no logró el feudalismo echar
camente homogéneos y económicamente independien- fuertes raíces, no obstante que la constitución de Flo-
tes" (Doren). Pero la fuerza creciente de la riqueza rencia, que ahora se trataba de disolver, fuera una
mobiliaria lo transformó todo radicalmente. El auge constitución medieval. Muy poco consiguió la legislación
industrial altera, hasta en lo más profundo, la compo- de Federico II al tratar de someter al feudalismo en la
sición de las clases sociales. Se diferencia una "élite" Baja Italia, pues el sistema feudal no tardó en resurgir
de capitalistas, que ya no trabaja manualmente, sino en el Nápoles del Renacimiento, pero del estudio de
que desarrolla una actividad más bien de organización, Eberhard Gotheim se deduce que, aun aquí, "el régimen
y se mantiene aparte de la gran masa de la cláse me- feudal era una forma vacía de sentido, una mentira".
dia y del proletariado obrero. El trabajador asalariado Ficción y engaño frente a una realidad que estaba en
—privado de la propiedad de los instrumentos de pro- contradicción con ese mecanismo externo. "Tanto la
ducción y también de los derechos políticos—, se ve mentalidad de los gobernantes como la de los goberna-
sometido a una desconsiderada explotación e incluso se dos, había abandonado hacía mucho tiempo las formas
le niega el derecho a coligarse. También sobre los pe- feudales", o sea "aquellas formas de organización feudal
queños maestros de taller ejercen los grandes comer- que ya habían perdido su antiguo sentido" y que inter-
ciantes e industriales un predominio: ü popolo grasso, namente no expresaban más que una falsedad. La hege-
de los gremios superiores, dominaba sobre il popolo mi- monía de la antigua clase dominadora había perdido
nuto de los arti minori. Y fueron los grandes comer- su importancia militar. La caballería pesada de los va-
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sallos y de las gentes de armas se desplazaba, en el (como la violencia y la deslealtad), pero el gran burgués,
orden de batalla, hacia la retaguardia, ocupando su an- que se respeta como buen comerciante, no necesita re-
tiguo lugar la infantería, nueva arma burguesa, que cibir órdenes del noble porque la ratio económica le
cada vez tenía mayor importancia táctica y como factor ofrece medios para calcular exactamente los fines que
decisivo. No menos desplazada se veía la nobleza eco- tiene que lograr. Y así, el burgués adquiere conciencia
nómica y culturalmente. El tiempo de la economía mo- de la superioridad de su civilización urbana.
netaria y de la ratio no era ya el tiempo suyo. Si la El sistema medieval conocía en el campo de la eco-
institución de la caballería había sido la primera en nomía un sólo orden, el de los labriegos y el de los
disputar a la Iglesia su primacía exclusiva en lo espi- menestrales, que con su trabajo cubrían el margen, tra-
ritual, ahora la nobleza perdía la base de su existencia dicionalmente fijado, de sus necesidades, de acuerdo
señorial —o sea el monopolio de la fuerza militar y del con su estado. Junto con esta ordenación estática, apli-
valor de la tierra como fuente de todos los derechos y cada a la gran masa del pueblo, se nos muestra el gran
de toda la riqueza—. También el concepto del honor desorden en que vivían los ricos del periodo precapita-
se transforma: Alfonso de Nápoles, según. Bistucci re- lista, cuando los grandes señores, bien se tratara de la
fiere, rechazó con vehemente indignación, por conside- nobleza seglar o de aquellos sacerdotes que, según Al-
rarla poco caballerosa, una propuesta para destruir la berti, superaban a todos los demás en esplendor y boato,
flota genovesa con medios exclusivamente técnicos. Los vivían señorialmente entregados a la ociosidad y faltos
sentimientos negativos de esa clase aparecían como vie- de todo sentido económico. En efecto, una gran par-
jos prejuicios aristocráticos en una época acostumbrada te de las familias de la antigua nobleza llevaba una
a calcular de un modo racional el resultado de la ac- vida tan desarreglada que estaban abocados a la catás-
ción, atendiendo sólo al éxito de la misma. Era una trofe económica. El empresario burgués, a diferencia
época sin ilusiones. Frente a una mera ideología de del noble, pero también del labriego y del menestral de
poder, la nobleza sólo invocaba su "legítimo derecho", carácter medieval, es calculador, piensa racional y no
sin tener nada más tras de sí, pero el burgués, con su tradicionalmente. No gusta de la quietud (es decir, que
criterio realista, opone a esas impotentes pretensiones, no se aferra a la tradición y a la costumbre ni al des-
falsas ya por ser débiles, la fuerza como única realidath orden), sino que tiene inquietud, es decir, anhelo de lo
La debilidad es algo despreciable, pues sólo la fuerza nuevo y tendencia al orden. Calcula con visión lejana.
es lo que impone respeto. En la época de la economía Sentimientos como el apego del labriego a su suelo y al
monetaria la fuerza estaba integrada por los siguientes hogar, o el honor profesional del menestral, le son ex-
elementos: 1) el dinero, 2) la economía ordenada, es traños, pues sólo cultiva la energía y la disciplina apli-
decir, actividad económica con medios ordenados. La cada al trabajo, y se cuida de adaptar muy claramente
economía anárquica de los feudales (germanos), sólo los medios para conseguir el fin propuesto. Son éstos los
puede satisfacer sus necesidades —así ve las cosas Gio- elementos que crean el orden, como una "obra de arte"
vanni Villani-1 de dinero con medios desordenados que el hombre realiza.
Pero es un rasgo característico del Renacimiento
1 Cf. E. Mehl, "Die Weltanschauung des Giovanni Villani" italiano la facilidad con que la nobleza se acomoda a
(en los Beitrage zur Kultur- und Universalgeschichte de W. las nuevas condiciones y cómo se incorpora a la ciudad.
Goetz), 1927. También, mis observaciones críticas en la Hist. La nobleza rural, en tanto que no extinguida por "las
Ztschr. tomo 142 ("Zur kultur-soziologischen Problematik der pugnas caballerescas, o arruinada por el lujo, se radica
Geistesgeschichte"). en la ciudad", donde se dedica a actividades comerciales,
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y así adquiere riquezas, que son la base de un nuevo la capacidad de acción para lograrlo.2 En la estabilidad
poder político para ella, y el modo de sentir y pensar de la economía, supeditada hasta entonces a motivos
de la burguesía. El burgués representa de esta manera fuertemente tradicionales, irrumpe un dinamismo que
un tipo ya no vinculado a sus orígenes. Estos nobles va transformando todo el antiguo carácter. Caracteri-
emparentar con los grandes patricios de la ciudad y for- zan ahora al nuevo tipo de economía y al nuevo tipo de
man con ellos una aristocracia mercantil exclusivista. hombre económico, una fuerza motora, impulsiva y ex-
Este proceso es acelerado por la inclinación de las pansiva, ante cuya acción se desvanece un mundo antes
familias no nobles a invertir en propiedades inmuebles constituido por esferas adquisitivas separadas. Así es
las riquezas acumuladas con el ejercicio de la industria posible que la economía monetaria y el crédito des-
y el comercio, tanto para el prestigio de su propia razón arrollen el espíritu de empresa en grado hasta entonces
comercial como en interés de su posición social, pro- desconocido.
bablemente después de haber despojado a los mismos Fue posible proseguir fines de "empresa" en un sen-
nobles. Así se fomenta un proceso de fusión cuyo resul- tido completamente nuevo cuando se pudo fomentarlos
tado es la formación de una capa social completamente con medios del todo racionales, por la explotación ple-
nueva, de una nueva aristocracia del talento y de la na de las posibilidades abiertas por la economía mone-
energía activa (que sustituye a la anterior de naci- taria, y desde que el espíritu comercial calculador y
miento y de rango), y que asocia al arte económico previsor especuló con el futuro, pudo crearse, además
el político, pero siendo siempre el "momento" econó- de un arte económico, un arte político y un arte gue-
mico (el burgués) el que, predominando, determina el rrero; el estado y la guerra considerados corno "obras
estilo de aquella vida. de arte". El burgués, que ha ganado un gran poder,
aspira todavía a más, y, de acuerdo con su psicología
b) El nuevo tipo del "empresario" individualista expansiva y su voluntad de poderío, surge como empre-
sario capitalista, sobre la base de la libre concurrencia,
no sólo en el comercio, sino también en la política y en
Por el poder obtenido por la riqueza y por el prestigio la guerra. Las funciones de capitán de industria pue-
unido a ella la burguesía detentadora del capital era den ir unidas a las de jefe político y a las de organizador
políticamente superior a la nobleza. Lo esencialmente (como los Médicis hicieron, valiéndose de sus riquezas
nuevo en la economía monetaria era la "inversión" de y de su fuerza como jefes de partido), o bien, las fun-
capitales. El capital es creador, estimula la inventiva, ciones políticas realizarse con medios capitalistas, dis-
fomenta el espíritu de empresa. En la Edad Media, de- poniendo a su voluntad de una tropa como condottiere
bido a la preponderancia dé la producción agraria, el o de fina ciudad como nuevo principe en una Signoria.
interés por el consumo es lo primordial, pues la propie- Un rasgo característico de la cultura del capitalismo
dad no es susceptible de pérdida o de incremento; su inicial del Renacimiento es la íntima relación entre la
sustancia es inalterable. Sólo el dinero, como capital política y la economía, al punto que, dada la reciproci-
adquisitivo, abre esas posibilidades ilimitadas, desplaza dad de intereses entre ambas, era imposible separarlas.
el interés por los problemas del consumo a favor de los Esto lo podemos ver con toda claridad en Giovanni
de adquisición. La nueva y amplia perspectiva de posi- Villani. La economía y la política se complementan
bilidades despierta el afán de utilizarlas, y con ello la
extensión del negocio, y, a mayores problemas que se crescendo
2 Cf. Alberti. Della famiglia, ed. Mancini, p. 137:
plantean, crece la voluntad de dominarlos y aumentar in noi corle faccende insieme industria et opera.
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recíprocamente, y así como la economía sirve a la po- lidades prevalece la política realista de inspiración eco-
lítica de poder, así ésta sirve a la economía. El crédito nómica, y las dos están en oposición, típica de aquella
político y el económico son ya inseparables. La fama y época, con la política de las clases privilegiadas, repre-
el prestigio del estado (a lo cual sirven las guerras vic- sentada por la nobleza y el clero. El ataque a estas clases
toriosas) son también económicamente elementos pro- pone de manifiesto el paralelismo entre la legislación
ductivos. Por otra parte, comienzan a notarse las difi- del primer intento del estado absoluto moderno, es de-
cultades inherentes al carácter cosmopolita del nuevo cir, el reino de Federico II en la Baja Italia, y los
poder —el dinero— y a las conexiones internacionales Ordinarnenti della Giustizia. "Justicia", en este caso, se
del capital; pero estas limitaciones, que cohiben la ac- interpreta con un criterio moderno, y significa la abo-
ción de una política exterior vigorosa, son más que con- lición de los privilegios tradicionales. De este modo, la
trapesadas por el estímulo que el dinero supone para los monarquía moderna y la democracia formal de una
fines imperialistas. La capa, relativamente exigua, cons- ciudad-estado cumplen la misma función social, pues
tituida por la clase de los grandes comerciantes e in- cada una de ellas es adecuada, en su estilo, para abor-
dustriales, que junto con el poder económico ha con- dar la nueva realidad social, creada por el desarrollo
quistado el político, también persigue en las relaciones económico. Estas dos formas estatales representan los
exteriores una política de grandes perspectivas, una po- dos métodos posibles para ajustar la naturaleza del es-
lítica de expansión territorial (como la adquisición de tado a la, sociedad. Por esto la "tiranía", o Signoria
puertos propios, tales los de Pisa y Livorno, en interés italiana, seguía teniendo por base, en su desarrollo, la
del comercio marítimo florentino) y. de nuevos mer- establecida por la comunidad urbana, pues tanto la una
cados "aun a costa de la tranquilidad interior y sin como la otra tenían por supuesto la economía moneta-
temor de arrostrar la guerra y sus penalidades" (Doren), ria y el libre desarrollo de las actividades individuales,
mientras que la política de cortos alcances, del petil por una parte, y, por otra, una fuerte centralización del
bourgeois, del artesano, se limitaba a conseguir un se- poder, que cada vez era más administración que cons-
guro vivir "burgués", de "pacífico goce, dentro de un titución. Y sometía todas las esferas de la vida a una
estrecho círculo" (Doren). La clase de los empresarios regulación consciente y racional.
pone, tanto en el interior corno en el exterior, el estado El vínculo social no está ya constituido por un. sen-
al servicio de sus intereses. timiento , orgánico de comunidad (de sangre, de vecin-
El primer empresario capitalista es ahora el estado dad ó de servicio), sino por una organización artificial
mismo. El político se hace calculador. La política es un y mecánica, desligada de las antiguas fuerzas de la mo-
cálculo. El factor económico determina la mentalidad ral y de la religión, y que, con la ratio status, proclama
política y las decisiones políticas. La mentalidad calcu- el laicismo y la autonomía del estado. Este arte del es-
ladora invade la política toda, que se mueve con las ca- tado, "tan objetivo" y "sin prejuicios", que actúa atento
tegorías de medios y fines dictados por los propósitos a las distintas situaciones que puedan presentarse, y
e intereses burgueses. Ese espíritu de racionalismo era según los fines a realizar, tiene por base un mero cálculo
extraño al estado de la Edad Media, pues la Iglesia de los factores de fuerza disponibles. Es una política
era entonces la única organización racional. No tiene metódica en absoluto, objetivada y carente de alma.
mayor importancia que la burguesía controle democrá- Así es el sistema de la ciencia y de la técnica del stato.
ticamente, el estado o que los métodos-burgueses sean Ya en su iniciación muestra el estado normando de
adoptados por un estado absoluto en forma de mercan- Roger II una tendencia a la racionalización burguesa,
tilismo y de política racionalista, pues en ambas moda- al espíritu de fría especulación, que sólo estima las con-
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diciones de capacidad y eficacia, y no las de sangre o encarna la nueva objetividad. Y no cabe separar el stato
pertenencia a un estado social determinado. A la muer- de el príncipe, y así, la fuerza o la debilidad del uno
te de Roger, Siciliano Giorio Majo, hijo de un comer- es a la vez fuerza o debilidad del otro. Para juzgar al
ciante de Bari, que había hecho magnos negocios trafi- "tirano", o sea la negación del rex justus medieval —con-
cando en aceite, fue nombrado Gran Canciller del Reino. cepto estático— se prescinde de todo criterio moral o
Roger crea ya una burocracia profesional y aplica una religioso, y se tiene sólo en cuenta la grandeza histórica
ordenada política económica (establecimiento de manu- y política del personaje. La combinación de la guerra
facturas). Federico II, siguiendo esta orientación, abolió con el arte adquisitivo es la expresión típica más anti-
las antiguas trabas, limitó los derechos de la Iglesia y gua de la unión del "espíritu de empresa" y del "espí-
de la feudalidad, fomentando una organización central ritu burgués", que. Sombart distingue como los dos ele-
que opera con instrumentos racionales y fiscales, a base mentos del espíritu capitalista. La encontramos ya en
de dinero, burócratas a sueldo y ejércitos mercenarios. las ciudades marítimas italianas antes de. las Cruzadas.
La desconfianza básica, rasgó característico de la "so- "Las empresas guerreras de las ciudades mercantiles
ciedad" a diferencia de la confianza tradicional propia marítimas italianas --Pisa, Génova y Venecia— presen-
de la "comunidad", aparece también en el régimen de tan el carácter de empresas de accionistas." La partici-
Federico II, en el cual toda la maquinaria administra- pación en el botín se mide por las aportaciones hechas
tiva estaba de tal modo estructurada "que cada uno de ya sea en calidad de militar o de capitalista (Lujo Bren-
sus miembros vigilaba y controlaba, en lo posible, la tano). Y cuando se desarrolló una profesión militar al
actuación del otro" (Ed. Winkelmann), como ocurre más servido del mejor postor, la guerra se transformó en ne-
tarde en las comunas urbanas; este absolutista "ilus- gocio monetario en grande escala. Era el negocio del
trado" supo utilizar como instrumentum regni la ideo- empresario de la guerra, el condottiere, que "con el fino
logia de la mágica mística imperial de la Edad Media, olfato de un bolsista moderno, sabía cambiar de partido
sirviéndose de ella para combatir la ideología contraria, a tiempo y sabía asegurar de antemano el precio del
defendida por los curialistas, de las "dos espadas". triunfo con el cual especulaba" (cf. Bezold), pero tam-
Si en el estado normando tanto la administración bién lo era del patrono que, como Stefano Poraro ante
corno la legislación demandaban una base racional, era la Signoria de Florencia, sopesaba "si sería más pro-
esto debido a que se trataba de un estado que sólo se vechoso" pelear con los propios ciudadanos, obligados
apoyaba en la fuerza de la espada y en el prestigio de por la leva, o con tropas mercenarias, para concluir que,
una recia personalidad (E. Caspar). Ya Jacob Burck- a pesar de ser más caro, "convenía más, por ser más
hardt traza un paralelo entre dicho estado y los estados seguro y más útil", valerse del dinero.
de los condottieri del siglo xv. Todos son creaciones "de También la curia tiene que plegarse a las nuevas ten-
puro hecho", mantenidas por el talento o el virtuosis- dencias que reclaman esferas de dominación claramente
mo. En un existir en tal forma artificial, "sólo una gran circunscritas, territorios perfectamente delimitados que
habilidad personal" y un actuar de reflexivo cálculo, po- sirvan de base al poder fiscal. El papado "se ve des-
dría salvar la situación de constante amenaza. En esos plazado de la base económica constituida por las aporta-
estados, que carecían en absoluto de tradición, tenía que ciones tributarias de la Iglesia universal; y a partir del
aparecer el concepto de estado como una obra de pura gran cisma tiene la Iglesia que crearse su propio estado,
construcción. El éxito dependía de que el constructor como base necesaria" (Cl. Bauer). Y así las necesidades
perfecto se diera cuenta, de un modo objetivo y exacto, monetarias hacen que la iglesia intervenga en las
de la naturaleza de la obra. El "individuo moderno" chas internas italianas para la adquisición del poder.
