SERIE

CRONICAS
CORREGIMIENTOS
DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

UNIÓN EUROPEA
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 CONSEJO DIRECTIVO
Miguel Ángel Salazar Rincón
Corporación Vida Justicia y Paz
(Entidad ejecutora del proyecto)
Jesús Balbín
Instituto Popular de Capacitación
(IPC)
Carlos Vallejo
Calle 51 No. 50-53 Apto. 301 Oficina de Derechos Humanos
Barrio Centro de la Gobernación de Antioquia
Teléfono: 532 07 31
Rionegro - Antioquia Noemí Quintero
observatoriodepaz@observatoriodepaz.org.co Asociación de Mujeres del Oriente
www.observatoriodepaz.org.co (AMOR)
John Jairo Serna
Crónicas #1 abril de 2008 Universidad Católica de Oriente
Patricia Aristizábal
Asamblea Provincial Constituyente
Rolando Albeiro Castaño
Asociación de Personeros
del Oriente
INVITADOS PERMANENTES
Pedro Chica Quiroga
Asesor segundo Laboratorio de Paz
Oriente Antioqueño
Este documento ha sido elaborado con la ayuda financiera
de la Unión Europea. Su contenido es responsabilidad exclusiva Lillana Lid Zuluaga
del Observatorio de Paz y Reconciliación del Oriente Antioqueño Enlace Acción Social - Prodepaz -
Observatorio de Paz
y en ningún caso se debe considerar que refleja la opinión
de la Unión Europea.
EQUIPO OPERATIVO
Fernando Valencia Rivera
Coordinador
Unidad de Análisis
Beatriz Elena Saldarriaga Molina
Socióloga
Juan José Moncada Carvajal
Antropólogo
Nelson Castañeda Salazar
Politólogo
Juan Alberto Gómez Duque
Comunicador Social-Periodista
John Alejandro Cardona Quintero
Economista
Asistentes:
Isabel Cristina Otálvaro Echeverri
Betsy Carolina Valencia Ayala
Autor de los textos y las fotografías
Juan Alberto Gómez Duque
Foto de portada:
Niña con su periquito. Corregimiento
El Jordán
Juan Alberto Gómez Duque
Diseño e impresión:
Ideas Gráficas Medellín
Contenido
La fortaleza cultural
de los pequeños territorios 4

El Jordán 7

Santa Ana 21

La Danta 33

Aquitania 43

Puerto Venus 55

Buenos Aires 61

San Julián 71
 Juan Alberto Gómez Duque

Comunicador social-periodista de la Universidad de Antioquia.

Nacido en el municipio de San Luís (Ant)
Ha trabajado en diversos campos de la comunicación, especial-
mente, fotografía, radio y crónica, siempre con una base creativa y
humanista con un esfuerzo permanente por narrar historias.
Profesor de la Universidad Católica del Norte, tallerista y conferen-
cista de temas de periodismo.
Fotografía: Emiro Marín
Director y fundador del programa literario El Hilo de Ariadna,
entre los años 1999-2005 que aún se transmite por la Emisora Cul-
tural de la Universidad de Antioquia.
Escribió el libro de Memoria Cultural del Municipio de San Rafael,
todavía inédito.
Ganador en el año de 1998 del premio nacional de radio del Minis-
terio de Comunicación (Proyecto de Comunicación para la Infancia
y la Mujer)
Obtuvo el premio Orlando López categoría prensa en la versión
2007. Su trabajo de radio en este mismo premio fue declarado
fuera de concurso.
Actualmente es comunicador del Observatorio de Paz y Reconcilia-
ción del Oriente Antioqueño
Oriente antioqueño
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Antioquia
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO
La fortaleza cultural
de los pequeños territorios
En estos tiempos de pensamiento globalizado y supre-
macía de los medios de comunicación, en los que se puede
tener en tiempo real información documental, visual y
sonora bastante precisa y completa sobre los lugares
más distantes y las culturas más diversas, no es extraño
encontrar comunidades y personas que mantienen su
profundo apego a un pequeño terruño, a una elemental
unidad territorial como un municipio, un corregimiento
o una vereda.
Casi siempre es la pobreza la responsable de que varias
generaciones de una familia habiten la misma zona, en
un proceso de parcelación y fragmentación territorial que
a veces degenera en verdaderas situaciones de hacina-
miento, pero no en pocas realidades es un sentimiento de
profundo afecto el que determina la permanencia, en una
relación lenta, erótica y mística con el paisaje, los vecinos
y los recuerdos, que de seguro resultará incomprensi-
ble para quienes hacemos parte del llamado “mundo
moderno” que cada día nos satura con la información
incomprensible y la angustia del tiempo veloz.
Este territorio de Oriente antioqueño está lleno de
espacios tranquilos, donde la vida transcurre sin mucha
prisa, sin la congestión de los automóviles; bajo el abrigo
4
de la abundante vegetación y con el arrullo de las aguas
que corren libremente. Serían verdaderos paraísos a no
ser por el abandono a que se les ha sometido histórica-
mente y por el asentamiento de la guerra y otros factores
de ilegalidad que aquel propicia.
Los corregimientos constituyen verdaderos universos
sociales en la ya reducida dimensión de los municipios;
emergen como génesis de un pueblo que surge de la
montaña; en muchos casos es más fuerte la identidad con
aquellos que con estos, a tal punto que ha dado lugar a
pretensiones de independencia, y para algunas personas
son el espacio en que ha transcurrido la totalidad de su
vida, sin la posibilidad de pisar la cabecera municipal
de su propia jurisdicción. Pese a que estas unidades
administrativas concentran una importante porción de
la población municipal y a que son en muchas ocasiones
el principal centro de abasto y comercio para la pobla-
ción rural, se encuentran aún en un inexplicable atraso
en cuanto a la infraestructura de servicios y calidad de
vida. En cada corregimiento hay un universo cultural,
económico y social, pero los universos de la cultura, la
economía y la sociedad no consideran adecuadamente
cada corregimiento.
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO
La ausencia o ineficacia de la institucionalidad
pública ha propiciado el dominio de empresas criminales
en estos territorios, la población se ha visto sometida al
imperio alterno de guerrillas, paramilitares y narcotráfico,
mientras que el Estado ha concentrado históricamente su
acción en una presencia militar que en muchas ocasiones
ha empeorado la situación de vulnerabilidad de la pobla-
ción.
Casi siempre es el templo católico la edificación
más visible en ellos: Se ve aparecer desde la distancia
como una enorme mole de cemento que contrasta con
la dimensión del caserío; en muchos casos ha sido el
referente para calcular la importancia del poblado y en
medio de las peores crisis humanitarias ha sido tal vez el
referente más fuerte de institucionalidad en ausencia de
la administración pública.
Factores económicos, tales como la explotación de
algún recurso natural específico, explican casi siempre la
conformación del vecindario suburbano, pero la perma-
nencia de sus gentes trasciende este objeto y puede llegar
incluso a la adopción de nuevos modelos de producción
que dan cuenta de un proceso cultural y social de dimen-
siones propias. Tal vez esto pueda ayudarnos a entender el
arraigo de empresas ilegales como el narcotráfico, donde
se activan circuitos económicos que son del tamaño de
esas comunidades y cuentan con un amplio espacio de
legitimación frente a la pobreza y la ausencia estatal.
Para el Observatorio ha sido de vital importancia com-
prender de manera integral las dinámicas de vida en el
territorio, más allá de la estadística; por eso presentamos
esta mirada preliminar sobre algunos de los corregimien-
tos de Oriente antioqueño, con elementos económicos,
históricos, sociales, políticos y religiosos de una realidad
percibida a partir de la entrevista a sus moradores, de
algunos documentos que aún no logran dar cuenta de lo
que allí se vive por lo complejo de la situación y lo distante
de la investigación. Este material no es pues una interpre-
tación final ni una versión acabada del acontecer en los
corregimientos, es simplemente una invitación a mirar su
integralidad, descubriendo la profundidad de las historias
de vida y reconociendo la enorme riqueza cultural y natu-
ral que permanece a la espera de mejores oportunidades
para convertirse en riqueza de sus habitantes.
Tal vez, en la nueva dimensión de la planeación territo-
rial, el corregimiento sea una figura en abierta desventaja
frente a las grandes metrópolis que emergen en todo el
planeta, pero hasta ahora la humanidad no ha diseñado
algo que sustituya la enorme calidez humana y la fuerte
identidad cultural que se construyen en estos espacios
que luchan por resistir a la marginación. Los invitamos
pues a mirar las crónicas de estos corregimientos y a
emprender la causa por la vida digna de sus moradores.
Fernando Valencia Rivera
Coordinador OPROA
5
 Embalse de Punchiná, municipio de San Carlos.

Iglesia del corregimiento de El Jordán.

6
 CONCEPCION
ALEJANDRIA

SAN VICENTE SAN RAFAEL

GUARNE
EL PEÑOL
GUATAPE

MARINILLA
SAN CARLOS
RIONEGRO
GRANADA
EL SANTUARIO

EL RETIRO

COCORNA
SAN LUIS

LA CEJA
EL CARMEN DE VIBORAL

El Jordán
LA UNION

SAN FRANCISCO

ABEJORRAL
SONSON

ARGELIA DE MARIA

NARIÑO

Jordán es hijo del camino comercial más importante
de Colombia durante las primeras décadas del siglo XIX.
En el año de 1799, varios colonos decepcionados por la
elección del sitio para la fundación de San Carlos, prefi-
rieron buscar esta ruta que conducía el ingreso de la mer-
cancía a la provincia de Antioquia. La mercancía llegaba
por el Magdalena hasta Puerto Nare y de allí subía por el
río Nare en pequeñas embarcaciones, llamadas champa-
nes, hasta la bodega de Juntas, punto donde convergen el
Nare y el Samaná Norte. En la bodega se depositaban los
artículos destinados, principalmente, para las ciudades
de Marinilla, Rionegro y Medellín. Al principio fueron
los cargueros quienes remontaban la cordillera llevando
sobre sus espaldas los efectos traídos de Cartagena,
Mompós, Girón, Honda y Santafé de Bogotá; los sillete-
ros, por su parte, cargaban a los propios dueños de la
mercancía o a personajes de las clases altas de la época.
Cargueros, silleteros y después arrieros hacían posada en
el lugar denominado Canoas, llamado así por las canoas
de madera dispuestas para alimentar mulas y bueyes.
El nombre de Canoas se cambió por el de El Jordán por
medio del acuerdo 10 emitido por el concejo de San Car-
los el 4 de mayo de 1914.
Canoas se abría como un oasis para el viajero que
venía de Juntas o de las bodegas Remolinos e Islitas que
se construyeron más abajo por el mismo río Nare. El
esfuerzo de trepar por la cordillera desde el cañón del río
subiendo las inclinadas cuestas de Guadualito y La Cié-
naga, se convertía en ansiedad al divisar el poblado que
se insinuaba desde varios kilómetros antes de arribar. El

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 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

camino más abierto y ondulado que aquel con canalones, Población Núcleo Zonal El Jordán.
lodo y cascajo dejado atrás, se convierte en señal de un Total Población: 2.697
lugar propicio para descansar. Así lo sintió el teniente y
diplomático sueco Kart August Gosselman el 23 de febrero ����

de 1826 cuando describió su periplo por el camino de ���� ����

Juntas en su libro Viajes por Colombia: “Alrededor de las ����

cuatro de la tarde divisamos el pueblo de Canoas, situado ���

en un flanco de montaña cubierto de yerba fresca y ���
verde a cuyos pies corría un riachuelo, que presentaba ���
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un grato aspecto a la vista (…) Al contemplarle, se notaba ���
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una belleza tranquila en medio de un impresionante y ��� ��� ���
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fresco verdor (…) El aire mucho más agradable convertía �

en pesadilla la anterior vivencia (…) Por su parte el pueblo

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ción al forastero, como premiando todos los pasos que

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hubo de dar para alcanzar tamaño premio…”.

La primera o segunda jornada del camino del Nare se
cerraba en Canoas, hoy Jordán. Su origen de estación del
camino lo caracterizó como pueblo de arrieros, fondas y
posadas. Fue de tal modo consubstancial al camino que
una solicitud del vecindario de la localidad elevada a la
Junta Superior Provincial en 1811, para que se le conceda
a sus habitantes ocho o nueve leguas de tierra, tuvo como
respuesta la concesión de la mitad de lo solicitado con
la obligación de “mantener el camino a Juntas y seguir
siendo abrigo del transeúnte a la entrada de la provin-
cia”.
Después de la independencia de Colombia en la
segunda década del siglo XIX, viajeros de todas las
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Fuente: Sirpaz (Prodepaz), año 2007.
pelambres, incluyendo suecos, ingleses y franceses,
pernoctaron en Canoas. El gobierno estimuló la llegada
de inversionistas, científicos y diplomáticos europeos
distintos a los españoles con el fin de que exploraran
las posibilidades de estas regiones. Las prósperas minas
de oro de la provincia eran capitalizadas por habitantes
de Rionegro y Medellín quienes lograban así ampliar su
espectro de consumo y fortalecer su capacidad comer-
cial. Los extranjeros tenían, por lo tanto, a la provincia
de Antioquia como uno de los puntos de sus visitas, en
razón a que además se estaban produciendo avances en

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 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO
Juntas del Nare: lugar en el que se encuentran los ríos matrices de la región
del Oriente Antioqueño: El río Samaná Norte y el río Nare.
la explotación de las minas de veta que los ricos mineros
antioqueños deseaban incorporar. El intenso flujo por al
camino del Nare llegó a hacer de Canoas uno de los sitios
más significativos del intercambio mercantil en el país.
Así como un puerto depende de los barcos, esa espe-
cie de puerto en tierra que era Canoas dependía del movi-
miento de recuas y caminantes. La misma fluctuación de
aquel movimiento pareció comunicarse a su vida civil y
política en forma de cambios frecuentes en su categoría.
Pasó de tener el nivel de poblaciones como Cocorná,
Vahos (Granada) y Guatapé, a terminar suprimido como
distrito y agregado al municipio de San Carlos en diciem-
bre de 1877. Su parroquia llegó a abarcar un extenso terri-
torio que incluía al actual San Rafael; pero en 1880 perdió
también esa categoría por ser “incongrua”, es decir, por
no contar con la renta mínima para su sostenimiento.
Con la paulatina decadencia del llamado camino
de Islitas, debido al avance del ferrocarril que llegó a
la vecina población de Caracolí en 1897, el poblado de
Canoas también decayó. Entonces los arrieros de esta
parte del oriente desembocaban en la estación del tren
para llevar maíz, fríjol, panela, yuca, plátano, café…Y para
traer telas, cacharros, drogas y abarrotes. La vía férrea se
erigió como el nuevo eje del comercio.
Con el tiempo, la tradición de la arriería y comercio
de Jordán también supo aprovechar las nuevas rutas.
Aumentó el cultivo de productos como el maíz, café y frí-
jol para sacar a la estación del tren. En Caracolí, incluso,
se instalaron y prosperaron jordaneños. Un concejal de
Caracolí, por ejemplo, reseña en sus coplas a los Gómez
venidos de Jordán: “Llegaron unos tras otros/Con cara de
yo no fui/Y tomaron posesión/De todo Caracolí//. Tienen
9
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO
de todo en el pueblo/negocios en general/secretaria en la
parroquia/y en el pueblo un concejal”.
Fue precisamente en Caracolí donde se fraguó la
broma del “cura falso”. Cuenta la historia local que dos
piadosas señoras de Jordán acostumbraban vender hue-
vos en Caracolí. Por boca de ellas, el peluquero se enteró
del anhelo de los habitantes del Jordán por volver a contar
con un “cura permanente”. Entonces el peluquero se con-
fabuló con dos personas más para proponerle a un señor,
en quien habían notado “cierta chifladura mística”, que
se fuera de sacerdote a Jordán. La preparación incluyó
confección de sotana y corte de tonsura. El falso sacerdote
hizo su entrada triunfal a Jordán el 31 de enero de 1918 y
sólo fue descubierto al día siguiente por los titubeos con
que celebró la eucaristía: “¡que me lleve el diablo si este
es cura y si esto fue misa!”; dicen que así gritó el sacristán
enfurecido al término de la inusual y atropellada ceremo-
nia. El falso cura fue descubierto y llevado preso a San
Carlos y luego a Medellín. Salió libre por locura.
La historia del cura falso puede servir de antecedente
para enfatizar la alegría que sintieron en Jordán cuando se
dio por fin la segunda erección de la parroquia. Tuvo lugar
en 1937 y está ligada a los nombres de los sacerdotes Mar-
tiniano Velásquez y Misael López. A ellos les correspondió
algo así como la refundación del lugar. El padre Velásquez
gestionó la nueva erección, y el padre López fue, práctica-
mente, su primer párroco.
El ardor apostólico del padre Misael López se eviden-
ció con la fundación de la casa de las hermanas Teresitas,
10
congregación que nació y se multiplicó, a su vez, a instan-
cias del obispo de Santa Rosa de Osos, Miguel Ángel Bui-
les. López era un fiel seguidor del polémico obispo, quien
con sus escritos pastorales declaraba su celo conservador
y su abominación por el comunismo y el ateísmo, encar-
nado, para él, en el partido liberal.
En Jordán, de mayoría conservadora, tampoco fal-
tan las leyendas de la violencia partidista. Se recuerdan
nombres de pájaros, es decir, pistoleros y bandidos con-
servadores dedicados a cazar liberales. Cacao, Mensajero,
Cacha, Chupahuevo, Pájaro Azul, Vampiro, El Rayo, Tomi-
nejo, Pecho’e lata, El Hachero y Centella dejaron su estela
de muerte y fanatismo por los campos de la región. No
pocas veces acusaron al padre López de ser complaciente
con los pájaros, también llamados contrachusma. Un viejo
líder político del Jordán recuerda que “El padre Misael era
muy sectario, aborrecía mucho los liberales, por eso lo
trasladaron; dijeron que le había dado una carabina a
Cacao y por eso lo metieron a la cárcel; dicen que cuando
estaba en la cárcel él redactó un libro que se llama: ‘Un
sacerdote, el Frente Nacional y siete demonios”.
El padre López siempre se defendió de las acusaciones
explicando cómo entre los años 51 al 53 asesinaron “por
miles” en Caracolí mientras él defendía de la muerte a
su parroquia; y que entre marzo de 1960 y mayo de 1962
asesinaron 26 personas en San Carlos pero sólo una en su
parroquia. Pese a todo, el padre López tuvo que salir el 27
de mayo de 1962, en medio de 120 soldados, acusado de
patrocinar bandoleros conservadores. López salió libre,
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

pero el obispo le dio la orden de no regresar a Jordán.

