Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
The Accidental Life of Jessie Jefferson PDF
The Accidental Life of Jessie Jefferson PDF
Sinopsis
Traducido por Simoriah
Eso fue hace seis meses. Mi mamá murió sin decirme quién es mi verdadero
papá. Y durante un tiempo la odié por eso. Creí que se había llevado el secreto
de la identidad de mi padre con ella para siempre. Pero no lo hizo. Maldición, no
lo hizo. Porque hace tres semanas descubrí la verdad. Y todavía estoy dando
vueltas por el shock. Mi papá no es otro que Johnny Jefferson, mega famosa
estrella de rock y una vez mujeriego serial. Y ahora estoy en camino a Los
Ángeles para conocerlo a él y a su familia.
Capítulo 1 Capítulo 17
Capítulo 2 Capítulo 18
Capítulo 3 Capítulo 19
Capítulo 4 Capítulo 20
Capítulo 5 Capítulo 21
Capítulo 6 Capítulo 22
Capítulo 7 Capítulo 23
Capítulo 8 Capítulo 24
Capítulo 9 Capítulo 25
Capítulo 10 Capítulo 25
Capítulo 11 Capítulo 26
3
Capítulo 12 Capítulo 27
Capítulo 13 Capítulo 28
Capítulo 15
Capítulo 1
Traducido por Simoriah
—¡J
essie! ¡Jessica! Abre la puerta.
—¡Estoy desnuda! —grito—. ¡Si quieres ser investigado por los servicios de la
infancia, adelante!
—No me presiones, Stu. —Sus palabras hacen que mis orejas ardan.
Lanzo con enojo el cigarrillo por la ventana y avanzo a grandes pasos hacia la
puerta, abriéndola bruscamente.
—¡Al infierno con Mamá! —grito—. ¡Ella está muerta, así que no puede decir
nada!
—Vamos, Jess, odio verte así. Quiero estar ahí para ti, ayudarte en esto.
—Por favor —me las arreglo para decir apretadamente—. Por favor, sólo
déjame sola.
No.
Mi estómago ruge.
Son sólo las siete en punto, así que todavía no está oscuro. Sin embargo, hace
bastante frío, considerando que estamos en mitad de junio. Meto las manos en
los bolsillos de la chaqueta y avanzo con fuertes pasos por el sendero en
dirección a la ciudad. Me pregunto si habrá alguien. Saco mi teléfono celular,
pero nadie me ha enviado mensajes. Hago clic en mi bandeja de entrada por si
acaso me he perdido algún mensaje y el primero arriba es de Libby; fue enviado
ayer. Frunciendo el ceño, vuelvo a hundir el teléfono en mi bolsillo. No me
molesto en responder. Mi mejor amiga desde que se mudó a Maidenhead a los
nueve años y medio, quiere saber cómo estoy. Si ella todavía fuera mi mejor
amiga, no tendría que hacer esa pregunta. Cualquier persona con medio cerebro
puede ver que no estoy muy bien.
Quizás sea mi culpa que nos hayamos separado. Pero no puedo soportar
sentarme y mirarla a ella y a su perfecta familia continuar con sus vidas cuando
la mía ha sido destrozada. Ella tiene a su mamá, a su papá y a sus hermanos. Yo
no tengo a nadie. Y no puedo evitar resentirla por eso, aunque una pequeña
parte de mí sabe que es injusto.
—No importa —me había dicho ella—. Stuart es un mejor padre para ti de lo
que él jamás podría serlo.
Puede que fuera así, pero aun así ella es una perra por ocultarme la verdad.
6
¡Oh, Dios! No lo dije en serio. Lo lamento, Mamá. Miro el cielo tempestuoso y
lleno de nubes y mis ojos pican por las lágrimas. Realmente no eres una perra.
Tengo que morderme el labio para evitar que tiemble mientras giro hacia la
izquierda hacia el parque.
Es en ese momento que noto a Tom Ryder. Él está sacudiendo la cabeza con
diversión hacia el chico que está haciendo alarde. Mira hacia mí y me obligo a
mirar más allá de él y a no encontrar su mirada. Oí que rompió con su novia
unas pocas semanas atrás, pero dudo que esté soltero por mucho. Está un año
por encima de mí, y siempre parece tener chicas detrás de él.
Mi pulso se acelera mientras paso junto al partido, manteniendo los ojos fijos
en el grupo de cuatro personas sentadas a mitad de camino de la colina. Mejor
que sean mis amigos o me moriré de vergüenza si tengo que regresar ahora.
—¿Todo bien, Jessie? —El sonido de la voz de Tom me hace saltar, espero que
no de forma notoria.
—¡Oye! —Oigo un grito y me vuelvo para ver a Natalie viniendo hacia mí, la
mano levantada en un medio saludo. Alivio me atraviesa y no puedo evitar
sonreír cuando ella me hace un gesto para que me acerque—. No sabía que ibas
a venir esta noche —exclama.
—Yo tampoco. —Me alejo de Tom, y me acerco hacia ella. Juro que puedo
sentir los ojos marrones de Tom haciendo un agujero en mi espalda mientras lo
hago.
7
Cuando llego a ella, me da un abrazo, luego me lleva con el resto del grupo.
No puedo evitarlo: miro hacia atrás justo a tiempo para hacer contacto visual
con Tom por un breve segundo antes de que la pelota sea disparada hacia él y lo
distraiga.
—Va a ser genial —dice ella con una sonrisa—. ¿Quieres quedarte a dormir?
Él le dice algo a uno de sus amigos y se pasea hacia nosotros. Para cuando nos
8
alcanza, estoy de nuevo en la plataforma de madera y Natalie está levantando
una ceja hacia mí. Sonrío sardónicamente y rezo por no sonrojarme.
—Por supuesto —contesta él. Está algo sudoroso después del partido, pero
aun así muy lindo—. ¿Estás segura de que esta cosa es segura? —pregunta.
—Te gusta Tom Ryder —canturrea Natalie en mi oído. Yo miro los músculos
en sus brazos mientras él se aferra a la polea.
—¿A quién no? —contesto sin perder un instante. Es el chico más apuesto de
la escuela.
2 Tirolesa: consiste de una polea suspendida por cables montados en un declive o inclinación.
Se diseñan para que sean impulsados por gravedad y deslizarse desde la parte superior hasta el
fondo mediante un cable, usualmente cables de acero inoxidable.
Pronto todos los chicos del partido de fútbol quieren participar y se forma
una fila, pero de repente me siento enferma y algo mareada. Cautelosamente me
bajo de la plataforma.
—Tú eras la siguiente —me dice Tom, sacándole la polea a uno de sus
amigos—. Ellos pueden esperar.
—No, no, está bien. —Le hago un gesto con la mano para que se vaya.
—Estoy bien —contesto, subiendo un poco por la cuesta con césped junto a la
tirolesa y sentándome. Él me sigue y se para ahí, mirándome.
—Estaré bien —digo en voz alta. Demasiado alcohol, muy poca comida,
demasiada excitación. Me llevo la cabeza a las manos e intento no vomitar.
—¡Jessie!
Levanto la vista para ver a Aaron y a Dougie haciendo gestos salvajes con las
manos mientras cruzan el césped a grandes pasos. Señalan al estacionamiento
detrás de mí, pero no puedo ver sobre el montículo en el que estoy sentada. Tom
9
mira más allá de mí. Antes de que él pueda decir nada, uno de los chicos
esperando en la tirolesa grita.
10
Capítulo 2
Traducido por Vanehz y flochi
A
la mañana siguiente me levanto con un palpitante dolor de cabeza. La
luz se derrama por debajo de las cortinas y lentamente me levanto y
salgo de la cama, abriendo las cortinas para revelar un hermoso cielo
azul, las nubes de ayer sin verse por ninguna parte. Era hora de que tuviéramos
algo de sol. Probablemente me sentiría feliz si las náuseas no ocuparan tanto
lugar en mi estómago. Un golpe en mi puerta me hace saltar.
No respondo.
11
—¡Jessie! —estalla.
Hoy no tengo tiempo para lavarme el cabello, así que tomo una rápida ducha
y lo arreglo en una trenza desordenada, luego me pongo el uniforme de la
escuela, un vestido a cuadros verde y blanco el cual llega un poco más arriba de
la rodilla de lo que debería estar. Aun así odio ponérmelo. Al menos las
vacaciones de verano serán pronto, así que podré vestirme como quiera.
—He tenido suficiente de esto, Jessie. —Me mira, moviendo el cuchillo para
mantequilla en su mano—. ¡Cómo te atreves a escaparte por tu ventana anoche
sin decirme dónde ibas!
3Marmite: pasta comestible para untar elaborada exclusivamente con extracto de levadura
obtenida como subproducto del proceso de elaboración de la cerveza.
—Oye —comienza a decir, pero no le doy tiempo a terminar, girando sobre
mis talones y tomando mi bolso del piso de la cocina mientras salgo
precipitadamente por la puerta.
Eso fue un poco estúpido, pienso mientras lanzo mi mochila sobre el hombro
y salgo de la pequeña calle cerrada y me alejo de la casa de la década del 70
donde vivimos. Ahora voy a tener que caminar, y la escuela está
condenadamente a kilómetros de distancia.
Mi corazón late con fuerza a medida que mis pasos se aceleran, la boca de mi
estómago enferma de tristeza y pesar. La mamá de Libby siempre solía hacerme
sentir como parte de su familia. Pero ahora Libby y yo no tenemos nada en
común. Me pregunto si alguna vez realmente lo tuvimos. Sólo mira su casa, mira
el auto de su padre, mira la pequeña y feliz reunión alrededor de la mesa de la
cocina. No soy parte de su familia. No soy parte de la familia de nadie.
4N. de T.: se refiere a una casa separada de las vecinas, a diferencia de la de Jessie, que está
pegada (adosada) a las contiguas.
—Has salido demasiadas noches recientemente… no irás a ninguna parte —
replica él severamente, dándome una dura mirada mientras se aleja por el
corredor hacia su siguiente salón de clase.
Eso lo veremos.
Giro para entrar en mi clase de Física y veo a Tom y a uno de sus compañeros
del equipo de fútbol, Chris, viniendo en mi dirección. Rápidamente bajo la
cabeza. Me pregunto si me vieron vomitar en el estacionamiento anoche. Cuán
condenadamente embarazoso.
—¡Hola, Jessie! —exclama Tom. Vacilo fuera del salón de clases, mirando
hacia atrás para verlo sonriéndome descaradamente. Él hace un gesto con la
cabeza hacia la espalda que se aleja de Stu—. ¿Estás en problemas?
Me encojo de hombros.
—Quizás.
—Genial. Te veo luego —dice con otra sonrisa, luego corre para alcanzar a su
amigo.
—¿Qué, así que ahora vamos a tener una charla sin importancia?
Resoplo.
Me paso el brazo por la nariz con brusquedad y limpio las lágrimas de mis
ojos, sorbiendo la nariz con ímpetu. Miro con fijeza por la ventanilla.
—Puedes seguir apartándome, pero no voy a dejar que te vayas. Sólo para que
lo sepas.
—Porque has estado quemando la vela por ambos extremos durante mucho
tiempo. Te podría venir bien una noche en casa. Natalie y ese nuevo grupo con
el que estás pasando el tiempo son una mala influencia.
—Solo tienes quince años, Jessie. —Señala lo obvio—. Soy responsable de ti, y 17
puede que no te guste, pero tengo que asegurarme de que estés segura.
—¡Estaré segura!
—¡Oh, por Dios santo, Stu! ¡No soy una niña! —digo agriamente.
Su ceño se frunce.
—Oh, bueno, muchas gracias —dice él con sarcasmo—. Qué afortunado soy,
pasando mi noche siendo tu chofer.
—Por favor. —Un intento más para convencerlo y luego me voy a rendir e iré
de todas formas.
Él toma el control remoto, le quita el silencio al TV y fulmina la pantalla con
la mirada.
18
Capítulo 3
Traducido por Simoriah y Jessy
―R
ecuerda, nada de fumar ni de beber ―dice Stu con firmeza
desde el asiento del conductor. Estamos en casa de Natalie,
pero le he pedido que se detenga un poco más lejos.
―Llámame. Vendré a buscarte a las once treinta como muy tarde. Confío en
ti, Jessie. Por favor no me decepciones.
―De acuerdo, de acuerdo ―digo poniendo los ojos en blanco mientras bajo al
pavimento. Me vuelvo para mirarlo―. Gracias por el aventón. ―Me obligo a
sonreír, pero no puedo ignorar la expresión dudosa en su rostro mientras cierro
la puerta. 19
Camino rápidamente antes de que él pueda cambiar de opinión, los tacones
de mis botas hasta el tobillo resonando contra el pavimento mientras camino.
Llevo mis shorts color caramelo que hacen que mis piernas luzcan realmente
bronceadas y un top color crema con detalles de encaje en las largas mangas. Mi
cabello rubio está suelto y secado de forma desordenada. Llevo maquillaje
oscuro en los ojos y lápiz de labio rosa pálido. Más vale que Tom aprecie el
esfuerzo que he hecho.
―¡Wow! ―dice, notando mis shorts―. ¡Luces genial! ―grita sobre la música.
―Hablo en serio ―le digo con una sonrisa, devolviéndole la lata―. Mi hígado
necesita una noche libre.
Ella me da una mirada extrañada y sirve algo de Coca Cola en un vaso. Luego
toma una botella de vodka y en broma lo inclina sobre mi trago.
―Quizás más tarde. ―Pesco mi vaso antes de que ella pueda aderezarlo.
―¿A qué demonios juegas? ¡Si ella fuera a delatarte, ya lo habría hecho!
Como sea, Natalie y otros estaba en esta fiesta, y Libby se volvió loca cuando
los vio, pensando que Natalie iba a atacarla. Le dije que la protegería y que no se
preocupara, pero más tarde, cuando fuimos juntas al baño, Natalie salió de un
cubículo. Todavía estaba frente al espejo maquillándose cuando yo misma salí
del baño. La ignoré y me apliqué un poco de lápiz labial y luego sentí sus ojos
sobre mí en el espejo.
―Nah, no fumo.
Ella fue miserable esa noche. La gente allí estaba un año o dos sobre nosotras,
y muchos de ellos fumaban y bebían. Libby sólo quería irse a casa, pero yo lo
estaba pasando bien. Era diferente a la norma. Estos chicos eran geniales, la
música era buena, y yo estaba orgullosa del hecho de que nosotras –bueno, yo–
hubiera sido invitada. 22
Libby necesita el baño y no quería cruzar la casa sola buscándolo, así que fui
con ella, aunque creía que estaba siendo ridícula. Vi a Natalie y le pregunté
dónde estaba.
Ella rió.
―Me atrapaste. Sí quiero hacerme uno, sin embargo ―dijo con ligereza―.
Mis padres son relajados, pero no tan relajados… Oye, ven y conoce algunas
personas ―dijo de repente.
Me sentí mal por abandonar a Libby, pero ella estaba siendo tan pegajosa esa
noche y Natalie parecía bien. Me llevó afuera y me presentó a Em y a Dougie,
luego encendió un cigarrillo.
―¿Quieres uno?
Me encogí de hombros y dije seguro, pero me hizo toser y eso los hizo reír.
―Ten un trago ―dijo Natalie, pasándome un vaso de lo que creí era Coca
Cola. Coca Cola y vodka, resultó ser. Me hizo sentir un poco mareada. Libby
salió poco después y lució tensa al verme sentada a la mesa, riendo y bromeando
con todos ellos.
―¿La llamaste? ―pregunté con incredulidad, poniendo los ojos en blanco con
desagrado cuando ella asintió―. ¡Por el amor de Dios, Libby!
Las cosas estuvieron tensas entre nosotras por un tiempo después de eso,
pero eventualmente parecimos superarlo. Y luego Mamá murió y todo se fue a la
mierda.
Miro más allá de ella para ver a Tom y a Chris en el corredor. Debían haber
sido ellos los que tocaron la puerta.
Dos horas después lo estoy pasando tan bien. Estamos en la sala, el volumen
de la música ha sido subido al máximo y muchos de nosotros estamos bailando.
Creo que Tom se fue afuera, pero he resistido seguirlo como un cachorro de ojos
ansiosos. No hemos hablado mucho. Debe haber cincuenta o sesenta personas
en la casa; algunas están al lado en la habitación de la TV donde Natalie está
programando SingStar en la PlayStation de Mike. He bebido lo suficiente para
permitirme ser arrastrada ahí adentro para “actuar”, lo cual es bueno ya que eso
es exactamente lo que Natalie elige hacerme hacer minutos más tarde.
―Demonios, no. No soy tan estúpida. ¿Quién quiere competir con Jessie? ―le
grita a la habitación llena de gente, sosteniendo mi mano en el aire como si
fuera algún tipo de campeona. Un par de tipos gritan unos borrachos “¡sí!”, así
que ella pone de pie al chico más cercano, un chico de preparatoria de aspecto
desarreglado que creo sale con una de las amigas de Natalie.
—Algo de rock o indie —le dice él a Natalie mientras ella navega por el menú.
Perfecto.
Un grupo de chicas entre risas empujan a una de sus amigas hacia adelante
para cantar a continuación y aparto el cabello de mi rostro y me preparo para
tomar a mi próxima víctima, pero entonces ella elige “Never Tear Us Apart” de
INXS y el suelo se siente como si estuviera alejándose de mí. No esa canción.
Cualquiera cosa menos esa canción.
Natalie me mira, todavía sonriendo. Ella no sabe lo que esta canción significa
25
para mí. No éramos amigas cuando Mamá murió; ella no asistió al funeral, ni
siquiera sabía cómo lucía mi mamá. Ése es el propósito. Natalie en una nueva
amiga, parte de mi futuro, no de mi pasado. No como Libby.
Fui tan mala con Mamá al respecto, y ahora ella se ha ido y nunca podré
decirle que lo siento. Que la amaba. Que la extraño.
Mi garganta se cierra y no hay forma de que vaya a ser capaz de cantar esta
canción. Así que salgo corriendo de la habitación antes de que lleguemos a la
letra acerca de vivir durante mil años.
—¿Qué sucede? —sus ojos marrones lucen incluso más oscuros en la tenue
luz.
No sé por qué acabo de decirle eso, como si fuera fácil. Nunca hablo de Mamá
con nadie en estos días.
Él traga con fuerza y su nuez sube y baja. Se pone de pie y por un momento
pienso que va a dejarme, que esto es demasiado, pero en su lugar, se sienta
junta a mí.
—Está bien llorar. Sé que no es lo mismo, pero cuando mi papá se fue debo
haber llorado todos los días durante seis meses. Quizás más —dice.
—No sabía que tu papá se había ido —respondo con voz temblorosa,
sorprendida.
—A Estados Unidos. Con una mujer con la que había estado teniendo una
aventura por tres años. —Él suena amargo.
—No podría.
Tengo la sensación de que podría, pero que siente que no puede, por lealtad a
su mamá. En todo caso, eso hace que me guste más.
Ella se apresura por el sendero del jardín y luego se detiene en seco cuando
me ve a Tom.
Casi dejo escapar un “¡no te vayas!”, pero Natalie toma su lugar y mi corazón
se contrae mientras lo veo avanzar a grandes zancadas hacia la casa.
—¿Qué están diciendo todos? —le pregunto con desanimo mientras él entra a
la casa.
—Oh, no te preocupes por ellos. Sólo creen que saliste corriendo a vomitar.
—¿Fue así?
—Es bien. —Parece aliviada. Aquí hay incluso más pruebas de que a ella no le
gustan las charlas de corazón a corazón.
—No mucho.
—Lo siento, no habría interrumpido si hubiera sabido que estabas aquí afuera
con él —se disculpa.
Ella me da un codazo.
Sonrío.
—No puedo ir a casa borracha —le digo a Natalie, quien comienza a sacar 28
papas fritas y galletas de los armarios—. De hecho, ¿qué hora es? —Stu dijo que
vendría por mí a las once y media a más tardar. Miro alrededor en busca de un
reloj porque mi teléfono está en mi bolso en el dormitorio de Natalie. El
microondas dice 12:33.
—¿Qué hay de ese? —Apunto a la pantalla digital del horno, que dice 10:45.
—Lo siento —digo, mientras Tom se inclina hacia Isla para darme espacio
para pasar. Pensé que habían terminado, pero aquí están, luciendo bastante
íntimos.
Siento nauseas cuando entro a la habitación de Natalie y busco mi teléfono.
Hay tres llamadas perdidas de Stu. ¡Maldición! Son las 11.25pm. He estado
bebiendo, he estado fumando, pero si le envío un mensaje ahora, al menos no
me odiará por fallarle también con lo del límite de tiempo. Tipeo un mensaje.
Lo siento. Lista ahora.
No miro a Isla, pero puedo sentir la tensión entre ellos. Apuesto que intenta
recuperarlo, ¿y porque él no habría de ser persuadido? Ella es popular,
inteligente y hermosa. Yo debo parecer un desastre a su lado. Si yo fuera Tom,
tampoco estaría interesado en la chica loca que llora en las fiestas.
Mordiéndome el labio para evitar que tiemble, voy a despedirme de Natalie. La
encuentro en el jardín, fumando con algunos de los otros. 29
—Me voy —le digo en voz baja, inclinándome para darle un abrazo.
—Por favor, Stu —digo con cansancio—. He tenido una noche difícil.
—¡Me importa un bledo! —Él levanta la voz—. Me lo prometiste. Me has
decepcionado. ¡Sigues decepcionándome! ¿Cómo puedo alguna vez confiar en ti
cuando te comportas así?
—Por favor —digo en voz baja, mis ojos llenándose de lágrimas. No tengo la
energía. Ver a Tom con Isla me dolió mucho más de lo que creí que lo haría. En
el jardín parecía haber algo entre nosotros, pero supongo que estaba
equivocada.
30
Capítulo 4
Traducido por Simoriah y flochi
—A
lgunos de nosotros iremos a Henley esta tarde —me dice
Natalie al día siguiente, cuando respondo una llamada suya
en mi descanso del almuerzo.
—Como sea —digo, y ella no responde, lo cual hace que me retuerza aún más.
—Oh, ven, por favor —intenta de nuevo—. Incluso si Tom no está ahí, todavía
será divertido.
Maldición.
Me reúno con los demás en la estación después del trabajo y espero hasta
estar en el tren para enviarle un mensaje de texto a Stu. Usualmente regreso
caminando a casa del trabajo porque no vivimos lejos del centro de
Maidenhead, así que estará esperando que regrese alrededor de esa hora. Él me
llama tan pronto como recibe el mensaje, pero presiono desviar.
—Va a volverse loco —le digo a Natalie, que está sentada junto a mí. Los otros
charlan ruidosamente y juguetean en los asientos alrededor de nosotras. Ella
pone los ojos en blanco. Sus padres son tan relajados que no comprende por qué
Stu es sobreprotector. Intento no demostrar lo preocupada estoy—. Oh, bueno,
ahora está hecho.
—Huele a fiebre de heno —contesta ella, seguida por una fuerte aspiración
para probar su punto. Estamos riendo cuando llegamos al grupo.
—¿Todavía trabajas en esa tienda de ropa? —pregunta. ¿Cómo supo eso? Oh,
cierto. Vino una vez con Isla. Genial.
Tom se vuelve hacia sus amigos. Mi corazón está en mi boca. ¿Por qué tiene
que gustarme tanto?
—Sabes que Johnny Jefferson solía vivir por aquí —dice Em, soplando humo
de sus labios fuertemente delineados—. Pero ahora regresó a LA.
—¿En serio? —pregunta Natalie con el ceño fruncido—. Pensé que vivía en la
colina cerca de la vieja casa de George Harrison.
—¿Qué eres, algún tipo de loca acosadora de Johnny Jefferson? —la provoca
Dougie—. Es un poco viejo, ¿verdad?
—Aun así lo haría —dice ella con ligereza—. De todos modos, sólo tiene
treinta y seis años —agrega y todos reímos porque ella conoce su edad exacta. Se
pone un poco roja—. De acuerdo, sí, en cierto modo sé todo lo que hay que saber
sobre él —confiesa.
—¿Tú eres la razón por la que él huyó del país? —pregunta Tom
descaradamente.
Todos reímos y Tom atrapa mi mirada y levanta las cejas. Quizás sí le gusto…
Sólo desearía saber cómo son las cosas entre Isla y él.
Tom aparece sobre el asiento frente a mí, pasando los bronceados brazos
alrededor del asiento.
—¡Yo también! —exclamo—. Adoro a Joseph Strike. —Él es muy sexy… uno
de mis actores favoritos.
—Bueno, yo en cierta forma quiero verla por todas las explosiones y cosas por
el estilo, no por Joseph Strike, pero quizá deberíamos ir —dice casualmente, y el
enjambre de mariposas que se había estado desplegando en mi estómago
comienza a ponerse frenético.