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c) La nueva mentalidad superior, y especialmente los signore de nohile stirpe e
La nueva mentalidad, que se abre paso en todas las ac- sangue, impresiona a esa clase media, que no tiene toda-
vía una plena conciencia democrática. Le impresiona,
tividades, recibe, como es natural, su impulso de una en suma, todo lo que descuella, de cualquier modo que
capa social superior. La clase media de pequeña bur- sea, sin discriminar si procede de las dotes militares o
guesía, que nos describe Vespasiano da Bisticci, entre de la cultura literaria, de la capacidad personal, de la
otros, siguió siendo conservadora, "sanamente conserva- nobleza o de la riqueza. A este respecto conviene realzar
dora", en el sentido antiguo. Siguió esta clase enraizada el hecho sobre el cual llama la atención Simmel, de
en el ordo estamental y patriarcal, concebido como algo
que al aparecer los grandes capitales, cuando el capital
por completo estático. Y así "lo justo" es para ella la era una fuerza aún desconocida por la gran masa del
conservación de lo existente, con lo cual hay que estar pueblo, "a la propia influencia del capital se añade el
"satisfecho". Honrada a carta cabal y proba, mantiene efecto psicológico de que era algo extraordinario, por
el ideal del "buen cristiano y buen ciudadano". Su pie- decirlo así supra-empírico".3 Por su novedad influían
dad era sencilla, sin complicaciones, y creía en la exis- esos capitales sobre relaciones muy ajenas a ellos, ."como
tencia de una verdad absoluta, a diferencia de la ideo- una fuerza mágica e incalculable". El pueblo "miraba
logía liberal, que todo lo consideraba como susceptible con suspicacia el origen de las grandes fortunas" y veía
de discusión. El celo de dicha clase se enardecía con- "algo diabólico en la persona de sus poseedores". Así
tra "los muchos incrédulos" que discuten sobre la in- ocurre, por ejemplo, en el caso de los Grimaldi y los
mortalidad del alma, como si esto fuera materia de
discusión, y viendo que es "evidente locura dudar de cosa Médicis.
Esta misma admiración por lo "diabólico" se revela
tan elevada, según el juicio de los hombres más autori-
zados". Aquí tenemos una mentalidad por completo en el culto a la virtit, en el que todos eran partícipes,
atributo de un hombre grande, de un nuevo tipo de hom-
vinculada a la autoridad y la tradición; en modo alguno bre, que sólo podía ser grande, pisoteando, audaz, los
existe una emancipación individualista con un criterio
cadáveres de la tradición moral y religiosa, y -que po-
tan objetivo que, frente a la cosas, como dice Vespasia-
seía un tenebroso sentido de su propia superioridad,
no, los "nombres" son algo "indiferente". Pero, sin em-
bargo, esta clase media se deja "impresionar", y le im- que era la base de toda su actuación. La moral tradi-
presiona precisamente aquello que es apenas capaz de cional se convierte en conseja de viejas, y así vemos
realizar. A su modo, aquello que la impresiona tiene que hasta un hombre como Villani, que condena moral-
valor. Y así, margré soi, participa en un complejo de va- mente a individuos que carecen de virtud objetiva, los
loraciones vitales que le son adversas. Cierto que exige admira por cuenta de su virtit subjetiva, como en el
caso de un Castruccio Castracani, adelantándose así a
que la "fama" no se gane con medios inmorales, pero al
mismo tiempo admite que los grandes, quegli che gover- Maquiavelo. Es cierto que, en teoría, no se niega la mo-
nano gli stati e che vogliano essere innazi agli altri, ral cristiana, imperante en la Edad Media, con su con-
apenas están en situación de observar todos los precep- denación de la superbia, como soberana confianza en las
propias fuerzas, pero de hecho esa moral carece de in-
tos de la moral. La Iglesia les ayuda a salir del conflicto,
pues ¿para qué están las indulgencias? Las infracciones
de la moral pueden expiarse con dinero. .Y así, la misma 3 Cf. Kautsky: "Cuanto más se desarrolla la producción
de mercancías y el comercio, más crecen las fuerzas sociales
clase media hace del dinero la última instancia, gracias sobre las cabezas de los hombres, y más invisibles se vuelven
al influjo educativo de la Iglesia. Por otra parte, todo lo las relaciones sociales."
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fluencia práctica. El hombre se da cuenta que debe
de retenerlo. Desde el siglo xiv, resuenan, en todas las
contar con sus propias fuerzas y la superioridad de la
ratio sobre la traditio, ciudades italianas, las campanas de los relojes, contando
acarreada por la época mercan- las 24 horas del día, y así recuerdan que el tiempo es
til, le proporciona el vigor necesario. Un ejemplo de la
escaso, que no debe perderse, sino administrarse bien;
impregnación de todas las esferas de la vida por la men-
que hay que economizarlo, que ahorrarlo, "si se quiere
talidad comercial se nos ofrece en aquella partida que
ser dueño de todas las cosas". Esa economía del tiem-
el veneciano Jacobo Loredano sentó en su Libro Mayor:
po era algo descOnocido en la Edad Media. Esta época
"al Dogo Foscari, por la muerte de mi hijo y de mi tío", aún tenía tiempo, y no necesitaba valorarlo como un
y luego, después de haber eliminado al mismo Foscari y
a su hijo, en aquella contrapartida: "Pagado".4 bien preciado, cosa que sólo ocurre cuando el tiempo
Vemos es escaso; y el tiempo escaseó cuando se empezó a pen-
la represión completa del impulso y el control absoluto
sobre las emociones gracias a una rallo sar con las categorías liberales del individuo, y a consi-
que opera según derar el tiempo que .a cada uno "correspondía". Porque
cálculo y con inexorables consecuencias. Todo esto nos
acerca a una época burguesa, época de economía mo- la vida individual, considerada por separado, era corta
netaria. por naturaleza y muy parcamente medida. Por eso ha-
Al capital en dinero, a la propiedad mueble, se aso- bía que hacer ahora todo rápidamente. Había también
cia al poder afín del tiempo, pues éste, visto desde este que construir rápidamente, porque ahora el que edifi-
ángulo, es dinero. Es la gran fuerza liberal frente a la caba lo hacía para su propio provecho .5 En la Edad
fuerza conservadora del espacio, de la propiedad inmue- Media podía trabajarse en una obra cualquiera —una
ble, de la del suelo. En la Edad Media monopolizaba el asa del concejo, un castillo— decenios y aun
catedral, la casa'
poder quien fuera dueño de la tierra; por lo tanto, siglos (por ejemplo, La Certosa di Pavia, aún de estilo
el señor feudal; pero ahora, quien supiera aprovechar el gótico), pues se vivía dentro de una comunidad y para
dinero y el tiempo, sería señor y dueño de todas las ella, dentro de una continuidad de generaciones. Se
cosas. Éstos son los instrumentos nuevos del poderío vivía, pues, dentro de un gran todo, y por eso se vivía
burgués: dinero y tiempo, ambos fenómenos de movi- largo tiempo. Se podía, como lujo, gastar el tiempo, así
miento. "Para expresar el carácter absolutamente di- como la vida y los bienes. Era una época de la econo-
námico de este mundo no hay símbolo más claro que mía del consumo,; y es algo inherente a la economía
el del dinero... cuando éste no se mueve deja de ser natural el consumo directo, porque la conservación de
dinero en el sentido propio de la palabra... la función los productos de la agricultura es muy perentoria y no
del dinero es facilitar el movimiento" (Simmel). La cabe la "conservación usuraria" de los mismos y, por
misma capacidad de circulación del dinero comparada tanto, resultaba imposible la acumulación de valores.
con la inmovilidad del suelo refleja cómo ahora todo se "Allí donde los productos del suelo se recogen y se con-
ha convertido en movimiento. El dinero, que todo lo sumen directamente, impera una cierta liberalidad...
transforma, trae al mundo una gran inquietud y le pone pero, por lo contrario, el dinero incita más a la acumu-
en constante cambio. Todo el ritmo de la vida acelera lación (al ahorro)' dice Simmel; porque el dinero es
su intensidad. Se impone el concepto moderno del tiem- conservable sin limitación. La generosidad era una
po, como un valor, como una mercancía útil. Se percibe virtud medieval, alabada per Bisticci, como entrega de
que el tiempo es algo fugaz, algo que escapa, y se trata
5 La efímera vida de todas las cosas se expresa también
4 Daru, Histoire de la République de Venise, en los rápidos cambios de la moda. A esto contribuyó el in-
n, 411. cremento del papel social de la mujer (la dorna é mobile).
32
33
cualquier suma, "sin pago", y "a manos llenas", "Dor el
obras". Villani ve en la limosna y otras práctkas aná
amor de Dios", y "en conciencia", "en alabanza de Dios".
Togas cierto modo contractual de asegurarse la ayuda
La esplendidez del Renacimiento tiene otro carácter: el
Renacimiento es propiamente generoso "cuando procede divina (y la leal observancia de los contratos es la vi•
el serlo". Alberti considera los gastos hechos para la tud suprema de un "comerciante honrado"). Ne deo
erección de iglesias y edificios públicos como gastos he- quidem sine spe remunerationis servire fas est (Valla)
La prosperidad, según Alberti, es la recompensa visible
chos para honra de la casa y de los antepasados. Para
tales fines conviene dar no más que lo necesario, pero por la buena dirección, grata a Dios, del negocio: tal
también tanto como sea decoroso. La honra de una fa- es el verdadero espíritu religioso del capitalismo, en el
milia no puede separarse del buen nombre de una que se admite, manteniéndose en la más pura ortodoxias
Esto es algo que desempeña muy peculiar papel firma. en la una especie de cooperación entre la grazia y la propia
mentalidad mercantil : la onesta habilidad, y se considera la "gracia" como una contra
exige determinados gas- prestación, a la que se tiene derecho contractualmente
tos, pero éstos tienen que ser "útiles" y no superfluos.
No hay que ser cicatero, pero la regla de gastar lo por la propia prestación. La religiosidad se convierte en
menos posible es corolario natural de la de ganar lo más un cálculo de ventajas, en una especulación con el éxi-
posible. Esto constituye el conjunto de las "virtudes" to, lo mismo en el terreno económico que en el politice
especificas burguesas. "Ordenación metódica", ésta es (Villani).
la exigencia del día. Gastar menos o no más de lo que La situación espiritual que esto revela es. que la re
se gana, economizar fuerzas, administrar con economía ligón ha cesado de dar a la vida un impulso propio y
tanto el cuerpo como la mente (la higiene y el deporte que ha entrado arrastrada en la nueva dirección que el
son para Alberti medios para obtener fuerza y belleza), hombre burgués, con un criterio primordialmente eco-
ser trabajador y afanoso (en contraposición a la ociosi- nómico, ha dado a este mundo. La mentalidad religiosa
dad señorial), éstos son los medios para prosperar y ha perdido ya la energía para penetrar en todas las
elevarse. Hay que distribuir el tiempo, ordenarlo, e in- relaciones del mundo y recrearlo interiormente. Los in-
flujos, verdaderamente decisivos, que se manifiestan en
cluso racionar la misma actividad política al intervenir
en la vida pública. En el Nápoles monárquico se reco- la vida, apenas si proceden de ella (los éxitos obteni-
mienda la frecuentación de las ceremonias religiosas y dos por los predicadores de penitencia son sólo un epi-
Caraecioli piensa que eso "puede ser útil, pero también sodio pasajero). Es tan extraña al sentir del burgués.
nocivo, y mucho, para el aprovechamiento completo de que vive en perfecto aislamiento nacional y político, la
la jornada". conciencia de pertenecer a la r familia occidental de na•
ciones representada en la Edad Media por el clero y la
Existe, sin embargo, una cierta religiosidad mercan-
til. Mientras que el pequeño burgués, que pertenece a la caballería, como en época posterior al proletariado cons-
categoría de artesano, honra a Dios con relativa fami- ciente el sentimiento de participar en la idea de nación
liaridad, y a veces hasta de un modo vulgar, él gran y estado representada por la burguesía. La conciencia
burgués está con respecto a Dios en una relación de de "la cristiandad o Europa" ha muerto, juntamente con
socio comercial. Giannozzo Manetti ve en Dios como un la conciencia de una milicia santa para la protección
maestro d'uno traffico, de la Europa cristiana contra los "infieles" y contra- el
como invisible organizador del peligro que esto representaba: La idea de una comuni-
mundo, concebido como una gran empresa mercantil
Con Dios se entablan relaciones de cuenta corriente, dad por encima de las naciones del mundo occidental
práctica que corresponde a la católica de "las buenas perdió su vigor, hasta anularse, con la decadencia de
34 las clases sociales que la mantenían. Era una idea ya
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gastada y que fueron los primeros en abandonar sus
más legítimos representantes, o sea los papas. Grego- divina por el milagro sobrenatural; esto se deja a la
rio IX e Inocencio IV solicitaron la ayuda de los musul- "ilustración" anti-teísta de una época posterior, en la que
manes contra la Europa cristiana. También en este as- lo apasionado de la oposición es indicio de la preocupa-.
pecto se anticipó la Iglesia, única institución racional ción por el problema religioso. El italiano típico del
de la Edad Media, a la corriente del Renacimiento. Asi- Renacimiento había llegado, ya "mas allá", a un verda-
mismo, los distintos estados italianos, "abiertamente y dero ateísmo que excluye la intervención eficaz divina
sin escrúpulo alguno —como dice Burckhardt—, se alían en los actos humanos (y así piensa y escribe)? Ya no
con los turcos contra otros estados italianos", pues "ello se cree en la existencia de factores irracionales que pue-
les parece un arma política como otra cualquiera". dan estorbar deliberadamente los propios planes racio-
Para los italianos precisamente, la solidaridad cristiana nales, y así cada uno se cree capaz de dominar la
ya nada significaba, y en ninguna otra parte causó "fortuna" con la propia "virtud". Esto equivale a la su-
menos impresión la toma de Constantinopla que en Ita- blimación absoluta del libre albedrío humano. Ya la
lia. Pero, en cambio, sí impresionaba la personalidad Iglesia católica enseñó en la Edad Media, para el fo-
destacada de un Mahomed II, que se titulaba amigo y mento de la educación moral, la teoría del libre albe-
hermano de Gonzaga de Mantua. Para decidir a un papa drío, pero había seguido expresamente manteniendo la
a que prestara su ayuda contra los turcos, había que antinomia teológica entre el liberum arbitrium y la gra-
demostrarle antes qué ventaja le reportaría el hacerlo, y cia divina como una paradoja religiosa. Ahora el pen-
qué daños le vendrían de no hacerlo.6 Alejandro VI, samiento se emancipa de la dirección de la Iglesia y se
junto con Lodovico il Moro, intentó mover a los turcos orienta hacia la plena libertad humana.
contra Venecia. Las relaciones sociales, antes irracionalmente cándi-
La religión había perdido su importancia como fac- cionadas, se entregan en su mayor parte a una regula.
tor de poder, y disminuido su función como el de una ción metódica. Cada uno se apoya en sí mismo, sabien
lengua por todos comprendida y por todos aceptada, en do muy bien que nada tiene "detrás de sí", ni existe
la misma proporción en que fueron desplazadas las an- metafísica alguna ni comunidad supraindividual. Ya
tiguas clases sociales directoras por la gran burguesía, nadie se considera como representante de un cargo o
del mismo modo que las lenguas nacionales desplazaban de una profesión. El único fin que se admite es el de
la herencia medieval del latín, como lenguaje único del ser un virtuoso, un ideal puramente formal sin referen-
clero. A través del semirracionalismo clerical (comple- cia a valor objetivo alguno (religioso-moral) de comuni-
tado por Santo Tomás) de adecuación de la naturaleza dad, sino sólo en el sentido de artífice dentro de su
sensible y de lo sobrenatural, de Dios y del mundo, se propio campo, en el cual desarrolla su actividad con el
dio un paso más para llegar a un completo racionalis- auxilio de todos los medios. Es una racionalización en
mo; lo religioso se hace cada vez más formal, más exter- toda la línea. La afirmación "colectiva" e irracional de
no (proceso al que ya se había adelantado la influencia determinados valores ha cesado, por haber perdido sus
del derecho canónico en la religión); la religión se neu- fuerzas las vinculaciones orgánicas de los tiempos anti-
traliza, potencialmente se convierte en inocua, pierde guos. Ahora lo que priva es una organización del mun-
su acción sobre el presente y sobre el curso de la vida. do basada en principios racionales calculables.