Los 18 años del padre Misael López como párroco de
Jordán también son recordados porque significó la llegada
de la luz eléctrica. La planta generadora fue adquirida
por el sacerdote a la francesa María Luisa Dullac, dueña
de una mina de veta en la vereda Camelias del municipio
de San Rafael ubicada a 35 kilómetros del corregimiento.
El cierre de la mina provocada por la dificultad de traer
maquinaria desde Europa, incendiada con la segunda gue-
rra mundial, dejó cesante la planta por la que el párroco
pagó diez mil pesos. Setenta y dos personas la transporta-
ron en un recorrido largo y penoso atravesando montes y
quebradas hasta la vereda Llanadas donde se instaló. El 8
de abril de 1948 a las once de la noche se encendieron los
bombillos. Hubo repiques de campanas, banda de músi-
cos y ovaciones. Al día siguiente la novedad de la radio
los sorprendió con la noticia del asesinato de Jorge Eliécer
Gaitán y los acontecimientos del Bogotazo.
Años después de que los habitantes de Jordán se
maravillaron con la luz eléctrica, la generación de energía
volvió a transformar la vida cotidiana del corregimiento.
Durante las décadas del 70 y el 80 se construyó el gran
sistema hidroeléctrico nacional en el Oriente Antioqueño,
Casa campesina en el corregimiento El Jordán.
uno de cuyas principales embalses y centrales se ubicó en
el área de influencia del corregimiento El Jordán. Como
centro poblado más importante del sector, concentró la
avalancha de obreros, operarios e ingenieros que traba- nas nuevas y de campesinos convertidos en obreros llena-
jaron en la construcción del embalse Punchiná y de la ron las calles de El Jordán. Y allí también hoy se repite la
Central San Carlos en la vereda Juanes. Cientos de perso- queja que como una letanía se escucha en los pueblos del

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 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO
oriente en los que más se sintió el impacto de las hidro-
eléctricas. Una época convulsa que tiene en las palabras
del presbítero Juan Francisco Hoyos Ossa la versión local
de lo que se dice con diferentes palabras en pueblos como
San Carlos, San Rafael, Guatapé y El Peñol: “en ese tiempo
–dice el sacerdote- El Jordán padeció la deletérea influen-
cia de las obras del progreso material que llega siempre
acompañado de enormes problemas morales y sociales”.
Aunque reconoce que el dinero trajo algunos beneficios
como el acueducto, el hospital y el cementerio, sostiene
que (…) “le quedan también muchas secuelas negativas:
vida familiar desintegrada, desempleo creciente, des-
adaptación de muchos campesinos a las labores agrí-
colas, presencia de vicios traídos durante la migración
temporal de trabajadores, desmedro de algunas fuentes
de la economía como la pesca…etc., etc.”
Wilmer Zapata, líder político del Jordán, corrobora el
sentimiento general que les dejó el paso de las compañías
señalando que “lo de las compañías fue bueno porque
vino trabajo y todo eso. Pero también llegó la prostitución,
gente mala, vicios… Esto era lleno de gente; aquí había de
todo. Cientos de obreros trabajando día y noche”. Si bien,
en una escala menor de aquellas épocas, la central hidro-
eléctrica San Carlos sigue siendo el mayor generador de
empleo con un número que oscila entre 100 a 200 perso-
nas, entre los que se cuentan los empleos permanentes y
los que se generan en mano de obra no calificada según
los requerimientos eventuales de personal.
Con la terminación de las obras en 1988, muchos cam-
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pesinos, acostumbrados al salario de las compañías, no
regresaron a las labores agrícolas. El empleo masivo que
se generó durante las obras implantó una cultura laboral
del salario y la reducción del cultivo de la tierra. Jordán
pasó de abastecedor de productos agrícolas a comprador
de los mismos para atender la demanda. Por otro lado, la
guerrilla de las FARC se fortaleció política y militarmente.
El frente noveno de esa organización y luego las autode-
fensas que se oponían al abigeato y a la extorsión, prota-
gonizaron otra era de violencia.
En una legendaria finca de la vereda Tinajas deno-
minada La Llore, durante aquellos años 70 y 80, crecía
Carlos Mauricio García Fernández. Su abuelo y dueño de
la finca Justo Fernández se le consideró entre los hombres
más ricos de la región. La Llore aún es recordada por los
más ancianos como el lugar en el que grandes peonadas
abrían montaña para sembrar maíz, fríjol y caña. Los
terrenos ya cultivados se convertían en pastizales para
ganadería. La Llore se constituyó en fuente de empleo y
en escuela de trabajo agrícola y ganadero. Los más jóve-
nes tuvieron en La Llore el sitio perfecto para demostrar
su fuerza de trabajo y para apresurar su bautismo de
hombría. Aunque nacido en Medellín, Carlos Mauricio
frecuentaba La Llore y fue testigo de excepción de una
época en El Jordán y sus veredas de influencia. Cada vez
que sus estudios en el tradicional colegio San Ignacio de
Loyola en Medellín se lo permitían, se iba para La Llore.
En cazar y caminar por los montes se le pasaba el tiempo
en la finca de su abuelo. Con su temperamento de ideas
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO
absolutas estableció un fuerte vínculo con el territorio,
que se hizo evidente años después cuando se convirtió en
el comandante Rodrígo Franco o Doble Cero, uno de los
fundadores de las Autodefensas Unidas de Colombia y jefe
del Bloque Metro.
Luego de una destacada carrera militar que incluyó
cursos de contraguerrilla en Estados Unidos y Colombia,
García Fernández se retiró del ejército en 1988 y trabajó
con Fidel y Carlos Castaño en las Autodefensas Campe-
sinas de Córdoba y Urabá. Integró la organización de los
llamados PEPES, o perseguidos por Pablo Escobar, que
desmembró la estructura del capo de las drogas. Rodrígo
o Doble Cero, como se hizo llamar, le imprimió el carácter
militar a las autodefensas. En asocio con algunos sectores
de la fuerza pública expulsaron la guerrilla de Urabá con
métodos de guerra irregular como masacres, desplaza-
mientos y desapariciones de líderes considerados base
política de la subversión. Paulatinamente tales métodos
y grupos se expandieron por todo el país o establecieron
alianzas con otras fuerzas paramilitares o de autodefensa
con el argumento del combate a la subversión hasta cul-
minar en abril de 1997 con lo que se denominó las Auto-
defensas Unidas de Colombia.
La entrada de las autodefensas al corregimiento de
Jordán y a la zona de los embalses, se produjo en los
mismos años 97 y 98. Dos hechos de muerte marcaron
la agudización de la violencia en Jordán. Primero fue el
asesinato en el mes de septiembre de 1997, dos meses
antes de la elección popular de alcaldes, del concejal y
presidente de la junta de Acción Comunal Elicio Muñoz y
el candidato a la alcaldía de San Carlos Ricardo Jiménez.
Después, el 23 de marzo de 1998, la muerte de los cuatro
labriegos Leonel Ciro, Darío Castrillón, Alberto González y
Juan Agudelo, y de la profesora Rosmira Jiménez, maestra
reconocida como líder comunitaria de la localidad.
“Sin lugar a dudas que Ricardo iba a ser alcalde de
San Carlos”, declara un conocedor de la vida política
del Jordán y agrega que “eso desató una violencia tre-
menda; subieron unos grupos armados a ajusticiar a la
gente y esto se volvió un conflicto como hubo por todo
el país. La gente se comenzó a desplazar, comenzaron
las masacres; la zozobra, el miedo de la población; de
la gente campesina, de la gente del pueblo; aquí escu-
chábamos un carro, tipo nueve o diez de la noche y a
la gente le daban ganas de correr por las huertas... El
pueblo se bajó: no se veía gente, unos se fueron, otros
salieron desplazados, otros abandonaron las fincas, a
otros los hicieron ir. Vino un atraso en lo social, en lo
económico y en lo político”.
Denominados primero como Autodefensas Campe-
sinas de Córdoba y Urabá, los paramilitares emprendie-
ron la ofensiva contra la guerrilla, principalmente del
noveno frente de las FARC. Se inició un contrapunteo
atroz de ataques y retaliaciones. Masacres y desaparicio-
nes de lado y lado; tomas casi alternadas del municipio
de San Carlos, incursiones de muerte en las veredas de
influencia de uno y otro grupo; atentados contra las
centrales hidroeléctricas de Guatapé, Jaguas y Calderas,
13
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

así como contra las torres de conducción por parte de
la guerrilla.1 Las carreteras de San Carlos y San Rafael
se transformaron en rutas de penitencia para los pasa-
jeros que sentían la muerte acechando en cada curva.
Los sitios de Pisky en la vereda Agualinda se señalaban
como fronteras infernales; allí se cruzaban las carreteras
para El Jordán y San Rafael y también las balas de uno y
otro bando. La carretera al Jordán era vista como el túnel
hacia la extinción porque reseñaban al corregimiento
como el punto en que se hallaba la principal base de los
paramilitares. Los nombres de jefes como Diablo Rojo en
San Rafael, Parmenio en San Carlos y Castañeda en El
Jordán suscitaban temor en los habitantes. Los que no
se pudieron ir de El Jordán se vieron obligados a vivir en
medio del control y la presencia de las autodefensas.
Doble Cero siempre estaba hablando de un movi-
miento antisubversivo que no transigiera con el narcotrá-
fico. Su estricta prohibición al derribamiento de árboles y
a la siembra de coca, la disciplina militar que imponía y el
placer que decía sentir al caminar por los bosques del Jor-
dán, así como su apego fervoroso por la vieja finca familiar
de La Llore, involucraban más a su persona que al propio
experto militar que era. En una conversación que sostuvo
con un comerciante de la región, Doble Cero le expuso que
el gran problema de la guerra en el Oriente Antioqueño
radicaba en que la mayoría de los contendientes salían
de la misma región. Explicaba que eso hacía más difícil
el conflicto; por los sentimientos territoriales y familiares
que se ponían en juego. En el oriente muchos de los para-
militares y guerrilleros se reconocían con sus parentescos
y sus lugares de origen, y en no pocas ocasiones quisieron
resolver venganzas personales y dolores de patria chica
vinculándose a las organizaciones armadas.
Desde el corregimiento Cristales en el municipio
de San Roque y las veredas El Ingenio y San Julián en
San Rafael, hasta El Jordán y la cabecera de San Carlos;
pasando luego por Granada, Santuario, Marinilla, El Peñol,
Guatapé, San Vicente, Concepción y Alejandría, Doble
Cero logró afianzar una tenaza que apretó los principales
corredores estratégicos de la guerrilla en la subregión de

1 El campamento El Bosque de los trabajadores de la central de Jaguas en territorio de San Rafael fue dinamitado el 11 de septiembre del
98, junto con la central de Calderas de San Carlos. Ese día ejecutaron al ingeniero encargado de la central Jaguas. Isagen tomó la deci-
sión de trasladar el campamento junto a la entrada a la Casa de Maquinas y demolió El Bosque. Desde entonces los trabajadores tienen
prohibido salir de las instalaciones en las Centrales de la empresa y el transporte solamente se hace en helicópteros. Las centrales per-
manecen custodiadas por el batallón Energético. La guerrilla atacó en sólo dos meses (11 de septiembre, 28 de octubre y 5 de noviembre)
la central de Calderas en el municipio de San Carlos. En agosto de 1999 San Carlos sufrió la incursión casi simultánea de paramilitares y
guerrilla que dejaron 9 personas muertas y el comando destruido. Este suceso marcó profundamente a la población por cuanto compro-
baron el grado de indefensión. Las masacres y muertes cometidas por los actores armados se siguieron produciendo en veredas como La
Holanda, La Aguada, Pío XII, Santa Isabel, entre otras.

14
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

Embalses.2 Sin embargo, su oposición al proceso de paz

entre el gobierno Álvaro Uribe con las Auc, por considerar
que estas se sometieron al poder del narcotráfico, lo llevó
a una guerra suicida con el resto de autodefensas en las
que el bloque Cacique Nutibara de Don Berna imponía su
autoridad.
En El Jordán, la estocada al bloque Metro se produjo
con la incursión al corregimiento de más de 200 autode-
fensas del Bloque Cacique Nutibara el 2 de septiembre
del 2003. Ése día los que no se enfrentaron y murieron
como alias Culebro, se rindieron al nuevo patrón. Según el
propio Doble Cero, el enfrentamiento durante finales del
2002 y el año 2003 contra lo que denominó “escuadrones
paramilitares al servicio del narcotráfico” provocó más de
mil muertos en Amalfi, La Ceja, Santa Bárbara, Segovia,
Santuario, Santo Domingo, Yalí y, finalmente, en sus zonas
de repliegue y asentamiento de Cristales (San Roque) y El
Jordán (San Carlos).
Carlos Mauricio García Fernández, alias Rodrigo
Franco o Doble Cero, fundador al lado de Fidel y Carlos
Castaño de las autodefensas Unidas de Colombia, y quien
también sembró muerte y terror en el Oriente Antioqueño,
terminó sus días huyendo del asedio de las propias Auc,
Casas de la vereda Tinajas, cerca al corregimiento de El Jordán.
criticando el proceso de paz y al narcotráfico que allí se

2 La influencia del bloque Metro se instauró en unos 40 municipios de Antioquia, principalmente del oriente y nordeste del departa-
mento.

15
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

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�����������������������������
LAS FRIAS

SANTA ISABEL

LA ILUSION
EL CERRO SECTOR LLANADAS

FRONTERIAS AGUALINDA
SECTOR
EL TIGRE SECTOR
EL CARDAL LA LUZ
LA HOLANDA
TINAJAS PORTUGAL
PIO XII LA AGUADA EL CHARCON

JUAN XXIII SECTOR LA CASCADA

EL JORDAN
LAS CAMELIAS PARAGUAS
LA FLORIDA
LA RAPIDA EMBALSE PULCHINA LA CIENAGA GUADALITO

LA ESPERANZA POCITOS
JUANES

PUERTO GARZA
EL TABOR CAÑAVERAL PATIO BONITO
VALLEJUELO CAÑAFISTO LA GARRUCHA
CALDERAS SAN BLAS
PALMICHAL PUERTO RICO EL POPO PEÑOL GRANDE
AREA URBANA
LA MARIA SANTA BARBARA
PEÑOLES LA CABAÑA

DINAMARCA LA VILLA
SARDINA GRANDE
DOS QUEBRADAS SARDINITA NORCASIA
ARENOSAS QUEBRADO M (7 DE AGOSTO)
BELLAVISTA
LA HONDITA (20 DE JULIO)
EL SILENCIO LA MIRADITA
EL CHOCO LA TUPIADA AGUA BONITA LAS FLOREZ
EL PABELLON SANTARITA
BETULIA
EL VERGEL
HORTONA SANTA INES SAMANA
SITIOS COCALITO
EL CAPOTALO LA LEDMA
EXHUMACIONES
SANTA ELENA

SAN MIGUEL PARTE ALTA

1 EL POBLADO LAS PALMAS

2 FOSAS SAN JOSE

3 Unidades territoriles donde se presume MIRAFLOREZ

la exixtencia de fosas SAN MIGUEL PARTEBAJA

4
EL CONTENTO

5
FUENTE DE INFORMACIÓN FOSAS
6
NOMBRE Fecha Individuos Personería Municipal
7 Municipio de San Carlos
Las Gemelas - La Holanda Julio 03/2007 1
El Jordán - La Luz y El Tigre Julio 04/2007 1
Urbana - Restaurante “Magestic” Julio 05/2007 1
Finca “La estancia” Vereda “El Chocó” Julio 05/2007 1 FUENTE DE INFORMACIÓN EXHUMACIONES
Vereda La Aguada - vía a Granada Sept. 19/2007 1
Vereda La Holanda-Paraje Las Gemelas Sept. 20/2007 1 FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN
Cementerio Parroquial Sept. 20/2007 1 CUERPO TÉCNICO DE INVESTIGACIÓN - MEDELLÍN
Grupo de Identificación de Personas y Busqueda de Desaparecidos

16
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO
Camino antiguo del Nare a su paso por la vereda La Ciénaga.
filtró, hasta caer asesinado el 29 de mayo de 2004, un mes
después del asesinato de Carlos Castaño.
La sombra de Doble Cero se verifica actualmente en
las fosas que se han ubicado. Aunque la modalidad habi-
tual en la zona para deshacerse de los cuerpos era arrojar-
los a los ríos y las represas, el CTI de la fiscalía exhumó tres
cuerpos en julio del 2007 en las veredas de La Holanda,
La Luz y Llanadas, y dos cuerpos más en la vereda Tina-
jas en febrero de 2008. Se presume la existencia de otras
fosas en las cercanías de Jordán y la vereda El Cerro, y
hay voluntad del organismo para que en Jordán las ver-
dades no sigan sepultadas. Pero eso también dependerá
de la confesión de los desmovilizados que conozcan los
sitios de las fosas. No obstante, la responsabilidad del
Bloque Metro de las autodefensas todavía no se encuentra
resuelto dentro del marco de la ley de Justicia y Paz, pues
este bloque se marginó del proceso de negociación con el
gobierno.
Luego de los años más oscuros de la violencia y la des-
movilización de las autodefensas, los 1.150 habitantes del
corregimiento El Jordán y los casi 1.600 que habitan las 10
veredas que conforman su núcleo zonal, se esfuerzan por
aprender de un pasado glorioso de gestas de arrieros y de
hombres emprendedores. Aún quedan sectores veredales
poco habitados como La Cascada, El Tigre y Llanadas y
una latencia del conflicto por la actividad esporádica del
noveno frente, pero confían en que los sucesos demencia-
les de años pasados no se repitan.
Aunque conozca poco de la historia, cualquier persona
en El Jordán le dirá, por lo menos, que el corregimiento es
muy antiguo y que alcanzó a ser municipio por un año.
Lo cual es cierto. No sólo nació en 1800, por la misma
época de los pueblos viejos del oriente como Marinilla, El
Peñol, Concepción, San Carlos, Guatapé y Granada, sino
17
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO
que entre enero de 1993 y marzo de 1994 estuvo erigido
como municipalidad, pero el acto administrativo que dio
origen a su creación fue derogado por razones de funcio-
namiento.
Hoy día, aún se ondean aspiraciones de independen-
cia del corregimiento. Algunos estiman que Jordán reci-
biría una buena porción de las transferencias que Isagen
entrega al municipio de San Carlos por generación de
energía. En el 2007 San Carlos recibió 6 mil 341 millones
por este concepto. Sería aventurado fijar con precisión el
monto que correspondería a Jordán porque dependería de
los límites territoriales que se establecieran para la nueva
jurisdicción. En todo caso, es poco fundado el argumento
de que la mayor parte de las transferencias municipales
provienen del área del Jordán. El aporte en cuencas, es
decir en aguas para los embalses, y en territorio inun-
dado, seguiría siendo muy superior para San Carlos si a
18
Jordán se le diera la categoría de municipio, a pesar de
que la central San Carlos, ubicada a seis kilómetros, es la
de mayor generación en el país con 1.240 megavatios.
Con todo eso, más de doscientos años y el aire señorial
de los viejos balcones que se asoman al parque, parece
lógico que Jordán haya pretendido en algún momento ser
municipio. Pero acercarse a su historia permite compren-
der que el camino del Nare que le dio vida, es tan sinuoso
como los episodios que ha debido superar. Jordán es una
encarnación viva de los caminos del oriente que atravie-
san cumbres, abismos y valles para llegar al lugar acoge-
dor donde reparar fuerzas y continuar. Visto desde las
afueras todavía sigue provocando emociones afines a las
que colmaron a Gosselman cuando lo contempló por pri-
mera vez y lo estimularon para declarar: “Cada vez que un
viajero contemple este paisaje debe sentir algo parecido a
lo que yo estaba sintiendo. Todo se me hacía magnífico”
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

Corregimiento de El Jordán.