—Seguro —contesto tan despreocupadamente como puedo. ¿Quiere decir que
iremos en una cita o sólo como amigos con varios otros? No preguntar por Isla
me está matando. Pero sería tan vergonzoso si él me dijera que regresaron.
Creerá que yo pensé que me había invitado a salir cuando claramente no era así.
No decimos nada por un rato. Camino con los brazos cruzados sobre el pecho
para mantenerme tibia porque sólo visto un ligero vestido amarillo de verano.
No traje la chaqueta de jeans que normalmente uso con este atuendo porque no
esperaba salir esta noche.
Él se encoge de hombros.
Arrugo la nariz.
—Lamento lo de tu mamá.
—Ni siquiera sé quién es, mucho menos dónde está. Mi mamá nunca me lo
dijo.
Frunzo el ceño.
—Lo dudo. ¿Por qué lo sabría? —Por otra parte, Mamá conoció a Stu cuando
eran adolescentes. Salieron por un tiempo y rompieron. Tenía dieciocho cuando
quedó embarazada de mí, pero Stu y ella no se juntaron de nuevo hasta dos años
después—. Quizá le pregunte.
Él me echa un vistazo.
—Quizá tu mamá no te dijo quién era él por una razón. ¿Qué tal si está en la
cárcel o… peor? 36
Pienso en eso. Mamá claramente no quería que supiera nada sobre mi papá;
tiene que haber una razón para eso. Pero incluso si él lleva una mala vida,
necesito comprender de dónde provengo.
—Supongo que podría estar muerto —reflexiono en voz alta, y luego una
sensación sombría se apodera de mí. Me detengo en el puente y pongo las
manos en la pared, mirando fijamente hacia abajo las líneas de ferrocarril. Tom
se detiene a mi lado.
—Sin embargo, tienes razón. —Me vuelvo hacia él para mirarlo a los ojos, los
cuales están llenos de compasión—. ¿Qué tal si él está muerto? Siempre pensé
que él estaba ahí afuera en alguna parte pero, ¿si no es así?
—El Sr. Taylor está bien, ¿no? —dice Tom inquieto, enganchando sus
pulgares en los bolsillos de sus jeans—. Quiero decir, sé que no es tu verdadero
papá pero, ¿no has vivido con él durante años?
—Desde que tenía ocho. —Vacilo—. A veces creo que él debe odiarme —digo
en una voz tan baja, que no estoy segura de que Tom me haya oído.
—Lo he conocido toda mi vida, pero incluso cuando era pequeña sentía que
había algo extraño en la manera en la que a veces me miraba.
—Oh. Quizá estaba triste que tu madre te tuviera con otro tipo en vez de él.
—Creo que sería mejor que vaya a casa. —Él asiente bruscamente y comienza
a caminar, y yo podría patearme a mí misma porque quiero oír lo que él iba a
decir.
¿Por qué no me ofrecí a ayudar? ¿Por qué siempre fui una mocosa tan
malcriada? ¿Y por qué Stu nunca cortaba el maldito césped? Pero él se
encontraba visitando a sus padres ese día en Bristol, así que no puedo ni
siquiera culparlo. No, sólo puedo culparme a mí misma.
—Nos vemos. —Me vuelvo y me alejo de Tom antes de que él pueda ver que
de nuevo estoy disgustada. Él debe pensar que ya soy un suficiente desastre
emocional tal como están las cosas. 38
Capítulo 5
Traducido por maphyc y Vanehz
T
odas las luces de la casa parecen apagadas mientras me acerco, así que
decido arriesgarme a entrar por la puerta principal. La casa está en
silencio cuando entro. Es casi medianoche y Stu ya se debe haber ido a
la cama. Al menos no tenía que arriesgarme a clavarme una astilla por escalar la
cerca de nuevo. Siento una pequeña ráfaga de alivio, pero es reemplazada
rápidamente con temor. Aun así vamos a pelear; ésta simplemente será
retrasada, eso es todo.
—Hola —digo.
Él no responde.
Él suspira.
Él pasa de página.
—De acuerdo. —Voy a la alacena y saco una taza para hacerme un café; uno
me vendría bien después de anoche. La dejo sobre la encimera con un golpe y
cierro con fuerza la puerta de la alacena mientras lo hago, sólo para enfatizar.
—Vas a ir de todos modos, así que, ¿por qué molestarse pidiendo mi opinión?
—responde con calma. 40
Lo fulminó con la mirada y salgo por la puerta.
—Por poco —respondo, todavía dolida por la reacción de Stu. Tengo una clara
sensación de inquietud en la boca de mi estómago. Casi preferiría que se
enfadase conmigo a que me diese la ley del silencio.
—¡Cuida tu lenguaje! —grita él y siento una extraña oleada de alivio al por fin
obtener una reacción de su parte.
—¡Eres tan inútil! —suelto—. ¿Sabes en qué estado luce esta casa? ¿Por qué
no ayudaste más a Mamá cuando estaba viva? ¿Por qué nunca cortaste el
césped? ¡Si Mamá no hubiera tenido que correr por aquí como una loca el día de
mi fiesta, podría no haber muerto!
Sus ojos están muy abiertos, y cuando habla lo hace con sorprendido horror.
—¿Por qué eres siempre una pequeña...? —se detiene y respira hondo.
—¿Lo sabes?—pregunto una vez más, esta vez con sorpresa. Rodeo la mesa de
café y me arrodillo frente a él—. Stuart? —pregunto, mi pulso todavía
41
corriendo—. Stu, ¿por favor? ¿Lo sabes?
—Creí que cuando Mamá murió nunca sabría la verdad… Si lo sabes, tienes
que decírmelo. —Lágrimas caen silenciosamente por mis mejillas mientras lo
miro fijamente, mi última esperanza para el mayor secreto de mi mundo.
Poco a poco, sus ojos encuentran los míos y sé que la respuesta es sí, lo sabe.
—Por favor, dímelo —le ruego, mientras las lágrimas continúan cayendo sin
descanso por mi cuello, empapando el borde de mi camiseta.
—Stu, por favor —digo de nuevo—. Necesito saber. Es por eso que he estado
tan… enfadada… No puedo seguir adelante, no puedo despedirme de ella. No
realmente. Estoy tan herida y molesta porque me ocultó esto. Por favor… —Hay
un bulto del tamaño de una pelota de ping-pong en mi garganta ahora—. Sólo
quiero que alguien sea honesto conmigo. No me importa si él está en la cárcel.
Lo superaré si está muerto. ¿Qué podría ser peor que eso?
Él sacude la cabeza.
Él suspira.
—¿Cómo podría ser más complicado que eso? —No lo entiendo. Desearía
hacerlo.
42
—Él es… famoso.
—¿Qué? —Mi ceño se frunce. Ahora estoy aún más confundida. ¿Es una
celebridad? ¿Un político?—. ¿He oído hablar de él?
Él asiente lentamente.
—¿Cómo puedes? —le pregunto, mi cabeza dando vueltas. ¿Por qué Stu se
mofaría así de mí? ¿Para darme una lección por mi comportamiento?
—No te estoy mintiendo —dice con solemnidad y quiero darle una bofetada
en el rostro—. ¡No lo hago! Te estoy diciendo la verdad.
Stu suspira.
—Tu madre era una groupie de la primera banda de Johnny, Fence, antes de
que se volvieran famosos.
—Sí. Ella seguía a la banda a todas partes, estaba obsesionada con Johnny.
Mi rostro se sonroja.
—Sí.
—Mierda.
43
Él cierra los ojos brevemente en resignación por mi lenguaje, mientras yo me
preparo para oír el cuento de buenas noches que supera a todos los cuentos de
buenas noches.
—¿Sabes que Candy, tu mamá, fue mi primer amor? Que salimos cuando
teníamos dieciséis años y luego rompimos —comienza a decir.
—Cuando Candy tenía diecisiete años, fue a Londres a ver a una nueva banda.
Fence. A mí no me gustaba mucho la música rock, no como a ella, así que fue
con una amiga. —Se detiene por un momento—. Estaba tan excitada cuando
regresó de ese concierto. Compró las entradas para el próximo de inmediato. Se
convirtió en una obsesión. Viajaba alrededor del país yendo a cada concierto que
podía, gastando todo su dinero en ellos. Se volvió más y más distante, y un día
rompió conmigo.
Siento una ola de compasión por él. Suena como si Mamá fuera bastante
dura.
—De cualquier forma, un día, alrededor de un año más tarde, ella sí vino a
golpear a mi puerta. Estaba en un estado tal, realmente disgustada. —Luce
confundido mientras recuerda—. Sólo un par de meses antes de eso había
parecido tan llena de confianza, incluso más de lo usual. Vino a decirme que
estaba embarazada, que el bebé era de Johnny. Le pregunté si estaba segura, y
ella dijo que no tenía dudas, que no había habido nadie más. Ella no sabía qué
hacer, si decirle o quedarse con el bebé.
¿Pensó en abortarme?
—Oh.
—Oh, mi Dios. —Intento permitir que todo esto se asiente—. Pero, ¿por qué
ella jamás me dijo la verdad?
—Ella creía que querrías ponerte en contacto con Johnny. Quizás elegir su
vida por encima de la de ella.
—Pero eso es una locura. ¡Yo no la hubiera abandonado!
—Ella no quería pedirle ayuda —dice él en un tono que implica que yo debería
saber esto. Y tiene razón. Mamá era obstinada. Nunca le pidió ayuda a nadie, ni
siquiera a sus padres, mis abuelos, quienes nunca tuvieron un gran rol en mi
vida. Mamá nunca los perdonó por eso, y ahora que mi abuelo está muerto y la
abuela en un hogar con demencia senil—. Sí pensó en contarte, pero cuando
fueras mayor —revela Stu.
—¿Sí?
—Gracias —digo.
Él traga.
—Así que, ¿qué quieres hacer ahora?
Me siento mareada. Diez minutos atrás, no creía que alguna vez supiera
quién era mi verdadero papá. Ahora Stu se ofrece a ayudarme a contactarlo.
—¿Harías eso?
—Sí.
46
Capítulo 6
Traducido por Jessy y Aяia
—T
enemos las mismas manos.
—Me gusta está canción —dice, cuando comienza “Jump Into The Fog” de
los Wombats.
—¿Qué? —pregunto.
—De acuerdo —dice ella con sequedad—. Mejor me pongo a hacer la cena de
todas maneras. —Sale de la habitación y yo me quedo ahí, escuchando los
acordes de la profunda y conmovedora voz de Johnny Jefferson mientras me
pregunto qué diablos fue todo eso…
Ahora entiendo por qué ella reaccionó de esa manera. Mi corazón duele
porque no puedo preguntarle por él, y tengo tantas preguntas. Tantas preguntas
que nunca serán respondidas. La extraño tanto. Me pongo de lado, sabiendo que
podría desearle a cada diente de león en el mundo, pero que ella nunca volverá a
yacer a mi lado. 48
Stuart me pide que mantenga las noticias en secreto por el momento, hasta
que él haya logrado contactar a la gente de Johnny. No me importa, de hecho.
Habrías creído que, habiendo descubierto que mi papá perdido hace mucho
tiempo es una mega estrella mundial, querría gritarlo a los cuatro vientos. Pero
me siento extrañamente privada acerca de la revelación de Stu, como si quisiera
proteger este secreto, cultivarlo, aferrarme a él mientras pueda. Además, ¿a
quién realmente podría decírselo? Libby entendería, pero ya no somos cercanas.
Siento un repentino arrepentimiento ante la pérdida de mi mejor amiga, pero
intento endurecerme; lo hecho, hecho esta. En lo que respecta a Natalie, ella
estaría emocionada, seguro, pero dudo que lo tomara muy seriamente.
Asiento bruscamente.
Me encojo de hombros.
Simpatía cruza su rostro, pero baja la mirada casi antes de que pueda
registrarlo. No he recompensado su reciente empatía con nada más que
49
mezquindad, así que difícilmente puedo culparla. De la nada, la extraño,
realmente la extraño, y quiero desesperadamente confiar en ella. Libby entiende
lo mucho que me ha matado no saber quién es mi verdadero papá. Puedo
confiar en ella.
—Tenía cita con el doctor —revela Amanda poniendo los ojos en blanco—. Lo
siento, intente enviarte un mensaje, pero el idiota de Kevin desenchufó mi
cargador así que mi batería estaba muerta.
—Tus pecas no son estúpidas —digo con una sonrisa—. Son altamente
inteligentes. ¿Ésa no habla francés? —Hundo un dedo en su brazo.
—No, estás pensando en ésta. —Pincha una peca en el otro brazo, luego
indica la que yo señale—. Ésta sabe cómo hacer algebra.
—No, no, está bien —le quito importancia—. No me siento tan bien. Como
dije, quería algo de tranquilidad. —Siento que necesito que darle alguna excusa.
Cualquier deseo de revelar la verdad que ha salido volando por la ventana.
Sneeden, no Jefferson.
Johnny tuvo una muy publicitada crisis, perdiendo el control con la bebida
y las drogas.
Dos años después, regresó como artista en solitario y fue más exitoso que
nunca. Conoció a su futura esposa, Meg Stiles, cuando fue a trabajar para él
como su asistente personal.
Él tenía 30 años cuando se conocieron, lo que significa que yo tenía alrededor
de diez. Estaba consumida por la identidad de mi verdadero papá en ese tiempo.
Libby lo recordaría.
Ahora tienen dos hijos juntos: Barney, tres, y un bebé llamado Phoenix.
Mi cabeza todavía bulle con ese pensamiento un poco más tarde, cuando abro
YouTube y veo algunos videos musicales. Me asusta ver que de hecho me
parezco a Johnny: los mismos penetrantes ojos verdes, el mismo color de
cabello. Un escalofrío recorre mi columna. ¿Qué dirán todos cuando sepan la
verdad?
Me las arreglo para evitar hablar con la gente durante casi todo el día, pero
más tarde cuando voy hacia el estacionamiento del personal, espío a Natalie con
un grupo de estudiantes del 11° año.
—Hola —respondo.
Por el rabillo del ojo, veo a Tom y Chris saliendo del salón. Intento
concentrarme en mi amiga.
—De hecho, estuvo bien —dice ella casualmente—. Estoy aliviada de que al fin
haya terminado. ¿Vas a ir a casa de Dougie esta noche? Su fiesta de fin de
exámenes va a ser genial.
—¿En serio? —pregunta Natalie. Le miro para ver que su cara ha caído.
Tom me mira.
—No, no puedo —le digo, notando que Stuart ha salido por la puerta cerca de
la salón del personal. Levanto mi mano para saludarlo y él asiente en
reconocimiento.
—No, sólo tengo que irme —le digo, retrocediendo—. Nos vemos —le digo a
Natalie. Ella parece indignada, pero con suerte lo entenderá muy pronto. Tom 53
también parece decepcionado.
Troto hacia Stuart. Él levanta una ceja hacia mí por encima del capó de su
auto.
—¿Qué? —pregunto.
—Sólo estoy esperando a que preguntes si puedes salir con tus amigos —dice.
—No. —Él sacude la cabeza y luce incómodo—. Esto podría tardar un tiempo.
—Me mira—. No te hagas ilusiones.
Pasan tres días enteros antes de que sepamos algo y para ese momento me he
mordido todas las uñas hasta quedarme en carne viva y consideraría comenzar
con las uñas de los pies si fuera así de flexible. Stuart viene a buscarme a la hora
del almuerzo. Estoy en la biblioteca de nuevo, investigando a Johnny en
internet. Estoy aquí cada vez que tengo la oportunidad. Es como una obsesión.
Me doy cuenta al instante que ha sabido algo. Sus ojos están iluminados y su
cuerpo prácticamente vibra por la emoción.
—Oh. —Me siento descompuesta—. Pero cualquier puede ver que me parezco
a él —digo—. ¿Les enviaste alguna foto por email?
—No lo he hecho todavía. —Él junta las puntas de sus dedos—. Pero no te
preocupes. No me sorprende que quieran hacer una prueba. Probablemente sólo
sea para que puedan estar seguros de que hablamos en serio.
—Lo harán —responde solemnemente—. Pero primero vamos tener que hacer
algunas de las cosas que nos pidan, ¿de acuerdo? —Encuentro su mirada y él me
mira firmemente—. Lo importante es que hemos hecho contacto —me asegura,
apretándome el brazo. Me alegro de que esté siendo positivo.
Esa noche, la noche después de que haya enviado la prueba, se me ocurre que
Johnny bien puede saber sobre mí a esta altura. Me pregunto si le ha dicho a su
esposa. Lo dudo. Supongo que querrá asegurarse de que estoy diciendo la
verdad antes de hacer nada. Pero si Stu conocía a Mamá tan bien como cree,
entonces Johnny tendrá que decírselo pronto.
Si Stu conocía a Mamá tan bien como cree… Esa frase tiene mucho peso. ¿Y
si Mamá mintió? ¿Y si hubo alguien más, aparte de Johnny? ¿Qué tal si Johnny
Jefferson no es mi papá, después de todo? Entonces realmente nunca sabré
quién es mi verdadero papá. La ansiedad me recorre, rápidamente seguida por
una decepción casi aplastante cuando imagino que la prueba de paternidad sale
negativa. No me he hecho a la idea de que Johnny sea mi padre, pero de repente
quiero desesperadamente que lo sea.
—Vamos, vámonos a casa —dice Stu, y me permito ser llevada por él,
demasiado aturdida para señalar que voy a perderme mi clase de Arte.
6 UPS: United Parcel Service, uno de los servicios de mensajería más grades de mundo.
—Wendel Rosgrove, el abogado de Johnny. Su oficina está en Londres.
—Genial —digo—. Pero, ¿qué hay de ti? ¿Puedes conseguir el día libre?
Me devuelve la sonrisa.
56
Capítulo 7
Traducido por Simoriah, maphyc y flochi
D
ebo ir al baño diez veces la mañana siguiente, y aun así cruzo las
piernas en el viaje a Londres. Estoy tan nerviosa, tan emocionada,
tan llena de emociones que nunca imaginé que experimentaría de
nuevo, al menos, no profundamente. Cuando Mamá murió, cualquier cosa que
no fuera el dolor se sentía sordo. Mi tristeza dominaba todo lo demás, y no creí
que alguna vez volviera a sentir felicidad pura y sin adulterar. Todavía no sé si lo
haré, pero mi intensa anticipación del presente es una bienvenida distracción
del usual dolor y la ira, eso es seguro.
―¿Nombres?
Otro escritorio, más pequeño, nos espera en el cuarto piso, pero antes de que
podamos tomar asiento como se nos indica, un hombre canoso vistiendo un
traje con delgadas líneas abre la puerta y asoma la cabeza.
―Oh, es una lástima ―dice ella―. Sin embargo, ¿podrías trabajar en otra
tienda de ropa? Serías buena con la moda.
¿Negocios?
Hay un fuerte golpe en la puerta y una mujer entra con una bandeja. Wendel
se inclina hacia atrás en su silla mientras ella la ubica en el escritorio frente a él.
Él continúa hablando, ignorándola mientras ella sirve su café y le agrega un
toque de crema.
―No hemos tenido una situación así antes. ―¿Soy una “situación”?―. Puede
que eso los sorprenda, considerando la reputación de mi cliente. ―Así que soy la
única en mi posición.
60
La mujer se vuelve y sale por la puerta sin siquiera recibir un agradecimiento
de Wendel. Los modales del hombre son incluso peores que los míos.
―Tengo que decirles que he imaginado que este día llegaría en numerosas
ocasiones.
Siento que estoy sentada en la oficina del director. Me sorprende cuando Stu
habla.
―En ese caso, habrá tenido tiempo suficiente para pensar dónde ir a partir de
aquí ―dice, y detecto un indicio de sarcasmo en su tono.
Mi corazón salta.
―Si hubiera querido contarle a alguien, ella ya lo hubiera hecho ―me apoya
Stu.
—Um...
—Él solo preguntó dónde estabas. —Ella echa su cabello negro hacia atrás.
—¿Quién más estaba allí? —pregunto mientras tomo un bocado. Ella me pone
al día de todos los chismes.
Bajo la mirada.
—No podía.
—No quería perderme, dijo Stu. Ella creía que querría ir a vivir con él, que lo
elegiría en lugar de a ella. Quiero decir, él es una mega famosa estrella de rock.
—Me encojo de hombros.
—¡Sí! ¡Shh!
—No grites, loca. No quiero que nadie nos oiga. —Pero la cafetería está llena
de gente y todos están cotorreando, así que no creo que nadie esté prestando
atención a dos adolescentes histéricas. Vuelvo a mirar a Natalie. Ella todavía
está mirándome. No estoy segura de si es con incredulidad o si sólo se tambalea
por la verdad. Espero que sea esta última porque estoy harta de intentar
convencerla.
64
—¡Qué montón de mentiras! —dice de repente con una sonrisa irónica,
tirando los restos de su almuerzo sobre la mesa y empujando la silla hacia
atrás—. Tengo que volver al trabajo. —Se pone de pie—. Sin embargo, me alegra
que te sientas mejor. —Me da una palmada en el brazo y sale de la cafetería,
sacudiendo la cabeza con desconcierto.
La miro irse con sorpresa. Todavía cree que estoy inventando esto. Una vez
más me hace pensar en Libby, y cómo las cosas podrían haber sido diferentes si
ella y yo todavía fuéramos amigas.
¿Por qué me siento tan pequeña y fuera de lugar? Tanto ha sucedido desde la
última vez que me sentí cómoda dentro de estas paredes. Marilyn se pone a
llenar la tetera y a ponerla sobre el fuego. Tiro de una silla de la mesa de la
cocina y tentativamente me siento. Ella regresa después de un rato con dos tazas
65
llenas de té con leche humeante y un plato de galletas.
—Muy cierto. Nos vamos a Portugal cuando la escuela termine, así que espero
que el clima sea mejor allí. —Ella se congela. ¿Recuerda que mamá quería ir a
España? Ningún tema es seguro conmigo. Quizás ella también desea que yo no
hubiera entrado—. ¿Has visto alguna buena película últimamente? —pregunta
débilmente, obviamente luchando para pensar en algo que decir.
—No he ido al cine en años —le respondo con una sonrisa, sintiendo lástima
por ella. Ésta es la razón por la que es más fácil salir con gente como Natalie; no
hay preguntas incómodas, no hay vínculos con el pasado.
—Tu mamá dijo que estabas en casa de una amiga. Pensé que podría ser
Amanda —respondo, intentando no lucir como si me molestara. 66
—¿Quieres tomar una taza de té con nosotros, Libs? —pregunta Marilyn, la
esperanza en su voz.
—¿En serio? —se entromete Marilyn—. Jessie estaba diciendo que no ha ido
al cine hace años. ¿Qué van a ver?
Me quito las zapatillas al pie de las escaleras, y pensarías que estaban hechos
de plomo, porque me siento significativamente más ligera con cada paso que
subo las escaleras. Llegamos a la pequeña habitación de Libby en la cima del
rellano, con vistas a la calle. Sus hermanos comparten la habitación más grande
en el fondo de la casa. La habitación de Libby luce y huele igual: me complace
ver que en su mundo, al menos, no mucho parece haber cambiado.
—Te has vuelto a comer las uñas —nota ella con el ceño fruncido.
—¿Qué? —pregunta con los ojos abiertos como platos, viendo la expresión en
mi rostro.
—¿Por qué? ¿Qué? ¿Quién es? —Se muere por saber. Nunca he oído tantos
quién, qué, cuándos, cómo y por qué antes en mi vida.
—Sí, te creeré. Sabes que lo haré. —Aprieta mis manos un poco más.
Respiro hondo.
No parece saber qué decir. Creo que sigue intentando comprender. Entonces
ella aparta la mirada, dolor registrándose en su rostro. Cree que estoy
burlándome de ella y no lo encuentra gracioso. Puedo entender por qué; que yo
hiciera una broma con esto sería el mayor insulto considerando las horas que
pasamos preguntándonos sobre mi verdadero papá. Probablemente piensa que
68
Natalie me metió en esto y nos reiremos todos a sus espaldas.
Espero un largo rato a que me mire, pero no lo hace. Suspiro. Quizás debería
haberme guardado esto por un tiempo más, al menos hasta que sea anunciado
oficialmente. ¿Eso es lo que harán? ¿Anunciar al mundo que soy la hija de
Johnny Jefferson? Mi vida cambiará dramáticamente. La emoción me atraviesa
ante la idea. Sin embargo, no dejaré a mis amigos atrás, prometo en silencio. He
tratado terriblemente a Libby, pero la recuperaré de Amanda. Y Natalie
realmente ha estado allí para mí, por lo que me aseguraré de que esté bien
cuidada…
—Libby…
—¡Vete! —alza la voz a la vez que me pongo de pie a tropezones. Odio la idea
de que su madre oiga sus gritos.