No se niega la posibilidad teórica de la intervención
7 Sobre la nueva visión histórica del humanismo, com-
pletamente desilusionada, con eliminación tácita de todo lo
Vespasiano da Bisticci. ed, Frati, t, 249. milagroso Cf. Fuete:: Geschichte der neueren Historiographie
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clase, sino como formación inconsciente de modos de
d) La aparición del saber técnico pensar que guarda una ligazón irrompible con una serie
particular de condiciones sociales. En consecuencia, la
Toda organización se basa en la acción consciente de transformación en autónomas de las, hasta entonces,
los individuos que la constituyen. Mas, para que el in- causae secundae, que son las únicas que quedan como
dividuo sea capaz de actuar adecuadamente, necesita determinantes, es el reflejo ideológico del- movimiento
conocer la "naturaleza" y las "leyes" de la misma. Sólo de emancipación de la burguesía. Este sacudimiento de
entonces podrá dominar la naturaleza. Éste es un saber la tutela clerical, este sesgo ideológico constituye una
útil, práctico, provechoso y aplicable, necesario para de las armas que más tarde emplearán el ingeniero v
lograr aquello que se pretende. La capacidad, basada en el técnico burgués para finalidades prácticas. La idea de
tal conocimiento, de dominar las cosas, abre la pers- una ley natural —también aplicable a lo político, como
pectiva de elevación del individuo. Esa creencia, típica- Maquiavelo trata de demostrar— se pone al servicio de
mente burguesa y urbana, de que todo puede "hacerse" la libre concurrencia burguesa. El hecho de que, a pe-
con el dominio de una técnica racional, es por completo sar de este desarrollo, no se llegara a negar sencilla-
opuesta a la mentalidad feudal o religiosa. mente la idea del gobierno divino del mundo, y se le
La nueva técnica (tomada la palabra en su sentido asignara su sede en el trono del mundo, y que no se ne-
amplio), en cuyo soberano dominio consiste la nueva gara abiertamente la posibilidad del milagro sino tan
libertad, supone la existencia de una ley natural abso- sólo no se tuviera en cuenta, no representa más que una
luta, y así el burgués, en su investidura de científico concesión al decorum y no la admisión de tales posibi-
profano moderno, llega a la transformación necesaria lidades. Algo semejante se hace con la autoridad del
de la ley natural en ley absoluta. La Edad Media cono- clero y de la Iglesia, que no es directamente atacada en
cía ya el concepto de ley natural, pero sólo como un polémica, sino socavada. Indagar las cosas sobrenatura-
concepto secundario, dentro del marco de un pensa- les, "que no se ven", o tratar de hacer juicios sobre esos
miento semirracionalista y actuando como causae se- "profundos arcanos" carece simplemente de sentido, se-
cundae, sobre la cual privaba la instancia suprema me- gún Guicciardini, pues sólo se debe preguntar por los
tafísica de la causa primaria, y con ello la constante fundamentos y las causas "naturales". La metafísica
posibilidad de la intervención irracional, a través del ya no interesa. El mundo, en el cual nos acomodamos,
milagro divino, en la causalidad racional (concebida se ha convertido en un mundo sin Dios. Puede Dios se-
ésta no de un modo absoluto, sin excepción posible, guir existiendo, pero ya no está dentro del mundo en
sino como una regla establecida por Dios). Había, pues, que vivimos, como lo estaba en la Edad Media: "ha
una autoridad divina suprema que disponía de medios huido del mundo", como algo que le era extraño. Esta
para intervenir en las leyes naturales, y la Iglesia, como secularización de la mentalidad burguesa se funda en la
su representante en la tierra, expresada en la jerarquía experiencia práctica, bien se trate de pensar según las
eclesiástica, permitía que la vida secular transcurriera categorías de una técnica científico-natural, como hace
según sus leyes propias, aunque reservándose también Leonardo, o bien de una técnica política, como hace Ma-
sobre ella el supremo poder de inspección. Esto es algo quiavelo.
más que una analogía basada en las apariencias exter- Desde la perspectiva de esta nueva posición del empi-
nas, es una relación interna, condicionada sociológica- rismo burgués, las relaciones entre el individuo y el
mente. No hay que entenderlo en el sentido de una cosmos se expresan de un modo muy distinto que des-
vulgar interpretación materialista, como mantenimiento de la perspectiva del clérigo o de los filósofos ecle-
consciente de una ficción en interés de una detelminada
38 39
siásticos. Este es- el camino que conduce, a través de dominación y se convierte en medio; ahora es cuando
Giordano Bruno, hasta Galileo, hacia una actitud comple- puede aparecer la idea del aprovechamiento y explota-
tamente secularizada frente al mundo, que ha sido pur- ción de la fuerza de trabajo (que, en atención a esta
gado de todos sus elementos irracionales. Esta es la finalidad, se declara libre), al contrario que en la Edad
actitud que ante el mundo tiene el nuevo "empresario" Media, en que aquella relación de sumisión envolvía a
intelectual individualista, en perfecto paralelo con la la vez un deber de protección por parte del señor. La
nueva actitud capitalista en materias económicas. Sim- nueva ciencia natural y la nueva técnica sirven a lavo-
mel establece una efectiva relación causal con la eco- luntad de poder económico e intelectual como expresión
nomía monetaria. "La economía monetaria introduce de las nuevas tendencias racionales y liberales, opuestas
por vez primera en el mundo la idea del cálculo numé- a las viejas tendencias conservadoras. El fin nuevo de
rico exacto"; y "una interpretación matemática exacta la voluntad, que la economía monetaria ha hecho posi-
de la naturaleza no es sino la réplica teórica de la econo- ble, tiene ahora un nuevo saber como palanca para la
mía monetaria". Este modo de resolver el mundo en emancipación y como instrumento en la lucha por el po-
ecuaciones matemáticas y de enfocarlo con independen- der, que es ahora una lucha para la dominación de "la
cia de los ligámenes naturales, con respecto a los cuales naturaleza", fundada en el conocimiento de sus "leyes".
el individuo se siente superior, y de considerarlo "como La nueva ciencia de la naturaleza es también producto
un gran problema de cllculo", un mundo donde todos de esa actividad de empresa que ya no se conforma con
los valores son intercambiables, mensurables, imperso- los hechos dados por la tradición ni con el reconoci-
nales y abstractos, está en abierta oposición con la miento de "sumisiones queridas por Dios", sino que lo
manera de ser medieval, más espontánea y emotiva. Y considera todo como objeto de un tratamiento racional.
del mismo modo, la voluntad de poder, que se oculta No sólo en el sentido teórico, en consideración al mé-
tras la nueva visión, que es arma suya, está estructu- todo científico que no da nada por garantizado, sino
rada de un modo muy distinto que la voluntad medieval también en el de la aplicación del conocimiento. El pen-
de poder. Esta es propiamente política, es, en primer sador burgués, ingeniero por naturaleza, hace una rápida
término, imperio sobre hombres, y la dominación sobre aplicación práctica en las ciencias técnicas. Se quiere
el territorio y la disposición de las cosas sólo le intere- saber para "intervenir" en la naturaleza, se trata de en
san como medios para la dominación sobre los hombres tender las cosas para así poder dominarlas, y realizar
(Scheler). A la voluntad de poder feudal va unida la los fines de poder propuestos. Y por lo mismo que sólo
del poder de la Iglesia, expresión del otro estamento da con la nueva concepción naturalista del mundo se puede
minante en la Edad Media. Ambos cooperan estrecha- llegar a dominar técnicamente a la naturaleza, y porque
mente en la formación de un sistema de imperio, que sólo esta nueva concepción científica burguesa realizaba
iniciado externa y originariamente de una manera for- la función social de prestar los servicios necesarios acor-
mal, por la fuerza militar, se justifica tradicionalmente, des con las exigencias de la nueva clase en ascenso, se
en lo interno, por ser reflejo de la influencia, dirección convirtió en "dominante".
y ordenación de la vida conforme a la religión. Con el Por otra parte, la especulación científica recibió un
cambio de la clase dominante apareció otra forma y gran impulso, como Dilthey ha observado, por su unión
otra tendencia de voluntad de poder. La nueva volun- con el trabajo industrial. Las crecientes necesidades
tad de poder se expresa, técnica y económicamente, prácticas de la nueva sociedad burguesa y las exigencias
como voluntad "para la transformación productiva de de la vida nueva, sólo podían satisfacerse por una co-
las cosas" (Scheler). El hombre deja de ser el fin de la operación entre el trabajo manual y el científico, lo que
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se manifiesta en el experimento y el cálculo, en el des-
cubrimiento y la invención. Y los investigadores, los e) La nueva tendencia en el arte
Ubaldi, Benedetti, Leonardo, Galileo, abordaban proble-
mas de náutica, construcción y equipamiento de naves, La nueva concepción del mundo como "obra de arte"
factible, como un problema a resolver por la mente
edificaciones urbanas y fortificaciones. Con la inven- creadora según puntos de vista técnico-racionales, tenía
ción y perfeccionamiento de las armas de fuego tomó
que afectar, a la vez que al ingeniero, al artista (que
la guerra un carácter técnico, al contrario de la época ahora va surgiendo de la clase de los artesanos), y por
caballeresca, en que era decisiva la acción de la caba-
eso muchas veces coinciden en una misma persona am-
llería, y con el desarrollo de la artillería se convierte
en rama de la ingeniería. En hombres como Federico bos tipos, como lo vemos en Miguel Ángel y, por encima
de todo, en Leonardo. En el trabajo artístico propia-
de Urbino o como Alfonso de Ferrara, aparece el nuevo
tipo del técnico militar. La guerra, convertida en cien- mente dicho, y no, por lo tanto, por la mera coincidencia
en la persona, se expresa en el Renacimiento naciente,
cia y arte, se aburguesa y surge ese placer neutral del
espectador "que tiene un gran gusto en observar una de una manera muy fuertes la tendencia y el interés por
la técnica; piénsese en Castagno y en Uccello y, más
estrategia correcta" (Burckhardt), lo que halla su pa-
rangón en la ciencia y la técnica de la política que, tarde, en Signorelli, Mantegna y los demás. La produc-
ción de una impresión de profundidad por medio de la
fundada en el virtuosismo y en la racionalización, se-
gún describe Maquiavelo, se considera como obra de la perspectiva geométrica se presenta al italiano del Rena-
cimiento como un problema científico, de cálculo ma-
inteligencia calculadora y del talento técnico. Incluso
las ideas (desterradas por los humanistas) de la Anti- temático, y por eso es la perspectiva italiana una pers-
güedad sirven directamente a la práctica militar y po- pectiva puramente lineal, no perspectiva atmosférica
como la de los holandeses. Entre los alemanes, de pro-
lítica. Como ya hemos sugerido, el resurgimiento de las
ciencias exactas fue posible gracias á la fusión de dos pensión romántica, opuesta a la inspiración liberal bur-
grupos que antes habían estado separados: los intelec- guesa de los italianos, la perspectiva comenzó cómo una
tuales, por una parte, y los prácticos en artes e indus- experíencia de inspiración casi fáustica que se vive y se
trias, por otra. Estos últimos estaban interesados porque intuye fi Según Alberti, el artista es ante todo un inves-
tigador de la naturaleza, un matemático y un técnico, y
de este modo podían mejorar sus conocimientos prác-
ticos y también su posición. La metódica teórica y la sólo así podrá dominar sus recursos artísticos. Las cúpu-
práctico-técnica coinciden "en una comunidad de traba- las de Brunellesco son un ejemplo de una de esas obras
jo y trato" (Scheler), que es algo completamente nuevo en las que se juntan el cálculo técnico y, en consciente
finalidad, la voluntad artística creadora. De este modo
comparado con la comunidad medieval de los cultos. la técnica parecía convertirse en fin propio, pues tanta
Para el horno religiosus
de la Edad Media, imbuido del fuerza tenía el nuevo placer de descubrir y el goce de ex-
punto de vista de la tradición, el mundo es un acto de
perimentar. En los intentos-y experimentos, del nuevo
la creación divina; el burgués de la época del Renaci-
arte se manifestaba la movilidad del mismo, la nue-
miento ve en él un objeto del trabajo humano, de previ-
sión, ordenación y conformación. La voluntad de domi- va dinámica. El movimiento general que había invadido
la vida arrastró también al arte en su torbellino. "Cuan-
nar y de gobernar las cosas determina ya las metas y
los métodos de la ciencia nueva, cuyo cuño original do el medio se transforma claramente ante nosotros,
menos siente el contemporáneo la continuidad de su
se lo dan la investigación de la naturaleza, la técnica
y la industria.
8 Dehio, Geschichte der deutschen Kunst, n, 167 ss.
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aprobación del genial proyecto de Brunellesco para la
época con respecto al pasado, y tanto más se pierde la
cúpula de la catedral coincide con el alío de la conquis-
fuerza de la tradición en el oficio y tanto más tratan
de buscarse nuevos caminos" (E. Lederer).9 La pro- ta del puerto de Livorno. -Los monumentos artísticos
hablaban de la grandeza y de la fama de la ciudad;
funda transformación de todas las relaciones existentes,
eran los símbolos de la propia elevación por el desarro-
la emancipación general de todo lo tradicional, la mayor
llo de la vida económica, política y cultural, que arras-
amplitud de las aspiraciones personales, debían de des-
traba a todos. En aquellas obras de arte —y no se trata
pertar "un enérgico desarrollo de la voluntad artística
sólo de Florencia, sino también de Orvieto, Pisa, Siena,
y un planteamiento de nuevos problemas de arte". El Venecia— veía "expresado el pueblo su propio sentir y
impulso creador debía brotar con una nueva concien-
se sentía identificado con el artista, del cual no le sepa-
cia en el artista: así podía ya aparecer el "concepto del
raba ningún abismo" (R. Saitschick). En aquella época
genio", como la expresión más alta, que sólo podía pro-
el arte no era privilegio de ciertas capas sociales, sino
ducirse en un terreno burgués de una conciencia inde- algo común a todo el pueblo: en general, se consideraba
pendiente, que descansaba puramente en la fuerza y
que "una obra de arte inspirada era un reflejo de la
dotes del individuo, en sentimientos de potencia y de fama de todo un pueblo" (Janitschek). Este arte bur-
libertad. El sistema gremial, así como toda la organi- gués era bajo todos los aspectos un arte popular. En
zación de comunidad, se derrumba, y aquí, como en el
primer término, arte religioso, como lo demandaban la
campo industrial, se impone el individualismo.
tradición y las costumbres, de las cuales sólo poco a
La nueva forma política de la burguesía emancipada poco iba despegándose aquella época. Por eso arrancó
fue la democracia municipal y el arte asume la fun- de las tradicionales relaciones en que vivían el pueblo
ción de expresar ese nuevo poder de la ciudad-estado.
y la Iglesia. Otro rasgo característico popular y burgués
Así nace el nuevo estilo del arte burgués que unía lo
era la tendencia del arte a lo familiar —como puede
sencillo con lo grande, el realismo con la majestad, y
verse en la pintura de un Filippo Lippi o de un Dome-
representa de este modo el ideal burgués. Como monu- nico Ghirlandalo—; esa manera jovial, natural, deta-
mentos del orgullo burgués se erigen en Florencia, al tra-
llada, a veces hasta vulgar, como Wolflin dice, y esa
montar el siglo mi, Santa Croce, Orsanmichele, el
Bargello, el Palazzo Vecchio y, sobre todo, la catedral. manera de representar a los santos como boas bour-
Giotto —el hombre con el cual el arte se hace burgués geois. . Un arte tan popular, y a la vez tan majestuoso
—la catedral de Florencia, como símbolo del poder de la
(compárese la sencillez de su pintura con el estilo pom-
ciudad, tenía que superar a todo lo hecho hasta enton-
poso de Cimabue, quien sigue expresando toa profunda
ces—, del que todo el pueblo tenía que sentirse orgu-
actitud religiosa, en lugar de limitarse a tratar motivos lloso, y que, sin embargo, no se distanciaba de él, sino,
religiosos)— fue nombrado arquitecto municipal y le-
vantó la catedral. al contrario, servía. por encima de todo a la piedad
religiosa y satisfacía al mismo tiempo el ansia espec-
La erección de la catedral de Florencia era un asun- tacular de un pueblo colocándose en el mismo terreno
to público de la república florentina, y en los incidentes
que éste. Un arte así podía atraerse y despertar el sen-
a que su construcción daba motivo tomaba parte activa tir de todo el pueblo, ingenuo y fácil de ganar por el
la opinión pública de los ciudadanos. Su interés no era arte, aunque la realidad política a la que correspondía
menor que el que les despertaban los grandes aconteci- fuera sólo en apariencia democrática. El arte, en cuyo
mientos políticos que a la sazón se desarrollaban. La campo impera por derecho propio la apariencia hermo-
9 En la Erinnerungsgabe für Max Weber. sa, daba al pueblo, que lo comprendía mejor que la
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nebulosa alta política, cuando menos la bella ilusión de junto con el ethos de la virtü personal, fundada en la
una democracia. El pueblo manifestaba su gratitud, capacidad individual y las fuerzas propias de cada in-
honrando públicamente a los artistas, con lo cual hon- dividuo, representa- la negación de todos los privilegios
raba a sus propios hombres, pues los artistas habían de los diferentes órdenes, de todas las pretendidas pre-
salido de su propio seno. Durante las honras fúnebres rrogativas de nacimiento y estado, y es el sustituto de
de Filippo Lippi se cerraron en Florencia todas las la doctrina, mantenida por el clero, de los poderes so-
tiendas de la Via de Servi como sólo se hacía en los en- brenaturales, basado en una filosofía "natural"; signifi-
tierros de los príncipes. ca también que lo simplemente "burgués" se proclame
Uno de los fenómenos más notables de la transfor- lo humano y universal, y ofrece además a la crítica la
mación burguesa del arte es la aparición del desnudo. posibilidad de emprender, desde esta base, nuevos ata-
Esto tiene también su conexión sociológica. No sólo la ques contra- un terreno que hasta entonces, sin oposi-
cultura clerical, sino también la aristocrática eran opues- ción alguna, ocupaba el clero. Éstas son las tendencias
tas al desnudo. "El desnudo, como la muerte, es demo- inherentes a la libertad "burguesa" en el Renacimiento,
crático" (Jul. Lange). Las danzas de la muerte, de fines lo mismo que en tiempos posteriores, y, como siempre,
de la Edad Media, en trance de aburguesamiento, pro- necesitaban de un fundamento que las revistiera de
clamaban la igualdad de todos los hombres ante la "una nueva autoridad". Esta función fue asumida por
muerte. Cuando la burguesía ya no se sintió oprimida la Antigüedad clásica. Toda autoridad secular trata de
sino que tenía conciencia de su marcha ascendente ha- justificarse con lo retrospectivo, pues cuanto más anti-
cía el poder, pudo colocar, por medio de sus artistas, al gua sea, mayor fuerza tendrá; se necesitaba una "an-
hombre mismo desnudo, a sí misma, en el centro de tigüedad", y una antigüedad ejemplar, es decir, una
la vida. Sin necesidad de esperar el día del juicio, ya antigüedad "clásica". Ya la tradición del humanismo
no valen las diferencias de clase, aun cuando ella mis- medieval» ofrecía la posibilidad de arrancar hacia una
ma nada puede hacer contra las nuevas diferencias que nueva educación secular, que correspondiera al estadio
van surgiendo. El elegir precisamente esas formas de a que había llegado la cultura burguesa. Esa educación
expresión artística se debe a la influencia de la Anti- debía ser capaz de oponerse a la tradicional y teológica,
güedad, y esto es una prueba de la función sociológica mantenida por el clero, que confería a éste el monopolio
que el humanismo desempeñaba en aquella época. educativo, y contar con la fuerza necesaria para arreba-
tarle ahora el monopolio. Y como la época se había
hecho burguesa, y sustentaba un nuevo ideal educativo,
f) La función del saber y de la educación tenía de su parte al futuro y la escolástica fue conde-
nada a una existencia artificial y de "gheto", limitada
Se puede establecer un paralelo entre el culto artístico a los círculos eclesiásticos. La Antigüedad, entronizada
del desnudo, como, por ejemplo, se muestra en Signo- como autoridad nueva, prestaba sus servicios para des-
relli, con la idea de humanitas, y con la polémica de plazar una mentalidad ya internamente muerta, pues
Poggio contra la nobilitas. El humanismo representa
la gran época de la escolástica había pasado hacía ya
en este caso una ideología que realiza una función muy mucho tiempo, y la moderna, contra la cual polemiza-
determinada en la lucha por la emancipación y la con-
quista del poder por la capa social burguesa en progre- » Cf. Herrnann Reuter, D. rel. Aufkldrung im Mittelalter,
sión ascendente. La idea de un saber "puramente hu- ed. Norden ("D. antike Kunstprosa", tomo u), Fr. v. Bezold, D.
mano", que persigue verdades "humanas generales", Fartleben der antiken Gotter inz mittelalterl. Humanism, etc.