19
 Reunión de campesinos en el corregimiento de Santa Ana.
20
Iglesia corregimiento de Santa Ana.
 CONCEPCION
ALEJANDRIA

SAN VICENTE SAN RAFAEL

GUARNE
EL PEÑOL
GUATAPE

SAN CARLOS
MARINILLA

RIONEGRO

EL SANTUARIO
GRANADA

Santa Ana
EL RETIRO

COCORNA
SAN LUIS

LA CEJA
EL CARMEN DE VIBORAL

LA UNION

SAN FRANCISCO

ABEJORRAL
SONSON

ARGELIA DE MARIA

NARIÑO

Santa Ana es uno de esos lugares del oriente antio-
queño a los que resulta difícil mirar por primera vez sin
traer ya en la cabeza una primera impresión. La mirada
previamente viene enriquecida, o viciada, con la men-
ción de este corregimiento de Granada en los medios de
comunicación masivos. Y de todas esas menciones puede
concluirse sin mayor esfuerzo que el territorio de Santa
Ana, empotrado en las montañas que forman el cañón del
río Calderas, ha sido un escenario del conflicto armado y
fortín de las guerrillas de las FARC y del ELN.
El sábado primero de noviembre de 1997 se produjo
en Santa Ana la liberación de tres comisionados de la
OEA que habían sido secuestrados por el ELN una semana
antes mientras se aprestaban a servir como observadores
en las elecciones de alcaldes y gobernadores del 27 de
octubre. Ese año el ELN y las FARC declararon el proceso
electoral como objetivo militar. Candidatos a las alcaldías
del oriente, entre ellos de los municipios de Granada, San
Luís y San Carlos, se vieron obligados a renunciar. Por
ejemplo, sólo 340 votos, dentro de un potencial electoral
de 10 mil, le permitieron a Carlos Mario Zuluaga llegar a la
alcaldía granadina. Muy pocos quisieron servir de testigos
electorales. Nadie votó en Santa Ana porque la guerrilla
no admitió instalar mesas de votación. Sin embargo, “En
medio de una fiesta”, como lo describió el periódico El
Tiempo, un enjambre de periodistas mostró a Colombia
y al mundo cómo en el pequeño atrio de un poblado lla-
mado Santa Ana eran liberados los miembros de la OEA
con saludos, abrazos, sonrisas, cámaras y helicópteros.
Casi cuatro años más tarde, el 30 de junio del 2001,

21
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

otra parafernalia mediática permitió presenciar la libera-

ción en el mismo corregimiento de 26 policías secuestra-
dos por la guerrilla de las FARC. En total fueron 363 uni-
formados que recobraron la libertad en diversos sitios del
país gracias a un acuerdo humanitario celebrado entre el
gobierno Pastrana y las FARC.
Siempre que las cámaras de la prensa se posaron
sobre Santa Ana, lo hicieron para registrar sucesos del
conflicto. Y en los periódicos, al lado de su nombre, rese-
ñan incautaciones, muertes o combates.
Con esas imágenes revoloteando en la memoria se
recorren los 24 kilómetros que separan al municipio de
Granada del corregimiento; 21 de ellos sobre una enca-
britada trocha que explican las dos horas y media del tra-
yecto. Luego de zigzaguear para bajar y subir a la cuenca
de la quebrada Tafetanes en la vereda La Cascada, donde
se abre un angosto valle que recuerda los idílicos dibujos
escolares, se siguen remontando estos parajes de la cor-
dillera central. A menudo el recorrido permite divisar el
río Cocorná y más a lo lejos el río Calderas y la autopista
Medellín-Bogotá en su paso por territorio del municipio
de Cocorná. Paisaje de la quebrada Tafetanes en la vereda La Cascada, municipio de
Granada .
Desde esa privilegiada vista se comprende mejor la
estratégica ubicación de la guerrilla que les permitía un
asedio constante al flujo vehicular por esta importante
arteria vial. Replegándose y moviéndose por los tupidos internarse en el monte con los secuestrados. El pico más
bosques del cañón del Calderas, los subversivos se lleva- agudo de ese acoso, se vivió entre los años 2000 y 2001
ban la carga de los camiones, incineraban tractomulas y cuando, incluso, bloquearon el transporte durante cuatro
buses de algunas empresas transportadoras, además de días y mantuvieron sitiadas a más de mil personas entre

22
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

el 30 de julio y el 3 de agosto del año 2000. Seis puentes Busto de Don Luís
Quintero, fundador
dinamitados, cerca de 1250 secuestros en Antioquia, parte del corregimiento
de los cuales se produjeron en el oriente antioqueño, y de Santa Ana.
frecuentes bloqueos que hicieron trágicamente célebres
parajes como La Piñuela, La Mañosa, La Tebaida, Vallesol
y Monteloro, llevaron a que el gobernador Guillermo Gavi-
ria Correa decretara el cierre nocturno de la autopista el 6
de abril del 2001. Tan sólo el 30 de diciembre del 2006 se
rehabilitó el tránsito las 24 horas.
El agitado viaje a Santa Ana finaliza con un descenso
corto que se queda en mitad de una gran línea de mon-
taña que continúa bajando hasta el río Calderas. La tem-
peratura promedia los 24 grados centígrados. Cuando se
ingresa al poblado se abre a la vista una plaza de dimen-
siones más que generosas para un corregimiento de tan los primeros del XX
recónditas asociaciones mentales. Si bien el paso arrolla- se fueron creando
dor del conflicto se evidencia en las casas semiderruidas, dos grandes latifun-
una bonita capilla de agraciada espadaña, pintada de dios: el de don Clí-
blanco y terracota, en cuyos flancos se enseñorean las maco Hoyos y el de
estatuas de San Joaquín y Santa Ana, se erige a un cos- don Luís Quintero.
tado de la plaza pavimentada. Al frente, un pequeño par- Entre los meses de julio y octubre del 1900 decidieron
que recostado sobre locales comerciales de dos plantas fundar un poblado para mayor comodidad de los vecinos
con su respectiva cantina. Precisamente en el parquecito residentes en el lugar y las veredas aledañas. La ubicación
llama la atención un busto de rústica textura y rasgos no del caserío suscitó agrias discusiones entre ambos; cada
menos severos, acentuados por el contraste del tono claro uno quería que se eligiera un sitio de su propiedad. Don
del rostro y del vestido, y el negro del cabello, cejas, ojos, Clímaco argumentaba que las tierras planas de sus feudos
pestañas, bigote y corbatín. Se trata de don Luís Quintero: eran más propicias para el nuevo asentamiento, mientras
el fundador del corregimiento. que don Luís señalaba la fertilidad de sus suelos como la
Cuentan que durante los últimos años del siglo XIX y principal razón para contradecirlo. Café, caña, maíz, plá-

23
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

tano y yuca se siguen sembrando con buena producción.

El asunto se dirimió mediante voto popular y ganó don
Luís quien se tomó muy en serio su papel de patriarca
local. Trazó una cuadra antioqueña (64 metros aproxi-
madamente), entregó lotes y casas, levantó la capilla y
escuela, pagó maestros y organizó el restaurante escolar;
gestionaba en Medellín puentes y caminos…en suma,
como dice la monografía de Granada, “desde que se inició
la fundación de Santa Ana para don Luís no hubo más
tranquilidad; a toda hora vivía en función del progreso
para su pueblo y sus gentes”. Murió en 1948, dejando
emplazado el pequeño centro urbano que quiso cimentar
a su imagen y semejanza. La jurisdicción de Santa Ana
ocupa hoy una tercera parte de los 183 kilómetros cuadra-
dos del municipio de Granada.
La calle más larga de Santa Ana desemboca en la
escuela. Y en las paredes de varias de las casas que uno
va encontrando se ha escrito el lenguaje de la guerra. En
los mensajes de las paredes puede comprobarse porqué a
la mala ortografía le dicen cuartelaria. Pero más que esta
comprobación formal, en esos elocuentes palimpsestos
de cemento y cal se rastrea el sentido de odios e infamias. En algunas fachadas de las casas del corregimiento de Santa Ana, se leen
los vestigios de la confrontación.
La advertencia que se repite en varias de ellas en las que
se lee “casa habitada. Favor no abrirla. Att: La dueña”,
demuestran la degradación a la que llegó el conflicto
donde las habitaciones se convirtieron en cuarteles, trin-
cheras y casas bomba. No fueron pocos los civiles que murieron víctimas de esas
La guerrilla, con el fin de evitar que los soldados ocu- explosiones. Justamente, el 23 de noviembre de 2003,
pasen las casas, las transformaba en trampas mortales. Maurino Ríos, su esposa Luz Elena Ríos y su hija Juliana

24
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

llegaban de la vereda La Selva y se dirigían a la misa
dominical donde Juliana celebraría su primera comunión.
Cuando entraron a una casa vacía para limpiarse el pan-
tano del camino activaron una bomba; Maurino murió;
Juliana resistió hasta la vereda el Roble donde también
falleció; la madre, pese a las heridas, sobrevivió3. Por otra
parte, las minas antipersonal obligan a que, en ciertos
sitios de Santa Ana y sus veredas, el instintivo acto de
caminar signifique un gesto minucioso de la conciencia
porque cada paso implica toda la atención. Tal vez así
no lo sintieron en julio de 2004 los dos señores que en
la vereda Las Arenosas cayeron en una mina. De uno de
las dos víctimas sólo se encontró parte del antebrazo que
depositaron en el ataúd del otro cadáver porque estima-
ron que no valía la pena un cajón más para albergar tan
minúsculo despojo. Ninguno de los dos figura todavía
como extinto y en esa misma situación se encuentran,
por lo menos, 14 personas enterradas en el cementerio de
Santa Ana, casi todas asesinadas por la guerrilla que no
permitía que sacaran los cuerpos a Granada para realizar
los procedimientos legales. Las tumbas tienen nombre
pero los que allí reposan no tienen certificado de defun-
ción. Y en un país santanderista como el nuestro, cerrar el
ciclo del duelo también implica un papel sellado. Por eso
sus deudos todavía cargan con el vivo peso de sus difun-
tos perpetuados en documentos.
Otro punto de tensión en el corregimiento lo consti-
tuía la coincidencia en el territorio del ELN y las FARC. A
menudo llegaron a enfrentarse por diferencias políticas
y militares. Buena parte de los integrantes del noveno
frente de las FARC llegó desde el año 1995 procedente de
Urabá. La disciplina militar y el poder del armamento con
respecto al ELN han sido siempre superiores. El noveno
frente le reprochaba al frente Carlos Alirio Buitrago su
indisciplina. La enemistad llegó en ciertos momentos a tal
punto que en un comunicado fechado el 29 de diciembre
del 99, el ELN acusó a las FARC de haber asesinado a seis
de sus miembros. En el mismo documento denuncian
amenazas, difamación, intimidación, robo de armas
(“etc...”) que “no son fruto de fortuitas circunstancias, sino
de la actitud prepotente de miembros de los frentes 9º,
47º y 34º de las FARC…” Reconocen también que “en la
relación con los frentes de las FARC, cotidianamente se
presentan fricciones…” Los propios habitantes del corre-

3 El Colombiano, noviembre 25 de 2003. Mueren padre e hija por casabomba. “Una familia campesina, que se dirigía a la misa dominical
en el corregimiento Santa Ana, de Granada, fue víctima de una casabomba, que un grupo armado había instalado en una vivienda
abandonada. La explosión produjo la muerte de una niña de 7 años de edad, su padre de 23 y causó heridas a la madre”.

25
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

gimiento de Santa Ana sufrieron esas cotidianas “friccio- Zonas del oriente antioqueño con mayor reporte
nes”4 de casos sobre ejecuciones extrajudiciales
La vulnerabilidad y la desprotección de Santa Ana a
merced de los grupos armados la convirtieron en trágico GRANADA

referente del conflicto y objeto constante de preocupa- COCORNÁ

SAN LUIS

ción de la diócesis Sonsón-Rionegro. Con la cabeza puesta

en toda la región, pero especialmente en Santa Ana,
monseñor Flavio Calle Zapata promovió el encuentro y
compromiso de diversas entidades regionales. Fundado CALDERAS
en la idea de reducir la intensidad del conflicto y evitar el BUENOS
sufrimiento de la población civil fue como nació la Comi- EL AIRES
SANTA
MOLINO
sión Vida, Justicia y Paz que luego se instituiría como cor- ANA
poración. Sobre ese espíritu pastoral, Monseñor Gilberto EL
JORDÁN

Muñoz, estimuló la creación del movimiento infantil LA PIÑUELA

Sembradores de Paz que tuvo en Santa Ana una presencia LOS
fulgurante pero no menos trágica. LIMONES
Mediante el trabajo pedagógico dirigido a niños y
niñas con edades entre los 6 y los 12 años, Sembradores
de Paz ha buscado que el infante comprenda de manera
activa su relación consigo mismo, con los demás, con la
naturaleza y con Dios. Tal proceso implica su participa- Fuente: Coordinación Colombia-Europa-Estados Unidos. Ejecuciones Extraju-
ción crítica pasando por compartir, investigar, dialogar diciales en Colombia. El caso del oriente Antioqueño. Marzo de 2007.

4 En el computador del fallecido guerrillero del secretariado de las Farc Iván Ríos se hace evidente el enfrentamiento político e incluso
militar entre las FARC y el ELN; en una de las frases se lee, por ejemplo: “Sobre la situación con los elenos, les comento lo siguiente: La
política por el momento sigue siendo ‘como nos traten, los tratamos’, o sea que allá no vamos a atacarlos sin motivos en la misma zona.
Pero es muy importante que todos nuestros mandos tengan claro que ellos son muy diplomáticos y aparentan ser superfraternales,
pero internamente se consideran la estrategia única y acertada y nos consideran equivocados y militaristas”.

26
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

y comprometerse. En Santa Ana el movimiento gozó de Ejecuciones extrajudiciales oriente antioqueño

un entusiasmo insospechado; se vincularon alrededor de 2002-2006 por municipios
500 niños que demostraban apasionado interés en los
talleres dictados por coordinadores y maestros rurales. 35

Sembradores de paz anima a que los niños se conviertan

30
en gestores y transformadores de la realidad. Prueba
de ello es el módulo, o guía para los talleres, publicado 25

en 1998, llamado Niños constructores de Sociedad Civil

y cuya aplicación incomodó a la guerrilla de las FARC. 20

Parecía lógico que un proceso que orientaba a los niños 15

a ser “protagonistas de su desarrollo, de su crecimiento y
de sus cambios” produjera otras actitudes frente a lo que 10

vivían. Cuando los guerrilleros se sintieron cuestionados

5
por parte de los niños, decidieron prohibir el movimiento
sembradores de paz en el corregimiento de Santa Ana. 0

Obligados a suspender los talleres, la pastoral social

lia

ná

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ño

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encontró otra alternativa para reunir a los niños. Apro-

Ar

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an

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M
C

Sa
G

Fr
Sa

El
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vechando un proyecto productivo, los niños cuidaban

una cerda y un lombricultivo; mientras tanto se hablaba
y se aprendía sobre valores. Luego la situación de orden
público se hizo insostenible y hasta la cerda y las gallinas
que engordaron con las lombrices terminaron alimen-
tando a los guerrilleros. El mismo comandante guerrillero
de las FARC, alias Caliche, que presionó la salida de Sem-
bradores de Paz, sembró el terror en Santa Ana como des-
movilizado. Caliche ha acompañado al ejército señalando
a supuestos colaboradores de la guerrilla.
Por su parte, a Santa Ana los paramilitares llegaron
mezclados con la fuerza pública o trabajando de manera
Sa
Fuente: Coordinación Colombia-Europa-Estados Unidos. Ejecuciones Extraju-
diciales en Colombia. El caso del oriente Antioqueño. Marzo de 2007.
coordinada. Así lo aseguran muchos de sus pobladores. El
ejército irrumpió desconfiando de la población porque, de
entrada, la considera colaboradora o cómplice de la guerri-
lla. El territorio y los habitantes de Santa Ana, con sus vere-
das vecinas, han sido vistas por el ejército y los paramili-
tares como el agua donde se mueve la guerrilla a la que,
en esa lógica, se considera el pez. La estrategia entonces

27
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

consiste en “quitarle el agua al pez”. Traducido en hechos Por otro lado, Santa Ana había logrado constituirse
concretos, tal estrategia se aplica mediante asesinatos, en todo un centro económico y modelo de organización
masacres, desplazamientos forzados, amenazas, control al comunitaria; contaba con banco, un comercio activo e,
ingreso de alimentos y ejecuciones extrajudiciales. incluso, transporte de pasajeros directo para Medellín.
Cuando el ejército entró convirtió al corregimiento, prácti-
Distribución geográfica del total de Ejecuciones camente, en una base militar. Ocuparon casas y espacios
extrajudiciales oriente antioqueño públicos. Testimonian los habitantes que la fuerza pública
también pretendió desestabilizar esa base económica y
social al juzgar que servía de sustento político y econó-
Sonsón Argelia
mico a la guerrilla.
7% 8% En un documento publicado en marzo de 2007 el
San Luis Observatorio de Derechos Humanos y Derecho Interna-
12%
Cocorná
cional Humanitario de la coordinación Colombia-Europa-
18% Estados Unidos, reseña 110 ejecuciones extrajudiciales, de
San Francisco
5%
ellas 30 casos corresponden a Granada, casi todas en el
corregimiento de Santa Ana y su área de influencia. Más
San Carlos El Peñol
1% 1%
del 80% de todos los casos ocurrieron en las zonas del
cañón del río Calderas. Y a pesar de tal número, los habi-
Marinilla
1% El Santuario tantes de esos lugares coinciden en sostener que muchas
3% otras no han sido denunciadas por falta de pruebas o por
temor. Las historias de lugareños que aparecen muertos,
vestidos de camuflado y reportados como guerrilleros
Granada
44%
muertos en combate, se repiten en cada conversación
sobre el tema.
Así mismo, entre enero y diciembre del año 2002,
Santa Ana se convirtió en un pueblo fantasma. Toda su
Fuente: Coordinación Colombia-Europa-Estados Unidos. Ejecuciones Extraju- población, excepto tres ancianas y un cura, se desplazó
diciales en Colombia. El caso del oriente Antioqueño. Marzo de 2007. por temor a los operativos y combates; disputa en la que
confluían los frentes Carlos Alirio Buitrago y Bernardo

28
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

Población de las veredas que conforman establecerse en ciudades como Medellín, Cali, Barranqui-
el centro zonal de Santa Ana lla y Cartagena; otros tantos, temen regresar. Tan sólo la
colonia de Santa Ana residente en Medellín suma más de
����������������������������� mil personas. El espíritu laborioso y comerciante del gra-
��������������������
nadino y la solidaridad de sus paisanos exitosos en este
100
89
sector de la economía que les brinda empleo, hacen poco
90
84
80
83 atractivo el retorno. Según reportes, 89 personas residen
70
actualmente en el sector urbano de Santa Ana y 472 en
60 62
las once veredas que conforman el centro zonal. Antes del
50 51
2001, se calcula que ocupaban la zona unos 4.500 habi-
49
40 39
tantes.
30
35 33 Con la desmovilización de las autodefensas, el empeño
26
20 de la fuerza pública por copar el territorio durante el
10
11 gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez para garanti-
0 zar, principalmente, la movilidad en la autopista Medellín-
Bogotá, y el consecuente repliegue de la guerrilla, se han
zo