—Sé que te he estado alejando. Sé que he sido cruel contigo. Pero lo que le
sucedió a Mamá… Dios, Libby. —Me seco apresuradamente los ojos, pero las
69
lágrimas siguen cayendo—. No te mentiría sobre esto —digo con fervor—. Sabes
en tu corazón que no lo haría.
Sus ojos se entrecierran mientras me contempla, pero veo que su ira está
disminuyendo, y una pequeña chispa de esperanza se enciende en mi interior.
—Mi mamá fue una de sus primeras groupies. —Mi rostro se enciende. No he
pensado mucho en cómo fui concebida, pero ahora, frente a Libby, me siento
avergonzada por esta revelación—. Creo que tuvieron algo —admito
débilmente—. Pero no conozco muchos de los detalles. Stu ha intentado
ponerme al corriente.
—Sí.
—Confío en ti, Libby —digo, mis ojos brillando—. Sé que Amanda es tu amiga
ahora, pero si alguna vez signifiqué algo para ti, no me traicionarás.
Ahora resopla.
70
—¿Traicionarte? Deberías darte un buen vistazo en el espejo antes de
acusarme a mí de hacer eso.
—Aun así eres bienvenida de venir con nosotras… —dice con cautela.
L
as reacciones de Libby y Natalie me carcomen esa noche y todo el
día siguiente. No podemos contactar con Wendel porque es domingo,
pero la primera cosa el lunes por la mañana estoy al teléfono con él
mientras Stu se para nerviosamente a mi lado.
Él vacila.
—Oh. Ya veo.
—Ahora —añade Wendel—. Ahora que tiene una familia propia. Es mi trabajo
minimizar el daño y he estado intentando pensar cómo todo esto puede ser
contenido.
—Eso sería bueno. —Hago el esfuerzo de sonar más en control. Stu cambia su
peso de un pie al otro junto a mí. Él no puede oír el otro lado de la
conversación—. ¿Cuándo estabas pensando? —pregunto.
El luce sorprendido.
—Mmmhmm… Sí. Estoy de acuerdo… No, sí, cuanto más pronto mejor…
Imagino que a inicios de la siguiente semana, posiblemente incluso el siguiente
fin de semana… Ya veo… de acuerdo. Bien, eso sería excelente… Sí, lo apreciaría,
las cosas están un poco complicadas en este momento… No, gracias…
¿Deberíamos consultar algunos vuelos?... Oh, bien, sí, eso sería genial…
Esperaremos noticias suyas, entonces… Excelente, muchas gracias… ¿Perdón?...
Oh, sí. No, le reiteraré eso… de acuerdo, entonces. Adiós.
Él termina la llamada y no estoy segura de si debería estar furiosa o
agradecida con él por atar los cabos sueltos. Lo miro expectante. Él todavía
parece conmocionado cuando encuentra mi mirada.
—Wendel me pidió otra vez que mantuvieras esto en secreto —dice Stu en
tono de advertencia—. No puedes decírselo a nadie todavía.
—¿Quién sabe cómo será Johnny? —añade él—. No querrás desarraigar toda
tu vida si después decides hacer las cosas de forma diferente.
—No, está bien —digo—. Probablemente sea mejor que haga esto sola.
—Er… LA.
—No voy a ir con Stu —respondo—. Voy… voy a quedarme con un amigo de
mi mamá. —Exhalo un suspiro de alivio ante cuán fácilmente esta explicación
cae en su sitio. Ni siquiera es una mentira. Bueno, no realmente.
—Sí —digo con una sonrisa tímida, complacida de que lo recuerde—. Aún no
la he visto.
—Yo tampoco.
Pausa.
—¿Qué vas a hacer este verano? —le pregunto, mientras él hace rebotar la
pelota en la acera frente a nosotros como una pelota de básquet.
Él asiente.
—Gracias.
P
ongo el libro sobre mi regazo y miro por la ventana de forma ovalada
al cielo azul pálido. Hemos estado volando sobre las nubes por
kilómetros; no me preguntes cuántos. Cientos. Miles. Pero ahora
cuando miro hacia abajo puedo ver el profundo azul del océano, lejos, muy lejos.
Pronto volaremos sobre Estados Unidos. Los nervios se propagan a través de
mí. No puedo creer que esté haciendo esto.
Él asintió.
—Sé que lo harás. —Sonrió—. Lo creas o no, voy a extrañarte mientras estés
fuera.
Es raro. De alguna extraña manera, las últimas semanas han hecho que Stu se
sienta más como mi papá que nunca antes. Conocer la identidad de mi
verdadero padre me ha hecho apreciar a Stu. Siento una intensa oleada de amor
por él. Gracias por decirme la verdad, le digo dentro de mi cabeza. Mis ojos se
abren rápidamente y una vez más miro fijamente el cielo azul por la ventana del
avión. Pero me gustaría que me lo hubieras dicho tú, Mamá, añado.
Hay una nube de color gris sucio sobre LA, y oigo a una madre diciéndole a su
hijo adolecente en el asiento frente a mí que es smog. No hay otras nubes en el
cielo, no que pueda ver desde este lado del avión, de todas maneras. De hecho,
luce sofocante ahí abajo.
8N. de T.: alusión a la canción “Jump Into the Fog”, cuya traducción sería “Saltar Dentro de la
Niebla”.
—¿Srita. Pickerill? —pregunta, con una ceja alzada que desaparece bajo la
visera de su gorra.
Más fácil decirlo que hacerlo, pienso para mis adentros. Y luego veo el auto.
Es más como un bus.
Todo luce diferente: las tiendas, los pequeños bungalows situados detrás de
césped seco y de aspecto andrajoso, las anchas aceras… Siento como si estuviera
en otro mundo, y lo estoy. Ni siquiera reconozco realmente Estados Unidos de
todas las series de televisión de las que he sido adicta a lo largo de los años.
¿Dónde está el brillo? ¿Dónde está el resplandor? Algo me llama la atención y
veo guirnaldas colgando frente a una de las derruidas casas que pasamos. Ése
no es exactamente el tipo de brillo del que estaba hablando. Hay más
decoraciones de Navidad colgando en los frentes de un montón de casas,
brillando en el sol. Claramente esta gente no está preocupada por la mala
suerte; Mamá solía desmontar nuestras decoraciones el seis de enero, sin
importar qué. Eso sí, mira dónde la llevo. Antes de que pueda pensar más en
eso, me doy cuenta: Tinseltown. Estamos en Tinseltown. Quizás esas personas
dejan sus guirnaldas puestas a propósito9.
Pero no todavía. Todavía me siento un poco mareada, así que me sirvo otro
jugo, saco un paquete de patatas fritas de un armario, y me siento en el asiento
en la parte trasera. Me pongo las gafas de sol de nuevo, pongo los pies en la
parte curva del asiento e intento relajarme. Una sonrisa se forma en mi rostro
mientras miro por la ventanilla una vez más el ancho camino lleno de palmeras
ridículamente altas y delgadas. El cielo es azul por encima de la nube de smog y
los grandes autos reflejan el sol, directamente a mis ojos. Esto es real. Esto es
realmente real.
9N. de T.: “tinsel” significa “guirnalda” en inglés, pero a la vez “lujo, oropel”. A Hollywood (que
está en Los Ángeles) se le denomina Tinseltown, o Ciudad del Oropel.
Miro hacia afuera de la ventanilla a la oscura noche y la torrencial lluvia
iluminada por los faros de los autos que pasan por el otro de la reserva
central.
—¡Es peligroso! —grita—. ¿Sabes cuánta gente muere en el arcén cada año?
—Sólo sal del auto —espeta—. Camina por la colina hasta la cima.
Ella abre la puerta de un tirón y sale del auto hacia el aguacero mientras 80
otro camión pasa, haciendo que el auto vibre violentamente. De acuerdo, da un
poco de miedo aquí, lo admito. De pronto mi puerta está abierta y ella está
inclinada sobre mi asiento y desabrochando mi cinturón. Prácticamente me
arrastra fuera del auto, su cabello mojado chorreando sobre mí.
Lágrimas caen por mis mejillas y mi pecho tiembla mientras peleo contra los
sollozos. Podría haber estado yendo a España la semana próxima con Stu y con
ella, en lugar de sentarme aquí sola en una limusina, en un país extraño, a punto
de encontrarme con al maldito Johnny Jefferson. Mi llanto se detiene
abruptamente y me seco las lágrimas mientras la sensación surrealista se
intensifica. Sería mejor que me reponga y me arregle el cabello y el maquillaje 81
antes de que me pierda por completo.
Mis brazos y piernas están un poco fríos ahora por el aire acondicionado y
mis pies están congelados, así que pongo la chaqueta de jean y saco unos
calcetines limpios, poniéndomelos. Arreglaré el calzado más adelante, pero por
ahora sólo quiero relajarme. Ja. Sí, claro. Me pregunto qué tan lejos estamos.
—Hola, ¿Davey?
—Hola, Srita. Pickerill —responde él cálidamente—. Creí que quizás se había
quedado dormida.
—Como quiera. —La pantalla se desliza hacia abajo y él me mira por su espejo
retrovisor, un brillo en sus ojos castaños—. ¿Todo listo?
—Diez minutos. Estamos entrando en Bel Air ahora —dice, y miro por la
ventana a tiempo para ver que atravesamos una puerta de hierro forjado de gran
tamaño. Esto se parece más a lo que esperaba. Mansiones bordean las
inmaculadas calles, jardines muy cuidados estallan con color y aspersores
zumban dando vueltas y vueltas, empapando céspedes cuidadosamente
cortados con gruesas gotas de brillante agua. Sonrío y me vuelvo a poner las
gafas de sol a la vez que la calle comienza a subir y las cada vez más enormes
mansiones comienzan a retirarse detrás de altos muros e impresionantes
puertas de seguridad.
Me resulta difícil respirar de nuevo y no tiene nada que ver con la atmósfera.
—¿Srita. Pickerill?
No sé por qué todavía no le he dicho que me llame Jessie, pero ahora apenas
puedo respirar, mucho menos hablar, así que me muevo hacia la puerta y me
aferro a ella buscando apoyo mientras pongo una gruesa bota fuera. Aquí voy.
83
Capítulo 10
Traducido por Aria y flochi
M
is pies crujen en la grava cuando salgo del coche y me enderezo
para ver que la puerta principal se ha abierto ahora y que una
mujer está parada ahí. Parece tener unos treinta años y es delgada
y bonita con cabello rubio lacio que le llega justo a los hombros.
—¡Hola!
Ella viene hacia mí con una mano extendida. Viste shorts blancos y una
camiseta azul marino. 84
—Y tú debes de ser Jessica —dice.
—¿Cómo estuvo el viaje? —Ella sonríe y creo que está intentando sonar
amigable, pero luce un poco estresada.
—Fue divertido —respondo, mientras Davey saca mi maleta del coche detrás
de mí.
—Me temo que Johnny no está aquí —dice con los labios hacia abajo—.
Prometió que regresaría a tiempo, pero llega tarde. —Pone los ojos en blanco
con buen humor, pero detecto un definitivo filo en su voz—. Pero entra a
conocer a los chicos.
—Wow —digo en voz alta. Hay una enorme piscina justo fuera en una enorme
terraza, pero mi atención es desviada por una risa de bebé. Miro más allá de un
sofá gris carbón en forma de L para ver un niño pequeño de cabello rubio de pie
directamente sobre un niño aún más pequeño, quien está tumbado sobre su
espalda sobre una alfombra peluda de color verde lima. El niño mayor tiene un
pie a cada lado de la cintura del más pequeño y menea las caderas de lado a lado
mientras el más pequeño lo mira y se ríe.
—¡Barney! —grita Meg—. ¡Te he dicho que no te pares así sobre Phoenix!
—No debes hacer eso —dice firmemente—. ¿Recuerdas cómo te caíste sobre él
y le hiciste daño?
Barney luce triste y siento lástima por él. Solo intentaba hacer reír a su
hermano pequeño.
—Éste es Barney. —Ella aprieta los labios hacia el pequeño, y creo que quizás
ella está intentando mantener el rostro serio—. Y éste es Phoenix —dice con una
sonrisa, haciendo cosquillas al más pequeño y haciéndole reír.
Barney me mira con ligero interés y luego se arrodilla y comienza a jugar con
un auto sobre la alfombra.
—¿Cuántos años tienen? —pregunto. Es tan raro pensar que estos dos
pequeños están emparentados conmigo.
—Barney tiene cuatro y Phoenix acaba de cumplir uno —responde Meg con
una sonrisa.
Hay un sonido de un coche o algo, ¿una moto?, afuera en el camino de
entrada. La cabeza de Meg se lanza hacia la puerta.
—Creo que Johnny ha regresado. —Exhala con alivio, pero yo siento todo
menos eso. Un poderoso retumbar de nervios surge a través de mi cuerpo y me
vuelvo hacia la puerta con el corazón en la garganta. De repente me doy cuenta
de que todavía llevo puestas mis gafas de sol; la luz del sol aquí es tan brillante
que no me di cuenta. Las pongo encima de mi cabeza mientras Meg pasa junto a
mí con paso enérgico.
—¡Lo siento! —Y, sin una palabra, ella se hace a un lado. Él parece contrito
cuando mira más allá de ella y, entonces me ve.
—Hola —dice con una voz profunda que reconozco, deteniéndose delante de
mí. Sus ojos verdes son aún más penetrantes en la vida real y me siento
completamente fuera de mi elemento—. Siento llegar tarde. —Me ofrece su
mano para que la estreche y la tomo. Está caliente y sudorosa por llevar los
guantes.
Es más alto de lo que creí que sería, bien por encima del metro ochenta.
—Jessica, ¿verdad?
—Es bueno conocerte por fin —dice Johnny con un asentimiento decisivo. No
estoy segura de creerle. Esto es tan raro, tan incómodo. No es como si esperara
algún largo abrazo perdido, pero… no sé qué esperaba, en realidad.
Él se pone a servirnos una bebida a ambos, luego grita hacia la sala de estar
para preguntar si Meg también quiere una. Ella declina. Creo que está enfadada
con él por llegar tarde.
—Entonces —dice él, poniendo dos altos vasos de limonada con hielo en la
mesa. Saca una silla amarilla y se siente frente a mí—. Siento no haber estado
aquí cuando llegaste —dice de nuevo con un pequeño encogimiento de hombros.
Parece un poco tenso. No es el único.
87
—No te preocupes por eso —reitero.
—Estuvo bien. Sólo he volado con easyJet10 antes, así que fue bastante
diferente.
—¡Papi! —La voz sin aliento de Barney rompe el silencio, mientras entra a la
cocina. Meg aparece detrás de él, con Phoenix en la cadera. Barney comienza a
pedirle a Johnny que vaya a ver la pista para coches que ha construido, pero
noto que Meg vacila en sus pasos. Quizás sea la imagen de nosotros sentados
—Cocina pequeña y baño privado —revela Meg con una sonrisa, notando mi
expresión asombrada.
Abro la boca para hablar, pero me encuentro sin palabras. Meg pasa a mi lado
y abre los armarios debajo del lavabo, revelando filas y filas de botellas de
lociones y pociones del color de las joyas. Reconozco algunas marcas realmente
costosas.
—Son todas para ti. No estaba segura de qué te gustaría —dice con una
sonrisa.
No creo que lo entienda, pero no lo digo. Nunca he visto tanto lujo en toda mi
vida.
¿Tienen sirvientas?
—Eso es lo que pensé que dirías —dice ella y la miro—. Yo era exactamente
igual —agrega.
Le doy una pequeña sonrisa. Quizá tengamos más en común de lo que creí.
Eso espero. Realmente no quiero que me odie por estar aquí.
Después de las habitaciones de los chicos, hay dos habitaciones libres más,
una de las cuales tiene muebles predominantemente dorados, la otra verdes. La
penúltima puerta a la que llegamos a nuestra derecha, mientras caminamos a lo
largo del rellano, es el estudio de música de Johnny, y es como los que ves en las
películas, con escritorio lleno de controles, botones y diales. Detrás de un vidrio
hay otra habitación con una batería completa en la esquina y varias guitarras
montadas en la pared. Un micrófono redondo y algo plano cuelga suspendido
del techo justo en el centro.
—¿Quieres decir que hay más cosas abajo que no he visto? —pregunto con
confusión.
—Estudio —dice, revelando una gran habitación con dos grandes escritorios—
. La AP11 de Johnny viene la mayor parte de los días.
—Cine —dice.
—Vaya.
Ella sonríe.
—Sí, claro.
Ella sonríe, y parece que fuera casi con alivio. Mientras subo las escaleras se
me ocurre que quizás ellos no sepan qué hacer conmigo.
En la cima del rellano, miro hacia abajo a tiempo de ver a Johnny tomar el
92
rostro de Meg entre sus manos y besarle la frente. Ella me mira y, cuando
encontramos nuestras miradas, luce momentáneamente culpable. Se aparta de
Johnny y la oigo decirle que irá a encender el horno. Para entonces he llegado a
mi habitación.
M
eg está en la cocina con Phoenix cuando reaparezco veinticinco
minutos más tarde, fresca de la ducha y vistiendo mis shorts color
caramelo y un vaporoso top negro. Mis pies están descalzos, las
uñas de mis pies pintadas de dorado de la pedicura de ayer. Pasé la mayor parte
del día de ayer en el Reino Unido acicalándome para este viaje.
Ella luce como si estuviera a punto de decirme que no de nuevo, pero luego
parece decidirse por lo contrario. 93
—Seguro. —Señala la encimera—. Los cubiertos están ahí. Gracias —añade,
dándome una pequeña sonrisa.
—¿Tienes hambre? —le digo, pasándole una cuchara para que juegue. Él no
puede hablar, así que no responde, pero inmediatamente empieza a utilizar el
utensilio para golpear ruidosamente la mesa. Un baterista en proceso—. ¿Vas a
ser músico como tu papá? —le pregunto en voz alta.
—Bebidas, drogas y rock n’ roll —dice y le sonríe a Meg, pero ella no luce
demasiado impresionada, así que él le da una palmada en el trasero. Me quedo
parada ahí incómoda.
—Siéntate, Jessie. —Meg saca una silla para mí al final de la mesa, así que me
siento mientras Johnny organiza algunas bebidas y le grita a Barney que venga a
unírsenos. Los observo a todos zumbando por ahí: Meg abriendo el horno y
estremeciéndose ante la ráfaga de aire caliente mientras saca las pizzas; Barney
entra corriendo con un Buzz Lightyear, gritando, Johnny firmemente sacándole
el juguete y descartando las quejas de su hijo mientras lo hace sentarse en la
mesa del lado opuesto a Phoenix; Phoenix golpeando su cuchara y
balbuceando… Tengo la sensación de que soy una espectadora en una hora de
cenar muy ordinaria. Excepto que ésta no es ninguna hora de cenar ordinaria.
Hay un gran elefante en la habitación y está sentada en la cabecera de la mesa.
Me siento como una extraña, y eso es exactamente lo que soy.
—Tu reloj interno debe estar hecho un lío —observa mientras comienza a
servir. 94
—Oh.
—¿No has viajado a una zona horaria diferente antes? —pregunta Johnny.
—No mucho por el momento, pero voy a salir de gira0 el año que viene —
revela Johnny, comiendo su pizza.
—Eso será genial —digo. ¡Alerta de momento surreal! ¡Mi papá es una mega
estrella global!
Phoenix elige ese momento para arrojar un trozo de pizza al suelo, haciendo
que Meg se ponga de pie de un salto y maldiga por lo bajo mientras lo limpia.
—Hablaremos sobre esto —me promete Johnny con una mirada significativa.
No añade “pronto”, pero está implícito.
Después de una tensa cena con charla sin importancia sobre la escuela,
pasatiempos y cualquier otra cosa que evite asuntos difíciles, casi estoy
quedándome dormida sobre la mesa. Me siento un poco mal dejando a Johnny y
a Meg para que limpien, pero estoy realmente exhausta, así que cuando Meg
95
sugiere que la noche llegó a su fin, no protesto.
Subo las escaleras para prepararme para la cama y luego recuerdo que aún no
le he enviado un mensaje de texto a Stu para hacerle saber que llegué a salvo.
Pesco el cargador de mi celular antes de darme cuenta de que no tengo un
adaptador de corriente americano. Estoy segura de que Johnny y Meg tendrán
uno de repuesto.
Vuelvo a salir de mi habitación, mis pies descalzos casi sin hacer ruido en el
concreto del rellano y la escalera. Meg y Johnny están hablando, en voz baja
pero de tonos furiosas en la cocina. La adrenalina bombea a través de mi cuerpo
mientras me acerco más. Sé que no debería escuchar, pero no puedo alejarme.
—Mira, lo siento, ¿de acuerdo? Pero, ¿qué se supone que haga? —dice Johnny
sobre el sonido de charla infantil de fondo.
—No lo sé, Johnny. Yo… —La voz de Meg falla—. No sabía qué esperar, para
ser honesta, pero tengo un mal presentimiento sobre esto. Sobre ella.
—Sí, luciendo justo como una pequeña aspirante a estrella de rock, con su
vestido plateado, botas y gafas de sol para estar dentro.
Me siento enferma, tan enferma. No fue mi intención causar esa impresión.
—¡Sólo porque nos vamos de viaje la semana después de la que viene! ¡Quería
sacarlo del camino, no que se cerniera sobre nosotros!
¿Qué soy yo, un examen? ¿Y por qué fue Meg la que sugirió que viniera y me
quedara? ¿Johnny no me quiere aquí?
—No puedo creer lo mucho que ella se parece a ti. Tiene tus ojos —continua
ella y tengo que esforzarme para oír sus siguientes palabras porque los niños
están comenzando a comportarse mal—. Aunque sólo los vi cuando finalmente 96
se sacó las gafas de sol —añade sarcásticamente.
—Niños, silencio —silencia Johnny a sus hijos. Suspira—. Mira, sé que esto es
difícil para ti. Sé que no querías regresar a LA y sé que todo este asunto te está
volviendo loca, pero estaremos bien. Te amo.
Ella sorbe por la nariz una vez más y quizás esté asintiendo, quizás está a
punto de responder, pero no espero para averiguarlo. Me apresuro escaleras
arriba, mi corazón golpeando fuertemente.
Ahora sé lo que ella realmente piensa de mí. Y para ser honesta, sólo quiero
golpear mis talones tres veces e ir a casa.
Capítulo 12
Traducido por maphyc y Jessy
—¡M
AMÁ! —grito. ¿Dónde estás? —Miro alrededor con un
pánico cegador, pero ella no está por ningún lado.
Estoy en mi casa, pero no es en realidad mi casa y los
pasillos son largos y serpenteantes. Oigo la televisión sonando fuerte, así que
doy vuelto la esquina a tropezones para entrar a una gran sala de estar vacía,
casi llorando de alivio cuando la veo sentada en su lugar favorito en nuestro
sofá. Pero ella no me mira. Su rostro luce tenso, pálido, sin sangre. Es como si
ella no pudiera verme.
—¡Ahí estás! —Lucho contra las lágrimas mientras corro a abrazarla, pero
mis brazos se cierran alrededor de nada. Y entonces lo recuerdo. Está muerta.
Y nunca va a regresar.
Meg cree que soy una aspirante. Me siento tan humillada. Sólo me dejé
puestas las gafas de sol adentro porque estaba tan luminoso que olvidé que las
tenía puestas. Y en cuanto a las botas y el vestido plateado... Bueno, podría
lograr ese estilo de noche, pero ni siquiera yo intentaría llevar un atuendo así de
día. Me pregunto qué piensa Johnny de mí.
—Lo siento.
—¿Qué son?
—Pebbles —dice ella con una sonrisa tímida, ofreciéndome una caja de cereal
con temática de los Picapiedras—. Siempre tomo cosas para niños. Me gusta lo
dulce.
—Soy una mamá cruel —bromea, habiéndome pillado mirando—. Ellos tienen
que comer de la variedad de bajo nivel de azúcar.
—No, gracias —le contestó llanamente. No quiero nada de ella después del
comentario de la noche anterior.
Su cara cae. 99
—De acuerdo.
Ahora me siento un poco perra. Supongo que no necesito darle más razones
para que no le guste.
Ella parece feliz mientras me alcanza un nuevo plato y vierte un poco. Tomo
un bocado. Oh, Dios mío, es realmente dulce.
—Todavía no estoy segura de que sea una buena idea —lo interrumpe Meg
con nerviosismo.
Los chicos, descubro más tarde, son Samuel y Lewis, dos fornidos
guardaespaldas que también se encargan de la seguridad de Johnny. Nos siguen
en un elegante Mercedes negro, mientras que Davey guía el camino en la
limusina. Me siento en el medio en la parte trasera, entre Phoenix y Barney en
sus dos asientos de auto, mientras que Johnny y Meg toman el asiento de al
lado.
—¿Estás bien? —pregunta Meg con una sonrisa—. ¿No demasiado apretada?