-46 47
han los humanistas, no era más que una caricatura de cultural del clero y de la caballería, como una pesada
aquélla. La "autoridad" de lo antiguo daba a esta lucha herencia muerta de la que tenía que librarse para poder
de liberación de la nueva cultura laica el indispensable vivir. Para oponerse a ella se invocaba el derecho a
apoyo para conferir a sus ideales la consagración del la vida, y la vida no es nunca justa. Así la nueva época
tiempo, y así sancionar y legitimar sus aspiraciones. negaba todo el arte gótico como producto de una cul-
Pero la nueva autoridad tampoco podía compararse con tura decadente. La nueva cultura burguesa, en su idea
la antigua. Aunque la antigua se siguiera considerando de desprenderse de un pasado que no era el suyo pro-
como "la edad de oro", que bajo la guía de la "natu- pio, para ganar el espacio que necesitaba no podía me-
raleza" había reconocido las verdades absolutas de la nos que negar todo el arte gótico como una aberración,
"razón", el humanismo estaba muy lejos, como la Ilus- y así dice Vasari que el influjo del cristianismo había
tración de época posterior, de oponer un nuevo dogma sido muy daiiino para el arte. Como madrina, y a la vez
laico al dogma de la Iglesia. Se lo vedaba su antipatía como aliada poderosa, en la lucha presente, se invocaba
contra lo sistemático, en lo que veía la negación de todo la gran cultura burguesa de la Antigüedad. La dispo-
lo vivo al reducirlo a conceptos, que tan profundamente sición sobria y racional de la nueva época burguesa y la
odiaba en la escolástica, y también se lo vedaba su re- mentalidad crítica ejercida, formada en el estudio de
pugnancia instintiva hacia las consecuencias revolucio- lo antiguo, osaba atacar muchas cosas, hasta entonces
narias que de tal afirmación pudieran derivarse. Apar- intangibles, que servían de base al poderío clerical, como
tándose de todo lo abstracto, que era tormento en la los milagros de las- leyendas de los santos (ya en Pe-
escolástica, el Humanismo, acorde con el espíritu de, trarca) o las falsedades, amparadas por la autoridad
la época, tendía hacia lo concreto. Esta actitud revela- de la Iglesia, como la llamada carta de la donación de
ha una voluntad absoluta de emancipación y de libertad Constantino (Valla); y como esta reacción era no menos
en contra de todo lo que antes significaba sujeción y
antifeudal que anticlerical, se atacaron también los ci-
ordenación del individuo. Así es que no se recibió a lo
clos legendarios. Todos estos son episodios de la gran
"antiguo", como una filosofía unitaria, a modo de ca-
non —incluso el platonismo no fue para el Humanismo ofensiva de la burguesía liberal contra la tradición de
más que anhelo y entusiasmo—, sino como el más noble un pasado que gravitaba como tutela y sujeción sobre
de los periodos de la historia. La "autoridad" de un la propia independencia. También contra la Antigüedad
pasado (aun tan ejemplar) sólo podía significar que se alzó una verdadera competencia, especialmente en el
aquél, en la medida de la realización terrena, es decir, campo de la literatura y del arte,U prueba bastante para
relativamente, había llegado al máximo: al máximo en demostrar que a lo antiguo sólo se le concedía una reía•
el tiempo, precisamente como lo comprendían el huma- tiva autoridad. Era considerado como digno de emula-
nista y el artista del Renacimiento al limitarlo 'como ción y lo que marcaba la dirección a seguir. El principio
tiempo pasado. Esto significa, con gran claridad, que de la libre concurrencia y la creencia en las posibili-
el tiempo presente contaba con instrumentos que podían dades de un "progreso" fu.ndamentalmente ilimitado re-
superar al pasado, y que ya, en algunas de sus grandes
personalidades, aparecía superado, y que el tiempo que 11 Cf. Salutati en su polémica contra Poggio sobre la pre-
medió entre la Antigüedad y el tiempo presente, o sea eminencia de Petrarca y de Boccaccio sobre los antiguos (el
el de la Edad Media, fue una época de honda decaden- trabajo del autor Cot. Salutati und das humanistische Le-
cia. El nuevo "tercer" estado consideraba ese pasado bensideal, 1916), y también, Leon Bruni, De tribus vatibus,
y la apreciación de Brunellesco y Donatello por Alberti, re-
inmediato, la supervivencia de la. Edad Media, esa obra feridos a los antiguos en Della pittura.
48 49
cibieron así en el terreno espiritual, científico y artístico bía incorporado el concepto del derecho natural estoico,
un fuertísimo impulso y una dirección concreta. Hasta y que ya desde el siglo mi empieza a extenderse por
la ciencia (que en la Edad Media era conservadora) se Italia, preparó el individualismo y el egoísmo económi-
hace ahora liberal. La competencia con lo hasta ahora cos, partiendo de la idea (análoga a la sostenida por los
tenido por lo más alto, despertaba el sentimiento de ri- fisiócratas, por Aclara Smith y la escuela de Manchester)
validad para ir todavía más allá, lo cuál incitó a los de que persiguiendo el individuo su interés particular
esfuerzos máximos, estado de ánimo que era favorecido es como mejor sirve a la prosperidad del todo. La aequi-
todavía por la creencia de que la antigüedad romana tas exige libertad, también para la actividad económica
formaba parte del propio pasado. La fama de la propia adquisitiva.
ciudad, de la propia época, del propio nombre, contri- Nos queda por ver qué fuerza tenía la idea huma-
buía a ese fin y una inmensa conciencia individual des- nista para agrupar a los hombres. Su capacidad para
pierta en todos los campos de la cultura. El mito hu- crear una comunidad, para abarcar a los hombres en
manista del "renacimiento" de la cultura antigua no era una comunidad de ideas basada en el reconocimiento
más que el sueño, convertido en idea, de la renovación de valores comunes, es más bien pequeña. La idea cris-
de la cultura nacional, que así recibía un incentivo de tiana había logrado crear una comunidad próspera que,
una eficacia vital directa y positiva. El burgués vive afirmada por la organización de mando de la Iglesia me-
siempre en un presente visible y natural cuyos derechos dieval, se convirtió en una fuerza real, de máximo poder
no admiten limitaciones de futuro como las impuestas intensivo y extensivo. Si consideramos al Humanismo
por un pensamiento religioso trascendente, ni tampoco como la réplica moderna del pensamiento cristiano, sal-
de pasado, como lo que supone el pensamiento tradi- ta a la vista su esterilidad sociológica. Ni siquiera en la
cional. "categoría sociológica de la unión" (Schmalenbach) ha
Hasta ahora hemos hablado más que nada de la fun- logrado pasar de unos débiles comienzos, como los re-
ción del aspecto subjetivo y psicológico del Humanismo, presentados por el Paradiso degli Alberti (caracterizado
pero también se puede señalar un sentido sociológico a por Voigt), de la Florencia del siglo ny, la Academia
algunos de sus aspectos objetivos. Esto puede aplicarse, Platónica del xv, y las varias Academias del Renaci-
en primer término, a la filosofía que, en relación con miento en los siglos xv y xvi. Y si examinamos las rela-
la antigua, especialmente con la estoica (conocida sobre ciones que entre sí mantienen los humanistas de más
todo a través de Cicerón y de Séneca), declara sagrada relieve, los componentes de la nueva clase, nos encon-
a la razón. Con Alberti, y más aún con Giovanni Ru- tramos con que la organización de "amistad" ni siquiera
cellai, conocernos el derecho natural estoico, es decir, la es una verdadera comunidad de intereses, como puede
ley de la ordenación natural del mundo, que por serlo verse por la "literatura de invectivas", que demuestra,
es racional y moral, en una reinterpretación muy carac- ya en este primer estudio de la ciencia secularizada de
terística para la época, como pensamiento de justifica- Occidente, cómo la clase de los intelectuales profesio-
ción capitalista. Unas veces se invoca la razón contra nales, más que ninguna otra, es portavoz máximo del
las pasiones, en interés de un ethos metódico, que dis- individualismo.
ciplina la vida, y también aparece que la aspiración a Durante el tiempo en que el clero administró la cien-
la riqueza es conforme con la "naturaleza" y es "sabia", cia, como función aparte de su ministerio y de un modo
porque la posesión de las riquezas facilita una vida honorario, ad majorem Dei glorictm, se consideraba el
guiada por la razón y unida a la virtud. El derecho saber como una "propiedad colectiva" impersonal. El
romano, al cual en la época de los emperadores se ha- sabio medieval trata de velar lo "propio" con la tradi-
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ción, y con ella "encubrirlo". En la forma de la "socie el nuevo distanciamiento aristocrático del "intelectual"
dad", con su exacerbada conciencia del "yo" y de la y del "retórico", que posee el saber (a tono con su
propiedad, invade también el campo del espíritu el con- tiempo y, todavía más, con lo "general humano") y que
cepto de la propiedad privada con todos los elementos domina la forma (sapientia et eloquentia). El saber, al
personales y suprapersonales, que le son inherentes, de como la riqueza, actúa ahora como un criterio de se-
egoísmo, envidia y rencor. La "libre concurrencia" in- lección.
duce en lo espiritual como en lo económico a operar Aparte del conde Pico de la Mirandola, y entre los
"con todos los medios". Y de esta penetración del es- artistas Miguel Angel, la mayoría de los humanistas pro-
píritu personal en la ciencia, depende la nueva actitud cedían de familias burguesas, de acuerdo con el carácter
del "investigador", que aspira a encontrar una verdad, urbano de toda la nueva cultura. Tanto la haute bour-
que aún no se tiene, que empareje la satisfacción de sus geoisie como los nuevos intelectuales proceden de la
necesidades espirituales con su vanidad personal. La "po- clase media. Dentro de esa atmósfera urbana, en la cual
lémica científica" —que tiene su típica expresión en la ni el nacimiento ni el estado social eran ya factores de-
invectiva de Petrarca contra los averroístas, y que lleva cisivos, y el prestigio personal iba ganando en impor-
el gentil título De sui ipsius et aliorum ignorantia— es tancia, la superioridad intelectual podía ser un medio
ejemplo de aquella forma de discusión mezclada con de encumbramiento social y tener repercusiones tan
rivalidades personales, que se aparta de la manera me- grandes como el desplazamiento de los clérigos por los
dieval, que combate a los representantes de un sistema laicos en el nuevo sistema de instrucción, en las ta-
considerado como falso o como dañoso. reas de la investigación, en la producción literaria y
en el arte.
Pero ese desplazamiento del clero no significa que
g) Las clases poseedoras y los intelectuales se buscara contacto con "los de abajo", sino más bien
que los "doctos" trataran de asumir frente a los "in-
La difícil posición en que se, hallan dentro de la socie- doctos" una nueva posición directora, con lo cual se
dad los exponentes de la nueva inteligencia laica, como abría un nuevo abismo social, paralelo al abierto por el
una capa social nueva, se comprende al punto por la capitalismo en el, campo de la economía. Porque el nue
relación de polaridad, de "compenetración" y "distancia- yo saber daba al que lo poseía, no sólo la conciencia
miento" intelectual, en que se encuentran con respecto sublimada de su propia superioridad (que, muy carac-
al "pueblo", al cual descienden como literatos, cuando terístico para la nueva época liberal, era más una con•
escriben en- "lenguaje popular", en vagare, y del cual ciencia del "yo" que una conciencia de la capa social
como "elite" intelectual se distancian tanto más cuando a que se pertenecía), sino que también le confería a los
se expresan en el esotérico lenguaje de su latín huma- ojos del vulgus, por él despreciado, un nimbo ue pres-
nista; al igual que los artistas —a partir de Masaccio, y tigio, en el cual la erudición clásica desempeñaba un
hasta de Giotto— oscilan entre la tendencia democrática papel semejante a la riqueza tan rápida e inverosímil-
del realismo y la aristocrática de la estilización. Así mente adquirida por el capitalista, y que la gran masa
unen los humanistas la ideología democrática, nivela- del pueblo consideraba, por el inescrutable proceso de
dora, de la humanitas, que borra todas las prerrogativas su formación, como algo misterioso y extraordinario 1
2
del estado, con la elevación de la virtus al rango de una Así el "pueblo" contribuyó a que se cobrara conciencia
nueva nobilitas, e identifican la virtus, en su significado
de educación espiritual, con el studium humanitatis. Es 12 Cf. p. 30.
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de la distancia existente entre él mismo y las nuevas podían unir el Humanismo a un terreno concreto, social
clases de poseedores y de intelectuales.1a y político, es decir, que lo desarraiga deliberadamente,
En la estructura del nuevo grupo intelectual es fac- lo convierte en "flotante", para darle aquella soltura,
tor determinante y característico lo abigarrado de su externa e interna, necesaria al tipo de literato propia-
reclutamiento social. Petrarca, el primero y el mayor mente dicho. La vida de Petrarca, con su vagar cons-
de los humanistas, empezó su carrera como joven y ele- tante, su eterna inquietud (aun en el retiro solitario), su
gante clérigo en la curia de Avignon; Boccaccio proce- imprescindible afán de celebridad, su hiperestésica con-
día de la clase comercial y vivía holgadamente de la ciencia del propio yo, y las relaciones, ya tempranas, con
fortuna de su padre; Niccolo Niccoli practicó el comer- las familias famosas y las cortes de los pequeños tira-
cio hasta la muerte de su padre; Giannozzo Manetti fue nos, todo esto es ya ejemplo típico de la vida de un
contable de un banquero antes de retirarse de la vida literato. El desligamiento con respecto al estado corre
de los negocios para dedicarse a sus aficiones sabias y paralelo con el desligamiento respecto a la sociedad:
a la política. Humanistas son aquellos cancilleres flo- desligamiento de la sociedad "burguesa". Ya Petrarca,
rentinos, cuya serie se inicia con Salutati y termina con Boccaccio y Niccolo, manifiestan la aversión muy pro-
Maquiavelo, entre los cuales se cuentan los Bruni, Pog- nunciada contra la vida familiar burguesa, que solemos
gio y Marsupini. La vida material (y una clase inter- asociar al nombre de literato. Luego surge aquel liber-
media como la de los intelectuales necesita apoyarse en tinaje en tipos tales como Fidelfo, que lleva a Cino
alguna parte para asegurar su existencia) se logra, en el Rinuccini, con certera visión sociológica, a comparar
tipo de los humanistas a que nos referimos, de un modo a los aventureros humanistas con los condottieri. Y si
natural en un burgués que siente todavía los vínculos la negación literatoide de todos los vínculos supraindi-
locales. Frente a este tipo de humanista no desprovisto viduales llega a proclamar en Valla, con respecto al
de raigambre, aparece ya con Petrarca el otro tipo de matrimonio, el soberano derecho de la unión ilegítima
la intelectualidad humanista libre, el tipo de literato frente a un tercero, o sea el marido, los individuos en
suelto, desligado de la polis y de la política realista, y sus relaciones tienen derecho a impedir cualquier inter-
para quien la inteligencia no es algo al servicio de la co- vención a nombre de pretendidas exigencias objetivas."
munidad citadina, sino un asunto puramente individual, El honrado "burgués", ya por los efectos nocivos para
puramente literario." En el primer tipo, el movimiento su crédito, no puede reconocer estas concepciones ni se-
intelectual se ordena dentro de un sistema de deberes guirlos en la vida. Sombart, apoyado en un material
políticos que cumplir, a través de los cuales la clase di- histórico-cultural, ha subrayado la conexión psicológica
rectora que, por su encumbramiento social y económico, económica de esta importancia del crédito con el "te-
ha llegado a manejar el timón del estado, proclama un mor de Dios del burgués" y con la "honradez".