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reducido ostensiblemente las cifras de violencia asocia-

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das con el conflicto. Sin embargo, la estigmatización de la

s
El

La

población civil por parte del ejército, así como el control al

López Arroyabe del ELN, el frente noveno de las FARC, los
paramilitares del bloque Metro y el ejército nacional. Los
únicos habitantes civiles que allí permanecieron, Luzmila
Castaño, Lolita Giraldo, Barbarita Noreña y el sacerdote,
fueron testigos de excepción de tan intenso choque de
fuerzas.
La gente regresa paulatinamente aunque la tensión se
mantiene. Cerca del 90% de los habitantes de Santa Ana y
las veredas cercanas no han regresado; muchos lograron
ingreso de alimentos y las ejecuciones extrajudiciales son
situaciones que se han presentado en épocas recientes.
El patrullaje con el ejército de ex guerrilleros que señalan
supuestos colaboradores de la guerrilla, siembra aún más
el temor. “el mismo al que cuando fue guerrillero se le dio
aguapanela o se le dio de comer, porque eso a nadie se le
niega y mucho menos a gente armada, puede ser el que lo
señale a uno como si hubiera sido su cómplice”, relata un
campesino de la zona. Por eso, en abril del 2007 los habi-
tantes de Santa Ana, emitieron un comunicado para que

29
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

no se les siguiera viendo como auxiliadores de la guerrilla,
después de que el ejército incautara material de guerra
oculto en una de las casas del poblado.5
En la actualidad Santa Ana disfruta de una relativa
calma que sus moradores nunca confunden con la paz. La
experiencia en medio del conflicto y el conocimiento de la
región, les permite observar que aún persisten las fuerzas
que ponen a marchar la maquinaria de la guerra. Saben,
igualmente, que la guerrilla no renunciará con facilidad
a un territorio donde consiguieron afianzarse militar y
políticamente, algunas veces por medio de una especie
de proselitismo abierto con líderes y comunidades, y en
otras ocasiones por medio de la coacción y el terror. El
lugar que, incluso, se convirtió en sede de sus emisoras
clandestinas y donde impusieron su autoridad.
Sólo en los últimos meses los pobladores de Santa Ana
vienen comprendiendo sus derechos como población civil
en medio del conflicto. Mantienen un contacto perma-
nente con organismos como la Defensoría del Pueblo y
la personería municipal; denuncian, cuando les toca, los
abusos de los actores armados. Los que decidieron enca-
rar la realidad sin salir de su tierra, también han apren-
dido a plantarse frente a los armados porque entienden
que en una lógica de paranoia no basta con defender la
inocencia.6

5 El Colombiano marzo 30 de 2007. En Granada hallan 9 caletas de FARC. La Policía Antioquia halló nueve caletas subterráneas, construi-
das en cemento, y en la que había más de 40 cartuchos para fusil, otros 3.000 para armas cortas, una ametralladora M-60, 32 granadas
para mortero, dos granadas para mortero tierra-aire, 20 detonadores de granadas para mortero y 24 rollos de tela camuflada, entre otro
material de guerra e intendencia.

6 En el mes de agosto del 2007, el ejército capturó a 5 líderes de la vereda El Tablazo a quienes acusaron de rebelión; una semana después
fueron liberados por falta de pruebas.

30
OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

Corregimiento de Santa Ana.

31
Iglesia del corregimiento La Danta.

Escultura en mármol en la plaza

del corregimiento La Danta. Representa
al animal que le da nombre al lugar.
32
 CONCEPCION
ALEJANDRIA

SAN VICENTE SAN RAFAEL

GUARNE
EL PEÑOL
GUATAPE

SAN CARLOS
MARINILLA

RIONEGRO
GRANADA
EL SANTUARIO

EL RETIRO

COCORNA
SAN LUIS

LA CEJA

La Danta
EL CARMEN DE VIBORAL

LA UNION

SAN FRANCISCO

ABEJORRAL
SONSON

ARGELIA DE MARIA

NARIÑO

En un cobertizo de paja, sostenido por cuatro palos,
el padre José Miguel Aristizábal oficiaba una misa a un
grupo de campesinos. Cuando terminó se le acercó don
Juan de Jesús Hincapié, uno de los primeros colonos del
lugar y dueño de la tierra donde estaban reunidos. “Óiga
-le dijo don Juan al sacerdote- yo le quiero regalar un
pedazo aquí pa que haga una capilla; y una escuela pa
que estudien mis nietos y mis biznietos; y al que quiera
hacer casas, le voy a regalar un pedazo grande pa que
construya su casa y se forme un pueblito”. Corría el año
de 1961. Y sobre ese terreno que donó don Juan, nació y
creció lo que se convirtió en el corregimiento La Danta del
municipio de Sonsón.
Desde 1947 don Juan había llegado a estas tierras, en
los días en que nadie decía nada si a alguien le daba por
hacer un rancho en el monte y abría montaña. Venía de
San Luís con su esposa y su hija Ema Asunción de 8 años;
la misma niña que hoy, 60 años después, recuerda que su
padre iba a vender su propiedad a dos señores venidos
de Bogota: don Eloy Arbeláez y don Severiano González.
Por eso, antes de vender, le entregó un área de terreno al
padre Miguel, y dispuso que dicho terreno se excluyera de
la transacción.
Pero la venta de don Juan no sólo significó que sus vas-
tas tierras pasaran a otras manos y que se empezaran a
levantar casas, sino que redefinió la vocación económica
del poblado. Antes de comprar, don Eloy y don Severiano
llegaron a La Danta para llevar una muestra de las rocas
compuestas de carbonato de calcio que abundan por sus
alrededores. A lomo de mula transportaron varias rocas

33
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO
hasta el sitio Piedras Blancas, de ahí continuaron en carro
hasta Bogotá. Transcurrido un mes, regresaron con una
oferta de compra que don Juan aceptó. Días después se
inició la explotación del mármol en La Danta.
A La Danta la colonizaron principalmente personas del
corregimiento de Aquitania y del municipio de San Luís.
La Danta fue en sus inicios el lugar donde muchos habi-
tantes de Aquitania buscaban tierras nuevas. El camino
que comunicaba a Aquitania con este poblado se recorría
en jornada y media, pasando por sitios como Campo Ale-
gre, El Tesoro, La Paz, La Mariela y El Mulato. El flujo por
esa vía se hizo constante porque además del comercio de
productos como el maíz, la yuca, la panela y la madera,
estaban los afectos que urgían las visitas familiares.
Abriendo potreros para ganado, cultivando la tierra y
explotando el mármol, continuó el discurrir del corregi-
miento. Desde los tiempos de la violencia, cuando en 1949
la chusma liberal hizo refugiarse en el monte a sus pocos
habitantes durante varios días, y cuando las tropas del
gobierno venidas desde el municipio de Argelia mataron
a dos pobladores pensando que se trataba de la chusma,
ningún otro acontecimiento sobresaltó su vida. Hasta que
llegó la guerrilla.
Los guerrilleros entraron un día de 1982, reunieron a
la gente y se llevaron al inspector de policía y a otro pobla-
dor. La propia doña Ema, hija de don Juan de Jesús Hin-
capié, refiere que ella no fue a la reunión porque estaba
enferma. Su esposo sí tuvo que ir. Cuando un guerrillero
la vio le preguntó la razón de su ausencia y luego le dijo
34
“que se quedara pero que no se moviera para ningún
lado”. Después otro guerrillero se identificó y doña Ema
guarda sus palabras exactas, que dice llevar clavadas en
la memoria: “ustedes pensarán que nosotros somos del
gobierno, pero nosotros no somos del gobierno, somos
de las FARC. Tranquila señora que el que nada nos hace
nada le hacemos, y el que nos hace le hacemos porque en
esas andamos; tranquila señora que a su esposo no le va
a pasar nada si no debe nada”.
Después de la toma de La Danta por parte de las FARC,
el corregimiento dio un giro completo. Las autodefensas
implantaron su dominio. La guerrilla que extorsionaba y
secuestraba ganaderos en el Magdalena Medio ya había
provocado la reacción contundente de este sector por
medio de la formación de grupos armados para comba-
tirla. Se estableció entonces una alianza con las fuerzas
armadas para expulsar a la guerrilla y eliminar sus focos
de influencia. El movimiento armado de autodefensa se
fortaleció en La Danta alimentado por el horror que inspi-
raba la guerrilla. Aquella toma dejó un surco imborrable
en su memoria colectiva. Desde entonces La Danta vivió
bajo la amenaza permanente de una toma guerrillera
que las propias autodefensas se encargaban de mantener
viva, incluso cuando parecía más improbable. Se trataba
de una efectiva estrategia para justificar su férreo control
y, de paso, sus excesos.
Los habitantes de La Danta sienten que gracias a las
autodefensas se salvaron de la guerrilla. Y de ésta se han
formado una imagen siniestra bajo cuyo imperio no existe
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

futuro posible. Aceptaron la autoridad paramilitar y se

replegaron en su territorio. Las montañas comenzaron
a verse como los lugares por donde se movían los malos
en acecho constante, esperando cualquier fisura para
meterse. La gente se resignó a los cerrojos en los caminos
y en las carreteras. Nadie podía ir a Aquitania o a San Luís.
Mientras que, paradójicamente, también en Aquitania y
en San Luís se iba condensando una nueva imagen de La
Danta no menos tenebrosa. Si para unos era el terror de
barbudos guerrilleros saltando de las selvas como fieras,
para otros eran los camperos de vidrios oscuros desplazán-
dose raudos por la autopista Medellín-Bogotá y entrando
a los pueblos para llevarse a los que consideraban colabo-
radores de la guerrilla. Florecieron los estigmas y con ellos
la desconfianza. “Aquí no podía entrar nadie forastero”,
“entrar tranquilos a Aquitania o a San Luís sería…mejor
dicho, alcanzar un logro imaginario…algo muy hermoso”,
“Había mucho recelo entre estos poblados”, son algunos
de los testimonios que se escuchan entre las gentes de La
Danta y que se repiten con diferentes palabras.
Puerto Triunfo, La Dorada, Puerto Boyacá y Puerto
Berrío, se establecieron como los centros poblados para
diligencias y relaciones. El acento sincopado de la mon- Plaza de toros construida por alias MacGyver para diversión popular en el
taña se fue silenciando para abrirle paso al cantarino del corregimiento La Danta.
sabanero y del ribereño; más soga y espuelas, que hacha
y machete; más sillas para caballos veloces que enjalmas
para mulas trocheras. La cultura ganadera sustituyó a la pedazo de tierra propio y cultivado, se afianzó la depen-
agrícola y favoreció la implantación de un orden feudal de dencia de los peones con los patrones permitiéndoles a
siervos y señores. Perdida la independencia que otorga el estos ejercer una calculada y muy popular magnanimi-

35
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

dad. Al líder de las autodefensas del lugar se le conoce
como “El Señor”. Este apelativo se le suma al nombre
con el que se le distingue en el resto del país: MacGiver.
Es yerno de Ramón Isaza, jefe legendario de las Autode-
fensas del Magdalena Medio, y nacido en el municipio
de San Francisco. En La Danta, MacGyver es apreciado y
respetado por la mayoría de sus habitantes como la per-
sona que ha impulsado el desarrollo y la protección de la
comunidad. Por eso no se hace extraño que muchas cosas
en el lugar lleven su sello o su huella. Pero, por fortuna, el
mayor generador de empleo en La Danta ya no se encuen-
tra en la guerra, como sucedía antes del proceso de paz
con el gobierno, sino en la explotación del mármol y en la
fábrica de cementos Río Claro (hoy Argos)7
La importancia del mármol en La Danta queda mani-
fiesta apenas se llega al lugar. Un tapir de dos metros
de largo, un metro y medio de alto y tres toneladas de
peso esculpido en mármol se yergue en pleno parque
de La Danta. El tapir o danta, también conocido con los
nombres de sachavaca, anta, vaca de monte y maypouri,
tuvo su época gloriosa en que se enseñoreó por las sel-
vas del oriente antioqueño. Especie en vía de extinción,
alcanza un peso de 250 kilos, lo cubre un pelaje corto y
está dotado de una trompa muy flexible. La voluminosa
escultura blanca veteada de gris exalta tanto al animal
que le da el nombre al corregimiento como a su riqueza
en minas de mármol.
Las 47 canteras diseminadas alrededor del corregi-
miento de La Danta emplean a cerca de 300 personas,
unas 140 de ellas vinculadas por los 43 mineros perte-
necientes a la Asociación de Marmoleros (Asomardan)
creada en diciembre del 2001. La explotación se realiza
por medios rudimentarios que combinan, esencialmente,
explosivos, almadana, pica, barra y pala. El calor de La
Danta que promedia unos 28 grados, es desafiado diaria-
mente por los obreros. En las minas la temperatura es aún
más alta sin contar que las rocas blanquecinas reflejan la
luz del sol convirtiendo estos lugares en calderos reverbe-
rantes que pueden alcanzar los 40 grados. Colgados con-
tra las peñas afiladas, a 50 metros de altura o más, tala-
dran la roca para introducir los explosivos. Otros golpean
con almadanas de 15 libras las rocas ya desprendidas.
Cada golpe de almadana exige pericia para sacar el mejor
provecho del material, pero también porque golpear de
forma indebida puede ocasionar que las filosas esquir-
las de mármol salgan disparadas hacia cualquier lado.

7 Alias Mac Giver, cuyo nombre es Luís Eduardo Zuluaga Arcila, se entregó a las autoridades el 19 de diciembre de 2007. Está cobijado con
medida de aseguramiento por los delitos de secuestro simple y tortura. El caso por el que lo procesan ocurrió el 26 de agosto del 2002,
en la vereda Mata de Guadua, ubicado en Argelia (Antioquia), donde los ‘paras’ bajaron de un bus a Luz Adiela Quintero Ramírez y a
Eugenio Antonio Hernández. Luego los torturaron y los asesinaron.

36
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

Muchos se han cortado la piel con ellas. Se requiere estar rios a cada tallador cuesta unos cinco millones de pesos,
muy atento igualmente a cualquier derrumbe intempes- pero siente que apostarle a propuestas de este tipo es ir
tivo de rocas. en la dirección correcta. Insiste en que “hay un mercado
El mármol de La Danta se utiliza en su mayoría para mucho más interesante en el mármol que es el del arte y
pulverizar; entre 2 mil y 3 mil toneladas salen semanal-
mente de sus minas. Este material se aplica en el proceso
de más de 700 productos como vidrio, pintura, cuero y
papel. También salen bloques para sacar mesones, placas
y enchapes. Pero, sin duda, la manipulación más noble
del mármol se encuentra en el tallado artístico. En esta
aplicación trabajan los desmovilizados de las Autodefen-
sas.
Sobre las estanterías del taller de mármol en La Danta
se observan, entre otros, figuras de animales, bustos de
mujer, volquetas, retroexcavadoras, bolas, cruces y pisa-
papeles. Han sido talladas por los aprendices, varios de
ellos desmovilizados de las Autodefensas del Magdalena
Medio. “Aquí el tema de la flora y la fauna es amplísimo
para crear obras nuevas”, dice el profesor Oscar René,
quien instruye a 20 alumnos. Tal vez por eso, el animal
emblemático del poblado, la danta, se repite en varias de
las tallas y se constituye en el principal producto. Acos-
tumbrados al rutinario y estrepitoso paso de las volquetas
de 12 y 22 toneladas transportando mármol picado desde
las canteras, hay pobladores de La Danta que sueñan con
ver salir esculturas y artículos decorativos tallados en
mármol cuidadosamente transportadas hacia casas, pla-
zas, edificios y supermercados. El profesor Oscar, reconoce Trabajo de picapedrero en las ardientes canteras de mármol
que falta mucho para eso y dotar de los elementos necesa- del corregimiento La Danta.

37
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

las artesanías, de mejor remuneración, porque el mundo

tiende a volverse cada vez más ecológico; ellos tienen que
creer en sí mismos y aprovechar de otras maneras estas
selvas húmedas tropicales de formación cárstica”.
La llamada gruta de La Danta es otra de las forma-
ciones que se ha convertido en referente y sitio turístico
del corregimiento. Por sus oscuras galerías de calizas y
mármol vuelan guácharos y murciélagos. El sitio se ha
convertido en atractivo turístico y en objeto de estudios
espeleológicos. Las caprichosas y milenarias formaciones
de estalactitas y estalagmitas en su interior han hallado
interpretación en las gentes del lugar por la semejanza
que sugieren. Dicen reconocer en tales formas, por ejem-
plo, el mapa de la Guajira hasta el Chocó, los tres postes,
las tetas de la vaca, el cuerpo de la mujer de la cintura
para abajo, las tres vírgenes, la pista de baile y las patas
de la mesa de billar.
El paisaje de La Danta deja ver la intervención de la
actividad minera en grandes montañas roídas. Los verdes
del bosque contrastan con el amarillo ocre y el gris blanco
del mármol envolviendo el poblado que sorprende por su
tamaño para considerarse corregimiento. La calle Princi- Trabajo en el taller de tallado de mármol en el corregimiento La Danta.
pal, larga e irregular, pero bien pavimentada, lo atraviesa
desde el barrio San Francisco hasta el barrio La Guajira,
y sirven como la columna vertebral donde caen las otras salud: un gran edificio que, sin duda, hacen de La Danta
calles. Otros sectores son: La Cancha, Pueblo Nuevo El el corregimiento con el puesto de salud más grande, bien
Comercio, La Mina y La Esperanza. Predominan los techos construido e imponente de todos los corregimientos de la
con tejas de fibrocemento, llamado Eternit, y algunas de región. En general, el aspecto físico y cultural de La Danta,
zinc corroídas por la intemperie; destaca el puesto de revela la distancia con la cabecera municipal de Sonsón

38
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

que presenta una temperatura promedio de 13 grados

y costumbres propias de la más arraigada tradición
antioqueña. El mismo mapa de Sonsón exhibe la curiosa
unión de dos bloques distintos por medio de un delgado
corredor a la manera de dos ciénagas comunicadas por
un canal.
Para ir de La Danta a Sonsón hay que recorrer 200
kilómetros. Hay que tomar primero los 11 kilómetros que
lo separan de la entrada al poblado sobre la autopista
Medellín-Bogotá; después transitar los 115 kilómetros
hasta Rionegro pasando por jurisdicción de San Fran-
cisco, San Luís, Cocorná, Santuario y Marinilla; de Rione-
gro a Sonsón existen otros 74 kilómetros para llegar a la
cabecera de Sonsón luego de atravesar por territorios de
El Carmen de Viboral, La Ceja y La Unión. Tal lejanía física
y cultural ha suscitado iniciativas que buscan promover a
La Danta a la categoría de municipio junto con los vecinos
corregimientos de San Miguel y Jerusalén; es decir, sepa-
rar el bloque derecho de su mapa que limita con el río
Magdalena. Sin embargo, a las razones económicas, en el
sentido de que La Danta, San Miguel y Jerusalén le apor-
tan importantes recursos al municipio con sus minas de
mármol, cementeras y ganadería, se suman argumentos
Calle del corregimiento La Danta. Al fondo se observa la huella que deja en
culturales como el deseo de muchos de sus habitantes por la montaña la explotación del mármol.
sentirse más vinculados a la tradición paisa.
En la elección del alcalde de Sonsón el 28 de octubre
del 2007, los votos de este territorio conformado por los servador Jesús Antonio Giraldo Bernal quien, a la postre,
corregimientos La Danta, San Miguel y Jerusalén, resulta- resultó elegido. Pese a ser derrotado por 796 votos en el
ron decisivos. Apoyaron al candidato por el partido con- área Urbana de Sonsón, Giraldo sumó 1.663 votos entre