—Lo llamo Stu, no papá —la corrijo automáticamente. Ella luce avergonzada,
así que continúo rápidamente—. Sí, lo hice, gracias. Gracias por dejarme usar el
teléfono fijo —le digo a Johnny.
Creo que Meg estaba avergonzada por no haberlo sugerido ella misma, así
que intentó compensarlo acompañándome y mostrándome cómo hacerlo
funcionar. Menos mal, porque yo no sabía cuál era el código de marcado
internacional.
—Llama a casa tanto como quieras —había subrayado ella antes de salir de la
habitación. Quizás se siente culpable, pero no puedo decir que no esté aliviada
de que ella esté siendo extra amable conmigo hoy.
—Sí, maldi… quiero decir, maravillosos niños —se corrige a sí mismo, sin
llegar a maldecir. Le da a Meg una mirada descarada. Junto a mí, Phoenix
comienza a quejarse.
—¿Qué te sucede? —pregunto con mi mejor voz para gustarle a una persona
pequeña.
—Odia que lo aten —me dice Meg —. Llegaremos pronto —se dirige a su hijo
menor. Al otro lado, Barney comienza a gemir.
—¡Estoy aburrido! —se queja. Sólo hemos estado quince minutos en el auto.
—De acuerdo —dice él con cansancio—. ¿Qué quieres que cante? —Él me
lanza una mirada de resignación—. Lamento esto
—¡”El Viejo MacDonald tenía una Granja”! —intenta Barney otra vez.
12N. de T.: se refiere a la canción de apertura de “Thomas and Friends”, programa inglés para
niños que tiene como protagonista a una locomotora parlante.
Resulta que incluso cuando está cantando el tema musical de un programa de
televisión para niños, la voz de Johnny es increíble.
—¡Thomas! —grita, aplaudiendo una vez y tendiendo las manos hacia Meg en
una especie de “ta-chán”, haciendo una pausa para que ella llene el espacio.
—Él es el descarado —intenta cantar ella, y Johnny hace una mueca teatral
porque su voz para el canto es verdaderamente horrible. Río mientras ellos
continúan de esa manera, pasando por James y Henry y todos los otros amigos
de Thomas. Incluso Barney parece saber algo de la letra y cuando llegan a Toby
“el cuadrado”, no puedo resistir unirme.
—¡Otra vez! ¡Otra vez! —grita Barney cuando terminamos, mientras Phoenix
aplaude con alegría.
—Adelante, entonces.
Esta vez canto junto a él desde el principio y no sé por qué, pero Meg y él
102
comparten una mirada de sorpresa. Intento no permitir que eso me desanime
cuando llegamos a la parte divertida que dice que Thomas es el descarado y todo
eso, pero me doy cuenta que estoy cantando sola.
—Por supuesto que no. —Lo rechazo con un gesto de la mano y el ceño
fruncido, pero por dentro estallo de orgullo. ¡Johnny Jefferson piensa que soy
una buena cantante!
—Casi llegamos —le digo y él me mira. Debo tener una expresión graciosa en
mi rostro porque él me lanza una sonrisa llena de dientes también, y de manera
impulsiva meto mi mano por su costado y le hago cosquillas en las costillas. Él
empieza a reír como un pequeño loco y luego Barney grita—. ¡Hazme cosquillas!
¡Hazme cosquillas! —Y pronto los dos están con un ataque de risa.
Davey nos deja justo frente a la playa y mientras todos salimos en avalancha
del auto, se me ocurre en la forma más surrealista que soy parte de esta familia.
Mi burbuja de felicidad no estalla mientras caminamos por la rambla. Arena
suave y blanca nos separa de la fresca y tranquila agua de mar a nuestra
izquierda, y altas y delgadas palmeras alinean nuestro camino. Hay un largo
muelle lleno de atracciones mecánicas lejos en la distancia.
Barney trota frente a nosotros y Meg, quien carga a Phoenix en brazos, lo baja
junto a ella y toma una de sus manos.
—Ya casi camina, pero todavía es un poco inestable —me dice con orgullo,
mientras Phoenix da los primeros pasos a lo largo del camino y luego me ofrece
la otra mano.
Nos subimos a todo. Algunas veces llevo a Barney, algunas veces monto con
Johnny. No he reído tanto en un año. Es la mayor cantidad de diversión que he
tenido desde, bueno, desde que cantamos el tema musical de Thomas en el auto,
pienso con diversión. Nos subimos en la Noria en último lugar. Estoy montando
con Johnny y Barney, mientras Meg está con Phoenix en el carro detrás de
nosotros. Miro hacia abajo para ver que la playa se está haciendo gradualmente
más concurrida, y luego veo crecer a la multitud de personas en el muelle fuera 104
de la feria.
—Lo tengo —dice Johnny, sin que ellos tengan la necesidad de pronunciar
una palabra. Ya sabe qué hacer.
—Está bien —dice ella con calma—. Los paps13 siempre rastrean cosas como
ésta.
—Está bien. Nos apegamos a la historia de que eres la niñera de los chicos,
¿recuerdas? No te preocupes —intenta tranquilizarme.
13 Paps: paparazis.
Pero mantengo la cabeza baja, por si acaso.
—¿Estás bien? —Verifica con el ceño fruncido, notando por fin que estoy un
poco asustada. Johnny y ella parecen totalmente calmados.
—Um, bueno, un poco, supongo. Pero fue algo genial también —digo, porque
tan loco como fue ver a toda esa gente mirándonos, en su mayoría fue excitante.
—¿Está bien?
—Sí, ésta bien. Vendrá pronto por trabajo. Quiere saber si estaremos por
aquí.
106
Capítulo 13
Traducido por LizC
R
egresamos a casa al olor de algo dulce y delicioso horneándose.
—¡Galletas!
Llegamos a tiempo para ver a Eddie tomar a Barney en sus brazos. Tiene
entre veinticinco y treinta años, adivino, es más alto que yo con alrededor de un
metro setenta y ocho, y tiene corto cabello rubio y ojos azules.
—Eso sería genial —dice ella cálidamente, volviéndose hacia mí—. Annie
probablemente esté en el estudio. Vayamos a saludar.
—¡Hola! ¡Jessie! ¿Cómo estás? —Es pequeña; yo no soy alta, pero me elevo
sobre ella, y tiene cabello negro azabache corto y en punta, centelleantes ojos
verdes y una enorme sonrisa.
—Puede sea pequeña, pero pega duro —dice Johnny detrás de mí cuando se
nos une.
De buen humor, Annie pone los ojos en blanco hacia él, luego se vuelve hacia
mí.
Meg frunce el ceño y Johnny le pone una mano en el brazo en un gesto 108
tranquilizador, creo. Supongo que no le gusta que los chicos estén expuestos a la
prensa.
—Llevaré esto afuera —decide en voz alta, colocando la bandeja sobre la mesa
de café antes de abrir la puerta corrediza, tomando la bandeja de nuevo y
saliendo.
Momentos más tarde, Meg y Johnny salen de la oficina. Ella todavía tiene la
cabeza baja. Johnny me mira pero no sonríe, lo cual me hace sentir peor.
—Ven, vamos a tomar un café —le dice a ella—. ¿Galleta de chocolate, amigo?
—le pregunta a Barney al pasar. 109
Nunca he visto a un niño ponerse de pie tan rápidamente.
—Yo lo llevaré —me dice Meg con una sonrisa tensa, liberando las pequeñas
manos de Phoenix de las mías y dejándome sintiendo peculiarmente anhelante.
Ella lo levanta y lo aferra a ella mientras salen, y me siento más que nunca como
un extraño cuando la sigo.
Se sientan juntos en una mesa con bancos con vistas a la ciudad, pero mis
pasos vacilan. Apuesto a que desean que yo no estuviera aquí, que ni siquiera
existiera. Antes de que pueda pensar qué estoy haciendo, me vuelvo y corro.
Él se mira las manos, cruzadas frente a él. Tiene tatuajes en las muñecas,
subiendo en sus brazos desnudos.
—¿Qué hay de las fotos en las que estoy? —pregunto—. ¿Qué tal si son
impresas?
—Es poco probable —dice él, perezosamente poniéndose de pie y estirando
los brazos sobre la cabeza—. No con todas las demás para elegir, y por ahora, los
chicos son la atracción principal, no tú. De todos modos, Annie está en el caso.
Puede que sea pequeña, pero pega duro… eso es lo que él dijo.
Me pongo de pie de mala gana. Me siento tonta por exagerar, por pensar que
todo es acerca de mí, pero sé que no debería dejar que mi orgullo se interponga
en el camino de unas galletas con chispas de chocolate recién horneadas.
111
Capítulo 14
Traducido por Martinafab, Vanehz y scarlet_danvers
M
e anudo el sarong blanco alrededor del pecho para cubrir la mayor
parte de mi bikini azul brillante. Llevé este mismo sarong más
abajo alrededor de la cintura cuando me lo llevé a las vacaciones a
Francia hace un año, pero ahora me siento extrañamente expuesta.
Es martes por la tarde, y después del encontronazo de ayer con los paparazzi,
he estado bastante contenta de quedarme en casa hoy. Resulta decepcionante
que Johnny haya tenido que dejarnos por una reunión con su sello discográfico
más temprano, pero ya regresó, y Meg ha sugerido que todos vayamos a nadar
juntos. Todavía siento que apenas he hablado con él, pero intento seguir la
corriente.
Meg está aplicándole protector solar a Barney cuando entro por la puerta de
cristal claro junto a la piscina. Él se retuerce y se queja mientras ella se lo frota
por las mejillas.
112
—Quédate quieto —lo reprende.
—¿Crees que estaré bien? —le pregunto, sintiendo el calor del sol en los
brazos. Me he recogido el cabello para que no se me moje, y mis gafas de sol
están de vuelta donde pertenecen: ubicadas en la parte superior de mi nariz.
—Estarás bien —interrumpe Johnny desde atrás. Me vuelvo para ver que él
viste un traje de baño azul marino y nada más. Sus brazos y parte de su torso
están decorados con tatuajes. He visto fotos de él en las revistas donde no lucía
muy diferentes a esto, y ahora está aquí, frente a mí. Vivo. Real. Mi padre
biológico.
—Más o menos, chica. —Me pasa los últimos juguetes y dejo caer la mitad
mientras él se pasea hacia la puerta de la piscina y entra en la zona vallada. Le
roba a Barney a Meg y le hace girar un círculo, haciéndolo reír.
¡Splash!
14 Lake District: región del noroeste de Inglaterra que incluye un parque nacional.
Me alejo bruscamente del recuerdo y observo cuando las cabezas de Barney y
de Johnny salen del agua. Johnny se aparta el cabello mojado de los ojos y toma
las manos de Barney, tirando de él.
Miro a Meg para ver que su rostro se suaviza mientras los observa.
—Por supuesto que no —me mofo. ¿Qué se cree que soy, idiota?
—Eddie nos ha dejado algo de comida tailandesa —me dice con lo que se
siente como alegría forzada—. Podemos comer cuando estés lista.
—Vamos, amigo —le dice Johnny a Barney. Éste me pasa corriendo hacia las
escaleras.
—¡No te resbales! —grita Johnny detrás de él. Todavía tiene los pies mojados.
—¿Me echas una mano para vestirlo? —dice Johnny. Él asiente hacia el
dormitorio de Barney, así que lo sigo, todavía nerviosa.
115
—¿Puedes buscarlo algo de ropa de ese cajón? —dice, mientras desnuda a su
hijo que se retuerce.
Hago lo que me pide, eligiendo shorts rojos y una camiseta azul marino con
un tiburón blanco en el frente. Cuando me vuelvo, Barney está de pie frente a
Johnny, sonriéndole mientras Johnny le seca vigorosamente el agua del pelo.
Johnny aún viste sólo su traje de baño y mis ojos cayeron en la escritura
garabateada en tinta negra de un tatuaje sobre su pectoral izquierdo. Dice
Nutmeg.
Al día siguiente, Meg viene a buscarme cuando estoy afuera junto a la piscina.
—¿Qué te parecería venir a una fiesta el viernes por la noche? —Se sienta en
la tumbona opuesta a la mía. 116
—¿La fiesta de quién? —pregunto.
—Pero yo…
Esa tarde, Meg y yo dejamos a los niños con su papá y vamos en la limusina,
cortesía de Davey, a Rodeo Drive.
—Estoy esperando… —La voz de mamá corta el denso calor sofocante del
probador.
—Espera —le digo, luchando por levantar el cierre. Su rostro aparece frente
a la cortina; sólo su rostro, cerniéndose como algún bizarro show de
marionetas.
—Primero veré qué más hay —decido, en parte para hacerla enojar.
Ella sabía que regresaría por ése, y estaba en lo cierto. Me puse ese vestido en
mi fiesta de cumpleaños, ésa a la que ella nunca llegó.
Parpadeo para alejar las lágrimas mientras miro a la chica en el espejo. Visto
un conjunto de dos piezas de falda estrecha negra y un top ajustado sin mangas.
118
El top muestra mi vientre ligeramente bronceado y tiene un ribete de encaje
negro alrededor del dobladillo, y la larga falda roza el piso con una abertura
hasta la parte superior de mi pierna. Tendría que usar tacones. Y llevaría mi
cabello recogido en un moño desordenado con maquillaje de ojos oscuro. Puedo
imaginármelo perfectamente. No quiero pensar en cuánto cuesta este atuendo,
pero Meg me ha prohibido que mire la etiqueta del precio. La curiosidad me
gana, y casi me atraganto al ver los dígitos.
Sus comentarios de mi primera noche aquí aún me afectan, pero ella parece
estar haciendo un esfuerzo. Supongo que Johnny debe haber hablado con ella,
como dijo que haría.
—¿Qué piensas? —pregunta ella.
—También yo. ¿Quieres probarte otra cosa? —Pausa—. ¿O has tomado una
decisión? —pregunta con diversión.
—Comprémoslo, entonces.
—Sólo Dios sabe. Mi nombre es Meg, pero cuando trabajaba para él,
simplemente comenzó a llamarme Nutmeg. Ahora se la ha tatuado en el pecho.
—Para nada. Yo solía trabajar como AP de una arquitecta, y luego uno de sus
clientes... ¡Oh! ¡Fue Wendel Rosgrove! Lo has conocido.
—Estoy de acuerdo contigo, pero por suerte no tengo mucho que ver con él.
De todos modos, él le dijo a mi jefa que Johnny estaba buscando un nuevo AP y
ella me sugirió para el trabajo.
—Wow. Así de fácil.
—Mmm. No, supongo que no. —Recojo mis cosas, lista para llevarlas a la
caja.
Meg se desplaza sobre sus pies y tengo la sensación de que todavía tiene algo
que decir. Inclino la cabeza hacia un lado, a la expectativa.
—También lamento haber estado un poco rara desde que llegaste. —Me da
una mirada de disculpa.
—Siento arruinártelo.
Los siguientes dos días pasan con alarmante rapidez, y pronto es la noche de
viernes y la hora de la fiesta. Al final, llevo el cabello recogido en una trenza
espiga. Meg llamó a alguien para que nos arreglara el cabello y el maquillaje y
nunca me he sentido más mimada. La fiesta es aquí en Bel Air en la enorme
mansión de Michael Tremway, por lo que es sólo un corto viaje en la limusina
para llegar allí. Meg luce impresionante en un vestido Gucci amarillo dorado
con largas mangas vaporosas y un dobladillo corto que muestra sus largas
piernas. Ella lleva el cabello suelto, un grueso collar de bisutería, y ambas
llevamos tacones negros asesinos. Fuimos a comprar zapatos esta mañana, y sí,
probablemente me maten para el final de la noche.
Johnny viste jeans negros ajustados con un cinturón con tachas de metal y
una camisa gris plateada desabrochada en la parte superior. Es una noche cálida
así que se ha arremangado las mangas y sus tatuajes están visibles. Por alguna
razón imagino a Stu con tatuajes como Johnny y el pensamiento me hace
sonreír.
Johnny se inclina para abrir de la nevera. Saca una botella de lo que luce
como champagne. Se llama Perrier Jouet y tiene una bonita decoración floral
blanca por el lado. ¿Acaso Perrier no es el agua mineral? 121
—¿Quieres una? —le pregunta a Meg con una ceja levantada.
—Un vaso no hará daño. Es una ocasión especial —dice Johnny suavemente
antes de volverse hacia mí—. ¿Jessie? ¿Quieres una copa de champagne?
Bebo un buen trago de champagne y casi toso y lo escupo. Por Dios, ¡es
efervescente! Prefiero la sidra, para ser honesta. Esto no es lo suficientemente
dulce. Pero es una bebida, así que bebo tan pronto como puedo. Tan pronto
como he terminado llegamos. Miro por las ventanillas de cristal polarizado del
auto para ver una multitud de gente pululando en la calle fuera de un alto muro
de ladrillo. Otros salen de limusinas, siendo fotografiados por los paparazzi que
esperan. Meg aprieta la rodilla de Johnny y luego se vuelve hacia mí.
—De acuerdo —concedo. ¿Por qué están tan reacios a contarle al mundo
acerca de mí?
Antes de que pueda preguntar, la puerta se abre y Davey retrocede para dejar
que Meg salga. Johnny y yo todavía no hemos tenido una adecuada charla a
corazón abierto. Lo que significa que no he tenido la oportunidad de hacerle las
preguntas para las que realmente necesito respuestas. En el par de ocasiones
que he sacado el tema de Mamá, él parece incómodo. De acuerdo, puede que él
no la recuerde, y quizás no quiera hablar de ello frente a Meg, pero no ha hecho
122
precisamente el intento de llevarme a alguna parte, sólo nosotros dos. Fui sola
de compras con Meg, pero es Johnny con quien quiero desarrollar una relación.
¿A qué está jugando? ¿Por qué no hace un mayor esfuerzo? Quizás se siente
incómodo. ¡Mala suerte! La vida es incómoda. De la nada, la irritación me
pincha.
Johnny sale del auto a los flashes de las cámaras de los paparazzi. Respiro
hondo e intento calmarme. ¡Estoy a punto de ir a una fiesta de Hollywood!
Debería estar emocionada. Esta noche tengo que canalizar a la Jessie divertida e
intentar olvidar todo lo demás. Espero a que los flashes lo sigan lejos de la
limusina, y luego me muevo hacia la puerta y, tomando un poco de alivio de la
alentadora sonrisa de Davey, salgo con cuidado, esperando que mis asesinos
tacones de aguja no se doblen por debajo de mí.
Capítulo 15
Traducido por veroonoel, Aяia, scarlet_danvers y Simoriah (SOS)
N
o puedo creer que Johnny y Meg no estén ciegos por los flashes
disparándose en sus rostros mientras se dirigen a las puertas. Estoy
un poco perdida en la multitud mientras los sigo, mi cabeza
zumbando por esa copa de champagne que bebí demasiado rápido.
Meg me mira sobre el hombro una vez para comprobar que aún estoy con
ellos, pero Johnny mantiene los ojos fijos hacia adelante. Tengo mi boleto en la
mano, y supongo que permanecen delante de mí en un intento deliberado para
mantener mi identidad en secreto. No puedo evitar sentirme decepcionada, pero
con suerte ellos saben lo que están haciendo.
Mi corazón salta cuando ellos pasan por las puertas, sin que nadie siquiera
revise sus boletos. ¿Y por qué deberían? Johnny y Meg son dos de los rostros
más reconocidos de la farándula. Pero, ¿qué hay si yo no puedo entrar? Siento
un poco de pánico cuando me uno a la fila delante de mí. Obviamente nadie se
123
hace a un lado por mí, como lo hicieron por mi famoso padre. Eventualmente
llego al frente y entrego mi boleto.
Meg y Johnny me están esperando. Ella sonríe alegremente, pero mis ojos
son atraídos a los de él.
Hay tanto que asimilar. La casa está en la distancia, detrás de una suave
pendiente de césped, y en el césped, hay una amplia variedad de atracciones de
feria pasados de moda: un carrusel, una noria, sillas voladoras, un tobogán en
espiral y tazas de té. Siento que estoy de nuevo en el Muelle de Santa Mónica,
¡excepto que estas atracciones están en el jardín de alguien!
Justo cuando pienso eso, veo camareras en vestidos rojos y negro de los años
cincuenta paradas junto a los carros sosteniendo bandejas de madera llenas de
copas de champagne. Algunos líquidos dentro son transparentes y burbujeantes,
otros son de color rosa frambuesa o naranja pálido. También hay algunos vasos
grandes de jugo.
—Tomaré un Bellini, por favor. —Meg se sirve una copa, ignorando la obvia
fascinación de la chica con su marido. Me pregunto cómo lidia con eso. Lo
odiaría si fuera ella.
—Deja que lo intente —me burlo, estirándome para tomar una bebida de
bayas y tomando un sorbo mientras me subo a un carrito que nos espera. Mmm,
esto sabe mucho mejor que esa cosa en el auto. Johnny y Meg se sientan detrás
de mí, mirando hacia atrás, él con el brazo alrededor de los hombros de ella. Él
parece estar tan absorto con ella pero, ¿seguramente ella debe sentirse insegura
cuando tantas mujeres están obviamente interesadas en él?
Música pop suena a todo volumen en los enormes altavoces alrededor del
jardín, pero no ahoga el sonido de gritos y risas provenientes de las atracciones
de feria al pasar junto a ellas. Puedo oler las palomitas y el algodón de azúcar y
espío un par de puestos de perros calientes, con camareros vestidos al estilo de
los años cincuenta con trajes a rayas rojas, blancas y sombreros a juego.
No puedo creer que una persona sea propietaria de todo esto. Nunca he visto
nada igual en mi vida.
No puedo evitar sentirme mal por Charlotte por ser descartada por su padre
con tanta facilidad.
Pensar en ella me recuerda que me iré a casa pronto. Pero apenas he logrado
conocido a mi supuesto padre en absoluto. No puedo imaginar conocerlo alguna
vez, no como conozco a Stu. Una vez más siento una punzada de nostalgia. En
mi caso, la ausencia definitivamente hace crecer el cariño. Me pregunto si Stu
me extraña. Probablemente no. Apuesto a que está disfrutando de la paz y la
tranquilidad.
“California Girls” de Katy Perry suena todo volumen de los altavoces del
jardín mientras que más adelante el tiempo de los autos chocadores llega a su
fin. La combinación de música alegre y el alcohol me hacen decidir darles una
oportunidad. Por un golpe de suerte, me las arreglo para conseguir un auto
recién desocupado junto a la barrera. Sostengo mi copa casi vacía entre las
rodillas y disfruto de mi entorno mientras espero que comience el paseo. Las
edades de la gente alrededor van desde los diez a los sesenta. Hay algunos
adolescentes que lucen bastante geniales. Se gritan entre sí desde los autos y,
cuando el paseo comienza, mis ojos se dirigen hacia la parte posterior de la
cabeza de un chico. Tiene el cabello negro y desordenado e incluso desde atrás
puedo decir que probablemente es bastante lindo. Paso entre un par de niños y
él rodea la curva más delante, permitiéndome tener un vistazo de su rostro.
Whoa. Tenía razón. Es guapo. Absolutamente guapo. Bronceado con pestañas
oscuras y pómulos esculpidos. ¿Me pregunto si es actor? Me pregunto si tiene
novia… A lo mejor es gay. Una anciana se estrella a mi lado y luego estalla de
risa. Suelto una risita mientras doblo el volante hacia la derecha y me alejo de
ella en reversa, chocando hacia atrás contra la parte delantera de otro auto. Mi
cabeza se sacude hacia delante por el impacto.
—¡Choques de frente no! —nos grita el chico que dirige los autos chocadores.
El chico aprieta sus labios hacia mí e intento mantener una expresión seria
cuando nos encontramos conduciendo lado a lado. Tomo la oportunidad para 127
terminar el resto de mi bebida.
—¡Oye! —Se ríe haciendo lo mismo hacia mí. Todos los autos se frenan hasta
detenerse cuando la atracción llega a su fin. Maldita sea.
Nuestros autos se han detenido uno al lado del otro. Él me lanza una mirada
de reojo y levanta una ceja.
—¿No? —Él parece sorprendido cuando sale del suyo y me ofrece la mano.
Tiene un tatuaje de estilo cómic que dice “POW!” en el exterior de su antebrazo
derecho, y varias tiras de cuero trenzadas alrededor de sus muñecas. Tomo su
mano instintivamente, la abertura de mi vestido dejando ver la longitud de mi
pierna cuando salgo al liso metal. Al menos con él sosteniéndome la mano no
me tropezaré con mis tacones y haré el ridículo—. ¿Cuántos años tienes? —
pregunta, mientras una niña de unos diez años pasa corriendo junto a mí para
entrar en el auto.
—Aah —dice.
Incluso con los centímetros extra de mis zapatos, él es más alto que yo por
quince centímetros.
—Sí, claro, son geniales. —Sus ojos azul grisáceos me miran detrás de unos
pocos mechones de cabello negro que han caído sobre su frente—. Voy a verlos
en septiembre.