sentir político y un patriotismo burgueses, y por cuyos Por otra parte se manifiestan conexiones entre la
ojos ven los intelectuales al estado, tratando de asimi- nueva gran burguesía capitalista y los representantes
larse su concepción e ideal político. En el segundo tipo de la cultura humanista, que, por cierto, se fundan en
aparece incluido Petrarca que, con la obstinación propia una reciprocidad de intereses. Toda clase superior nece-
del hombre que sólo se apoya en su genialidad personal,
y que se adelanta a su tiempo, corta aquellas raíces que 111 Si mulier 'mihi et ego mulieri placeo, quid tu tamquam
medius nos dirimere conaberis?, De volupt. 1, c. 38. omnino
13 Muy gráfico en Bisticci. nihil itzterest, utrum cum marito coeat mulier an cum ama-
14 Cf. H. Baron en su edición de Bruni. tore.
54 55
sita de un "séquito" y toda clase propietaria necesita, lió en Florencia, especialmente bajo los Albízzl, durante
para hacer tangible su superioridad, y para aumentar su medio siglo después de 1382. El Paradiso degli Alberti
prestigio, una ostentación de lujo; tiene que hacer valer nos ofrece un ejemplo de la atmósfera refinada de esa
este prestigio, y el mejor medio para ello es contar sobre aristocracia urbana. El huésped, Antonio degli Alberti,
todo con un séquito _correspondiente. Este séquito no
era un rico comerciante noble, autor de un volumen de
puede tener el carácter de la clase social que se trata sonetos y canciones, y las personas que a su alrededor
de desplazar, sino que ha de distinguirse de ella. Y así, se congregaban pertenecían a todas las clases de la so-
el séquito, de la nueva clase social de la ciudad ha de ciedad y a todas las secciones de la ilustración. Así se
ser un séquito de los representantes de la nueva cultura desarrolló una sociabilidad intelectual, que pudieron
e ilustración urbana, que a su vez, y no sólo por moti- seguir cultivando tanto los Médicis como las distintas
vos económicos sino de estimación social, reciben con cortes italianas. "Entre los nobles" encontramos "poetas
gran agrado esa protección, de suerte que coinciden y filólogos, pensadores y hombres de rica formación
ambos intereses. "Ilustración" y "espíritu" son la nue- enciclopédica... y también ricos Mecenas" (Voigt). In-
va forma de un realce ostentador de lujo, en el cual la herente al nuevo concepto de "dignidad" (como visto
clase ilustrada constituye el séquito indispensable a los en perspectiva desde abajo por Vespasiano da Bisticci,
fines de representación social. Cierto que, como todas que representa algo así como la "opinión pública") es que
las relaciones "liberales" entre los hombres, que son de- un hombre de rango elevado tenga una formación hu-
leznables, esta relación de séquito, por ambas partes, manista, siendo opinión general que una formación de
tiene una base muy frágil; se origina por un motivo esa clase aumenta la independencia espiritual y forma
ocasional, carece de vinculación espacial o de tiempo, el juicio y que, por consiguiente, representa una buena
es siempre "libre" para las dos partes. Con tan escasa inversión. Galateole llama "plebe" a "los ignorantes,
garantía como vive el tirano encumbrado como hom- aunque se titulen grandes señores y notables". Esto va
bre de empresa política vive libre el literato, y es tan dirigido contra la aristocracia al viejo estilo, que no lo
poco de fiar. Burgueses conscientes y republicanos, era más que de nacimiento. Por lo demás, cosa que nada
como Boccaccio y Salutati, pueden criticar la frecuen- tiene de extraño, el discernimiento intelectual se mues-
tación de las cortes por Petrarca, como manifestación tra, según los humanistas, de una manera tangible, en
de una falta de carácter, aunque ni él ni sus mecenas
ocasionales se habían prometido lealtad. el placer legítimo de gastar in usus honestos, y sólo
cuando la riqueza se gasta "bien" ha de considerar-
Una cierta continuidad, con aires "aristocráticos", se como "saludable" y puede justificarse su adquisi-
persistía en ciertas ciudades, tales como Florencia, don- ción. Como prueba de la tendencia originaria del espíri-
de el medio burgués estaba fuertemente influido por la tu burgués a la cicatería, o por otro nombre, al ahorro,
alianza de los círculos de la gran burguesía con la no- tenemos que L. B. Alberti reputa corno gastos permitidos.
bleza, arraigada en la ciudad, que se había transformado pero en modo alguno obligatorios, los que se hacen en
en comerciante. En dichos lugares se había desarrolla-
do un modo de vida que combinaba elementos burgueses libros, o en pintar una Loggia, y otros semejantes (a di-
ferencia de los despilfarros señoriales), porque redundan
con los de la aristocracia citadina. En esos medios el
lujo, que la clase mercantil tenía que crear, revestía en favor del prestigio de la familia y, por consiguiente.
la forma aristocrática y "noble" del fomento de la ilus- de la firma y del honor burgués. Sin embargo, por
fuertes que sean las reservas del humanista frente al
tración espiritual y artística. Aquella nobleza "emprende-
dora", tan agitada política como comercialmente, cloral- Cfr. sobre ello Burckhardt en su tomo u.
16
56 57
capitalismo, orientado sólo económicamente y desinte- hombres del espíritu con los hombres del dinero, y el
resado por los asuntos intelectuales, es característico signo bajo el cual se unen es el signo del trabajo eco-
que el mismo Salutati, en el cual encontramos con fre- nómico o el studium humanitatis. El trabajo es virtus
cuencia quejas de esa clase, cuando en la época en que porque es expresión del propio rendimiento, un rendi-
siendo canciller arrostró la rebelión de los Ciompi, se miento individual, independiente del nacimiento o del
apartó de una manera muy ostensible de la gens isla estado social a que se pertenece.
pauper et inops. Frente a un proletariado revolucionario Una capa social superior, político-económica, como
en el cual sólo ve una plebe infida nobilis et rerum no- la feudal de la Edad Media, o económico-política,
varum avida, el burgués siente tendencias conservado- como la nueva capitalista, se corresponde con una capa
ras; lo mismo Giovanni Villani que el humanista Salu- intelectual superior, nacida de la misma situación social
tati, carecen de simpatía por la "plebe". que ella, y que ayuda a sostener su posición externa de
La masa "vulgar" es un frente que desprecia, no sólo fuerza con una ideología, que crea una opinión pública
el literato Petrarca, sino también el humanista burgués que corresponde a esa situación social. En la Edad Me-
Salutati. En esa misma categoría se incluyen los igno- dia esa capa social fue la clerical, ahora es la humanista
rantes frailes mendicantes. El otro frente, contra el ilustrada; aquélla era la tropa auxiliar, asignada a una
cual se lucha, es el constituido por el clero reaccionario, forma tradicional de mando; ésta es el séquito natural
educado en la vieja escolástica (aquí se presentan luchas de una forma de mando racional o "carismática". En
como la de Salutati contra Giovanni Dominici), y por un mundo conservador, basado todo él en la estabilidad
la antigua nobleza feudal. Escúchese el resentimiento del ser, la religión se aliaba a la política a causa de su
antifeudal de Poggio Bracciolini:17 "De la verdadera acentuamiento de la tradición, como ahora; en un mun-
nobleza se está tanto más lejos cuanto más distanciado do en movimiento, transformado en liberal, donde todo
se está de los antepasados audaces facinerosos." La pa- depende del hacer y de la prestación, la ciencia y el
sión de la caza, característica de esa clase, es sólo trabajo van juntos porque ambos pretenden expandir
muestra de ociosidad y es más animal que humana. El la vida. En el primer caso se trataba de una época rela-
humanista, de humanidad superior, o sencillamente tivamente -estática, en el segundo de una época en alto
de humanidad, se levanta sobre el pedestal de una nue- grado dinámica y "progresiva". En un caso, de una
va virtus burgués-democrática, que requiere la actividad capa social superior, que mantiene su situación de man-
económica como una necesidad cultural. Y esta nueva do y de propiedad, en el segundo de la pujante ascen-
ideología, que niega la virtus de la vieja nobilitas, para sión de nuevas fuerzas y capacidades hasta entonces
conceder nobilitas a la nueva virtus, expresa una forma latentes en la capa "inferior".
de la libre concurrencia espiritual, que acompaña y apo- La sangre, o sea la preeminencia por el nacimiento,
ya a la lucha de libre concurrencia política y económica y el privilegio espiritual que da la consagración sacer-
que se da entre la burguesía y la nobleza. La declara- dotal, fueron los principios de selección de la clase
ción de inferioridad espiritual, en la lucha por una con- superior en la Edad Media. Frente a ellos aparecieron,
cepción del mundo, es una nueva arma para el debilita- como nuevos factores de estructuración social, el dinero
miento económico y el despojo de los derechos políticos. y la inteligencia. Por la nueva fuerza del dinero, y por
Contra los mantenedores de privilegios, que cierran el la nueva fuerza del intelecto emancipado, alcanzaron la
paso a los nuevos elementos ascendentes, se alían los burguesía y el humanismo, como nuevos aliados, aque-
lla hegemonía antes patrimonio de la nobleza y del sa-
17 En el tratado De nobiiitate. cerdocio. Ambos sentían su oposición al pensamiento
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sacerdotal y caballeresco transracional, contrario a la característica de la racionalidad y absoluta e imperso-
nueva mentalidad económica e intelectual, especialmen- nal objetividad del dinero y del intelecto es la de no
te a la mentalidad caballeresca, cuyos sentimientos bási- reconocer obstáculos infranqueables: los obstáculos pro-
cos, valor y honor, son por esencia contrarios a todo hib itivos son representaciones "sentimentales", y el "no
espíritu burgués de cálculo. La mentalidad eclesiástica, tener miramientos" es una modalidad positiva de la con-
más elástica por naturaleza, se vio forzada a racionali- ducta. Todo ello caracteriza a la nueva viras del Rena-
zarse en el Renacimiento, aunque -sacrificando en parte cimiento, tal como la ha descrito Maquiavelo, o sea el
su carácter espiritual. El dinero y el talento tenían que máximo aprovechamiento de todas las fuerzas potencia•
juntarse frente a la tradición medieval: se encontraban les, la eliminación de todos los elementos emotivos en
sobre un mismo terreno, ya que el espíritu de cálculo, un mundo puramente intelectual y calculador. "El inte-
típicamente burgués, y la adaptación racional de me- lecto, según su concepto puro, carece en absoluto de
dios afines caracterizan tanto al comerciante como al carácter moral" (Simmel); es neutral, como el dinero,
intelectual: las nuevas potencias eran afines por natu- "que tiene a su disposición como instrumento plena-
raleza y por elección. Estaban imbuidos del espíritu de mente eficaz a las más míseras maquinaciones". Am-
empresa, que produce actitudes semejantes independien- bos, el intelecto y el dinero, ejercen una función
temente de que se apliquen a dos campos que tienen tan niveladora, en un primer plano; crean un nivel de "igual-
poco de común, lo económico y lo intelectual. dad formal" de todos; "los contenidos de la inteligencia
Según Simmel, entre el dinero y el intelectualismo no conocen esa discriminadora exclusividad que se ma-
se dan ciertas analogías que podrían expresarse así: nifiesta en otros contenidos vitales de orden práctico",
fuerza impulsiva de un dinamismo que aspira a la ac- fundados en la voluntad y en el sentimiento. Y "sobre
tualización, unida a una insustancialidad o indiferencia la base de igual derecho para todos, es como las dife-
material, capaz de desencadenar energías "puramente rencias individuales llegan a su pleno desarrollo y apro-
formales", susceptibles de poner en movimiento "cual- vechamiento", y con ello, puesto que por su naturaleza
quier contenido". "Todos los caminos" llevan al dinero la pura intelectualidad no tiene trabas, al "egoísmo
o a la intelectualidad, todos los fines pueden conse- práctico".
guirse por ellos, y así se convierten en los centros de Así, el dinero y el intelecto son los dos grandes mo-
interés y en el terreno propio de aquellas capas sociales tores y factores de la ascensión de una capa social, no
.(y de los individuos que las componen) que se ven per- favorecida por el nacimiento, dentro de una sociedad:
judicadas y oprimidas, por su condición social, y excluí- que se aburguesa. Extolle te super homines. Éste es
das de ciertas posiciones porque la capa social domi- ya en Salutati el sentido sociológico de la aplicación
nante les niega el derecho de aspirar a ellas. Así, en la al studium humanitatis. Ya una generación antes había
Edad Media los judíos se dedican a operaciones mone- sabido Petrarca llevar esto a la práctica, y esta capaci-
tarias y algunos consiguieron llegar hasta los más altos dad (cuando menos la voluntad) de encumbrarse era
puestos (en Aragón, hasta a ministro de Hacienda). Si común á todos los humanistas. Su extrema formulación
esto fue posible en la Edad Media, en la época que se la hallamos_en Eneas Silvio cuando dice: "La ciencia...
transformaba en burguesa debían abrirse posibilidades que... logra que el docto sobresalga sobre el indocto,
ilimitadas para el dinero y también para la inteligencia, hace a aquél semejante a Dios... Encumbra a lo más
pues ya no existían las trabas que la Edad Media ponía alto al nacido en lo más bajo." Cierto que, por otra
por la rígida separación de estados y por los múltiples parte, los humanistas, cuando menos en sus más eleva-
obstáculos irracionales en eI campo de lo moral. Y una dos representantes y en la teoría (aunque no en la vida),
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tuvieron conscientemente a la vista ciertos valores de Las nuevas concepciones de libertad y de supresión
contenido concreto, pero la tendencia inmanente del de trabas se abrían camino con la nueva conciencia de
humanismo —no siempre reflejada en la conciencia la propia emancipación conquistada. La economía y la
de los distintos humanistas— se caracteriza porque el ciencia se habían emancipado, y ya no se dejaban guiar
concepto central de virtus empieza ya a perder en Salu- ni manejar por los poderosos con autoridad. Se sentían
tati su contenido moral y a intelectualizarse. Virtus los individuos mayores de edad, económica, política e
equivale ahora a studium intelectual, es decir a un con- intelectualmente; del cambio de las condiciones de la
cepto tan formal como el paralelo de virtii, como habi- vida nació un nuevo sentimiento de la misma y una
lidad de la vida práctica, en los campos de la energía y nueva valoración. La conciencia individual sublimada
de la astucia, o sea aquella dinámica de las aspiraciones de los novi homines, que ya no querían ser tutelados,
individuales. Por la coordinación de la sapientia con se sentía inclinada a negar toda clase de fuerza que les
la eloquentia, y al colocar los dos valores en el mismo pusiera frenos. La libre personalidad y el derecho de
plano, se subraya más la tendencia formalista del nue- disponer libremente de su propiedad, económica o inte-
vo ideal educativo. Más de una vez, con ayuda de la lectual, constituía la única solución. La Edad Media era
eloquentia, y explotando sin escrúpulos sus dotes inte- tan extraña al concepto de la "libre" propiedad como
lectuales, trataron los humanistas de formar una opi- al de la "libre" personalidad. No existía más que la
nión dentro de los medios ilustrados, a veces en el vida y la función, ni existía el concepto de "propiedad
sentido del peor "foliculario", como Pietro Aretino, y intelectual". La idea de la propiedad individual, de un
aun como el más "chantajista" de los periodistas. Re- escritor o de un artista, sobre "su obra", aparece sólo
presenta, el Aretino, el tipo de "atracador literario" con la nueva afirmación de ser propio, original, un
(cf. Bezold); es el hombre que sólo quiere ganar dinero uomo singolare o único, y con la consciente aspiración
y que para lograrlo vende su pluma. Y, sin embargo, del escritor de que "cada uno escriba en su estilo"
este cínico y atracador literario profesional, no es sino (Petrarca) para ganar así influencia personal. Así tam-
el último refinamiento del tipo que emplea su inteli- bién, aparece ahora la idea absolutista de la propiedad
gencia con fines monetarios, el "filósofo del dinero" del príncipe sobre el estado y la libre propiedad del
que salta las últimas barreras de la moral tradicional, empresario sobre los instrumentos de la producción.
de la decencia literaria y del sentimiento corporativo de Esta idea de una propiedad de libre disposición re-
los literati. Pero no se trata de una mera analogía en- cibe su impulso y justificación del ethos del capital
tre las tendencias inmanentes del dinero y del intelecto, productivo, material o intelectual, es decir, la completa
sino que cada vez se hacía más evidente que esa unión movilización de los bienes tanto materiales como espi-
personal facilitaba la más completa y decisiva utiliza- rituales. En la Edad Media, todo, economía y ciencia,
ción de todas lás posibilidades de poder... y en priiner se mantenía dentro de sus límites, porque se trataba de
término en la política. Un jefe de partido tan superior una situación relativamente inmóvil en la que tanto la
como Cosimo Medici, dominaba a su partido por medio ciencia como la economía tenían que cubrir una nece-
del dinero y de la inteligencia, por medio de la riqueza sidad fijada y ya conocida. Y así, la escolástica sólo
y de la sagacidad. Su situación dominante en la vida trata de administrar científicamente un caudal de ver-
pública se fundaba en su superioridad económica e in- dad estable y ya dado. Pero frente a esto la economía
telectual, en su riqueza y virtii: es tan conocida la ca- capitalista, y la moderna 'ciencia metódica, expresan
pacidad intelectual de Lorenzo como su falta de escrú- una aspiración hacia lo fundamentalmente ilimitado,
pulos en materia de dinero. infinito, sin barreras, una voluntad de movimiento, de
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progreso infinitum. Ésta es la consecuencia necesaria toras de la técnica y del espíritu, tipo que, en una
de la superación de la comunidad cerrada, política y época y en una cultura secularizadas, trata de conquis-
económica. La comunidad económica cerrada, con su tar al mundo sirviéndose del dinero y de la inteligencia,
sistema tradicional de explotación, que administra una como nuevos factores de poder.
clase privilegiada como su monopolio, es desplazada por Por lo dicho nos damos cuenta de la conexión que,
un régimen económico abierto al que corresponde una en muchos aspectos, se da entre la clase adquisitiva y
nueva estructura de la conciencia. El mismo espíritu la clase de la inteligencia. Se determina por la comu-
que en lo económico quebranta el principio medieval que nidad y la coincidencia de intereses de ambas clases:
se limita a la satisfacción directa de la necesidad y lo interés en la primera por las "formas de representación
sustituye por una actividad adquisitiva ilimitada, ac- social", y en la segunda, interés por obtener un apoyo
túa en lo político, donde un régimen abierto transforma material y una consideración social. Aparte de que el
aquel sistema rígido y preestablecido, en el cual el Im- dinero y la inteligencia tienen un estilo objetivo e in-
perio y, el Papado aparecen como focos de una figura manentemente igual y una misma psicología. No obs-
elíptica. En el terreno especulativo se manifiesta el tante, entre ambas clases se da una cierta antinomia,
mismo proceso, y el pensamiento, antes teocrático, ecle- que se refleja en la tensión existente entre ellas a pesar
siástico y cohibido, se emancipa en un sentido pura- de su interdependencia, y esta dualidad entre sentimien-
mente individualista y humano, como pensamiento libre, tos de afinidad y de tensión es la que determina todo
de individuos que cooperan en un proceso infinito. Ya el complejo de las relaciones que se dan entre las
no se circunscribe la actividad del pensamiento a satis- mismas.
facer ciertas necesidades espirituales o educativas, sino La unión entre el trabajo y el espíritu, entre la eco-
que es más bien ostentación de personalidades, que nomía y la ciencia, como unión de dos capas que proce-
actúan movidas por una fuerza interna, donde el pro- den del mismo medio social, y que se han transformado
ducir (producir conocimientos, como el artista produce en directores, revela que, aunque esas dos capas estén
obras de arte y el capitalista bienes económicos) tiene muy distanciadas entre sí desde el punto de vista típico
un valor propio, que se aprecia como obra y testimonio ideal como campos opuestos, han realizado una alianza.
de una personalidad creadora, y no en atención al fin Aunque también se evidencie que cada una de ellas
que satisface. Al intelectual moderno se le puede carac- sigue su propio camino en su forma de expansión bur-
terizar como empresario individualista. Ya encontra- guesa, divergencia que ya se manifiesta en la tensión
mos en el Renacimiento base para esta comparación, latente, desde su origen, y que tiende a aumentar. Los
que refleja una semejanza de estilo, en expresiones muy nuevos conceptos centrales de valoración social, que se
gráficas, como al apreciar el propio humanista su "ilus- expresan en los términos virtus y vira' ("importante"
tración, como mercancía difícil de adquirir", como' "un en el tecnicismo sociológico), expresan ya esa tensión.