39
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO
los tres corregimientos donde el segundo candidato tan
sólo obtuvo 25. La ventaja total de Giraldo fue de 145
votos, sobre un total de 9.313 votos válidos. Por primera
vez rige a Sonsón un alcalde salido de estas zonas del
municipio.
La zona occidental de Sonsón, que corresponde a la
más montañosa con sus selvas y su páramo, también con-
trasta con las tierras templadas y cálidas del Magdalena
en cuanto a la dinámica del conflicto armado. La guerrilla
se ha movido por los montes del páramo, mientras que
las autodefensas alcanzaron a consolidar su influencia en
la zona oriental donde se ubican La Danta y San Miguel.
El frente 47 de las FARC y las autodefensas del Magdalena
Medio han sido los protagonistas principales de la disputa
territorial en Sonsón. El último gran desplazamiento hacia
La Danta se produjo el 22 de febrero del 2003 cuando 315
personas provenientes de las veredas Santa Rosa, Campo
Alegre, La Paz, San Francisco, Mulato Alto y La Hermosa
huyeron por miedo a la guerrilla de las FARC luego de que
esta organización asesinara a cuatro personas.8
Hoy día, con la guerrilla más replegada y las autode-
fensas en un proceso de reinserción, se espera que por
intermedio del nuevo alcalde municipal, las comunidades
de ambos territorios, oriental y occidental de Sonsón,
logren mayores niveles de intercambio e integración;
8 El Colombiano, 25 de febrero del 2003
40
superar la desconfianza y restaurar lazos de amistad.
Tarea que no resulta sencilla si se tiene en cuenta que las
FARC mantienen su actividad y el proceso de reinserción
aún está sombreado de interrogantes, pero que cuenta
con un ambiente favorable entre los líderes comunita-
rios y políticos. Se planean intercambios culturales y
comerciales, exposiciones, celebraciones y excursiones
turísticas. Estimular, en suma, el flujo de productos, cono-
cimiento e información con el fin de ahuyentar prejuicios
infundados.
Cuenta una vieja leyenda de estos bosques templados
del oriente antioqueño que un día se ensañaron en una
lucha feroz una danta y un tigre. El forcejeo a muerte duró
varios días, hasta que los campesinos hallaron los cuer-
pos despedazados de ambos animales. Nadie sabe por
qué se inició la lucha, pero es probable que el tigre haya
atacado a la danta para comérsela y ésta se defendió. Un
habitante de la región relata la historia para sacar de ella
una moraleja: “es como cuando se agarran dos perros tan
bravos que al final no quedan sino las colitas; así es la
guerra en este país”.
Se puede estar tentado de replicar la moraleja, según
la evidencia, diciendo que lo que él llamaba la guerra en
Colombia no se reduce a comparaciones tan simples; que
en la realidad, hilos mucho más sutiles y hasta sofistica-
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

dos tejen nuestro conflicto armado;

que, incluso a diferencia de la lucha
entre la danta y el tigre, las batallas
francas y a campo abierto han sido
menos comunes en Colombia que la
ostentación de fuerza sobre civiles
inermes por medio de asesinatos,
desapariciones y desplazamientos;
que tigre y danta actuaron sobre
la lógica de su impulso… pero la
conversación también traslució
que el campesino sabía todo eso a
su manera, tal vez mejor, porque lo
había sufrido; pero lo graficaba con
su historia. Al fin y al cabo, pretendía
expresar la devastación general de
la guerra donde no hay vencedores
ni vencidos. No lo declaró directa-
mente, pero su historia se aplicaba
también a la necesidad de que los
habitantes de La Danta y de Son-
són superen la desconfianza y la
estigmatización como una forma de
detener ese forcejeo hacia la auto-
destrucción. Una necesidad también
del oriente antioqueño y del país.
Es bastante improbable que los
Corregimiento La Danta. habitantes del corregimiento de

41
Iglesia del corregimiento de Aquitania.

Madres y víctimas del corregimiento de Aquitania

buscan asesorarse de la personería.

42
 CONCEPCION
ALEJANDRIA

SAN VICENTE SAN RAFAEL

GUARNE
EL PEÑOL
GUATAPE

SAN CARLOS
MARINILLA

RIONEGRO
GRANADA
EL SANTUARIO

EL RETIRO

COCORNA
SAN LUIS

LA CEJA
EL CARMEN DE VIBORAL

LA UNION

Aquitania
SAN FRANCISCO

ABEJORRAL
SONSON

ARGELIA DE MARIA

NARIÑO

Aquitania del municipio de San francisco sepan que con
ese mismo nombre se designa a la provincia del surocci-
dente de Francia, a orillas del mar Cantábrico. Ninguno
sabe tampoco que así la llamó el emperador romano Julio
César desde el siglo II. Mucho menos, tal vez, conocerán
la legendaria historia de Leonor de Aquitania en el siglo
XII, esposa de dos reyes, Felipe VII y Enrique II; madre de
Ricardo Corazón de León y de Juan sin Tierra; y partícipe
de las cruzadas a Tierra Santa que buscaban arrebatarle
los lugares sagrados a los musulmanes comandados por
Saladino. En cambio, cualquier poblador le sabrá contar
que, hace muchos años, una pareja procedente de Mari-
nilla venía caminando hacia el caserío por sitios que no
conocían; la señora se llamaba Tania pero del señor nadie
da razón del nombre. Ya la fatiga los dominaba después
de haber trasegado tanta montaña. Entonces el hom-
bre, cansado y sin sentirse capaz de dar un paso más,
se tumbó al piso y le dijo a su mujer “!aquí Tania¡”. Y allí
durmieron. No sabían que estaban a pocos metros de su
destino. Se dice que varios lugareños los encontraron y
escucharon la historia. Desde ese momento le dieron al
caserío el nombre de “Aquitania”.
Aquella historia del origen del nombre de Aquitania
guarda similitud con la de la fundación del municipio de
Nariño en el suroriente de Antioquia. De allí se cuenta que
un hombre llamado Santos Pérez Hernández, acompa-
ñado de su mujer embarazada, iba rumbo a las minas del
río Samaná Sur por el antiguo camino que de Rionegro
de Arma conducía a Mariquita; pero tuvo que detenerse
porque su esposa sintió los dolores del parto. Pérez Her-

43
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

nández terminó instalándose en el mismo sitio donde su

mujer dio a luz. De tal manera que, según las historias,
Aquitania está vinculada a un sueño y Nariño a un alum-
bramiento. Hay que reconocer que la de Nariño parece
más real y que resulta más lógico aceptar que por entre
los recovecos de los siglos se fue perpetuando el nombre
de la Aquitania francesa después de cruzar el Atlántico
en barcos españoles. Al fin y al cabo, la vida de Leonor de
Aquitana y su familia real se relacionan con las cruzadas
que encumbraron la espada y la cruz; es decir, los mismos
elementos que España clavó en América y con los que se
simboliza la conquista. Pero eso deja de ser importante
en estas dos historias. Son más reveladoras sus semejan-
zas. Ambas hablan de un viaje, de un camino y de una
pareja venida del altiplano de Rionegro. En los tiempos
del siglo XIX y hasta mediados del XX, la aspiración de los
orientales que se regaron por las montañas era: casarse,
salir a buscar tierras nuevas, abrir monte y colonizar para
“levantar familia”.
Don Chulo Guzmán es una especie de patriarca
de Aquitania y cuenta que por allí pasaba un camino
departamental en dirección Cocorná-Puerto Triunfo. Calle de entrada al corregimiento de Aquitania.
Descendiente de Peristenio y Nepomuceno Guzmán,
reseñados entre los primeros colonos que se asentaron
en el territorio hace unos 160 años, don Chulo nació en noticias; habían ya muchas personas, pero escuela no
la vereda La Holanda. Decidió instalarse definitivamente tenían”. Comenzó organizando la junta de acción comu-
en el caserío de Aquitania a la edad de 30 años cuando ya nal para construir “esas escuelitas que aparecen por ahí”.
tenía dos hijos. Ahora tiene 77 años y diez hijos. Sostiene Don Chulo, se refiere, por supuesto, tanto a la escuela del
que cuando se vino a vivir “la gente estaba muy atrás de corregimiento como a las que se encuentran diseminadas

44
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

por las veredas cercanas y que componen todo un núcleo Población de Aquitania y sus veredas aledañas
histórico, económico, social y cultural. Las veredas Jardín, Total: 835 habitantes
Miraflores, El Arrebol, Venao Chumurro, San Agustín, La
Iraca, San Pedro, El Portón, La Honda, Comejenes y El Bri- ���
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llante, han tenido en Aquitania su centro. ���
La Junta de Acción Comunal de Aquitania y, por lo ���
tanto, las pequeñas conquistas de una comunidad en ���
desarrollo están ligadas al nombre de Chulo Guzmán. ���
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Durante cuarenta años estuvo al frente de la junta y con- ���
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serva entre sus papeles, “las solicitudes de la luz, de la ��� �� �� �� �� ��
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carretera y de las escuelas”. También construyeron una �
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nueva capilla entre todas las veredas para reemplazar la

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antigua que se alzaba sobre una plataforma de tablas.

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Refiere que todavía sigue cerca de la organización comu-

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nal pero señala que dejó la presidencia “a un laíto” para

que sigan los otros.
Entre las leyendas de Aquitania que se contaban por
la región estaban las de sus trifulcas a machete. Se decía
que allí volaban brazos y rodaban cabezas por los ande-
nes de las cantinas. Lo de las macheteras es cierto, pero
don Chulo dice que sólo produjo alguna “gente mocha”.
Explica que mientras permanecieron los siete u ocho poli-
cías municipales y departamentales “el pueblo marchaba
muy bien, pero cuando la guerrilla se acercó, que oyeron
decir que venía la guerrilla, a esos policías se los llevaron.
Entonces ya quedó el pueblo sin policías y a los diítas
comenzó la gente a tomar trago; tomen y tomen trago,
y eso se prendían unas macheteras por esas calles. Cada
ocho días era peleén y peleén. No daban sino plan, pero
��
��
��
Fuentes: Atlas veredal, Dane, Líder comunitaria
a lo último resultaron tirándosen filo; ya estaban cortán-
dose”. Al calor de la chicha, el aguardiente y la cerveza, los
aquitaneños se tornaban presa fácil de sus impulsos.
Hace más de tres décadas apareció en Aquitania un
grupo de las FARC que subía desde el Magdalena Medio.
Comentan los pobladores más viejos que esos guerrilleros
“hicieron un daño en La Danta, mataron a un inspector y
a otras personas, y se vinieron por estos lados”. Al grupo
lo integraban 15 ó 20 guerrilleros que merodearon un
tiempo; “caminaban mucho, cuando oían que el ejército

45
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

iba a entrar por La Josefina, esa gente se volvía humo

por los lados de Sonsón”. Luego no se volvieron a ver.
El ELN con sus frentes Carlos Alirio Buitrago y Bernardo
López Arroyabe, llegó después a dominar el territorio. A
mediados de los años noventa, las FARC regresaron. Pero
de ese grupito ralo no quedaba más que la leyenda. Varios
centenares de hombres del noveno y, de vez en cuando,
del 47 frente se empezaron a mover por la región y a
adoptar los bosques de Aquitania como una de sus zonas
de movilidad y repliegue. La relativa cercanía a sitios de
asentamiento paramilitar como La Danta y San Miguel,
que estaban en la misma ruta del viejo camino, no hacía
presagiar nada bueno. El cultivo de la coca se convirtió en
el ingrediente que faltaba para desatar las fuerzas de esos
encrestados caudales armados.
Pablo Escobar construyó laboratorios para procesa-
miento de coca desde principios de los años ochenta en
las inmediaciones de la zona. Con la disputa entre los
paramilitares y Escobar a finales de la misma década, Reunión de líderes campesinos con comisiones de acompañamiento en
los primeros empezaron a controlar la producción. Los Derechos Humanos.
cultivos iban subiendo hacia los territorios de dominio
guerrillero, en las montañas de Aquitania. Se configuró La guerrilla de las FARC debía mirar con cierta dolorosa
entonces una tensa frontera que pasaba por la autopista nostalgia y rabia aquel Magdalena Medio donde llega-
Medellín-Bogotá a la altura de los parajes Altavista y Río ron a realizar un trabajo político importante hasta que
Claro. También a mediados de los ochenta el sindicato aplicaron la estrategia de la extorsión y el secuestro de
antioqueño construía en el área la fábrica de cementos ganaderos; y éstos, apoyados por el ejército y el poder del
Río Claro. Aquitania es como un balcón para contemplar narcotráfico, la hicieron replegar buscando la selva.
el valle del Magdalena y ver cómo se va disolviendo la Los paramilitares contenían entonces a los guerri-
cordillera central en las llanuras del llamado Río Grande. lleros del Oriente atacando sus posibles bases sociales y

46
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO
simpatizantes de izquierda en pueblos como San Luís,
San Carlos y San Rafael. Los llamaban los Masetos por-
que pertenecían al MAS, o Muerte a Secuestradores. Se
movían en camperos por la autopista Medellín-Bogotá
y desaparecían personas que luego arrojaban a los ríos
Samaná y Magdalena, entre otros. Uno de sus líderes ha
sido Ramón Isaza y operaban en coordinación con el
ejército. Otros nombres de ganaderos, militares y políti-
cos como Ariel Otero, Henry Pérez, Pablo Guarín, Faruk
Yanine Díaz, Alonso Baquero (alias Vladimir) y Yair Klein,
son recordados por la región y el país dentro de lo que
podría llamarse una nueva etapa del paramilitarismo
en Colombia. A los Masetos se les tipificaba andando en
camperos, mulatos robustos o “calentanos” y vestidos con
ponchos, sombreros, botas de cuero y carteras del mismo
material semejantes a carrieles donde cargaban el revól-
ver y muchos billetes. Después también ese estereotipo se
convirtió en leyenda, porque con la expansión de media-
dos de los noventa, los paramilitares se transformaron
en grandes ejércitos con soldados vestidos de campaña y
listos a patrullar por el monte. Entonces el país y la región
del Oriente comenzó a temblar y tuvo en Aquitania uno
de sus epicentros.
El pequeño centro urbano de Aquitania fue uno de los
últimos lugares en donde los paramilitares arremetieron
pero, en cambio, mantuvieron un asedio constante desde
finales de los noventa mediante bloqueos, desapariciones
y asesinatos. La batalla campal sucedió finalmente el 21
de julio del 2003. Ese día las autodefensas del Magdalena
Medio sacaron a la guerrilla a sangre y fuego. Se desarro-
llaba, mientras tanto, la operación Marcial del ejército
nacional. Los habitantes de Aquitania y sus veredas se
vieron obligados a desplazarse por orden de la guerrilla;
únicamente dos ancianos y una anciana se resistieron a
salir. Mil doscientas personas huyeron de los combates
hacia la cabecera municipal de San Luís tomando camino
por la carretera de 33 kilómetros hasta la autopista. La
mayoría caminaron durante varias horas.
Cuatro meses después de la llegada de las autodefen-
sas, los pobladores empezaron a regresar, pero el ritmo de
Aquitania cambió. Los bloqueos, los controles al ingreso
de alimentos, las amenazas y la estigmatización por parte
del ejército se impusieron como una realidad. El cultivo de
la coca y la producción de base continuaron e, incluso, se
incrementaron. Pero la consecuencia más funesta la cons-
tituyó la siembra de minas antipersonal.
Según el Observatorio de la Vicepresidencia de la
República, los municipios de Colombia con la mayor can-
tidad registrada de eventos con minas entre 1990 y julio
de 2005 son San Francisco, Antioquia (163 eventos), San
Vicente del Caguán, Caquetá, (120); Montañita, Caquetá
(116); Tame, Arauca (111); San Vicente de Chucurí, San-
tander (100); Arauquita, Arauca (106); Florencia, Caquetá
(85); Cocorná, Antioquia (82); San Carlos, Antioquia (80). Es
decir que San Francisco está por delante de municipios
reconocidos en el panorama del conflicto nacional como
tradicionales focos de disputa y presencia guerrillera. Si
se considera que a Colombia se le ha atribuido un fatídico
47
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

primero o segundo lugar mundial dentro de los países

más afectados por la utilización de minas antipersonal,
existen suficientes reportes para sostener que el muni-
cipio de San Francisco, y específicamente, las veredas
cercanas al corregimiento de Aquitania ha sido una de las
zonas más minadas del mundo.9
Al instalarse los paramilitares y el ejército en el área
de Aquitania desde el año 2003 luego de la operación
Marcial, la guerrilla respondió al acoso sembrando minas
para proteger sus zonas de repliegue y sus corredores
estratégicos. Entonces se presentó un desplazamiento
interno porque los campesinos de varias veredas se res-
guardaron en el pequeño centro urbano de Aquitania.
Durante los años 2006 y 2007, los accidentes por minas
en Aquitania se redujeron ostensiblemente, en parte
por el desminado militar pero, principalmente, porque
los campesinos aprendieron a eludir los sitios minados
a fuerza de tributar piernas en los caminos. Las veredas
Comejenes, El Portón, La Floresta, El Brillante y La Honda,
se encuentran desiertas…por lo menos de civiles.
Desminar es difícil y costoso; volver a sembrar, muy
fácil y barato. Según Naciones Unidas sembrar una mina
Parque de Aquitania.

9 En diciembre de 2007 se entregó al ejército alias Kiko, uno de los guerrilleros del noveno frente de las FARC que merodeaba Aquitania.
Refiere un poblador que gracias a la información suministrada por el guerrillero, desminaron el Alto del Tabor, sitio que domina el corre-
gimiento y donde establecían sus campamentos los actores armados. Por otro lado, una comisión especial del ejército llegó a San Fran-
cisco desde el 30 de enero de 2008 con el fin de desminar las veredas. Con el fin de desminar las veredas, algunas de ellas de Aquitania,
como La Floresta y La Honda.