—¿No puedes conseguir entradas? —Él engancha los pulgares en las presillas
de los jeans negros.
—¿Dónde estarás?
—Maidenhead, ¿no?
—¿Qué?
—Inglaterra.
—Lo dudo. Sólo he estado aquí desde el domingo. —Cruzo los brazos.
—¿Cuál es tu nombre?
—Jessie.
—Yo soy…
129
—¡Jack! —interrumpe un chico con un grito. Rompemos el contacto visual y
miramos para ver a otros cuatro adolescentes de los autos chocadores
esperando aproximadamente a diez metros de distancia: dos chicas y dos chicos,
uno de los cuales es el responsable de llamarlo—. ¿Vas a venir al tobogán?
Mi ánimo se hunde.
—Eso oí. —Presiono los labios, sintiendo que todavía tenemos la atención de
sus amigos. Una mirada en su dirección y lo compruebo; no se han movido. De
hecho, una de las chicas, una rubia alta y delgada con un vestido lila, parece un
poco incómoda. ¿Es su novia? Quizás no, si él sigue aquí hablando conmigo,
pero apuesto a que quiere serlo. ¿Quién no? Por alguna razón, en ese momento,
mi cerebro elige mostrarme una imagen mental de Tom riéndose.
Lo sigo hacia el grupo. La chica que noté antes se mueve sobre sus pies, pero
me lanza una mirada asesina.
—Oigan chicos, ésta es Jessie —me presenta Jack, luego señala a cada uno de
sus amigos—. Morgan, Miles, Bryony y Lissa.
Todos dicen hola, algunos con más entusiasmo que otros. Morgan es alto,
delgado, con el cabello corto rubio oscuro y jeans desgastados. Miles es un poco
más bajo y más ancho con cabello oscuro teñido de naranja en las puntas (está
vestido de negro) y Bryony es de mi altura con el cabello oscuro de largo medio.
Lissa, la rubia, apenas me mira a los ojos. Las chicas llevan vestidos que parecen
caros, lo cual me hacen sentir mejor sobre mi traje, especialmente porque los
chicos están bastante informales.
—No tienes que cuidarme, cariño. Me habría reunido con ustedes ahí —
responde Jack con un falso acento de campo. Lissa resopla—. Así que, ¿cuál es
tu historia? —me pregunta con su voz normal mientras caminamos—. ¿Con
quién estás aquí?
—Mi… —Casi digo “mi papá”, pero me detengo justo a tiempo—. Solo con
130
algunas personas que conocen a Michael. —Me obligo a decir Michael y no
Michael Tremway para no sonar completamente desinformada.
—¿Eres una actriz? —pregunta Lissa por encima de su hombro, de una forma
ligeramente condescendiente.
—Demonios, no. —Ella luce incluso más sorprendida cuando Jack sonríe.
—¿Qué hay de ti? —le pregunto a él—. ¿Por qué estás aquí?
—¡Es la anciana prepotente de los autos chocadores! —Tiro del brazo a Jack y
la miramos con asombro.
—¿A quién llaman anciana? —grita ella con enfado sobre el hombro.
—¡Tengo cuarenta y nueve años! —grita ella en voz alta mientras se abre
camino a empujones hacia la parte superior.
—Confía en mí, si te conociera, te recordaría. —No puedo creer que dijera eso
sin sonrojarme.
“I Knew You Were Trouble” de Taylor Swift comienza a sonar por los
altavoces y es todo lo que puedo hacer para no reírme en voz alta. Quizás Taylor
esté intentando decirme algo 16.
—¿No te gusta Swifty? Yo prefiero el rock indie, pero no puedes negar una
canción pegadiza cuando la escuchas.
—Mi hermana pequeña está obsesionada. Pero hay una cierta cantidad de
Taylor Swift que un hombre puede soportar. —Hace una pausa y me ofrece un
cigarrillo. Estoy medio tentada, pero lo rechazo. Realmente no necesito uno y 132
estoy segura de que Meg y Johnny no lo aprobarían.
—Oh, ellos. —Me echa un vistazo—. Ahora todo se está revelando. Pensé que
te gustaba la buena música como los Wombats.
—¿Zayn?
Me encojo de hombros.
Frunzo el ceño.
—Te vi bailando su canción en los autos chocadores. —Levanta una ceja hacia
mí y sigue caminando.
—¿En serio? —¿Él me notó antes de que yo lo hiciera con él? Llegamos al
camino iluminado por antorchas, retrasándonos cuando un carrito pasa
rápidamente.
—Sí, bueno, esto viene de alguien que tiene un tatuaje de One Direction —
bromeo.
—Aquel que protesta demasiado —le digo con fingido acento meloso.
—¿Cuánto qué?
Río.
—¿Hablas en serio? ¿De verdad quieres hacer una apuesta sobre esto? —
Vacilo—. De acuerdo, lo haremos —decido—. ¿Cuáles son las probabilidades?
Mi boca se abre.
—¿Macy?
—Sí, ya sabes, la hija de Michael Tremway. —Ahí voy otra vez, diciendo
Michael en lugar de Mike.
Él sonríe.
—Toma asiento.
Tengo cuidado de no mostrar mi ropa interior cuando lo hago. Desde aquí
tenemos una vista perfecta de todos los que están en la piscina y la casa detrás.
Ahora todas las luces están encendidas en el interior y las ventanas lanzan un
cálido resplandor que nos alcanza incluso desde esta distancia.
—Sin embargo, no pasará nada de One Direction —dice para burlarse de mí.
—Oh, lo siento tanto por ti —le regreso la burla—. Vamos, no voy a saltar a la
piscina desnuda o en ropa interior, así que bien puedes contarme cuándo te
hiciste el tatuaje —digo, tomando un sorbo de mi bebida.
—Sí. 135
—¡No tienes permiso para hacerte tatuajes hasta que tienes dieciocho años!
Créeme, lo revisé. Al menos, no sin el consentimiento de los padres y no hay
manera de que yo recibiera eso. —Recuerdo esa particular discusión con Mamá.
Como de costumbre, Libby estaba del lado Mamá. No podía creer que yo
considerara hacerme un tatuaje. Fue aproximadamente un mes antes de que
Mamá muriera, pero incluso en ese momento Libby y yo habíamos comenzado a
distanciarnos. Intento no pensar en ello. Lo estoy pasando demasiado bien para
estropearlo ahora—. ¿Es diferente aquí?
Él se encoge de hombros.
—A mis padres realmente no les importa lo que haga. —Mi rostro cae y él se
da cuenta—. Que no les importe no significa que no se preocupen —señala. —
Sólo son bastante relajados, eso es todo.
—Oh. —Suenan como los padres de Natalie, y eso no suena tan mal.
—Ella misma.
Él sonríe sardónicamente.
—¿La conoces?
—¡No puede ser! ¿Es simpática? —De la nada me siento nerviosa—. Quiero
decir, ¿ella es…?
—¿Un poco perra? —me interrumpe—. Oh, sí, viene con el territorio de
estrella adolescente —dice tranquilamente—. Pero pareces ser capaz de
comportarte.
136
Levanto una ceja.
—Aquí viene.
Miro hacia atrás para verla acercarse a la piscina. Un par de sus amigos
sentados en tumbonas se levantan y la saludan. Jack saca otro cigarrillo del
bolsillo, pero se queda dónde está. Irónicamente, declino su oferta de fumar,
demasiado nerviosa para ello. Ella nos mira y su rostro se ilumina.
—Oh, déjame darle una pitada. —Ella lo toma de entre sus dedos, pero a él no
parece importarle. Ella se posa en el borde de su tumbona, de espaldas a mí. Su
vestido es de corte bajo en la espalda y es tan delgada que puedo verle las
costillas cuando inhala profundamente.
―Jessie ―repito.
―Berkshire.
―Amo Londres ―dice y sus ojos azules se agrandan―. Es tan bonita y tan…
―Piensa buscando la palabra correcta y se le ocurre “pintoresca”.
―Sí, así es. ―Ella sopla el humo por encima de la cabeza de él y parece que,
una vez más, invoqué mis poderes de invisibilidad. Ni quisiera quiero saber a
qué se refiere ella con ese comentario. Ciertamente parece muy cómoda con él.
―Genial ―digo.
―Charlotte, ¿quieres un trago? ―exclama uno de sus amigos que está cerca.
―Estaré allí en un minuto ―contesta sobre el hombro, con una voz que suena
aburrida.
¿Todas las chicas de LA son completas perras? Por mucho que sea fan del
programa, realmente no me importaría si su actriz principal se fuera en este
momento.
―Entonces, ¿qué hay de ti? ―le pregunta Jack, y comienzo a pensar que
138
quizás sea hora de ir a buscar a Meg y a Johnny.
―De acuerdo, una vez más estás comenzando a ganarte algo de mi respeto
―dice Jack. Me doy cuenta de que su comentario está dirigido a mí.
―Tú todavía tienes mucho camino que recorrer ―contesto sin perder el
ritmo.
―Tu hermano tiene buen gusto musical ―digo, sacando a Johnny y a Meg de
mi mente por un rato más.
―De acuerdo. ―Me pongo de pie, conmovida porque quiere que conozca a su
hermano.
Él sonríe.
―Me debes una prenda ―repite él, más lentamente esta vez.
Instantáneamente soy consciente de cuán cerca están sus labios de los míos.
Calor inunda mi cuerpo cuando lo miro directo a los ojos.
―¡JESSIE! ―Doy un salto por la sorpresa cuando miro más allá de él para ver
a Johnny parado al otro lado de la piscina. Jack también lo ve, y de repente
estoy de regreso sobre mis pies―. Nos vamos ―grita Johnny, instándome a ir
hacia él.
―Sí ―respondo con cautela―. Él es… ―No quiero mentir―. Yo… estoy
ayudando con sus niños. ―Bueno, en cierta forma es verdad.
Río débilmente.
―Tú no tienes una niñera ―me burlo, antes de poder registrar el hecho de
que estaba coqueteando conmigo.
―Sí.
―Seguro.
Él sonríe.
―Dame tu número.
―No lo sé.
―Te podrían venir bien algunas ―contesta él con un guiño, volviendo a meter
la billetera en el bolsillo.
―Te llamaré ―le digo con una sonrisa, alejándome, claramente consciente de
que las chicas que están cerca me observan.
―Sí ―contesto.
—¿L
a pasaste bien? —pregunta Johnny cuando regresamos a
salvo al interior de la limusina de Davey. Hay una
brusquedad en su tono y no estoy segura de por qué.
—Sí —contesto.
—No necesito que pelees mis batallas. —Las palabras salen antes de darme 142
cuenta. Meg parece sorprendida.
—Oye, relájate, chica, nadie está peleando contra nadie —dice Johnny
rápidamente, sus ojos verdes entrecerrándose con aprehensión.
Para cuando regresamos a la casa, estoy furiosa. Furiosa como para dar
portazos. De modo irritante, Davey está esperando para cerrar la puerta del auto
detrás de mí, pero la puerta principal es mía.
¡BANG!
—¿Qué demonios? —Johnny gira rápidamente.
Tan pronto como lo hago, me doy cuenta que puedo haber despertado a
Barney y a Phoenix, pero finjo que no me importa.
—Has bebido demasiado —dice Johnny con calma y eso me irrita aún más.
—¡Que te jodan!
—¡Llévenlo afuera! —sisea Meg desde el rellano cuando una puerta se abre
arriba y veo a una preocupada niñera aventurarse afuera. Fulmino a Meg con la 143
mirada y luego Johnny va a grandes pasos hacia la puerta que lleva a la terraza y
la abre. Señala hacia afuera, su mandíbula crispándose con irritación mientras
me mira. Cruzo la sala con fuertes pisadas y traspaso el umbral. Él cierra la
puerta.
—¿Qué te sucede? Pensé que te habías divertido esta noche. ¿Por qué actúas
como una malcriada?
—Vas a tener que ayudarme —dice él con una calma forzada—. No he tenido
que lidiar con muchas chicas adolescentes en mi época.
Él se tambalea hacia atrás e incluso con la poca luz puedo ver que lo he
dejado aturdido. Mi corazón late violentamente. ¿De dónde vino ese
comentario? Pero es hora de que tuviéramos una conversación sobre mi mamá.
Me sorprende oírlo pronunciar su nombre. Stu hizo parecer que Mamá sólo
había sido otra chica para él, pero quizá haya más en la historia.
Él suspira.
—Ella seguía a la banda, ¿sabes? —Sus ojos son penetrantes en la luz que se
derrama sobre nosotros proveniente de la sala—. Venía a casi todos los
conciertos antes de que tuviéramos éxito, y yo la veía justo al frente. Era difícil
no notar a Candy.
Miro por encima del hombro a través de las ventanas del piso al techo, pero
allí no hay nadie ahí. Me pregunto si Meg se ha ido a la cama. Dudo que Johnny
hubiera sido tan abierto conmigo si ella estuviera cerca.
—¿Qué sucedió? —pregunto, pero él luce vacilante—. Tengo que saberlo. —No
quiero rogarle. Sacudo la cabeza y lágrimas calientes llenan mis ojos—. Ella ya
no está aquí para contármelo. —El nudo es colosal ahora, pero no quiero estallar
en llanto ni quitarle mérito a la conversación ahora que de hecho estamos
hablando. Es demasiado importante y mi tiempo aquí se está agotando.
—¿Por qué?
—Me di por vencido. —Toma una larga y lenta pitada y en cierta manera él se
siente más familiar para mí. Ésta es la imagen que tenía de él en mi cabeza antes
que nos conociéramos. Más estrella de rock, menos esposo y padre cariñoso.
Él me mira.
—Lo sé. —Extiendo la mano, palma hacia arriba, y él la mira por un instante.
Luego apaga el cigarrillo.
—No, nada para ti, y nada para mí. Como dije, es un hábito asqueroso.
¿De repente está intentando ser responsable por mí? Normalmente estaría
molesta, pero me siento extrañamente conmovida.
—No sabía que no bebías. Quiero decir, sé... —Hmm, esto es vergonzoso—.
Leí sobre tú adicción a las drogas en Internet —admito.
—Sí. Que me maldigan si vuelvo a eso. —Él mira el cigarrillo en el suelo—.
Esos bastardos hacen que me den ganas de beber. Beber hace que me den ganas
de consumir drogas. Estoy mucho mejor si le digo que no al montón.
—No la miré mientas pedía un whisky con hielo, pero pude sentirla
tensándose junto a mí. Me volví hacia ella y le dije hola. —Él sonríe y me da una
mirada de soslayo antes de mirar hacia delante—. Ella rompió el contacto visual
primero. —Ríe entre dientes de nuevo cuando el recuerdo regresa a él—.
Siempre rompía el contacto visual primero.
—¿Cuándo se besaron por primera vez? —Lo decía en serio cuando pedí
detalles. Es raro, porque se trata de mi mamá, pero por alguna razón tengo que
saber exactamente lo que sucedió. Quizás sólo necesito saber que ella significaba
algo para él.
Él comienza a reír.
—Ella puso su mano, justo aquí. —Se golpea suavemente el pecho—. Y me
dijo “no lo creo”.
—Me dijo por qué después. —Él se encoge de hombros—. Me dijo que yo
perdería interés en ella una vez que ella cediera. —Sonríe—. Sus palabras, no las
mías.
—¿Tenía razón?
—Bueno, estaba bastante molesto porque ella me rechazó. —Me mira—. Pero
siguió viniendo a los conciertos, siguió parándose justo al frente con esos
grandes ojos tristes suyos y... No me pude resistirme. Teníamos unas pocas... —
Su voz se apaga, luego él encuentra la palabra que está buscando—... seguidoras
en ese momento.
—De todos modos —continúa—. Sé que Candy podía verlas. Sabía que ella
estaba celosa, pero seguía viniendo, y, bueno, comencé a pensar que era sólo la
música lo que le gustaba. Hasta que una noche le di a roadie un pase al
backstage para que se lo diera. No sabía si ella vendría, pero yo estaba hablando
con un par de rubias cuando ella lo hizo y recuerdo la expresión en su rostro.
Pensé que se volvería y saldría corriendo, pero la atrapé antes de que pudiera
hacerlo.
—Oh, puedo recordarlo. Lucía condenadamente sexy esa noche. —Me da una
mirada de disculpa—. Lo siento.
—Definitivamente, —reitero.
—Le dije que me estaba matando. —De repente él luce agitado, frotándose la
boca con la mano y empujándose el cabello hacia atrás de nuevo—. No debería
haberlo hecho. No lo habría hecho. No debería...
—¿Te arrepientes de haber dormido con ella? —No sé por qué la idea me
duele tanto.
Se rasca la cabeza una vez más y mira hacia el bar detrás de nosotros.
Él se vuelve.
Él no dice nada durante un largo rato. Intento ser paciente, pero casi me
mata. Lo veo tragar saliva y creo que esto lo lastima, pero no puedo estar segura
y me hace dar cuenta de que todavía no lo conozco en absoluto. Finalmente
habla.
—Meg... —Él sacude la cabeza hacia la casa—. Antes de Meg, yo era diferente.
No me comprometía con nada. Si me gustaba alguien, los apartaba. Le hice
eso... a tu madre. —Suspira—. Nos vimos un par de veces después de esa noche,
pero luego ella comenzó a hacerme preguntas, comenzó a querer algún tipo de
compromiso de mi parte. Así que le dije que sólo era algo casual, que no debía
tener ninguna expectativa. Ella se enojó. Yo sabía que sería así. Supongo que le
di la razón. El motivo por el cual ella me rechazó en primer lugar. —Suspira—.
Se fue y creí que no la vería de nuevo. Me dolió, ¿sabes? Más de lo que pensé.
Pero ese mismo día nos ofrecieron un contrato de grabación, y para el almuerzo
una compañía más grande nos ofreció otro trato. Para el final de esa semana,
nuestro manager había sido abordado por cuatro sellos discográficos diferentes,
todos importantes, y tenían una guerra de ofertas por nosotros. No tuve tiempo
de pensar en Candy. Tenía que concentrarme en Fence, en los chicos y en tomar
la decisión correcta.
—Todavía teníamos dos conciertos más antes de terminar esa gira antes de
comenzar a grabar nuestro álbum debut. La compañía con la que firmamos
quería que hiciéramos una gira por Europa, así que no había mucho que hacer.
—No vino —dice él en voz baja—. Ésa fue la última vez que la vi.
–No lo sé. –Luego se vuelve hacia mí–. Pero tú, yo, deberíamos habernos
conocido. Han pasado quince años, Jessie.
―Ella estaba con otra persona cuando nosotros… tú sabes… ―Su voz se apaga
otra vez. Maldición, él realmente es difícil. Los tabloides no necesitaban
exagerar su reputación como mujeriego en absoluto. Entonces me doy cuenta de
lo que él acaba de decir. 150
―¿Ella no te dijo que estaba embarazada? –pregunto con asombro. No creí
que Meg fuera tan… Dios, quiero decir taimada, pero sé que Mamá también
guardó silencio sobre mí.
―No fue su culpa. –Johnny es rápido para defenderla–. Ella no sabía que el
bebé era mío. Christian era mi mejor amigo. Ella y yo estuvimos juntos primero,
pero yo… bueno, la abandoné y… demonios, no quieres saber todas estas cosas.
De hecho, sí.
–Cuéntame. ―Lo recuerdo diciendo que Christian iba a venir de visita. ¿Es el
mismo hombre? Seguramente no. Hago la pregunta.
―Sí –me dice Johnny–. Ya está todo superado. Meg no sabía que Barney era
mío, no hasta que él fue mayor y comenzó a parecerse a mí.
–Lo entiendo.
―Ella era mi mamá. –Lágrimas llenan mis ojos–. Nada me habría hecho
elegirte a ti sobre ella.
Sacudo la cabeza.
―Me habría disculpado –dice él–. Oye, no estoy diciendo que yo habría
cambiado. Me ha tomado de meter la pata a lo grande hacer eso –dice él 151
cínicamente–. Pero podríamos haber tenido una relación. Tú y yo podríamos
haber tenido una relación.
Sorbo por la nariz con fuerza y luego río entre las lágrimas.
―Al menos podemos tener una ahora –añade él, apretándome el hombro y
dejando caer la mano.
―¿Sabes cuánto me ha insistido para que deje de fumar? –Levanta una ceja–.
No, ella estará bien. Siempre lo está. Y es por eso que la amo –añade con una
voz suavemente cómica mientras rodeamos la piscina hacia la casa.
Sus palabras me hacen sonreír, pero la calidez que siento es seguida por una
punzada de celos. Espero que Meg sepa cuán afortunada es. Si Johnny hubiera
sentido eso por mi mamá, ¿qué tan diferente sería mi vida?
―Entonces, ¿qué hay de Jack Mitchell y tú, eh? –La expresión irritada está
firmemente de regreso en su rostro.
Aah, de acuerdo.
–Sólo ten cuidado con él. –Es lo que dice–. Su papá Billy era peor que yo en
el pasado.
―¿Cómo?
152
―Él festejaba duro.
―¿Quién dice que Jack es como su papá? –pregunto con suave provocación.
―Iré a cerrar y a apagar las luces aquí abajo –dice él mientras volvemos a
entrar–. Ve a descansar, es bastante tarde.
―Quería decírtelo antes, gracias por el vestido. –El encaje negro de Roberto
Cavalli me ha hecho sentir especial toda la noche.
17 N. de T.: expresión inglesa que podría traducirse como “de tal palo, tal astilla”.
―De nada –dice con una cálida sonrisa–. Luces hermosa.
153
Capítulo 17
Traducido por scarlet_danvers e Isa 229 (SOS)
P
uedo oír a Meg haciendo el desayuno para los niños en la cocina
cuando salgo de mi habitación a la mañana siguiente. Me duele la
cabeza y me siento decididamente floja por el trago que bebí anoche.
—Está bien. —Ella parece un poco apaciguada—. Johnny dijo que tuvieron
una conversación de corazón.
Me acerco a la mesa y saco una silla. Ella lleva otra cucharada de cereal a la
boca abierta de Phoenix. Luce como un pajarito.
Me despedí de él ayer.
—¿Lo hizo?
—Me dijo que lo haría, ya que él no estaría aquí a cocinar mi último par de
desayunos.
—Ugh. —Ella hace una mueca y se aleja, dándole una mirada sucia.
—Volveré cuando me haya cepillado los dientes —dice él con una sonrisa
irónica, palmeándome el hombro mientras sale de nuevo de la cocina.
—Sí, lo siento —digo culpable—. Creo que podría haber sido mi culpa.
—Hmm, sí, sí dije que te contaría acerca de eso. Pero ahora probablemente
no sea el momento adecuado. —Ella desordena el cabello de Barney y se levanta
para limpiar la mesa. La historia de mi vida. ¿Cuándo es el momento adecuado?
Miro la tarjeta de Jack. Es negra con amarillo, con letra de aspecto irregular.
Debajo de su nombre dice "All Hype", que supongo es el nombre de su banda.
Hay un número de celular, dirección de correo electrónico y dirección web.
Bajo y rodeo la curva hacia la oficina. Está vacía porque Annie, como Eddie,
no trabaja los fines de semana. Saco una silla y enciendo el ordenador de
repuesto del escritorio.
Llego hasta las diez y media antes de llamarlo. Suena dormido cuando
contesta. Mi corazón late con la fuerza de un martillo neumático.
—Jessie...
—Me alegro de oír eso. —Hago una pausa—. ¿Te quedaste hasta tarde
anoche?
Me pregunto qué hizo. Sea lo que fuera, espero que no fuera con una chica.
Él emite una risa profunda y baja que envía un escalofrío por mi columna.
—No puedo esta tarde. Tengo un ensayo con la banda. Olvidé que mi
hermana persuadió a mis compañeros de grupo para tocar en su fiesta de
cumpleaños esta noche.
—Ella sabía que yo diría que no —dice esto con mucho cariño.
—¿Por qué?
—En su fiesta, esta noche —lo dice como si fuera una cosa segura.
Me río.
158
—Aún no te he dicho si estoy ocupada.
—¿Es así?
—Bueno, yo… —¿No debería tener una última cena con Johnny y Meg?—.
Primero mejor lo consulto con Johnny y Meg. Asegurarme de que no me
necesitan.
—Genial.
—¿A las siete y media? Me dará una excusa para salir de aquí.
—¿Eso es todo lo que soy para ti? —bromeo—. ¿Una excusa para no ayudar?
—Oh, eres mucho más que eso para mí.
¡Qué coqueto!
—Adiós.
Tengo la sonrisa más grande en mi rostro cuando cuelgo. Me dejo caer hacia
atrás en la cama y le sonrío al techo. Recuerdos de Tom parpadean en mi mente,
haciendo que mi sonrisa vacile. Me pregunto si él ha pensado mucho en mí
desde que me fui. Probablemente está en camino de regreso a Ibiza donde no le
faltará atención. Intento cerrar mi mente a él; y a mi culpabilidad con ello.