objeto de raro valor", que "no se presenta al mercado La misma palabra revela una tendencia común en el
sin reclamo", "donde los compradores lo puedan apre- estilo, cierta semejanza de los valores aludidos, pero su
ciar", "para hacerse pagar bien", "por eI mejor postor, uso en latín, lenguaje exclusivo de los doctos, vestida
príncipes, ciudades, universidades, como atracción de con el ropaje académico, y su empleo en la lengua de
apreciable valor" (Honigsheim). La eliminación de to- la vida práctica, revela ya la distancia que separa, en
dos los estorbos y trabas aprovecha también al científico su función directiva, al pensamiento del hombre teó-
y le abre el mercado libre. Esta nueva modalidad psí- rico del pensamiento del hombre práctico.
quica crea el tipo de empresario entre las clases direc- El individualismo, que ciertamente sólo pudo surgir
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en un medio burgués, imprime su cuño especial lo mis- la sociedad —y muy especialmente entre el espíritu
mo a la nueva virtus que a la virtü. El pensamiento y una sociedad fundada en el dinero—, entre el "pro•
burgués no pudo aparecer hasta que no se derrumbaran ceso de cultura" y el "proceso de civilización", entre la
de las alturas de su poderío las organizaciones univer- guatitas y la quantitas, los valores de utilidad y los va-
sales del Imperio y del Papado, se vieran privadas de su lores, en cualquier modo, superiores. A pesar de todo lo
fuerza y de su vigencia real las ideologías universales, dicho sobre la equivalencia entre el sentido del dinero
y la misma vida social se aburguesara. Si se limita la y el de la inteligencia, sigue viva la tendencia del
antigua visión lejana de la monarquía universal (en dinero a despreciar al espíritu, como la tendencia del es-
la que un Dante creía, pero que ya en Petrarca no es píritu a despreciar al dinero. Las lamentaciones sobre
más que un producto de la imaginación, en que sólo a la beocia de la gran masa de propietarios, compuesta
medias cree) y de la "sobrenaturaleza" y del corpus de hombres a quienes sólo interesa lo material, son muy
mysticurn a la visión cercana, evidentemente que lo que frecuentes entre los humanistas, aunque el desprecio
se ve, de una manera directa, es el estado-ciudad, al que expresan del dinero, como valor económico, debe
que se considera como el compendio del mundo; y lo que más bien interpretarse como una ideología de que las
se ve como únicas realidades, son las que se dan en el uvas están verdes. Del otro lado, a los sencillos comer-
medio urbano burgués, realidades de "causas" naturales ciantes debían a veces parecer ridículas las pomposas
y del "yo" individual. Así se desvanece todo lo simbó- arengas de los humanistas18 y avivar su legítima ironía
lico, en el sentido de la Edad Media, y para destacar lo contra esos hombres que trataban de darse tanta impor-
real en sus contornos peculiares y precisos, a la nueva tancia. Pero en esto hay algo más hondo. Si el intelec-
visión ha de corresponder una nueva actitud mental, tual ve con facilidad en los representantes de la propie-
que considera lo racional inmanente como algo particu- dad un peligro para la cultura espiritual, el propietario
lar, concreto e individual, y todo lo económico; político ve con facilidad en el intelectual un peligro para la so-
e intelectual como algo autónomo, que tiene, pues, sus ciedad civilizada. En las clases dominantes se mani-
leyes propias, porque la vida burguesa se ensanchaba, fiesta siempre la reacción fuerte de un fino instinto
de un modo desconocido en la Edad Media, al desapa- (consciente o inconsciente) frente al poder de la crí-
recer las limitaciones estamentales y gremiales, am- tica social, y en la hostilidad social, acaso inconsciente,
pliándose los horizontes en lo social y en lo espiritual inherente al puro intelecto. Y la inteligencia, que se cree
y desapareciendo las diferentes éticas de los distintos investida de una misión espiritual, y como la "elite" de
estamentos con sus criterios relativos. la clase de donde procede, quiere que esa clase la reco-
Este individualismo de la actitud mental unía al nozca como su representante espiritual, a lo que aquélla
burgués, que actuaba en la política y en la economía, se resiste a acceder, porque la inteligencia lleva, efecti-
con los representantes de la nueva clase de intelectua- vamente, una existencia peculiar y distinta, tanto en lo
les, pero, aun unidas ambas clases en lo profundo de su social como en el sentimiento vital que a lo social co-
sentimiento y en la órbita de sus intereses particulares, rresponde y, sobre todo, en lo que respecta a la concep-
cada una de ellas se consideraba como muy distinta de ción del mundo. Y así, no puede el burgués, sin más,
la otra, a pesar de la correlación existente entre ambas, reconocer a la inteligencia como su representante espi-
y aun opuestas entre sí, como ocurre siempre entre los ritual, por muy superior que la considere o por mucho
distintos grupos sociales que ejercen el poder y la inte-
ligencia directora. Ambas partes mantienen viva la con- 18 Lorenzo Valla sobre el discurso de Panormita ante los
ciencia de la irreductible antinomia entre el espíritu y genoveses con ocasión de una embajada de Milán.
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que la estime; como tampoco, a su vez, los represen- siástica, directora del resto de la sociedad (que incluye
tantes de la inteligencia se consideran "bastante" estima- a los clérigos seculares), separación a la que tienden
dos por la masa compacta de la burguesía, que sólo los representantes del "espíritu puro" por propia natu-
aspira a la ganancia. Se produce un sentimiento de in- raleza. Éstos desconocen todas las ataduras externas, se
terna rebeldía de la inteligencia burguesa, compuesta de desligan de toda vinculación de nacimiento y de fami-
individuos —orgullosos de su individualidad—, contra lia, y en general de todos los vínculos "mundanos" (in-
la masa de la burguesía, y especialmente de la burguesía cluso los eclesiásticos mundanos), para reconocer sólo
como clase mercantil, como profesión comercial. El un principio espiritual: el servicio de "lo imperecede«
hombre que sólo dispone de su capital mental y de él as- ro" y "eterno". Con todas las reservas con que la palabra
pira a vivir sólo puede existir dentro de una burguesía, vinculación puede emplearse en una época individualista
pero se siente mantenido en la inferioridad por ella, y y aplicarse a una clase de hombres como los humanis-
reacciona, resentido, frente al menosprecio, demasiado tas, puede verse en esos nuevos representantes de una
"burgués", que por la inteligencia siente esa clase po- vita speculativa (que Salutati terminológicamente dis-
seedora, adquiridora de riqueza, poderosa económica y tingue de la antigua vita contemplativa monacal) un
políticamente. grupo de hombres que, en muchos aspectos de su actuar
La relación de los humanistas con la sociedad bur- social, se parecen a los monjes de la Edad Media. Tam-
guesa corresponde —si pueden compararse las sueltas bién los representantes de la inteligencia secularizada,
relaciones de una época individualista de "sociedad" con correspondiente a la estructura social burguesa, se sepa-
las de "comunidad" mantenidas firmemente por la tra- ran —tomando una posición no burguesa típica sino
dición religiosa y la organización eclesiástica— a la incluso antiburguesa— de la muchedumbre "profana",
relación del "tipo de monje" con la jerarquía sacerdotal demasiado mundana, orientada demasiado materialmen-
de la Edad Media. El tipo de monje está muy alta- te, al modo como el monje vivía la vida retirada del
mente considerado por la "opinión pública" religiosa, claustro, y esta separación desempeña —desde Petrar-
pero esto es un, tanto teórico. En realidad, los repre- ca— un papel importante como ideal de la vida huma-
sentantes del "tipo Iglesia" (para hablar en la termino- nista. La vita solitaria, procul negotiis, y el que los
logía de Troeltsch) consideran siempre al monaquismo, humanistas comprendieron bajo virtus al studium en
en cuanto afirma su peculiar carácter y sus rigurosas vivir "solitario", demuestra a las claras lo lejos que está
concepciones, corno una "élite", y muchas veces como esta actitud de la "eficacia" burguesa, que practica el
una "élite" inoportuna e incómoda, de la que, sin em- representante de la capa socialmente ligada a la vita
bargo, no podía prescindirse. A esta polaridad responde attiva. Aquí se entrevé la relativa irracionalidad carac-
la razón del monaquismo como un apartamiento "del terística de la posición y del actuar de los humanistas
mundo", del "tipo Iglesia" amiga de compromisos, --que vuelve a equipararlos al monje— frente a la ra-
del gobierno eclesiástico como centro de vita attiva. cionalidad y la posición económica que caracterizan al
Contra el monaquismo, representante del "espíritu. puro" burgués, apropiador de riquezas.
(y, por tanto, de una rigorosa concepción del ascetismo), Pero los humanistas, que pertenecen a medias al an-
ya reaccionaron en la. Edad Media la sangre y el sentido tiguo orden contemplativo —del tipo monje, cuya obra
vital, no sólo de la nobleza caballeresca, con sus valo- continúan al dedicarse a la cultura secular, que el
_raciones cortesanas, sino también del alto clero noble, monje administra sólo de modo secundario, sin darle
Constituido por los príncipes de la iglesia. Se da una una importancia decisiva—, pertenecen también a me-
cierta separación dentro de la clase espiritual y ecle dias, naens volens, a la bu rguesía. Sólo a 'medias, y
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no por completo y realmente. Así, es natural que fue-
ran en cierto modo considerados como. "apóstatas" por La dependencia económica obliga al humanista, que
los otros dos elementos que, sufriendo de esta situa- desde luego siente una instintiva antipatía hacia el
ción, trataran de reaccionar contra ella por el resenti- vulgo, a buscar un acercamiento del lado de las clases
miento. En el resentimiento humanista contra la esco- acomodadas. Y cuando no lo encontraba en la burgue-
lástica se contiene una cierta dosis de la conciencia sía capitalista, lo buscaba en los restos de la antigua
emancipadora que alienta la autonomía de la nueva aristocracia (como ya Petrarca con los Colonna de
ciencia laica, y su emancipación de la corporación me- Roma), o bien (como el mismo Petrarca) en las nuevas
dieval, dominada por el clero y que asumía todo el cortes de los "tiranos" y "príncipes". Cuando éstos,
saber espiritual y temporal. El intelectual, en colisión como los Médicis, procedían de la burguesía enrique-
con todas las otras clases, aunque con ellas mantuviera cida, ya el círculo estaba completo.
relaciones múltiples y de ellas recibiera sus elementos,
era una capa "intermedia", una clase entre las clases,
y a esto se debe la falta de carácter, de convicciones,
que distingue a los literati. Claro que también, en cierto
sentido, podrá considerarse al grupo capitalista, a la
haute bourgeoisie, como una capa intermedia, pues
acusa la misma dualidad condicionada por su origen
democrático y por su afán de distanciamiento, que es
ya el prenuncio del aristocratismo y de la modalidad
cortesana de después. Mas aunque pueda encontrarse
entre los humanistas un proceso paralelo, existe entre
ambos una diferencia fundamental, pues mientras el em-
presario económico se crea una firme base material que
le da una posición fuerte y precisa, al humanista le
falta por completo dicha base. Esto es lo que determina
el carácter de la capa intelectual como algo "flotante",
independiente y despegado. Y si el estrato capitalista
carece de convicciones, pues que emplea la idea demo-
crática como ideología nueva, pero provechosa, podía
darse este lujo ya que la base de su existencia era econó-
mica. Mejor posición que la de la inteligencia, que tie-
ne a la idea por única base y que si procediera lo
mismo convertiría su posición en problemática. Esta
problemática de la existencia media de los humanistas
puede ilustrarse con una variada serie• de manifesta-
ciones. Léase para ello en Georg Voigt, el historiador
del humanismo italiano, la descripción de Petrarca, que
cuando menos tiene a su favor el privilegio personal
del genio.
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co), como corresponde a la posición predominante del
capitalista y del literato humanista, se corrompen las CGS-
tumbres, y por la extensión del lujo desaparece la anti-
III. LA SOCIEDAD DEL RENACIMIENTO gua sencillez de la vida burguesa (que aún predominaba
Y LA IGLESIA en Florencia hasta muy entrado el siglo xviii). La falta
de "garantías" de la vida política y económica en gene-
LA NUEVA cultura autoritaria trae consigo una estabili- ral, la "ilegitimidad" de los poderes, que se fundaban
zación de la sociedad, de las relaciones políticas, de la sólo en la fuerza y la capacidad personales, conmueven
educación y de los ideales de la vida. La fermentación todo lo que antes aparecía "firme".
y el caos de una cultura burguesa de libertad, desper-
taron nuevas fuerzas pero también actuaron como facto- a) La alianza efectiva de la Iglesia con los
res de disolución y ahora los nuevos poderes imponen nuevos poderes
una nueva sujeción. Era también el momento de otra
estabilización de la Iglesia, que se manifiesta en la Con- La Iglesia misma contribuyó esencialmente a la destruc-
trarreforma. Pero la estabilización supone siempre una
intervención artificial, un intento de salvar los valores ción de los antiguos poderes. Ya en la Edad Media era
de una "inflación" muy adelantada. Los valores relio- la única institución y la única organización racional. En
sos y morales eran papeles mojados en una época en aquella época era un poder centralizado, pues el estado
que sólo se cotizaban los valores económicos, intelec- sólo logró serlo al desaparecer el sistema feudal, que es
tuales y estéticos. Para poder darles un curso forzoso cuando se inicia el estado moderno, absolutista y buro-
era menester toda una nueva estructura. Desde luego crático. La Iglesia es la primera que reconoce las seña-
no podía ésta reproducir a la Edad Media, cosa imposi- les de la nueva época de la economía monetaria. Repre-
ble en la época del absolutismo (y de la sociedad que sentante clara, ya en la Edad Media, de la idea del poder
al mismo corresponde) por lo que respecta a lo religio- apoyada en medios racionales, percibe que la estructura
so, como también hubiera sido imposible, en otro aspecto de un gran aparato administrativo centralizado necesita,
que el de exterioridades formalísticas, reproducir la ca- ante todo, de dinero; y atiende a esta necesidad de
ballería medieval. Muchas cosas había puesto el Rena- dinero para sus fines de poder con los medios de un fis-
cimiento en crisis; se frenaron las preguntas, y con ello calismo capitalista propios de la época. La Iglesia, junto
se consiguió silenciarlas, pero no eliminarlas del mun- al estado moderno, es "la fuerza impulsiva que derrum-
do. El espíritu se inmoviliza, pero esto no significa que ba la ordenación económica medieval" (C. Bauer). La
todo descanse ya sobre base "firme". antigua forma de la estructura económica es quebran-
La estática de una seguridad religiosa inquebraiita- tada por la Iglesia de una manera decisiva al establecer
ble propia de la Edad Media primitiva (estilo románico) un sistema de hacienda completamente racional, mercan-
se había debilitado ya mucho en la época del gótico. Con tilista y de monopolio. Con Florencia, la curia es el
el Renacimiento, la debilitación se convierte en plena primer centro del cálculo correcto, de la contabilidad
inseguridad. Con el quebranto de la firme creencia en comercial y de la correcta teneduría de libros. La eco-
Dios cae la última barrera, que era el freno de conten- nomía financiera de los papas es una avanzada del capi-
ción más seguro. En una sociedad emancipada de toda talismo del Renacimiento, y la Cámara apostólica su
tradición, basada sólo en el poder liberal del dinero y mater pecuniarum. Sin el debido aprovechamiento de
del espíritu ("espíritu" en sentido intelectual y estéti- la nueva economía del crédito y del dinero no hubiera
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sido posible que la Iglesia alcanzara aquella posición de dominaba una tónica mental racional, irreligiosa y es-
potencia material que tuvo en la época del Renaci- céptica, con la sola diferencia de que la ilustración de
miento. que se rodeaba el monarca absoluto tenía en sí aún algo
Como es natural, la orientación económica de dicha de esotérico. El espíritu "democrático" de la república
organización no dejó de influir en la capa social que en urbana y su menor campo de acción imponía un mayor
ella participaba. Si la nobleza se aburguesaba, el clero respeto por la actitud de la clase media baja, todavía
se secularizaba, y ambas clases se acomodaban al espí- vinculada por completo a la Iglesia. Esta alta burgue-
ritu de la época. Ya desde la primitiva Edad Media sía, comprendía muy bien el valor de la religión para el
tenemos ejemplos de cómo los clérigos codiciaban el fomento de sus propios intereses y la posibilidad de uti-
dinero, de su desmedido afán de lucro, que salta por en- lizarla racionalmente en el juego de la política interior
cima de todos los principios cristianos. Así, en la Es- y exterior.
paña de los siglos vi y vii se erigen iglesias como inver- En los siglos mi y XIII existían todavía relaciones
sión de capital, especulando sobre las ganancias a obtener entre la burguesía y los herejes, pues —aunque por dis-
por las donaciones y fundaciones futuras (véase el Sí- tintos motivos— ambos elementos formaban un frente
nodo de Braga de 572 d. c.), o cuando en 887 el obispo de único contra las temporalidades eclesiásticas. Desde
Nápoles, Anastasio, celebra con los sarracenos un con- mediados del siglo XIII, cuando la burguesía, eliminados
trato de compañía, en el que se reserva una participación sus rivales, aparece como la clase dominante en las co-
en los actos de rapiña, amparados por él mismo. Cono- munas italianas, vemos que se vuelve contra los herejes.
cido de sobra es el papel que en la Edad Media repre- La mentalidad "burguesa" era ahora hostil a todos los
senta la venta de oficios eclesiásticos. Según L. B. Al- extremismos, partidaria del "acomodamiento" y de la
berti "casi todos los clérigos, como es sabido, muestran colaboración con el poder de la Iglesia, pues el mante-
gran codicia por el dinero". En la Roma del Renaci- nimiento de buenas relaciones con ella le "convenía"
miento todo podía comprarse. por motivos políticos y, sobre todo, por motivos econó-
En la lucha contra la feudalidad germánica en Italia micos y financieros, como no menos convenía mantener
fueron aliadas políticas la burguesía urbana y la curia "al pueblo" en su religión —considerando así a la orto-
romana, y por esta comunidad de intereses —frente a doxia como freno y valladar para la "masa", el vulgus-
la dominación feudal de los "bárbaros", y por conside- aunque uno mismo no tenga un interés religioso pro-
rar la Iglesia como enemigos al imperialismo y al "uni- fundo y se complazca en mantenerse en un "amable
versalismo" en manos del poder secular— establecen un escepticismo" (G. Volpe). Se reservaba para sí la cultura
vínculo nacional, fundado en la italianidad, algo pare- "superior" de intereses espirituales, intelectuales y esté-
cido a una comunidad nacional. Al final del Renaci- ticos, típicamente burgueses, cuyo ideal lo suministraba
miento y frente a los españoles, vuelve a producirse este la Antigüedad interpretada por el humanismo, y recla-
mismo fenómeno. Especialmente entre la burguesa Flo- maba para sí una libertad que negaba a la capa inferior.
rencia y la Iglesia, existió desde la Edad Media una Esta capa social inferior —cuando no buscaba, como
alianza ("güelfa") contra las fuerzas "gibelinas" del im- clase media típica, un acertamiento a los grupos domi-
perio y la nobleza. nantes de mentalidad tradicional— se sentía oprimida y
Visto desde la perspectiva de una concepción del se orientaba hacia el ideal proletario de igualdad de la
mundo, en los círculos de la alta burguesía florentina se iglesia primitiva, en oposición a la iglesia militante y
pensaba menos en "ilustrado" que en la corte de Paler- por ser más accesible a exacerbaciones místicas que
mo del emperador Federico II. En ambos centros pre- la sobria burguesía, desarrollaba tendencias heréticas.