48
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO
cuesta entre 1 y 3 dólares mientras desactivarla cuesta
entre 300 y mil dólares. Por eso ninguna zona de la que
se diga que ha sido desminada militarmente puede con-
siderarse segura. Al contrario, en ocasiones constituye un
riesgo mayor porque donde el ejército desmina, la guerri-
lla asume el gesto como una provocación y responde sem-
brando más. Don Manuel Ceballos y su familia fue víctima
de esa incertidumbre.
Manuel caminaba por el sendero que de Aquitania con-
duce a la autopista Medellín-Bogotá para salir al paraje La
Josefina. Le habían dicho que el camino ya estaba libre de
minas. Lo acompañaban su esposa y su hija Nancy, quien,
a su vez, era la madre de la niña de 49 días de nacida que
la señora cargaba en sus brazos. Cuando pasaba cerca de
los encuentros de los ríos Chumurro y San Pedro, en los
límites entre las veredas El Portón y La Holanda, Manuel
pisó una mina antipersona. Él mismo testimonia que:
“Nancy, asustada, se fue corriendo y se paró donde yo
había pisado la mina; después le dijo a mi señora: ‘!mamá,
déme la niña que de pronto esa explosión me la reventó¡’,
entonces se la entregó; resulta que Nancy estaba mal
parada y dio un paso pa´ atrás, con la niña en los brazos,
pero allí había otra mina y la pisó. Eso, me acuerdo, fue
el 23 de marzo del 2005 a las tres de la tarde”. Tanto don
Manuel como su hija perdieron la pierna. La niña, todavía
10 Cifras tomadas según testimonios de la población en agosto de 2007.
sufre las secuelas físicas de la explosión.
El cultivo de la coca inscribe sobre el conflicto armado
en Aquitania, otro punto sensible. Todos los actores arma-
dos han obtenido beneficio económico de la producción
de hoja y base de coca en la zona. Muchos pequeños agri-
cultores y propietarios de tierras tentados y, en ocasiones,
empujados por la baja rentabilidad de otros productos, se
dedican a los cultivos de uso ilícito. La guerrilla nunca ha
dejado de cobrar vacuna, tasada actualmente en cinco
mil pesos por arroba de hoja. Los raspachines reciben
entre 7 y ocho mil pesos por la misma cantidad recolec-
tada mientras que quienes la procesan la pagan a 22 o 23
mil pesos. Para sacar un kilo de base se necesitan entre 30
y 35 arrobas y lo pagan a 2 millones 600 mil pesos.10
Del mismo modo en que el cultivo del maíz, del fríjol,
de la yuca y de la caña va configurando una cultura, así
ocurre con el cultivo de la coca. Las palabras reflejan
parte de esos cambios. Un raspachín diestro puede raspar
catorce arrobas en una jornada; a esos se les llama gala-
fardos. En este caso, se toma prestado el mismo término
con el que se denomina en la zona cafetera a los más hábi-
les recolectores de café. El que procesa la coca hasta con-
vertirla en base, se llama quimiquero; como una suerte de
indicación a su carácter de silvestre oficio popular inves-
tido de resonancias alquímicas. En suma, otras palabras y,
49
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO
sobre todo, otras dinámicas ocupan la vida cotidiana. En
ese contexto, la vida infantil también muestra distintas
caras. La rentabilidad del cultivo y la necesidad de mano
de obra en tiempos de raspa hacen que los niños vean
en la recolección de coca una atractiva fuente de dinero.
Escuchan e inventan historias de personas que se han
enriquecido en el negocio de la coca y que comenzaron
su exitoso camino como raspachines. Muchos sueñan
con fincas llenas de ganado, con motos, camionetas y con
guardaespaldas. Quizá parezcan fantasías normales entre
niños, pero que se tornan menos ingenuas cuando los
medios y los modelos se sienten tan cercanos.
La economía de la coca va obteniendo tal poder que
todos, civiles y armados, parecen acomodarse o resig-
narse a ella. Incluso los grupos ilegales alcanzan a con-
sentir acuerdos tácitos o explícitos para respetarse fueros
y territorios con el fin de repartirse los beneficios. Esos
“acuerdos” se rompen cuando uno de los bandos quiere
recibir más o cuando se siente con la suficiente fuerza
para desafiar posiciones. Así se producen las feroces
disputas territoriales. Y en medio de esas situaciones, se
mueven los nuevos rescatantes del oro en polvo; es decir,
los compradores y comerciantes de base.
A partir de noviembre del año 2003, los desplazados
11 El proyecto viaje a pie luego se integró a lo que se llama la legión del afecto que cuenta con centenares de miembros en varias regiones
del país.
50
fueron retornando a Aquitania. Desde entonces han sido
muchos los viajes de retorno que recibieron el acom-
pañamiento de una iniciativa de paz nacida en barrios
de Medellín. El proyecto Viaje a Pie se gestó en el barrio
Santander cuando jóvenes reinsertados de bandas delin-
cuenciales, paramilitares y milicias urbanas, quisieron
reparar el daño causado. Bajo el liderazgo de uno de ellos,
decidieron ponerse en contacto con la oficina de la colo-
nia de San Luís en Medellín porque observaron que en
sectores como La Maruchenga y La Isla llegaban desplaza-
dos de ese y otros municipios del oriente antioqueño. Se
propusieron como objetivo contribuir a la recuperación
del tejido social mediante el acompañamiento de retorna-
dos; para eso organizaban caravanas, encuentros lúdicos
y culturales, apoyo anímico y sicológico; promovían la
compañía y, por consiguiente, la defensa pacífica de la
comunidad.11
Los barrios Las Playas, San Gerardo y Alto Bonito en
Rionegro reflejan la calamidad del desplazamiento en
Aquitania. Las Playas, prácticamente, está habitado por
gente del corregimiento y, al decir de muchos de sus habi-
tantes, es “como un segundo Aquitania”. Las cerca de 50
familias aquitaneñas que allí residen, integran toda una
comunidad del desarraigo y la nostalgia por la tierra que
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

dejaron cultivada y que les proveía lo necesario. Fuera
de su campo y pagando arriendo, servicios y transporte,
sienten que han pasado de “cabeza de ratón a cola de
león”, en otras palabras, han dejado de ser el centro de
la montaña para convertirse en periferia de la ciudad; el
nuevo medio que les impone unas dinámicas a las que
difícilmente logran habituarse.
Una de las consecuencias de la intervención de Viaje a
Pie o Legión del Afecto fue la creación, por parte de algu-
nos líderes del corregimiento, de las Fiestas del Retorno y
del Afecto en el año 2005 y que va para su cuarta versión.
Las fiestas destacan la vida por medio de un ritual de
apertura en el que hay teatro, abrazos y velas encendidas.
También las tradiciones populares, los juegos y la música,
enriquecen la programación.
En general, la intervención de diversas entidades ha
sido vista por la comunidad como positiva.12 Entre las
metas centrales de los proyectos productivos se encuen-
tra la de contrarrestar los cultivos ilícitos y alejar la ten-
tación de los jóvenes de ingresar a grupos armados.13 Se
plantea la producción de panela como parte de las alter-
nativas. Una de las ventajas para que la comunidad elija
este tipo de producción sobre el cultivo de coca, estaría
en la tranquilidad más que en la rentabilidad. La gente
también comprende que de poco sirve una economía
que trae consigo más guerra. Este factor podría sumarle
a la panela otro tipo de rentabilidad no menos valiosa.
No resulta fácil, pero se pueden dar avances al respecto.
Actualmente, por ejemplo, un grupo de campesinos del
corregimiento de Buenos Aires enseñan a los de Aquita-
nia a producir panela de mejor calidad. Aprovechan así
la empatía para compartir y generar conocimiento, redu-
ciendo las dificultades comunicativas que a veces surgen
con la mediación de los técnicos.
Igualmente, varias organizaciones han promovido
en Aquitania la defensa de los derechos humanos y la
participación. Su trabajo rinde frutos, entre otras cosas,
por el aumento de las denuncias de los habitantes contra
los abusos de los actores armados, especialmente, de la
fuerza pública teniendo en cuenta su papel de defensora

12 En agosto de 2007 la gobernación de Aníbal Gaviria entregó unas 100 casas en Aquitania y sus veredas de influencia; también interviene
con proyectos productivos para retornados.

13 Los jóvenes construyendo futuro, por ejemplo, fue un proyecto financiado por Prodepaz y que en el texto de su propuesta expresa: “Los
jóvenes del corregimiento de Aquitania en el municipio de San Francisco no cuentan con las condiciones necesarias que les permita
un desarrollo armónico por causa de la violencia interna. Sus mayores dificultades tienen que ver la vulnerabilidad frente a los requeri-
mientos de los diferentes grupos armados que hacen presencia en el municipio, obligándolos muchas veces a ingresar a sus filas, ame-
nazándolos o poniéndoles condiciones a su libertad.”

51
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO
de las libertades y la seguridad ciudadana. En el mismo
sentido, trabajan por la creación de la asamblea comuni-
taria.
Parece lógico concluir que en Aquitania la coca es uno
los vértices del triángulo de combustión en el que tam-
bién están las minas antipersonal y el conflicto armado.
Don Chulo Guzmán observa que “este país está muy lleno
de coca”; y agrega con la convicción y la experiencia que
le dan los años: “si acaban con un reguero, entonces la
gente se pasa a sembrar a otra parte; esos que cosechan
en grande, se van pasando de un departamento a otro
pa sembrar más”. Sobre las minas antipersonal también
52
aventura una solución: “que el gobierno mande gente a
desminar, pero después de haber acordao alguna cosa;
porque si unos las arrancan y otros las siguen sembrando,
no hay nada que hacer”.
Después de tantos sobresaltos, el corregimiento de
Aquitania muestra las profundas cicatrices que deja el
devastador paso de la guerra. Cada hoyo en la tierra
donde explotó una mina, desmiembra la vida y deja sur-
cos de sangre; con todo eso, y pese a que bajo algunos
sitios de su tierra aún se incuba la muerte, ningún obstá-
culo del camino ha conseguido minarles la esperanza.
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

Corregimiento de Aquitania.

53
 Encuentro del río Venus en el río Samaná Sur, corregimiento
de Puerto Venus.

Plaza del corregimiento de Puerto Venus.

54
 CONCEPCION
ALEJANDRIA

SAN VICENTE SAN RAFAEL

GUARNE
EL PEÑOL
GUATAPE

SAN CARLOS
MARINILLA

RIONEGRO
GRANADA
EL SANTUARIO

EL RETIRO

Puerto Venus
COCORNA
SAN LUIS

LA CEJA
EL CARMEN DE VIBORAL

LA UNION

SAN FRANCISCO

ABEJORRAL
SONSON

ARGELIA DE MARIA

NARIÑO

En Puerto Venus no recalan embarcaciones que jus-
tifiquen su nombre pero la misma gente eligió llamarlo
Puerto; y cabría imaginar tal denominación como un
hallazgo colectivo al unir dos palabras tan vinculadas
al amor. Puerto Venus, corregimiento del municipio de
Nariño, anida en el vértice que forman dos ríos: el Samaná
sur, que corre en sentido nororiente después de nacer en
el sitio Samaria; y el río Venus, que bordea algunos sola-
res de sus casas. Asentado en el pequeño valle ribereño,
rodeado de empinadas montañas, hay quienes lo ven
como en el fondo de un pocillo.
Nariño hace parte del llamado oriente lejano, pero su
ubicación geográfica se inclina más hacia el extremo sur
del departamento de Antioquia a 143 kilómetros de Mede-
llín pasando por los municipios de La Ceja, La Unión y
Sonsón. La antigua carretera Sonsón-Dorada sigue siendo
la única vía de acceso. Esta ruta a la capital del país gozó
su esplendor entre los años 1951 y 1978; es decir, hasta
que entró en servicio la autopista Medellín-Bogotá. Por su
parte, 37 kilómetros de carretera separan a Puerto Venus
de Nariño, 23 de ellos bordeando el río Samaná por un
ramal que se desprende de aquella antigua vía.
Recorrer los 184 kilómetros de distancia que hay entre
Medellín y Puerto Venus toma alrededor de diez horas en
bus o en carro escalera, de los cuales unos 75 se transitan
por carretera destapada. Tal condición de relativo aisla-
miento, sumado al hecho de situarse en uno de los prin-
cipales territorios de operación del frente 47 de las Farc
y, por lo mismo, de escenario de disputa entre los actores
armados, lo señala como un sitio sensible en medio del

55
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

conflicto armado. A sus pobladores, sin embargo, les

gusta reconocer a su corregimiento como “El Rinconcito
Amable de Antioquia”. Para demostrar ese título, expo-
nen su actitud abierta y un cariño raizal por su poblado.
No poco sufrimiento les ha deparado el conflicto, pero
insisten en declarar su capacidad para sobreponerse a los
sinsabores que les ha impuesto y destacan la solidaridad
como la virtud más proverbial entre los habitantes del
lugar; virtud que hacen extensiva a las 12 veredas que lo
orbitan y con las que conforma el Centro Zonal Puerto
Venus en un área de 62 kilómetros cuadrados. Si consi-
deramos que la extensión del municipio de Nariño es de
313 kilómetros cuadrados, entonces dicho centro zonal
equivale al 20 por ciento del territorio municipal, o bien a
la misma superficie juridisdiccional de Guatapé.
Pocas veces los mapas políticos coinciden con los
mapas culturales. Y nadie en Puerto Venus va a reparar
demasiado en que cruzando el puente sobre el río Samaná,
están realizando un tránsito interdepartamental. La preci-
sión vale mucho más en el caso de esta cuenca hidrográ-
fica entre Antioquia y Caldas donde confluyen poblacio-
nes de ambos departamentos y donde la unidad cultural Casa del fundador, todavía en pie, del corregimiento de Puerto Venus. Era
lugar de reposo de arrieros y caminantes.
paisa es más sólida que en otras regiones antioqueñas. De
tal manera que corregimientos como Arboleda, Pueblo
Nuevo y Florencia, de los municipios caldenses de Pensil- sentar en caminos, trochas, ríos y quebradas.
vania y Samaná, han estado fundidos al trasegar histórico La exploración del actual territorio donde se encuen-
de Puerto Venus y de Nariño. En torno a esa cuenca se ha tra Puerto Venus se inició, como en casi todo el departa-
configurado una especie de ecosistema sociocultural de mento, en busca de oro. Se tiene noticia de que ya desde
múltiples redes, cuyos significativos hilos se pueden repre- el siglo XIX hubo mineros en sus cercanías. El gobierno

56
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO
departamental estimuló la colonización de la zona hacia
finales del mismo siglo. Puerto Venus ha constituido un
cruce de caminos donde reposaban los viajeros que se
dirigían hacia Honda y sus destinos intermedios. Se tiene
noticia de un intenso comercio a lomo de bueyes por
parte de comerciantes de Sonsón transportando papa,
arroz y sal. Todo esto sucedía hacia las primeras décadas
del siglo XX y se reseña el año de 1930 como la primera
junta integrada por Gilberto Gómez, Carlos Adolfo Mora-
les, Tirso Gómez, Arturo Isaza y Jesús Antonio Quintero.
En Puerto Venus se podría estudiar la infancia de nues-
tros pueblos porque muchos de los protagonistas de su
gestación, crecimiento y desarrollo aún viven. La primera
casa, que perteneció a don Gilberto Gómez y que también
servía como fonda, sigue en pie presidiendo la entrada al
poblado. Conocido inicialmente como Puente Arboleda,
creado corregimiento entre 1962 y 1964, se le dio el nom-
bre de Samaná cuando recibió el título de corregimiento
en 1969, finalmente se cambió dicho nombre y adoptó el
de Puerto Venus. La construcción de la capilla se inició en
1962 a instancias del padre Carlos Emilio Serna. Otra de
las obras más recordadas, tanto para Puerto Venus como
para todo el municipio de Nariño, es la Santa Cruz de 20
metros de altura levantada por el padre Juan Antonio Díaz
en 1937 sobre la aguda cima del cerro La Iguana hacia
donde peregrinan cada tres de mayo centenares de fieles.
En los primeros días de enero de 1973 los trabajadores
de la finca de Gelmar Gómez, hijo de Gilberto Gómez, y los
parientes de esta misma familia, jugaron una “recocha”,
es decir, un partido de fútbol en las mangas aledañas del
río Samaná, hacia el lado del departamento de Caldas.
Aquel espontáneo juego vacacional se siguió repitiendo
cada año hasta que se convirtió en la copa Reyes, el
evento más emblemático del corregimiento. Veredas
cercanas, delegaciones de Arboleda, Florencia, Pueblo
Nuevo, Pensilvania, Nariño, la colonia de Puerto Venus en
Medellín, El Tablazo (corregimiento de El Fresno, departa-
mento del Tolima,) Marquetalia y Argelia, entre otras, han
participado activamente en la copa Reyes que alcanzó en
el 2008 su versión trigésimo cuarta. Diez y seis años se
jugó en las mangas caldenses de la familia Gómez bajo
la copa regia de un majestuoso árbol de Nogal. Después
construyeron la cancha en el área urbana. La actividad
sólo se canceló en el 2005, como medida de prevención,
cuando un brote de dengue hemorrágico alarmó a las
autoridades locales de salud. Ni siquiera se suspendió
cuando, en vísperas del evento, se presentó la masacre de
8 campesinos entre las veredas Montecristo, municipio de
Nariño y la vereda Samaria, municipio de Pensilvania. La
decisión de realizar la copa Reyes en esas condiciones no
dejó de suscitar controversia, pero algunos organizadores
estimaron que, de esa manera, demostraban la capacidad
de la gente para no doblegarse ante la tristeza. Varias
delegaciones cancelaron su participación y en los parti-
dos se recordó a los muertos pero, al fin y al cabo, la copa
Reyes siguió su curso.
La economía tradicional se basa sobre el cultivo del
café, el plátano, el cacao, la yuca, la caña y algunos fruta-
57
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO
les; así mismo la ganadería en las vegas del Samaná tiene
alguna importancia. Desde mediados de los años noventa
hasta el 2005 el cultivo de la coca, aprovechado por los
grupos armados, le dio un giro radical a su economía. Hoy
los habitantes de Puerto Venus recuerdan aquellos días de
la economía de la coca como los más caóticos y violentos
y, aunque todavía se sigue cultivando en algunas veredas
del centro zonal, la erradicación manual y el buen precio
del café han favorecido su ostensible disminución.
Para llegar a Arboleda saliendo desde Puerto Venus
se puede tomar el camino o la carretera. Ambos son muy
empinados, pero mucho más el camino. Por eso a pie se
llega en unos 45 minutos y en bus, en una hora. Mientras
que el bus sube tortuosamente serpenteando la montaña,
el caminante trepa de manera más recta, pero también
más fatigosa. En todo caso, se pasa de los 700 a los 1.600
metros sobre el nivel del mar. Arboleda se yergue en uno
de los altos cerros que rodean Puerto Venus. Sufrió una
devastadora toma guerrillera el sábado 29 de julio del
2000. Cada explosión de cilindros, granadas, morteros,
bombas y disparos se sintió en Puerto Venus. Catorce
policías y cuatro civiles muertos dejaron las 36 horas de
incursión. La sede de Telecom, el Banco Agrario, el puesto
de salud, la iglesia y el puesto de policía sucumbieron
al ataque de 300 guerrilleros de los frentes 7 y 47 de las
Farc. Puerto Venus vivió el drama como propio y recuerda
58
como un acierto la decisión del comandante de la policía
que decidió retirar al personal varios meses antes porque
“sentía pasos de animal grande”; con sus escasos recur-
sos no resistiría un eventual ataque pero sí pondría en
serio riesgo a la población civil. Para los de Puerto Venus,
la toma de Arboleda confirmó esa conjetura.
Enquistado en una región estratégica y propicia para
la producción de coca, Puerto Venus se mantiene como
una especie de veleta particularmente sensible a los
vientos generados por las fuerzas en disputa. La genera-
ción de energía en las vecinas poblaciones de Caldas, y
el potencial hidroeléctrico del propio territorio, agregan
otros puntos de tensión.
Pese a todo, los cerca de 800 habitantes de Puerto
Venus sienten que viven un buen momento, cuentan con
la vigilancia permanente de la policía que regresó en el
2006 y con los patrullajes regulares del ejército. También
el año 2006 estrenaron los tanques del acueducto para
el tratamiento del agua, disponen de un médico perma-
nente, colegio y escuela. No son tan ingenuos para creer
que el conflicto ha terminado o para no ser conscientes de
su vulnerable situación en una zona donde se mantiene
la presencia de actores armados, pero se afincan en una
fe inextinguible en su capacidad para recuperarse y con-
tinuar la vida.
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

Corregimiento Puerto Venus..

