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En Chile, como en el resto del mundo, el rol de las empresas ha cambiado bastante en el
último tiempo. Es sabido que ya no basta con la responsabilidad de ser rentables y buscar
beneficios solo para los dueños y/o socios. Hoy es fundamental que las empresas se hagan
responsables de generar impacto social y evitar o disminuir sus impactos medioambientales
negativos.

Hace algunos años, esa preocupación por el entorno y quienes nos rodean era una
responsabilidad que se les adjudicaba principalmente a las ONGs u Organizaciones sin
fines de lucro. Hoy, es una responsabilidad que se comparte y exige a las empresas.
Es por esto que en los últimos años han surgido varios movimientos que buscan la
Economía Social, una economía que permita la sustentabilidad de los recursos de la
sociedad y el planeta a largo plazo. Dentro de ellas se encuentran las Empresas B, las
empresas asociadas al Comercio Justo, las Empresas Conscientes, entre otras, todas
empresas que, más que ser perfectas, intentan resolver problemáticas sociales o
medioambientales a través de modelos de negocios sostenibles en el tiempo.

Para ser Empresa B, por ejemplo, no basta con definir y coordinar buenas intenciones o
programas de RSE. Una Empresa B es una organización que debe incorporar dentro de sus
estatutos su compromiso con ese propósito, que busque consciente y metodológicamente
generar impacto social y mediambiental positivo, realizando una evaluación para obtener la
certificación en Propósito, Modelo de Negocio, Gobernanza, Medio Ambiente,
Colaboradores y Comunidad.

Según el Sistema de Información Laboral del Ministerio del Trabajo, hasta el año pasado se
registraban más de 317.000 empresas en Chile, de las cuales solo 90 son empresas B
certificadas, por lo que su ámbito de crecimiento es enorme.

En EmpreDiem hemos experimentado este enfoque desde los inicios, en el año 2011, y
hemos podido comprobar su efecto multiplicador, la manera en que conecta a la empresa
con la realidad del país. Nosotros nos dedicamos a democratizar el emprendimiento y la
innovación social en Chile, y en ese camino, hemos descubierto que una empresa
responsable no puede funcionar si no está en contacto con el medio que la rodea.

Es por esto que yo soy un convencido de que las empresas de hoy y del futuro deben
constituirse en torno al Triple Impacto: social, económico y medioambiental. Chile exige
empresas que integren estas preocupaciones a sus fundamentos, que se hagan cargo de las
problemáticas sociales, y que, más que nada, sean parte de las soluciones.

Sebastián Rodríguez Undurraga


Gerente General Emprediem Chile

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