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Desde los fraticelli se va en línea recta a los ciompi (G. del dinastismo y la Iglesia tiene a su servicio a los
Volpe). Frente a tales amenazas de lo "existente", debi- condottieri y cuenta con un importante aparato burocrá-
do al descontento, la burguesía se sentía representante tico. Los colosales ingresos de la Iglesia proporcionan a
del orden y aliada de la Iglesia y, viceversa, ésta con la curia una riqueza que la permiten convertirse en po-
respecto a la burguesía. Estos grupos frente a los cuales tencia cultural y el afán de ostentación y de fama le-
la Iglesia ayudaba a imponer el orden burgués, la no- vanta edificios principescos. Los papas son los grandes
bleza y la plebe, se vieron empujados a la oposición mecenas y un elegante "literato" sube al Solio Pontificio
social y religiosa y a veces marcharon unidos bajo el en la persona de Eneas Silvio (Pío II).
signo de la herejía.1 Pero esta unión de las partes de La curia abandona también "los prejuicios", sólo la
las capas de la nobleza feudal desplazada con las capas virtus personal cuenta y el principio "liberal" triunfa so-
inferiores, este contacto entre la oposición de la izquier- bre el conservadurismo tradicional. Decus virtutum na-
da y la de derecha contra la burguesía, es sólo un fenó- iurae maculam abstergit in filiis, se dice en 1483 en una
meno periférico y transitorio. La unión religiosa tenía bula papal, que legitima a un bastardo. Al igual que los
que ser como tal internamente falsa. La herejía sólo tiranos los príncipes de la Iglesia introducen a sus que-
podía producirse como algo genuino entre las clases ridas y los papas a las más famosas cortesanas en la
bajase que, en su miseria, sentían de un modo real y sociedad de la corte. La libertad de la tradición se mani-
directo la necesidad de salvación. Si, a su debido tiem- fiesta, en este punto, a tales extremos; la Iglesia marcha
po, encontraron simpatizantes en el movimiento herético a la cabeza, conforme al compás de los tiempos. Muchos
de la aristocracia, las razones fueron puramente políti- clérigos se dedicaban al cultivo de la literatura porno-
cas y no hicieron sino contribuir a la decadencia de la gráfica de la época.
idea religiosa. La nobleza, como clase social, hizo pron- En la Edad Media el clero formaba un orden social
to las paces con la burguesía, acomodándose a su política y espiritualmente privilegiado. Ahora participa en una
y en general incluso a su política respecto a la Iglesia. evolución general inspirada por los laicos. Los clérigos
se convierten en representantes de la nueva cultura en
Así como en la burguesía el interés por la Iglesia se
calidad de humanistas, poetas y artistas.
transformó en interés puramente político, el interés po- Una capa sacerdotal superior se alía con los cultiva-
lítico y el económico fueron determinantes para la curia. dores de la forma y de la belleza representativa, porque
Las necesidades financieras de la curia crearon una ellos le ofrecen los nuevos y poderosos medios para evo-
nueva "unión, totalmente antimedieval, entre el papa y car la impresión sensible de la "grandeza". Trata de
el comerciante" (Gottlob), y convirtieron a los papas en este modo de influir sobre el pueblo, distanciándose a la
protectores y socios de aquellos que, conforme a la ética vez del mismo, en oposición a la capa eclesiástica infe-
económica de la Edad Media, podían ser calificados rior, representada en primer término por los frailes
como usureros. Políticamente los papas del Renacimien- mendicantes, que en el tránsito de la Edad Media al
to se consideraban como signori. La curia se convierte Renacimiento primitivo constituyen un elemento demo-
en una corte principesca. El nepotismo hace las veces crático de clase media. Son ellos los que fomentan una
piedad popular, tal como se manifiesta —de una manera
1 Nobile ed eretico diventano ora parole sinonime (Volpe). ingenua y libre —en los aspectos familiares pequeño-
2 Aún a principios del siglo xvi un cronista florentino
burgueses, naturalistas y algunas veces "vulgares", del
llama a aquellos que se reúnen en una nueva secta literal- arte del Renacimiento primitivo, como, por ejemplo, en
mente homini di popolo et di haxa conditione (Pastor, Ge-
schichte der Pdpste, in, apéndice 49. Hay traduc. esp.) las Madonas. Frente a esta unión, demasiado estrecha,
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entre el cielo y la tierra —que corresponde, socialmente, la ilustración o cuando menos de la ilustración "mun-
a un "envilecimiento" del bajo clero, especialmente de dana", que tiene el sentimiento de pertenecer a la clase
las órdenes mendicantes, que se colocan con respecto al media, a la pequeña-burguesía, y cuyos representantes
pueblo en una relación de "tú" a "tú"— este arte del más destacados —se trata de los grandes predicadores de
alto Renacimiento expresa una actitud de distancia y "penitencia" y el mayor de todos ellos, Savonarola--
de respeto, que debe aplicarse lo mismo a los valores suministran con el rigorismo religioso, a una capa infe-
espirituales y religiosos representados por el clero que rior inerme, las armas de las puras ideas en su rebelión
a las altas jerarquías del mismo. La actitud del bon contra la capa superior de la riqueza y del diletantismo
bourgeois es reemplazada por una solemnidad inabor- y contra la jerarqma secularizada que ha olvidado por
dable. Por un lado, una piedad directa, aunque un poco la "vana poesía" y la "vergonzosa retórica" lo "único"
ruda, expresada por un arte que procede de abajo, por que en definitiva importa. En este sentido instaura Sa-
otro, una eliminación escrupulosa de todo lo profano, vonarola una república frailuna sobre base democrática,
que corresponde a una piedad ya no espontánea sino a por lo cual es perseguido por la encolerizada jerarquía,
una religiosidad cultivada desde arriba. Es un arte al procesado como hereje y condenado a la hoguera. Seme-
que ya no anima una intención primordialmente reli- jante oposición iba dirigida contra el alto clero y contra
giosa, pero que, por eso mismo, revela con mayor clari- la burguesía: era la oposición de los únicos grupos que,
dad una característica social, unida a otra eclesiástica, en aquel tiempo, podían desafiar a los poderes estable-
y combinadas ambas para producir determinados efec- cidos. Pero la capa ínfima, la propiamente oprimida, el
tos religiosos. La capa social superior, la mundana y la proletariado, representaba, por decirlo así, la oposición
eclesiástica, se alían para hacer frente a la tendencia "externa", que se expresa religiosamente en el "tipo de
democratizadora. Esta nueva voluntad de distancia- sectante", que está a la "izquierda" del mismo fraile y
miento hace derivar del alto Renacimiento el barroco que es, por lo general, el más fervoroso en su piedad.
de la Contrarreforma. Pero así como en lo económico, social y político la bur-
En la Iglesia mundana del Renacimiento, que entra guesía era lo determinante, así lo era la Iglesia en lo
en la alianza con la nueva burguesía gobernante y se religioso. Marcha junto con la alta burguesía para, a su
asimila en gran medida su cultura, se expresa clara- vez, apoyarse en la pequeña burguesía, así como, religio-
mente aquel "compromiso" con el "mundo" al que "el samente, se apoya en el "tipo de monje" y tiene que
tipo Iglesia", según Troeltsch, se siente inclinado por apoyarse necesariamente en él. Por otra parte, no se
su propia naturaleza. Es la "Iglesia universal" que ce- trata de un monaquismo que haya roto todas sus rela-
lebra alianza con 'la cultura universal". El alto clero, ciones con el mundo, sino que, conservador de la doctri-
y el sector monástico más ilustrado y más partidario na, se siente ligado fuertemente por la tradición y sólo
de la educación y orgulloso de la inteligencia, se une muy despacio sigue la nueva marcha del tiempo. Es,
a los representantes de la riqueza seglar y de la ilus- pues, relativamente inmóvil, como la clase media, que
tración profana aceptando sus dictados culturales. A esta mantenía la ética económica oficial de la Iglesia tal
capa social superior del espíritu que se destaca por su como la presentaban los'frailes (ética, ciertamente, con
rango e ilustración, el clero "mundano", se opone el tipo la que se aviene mal la práctica financiera de la Iglesia).
"simplista" (según la expresión de Fedor Schneider) de
fraile, que se aparta del mundo, que abraza puritano
la idea religiosa y excluye la idea de ilustración; es el
tipo del fraile mendicante, ignorante y enemigo de
118 119
b) El acomodamiento de la ética económica
mente" es pecado. Comercio al por mayor es pecado, sólo
La ética económica del estado llano3 es una creación el pequeño oficio de tendero (con su actividad artesana)
de la Edad Media y tiene la característica de las rela- aparece justificado. Con frecuencia se aplican en la
ciones limitadas de una primitiva economía artesana, Edad Media, en variadas circunstancias, las palabras de
de la industria y el comercio medievales. A ella res- León el Grande: Difficile est inter ementis vendentisque
ponde la tendencia, también teórica, a lo estático, hacia commercium non intervenire peccatum. Para quedar
una vida de comunidad conservadora, apegada a la tra- libre de pecado, lo mejor es permanecer dentro de un
dición. Todo aparece limitado según un criterio peque- orden estático. El lucro comercial tiende a la dinámica,
ño-burgués. El trabajo es algo sagrado, pero no así la al quebrantamiento de la doctrina de la Iglesia, pro-
idea del lucro. Se aprecia el trabajo por su significación clamada una vez por todas, de la distribución de bienes.
ética: como trabajo por el trabajo mismo: el resultado Es el "espíritu de empresa" el que lleva a exceder de los
económico útil debe limitarse a la adquisición del "sus- límites fijados, que derivan de la estrechez de una eco-
tento" conforme con el estado de cada uno. Este espí- nomía pequeño-burguesa, artesana y estática, a una gran
ritu de artesanado manifiesta siempre una cierta des- economía burguesa, capitalista y dinámica y que pasa
confianza cristiana frente al comerciante. Según el
franciscano Alejandro de Hales4 y San Buenaventura, de las limitadas condiciones medievales a otras más
está prohibido el comercio que busca la ganancia (1u- amplias y que ya no corresponden naturalmente a la an-
crum) y la adquisición y acumulación de fortunas:3 sólo tigua doctrina ético-económica, calcada sobre el anterior
es lícito el comercio que se limita a obtener lo necesa- cuerpo. Aquel ambiente artesano era propicio para la
rio para el propio sustento (sustentatio), y a la inversión formación del espíritu burgués, el espíritu de la ratio
de obras de caridad. La acumulación de mercancías, en economica; sólo se necesitaba para lograrlo una reduc-
gran escala y con propósito de especulación, especial- ción secular de la moral cristiana y que ésta, se convir-
mente de artículos de primera necesidad, se condena tiera en moral burguesa, para que dicho espíritu bur-
como avaricia, por lo cual los ricos que la practican gués, transformado en utilitario, pudiera servir a los
deberán ser arrojados de la Iglesia. Sólo el comercio fines de una economía capitalista; pero, sin embargo,
de tipo artesano (que observa el iustum pretium) se dm no podía darse en esas circunstancias el espíritu de
considera lícito, mientras que el practicado "racional- empresa, pues la Iglesia medieval seguía manteniendo
la idea de un orden estamental, que corresponde a los
3 Si distinguimos, con Clemens Bauer, entre "ethos econó- intereses del estado llano, fielmente sumiso a la Iglesia,
mico" como el conjunto de normas consuetudinarias, repre- interesado en conservar las barreras de los estamentos.
sentaciones valorativas y promedio de motivos, que dominan Así se da, cuando menos en teoría, una oposición entre
la práctica económica concreta y la "ética económica" corno la Iglesia y la nueva empresa individualista. Toda as-
teoría ética, como un pensamiento de "deber ser", resulta
claro que la teoría cojea siempre un poco, y que en las épocas piración a obtener un lucro ilimitado, por falta de orde-
de profundos cambios cojea fuertemente, porque tiene que es- nación o por carecer de medida (inordinatas, inmode-
forzarse en marchar al paso de la realidad, en cierto modo, ratus), es un ataque, una subversión, contra el orden
si no quiere perder por completo el contacto con ella y tam- objetivo establecido y, por tanto, un pecado; porque en
bién su propia eficiencia. el ordo, querido por Dios, cada uno tiene su lugar limi-
4 SuMMQ (ed. 1516) P. ni, qu. 50, m. r.
tado y asignado, y cada actividad tiene su esfera propia
5 Loe. cit., ut... pecunias congregent et divitias acquirant. de acción fija y determinada. El movimiento se con-
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sidera como aliquid imperfectunt,6 pero la constancia en de la Edad Media y movilizarse para convertirse en base
lo económico (perseverantia), como algo loable,7 incluso y justificación espiritual de un orden económico capita-
los desplazamientos de un lugar a otro se consideran lista. La Iglesia, como organización racional, tenía que
como algo moralmente reprobable. reconocer como propios dos principios: "camino abierto
Si la ética económica medieval tiene con respecto al a todas las capacidades" —cuando menos dentro de la
proceso de la producción una visión de pequeño-burgués, propia jerarquía— y el de una metódica psicotecnia,
que se mueve dentro de estrechos límites, no sucede así aplicable a aquellos elementos que intervenían directa-
con respecto al problema del consumo, donde revela una mente en la organización, pero también a los organiza-
generosidad señorial. Según su concepción cada esta- dos: psicotecnia que había de producir sus efectos, como
mento presenta una distinta modalidad de vida : quod en todos los campos de la vida, también en el económico.
uni statui decens est, alteri ad vitium reputatur, repite Fuera cual fuera la práctica eclesiástica de la Edad
todavía Bernardino de Siena. Como el capitalismo en Media —desde luego en Alemania "los obispados eran,
lo exterior tiende a lo ilimitado (en la producción lo por decirlo así, herencia familiar de los linajes de alta
mismo que en la circulación), en lo interior, por lo con- nobleza, y la admisión en los grandes cabildos exigía una
trario, procede con cálculo, como buen administrador, prueba de nobleza" (Aloys Schulte)—, lo cierto es que
y en lo que hace a los gastos, la economía pasa con siguió observándose como principio constante que las
facilidad a la cicatería y —conforme con el principio de más altas dignidades habían de estar abiertas al mé-
gastar lo menos posible— introduce así en la mentalidad rito, sin consideración al nacimiento; es decir, que la
capitalista cierto elemento pequeño-burgués. Mientras teoría eclesiástica para la provisión de los cargos era
que la ética económica tomista condena "la mezquindad" una teoría liberal. La estimación burguesa del "talen-
(parvificentia), como si fuera avaricia, y aunque, según to" era indispensable a. la Iglesia, como institución ra-
ella, no proceda correctamente el dilapidador; que me- cional que era. Partiendo de la idea de que todos los
nosprecia el dinero (minus debito),8 ensalza, sin embar- hombres son imagen de Dios, por el hecho de poseer un
go, la liberalitas y la magnificentia, es decir, el sentido alma inmortal, de un valor inapreciable, y de la idea
de grandeza y de ostentación, referido en primer tér- de la igualdad ante Dios, que evidentemente se expre-
mino a la "representación" eclesiástica, y luego a todas sa como igualdad ante la muerte, se inculcaban al
las demás que sean legítimas; ideal éste que procede del pueblo ideas igualitarias, y a la vez individualistas,
espíritu feudal de la Edad Media, y hacia el cual vuelve que llevaban en sí el germen disolvente de las valora-
la cultura del Renacimiento, que se ha hecho cortesana. ciones estamentales, al considerar, en último término,
Pero dentro de la gran complexio opositorum de la indiferentes las distinciones de estado, sostenido esto
mentalidad eclesiástica se da toda una serie de suges- por representantes del tipo monástico que, en oposición
tiones que pueden servir a una posición abiertamente a las tendencias mundanas de la jerarquía eclesiástica,
racional, que sólo necesitaba desprenderse de la estática tomaban muy en serio las doctrinas religiosas funda-
mentales. El primero de estos movimientos se inicia
6 Michael de Mediolano, Sermones quadragesirrzales. con los monjes de Cluny y el último es el de las órdenes
7 Cf. en Petrarca la típica polémica renacentista contra
la concepción estática del ideal de la perseverantia o cons- mendicantes. Se ve que la doctrina y la ideología de la
tantia (Fam. xv, 321 s.s.) si quis... irnmobilitatem ccmstantiam Iglesia contenían ciertos elementos democráticos y bur-
vocet valde ilü podagrici constantes videri debent; sed cons- gueses, uno de los cuales es también su filosofía racio-
tantiores mortuil nal, que argumenta con recursos del intelecto. Junto al
8 s. Antonino, Summa moralis, n, 6, 8, §1. intelecto desempeña también un papel decisivo la moral
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que se basa en la ratio, y que parte del liberum arbi- grado y dentro de ciertos límites interpretativos, muy
trium. Los esfuerzos para disciplinar y metodizar la amplios por cierto—. La Iglesia maneja siempre con
vida comienzan con la regla de San Benito y marchan, mano maestra el método interpretativo como una mane-
a través de la filosofía moral de la escolástica, a aquella ra de preservar la tradición sin perder pie con el cam-
ratio burguesa que predomina en la ética renacentista de bio de los tiempos. Los "comentarios" a Santo Tomás
un L. B. Alberti. En Santo Tomás de Aquino, al alabar son la expresión publicista que sirve para lograr los ne-
la previsión, la consideración y el cuidado que corres- cesarios acomodos —por decirlo así, de una manera
ponden a la prudentia,9 se ve cuán estrechas son esas apenas perceptible— a la nueva situación, y de este
relaciones, y asimismo cuando Antonino de Florencia modo marchar al paso del tiempo. Por el comentarista,
reconoce el valor del tiempo como una res pretiosissima Cardenal Cayetano de Vio (muerto en 1469), se niega
et irrecuperabilis10 o cuando, en varios lugares, se opone la importancia decisiva del estamento (como natural),
la razón a las pasiones —en el sentido de la filosofía es decir, el momento estático, al reconocer el derecho
burguesa estoica—,11 o cuando Antonino reprocha a los (natural) de la capacidad personal y de las cualidades
nobles su aversión al trabajo.12 personales (virtutes), que capacitan para salirse de su
La ratio, por sí propia, abre el camino a la capacidad propio estado y pasar al regimen aliorum, al superior
personal. La unión del pensamiento racional con la men- status consonaras suae virtuti, que corresponde a los
talidad conservadora y estática es una complexio oppo- agraciados por dotes naturales, naturali aequitate debe-
sitorum. Las ideas del derecho natural aparecen, ya en tur, según los principios del derecho natural. La demos-
la patrística, dentro de la ética eclesiástica, y era natu- tración de la capacidad personal sirve para justificar el
ral que entre ellas y la mentalidad estamental de la encumbramiento de salirse de su estado: ésta es virtuti
Edad Media se manifestara una cierta tensión. Ésta suae eorum congruum.13 La categoría subjetiva de la
pudo estabilizarse mientras que las condiciones sociales virtus personal sustituye a la categoría objetiva de
efectivas se mantenían en cierta relativa tranquilidad. la conditio social. La personalidad se ha abierto paso
Pero al desaparecer esta situación se inició una gran y la teología reconoce este hecho. Lo mismo ocurre en
inquietud que afectaba los fundamentos en que se ba- el terreno económico. El cumulare pecunias recibe la
saba la Edad Media. "En los tiempos inquietos —escribe aprobación de la Iglesia. Cierto que siguen imperando
Eneas Silvio—, también los hombres de baja condición, las limitaciones generales de la moral, y no se reconoce
en cuanto han aprendido algo, se atreven a aspirar a los como lícito el afán inmoderado de lucro, pero los bene-
obispados." Fundado en sus dotes de capacidad perso- ficios, como compensación debida al riesgo de la em-
nal —y en éstas sólo— cualquiera podía atreverse ahora presa, son considerados ahora como legítimos.