Debería vivir el aquí y el ahora mientras pueda. Ha pasado un largo tiempo
desde que me sintiera feliz y llena de ansiedad.
Echo un vistazo por las ventanas hacía de los árboles y el cielo azul más allá.
Entonces, ¿cómo voy a pasar mi último día con Johnny? Piscina. Fácil. Mejor
aplicarme un montón de crema solar. La quemadura solar no es un accesorio 159
que planee utilizar.
—Um… —Luce bastante absorto en lo que sea que esté mirando. Autos de
carrera de algún tipo.
Después de un rato, Meg trae a los chicos, los viste y les aplica protector solar
junto a la piscina. Johnny aparece y vaga hacia la cabaña de la piscina, y yo floto
en el agua y lo miro con diversión mientras él trae todos los juguetes inflables.
Barney está vestido y listo así que Meg lo deja en la zona de la piscina.
—Seguro. —Nado hasta las aguas poco profundas y me pongo de pie—. ¿Vas a
160
saltar? —le pregunto a él.
—Uno, dos, tres, ¡vamos! —grito y él salta, creando un gran chapoteo. Me río
y tomo su resbaladizo cuerpecito y él suelta una risita cuando lo hago atravesar
rápidamente el agua.
Echo un vistazo a Meg y la veo sonriendo. Ella se pone de pie con Phoenix y lo
trae a la piscina, acercándomelo mientras Barney sale por su propia cuenta
hacia ella. Hago rebotar a Phoenix, haciéndolo reír.
—T
en cuidado —dice Johnny. Estamos sentados en la sala de
estar y estoy jugando con el iPhone de repuesto que me ha
prestado por esta noche. Levanto la vista y veo que está serio.
Asiente hacia el teléfono—. El número de Davey está guardado ahí. Él espera
que lo llames para que te lleve.
—Jessie. 161
Levanto la mirada otra vez.
Le sonrío.
Le leído a los chicos un cuento para dormir, el último, y ahora Meg está
acostándolos.
Fuimos a almorzar esta tarde a este pequeño y lindo café en Melrose Avenue,
seguido de un día de compras. Me sentí como una princesa, completamente
consentida. Creo que Johnny intentaba compensar el tiempo perdido. Eso, o se
siente culpable porque me voy mañana. De hecho pareció decepcionado de que
yo eligiera pasar mi última noche con Jack en lugar de con Meg y él. Casi cambio
de opinión, pero Meg me animó a salir y disfrutar mi última noche en LA con
gente de mi propia edad. Más nervios rebotan dentro de mí. Jack llega tarde…
Visto jeans negros ajustados y una camiseta ajustada color crema, gris y
negra con brillantes gráficos rojos en la parte delantera. Aposté por el look chica
rockera y espero haber tomado la decisión correcta. Si llego y todos están
usando vestidos de gala, voy a lucir como una verdadera idiota. Tengo el cabello
suelto y despeinado, el maquillaje de mis ojos oscuro y brillante y mis zapatos
con plataforma verdes militar puestas. Meg me llevó a que me hicieran la
manicura y la pedicura de camino a casa mientras los chicos veían los dibujos
animados en los reproductores DVD del coche, y el esmalte de las uñas de mis
pies es ahora rojo oscuro.
La esperanza me recorre.
—¿En serio?
Hmm. No estoy del todo convencida de que eso sea algo malo.
—Confía en mí —implora—. Vamos, antes de que toque el timbre otra vez y
despierte a los chicos.
—Oye.
Sonrío con cautela y me vuelvo para caminar hacia el corredor, pero mis ojos
brillan ante su inesperada ternura. Respiro profundamente, abriendo la puerta
antes de que tenga la oportunidad de exhalar. La imagen de Jack de pie ahí,
apoyado contra un auto negro brillante de aspecto caro, hace que quiera tragar
más aire.
Es incluso más guapo de lo que recordaba: alto, delgado y moreno con jeans
grises rasgados y botas Chelsea rayadas. Lleva una camiseta negra con una
ilustración amarilla de una familia hecha de palotes en la parte delantera, y su
cabello negro está desordenado y cae sobre su frente una vez más.
Demasiado tarde para estar pensando en eso. Jack abre su puerta y se mete,
mirándome.
—Bonita camiseta.
—Mi hermana la hizo. —Él arranca el auto y sale por el camino de entrada—.
Es mi única concesión a hacer un esfuerzo en su cumpleaños.
—¿En serio?
—¿Quieres escucharlo?
—De acuerdo. Una mujer sube a un autobús con su bebé. El conductor dice,
“Urgh, ése es el bebé más feo que he visto jamás”. Furiosa, ella va a la parte
trasera del autobús y se sienta, quejándose al hombre a su lado: “¡Ese conductor
acaba de insultarme!” El hombre contesta, “Vaya y repréndalo. Vamos, yo
sostendré su mono”. 164
Jack rompe a reír.
—Eso es gracioso.
—Claro.
—De acuerdo, tengo uno. Un sándwich entra a un bar. El barman dice, “lo
siento, no servimos comida”19.
18 N. de T.: en el original, shitzu suena igual a “shit zoo”, que significa “zoo de mierda”, ya que
sólo tiene un perro en exhibición.
19 N. de T.: el sentido original es “we don’t serve food” que significa también “no atendemos/
no le servimos a comida”.
Seguimos así, y después de un rato me doy cuenta de que mis nervios han
desaparecido. Todavía hacemos nuestro camino a través de las colinas; la calle
se ha nivelado un poco así que hemos dejado de subir.
Puedo oír la música latiendo antes de que veamos la casa, pero luego
rodeamos la colina y hay una larga pared blanca rodeando los límites con un
techo de tejas rojas visible detrás.
―Aquí estamos.
Pero espera. Jack cree que soy una niñera. Eso es bastante ordinario,
¿verdad? Y aun así me invitó. Así que no debe importarle toda esta cosa
material.
Mi cabeza zumba con todos esos pensamientos y estoy tan preocupada que no
reconozco de inmediato a la chica en un corto vestido rosa, parada en el camino
de entrada frente a lo que luce como un garaje para seis autos.
―¿Qué? ¿Quién es ella? ―Ella tiene una melena bob negra hasta los
hombros, lleva grueso delineador de ojos negro y labial fucsia brillante y no luce
feliz.
―Ésa es Agnes.
El alivio es temporario. Tan pronto como él detiene el auto frente a ella, ella
avanza a grandes pasos hacia la puerta y la abre de un tirón.
―Relájate, hermanita ―dice Jack con calma―. Sólo fui a buscar a Jessie.
―¿Jessie? ―Ella tiene una mirada furiosa cuando mira dentro del auto, pero
da un salto de la sorpresa cuando me ve―. ¡Oh! No podía verte con el sol
reflejándose en el auto ―dice ella.
―¡No! ―descarta mi comentario y sale del auto. Con cautela, hago lo mismo.
―Miles, Eve y Brandon ya han instalado ―le dice ella a Jack de mal humor.
166
―Suena como si tuvieran todo bajo control ―contesta él sin perturbarse
mientras yo rodeo la parte delantera del auto hacia ellos dos al otro lado, más
cerca de la casa.
―Sí. Es mi favorita.
―¿Estás seguro de que está bien que esté aquí? ―pregunto con preocupación,
mientras él viene a pararse junto a mí.
Él apunta las llaves hacia el auto y éste emite un pitido cuando lo traba. No
cruza el patio con baldosas hacia la puerta de madera con intrincadas tallas. En
su lugar, me guía alrededor del lado derecho de la casa estilo español, debajo de
gordas palmeras que dan sombra y junto a plantas que estallan con flores rosas,
naranjas y rojas. La vista está frente a nosotros cuando emergemos desde el
costado de la casa, y es de la ciudad, similar a la vista desde la casa de Johnny.
―Cuarto de juegos ―me dice Jack―. Sólo voy a asegurarme de que los chicos
estén instalados.
¿Qué? ¿No está en el cumpleaños de su hermana? Eso parece algo raro. Pero
llegamos a las puertas dobles y los amigos de Jack lo ven, así que no tengo
oportunidad de hacerle más preguntas. Un tipo viene corriendo y salta y
prácticamente cae sobre él. Algunos otros lo rodean, palmeándole la espalda y
estrechando las manos de formas complicadas.
Riendo, Jack se saca de encima al tipo de dio el salto y que todavía está medio
colgando de su cuello. Viste una camiseta blanca de aspecto sucio y jeans
ajustados con un cinturón con tachas de metal. Su cabello rubio claro está
peinado en un ligero copete y luce como su pudiera ser un miembro de la banda.
Diviso a uno de los chicos de la feria de anoche. Se aparta de Jack y va hacia una
batería en una plataforma elevada. Sí. Sí luce como un baterista.
La música no está tan fuerte aquí porque los parlantes exteriores miran hacia 168
el jardín.
―Éste es Brandon ―dice Jack con una sonrisa irónica, mientras Brandon
vuelve a enderezarse.
—Guitarra.
—Un poco. Pero mayormente es. —La mira y luego de nuevo a mí. ¿Parece
culpable?
—¿Vamos a tomar una copa? —pregunto. Creo que voy a necesitar una para
sobrevivir a esta fiesta.
Resulta que los cócteles junto a la piscina son demasiado débiles, pero Jack
me dice que tiene una disimulada botella de whisky en su dormitorio. El interior
de la casa es enorme, aunque más pequeña que la de Johnny. Hay una gran sala
de estar, que está en consonancia con el estilo español del lugar. Las
habitaciones están llenas de una gran cantidad de muebles de madera oscura, y
hay alfombras, cortinas, cojines y tapetes en todos lados, en contraste con la
casa minimalista de Johnny. Obras de artes pasadas de moda cuelgan en las
paredes. Una vez más, me pregunto qué hace Billy Mitchell. Esto no se parece a
la casa de un hombre salvaje.
—¿Dónde están tus padres esta noche? —pregunto mientras Jack me guía por
las escaleras de madera.
169
—Mi mamá y mi papá están divorciados —me dice sobre su hombro—. Mamá
y Tim estarán en algún lado.
—¿Tim es tu padrastro?
—En realidad sí. —Él frunce los labios mientras me mira—. Ha estado
enferma desde el jueves.
Abre uno de los cajones y busca, sacando una botella de whisky. Voy a la
ventana y miro hacia fuera. Tiene una vista del jardín y la ciudad más allá. La
gente baila junto a la piscina ahora. Oh no, ¿ésa es Lissa?
—Maldición.
Él ríe suavemente.
Mi corazón da un vuelco.
170
—¿Qué le dijiste?
—Nada.
—¿Whisky y coca? Eres una chica mala —dice con una voz ligeramente sucia
que una vez más envía escalofríos por mi columna.
—No me refiero a ese tipo de coca. —Hago una mueca—. Coca-Cola, idiota.
Se ríe.
—Lo sé. Sí, te conseguiré algo suave para que le agregues. —Hurga en el cajón
superior de nuevo y saca una pequeña petaca, llenándola hasta el borde.
Preferiría quedarme aquí a solas con él, pero supongo que es la fiesta de su
hermana…
Regresamos al pasillo que lleva a las escaleras, justo a tiempo para ver a una
mujer llegar a la cima.
Rápidamente doy un paso a su lado para saludar. Ella es delgada y alta con
una amplia sonrisa y cabello oscuro y ondulado que le llega casi hasta la cintura.
Jack reaparece y Agnes elige ese momento para verlo. Lo llama y le hace
señas para que se acerque. Él toma un largo trago mientras caminamos y yo sigo
su ejemplo. Whoa. Al instante me siento mareada. Eso fue rápido.
Lissa le está diciendo algo a Agnes mientras nos acercamos. Me está mirando
de arriba a abajo. Bryony se vuelve para escrutarme también, y gimo por dentro.
No estoy segura de que algún chico valga tanto maltrato de otras chicas.
Oh, mierda.
—Les contaste. —Jack suena acusador mientras le habla a su hermana.
—No estoy segura que mis tacones de plataforma sobrevivan. —Levanto los
pies para mostrarle mis zapatos.
—Oh, te sabes todas las frases indicadas —bromeo, pero por dentro siento
que me desmayo. Bajo poco a poco por la pendiente y luego dejo que el impulso
se haga cargo mientras y bajo corriendo el resto del camino, intentando no
derramar mi bebida, pero fallando. Él me estabiliza al final y mi risa vacila
cuando miro sus ojos color azul grisáceo, mi mano mojada por el pegajoso
líquido que se ha derramado por el borde. Para mi vergüenza, no puedo evitar
sonrojarme.
—Así que Agnes tiene dieciséis años. ¿Cuántos años tiene tu hermano? —
pregunto, bebiendo los restos de mi whisky con Coca-Cola.
—Veinte.
—¿Cómo se llama?
—Drew.
—Sí.
—No. —Él me mira y levanta una ceja—. Es una gran cantidad de preguntas
para alguien que se va a casa mañana.
—Sólo somos nosotros tres —revela—. Todos nos llevamos dos años de
diferencia. Mis padres fueron meticulosos planificando los embarazos. —Toma
un gran trago de su propia bebida, pero no hace una mueca—. ¿Qué hay de ti? —
pregunta.
¡Eek!
Whoops.
—Es que volvió a casarse sólo recientemente. —Cambió rápidamente de
tema—. ¿Qué hay de tus padres? ¿Cuándo se separaron?
—¿Y tu mamá se ha vuelto a casar dos veces desde entonces? —Soy incapaz
de evitar que la sorpresa se note en mi voz.
—Las cosas estuvieron mal durante mucho tiempo entre mis padres —dice—.
Esta conversación se está poniendo un poco pesada.
—¿Casino Girl? —lo dice como si fuera una pregunta, pero no tiene por qué.
—Mmm. Agnes ha estado bastante complicada por eso. Ahora no habla con
Papá.
—Oh. Es duro.
—Sí. —Él se queda en silencio, mirando la vista—. Drew eligió vivir con Papá,
así que Agnes tampoco habla con él.
—Puedo imaginarlo. —Así que por eso su hermana tenía tantas ganas de que
él fuera a su fiesta. Efectivamente, es su único hermano. Debe depender mucho
de él. Siento una oleada de compasión por ella. 175
—No sé por qué estoy hablando de esto —admite de repente—. Normalmente
no lo hago.
—Quizás sea porque mañana me voy a casa. No tendrás que volver a verme,
así que es fácil.
Giramos rápidamente las cabezas para ver a Brandon parado sobre nosotros.
—Te perdiste tu set de DJ, hermano. Ryan cambió contigo, así que ahora lo
harás más tarde.
176
Capítulo 19
Traducido por Simoriah (SOS)
M
e apoyo contra la pared, manteniéndome fuera del camino
mientras observo a Jack y a sus compañeros de banda conectarse a
sus equipos en el pequeño escenario. Está bastante lleno aquí
ahora. Más gente ha llegado e incluso más han venido al cuarto de juegos desde
la terraza de la piscina. Presto particular atención a Eve y a la forma en que Jack
y ella parecen evitar contacto visual. Ni siquiera se han dicho dos palabras desde
que llegamos. Estoy casi segura de que hay algo entre ellos.
―Si eres la niñera, ¿cómo es que saliste con Meg y Johnny anoche? ¿Quién
cuidaba a los niños?
¿Ella todavía está aquí? Me vuelvo para enfrentar a Lissa, queriendo terminar
su actitud de sabelotodo.
20 Staccato: significa "separado" es una indicación de que la nota debe ser breve, para separar
las notas entre sí y que no se toquen ni se superpongan.
―¿Así que a Jack no le gusta el compromiso? Bueno, eso está bien, porque a
mí tampoco.
Noto con un sobresalto que Charlotte Tremway también está ahí. Tiene la
mano en el pecho de Brandon y lo mira con una coqueta sonrisa. A él seguro no 178
parece importarle. Ella se aparta girándose hacia Agnes y Jack, tomando el
rostro de Jack entre las manos y presionando un beso justo en sus labios. Mis
entrañas pican con celos y mis ojos, de alguna manera, encuentran a Eve en la
multitud. Ella también los ve, y me vuelvo para observarla hacer su camino a
empujones entre la gente que baila y luego salir por las puertas del cuarto de
juego.
Antes de que tenga chance de procesar lo que acabo de ver, siento las manos
de alguien en mis caderas. Miro sobre el hombro para ver que es Jack.
―Hola ―dice.
―¿Recuerdas a Jessie?
―Hola, Jessie. Morgan ―dice. Cierto. Se saca los auriculares y se los pasa a
Jack. Él me pone detrás de las mesas mientras Morgan se aparta agachándose.
Jack revisa los discos y rápidamente saca uno de su estuche, cuidadoso de no
ensuciarlo con huellas dactilares. Lo cambia con el que está en la mesa derecha,
y mientras el disco de la izquierda se acerca a su final, él expertamente acelera
su propia elección para que los ritmos se mezclen en uno. Luego baja un
interruptor y su propia canción: “I’m Not Going To Teach Your Boyfriend How
To Dance With You” de Black Kids, entra sin problemas.
Él asiente hacia los discos, indicándome que les eche un vistazo, y bailo al
ritmo de la canción mientras rebusco entre ellos. No tengo idea de cómo hacer
funcionar las mesas, aunque mirándolo hacerlo, realmente quiero aprender,
179
pero por ahora me contentaré en ayudar con la elección de canciones. Me
detengo cuando llego a The Wombats y mi corazón salta ante la sonrisa que Jack
me da.
Miro sus ojos azul grisáceos, los cuales lucen más oscuros en esta luz, y él me
mira directamente mientras cada terminación nerviosa en mi cuerpo se eriza. Es
como si hubiera una corriente eléctrica entre nosotros. Su musculoso pecho
presiona contra el mío y siendo sus músculos agitarse debajo de su camiseta
mientras se mueve. Luego sus dedos están en mi cabello, sus palmas tomando
mi mandíbula mientras se inclina y me besa. Mi estómago da vueltas una y otra
vez mientras mis labios se abren, nuestras lenguas tocándose mientras nuestro
beso se profundiza. Él es tan bueno besando. Me siento mareada cuando él se
aparta y su rostro todavía está cerca del mío.
―¿Deberíamos ir a mi habitación? ―Su pregunta viene con doble sentido y
estoy un poco conmocionada. No soy ese tipo de chica (nunca he estado con un
chico de esa manera y no voy a perder la virginidad con alguien a quien acabo de
conocer) pero Dios, quiero estar sola con él y lejos de toda la atención femenina.
Jack viene hacia mí sin apuros, estirando su brazo junto a mí hacia la puerta.
Doy un paso al lado, enferma con excitación y energía nerviosa cuando él gira la 180
cerradura. Y luego sus manos están en las mías, hay intensidad en sus ojos
mientras me guía hacia la cama.
―Sólo quiero besarte de nuevo ―murmura él, y luego sus labios están sobre
los míos, sus manos en mi cabello y caigo en la cama con él, sin querer nada más
que devolverle el beso.
No, quiero más que eso… mentiría si dijera lo contrario. Pero no puedo.
Apenas lo conozco. Él se coloca sobre mí, el peso de su cuerpo aplastando el mío
de la forma más deliciosa y placentera. Su pierna se desliza entre las mías y
siento un dardo de deseo cuando me doy cuenta de que él también me desea.
Puedo sentirlo. Oh, Jesús, será mejor que nos detengamos ahora.
―Pero creí que yo iba a llamarte a ti. ―Tomo la muñeca de Jack para ver la
hora en su reloj. Maldición. Es la una.
Tienes que estar bromeando. Johnny es peor que Stu. Al menos en casa podía
quedarme afuera hasta tarde y escabullirme al regresar.
―Por supuesto. Sí. ―Se pone de pie de un salto y voy a la puerta. Siento su
tibia mano en mi espalda y luego él se inclina para abrir la puerta. Miro sobre el
hombro una vez más y luego sus labios están sobre los míos y nos estamos
besando con una pasión que nunca he experimentado antes en mi vida. Me hace
sentir mareada. Cuando él se aparta y me mira, me abruma la necesidad de
llorar. Me muerdo el labio y me aparto. Él no me toca mientras bajamos las
escaleras.
―Por aquí ―dice en voz baja, llevándome hacia la puerta frontal. Él abre la
puerta, presionando un botón en un timbre junto a ésta. Oigo el sonido de las
puertas automáticas abriéndose.
―Puedo salir sola ―digo, sin querer que Davey vea a Jack y haga
suposiciones, sin importar lo correctas que sean.
Giro sobre mis pies y camino el último par de pasos hacia atrás.
S
ollozo hasta quedarme dormida esa noche y todavía me siento
miserable cuando llega la mañana siguiente, mis ojos ardiendo e
hinchados. Por primera vez en mucho tiempo, mis lágrimas no son por
mi mamá. Hay un extraño alivio en eso, aunque el dolor todavía es intenso.
Me quedo acostada ahí por un rato y miro el techo. Es temprano, pero no seré
capaz de quedarme dormida de nuevo. No quiero ir a casa. Es demasiado
pronto. Sólo acabo de conocer a mi nueva familia. ¡Tengo un papá! Y tengo
medios hermanos a quienes apenas conozco. No quiero tener un rol pequeño en
sus vidas. Quiero que me conozcan. Quiero que sepan que soy su hermana
mayor. Siento un cariño cuando pienso en ellos, un cariño que estoy segura se
desarrollará en un amor del estilo “la sangre es más espesa que el agua”. Quiero
verlos crecer y no sentirme como una extraña cada vez que venga a visitarlos.
Meg y los chicos están teniendo su habitual desayuno, y Johnny también bebe
una taza de café en la mesa cuando yo entro triste a la cocina.
—Oye, oye —dice Johnny con suavidad detrás de mí—. Jessie, ¿qué sucede?
¿Qué? Me aparto y lo miro, las lágrimas continúan cayendo por mis mejillas.
—No tienes que irte a casa si no quieres —dice de nuevo, frotando mis
lágrimas con sus ásperos pulgares.
Se ríe a medias.
Mi cabeza zumba con todo lo que él está diciendo. Quiero tanto créele.
—Pero, ¿qué hay de Meg? ¿Estaría de acuerdo con que me quede? —Mis
preguntas tropiezan unas con otras.
—No tengo que pedirle permiso —dice mientras mi optimismo cae de nariz.
Se siente como si apenas acabara de poner a Meg de mi lado y no quiero que ella
me odie de nuevo—. Ella estará bien —dice él, como si intentara calmarme.
Quizás también trata de convencerse a sí mismo.
—Sí. Supongo que sería una buena idea. —Él frota mis brazos con sus manos
y se aleja de mí—. Regresaré en un segundo.
—Vamos. —Me hace un gesto para que entre—. Tenemos que hacer una
llamada.
186
Capítulo 21
Traducido por LizC
S
tu suena tan contento cuando se da cuenta que soy yo en el otro
extremo de la línea y me siento culpable por lo que estoy a punto de
decirle.
Silencio.
—¿Perdón?
—Me gustaría quedarme un tiempo más —digo—. Johnny dice que está bien.
—¡Oh! Claro. —Exactamente las mismas palabras, pero ahora suena tenso.
Paso el teléfono.
Stu accede, con el acuerdo de que esté en casa a tiempo para el próximo curso
escolar, antes, si cambio de opinión acerca de quedarme.
Y a Jack…
¿Qué hay de Tom? Me siento surrealista cuando pienso en él. Estoy segura de
que cuando lo vea de nuevo, todavía tendré sentimientos por él, pero él está tan
lejos. Se me ocurre que quizás él tendrá un romance de verano con una chica en
Ibiza, y la idea pica. Pero el dolor es silenciado por Jack y las posibilidades allí.
¿Qué dirá cuando le diga que me quedo?
De todos modos, las vacaciones significan que no veré a Jack por un tiempo,
pero necesito hacerle saber que regresaré pronto a LA. Por supuesto, podría
dejarlo sufrir un poco, pero no me serviría de nada jugar con él si él se engancha
con otra chica en el ínterin. No, definitivamente lo contactaré, pero hoy sólo 188
quiero dejar que todo esto se asiente.
—Espero que estés de acuerdo con que me quede aquí un poco más —digo
vacilante—. No quiero causar problemas entre Johnny y tú.
—Johnny y yo hemos pasado por cosas mucho peores que esto, te puedo
asegurar. —Se posa junto a mí en la cama—. Entiendo por qué quieres quedarte
—dice suavemente, sus ojos marrones llenos de compasión—. Y tienes razón, es
demasiado pronto para que regreses a casa. Johnny y tú tienen un montón de
cosas en las que ponerse al día.
—Confía en mí, sé lo mal que suena. Probablemente pienses que soy una
perra sin corazón, pero te juro que pensaba que estaba haciendo lo correcto.