59
 Iglesia del corregimiento de Buenos Aires.

60
Líderes campesinos de las veredas aledañas y del corregimiento
de Buenos Aires.
 CONCEPCION
ALEJANDRIA

SAN VICENTE SAN RAFAEL

GUARNE
EL PEÑOL
GUATAPE

SAN CARLOS
MARINILLA

RIONEGRO
GRANADA
EL SANTUARIO

EL RETIRO

COCORNA
SAN LUIS
LA CEJA
EL CARMEN DE VIBORAL

LA UNION

SAN FRANCISCO

ABEJORRAL

Buenos Aires
SONSON

ARGELIA DE MARIA

NARIÑO

Desde los altos aledaños al corregimiento Buenos atroces del conflicto.

Aires del municipio de San Luís se contempla un vasto
escenario del conflicto armado en el oriente antioqueño.
Ubicado en el rincón noroccidental de la jurisdicción
municipal sanluisana, desde allí puede observarse parte
del territorio de Granada y San Carlos: precisamente aque-
llas veredas que pertenecen a la cuenca del río Calderas.
Se divisa, por ejemplo, el corregimiento de Santa Ana, del
municipio de Granada y sus veredas como: Los Medios,
La Merced, La Gaviota, San Francisco y Las Palmas; Igual-
mente, La Hondita, El Chocó, Betulia, Hortoná, El Vergel,
Capotal, Santa Inés y La Leona, pertenecientes a San Car-
los. Una visión panorámica que puede traer evocaciones
trágicas si se empezaran a poner señales imaginarias en
cada uno de los puntos donde se han presentado hechos
Para ir de Santa Ana a Buenos Aires existe una trocha
prácticamente intransitable de 25 kilómetros. Travesía
que resulta tan incierta y tortuosa que es preferible reco-
rrer los 32 kilómetros hasta la autopista Medellín-Bogotá
y luego seguir por esta última recorriendo unos 75 kiló-
metros para llegar a San Luís. De allí se toma la precaria
carretera de 22 kilómetros que lleva a Buenos Aires. De tal
suerte que entre Santa Ana y Buenos Aires hay tres horas
a pie; pero en carro, cinco horas.
En Buenos Aires pocos dan razón precisa del origen
del poblado. La versión más difundida habla de una
pareja que caminaba antiguamente por esos lugares y
que al llegar al sitio donde se erigiría luego el caserío
exclamó: “¡qué buenos aires se respiran aquí!”. Leyendas

61
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

semejantes no son desconocidas en la tradición oral y ambos municipios mantuvieron durante largos años una
algo parecido se cuenta en diversos sitios, quizá en un intensa actividad comercial sustentada, básicamente, en
esfuerzo por vincular historias al sagrado poder fundacio- productos como el plátano, la yuca, el maíz, el fríjol y la
nal del mito que le otorga dignidad a los inicios. Pero, en panela; después llegó el café, que sigue teniendo cierta
este caso, la respuesta exacta la tiene doña Carlota Ruíz, importancia económica. Por ese tránsito se encontraban
pese a que la mayoría lo ignora. Doña Carlota llegó hasta
esos parajes hace más de sesenta años, acompañada de
su esposo Jorge López, procedente de Aguadas, departa-
mento de Caldas. Venían a trabajar las tierras incultas que
don Jorge heredó de su padre. Cerca de ellos se instalaron
otras dos o tres familias, pero fue don Jorge el que, desde
el principio, se puso al frente de la naciente comunidad
promoviendo la apertura de caminos y la construcción
de la capilla en bahareque techada en astillas de nogal.
Doña Carlota recuerda cuando su esposo le preguntó qué
nombre le pondrían a la finca, a lo que ella respondió
sin vacilar: Buenos Aires; palabras que, al pronunciarlas,
sentía que sólo le despertaban sensaciones encantado-
ras. Correspondió a un sacerdote sellar el bautizo cuando
sugirió que lo siguieran llamando con el nombre de la
finca de Carlota y Jorge por ser ya el más común.
Buenos Aires se instituyó en corregimiento de San Luís
mediante acuerdo Nro. 26, de agosto de 1981. Siempre ha
estado influido por Granada y muchos de sus primeros
habitantes vinieron de esa localidad. De hecho, fueron
granadinos los fundadores de San Luís liderados por el
párroco Clemente Giraldo en el año de 1875. Los sanluisa-
nos, entonces, para llegar al altiplano y, desde allí, hacia Colegio del corregimiento de Buenos Aires.
Medellín, emprendían camino en dirección a Granada;

62
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO
justamente corregimientos como Buenos Aires y Santa
Ana. San Carlos también se cuenta en la misma dinámica
como centro urbano y de compraventa. Doña Carlota
refiere, por ejemplo, que cuando “salían al pueblo”, lo
hacían a cualquiera de los tres municipios.
Igualmente, por encima de las fronteras municipales,
Buenos Aires ha sido centro no sólo de sus cerca de 750
habitantes que conforman alrededor de 120 núcleos fami-
liares con las veredas Villanueva y El Porvenir, sino tam-
bién de los escasos habitantes de las veredas Hortoná,
Capotal y El Vergel del municipio de San Carlos.
El perímetro urbano de Buenos Aires se resume en
una calle que más bien constituye la corta extensión de la
carretera de acceso. En la mitad de ese corto trayecto en
ascenso se levanta la capilla; y arriba, domina el colegio;
una gran edificación dotada de placa polideportiva. La
posición del centro educativo sugiere una bella metáfora
de la educación coronada en lo más alto, situación que
contrasta frente a la tradicional erección del poder, la
vigilancia, el miedo y la superstición sugerida en la ubica-
ción de los castillos, alcázares e iglesias a cuya sombra se
repliega la aldea sumisa. Y para corroborarlo, basta saber
que en el colegio de Buenos Aires, se llegaron a albergar,
en clara violación al Derecho Internacional Humanitario,
tanto guerrilla como paramilitares y ejército. Desde allí
han querido enseñorearse sobre la población y asentar su
poder.
En Buenos Aires tuvo lugar el que quizás fuera el gesto
más sublime de lo que se conoció como el Movimiento de
Alcaldes del Oriente Antioqueño y que posteriormente
dio origen al Segundo Laboratorio de Paz en Colombia.
Sucedió el lluvioso 15 de octubre del año 2001. Los alcal-
des de Marinilla, la Unión, La Ceja, Sonsón, El Carmen de
Viboral, El Retiro, San Rafael, Guatapé, El Peñol, Abejorral,
Concepción, Cocorná, Alejandría, Santuario, Rionegro y
San Luís, empeñados en evitar más atrocidades de los
grupos armados en la región y el sufrimiento de la pobla-
ción civil, decidieron buscarlos para exigirles respeto. Se
amparaban en el mandato constitucional que obliga a las
autoridades a proteger la vida, honra y bienes de los ciu-
dadanos; su actuación era producto del desespero ante
un estado impotente y del que la población civil se sentía
desprotegida. Hernando Martínez, para entonces alcalde
de San Luís, lo resumía en una frase: “Si mi casa está
ardiendo y no llegan los bomberos, yo trato de apagar
el incendio”. En ese acercamiento no excluían a ningún
actor armado, pero el día que subieron a Buenos Aires,
pretendían hablar con los comandantes guerrilleros del
ELN. Como una especie de prueba a su resolución, catorce
derrumbes se le opusieron al grupo. Caminaron unos
12 de los 22 kilómetros desde San Luís al corregimiento,
superando el lodo y la costra del miedo; los guiaba un
miliciano de nombre Camilo a quien, incluso, los alcaldes
debían ayudarle a cargar la moto para remontar las coli-
nas de barro. Llegaron a Buenos Aires, exhaustos y sucios,
a eso de las dos de la tarde. Por efectos de coordinación, la
cita no pudo concretarse ese día. El momento más tenso
se vivió cuando los alcaldes se reunieron para decidir si se
63
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

quedarían esa noche o si partirían sin lograr su objetivo

principal. Arropados por el apoyo, entusiasmo y cariño
de la sorprendida comunidad de Buenos Aires, que no
esperaba semejante visita, decidieron quedarse. Los 16
alcaldes pasaron esa noche en Buenos Aires durante el
año más intenso del conflicto en el Oriente Antioqueño.
Al día siguiente pudieron hablar con el comandante Timo-
león del frente Carlos Alirio Buitrago del ELN. Lograron
que dicho frente se comprometiera en acciones efectivas
para excluir a los civiles del conflicto.14
El haberse convertido en uno de los puntos centrales
de operación de la guerrilla, provocaron la estigmatiza-
ción de la población de Buenos Aires. En el imaginario
colectivo de los sanluisanos, decir Buenos Aires equivale
a pensar en la subversión del ELN y del noveno frente de
las FARC. Juega una especie de papel de asimetría frente
al otro corregimiento de San Luís, El Prodigio, al que se le
relaciona con el paramilitarismo. Así mismo se ubican en
los dos extremos del mapa: el primero en las montañas del
Calderas limitando con Granada y San Carlos; el segundo,
en las primeras sabanas del Magdalena Medio limitando
con los municipios de Puerto Nare y Puerto Triunfo. Esa Fachada de una casa en el corregimiento Buenos Aires.
polaridad se quiso, inclusive, contrarrestar mediante
un proyecto de producción agrícola que vinculaba a 15

14 El 28 de enero del 2008 el ejército reportó a Darío de Jesús Calle Correa, alias Timoleón, como muerto en combate el día 25 de enero en
Santo Domingo (Antioquia).

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 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO
jóvenes de El Prodigio y 15 jóvenes de Buenos Aires; entre
sus objetivos pretendía “…lograr mejores condiciones de
comunicación en dos sectores donde los actores armados
no les han permitido a los jóvenes canales de interlocu-
ción, porque siempre ven en el otro un aliado del actor
armado contrario”15. Se obtuvieron acercamientos impor-
tantes; pero, sobre todo, se demostró que los campesinos
se relacionan con espontaneidad y sin prejuicios.
En las elecciones a la alcaldía en octubre de 2003, la
guerrilla impidió la instalación de mesas de votación en
Buenos Aires y así facilitó el triunfo de Rafael Antonio
Ceballos, a quien localmente se le conoce con el nombre
de Arturo El Ninja. Fiel a su formación militar, su campaña
se afianzó en un discurso agresivo y desafiante en contra
de la subversión y de los acercamientos humanitarios.
Declaraba y declara, en un tono siempre altisonante, que
no está de acuerdo con iniciativas de paz como el Consejo
de Conciliación porque significa hacerle el juego a los
intereses de la guerrilla. Para él, la subversión se vale de
un doble discurso con el fin de manipular e incidir políti-
camente; sostiene que, de esa manera, quienes buscan a
los guerrilleros para hablar, aunque tengan buenas inten-
ciones, se convierten, sin quererlo, en razoneros de la gue-
rrilla. Frente a los desplazados también prefirió esforzarse
por brindar seguridad con el ejército y la policía; incitaba
15 Proyecto apoyado por PRODEPAZ, denominado:” Alternativas económicas para 30 jóvenes de los corregimientos del Prodigio y Buenos
Aires en el municipio de San Luís”
a los campesinos a que no abandonen sus tierras; a que se
afinquen con igual resolución y valentía de la que él mismo
hizo alarde y a que apoyen a la fuerza pública brindando
información. Dentro de su política, no cabían las ong´s
y los organismos internacionales y promovió una suerte
de visión empresarial de carácter localista resumido en
su eslogan de campaña y de gobierno: “hagamos lo que
podamos con lo que tengamos, que así será”. Resulta fácil
suponer que el corregimiento de Buenos Aires no fuera de
sus afectos y que allí su propuesta no gozara de la misma
fuerza, pese a ser el corregimiento de San Luís que más
ha sufrido los abusos de la guerrilla. Lo que ocurre es que
iguales o peores abusos sufrió de los paramilitares y del
ejército y por eso sabían que la salida militar no era la
solución ni existía confianza en la fuerza pública. Paradó-
jicamente, si a Buenos Aires se le hubiese permitido votar,
es muy probable que Ceballos no llegara a la alcaldía,
puesto que la ventaja con el segundo, Maximino Castaño,
tan sólo llegó a 84 votos y el tradicional caudal electoral
del corregimiento alcanza unos 300 votos.
En las elecciones del 28 de octubre de 2007 salió
vencedor Castaño, pero ahora el gran apoyo que inclinó
la balanza vino del corregimiento El Prodigio y la vereda
Monteloro. El nuevo alcalde, parece haber aprendido la
lección y sabía que la de Buenos Aires era una votación
65
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

incierta; allí sólo votó una persona y la guerrilla activó
una bomba al paso del convoy militar que transportaba el
material electoral.
La razón para que, en su momento, el discurso de
Ceballos conquistara al electorado sanluisano en un pue-
blo líder de los acercamientos humanitarios por medio
del comité de conciliación y de las asambleas locales, se
encontraba en los propios desmanes de la guerrilla. El 11
de diciembre de 1999, el noveno frente de las FARC arrasó
el comando y la alcaldía municipal. Además de los nueve
policías, murieron el personero y la directora de la Umata,
embarazada de 5 meses; durante el año siguiente, las FARC
instauró un régimen de terror en la localidad. Una bomba
en la víspera de las elecciones presidenciales de mayo de
2002, puesta por la guerrilla en la registraduría municipal
utilizando un niño de 10 años, le causó la muerte a Mag-
dalena Hoyos, joven profesora de preescolar e integrante
de una apreciada y reconocida familia del pueblo. Pero el
hecho que generó más estupor y rabia, fue el asesinato, o
más bien, la fría ejecución por parte del ELN de cinco jóve-
nes conductores a quienes acusaron de desacatar un paro
armado de transporte. Los conductores, obligados por los
paramilitares presentes en el casco urbano a sacar sus
vehículos y prestar el servicio de transporte, sufrieron la
arrogancia de la disputa armada al convertirlos en objeto
de ostentación de poder.16
En ese orden, la relación entre la administración muni-
cipal 2004-2007 y el corregimiento de Buenos Aires no fue
la mejor. Persistió la atmósfera de desconfianza recíproca
que expresan sus propios habitantes.
El ejército también ha entrado a Buenos Aires con
la misma actitud de sospecha contra la población que
queda evidenciado en las ejecuciones extrajudiciales
que allí sucedieron y la operación conjunta o coordinada
entre paramilitares y ejército de la que fueron testigos y
víctimas sus pobladores.
Una buena prueba de la estigmatización y la descon-
fianza lo constituye el hecho ocurrido a finales de febrero
del año 2007 cuando un joven que se encontraba cazando
en el monte cercano al corregimiento, fue herido en el
hombro con un tiro de fusil disparado por un soldado.
Lo más significativo del suceso estriba en que el propio
soldado confesó que le disparó al cuello después de seguir
sus movimientos durante dos horas pensando que podría
tratarse de un guerrillero realizando labores de inteligen-
cia. El soldado ayudó al herido al percatarse de su error y
al ver que no apareció ningún guerrillero. Irónicamente,
en un acto de generosidad, el campesino reconoció su

16 El dos de octubre del 2006 se publicó la carta firmada por guerrilleros presos en la cárcel de Itagüí en la que pedían perdón a los fami-
liares de los cinco conductores. En uno de sus apartes la carta expresaba: “Perdón, perdón y perdón por tan lamentable insuceso y la
promesa de que lucharemos con patriotismo y sinceridad para que no se repita”

66
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

imprudencia y pidió que no se culpe al soldado, sobre
todo porque se recuperó de la herida sin sufrir impedi-
mentos físicos permanentes.17
Del mismo modo, en el mes de noviembre de 2007 la
población de Buenos Aires marchó hasta el casco urbano
del municipio de San Luís exigiendo respeto de la fuerza
pública y detener la estigmatización. La protesta se ori-
ginó después de que varios soldados exigieron a una fami-
lia salir de la zona bajo amenazas de muerte.
Las quejas por el control al ingreso de alimentos toda-
vía se escuchan por parte de los habitantes de Buenos
Aires. Denuncian, incluso, que desmovilizados vestidos
de civil y armados, o camuflados y encapuchados, par-
ticiparon en retenes del ejército. Los campesinos se han
visto obligados a mercar para una semana y bajar, por lo
tanto, con la misma periodicidad al pueblo; cuando, nor-
malmente, mercaban para un mes o para dos semanas;
esto les acarrea mayores costos en el transporte y en la
alimentación.
El peor desplazamiento sufrido por el sector que
compone el área de Buenos Aires y veredas vecinas, se
produjo entre noviembre y diciembre de 2002 después
de la masacre perpetrada por el Bloque Metro de las
autodefensas en la que murieron once campesinos. 650
personas albergadas en San luís y cerca de mil emplaza-
das en el propio corregimiento fue la consecuencia del
recorrido de muerte por las veredas Villanueva, Buenos
Aires (San Luís), San Miguel (Granada), El Vergel, Hortoná
y Chocó (San Carlos). Mientras los paramilitares amena-
zaron a la gente para que desalojara, la guerrilla de las
FARC amenazaba para que no lo hicieran. Un titular de El
Colombiano lo resumió en una frase: “se mueren si se van
o si se quedan”. Posteriormente, en el 2003, los operativos
del ejército ahuyentaron más a la población civil. Hoy día
continúa un paulatino retorno, pero más de la mitad no
han regresado y en veredas como las de San Carlos, aún
hay muy pocos habitantes.18 Pese a todo, con el fin de
reducir el riesgo de desplazamiento y favorecer el retorno

17 Según el documento sobre Ejecuciones extrajudiciales en el Oriente Antioqueño 2002-2006 presentado en el mes de marzo de 2007 por
el Observatorio de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario del la Coordinación Colombia-Europa-Estados Unidos, se
presentaron 4 casos de ejecución extrajudicial en Buenos Aires, 1 en Villanueva y 2 en El Porvenir.

18 Según un líder de la zona en Hortoná hay 12 familias; en Capotal 3 familias; y en El vergel 4 familias. Igualmente, calcula en 70 las
familias que salieron desplazadas propiamente de la jurisdicción de San Luís (Buenos Aires, Villanueva y El Porvenir) de las cuales han
retornado 48.