a escalar las más altas dignidades, aun dentro de una El punto de vista psicológico con respecto a la een-
institución tan conservadora como es la jerarquía ecle- nomía cambia asimismo de acuerdo con lo anterior-
siástica. A ese cambio de las condiciones reales- debía mente dicho. Una época estática podía partir todavía
corresponder la ideología —cuando menos hasta cierto de la- idea de un hombre que, por encima de todas las
necesidades económicas, y aun en oposición a ellas,
9 Cf. S. Hz. na, Trae, qu. 49, 53, 123 ss.
lo S. mor. u, 9, 2, §2. conserva su tranquilidad y su libertad internas: ideal
11 Timor Dei excitat horninenz ad actum rationis... quia éste en que confluyen una actitud aristocrática y otra
timor facit homines consiliativos: Tomás de Aquino a quien clerical. La ideología, corno lo hace Santo Tomás (en su
sigue Antonino.
12 S. mor. n, 1, Z §6• 13 Comm. ad S. nom. S. th. ua. Trae, qu. 118, a. 1.
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Summa contra gentiles), lo expresa al sentar que la Primordialmente el dinero como objeto de comercio
sollicitudo mentís (como distinto de la labor) por los requiere benévola interpretación canónica de la prohibi-
bienes económicos, está prohibida por Cristo. Es un ción del interés. La función social de la prohibición del
cambio, que hace época, el que Roberto de Lecce (1490) interés, en la cual se expresaba el "frente de intereses
considere que aquella sollicitudo es tolerabilis, no obs del tradicionalismo" (C. Bauer), significaba la conde-
tante que la nimia occupatio (ocupación excesiva) con nación, viva en la conciencia medieval, del capitalista
la mercantia siga teniéndose como pecaminosa (Bernar- que invadía como "usurero" la esfera tradicional. La
dino da Busti). Pero una actividad económica cons- Iglesia, como "garantía tradicional de una moral colec-
ciente, conforme a un plan, que persiga un fin útil y tiva tradicional", estigmatiza así al intruso que extiende
proceda adecuadamente en la consecución del mismo su industria y ,su negocio, por propia iniciativa, estor-
—San Antonino condena como indigna una actitud sin bando y quebrantando el orden de producción estable-
sentido— es aprobada generalmente por los autores cido por la tradición. Como una institución que atiende
eclesiásticos, aunque éstos tengan siempre en vista la a las masas, la Iglesia se ve obligada a defender el
utilidad de la comunidad y no el interés particular des- "interés del productor medio", que corresponde a una
enfrenado, "moral social del término medio". Y así la Iglesia se
En todo caso se evidencia una cierta aproximación encuentra ante una situación en la que tiene que trazar
en la concepción económica de la Iglesia hacia las ten- la diagonal entre lo que exige el interés de su prestigio
dencias del capitalismo. La teoría de la alta burguesía moral y lo que demanda su interés financiero. Por-
y la teoría eclesiástica coinciden en la imagen del "mer- que las crecientes necesidades de dinero y de crédito que
cader honrado". Los bienes adquiridos conforme al ho- tenía, como fuerza social, obligaron a la Iglesia, al igual
nor burgués (onestit), el éxito legítimo del negocio, están que al estado absoluto, a buscar una estrecha alianza con
justificados por la Iglesia. La ganancia obtenida por los centros de empresarios capitalistas, únicos que esta-
medios legítimos se debe, según Bernardino, a la "ayuda ban en situación de satisfacer esas crecientes exigencias
de Dios", y un "mercader de fama", de esa clase, es financieras. Así, la Iglesia, en la teoría y en la práctica,
"grato a Dios y a los hombres". La "honradez" del co- tiene que, buscar un cierto equilibrio entre las tendencias
merciante es también un supuesto en los autores bur- y los intereses opuestos. Para conservar su prestigio mo-
gueses (Villa.ni, Morelli, Alberti). Dominici —el domi- ral (entre las capas mechas), debía seguir manteniendo,
nico, luego cardenal— hasta reconoce una vocación para cuando menos formalmente, la prohibición del interés,
el lucro, que lleva a hacerse rico. Y si el pensamiento pero a la vez renunciar a las consecuencias reales de
eclesiástico preconiza siempre la medida y el límite, le aquella prohibición. Como la Iglesia se ve reducida a
sale al encuentro el pensamiento de la "segunda genera- los medios que obtiene de la nueva capa económica di-
ción capitalista" —aun cuando, como se ve en rectora, medios que necesita para el funcionamiento de
la magnitud de la riqueza siga siendo señal -y medida su aparato, debe acomodarse con dicha capa social, y
de la recompensa ganada ante Dios— al pronunciarse hasta establecer con ella una estrecha unión, con lo que
por una moderación voluntaria, aunque no por escrúpu- disuelve la antigua ordenación económica y social y se
los religiosos y morales sino por motivos de la seguridad produce una nueva mentalidad económica. •La Iglesia
del, negocio. Así ambos se encuentran en una línea me tiene también que defender a los empresarios "contra
dia, pues si la teoría de la Iglesia concede a la dinámica la reacción de la moral colectiva tradicional"; y al ela-
un cierto derecho, el capitalismo a su vez retrocede ha- borar la misma Iglesia "una nueva moral de la colec-
cia una cierta estática. tividad, y crear un espacio libre para el afán individual
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de lucro, se desvanecen los obstáculos que a este afán
se oponían y ya no pesa sobre él el antiguo estigma de todo el armazón eclesiástico. Frente al pueblo —que es
reprobación social. bueno que siga siendo piadoso— debe mantenerse la re-
El resultado es una honda debilitación de los ele- ligión y tratar de aparecer frente a él como piadoso,
mentos "pequeño-burgueses" en la ética económica de pero "a solas" se proclama esta hipocresía como principio
la Iglesia, pero a la vez se frenan las aspiraciones de la político. Pantano, a la vez político y satírico, enseña "a
posesión capitalista, lo que corresponde a la necesidad servirse de la superstición para guiar al pueblo" y man-
que tiene la Iglesia de mantenerse en buenos términos tener a los súbditos en sufrida obediencia frente a la
con los nuevos directores, los poderes de la creciente autoridad. Aquí la mentalidad del Renacimiento se
formación del capital, y de seguir manteniendo su domi- acerca a la del estado absoluto.
nio sobre las masas del estado llano. Naturalmente, quedaban siempre "residuos" de un
sentimiento religioso y eclesiástico, aun en la capa supe-
rior- —acaso "un residuo del miedo al infierno entre los
e) Conservadurismo burgués y tradicionalismo grandes pecadores" (Burckhardt). Se hacían fundacio-
eclesiástico nes piadosas, no sólo por la fama del propio nombre,
sino también "por si acaso" el alma fuera inmortal,
El dirigir las masas desde arriba, es' también un inte- como decía Niccolo Acciajouli. El sentir religioso de
rés de la gran burguesía. Ésta necesita igualmente para la sociedad del Renacimiento era ciertamente anticleri-
mantener su posición un cierto y sólido "orden", en, el cal, pero no era ella primordialmente antirreligiosa, y
sentido de seguridad contra las revoluciones. En co- su vida exterior estaba implicada en múltiples aspectos
rrespondencia con esto, el interés político de la gran con la de la Iglesia. A esto se añadía el placer en la
burguesía muestra ya, desde un principio (como puede pompa eclesiástica y, en'general, por todas las manifes
verse en Villani), ciertos rasgos "conservadores". Y éste taciones paganas del catolicismo. Se podía "existir corno
es el sentido decisivo, real, sociológico, de la perdura incrédulo notorio siempre que no se manifestara una
ción de la alianza de la nueva clase directora con la abierta hostilidad contra la Iglesia" (Burckhardt). Por
Iglesia. De hecho la idea de la Iglesia ha perdido, en otra parte, en la "inteligencia" de- esta sociedad, a pesar
mayor o menor grado, en la nueva capa superior, su re- de todas las burlas y faltas de respeto, no se manifiesta
lación directa y medieval con la existencia y, con ello, la necesidad de una "ilustración" sistemática, o de una
ruptura programática con la Iglesia. Se seguía, a plena
su eficacia religiosa directa y la capacidad de preser- conciencia, dentro de determinados límites —lo más
varla; de nada sirve incluso la invocación de los senti- amplios, por cierto— adscrito a la Iglesia, abstenién-
mientos de justicia cuando aparecen en colisión con los dose de atacarla como institución. A reserva de esta
intereses de poder de la burguesía. Sin embargo, la de- precaución, hasta en casos como el de un Lorenzo Valla
ferencia mostrada por ésta hacia la Iglesia, más de se podrá hallar de nuevo refugio en la curia, que des-
carácter convencional que no inspirada por motivos pro- empeñaba un papel, nunca bastante estimado, de mece-
piamente religiosos, le es un medio para contener con- nas. 'Esta sociedad renacentista no tenía ningún deseo
vulsiones revolucionarias en las clases inferiores y para ni de una revolución espiritual, ni de una revolución
mantener la nueva estática que se ha establecido. política, sino que, al contrario, tenía un interés en evi-
La Iglesia representaba todavía un poderóso factor tarla. Las apetencias de una concepción del mundo que
de fuerza con el cual había que contar y que se podía en la misma aparecen, son más bien de naturaleza es-
utilizar. Por consiguiente, se mantiene conscientemente tética. Se satisfacen con ese platonismo "de salón" que
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es más bien un problema sociológico que intelectual: Este, correspondiendo a una típica relación sociológico-
modas, trajes, tónica del ambiente, "eterno diálogo", las - religiosa, se fue del lado del "tipo de secta" y, junto con
cuestiones de gusto; siempre libres, propias de una so- éste, fue aplastado por fuerzas más poderosas, sociales
ciedad dilletanti. Las poesías de Lorenzo el Magnífico, y religiosas. La clase media, políticamente impotente
los diálogos de Castiglione y de Bembo son más carac- —tanto en lo social como en lo religioso— y en actitud
terísticos que los libros de Ficino. Cuando se trata de pasiva, tendía a cualquier compromiso, lo mismo a la
algo más que de estética, se conserva también la honda sumisión al absolutismo político como a la sumisión
oposición interna entre la concepción libre del mundo bajo el nuevo tipo de Iglesia, creado por ese absolutis-
y 'la religión esotérica, especial, de una minoría de "doc- mo, o sea el tipo de la "Iglesia evangélica", en la forma
tos", y la religión popular, el catolicismo oficial, a la de "Iglesia nacional". La reacción contra la capa eco-
manera de un Bisticci. Esta secreta oposición entre dos nómica superior se manifiesta en la actitud que toma
religiones corresponde —como en la homóloga cultura la Reforma frente al capitalismo. "Sería más conforme
de los últimos días de la Antigüedad— a la escisión de con Dios aumentar la agricultura y disminuir el comer-
la sociedad en dos capas: una "la docta" y otra la "in- cio", dice Linero, el hijo de un campesino. Los intereses
docta". Corresponde también a la separación moderna de la producción primitiva y del trabajo manual —y en
entre lo "espiritual" y lo "material y sensible" y vital, correspondencia, la idealización de ambos— determinan
que en la Edad Media aparecían íntimamente enlaza- aquella "opinión pública" de clase media que está detrás
dos, pues, en esa época, hasta los elementos diversos de la Reforma y que, comparada con la mentalidad ca
de la filosofía corriente formaban una "comunidad". pitalista del Renacimiento (con la que marcha también
Pero ahora aparece la división moderna del "puro" es- parcialmente "el pueblo", por esa tendencia suya a de-
píritu, que para sí se reserva una capa intelectual supe- jarse impresionar), debe calificarse de reaccionaria. A
rior, los intelectuales burgueses, los humanistas. esto 'contribuye, sobre todo en Alemania, el juicio moral
La Edad Media había sabido armonizar la idea del —atento a las repercusiones morales del capitalismo.
liberum arbitrium con la de gratia divina, en un semi- Aquí vuelven a tomar la palabra aquellas capas que ya
pelagianismo práctico. Pero el racionalismo de los capi- en la Edad Media se sentían afines y cercanas. 'A este
talistas y de los humanistas elevó a lo absoluto el poder hecho histórico-cultural se debe el que Troeltsch" con-
de la virtus, cie la virtin todo lo puede el hombre por sidera a Lutero como incluido predominantemente en
sus propias fuerz'as. La doctrina de la "dignidad del la Edad Media. También el calvinismo muestra aún
hombre" (Pico) se hinchó hasta la equiparación con en el siglo xvu una fuerte tendencia anticapitalista.15
Dios. Esta doctrina, de un racionalismo unilateral, des- Los predicadores puritanos eran, por lo general, de pro-
conocido en la Edad Media, típica ideológica de una cedencia campesina o aitesana, y una tal constitución
capa social superior en posesión. del poder político y eco- económica se ofrecía como "un cuadro más adecuado
nómico, provocó la natural reacción irracionalista muy para sus doctrinas contra el mundo" (Sombart). Cierto
marcada, también desconocida en la época medieval, que el puritanismo supo conciliar en último término el
que aparece en la doctrina reformista de Lutero del modo de vida burgués con el estado de gracia, pero esto
servum arbitrium y de la sola gratia. Esta reacción, no corresponde a su naturaleza interna sino fue una con-
como concepción del mundo, responde a una reacción
social, que viene de "abajo", contra la clase superior, 14 TrOeltSCh, El protestantismo y el mundo moderno,
unida con la Iglesia "mundana". Cierto que se trata de FCE, México, 1951.
una reacción de la clase media, no del proletariado. 15 Cf. contra Max Weber, Karl Holl.
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cesión necesaria a la fuerza de las relaciones económicas
qué correspondía por completo a las concesiones de la
ética económica del catolicismo. En el fondo ambas
confesiones, en cuanto influían religiosamente en la
mentalidad económica, actuaron en un sentido de fre-
no y de sujeción, frente al afán de lucro en el estadio
del capitalismo primitivo. Mientras que la iglesia cató-
lica, como también el estado absoluto, prácticamente-
marcharon con los poderes del dinero, y fomentaron el
desárrollo del capitalismo de una manera decisiva (como
lo han demostrado las investigaciones de Strieder), el
protestantismo significa una reacción contra la iglesia
mundana del Renacimiento -y una restauración de la re-
ligión cristiana (que lleva unida a sí una indiferencia
con respecto a las cosas económicas), "y en primer tér-
mino un peligro muy serio en toda la línea para el espí-
ritu del capitalismo" (Sombart). Tanto religiosa como
socialmente —y lo uno va con lo otro— representa la
Reforma (y en otro aspecto también la Contrarreforma)
una reacción contra el Renacimiento. La Reforma y la
Contrarreforma cierran ambas el primer preludio de
la época moderna que será continuada por la cultura
de la "Ilustración".
En aquel preludio resuenan indicaciones, pasajeras y
ahogadas, de todos los temas esenciales cuya ejecución
temática y múltiples variaciones había de quedar reser-
vada a otra época posterior, época que ya es la nuestra,
de modo que allá encontramos los rasgos decisivos de
nuestro propio presente. Y de las líneas simples del cua-
dro de la moderna cultura burguesa nos hablan aquellos
rasgos de sus primeroá tiempos acaso de una manera
más elemental, pero por eso más insistente, que los
rasgos, más complicados, y con frecuencia confusos, que
expresan el aspecto de la época presente.

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