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Luján López y López Cerezo, piensan que la necesidad de una renovación

educativa en el ámbito CTS es de suprema importancia para la sociedad,


destacando las enseñanzas tanto en la secundaria cómo en la universidad, en
lo que López & Cerezo (1996) afirman: “Necesita promoverse una nueva
imagen de la ciencia y la tecnología en los museos, exposiciones, ciudades de
la ciencia y medios de comunicación en general. Una nueva imagen donde no
se oculte la dimensión social de la ciencia-tecnología, sus historias de
controversia y negociación, el papel de las instrumentalidades y las
expectativas tecnológicas” (p. 226).

Carl Mitcham, se enfoca en analizar al CTS desde una perspectiva ética y


reflexiona sobre cuál será el resultado final entre la ética y la tecnología.
Mitcham (1996) afirma: “Una importante implicación del nuevo
cuestionamiento de la tecnología científica es el reto que supone para la
delimitación moderna de la ética y la idea de naturaleza humana en la que se
basa. Aún queda por ver si, y en qué medida, la ética de procesos es capaz de
ocuparse de los nuevos problemas éticos de suscitados por la ciencia, la
tecnología y la medicina.” (p. 224)

Melo Martín, opina que el CTS debe ser una relación intrínseca, sin importar
las circunstancias como, factores económicos. Opinando que, los problemas
científico-tecnológicos deberían de dejar de pertenecer a los expertos y pasar a
ser de todos. Por ello, a través de un caso de estudio sobre tecnologías de
reproducción, Martín (1996) afirma: “El tema del reparto de recursos y del
acceso a estas tecnologías pone de manifiesto intereses económicos y
profesionales más que humanitarios.” (p. 308).

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