67
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

de los desplazados, varios proyectos se han desarrollado

recientemente en Buenos Aires y su entorno de veredas y
corregimientos incluyendo veredas de los municipios de
San Francisco, San Carlos, Cocorná y Granada.19.
En la actualidad, la producción panelera favorece el
restablecimiento económico de la población. Piden que
se invierta en la carretera hacia Granada porque la panela
ofrece mejor mercado hacia el altiplano y Medellín. “el
mercado de San Luís se satura muy fácil, en cambio a
Granada llegan compradores de Santuario, Rionegro y
Marinilla”, sostiene un líder del lugar. Los demás produc-
tos de tradición como el café, el plátano, la yuca, el maíz y
el fríjol, siguen aportando a la economía local mientras se
incursiona, de manera incipiente, en piscicultura.
A Buenos Aires se le reconoce en los últimos años como
ejemplo de resistencia porque su población se ha negado
a desplazarse y porque favorece el empoderamiento
comunitario buscando el apoyo de diversas entidades.
Mucho antes que otros corregimientos, entendieron que
la única manera de sostenerse en medio del conflicto, era
uniendo intereses civiles y pacíficos para que sea la voz de
todos la que defiendan el territorio.
Corregimiento Buenos Aires.

19 En uno de esos trabajos estuvo la asociación de pequeños y medianos productores del oriente antioqueño (ASOPROA). Uno de sus pro-
yectos apoyado por PRODEPAZ y denominado “fortalecimiento de la organización campesina para la prevención del desplazamiento y
el impulso al desarrollo local” buscaba “fortalecer la organización campesina, capacitando a las comunidades y sus líderes en temas de
participación ciudadana, desarrollo regional; gestión y defensa de sus derechos…”

68
OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

La comunidad de Buenos Aires se mantiene

siempre activa y se reune con frecuencia.

69
 Carretera de entrada a la vereda San Julián.
La única calle del desierto San Julián, que en otro tiempo fuera inspección de policía.
70
 CONCEPCION
ALEJANDRIA

SAN VICENTE SAN RAFAEL

GUARNE
EL PEÑOL
GUATAPE

SAN CARLOS
MARINILLA

RIONEGRO
GRANADA
EL SANTUARIO

EL RETIRO

COCORNA
SAN LUIS

LA CEJA
EL CARMEN DE VIBORAL

LA UNION

SAN FRANCISCO

San Julián
ABEJORRAL
SONSON

20 ARGELIA DE MARIA

NARIÑO

Para expresar mejor la soledad del abandonado case-
río de San Julián, don Jorge León dice que: “cualquiera
puede llegar a las 8 de la mañana, encurrujarse en media
calle y hacer lo que va a hacer y no lo ve nadie”. San
Julián hace rato se quedó vacío, “ya no vuelve gente; unos
se murieron, otros están de huida”.
Se dice que San Julián es tan viejo que nació antes
que el municipio de San Rafael, del que fue inspección de
policía y ahora es vereda. Nadie sabe precisar el tiempo
exacto ni confirmar esa versión, pero según cuentan los
más viejos, a los territorios de San Julián llegaron Emi-
liano Daza, Rafael Valencia y Salustiano Quiceno por allá
por las primeras décadas del siglo XX. Varios coinciden
en lo mismo, y pese a que San Rafael fue fundado desde
1864, persisten en la idea de que San Julián es más viejo.
Pero lo hacen por una razón: contrastar el crecimiento
y el progreso de San Rafael con el atraso de San Julián y
atribuir esa decadencia a tres maldiciones.
En gran parte de San Rafael se habla de San Julián
como un lugar en el que se “tomaba mucho trago y se
peleaba a machete”. Las supuestas maldiciones que San
Julián recibió de tres sacerdotes en épocas distintas fueron
motivadas por el trago y las peleas. La primera de las mal-
diciones llegó cuando el cura de San Rafael quiso impedir

20 San Julián actualmente es una vereda y no corregimeinto, pero en un tiempo fue inspección de policía. Se incluye dentro de estas cróni-
cas por la importancia que tiene en el escenario histórico del conflicto armado del municipio de San Rafael.

71
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO
la venta de licor mientras durara su visita pastoral. Refiere
don Enrique Pamplona, anciano del lugar, que el vendedor
del trago interpeló al cura diciéndole: “¿a usted qué le pasa
padre?; usted manda en su altar y yo mando en mi can-
tina”. Aquella respuesta bien podría pasar como una decla-
ración moderna de la distinción entre la esfera de lo civil y
la esfera de lo eclesiástico; pero en aquel contexto rural del
oriente antioqueño, cayó como un desafío luciferino contra
la dignidad de un representante de Dios en la tierra. Más
tarde, en la misa, el cura enfiló su ardiente prédica contra el
hombre de la cantina y maldijo la embriaguez que alejaba
de Cristo. No se sabe por qué extrañas asociaciones los de
San Julián asumieron la maldición contra todo el poblado,
lo cierto es que aseguran que a los tres días se incendiaron
las casas y ninguna quedó en pie porque estaban construi-
das en madera y paja.
Las otras dos maldiciones parecen repetir la primera,
pero en vez del trago, se condenan las peleas a machete.
El gusto por el aguardiente, por sí solo, tal vez no con-
duzca de manera tan directa a los zafarranchos que se
formaban en las cantinas, pero a la turbación producida
por el licor se le sumó la borrachera política. En San Julián,
de tradición conservadora, surgieron algunos furibundos
militantes que se empeñaron en no dejar entrar a nadie
que fuese de filiación liberal. Las reyertas entre los Agui-
rres, liberales de la vereda El Ingenio, y los Pamplonas,
conservadores habitantes del caserío, se han convertido
en historias que cuenta la tradición oral de la zona sin
ahorrar detalles circunstanciales como nombres propios,
72
sitios y fechas. Los heridos y muertos que dejaron confir-
man lo que cuenta don Enrique Pamplona: “Allá no daban
plan, allá daban por lo delgadito. Me tocó ver prendesen
a machete diez pa acá y diez pa allá y se venían a calmar
cuando se veían los chorros de sangre”
El peso de las maldiciones le imprime un sentido
trágico a la violencia que ha sufrido San Julián desde
los tiempos en que liberales y conservadores se liaban a
machete en las cantinas o en la calle. A tal punto que la
última ola de violencia entre los años 1997 y 2004 tam-
bién se le endilga al sino fatal de las maldiciones. Una
mirada detenida permite observar, sin embargo, que San
Julián se ubica sobre el corredor que el Bloque Metro de
las autodefensas estableció entre el corregimiento El Jor-
dán del municipio de San Carlos y El corregimiento Crista-
les del municipio de San Roque. Además, se encuentra en
la zona de disputa territorial por el dominio del corazón
energético del país.
A principios del siglo XX, el tráfico directo con Cara-
colí, donde había estación del Ferrocarril de Antioquia,
puso a San Julián en la ruta del comercio cuando buena
parte de la mercancía para los negocios de San Rafael
llegaba a la estación del tren. San Julián se convirtió en el
centro de un espacio geográfico que tiene como referen-
cia la cuenca del río Nare y cuyas veredas en territorio de
San Rafael son El Ingenio, Puente Tierra, El Topacio, El Dia-
mante, Camelias, La Iraca, Las Divisas, La Dorada y Santa
Cruz. La explotación aurífera en el Nare y sus afluentes,
así como la producción de panela, de Maíz y de Café para
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO
el altiplano del oriente y Medellín, y el intercambio mer-
cantil por el camino de Caracolí, estimularon una vida
campesina especialmente activa en la zona. El primer
gran impacto llegó con el trabajo de las compañías en lo
que sería el sistema hidroeléctrico que tiene en el río Nare
uno de sus principales surtidores.
Mientras que para cientos de habitantes de la región
el río Nare había sido fuente de oro y de pesca, para los
proyectos hidroeléctricos constituía la fuente de agua de
los embalses del Peñol-Guatapé y de San Lorenzo. Con el
trabajo y puesta en funcionamiento de los embalses se
cambió la dinámica natural del río y, por lo tanto, el labo-
reo de pescadores y mineros. Entre ambos, sin embargo,
los más afectados fueron los mineros.
Por otro lado, los movimientos políticos y sociales que
buscaban tramitar las exigencias de la comunidad a raíz
del nuevo panorama económico, social y cultural surgido
de la producción energética, incubaron el descontento
social y favoreció la propaganda política de la izquierda
en los años ochenta. San Rafael, por ejemplo, fue el único
municipio del oriente antioqueño que tuvo dos conceja-
les del partido izquierdista Unión Patriótica, al que se le
consideró como el brazo político de las FARC en su experi-
mento de incorporación al debate democrático que debía
culminar en un proceso de paz. Buena parte de la base de
21 La central de Jaguas en territorio de San Rafael fue dinamitada el 11 de septiembre del 98, junto con la central de Calderas de San Carlos.
La guerrilla atacó en sólo dos meses (11 de septiembre, 28 de octubre y 5 de noviembre) la central de Calderas en el municipio de San
Carlos.
la UP en San Rafael estaba conformada por mineros del
río Nare y la simpatía en general se fundamentaba en que
sus líderes también se ponían al frente de las exigencias
comunitarias hacia las empresas generadoras de energía.
Al igual que en todo el país, los militantes de la UP en
San Rafael fueron perseguidos y se les consideró colabora-
dores de la guerrilla. Los concejales murieron asesinados.
Y la Cooperativa de mineros del río Nare, organizada bajo
la conducción de uno de aquellos concejales, sufrió tam-
bién la persecución de fuerzas de extrema derecha. En
junio de 1988 fueron asesinados 17 mineros a machete en
la vereda El Topacio. Al pueblo sólo llegaron en helicóp-
tero fragmentos de cuerpos empacados en bolsas.
Después de la masacre de los mineros, siguieron años
de relativa calma en los que, sin embargo, la guerrilla
del noveno frente de las Farc fue copando lentamente
espacios en zonas como las de San Julián. Así mantenían
la amenaza constante sobre las centrales hidroeléctricas
como una forma de posicionarse en un sector clave de
la producción nacional. Los frecuentes atentados contra
las torres de conducción y el atentado contra la central
de Guatapé el 4 de septiembre de 1997, demostraron la
capacidad de la guerrilla para mantener en vilo el sistema
energético del oriente a merced de sus intenciones. Luego
llegaron las autodefensas.21
73
 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

Los tiempos de la disputa territorial a la guerrilla que-

daron reseñados de manera puntual el 25 de septiembre
de 1998 cuando un helicóptero sobrevoló territorios de
San Rafael, San Carlos, Granada, y San Luís. Desde la aero-
nave, los paramilitares lanzaron volantes intimidatorios
para todos los que “apoyaran directa o indirectamente a
la guerrilla”. El escrito desafiaba a los subversivos dicién-
doles: “La guerra sin cuartel ha comenzado. Ustedes o
nosotros”.
Y la guerra sin cuartel, precisamente, ya se estaba
desarrollando en veredas como San Julián, El Ingenio, El
Topacio, El Diamante, La Iraca y Puente Tierra. Más de mil
personas de 265 familias salieron desplazadas en abril del
mismo año 98 huyendo de los combates entre paramilita-
res y guerrilla. Cerca de 20 civiles, entre ellos algunos líde-
res campesinos, fueron asesinados en el corto lapso de un
mes. San Julián nunca recuperó su vida cotidiana. Ahora
no hay vivientes, como dice don Jorge León.
La soledad de San Julián acentúa la rotunda presencia
que ha tenido allí la guerra. En dos de las casas de las
familias más reconocidas del caserío la hiedra trepadora
se mezcla con la maleza. En algunas paredes se muestran Paredes de las habitaciones de las casas que ocuparon los grupos armados,
especialmente el bloque Metro de las autodefensas.
las escaras del abandono o los letreros que escribieron
los armados utilizando carbón, trozos de ladrillo, pintura
aplicada con aoerosol y hasta lápices de colores y crayo-
las. “Vengan para tener el gusto de atenderlos”, se lee en ras”. Abundan los nombres de pila y los nombres de los
uno de ellos, y la invitación escrita así se convierte en grupos armados a los que pertenecen, como una obsesión
desafío y amenaza. Otro utiliza, con delicada aplicación, por marcar territorio y por manifestar vinculación y sen-
el lenguaje de género: “muéranse guerrilleros y guerrille- tido a lo que hacen.

74
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

Boquetes de tiros de fusil evidencian el combate a

muerte que sostuvieron los paramilitares del bloque
Metro de las autodefensas con el ejército, después de
que el comandante de ese bloque, Rodrigo o Doble Cero,
decidió marginarse del proceso de paz con el gobierno.
Doble Cero argumentaba que la narcotización del para-
militarismo estaba echando al traste el movimiento anti-
subversivo que decían encarnar las autodefensas. Tenía
como sujeto principal de su crítica a alias don Berna y
su creciente poder en la organización. De esa manera,
el bloque cacique Nutibara, fundado por don Berna, le
declaró la guerra al bloque Metro de Doble Cero en el año
2002. Primero lo sacó de Medellín, luego lo combatió en el
oriente de Antioquia fortalecido con otros bloques de las
Auc, principalmente durante los meses de septiembre y
octubre de 2003 en territorios de San Carlos, San Rafael,
Alejandría y San Roque.
El hecho que acabó de dejar sin habitantes a San
Julián se produjo el 26 de agosto de 2004 cuando los para-
militares asesinaron a la pareja de esposos Mario Rincón
y Margarita Pamplona, muy conocidos de toda la gente
del lugar. El suceso provocó la salida precipitada de sus
habitantes. Luego el mismo grupo armado ocupó algu- Calle de la vereda San Julián.
nas casas y se instaló por varios meses allí. El día en que
preparaban un cerdo para comer, les cayó el ejército y se
presentó un combate. Ese día fueron los soldados los que
cenaron con la carne del cerdo. Aunque nadie ha regre- En la única calle de tierra colorada, a la que se llega
sado al caserío, a los campos aledaños retornaron varias después de transitar 45 kilómetros en dos horas y media
familias. de viaje desde el casco urbano de San Rafael, se observan

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 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO
muy pocas huellas; a San Julián sólo se entra para asistir
a misa o a alguna reunión; para tomar la chiva o para
guardar momentáneamente la carga. Las personas que
llegan en la chiva de los fines de semana se bajan para
alejarse por la calle de unos 80 metros que se disuelve en
un camino de herradura flanqueada por cerca de 15 casas
vacías. Ya no se ven grupos armados en el caserío y las
viviendas de los alrededores han sido habitadas nueva-
mente. En San Julián no vive nadie, pero en el territorio
que ocupa la vereda viven más de 200 personas.
La actual administración municipal promovió durante
su campaña la recuperación de San Julián. Hubo fiestas y
animadas reuniones madurando la propuesta. Dudan que
vuelva a ser lo mismo que en las épocas anteriores porque
es poco factible que regresen las familias representativas
del poblado y dueñas de las casas; unas por temor, otras
porque han tenido mejor suerte en otras tierras. Pero
también porque su ubicación en lo alto de una colina, le
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ha dificultado la provisión constante de agua y porque
las perspectivas económicas no se les antoja atractivas.
Parece como si el retorno a muchos de los campos del
oriente sólo se estimulara por la demasiada necesidad o el
demasiado apego a la tierra, y no por razones de mejores
condiciones de vida, especialmente en cuanto a servicios
públicos y educación. Además, tampoco nadie se atreve a
sostener que la paz en la región ya sea una conquista.
Mientras tanto el rumor del viento y de los pájaros
serán los sonidos característicos del caserío de San Julián,
aunque la fecunda imaginación popular le atribuya tam-
bién quejumbrosos murmullos de los muertos. Aseguran
que asustan por las noches, que se ven bultos; pero los
que han habitado a San Julián como don Jorge León afir-
man que esos son cuentos y que “los miedos los hace uno
mismo”. Tampoco ve muy fácil el retorno de la gente pero
dice que “de pronto vive una juventud nueva”
 OBSERVATORIO DE PAZ Y RECONCILIACIÓN DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

AGRADECIMIENTOS
Agradecimientos muy especiales a las comunidades de los corregimientos aquí reseñados.
Agradecimientos particulares a la concejala del municipio de Sonsón, Martha Nelly López y a doña Ema
Asunción del corregimiento de La Danta; a Ana Ligia Higinio, Adriana y Rogelia Duque, del corregimien-
to de Aquitania; a don Francisco Daza y a Mauricio Fernández del corregimiento de El Jordán; a Estella
Quintero, Directora de la casa de la Cultura del municipio de San Rafael y a su equipo de trabajo, a las
comunidad del corregimiento de Puerto Venus; a las administraciones municipales de Sonsón, Nariño
y San Rafael, especialmente a los alcaldes Eladio Giraldo del municipio de San Rafael y Jesús Antonio
Bernal del municipio de Sonsón; a las personerías de San Luís, Nariño y Granada, a don Juan Guillermo
Garcés del Cañón del Río Claro; al periodista Emiro Marín; a la ingeniera Sandra Valencia de Prodepaz
y a su director Javier Ignacio Molina; al señor fiscal Gustavo Duque y su unidad de trabajo y a Pastora
Mira, líder del municipio de San Carlos
Agradecimiento, igualmente a las instituciones: Diócesis Sonsón Rionegro (Pastoral Social, Corporación
Vida, Justicia y Paz), Prodepaz, Acción Social de la presidencia de la República, Isagén, EPM, Asociación de
Marmoleros de La Danta (Asomardan), Defensoría del Pueblo, Fiscalía General de la Nación, Gobernación
de Antioquia, Promotoras de Vida y Salud Mental (Provísame) y Cornare.

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 CRÓNICAS CORREGIMIENTOS DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

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FUENTES Oficina de prensa Cuarta Brigada
Observatorio de Paz y Reconciliación Reseña Histórica del corregimiento Puerto Venus. Inédita.
del Oriente Antioqueño
Cornare-Iner. Estudios de Localidades.
Corporación Vida Justicia y Paz, Diócesis Sonsón-Rionegro
Periódico El Precursor. Nariño (Ant)
Pastoral Social, Diócesis Sonsón-Rionegro
PRODEPAZ.
Periódico El Colombiano
Ministerio de Minas y Energía
Periódico El Tiempo
Gómez Duque, Juan Alberto. Memoria Cultural, municipio
Periódico El Mundo de San Rafael. Inédito.
Revista Cambio Gosselman Kart August. Viaje por Colombia. 1825-1826.
Santafe de Bogotá. Banco de la República. 1981.
Revista Semana
Epm
Testimonios de pobladores, líderes y sacerdotes del Oriente
Isagén
Echeverri Suárez, Lorenzo Tulio. Granada Ayer y Hoy. 2007.
Fiscalía General de la Nación
Pérez Pulgarín, Goliath. Nariño, 90 años de historia.
Monografía. 2003. Alcaldías municipales de San Rafael, San Luís, San Carlos,
Sonsón, Granada, San Francisco y Nariño.
Coordinación Colombia-Europa-Estados Unidos. Ejecuciones
Extrajudiciales en Colombia: El Caso del Oriente Antioqueño. Personerías municipales
Marzo de 2007.
Observatorio de DDHH y DIH de al Vicepresidencia de la
Gobernación de Antioquia, Secretaría Departamental República.
de Planeación. Atlas Veredal. 2007
Enciclopedia Encarta 2008.
Registro Sisbén municipio de San Rafael.

Corregimiento Buenos Aires,
municipio de San Luis
Calle 51 No. 50-53 Apto. 301
Barrio Centro
Teléfono: 532 07 31
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