Abro la boca para decir que no creo que ella no tenga corazón, y que ha
probado no ser una perra, a pesar de que inicialmente me llamara una aspirante
a estrella de rock, pero ella continúa antes de que yo pueda decir algo.
189
—¿Estoy segura que has oído todo sobre las luchas de Johnny con el alcohol y
las drogas?
—Por supuesto, a menos que hayas estado viviendo en Plutón durante los
últimos diez años —dice con sorna—. Bueno, él y yo teníamos algo, cuando
trabajaba para él como su AP. Me enamoré de él. No quería, sabía que era malo
para mí, pero no pude evitarlo. Él tenía serios problemas con el compromiso.
—El amigo más viejo de Johnny, Christian, solía pasar el rato aquí en LA con
nosotros de vez en cuando… estaba escribiendo la biografía de Johnny. —Hace
una pausa, quizás reconsiderando contarme todo esto—. Bueno, no entraré en
todos los detalles…
Ella duda.
—Está bien. Así que de todos modos, cuando las cosas se pusieron realmente
difíciles con Johnny, dejé LA y me fui a casa. Christian, que siempre me había
cuidado, me buscó y nos hicimos amigos. Y eventualmente más que eso —dice
ella en voz baja.
Espero a que ella continúe.
—Sabía que tenía que haber dicho algo a Christian… a Johnny… pero
honestamente creía que Johnny habría recorrido medio mundo huyendo si
hubiera sabido que yo estaba embarazada, y Barney podría haber sido de
Christian. Yo quería que lo fuera… —Una vez más su voz se apaga—. Cuando
nació con el cabello oscuro y los ojos azules, me alivió tanto haber tomado la
decisión correcta. —Ella sonríe ante mi ceño confundido—. Lo sé, Barney no 190
podría ser más rubio o tener ojos más verdes ahora, pero le llevó unos buenos
meses llegar a eso, y para ese entonces me encontré en un pequeño aprieto. —Sé
que está poniéndolo en términos ligeros—. Vi a Johnny de nuevo por primera
vez cuando la madre de Christian murió. —Se congela mientras se da cuenta que
podría estar recordándome la muerte de mi mamá.
—Johnny vio una foto de Barney y sumó dos más dos. Ese año fue un
desastre. Christian y yo rompimos, como era de esperarse, y Johnny estaba con
esta malvada… ¡Urgh! —Hace una mueca—. Esta completa… ¡urgh! Horrible,
horrible chica…
Vaya, debe haber sido bastante horrible para invocar esa reacción.
Asiento, el nudo en mi garganta demasiado grande como para dar las gracias. 191
Capítulo 22
Traducido por Selene y LizC
—A
quí está tu iPhone de regreso —digo más tarde esa noche,
entregándoselo a Johnny. Él estaba descansando en el sofá
leyendo The Sunday Times. Debe hacer que se lo traigan
especialmente—. Gracias por prestármelo, incluso si Davey llegó antes de lo
esperado —agrego con ironía.
Él parece divertido.
—Sobre Davey...
—Tienes quince años. No sé con qué te sales en casa, pero aquí te atendrás a
una hora de regreso. Una en punto de la madrugada es tarde. ¿Estamos claros?
—¿Quieres que cambie tus contactos mientras estás de viaje? —pregunta ella.
Frunzo el ceño.
—¿Qué? —Mi rostro cae. Pero, ¿cómo voy a escribirle a Jack?—. ¿Hablas en
serio?
—Así que, ¿cambio tus contactos desde tu viejo celular para que tengas tu
nuevo iPhone listo cuando regreses? Tendrás que dejarme ambos. —Extiende la
mano, pero vacilo. No hay manera de que pueda irme por dos semanas sin
hacerle saber a Jack que todavía estoy aquí.
—Así que, ¿me los quieres dar? —Asiente hacia el iPhone que todavía
sostengo.
—Yo —me ofrezco, y Barney me da una sonrisa tan linda que olvido el
mensaje de texto que acabo de enviar. Durante cinco segundos. Luego regresa a
mi mente.
Luego apago el teléfono, sabiendo que voy a pasar las próximas dos semanas
preocupándome de que no debería haberle respondido con tanta rapidez.
Las cabañas de playa en que estamos alojados son bastante pequeñas, pero de
ninguna manera básicas. Tengo una para mí sola y tiene una gran bañera
elevada detrás de mi cama para que pueda sumergirme en las burbujas y mirar
por la puerta principal hacia el océano más allá. Hay algunos empleados,
aunque Meg me dice que probablemente haya cuatro veces más detrás de
escenas, pero despertamos cada mañana con fruta fresca y un masaje en la
playa, seguido de nado con snorkel. Incluso aprendo bucear, lo que me abre un
nuevo e increíble mundo submarino. 195
Nuestras tardes se pasan caminando a través de exuberante vegetación,
relajándome en la playa con uno de los muchos libros en las estanterías de mi
choza o dando paseos en barco por las islas vecinas. Cenamos en la playa,
viendo la puesta de sol sobre el océano, y comemos pescado fresco y cosas como
langosta, que nunca había probado antes pero que he descubierto que realmente
me gusta.
En cuanto a Jack, bueno, también pienso mucho en él. Para ser honesta, los
primeros días estoy obsesionada. Pero luego comienzo a calmarme. Me
quedarán poco más de dos semanas más en LA antes de ir a casa para el
próximo curso escolar, por lo tanto, lo que será, será. He pasado por demasiadas
cosas con mi mamá para tener que soportar cualquier tipo de dolor por un
chico. No permitiré que eso suceda.
Oigo pasos amortiguados por la arena y levanto la mirada para ver a Johnny
acercándose.
—Ella murió cuando eras un poco más joven que yo, ¿verdad?
—Tenía trece años —revela—. Ella tenía cáncer, por lo que estuvo enferma
durante un par de años antes de eso.
Ahora realmente quiero llorar, pero la necesidad de hablar es más fuerte, así
que intento contener las lágrimas.
—No, él vino a buscarme después del funeral. Tuve que ir a Londres para vivir
con él, pero apenas lo conocía. —Él me echa un vistazo—. Así que supongo que
sé un poco sobre lo que estás pasando.
—La extraño tanto —sollozo—. La extraño. Desearía que estuviera aquí. Estoy
tan triste que se haya ido y de que nunca volveré a verla de nuevo. ¡Fui tan perra
con ella! —exclamo.
—¡Eres una adolescente! —espeta él—. ¡Eso es lo que hacen los adolescentes!
Ella sabía que la amabas.
—Por supuesto que sí —murmura con una voz sacudida por la emoción
mientras me sostiene con fuerza—. Ella sabía que la amabas. ¿No crees que
todos tenemos remordimientos? Yo podría haber sido más amable
con mi mamá. Siempre le reclamaba que ella debería haberse quedado con mi
papá, que debería haber hecho que las cosas funcionaran. Ella incluso me
enseñó a cocinar cuando estaba muy enferma y lo único que yo podía hacer era
quejarme que preferiría estar jugando video juegos. —Respira profundamente,
expandiendo el pecho y temblando mientras exhala. No tengo que mirarlo para
saber que está llorando.
—Ella sabía que la amabas —le digo, mis palabras ahogadas contra su pecho.
Él me mira.
—No quiero ser un extraño para ti. Lamento no estar allí para ti, no haber
estado aquí para ti. Pero probablemente me habrías odiado si nos hubiéramos
conocido hace años. Estaba tan jodido como mi papá. Meg me salvó. Meg,
Barney y Phoenix me salvaron. Sólo soy el hombre que soy ahora gracias a ellos.
Gracias a ellos, estoy listo para esto, listo para estar aquí para ti. Quiero estar
aquí para ti —dice con fervor, luego vacila y su voz es más suave—. Quiero
decirles a todos que eres mía —dice.
Mi corazón da un vuelco.
—Annie está preparando un comunicado de prensa —me dice en voz baja. 198
Trago.
—Sí. —Mi voz sale como un susurro. ¡Por fin! Desearía poder ser una mosca
en la pared cuando Natalie, Em y Libby vean las noticias. ¡Y Tom! ¿Qué pensará
él?
Johnny estira la mano y me seca las lágrimas. Sus dedos son ásperos, como
siempre.
—Sé que va a cambiar las cosas para ti. Sé que va a ser duro.
Está equivocado, eso no es lo que pasa por mi mente. Quiero que el mundo
sepa que él es mi papá. Estoy harta de fingir. Estoy orgullosa de que él sea mi
papá y quiero gritarlo a través de un megáfono.
—Pero es ridículo que la gente vaya por ahí pensando que eres mi niñera —
continúa él, sombrío.
Le sonrío.
—Estoy lista —digo—. En serio. Quiero que la gente sepa. Odio fingir.
199
Capítulo 23
Traducido por Gigi D
E
s principios de agosto cuando regreso a LA, relajada y unida a mi
nueva familia. Han sido unas hermosas dos semanas, pasando tiempo
de calidad juntos, y es exactamente lo que necesitaba. Me siento llena
de energía y determinación y mucho más parecida a mi antiguo yo. Si Jack no
está interesado, qué mal por él. Si yo sólo le gustaba porque me iba, como dijo
Lissa, entonces lo descubriré pronto. Pero no voy a dejar que me afecte. Le envío
un mensaje el día que llegamos, manteniéndolo casual.
Pienso dos veces sobre responder tan rápido, pero no puedo molestarme en
jugar juegos ahora, así que tipeo otro mensaje.
Para mi alivio, él responde enseguida con el lugar y la hora. Dice que dejará
una entrada en la puerta, pero no se ofrece a venir a buscarme. Supongo que
estará ocupado preparando todo. Eso, o quizás Jack Mitchell me está ignorando.
Pero de todas formas me invitó a su evento y no tengo nada mejor que hacer en
estas dos semanas. Como sea, puedo dar lo mismo que reciba.
Cuando les cuento a Meg y Johnny de mis planes, le piden a Annie que
retenga el comunicado de prensa sobre mí hasta el fin de semana, dándome un
par de días más de anonimato para que pueda ir al show sin que me persigan.
Me decepciona que retrasen la noticia, especialmente cuando siento que llevo
años esperando que salga, pero supongo que tiene sentido.
El miércoles a la tarde, mientras intento pasar el rato antes de que sea lógico
comenzar a prepararme, entro al estudio de música y oigo voces adentro. Abro
tentativamente la puerta y veo a Christian sentado en la mesa de control y a
Johnny detrás del panel de vidrio, colgándose la guitarra a los hombros. Se
inclina hacia adelante para hablar en el micrófono suspendido del techo frente a
él.
—¡Shh! —advierte ella, pero es claro él sólo bromea con ella. Es increíble, al
verlos a los tres, pensar por todo lo que pasaron. No puedo entender que sigan
siendo amigos considerando su pasado y todo lo que sé de Barney, pero aquí
están.
Christian palmea la silla a su lado así que entro y me siento. Me llena una
sensación de emoción mientras observo a Johnny afinar su guitarra. Le pide a
201
Christian que ajuste un par de controles, luego se inclina y toma un largo cable
de algún lugar, conectándolo a la guitarra. Comienza a tocar una suave y lenta
melodía: una canción de cuna. Estoy absorta. Cómo desearía poder tocar así la
guitarra. Y luego él se acerca al micrófono y comienza a cantar, su profunda y
conmovedora voz llenando el cuarto y mis sentidos mientras observo, fascinada.
Me golpea de nuevo. Ése es mi papá, ahí mismo. Ese, ahí… ese Johnny
Jefferson, justo ahí detrás de ese vidrio, es mi papá. MI papá. ¿Cómo pudo mi
vida haber dado tal giro?
—¿Te gusta? —le pregunta Johnny, luciendo algo perdido, casi como un niño.
—¡No!
21N. de T.: refiere a la canción que Jessie canta con Meg y Johnny a Barney y Phoenix en
capítulos anteriores.
—¿Eh? —interviene Christian. Lo hemos perdido.
—Tendrás que presionar ese… Blah, blah, blah… —No sé de qué habla, pero
Christian al parecer sabe qué hacer, porque mueve unos controles y perillas es el
panel de control frente a él. Johnny se inclina junto a mí y dice—. Probando,
probando, probando. —En el micrófono extra y luego la voz de Christian entra
en el cuarto, sonando como si hablara por un altavoz, y dice que estamos listos
para empezar.
Johnny toca la última nota y rodea mi cuello con el brazo, besando mi frente
mientras me ruborizo furiosamente. Christian aplaude y vitorea, pero esta vez
está siendo honesto, puedo decir que está sorprendido, y exploto del orgullo.
—Suena bien.
—Podrías tener doble apellido —presiona Christian, sin darse cuenta de cuán
sensible me siento.
Christian luce sorprendido y me siento mal por él, pero al menos Johnny
entiende.
—Está bien —le quito importancia, ansiosa por cambiar de tema—. Oigan,
¿qué hora es? 204
Él mira su reloj.
—Va a ir a ver una banda esta noche. Quizás oíste de ellos, ¿All Hype? ¿Son la
banda del hijo de Billy Mitchell?
Él asiente.
Claro, que Johnny aparezca en el show de Jack sería muy buena prensa para
su banda…
M
ás temprano esa tarde, Annie me instó a enviar un mensaje a todos
mis contactos, alertándolos de mi nuevo número de teléfono. No
oigo de nadie por horas, y comienzo a pensar que no le importo a
nadie, puedo luego recuerdo la diferencia horaria y me doy cuenta que es el
medio de la noche en Inglaterra. Mi primer mensaje llega cuando estoy en la
limusina en camino al concierto de Jack. Saco mi teléfono de mi bolso y veo que
el mensaje es de Natalie. Sonrío mientras lo leo.
¿Qué diablos? ¿Has ido a ver a tu papá? ¿Quién diablos es? Estoy
asumiendo que NO es Johnny Jefferson ;-)
¡Es bueno saber de ti! Siento haber estado asp22. ¿Te llamo
mañana para que tengamos una charla apropiada?
Siento una punzada de nostalgia por ella. La extraño. Desearía que estuviera
aquí. Para mi deleite, responde de inmediato. Más te vale besosssss
22ASP: Ausente Sin Permiso, término militar aplicado a los soldados que se ausentan sin el
debido permiso.
Segundo más tarde, llega otro mensaje y es como si mi teléfono me hubiera
dado una descarga eléctrica, por la forma en que lo saco de nuevo de mi bolso.
Pero no es de Jack. Es de Tom. Mi corazón salta cuando lo leo.
Miro el mensaje. Tom ha estado pensando en mí. Eso me hace sentir cálida y
difusa por dentro. Pongo mi teléfono de nuevo en mi bolso, la confusión
embrollando mi cerebro.
Hay una fila de personas serpenteando desde la puerta principal del lugar
cuando llegamos. Johnny le dice a Davey que nos lleve a la parte trasera.
—Salud, compañero —le dice a Davey al salir. Y luego comienzan los gritos.
No sé de dónde salen, quiénes son las chicas o cómo nos vieron en este lado del
lugar, quizás vieron pasar la limusina, pero Christian me empuja hacia delante,
y momentos después, Johnny y Samuel están adentro con nosotros. Supongo
que Lewis debe estar esperando afuera para nuestra salida más tarde.
Mi cabeza da vueltas.
—Nah, vayamos a tomar una copa —dice Christian, mirando a Johnny para
ver si está de acuerdo.
La música del local fuera del pasillo está silenciada, el bajo un golpeteo sordo,
pero llegamos a una puerta y cuando la rubia la abre, el ruido es ensordecedor.
El lugar está repleto de gente, el bar está lleno y el escenario está oscuro y vacío.
Samuel va primero, luciendo casi cómico en su tamaño y postura; pero a pesar
de su afición a los chistes tontos, no es alguien con quien meterse.
—Deja que tome una cerveza —sugiere Christian afablemente—. ¿Una ligera?
Johnny le dispara una mirada poco impresionada, luego se inclina y pide dos
cervezas y una Coca-Cola. Mis hombros caen, así que estoy sorprendida cuando
Christian me da un audaz pulgar levantado. Luego una botella de cerveza está
en mi mano y me doy cuenta que Johnny está tomando la Coca-Cola. ¡Wow! No
puedo creer que me sirvieran alcohol aquí, de hecho. Sin duda las ventajas de
tener a Johnny alrededor, diría yo.
—Gracias. —Él esboza una pequeña sonrisa—. ¿Te veo después? —Mira más
209
allá de mí de nuevo.
—Claro.
—Y ésta es mi hija, Jessie —dice Johnny. Los ojos de Billy se ensanchan y luce
conmocionado por una fracción de segundo antes de recuperar la compostura.
Él se inclina hacia delante y me estrecha la mano de una manera adecuada.
—Bueno, bueno, bueno —dice, mirando a Johnny—. ¿No sabía que tenías una
hija?
Jack luce tan sexy allí arriba, me gusta aún más y no creía que eso fuera
posible.
Él está cantando en su micrófono, haciendo armonías de fondo y luego la
letra se corta para una parte instrumental e Eve se vuelve hacia él, saltando en el
escenario frente a él, mientras él toca su guitarra como si su vida dependiera de
ello. Le sonríe y una horrible sensación se apodera de mí.
Esto es diferente a la última vez. La última vez apenas podían mirarse. Ahora
no hay duda de que definitivamente hay química. Gran química. ¿Qué demonios
ha sucedido en las dos semanas que he estado fuera? Ahí va lo de no permitir
que un chico que me afecte de esta manera. Si él ya no está interesado en mí, sé
sin ninguna duda que estaré devastada.
Lo miró, mis deseos de bailar esfumándose. Por suerte nadie más está
bailando de todos modos, ya que ésta es una canción más relajada. Él mira a la
multitud, sus ojos yendo de izquierda a derecha, deteniéndose cerca de mí. Creo
que ha visto a su papá, porque asiente en señal de reconocimiento. ¿Me ha
211
visto? No, pero probablemente sí a Johnny. Y luego sus ojos están en los míos, y
juro que el tiempo se detiene mientras nos miramos.
Eve comienza a cantarle de nuevo, pero esta vez él no le sonríe. Casi luce...
irritado. En cuanto a mí, bueno, ya no quiero estar aquí, pero me niego a quedar
como una idiota yéndome.
—¿Qué?
Jack me dijo que Agnes no hablaba con su papá, y esto lo prueba. Su familia
es tan disfuncional como la mía pensándolo bien.
—Nah. —Billy lo resta importancia con una sonrisa descarada que luce igual a
la de Jack—. No es para mí. —Guía el camino hacia la barra, pero Jack lo
intercepta.
—Hola, Jack —dice Johnny de una manera fría, tranquila y serena mientras
estrechan las manos. Jack luce un poco anonadado, pero intenta no estarlo.
Johnny presenta a Christian y ellos también se dan la mano.
—Sí. —Los ojos azul grisáceos de Jack se encuentran con los míos por lo que
parece una eternidad mientras esas traicioneras mariposas vuelan a través de
mí una vez más.
—¿Lo mismo? —me pregunta Johnny cuando nos acercamos al bar. 213
—Sí, gracias.
Él no responde de inmediato.
Él podría haber dicho que era bueno, pero no luce exactamente complacido.
—Te he estado esperando —le dice ella, pero sus ojos están fijos en mí.
—Es hora de irnos —dice con firmeza. Debe haber visto la escena y quiere
alejarme antes de que resulte aún más herida. Lo miro para ver que mi
suposición es correcta: Johnny está mirando a Jack con ira en los ojos.
—¿Hace cuánto tiempo que Eve y tú tienen algo? —le pregunto directamente.
—No eres la niñera, ¿cierto? —me dice al oído. Se aparta sólo para mirarme y
por mi expresión, él sabrá que ha acertado. Y luego se inclina hacia adelante y
dice—. Y apuesto a que también tienes más de quince años.
Me alejo, confundida. ¿Qué está diciendo? Él mira a Johnny con una mirada
asesina en el rostro, y luego lo entiendo. Cree que estoy con
Johnny. Con Johnny.
—¡Estúpido imbécil! —grito, sólo para que tenga más efecto. Miro a Johnny
para verlo luciendo extrañamente impresionado, y luego me vuelvo y salgo
rápidamente, sintiéndome segura en el conocimiento de que mi recientemente
protector papá está cerca detrás.
Capítulo 25
Traducido por Gigi D y veroonoel
L
a cabeza me da vueltas esa noche, y al día siguiente no quiero comer
nada. Estoy tan enojada conmigo misma por haberme enamorado de
Jack… ¡y tan rápido! Pero más que nada me siento destruida.
Realmente, realmente me gustaba. Y fui lo suficientemente estúpida para pensar
que también le gustaba a él.
¡No puedo creer que finalmente esté sucediendo! Pero no tengo familia a la
que contarle, sólo amigos. Nunca he sido particularmente cercana con los
padres de Stu, y los de padres de Mamá eran igualmente inútiles como abuelos.
La única familia que tengo es Stu y él ya lo sabe.
215
Me pregunto si Johnny le ha dicho a su papá. Salgo para encontrarlo. Está
sentado en una tumbona, escribiendo en un cuaderno. Lleva gafas de sol y traje
de baño, y su torso bronceado está decorado con tatuajes cuyo significado aún
no conozco. Es algo genial que mi papá sea considerado sexy por tantas mujeres.
Aunque la idea de que le guste a alguien de mi edad, como Natalie o Em… Yuck.
—Annie dice que el comunicado de prensa está listo para salir. ¿Le has
contado a tu papá? —le pregunto.
Oh.
—Lo conocerás pronto —promete él—. Quiere venir en septiembre, así que no
se van a cruzar por poco, pero quizás la próxima.
—¿La próxima? —pregunto esperanzada. Aún no hemos hablado de cuándo
puede que sea eso exactamente, o qué va a suceder cuando finalmente regrese a
casa.
Él deja el cuaderno.
—Sabes que Stuart realmente quiere que termines tus estudios secundarios. Y
tiene razón. Así que finaliza este año en el Reino Unido y luego veremos, ¿de
acuerdo? Mientras tanto, si quieres puedes venir de vacaciones.
—¡Eso sería genial! —La felicidad borra algo de mi angustia por lo de Jack.
—Estaré bien.
—Las canciones son poesía hecha música —responde él con una sonrisa—. Si
alguna vez quieres que vea algo que hayas escrito, sólo dímelo.
—Jess —me llama—. Necesitamos hablar de otras cosas antes de que vuelvas
a casa. ¿Stuart dijo que estaba seguro de que querrías quedarte en el mismo
colegio?
Frunzo el ceño.
—Pero, Jessie —discute él—. No tienes opción. Tan pronto la noticia salga, los
paparazzi irán por ti. Incluso podrías estar en peligro de ser secuestrada.
También quiero que te mudes a una casa más segura. Se lo mencioné a Stuart,
aunque sé que tiene reservas respecto a que yo ayude económicamente.
¿Qué demonios? ¡No puedo mudarme! ¡No lo haré! El pequeño cuarto extra
de nuestra casa aún está lleno de todas las cosas de ella: su ropa, su maquillaje,
sus joyas. Ni Stu ni yo hemos tenido las agallas para revisarlo; sólo lo metimos
todo ahí y cerramos la puerta. Pero a veces voy. A veces, cuando necesito estar
con ella. Y tiene su olor. ¡El cuarto, su ropa, incluso la casa misma todavía huele
a ella! No la voy a dejar atrás. De ninguna manera. De ninguna maldita manera.
Rompo a llorar y entierro el rostro en mi almohada.
—Necesito hablar contigo —dice con la voz pastosa. Sorbo por la nariz como
respuesta y él mira sobre el hombro para ver que he emergido de debajo de mi
almohada empapada de lágrimas. Luce preocupado. Luce agotado.
Mi corazón salta. ¿Quiere que me olvide de él? ¿Se ha cansado de mí? ¿Ya no
quiere que sea parte de su vida? ¿Soy demasiado problema? Todos estos
pensamientos saltan a mi mente en un segundo.
Su rostro cae.
—¡Claro que sí! —exclama—. Esto… —Nos señala—. Tú y yo, estamos bien,
¿verdad? Nada va a cambiar eso. Me refiero a ellos. —Señala por la ventana—.
Allá afuera. ¿Estás lista para que todos sepan que eres mi hija? 218
Me muerdo el labio, lágrimas llenando mis ojos.
—No lo sé —admito. Creí que lo estaba, pero no pensé que de hecho hubiera
considerado la realidad de cuánto cambiará mi vida, e incluso la de Stu.
—Lo que me gustaría hacer —dice él—. Sobre lo que he estado hablando con
Meg y Annie… —Me enderezo más y le doy toda mi atención—. Es publicar un
comunicado de prensa diciéndoles a todos que tengo una hija, pero que a ella le
gustaría permanecer en el anonimato porque aún está en la escuela. De esa
manera, puedes quedarte en tu escuela, en tu casa. Tendremos que sacarlo
rápida… estoy pensando en ahora, hoy… porque las fotografías de tú y yo en el
bar anoche podrían surgir en cualquier momento y entonces no habrá manera
de recuperar la historia. Ya hay rumores en Internet —dice con disgusto. Urgh.
¡Dios! ¿Otras personas piensan lo mismo que Jack? ¿Qué soy su amante? ¡Eso
es repugnante!
—¡Hola!
—¿Pensé que ibas a llamarme más temprano? —dice. Olvidé que le había
dicho cuando le escribí desde la limusina—. Estaba por ir a aprontarme para ir a
la cama en un minuto —añade.
—Lo siento. Ha estado un poco agitado aquí. —Se me pasó por la mente
llamarla anoche cuando volví del show, pero mi cabeza estaba llena de cosas, y
luego de la forma en que ella reaccionó cuando le conté sobre Johnny, todavía
no estaba segura de querer confiar en ella.
—Todavía en LA.
—Entonces, ¿me vas a contar que está sucediendo? ¿Estás con tu verdadero
papá? —Suena un poco distante. Supongo que se siente como si yo la hubiera
rechazado por apenas verla antes de irme, y luego desaparecer por semanas. No
la puedo culpar.
—Bueno, es verdad.
Silencio.
Ella no responde.
—Te hubiera llamado antes, pero ha estado muy agitado por aquí y… —Mi voz
se corta cuando oigo la voz de una chica hablando en el fondo.
—Oh, claro—. Esta revelación apenas debería sorprenderme, mucho menos 221
herirme, pero lo hace. ¿Libby ha pasado cada día de sus vacaciones de verano
acercándose a Amanda, teniendo pijamadas y viviendo todo juntas, como solía
hacerlo conmigo? Me pregunto si me extraña, ¿aunque sea un poquito? Prosigo,
porque esto tiene que ser dicho—. Solo quería decirte que el secreto que te
conté, ya sabes, ¿el que no está permitido que le cuentes a nadie?
—Sí…
—¡Oh!
—Johnny le vas a decir a todos que tiene una hija, pero no dará a conocer mi
nombre, Libby. Así que todavía tienes que guardar silencio al respecto. No le
digas a Amanda —añado, haciendo una mueca al pensar en ella haciendo
precisamente eso, tan pronto como cuelgue.
Agnes x
222
Capítulo 26
Traducido por Scarlet_danvers, LizC y Gigi D
—P
referiría que no fueras —dice Johnny cuando le pregunto si
Davey puede llevarme al Hotel Mondrian. Al parecer, hay un
bar allí con una piscina donde Agnes afirma que le gusta
pasar el rato. Dice que tomará una mesa con vistas.
—¿Por qué no? —Me siento devastada. Estoy desesperada por averiguar por
qué ella quiere verme. ¿Y si se trata de Jack?
Él pone su taza sobre la mesa de la cocina. Meg, los chicos y él están teniendo
una merienda de té y galletas de chocolate. Yo todavía no tengo apetito.
Johnny suspira.
Agnes ya está en el Skybar, como descubro que se llama. Medio esperó ver a
Lissa o a Charlotte con ella, pero está sentada sola en un banco acolchado, frente
a una pared de cristal con vistas a la ciudad, el rostro en un e-reader23 con una
taza de café sobre la mesa frente a ella. El bar es al aire libre, con una piscina
ocupando gran parte del espacio en el piso. Gigantes, blancas y cuadradas
‘camas’ se reparten por el espacio, ofreciendo asientos muy relajados.
—Lo robé desde el teléfono de Jack. —Su respuesta es causal, pero me tenso
cuando oigo su nombre.
—Podría tener una limonada —le digo a la camarera. Es tarde en el día, pero
todavía está caluroso y húmedo—. Estoy confundida —le digo a Agnes cuando la
camarera se ha ido de nuevo—. ¿Por qué me invitaste aquí?
—Bueno, ya sabes, si él está de vuelta con Eve... ¿De verdad crees que me
querrá saliendo contigo?
—Si dejo que ese tipo de cosa me moleste, no tendría amigos en absoluto —
dice ella con sequedad.
Genial. Sí, lo dice en serio. La camarera regresa con mi bebida. Me quito las
gafas de sol y las limpio en mi vestido.
Le echo un vistazo.
—No tenías que hacerlo. —Ella se inclina hacia adelante y toma un sorbo de
su café—. Puedo decir por tu expresión que todavía estás loca por él.
Su auto está estacionado por el valet en el hotel, así que esperamos fuera del
vestíbulo hasta que un reluciente Ford GTI blanco se detiene. Todavía no me
acostumbro a que el volante esté del lado opuesto del auto, así que cuando ella
sube a lo que es el lado del pasajero en el Reino Unido, estoy confundida por un
momento. Luego me doy cuenta de mi error y entro al auto junto a ella.
—No tengo licencia —digo—. Sólo tengo quince años y medio. —Espera un
minuto—. ¿Tú no acabas de cumplir dieciséis? 226
—Sí, ¿y?
—Oh, está bien. —De hecho, creo que sí sé eso de ver programas de televisión
estadounidenses—. ¿Estás segura de que a Charlotte no le va a importar que me
cole? —Parece que estoy haciendo un montón de eso últimamente.
—No —se burla ella—. Han tonteado un poco, pero él no es tan estúpido. Ella
lo tendría por sus bolas.
—No, no Bryony.
Phew.
—Todavía —añade.
Maldita sea…
—En cuanto a Eve —dice ella—. Sí, estoy segura que llegaron hasta el final.
No nos lleva mucho tiempo regresar a su casa, y durante ese tiempo he tenido
que escribirle a Johnny de ida y vuelta y convencerlo de que sí, es una buena
idea ir a la casa de Charlotte con Agnes. Él finalmente accede, pero no dudo de
que Davey me pasará a buscar, probablemente antes de lo que me gustaría que
lo hiciera.
—Un vestido —lo dice como si debiera saberlo—. Prueba con esto. —Me pasa
un delgado cinturón púrpura, así que también me lo pongo.
—¿Zapatos? —pregunto, mirándole los pies. Son, al menos, una talla más
grande. 228
—Tus tacones lucen geniales —dice ella—. Lo mismo tu cabello.
Ella sonríe.
—Podría ser. Pero no te preocupes por eso. Nos divertiremos sin importar
nada, ¿de acuerdo? Solo quédate conmigo.
Quién sabe por qué siento que puedo confiar en ella para no esparcir mi
historia a las revistas de chismes, pero por alguna razón lo hago. 229
—No puedo creer que Jack pensara que era mi… que yo era su… ¡Ew!
—Mi hermano es un idiota. —Me alegra ver que ella coincide conmigo—.
Johnny se parece mucho a ti. Jack estaba demasiado ocupado luchando contra
el monstruo de ojos verdes para notarlo.
Arrugo la nariz.
—Nah. Lottie odia a su madrastra. Su papá sólo le ha dado la cabaña para que
ella no se divorcie legalmente de él como su guardián y se mude. Si alguien
necesita su propio espacio, ésa es Charlotte —dice ella con ironía,
desprendiendo su cinturón de seguridad.
¿Qué? Uh-oh.
—No tuvo que hacerlo —interrumpe Charlotte, con una sonrisa, mientras se
pone de pie—. Con tu cabello rubio y ojos verdes y un trabajo como “la niñera”
—dice ella con picardía—. ¿Qué más podría ser?
—Está en todas las noticias —dice Bryony alegremente—. Las redes sociales
se están volviendo locas.
Miro alrededor del grupo para ver un par de personas sosteniendo teléfonos
inteligentes. Lissa sonríe maliciosamente ante mi incomodidad.
—¿Todos saben que soy yo, o sólo ustedes? —pregunto entrando en pánico.
—¿Qué te preocupa tanto? —pregunta Lisa con desprecio—. ¿Acaso ser la hija
de Johnny Jefferson no es mejor que ser sólo otra de las millones de chicas que
él ha follado?
—Ya basta, Lissa —advierte Agnes de mal humor, tomando el teléfono más
cercano.
—Como sea, voy a rellenar mi trago. —Se dirige hacia la cabaña de troncos,
espetando sobre el hombro a Bryony para que la siga. Ella duda sólo un
momento antes de hacerlo.
—No te preocupes por ella. Siempre es una perra, pero de todas formas la
queremos.
GuessGirl dice:
Mousey responde:
¡También la vi! Al principio no sabía quién era. Creí que sólo sería
otra rubia tonta colgando del brazo de él.
Mario gime:
Beagle adjunta la foto e inhalo con fuerza mientras entrecierro los ojos y la
miro. Allí estoy, de pie junto a Johnny. Pero la resolución es mala y apenas se ve
mi rostro, sólo que soy pequeña y rubia. Levanto la mirada al grupo, quienes
están mirándome todos fijamente.
Esto es tan raro. Aquí estoy, rodeada de un montón de personas que apenas
conozco; o que apenas me agradan. Debería estar con Natalie o Libby o Em, o
incluso Dougie o Aaron. O Tom, pienso con una punzada. Deberían estar
reconfortándome y ayudándome a superar esto. Vuelvo a bajar la mirada al
teléfono en una niebla surreal.
Agnes se sienta junto a mí, y Charlotte regresa con nuestras bebidas. Alguien
sube el volumen a la música.
—Trabajamos juntos.
Oh, mi Dios. Acabo de darme cuenta de quién es. ¡Es Zachary de Little Miss 233
Mulholland! Hace del hermano perdido de Macy.
Él ríe.
—No te disculpes.
—Sí, está yendo genial. Me encanta. Tengo una historia muy buena dentro de
poco.
—¿Puedes contarme?
—Eso suena justo —interviene Charlotte con una sonrisa—. Este chico va a
ser enorme.
235
Capítulo 27
Traducido por Selene y scarlet_danvers
M
e quedo donde estoy mientras él se inclina y besa mi mejilla, su
mano derecha tomando mi cabeza, y luego Agnes tira de él hacía
atrás.
—¿Que tienes?
—Puedo conseguirte una cerveza… eso es lo mejor que puedo hacer. —Lo deja
ir y se gira hacia Brandon, quien levanta una ceja. Tengo la sensación de que hay
algo entre esos dos—. ¿Cerveza? —le pregunta ella. Y luego Jack se acuclilla
junto a mí y toda mi atención está en él. Lleva otra camiseta genial con dibujos y
su cabello cae sobre su frente.
—¿Qué haces aquí? —me pregunta, y desearía poder saber qué piensa.
—Agnes me trajo.
—¿Agnes? —Ambos la miramos para verla reír ante algo que Miles ha dicho.
—Una o dos veces —digo secamente, sin apartar los ojos del rostro de Jack.
—Por supuesto —dice Peter, levantando su teléfono cuando recuerda las
redes sociales—. Estuviste en el concierto de All Hype con Johnny anoche.
Quiero decir, “no te perdiste mucho”, sólo para provocar a Jack, pero eso
sería cruel y una mentira, así que digo.
—¿En serio?
—En serio.
—No lo sé. No la he visto hoy. —Él luce incómodo mientras toma un sorbo de
su cerveza, y cuando se pone de pie mi corazón se hunde. Va ir a hablar con otra 237
persona y ahora realmente quiero irme a casa. Pero él acerca un asiento de
tronco y odio lo mucho que mi estado de ánimo mejora al instante.
—¿Así que la noticia ha salido? —Él asiente hacia el teléfono de Peter y éste se
lo entrega de nuevo.
Jack empuja su cabello hacia atrás y se inclina hacia delante, apoyando los
antebrazos en los muslos. Me mira, un destello de duda pasando por su rostro.
—Cualquier persona con dos dedos de frente puede ver que eres igual a
Johnny. No sé en qué estaba pensando.
¿Eso es todo por lo que tiene que disculparse? Tomo un sorbo de mi bebida y
miro hacia otro lado.
—También siento lo de Eve —dice él en voz baja.
—No. —Frunce el ceño—. Pero es complicado. Hemos tenido esta... cosa que
va y viene.
—Sin embargo, ¿es tan fácil estar con ella y conmigo al mismo tiempo? —digo
con sarcasmo.
—Ven a pasar el rato conmigo otra vez pronto, ¿de acuerdo? —dice Charlotte,
enganchando su brazo alrededor de mi cuello. Tiene aliento cerveza—. Todavía
tengo que oír todo sobre Johnny —me dice al oído—. ¿Cómo es? Es tan
condenadamente sexy.
Hago una mueca. Ahora sé la verdadera razón por la cual es amable conmigo;
está enamorada de mi papá. ¡Ew!
—Siempre es una perra. No te preocupes por ella —me dice Agnes, restándole
importancia.
—A la izquierda —la dirige Jack. Phew. Por lo menos él sabe dónde vamos. En
realidad no he prestado atención ya que Davey ha estado llevándome a la
mayoría de los lugares. Después de un tiempo, comienzo a reconocer donde
estamos.
—¿Qué?
—Gira a la derecha aquí —dice con cautela, pero cuando ella señaliza, él de
repente grita—. ¡No! ¡Sigue conduciendo!
Y entonces me doy cuenta de qué ha visto. Paparazzi. Docenas de ellos.
Esperando en la curva de la calle que conduce a las puertas de Johnny. Agnes se
desvía rápidamente y los rodea, pero, al hacerlo, llama su atención.
—¡Por Dios! —maldice Jack mientras espía por la ventanilla trasera. Sigo la
línea de su visión para ver una horda de hombres con cámaras de largo alcance
subir a sus autos como locos para perseguirnos.
—Ven aquí atrás —dice con urgencia. No vacilo, medio gateando, medio
siendo tirada entre los dos asientos delanteros hacia los asientos traseros.
Entierro la cabeza en su pecho, sus brazos envueltos alrededor de mí mientras
me sostiene con fuerza.
—De regreso a nuestra casa —dice él lo suficientemente alto para que Agnes
lo oiga.
240
Es un viaje aterrador. No levanto la cabeza, pero puedo oír los comentarios de
Jack mientras los paparazzi se ponen junto a nosotros, y aunque estoy apretada
contra su pecho, todavía puedo ver los flashes de las cámaras mientras intentan
tener un vistazo de mí dentro del auto.
—Está bien, hermanita, lo estás haciendo bien —dice Jack en voz baja en
algún punto, y su preocupación por Agnes, la forma en que me sostiene, en que
me protege, hace que mi estómago gire por los nervios. A pesar de lo
desagradable que es este viaje, no quiero que termine.
—¿Estás bien? —pregunta él, sus ojos azul grisáceos se hacen claros en mi
visión y aumentan el vuelo de las criaturas aladas en mi estómago. Él me mira
fijamente.
Asiento rápidamente.
—Sí. —Mi voz es apenas más que un susurro. Su mano derecha todavía está
en mi estómago, la izquierda alrededor de mi cintura, y su contacto me hace
sentir sin aliento.
Por desgracia, él me deja ir para inclinarse hacia adelante y frotar el hombro
de Agnes. Ella lo mira en el espejo retrovisor y exhala con fuerza. Luego me
mira.
Asiento.
—Lo sé. ¿Qué estaban haciendo? —Estoy tan confundida—. Johnny dijo que
no me acosarían. Que conseguiría una orden judicial.
—Él podría conseguir una orden judicial contra la publicación, pero nadie les
puede impedir que te acosen —dice Agnes sombríamente.
Me acerco a él. Está apoyado contra la pared con la guitarra en las manos, las
piernas estiradas y cruzadas delante de él.
—Eres un imbécil —le digo mientras pone sus manos en mi cintura. 242
Agnes elige ese momento para regresar al cuarto de juegos.
Agnes me pasa un gran vaso de algo rojo y efervescente con hielo. Espero que
sea alcohólico.
Mala suerte.
—Ugh, ¿tienes que fumar? —se queja Agnes, alejándose de él—. Comienzas a
apestar como Drew —dice de su hermano mayor.
Ella no dice nada y me siento mal por ella, estar distanciada de su papá y su
hermano, al igual que Charlotte está distanciada de su mamá. No es manera de
vivir.
—¿Srta. Pickerill?
—Sabes, siempre olvido decirte que me llames Jessie —le digo con ironía a
Davey.
—Me gustaría eso —respondo con una sonrisa, y luego Jack y yo rodeamos la
casa hacia el patio convertido en calzada. Puedo ver que más adelante hay un
panel de control junto a la puerta.
Jack trota de nuevo hacia mí mientras Davey se baja del auto y abre la puerta
de atrás. Comienza a caminar hacia él.
—Espera —me dice Jack, levantando la mano y haciendo que me detenga
donde estoy—. Ella estará ahí en un minuto —exclama sobre el hombro hacia
Davey. Tomando mi brazo, me guía alrededor de la casa donde es más privado.
—¿Qué hay de Eve? ¿Qué hay de tu banda? ¿Eso no va a hacer difíciles las
cosas?
—Y luego me iré de nuevo. Eso es muy conveniente, ¿eh? —Alzo una ceja
hacia él.
Él se encoge de hombros.
244
—Regresarás.
Me alejo de él.
Cuando estoy sana y salva dentro de la limusina con Davey, exhalo con
fuerza. No puedo creer que mi fuerza de voluntad fuera tan fuerte. Eres un
huesito duro de roer, Jessie Pickerill, me digo a mí misma con una sonrisa.
245
—O
h, Dios mío.
—Deja de decir eso también —respondo con una sonrisa. Ésta ha sido la
conversación más repetitiva de mi vida.
—Natalie. ¡Supéralo!
—¿Cuándo regresas a casa? —Por fin tiene algo nuevo que decir. 246
—Una semana después del domingo.
A pesar de mi viaje en montaña rusa con Jack, esto me hace sentir feliz.
Oigo a Johnny gritar mi nombre desde abajo. Y hay algo en el tono de su voz
que me hace pensar que es urgente.
—Oh, no —suspiro.
—No sé cuánto tiempo tendré que estar en el Reino Unido, pero podría ser un
tiempo —dice Johnny en voz baja, mientras estima todo esto—. Es más probable
que sean semanas en lugar de meses, pero aun así interfiere con tu año escolar.
Pero, ¿qué hay de Jack? ¿Qué hay de Agnes? ¿Simplemente tengo que irme?
—Lo siento —dice él, tocando mi brazo—. Pero tienes que ir a empacar. Carly
te puede ayudar. Nos vamos en un par de horas.
—¿Cuándo?
—Ahora. Hoy.
—Creemos que ella fue la que le dijo a la prensa que ibas de camino a lo de
Johnny. Agnes ha estado dejándole mensajes de mierda en su teléfono toda la
mañana. 248
Mi corazón se hunde aún más. Sabía que no podía confiar en Lissa, pero aun
así su traición es difícil de soportar. Realmente debe despreciarme.
—De ninguna manera. ¿No puedes… allí no hay… podrías venir y quedarte
con nosotros?
—No creo que eso le siente demasiado bien a Johnny. Él no piensa muy bien
de ti —señalo.
—Ouch —dice él con voz ronca, quedándose en silencio durante un rato antes
de finalmente preguntar—. ¿Cuándo regresarás?
—En Navidad. Quizás incluso cuando tenga unas vacaciones en medio del
curso escolar en un par de meses. —Johnny sí dijo en las vacaciones.
Pausa.
—¿Eres mejor con los correos electrónicos que con los mensajes de textos? —
Todavía recuerdo la brusquedad de su texto cuando le dije que me quedaba.
Me muerdo el labio.
—Oh no, ¿qué hay del vestido de Agnes? Le pediré a la AP de Johnny que se
lo envíe —decido.
Exhalo con fuerza y miro alrededor de la habitación por última vez, antes de
arrodillarme sobre mi maleta y luchar con la cremallera para cerrarla. Me las
arreglo. Apenas.
Ella me sonríe.
—Aterriza en el techo. Evitará que los paparazis nos persigan todo el camino
en la carretera. —Ella no parece impresionada—. Para cuando Davey llegue a la
pista de aterrizaje con nuestras maletas, ya estaremos en el avión.
—Me temo que sí. Así fue cuando la prensa se enteró de Barney. Pero pronto
acabará. Con suerte para cuando regreses en Navidad, todo se habrá calmado.
Después de haber esperado más de lo que creí que tendría que esperar por su
llamada, ahora estoy demasiado ocupada para hablar.
Cierro brevemente los ojos. Es un alivio oírla decir eso. Me levanto y salgo a
la terraza.
—Yo te habría llamado todos los días —termina la oración por mí.
—Estoy yendo a casa —le digo—. Salimos hoy. El papá de Johnny ha tenido
un infarto.
—Oh, lo lamento.
—Creo que va a estar bien, pero eso significa que debo irme antes de lo
planeado. ¿Podemos ponernos al día cuando vuelva? Hay mucho que contarte.
El helicóptero se acerca.
Johnny sale a la terraza con Phoenix en brazos, seguido de cerca por Barney.
—¡Mira, helicóptero!
Sonrío.
—Eso hará una buena portada para los tabloides —dice secamente—. Nuestro
furtivo escape.
El piloto gira hacia nuestra derecha e inspiro hondo. Esto realmente asusta;
un poco como una rápida atracción de feria. Eso me hace pensar en Jack y en mí
en los autos chocadores y no puedo evitar sonreír. En ese momento, mientras
miro por la ventanilla las mansiones de Beverly Hills abajo, veo su casa. Quizás
sea mi imaginación, pero juro que puedo ver a alguien (¿él?) sentado en la
pendiente de césped disfrutando la vista. Me pregunto si él también me ve.
Me separo y le sonrío, y él a mí, y noto que se le han aflojado los anteojos así
que se los enderezo. Él mira detrás de mí y se tensa, y sé que Johnny ha entrado
252
al edificio. Me alejo de Stu y me vuelvo, y luego se dan la mano; mi nuevo papá y
mi padrastro, el hombre que me crió todos estos años y a quien nunca he
apreciado adecuadamente. Una vez más paso el brazo por la cintura de Stu y le
doy un abrazo, y noto que algo pasa por la expresión de Johnny mientras nos
mira. Retrocede un paso, flanqueado por Meg y sus chicos.
Cuando todo está dicho y hecho, siguen siendo “ellos” y “yo”, reflexiono,
mientras Meg avanza para ser presentada. Pero quizás eso cambie. Algún día.
Salimos afuera a la limusina que está esperando y al Fiat blanco de Stu, los
autos un extraño reflejo de los dos mundos muy diferentes que se me presentan.
Tanto Stu como Johnny lucen incómodos y creo que ellos también pueden verlo.
—Te veré pronto, Jessie —dice en voz baja—. Tienes mi número. Nos
pondremos al día mientras estemos aquí, ¿de acuerdo? ¿Quizás puedas venir a
conocer a Brian cuando haya mejorado un poco?
Mi abuelo…
Asiento rápidamente.
—Debo ir en ese auto. —Señalo el Fiat—. Pero te veré pronto, ¿de acuerdo?
Río y abro la puerta trasera de la limusina. El conductor salta del asiento del
frente y se disculpa por no haber llegado primero.
—Está bien. —Le resto importancia con un gesto de mano—. ¡Mira! —digo a
Barney, y ambos espiamos adentro—. ¡Ve a ver qué hay en la nevera! —Él se 253
sube ansiosamente, pero yo tiro de él—. Primero beso.
—Ven aquí —dice Johnny con voz ronca, tirando de mí en sus brazos
mientras lágrimas comienzan a caer de mis ojos—. Lamento que tuviéramos que
terminar tu visita por anticipado —se vuelve a disculpar.
—Está bien —logro decir mientras me suelta. Aún no quiero que se vaya. Se
siente demasiado pronto.
—Aún tenemos mucho que hablar —dice él, acariciando mi mejilla con su
pulgar y limpiando algunas lágrimas—. Y realmente quiero comprarle un nuevo
auto a tu padrastro —murmura con una sonrisa.
—Él no te lo permitirá —le digo—. No soportaría que alguien pensara que me
contó sobre ti para beneficiarse. —Es la verdad. Lo conozco bien.
—Intenta convencerlo.
Luego miro a Stu, esperando pacientemente en el Fiat. Me subo del lado del
pasajero, a su lado. El auto huele reconfortantemente familiar, incluso si es una
basura. 254
—¿Bien? —pregunta él cautelosamente.
—Sí. —Sonrío—. Sí, estoy bien. Vamos a casa. Muero por un cigarrillo y una
bebida.
—Realmente espero que estés bromeando —dice él con cautela—. Creí que
podrías haber madurado mientras estuviste lejos.
FIN
Paige Toon
Nació en 1975 y creció entre
Inglaterra, Australia y Estados
Unidos.
Estudió Filosofía en la
Universidad de Greenwich y
trabajó como camarera y
recepcionista antes de dirigir
la sección de críticas literarias
de la revista británica Heat
durante ocho años.
Staff de traducción
Aяia LizC Scarlet_danvers
Jessy veroonoel
Staff de corrección
AmpaЯo Jut Nony_mo
Recopilación y revisión
Simoriah
Diseño
Elena Vladescu
Para más lecturas
visita
257
www.bookzingaforo.com