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Taller

1. ¿Qué fue el período helenístico?

Se conoce como período helenístico, helenismo o período alejandrino a una etapa de la


Antigüedad que ocupa la transición entre la decadencia de la Grecia Clásica y el surgimiento del
poderío romano que conducirá al Imperio.

Dicha etapa está comprendida entre los años de 323 a. C. y 30 a. C., y en ella se produjo un
mestizaje cultural entre la predominante tradición griega, que había sido implantada por
Alejandro Magno en la región del Oriente Próximo, y las culturas vecinas, entre ella la romana que
la terminaría conquistando y asimilando como propia. Al resultado de este proceso se le conoce
como cultura clásica o grecolatina, y es la base de toda la cultura occidental.

Este período se considera hoy como de suma importancia en el estudio de la Antigüedad, al


contrario de lo que se consideró por mucho tiempo, pues se lo consideraba una mera etapa de
decaimiento de la cultura griega.

Características del período helenístico

Origen del término

El término “helenístico” surgió en el siglo XIX, específicamente en la obra del historiador alemán
Johann Gustav Droysen (Historia del helenismo, 1836), tomando el nombre con el que los Antiguos
Griegos denominaban su región cultural: hélade, que traduce en griego antiguo “conjunto de
mujeres”.

Este término se emplea para denominar la tendencia imperante en la época de imposición de la


lengua y la cultura griega en territorios que nunca tuvieron raigambre en ellas, como Egipto,
Bactriana o los territorios del posterior Imperio seléucida, entre otros pueblos orientales.

Eventos que lo enmarcan

El período helenístico o alejandrino inicia con la muerte misma de quien expandiera las fronteras
del Imperio Macedónico, Alejandro Magno (323 a. C.); y culmina con el suicidio de la última reina
helenística, Cleopatra VII de Egipto y de su amante, el militar y político romano Marco Antonio,
luego de la derrota sufrida en la batalla de Accio en el año 30 a. C.

período helenístico

El período helenístico inicia con la muerte de Alejandro Magno.

Antecedentes

El Imperio Macedónico estuvo a cargo de Filipo II hasta el primer tercio del siglo IV, cuando asumió
Alejandro III, también llamado Alejandro Magno, en 336 a. C. Este nuevo rey gobernó apenas 13
años, desde sus dos décadas de edad, y realizó en ese período la conquista más rápida y poderosa
de toda la historia antigua.

Luego de vencer en tres oportunidades al Imperio Persa dirigido por Darío III, el Reino de
Macedonia se alió con diversas ciudades griegas y expandió sus fronteras en todo el oriente
próximo, exportando la cultura griega a todo el mundo conocido: desde el Danubio hasta el Indo, y
desde Egipto al río Sir Daria.

Alejandro murió prematuramente en el año 323 a. C., se asume que por envenenamiento, dejando
un imperio consolidado a medias, y cediendo el trono a su hermano Filipo III, quien era una
persona con discapacidad mental, y luego a su hijo póstumo Alejandro IV.

La monarquía macedónica

Se trataba de una monarquía personal, a cuyo trono podía aspirar cualquiera que hiciera méritos
suficientes en alguna de las distintas áreas del ejercicio ciudadano.

El título del soberano era basileus, y no había reglas estrictas respecto a la sucesión al trono, ni
textos fundamentales que sujetaran su poder, por lo que eran reinos absolutistas.

La monarquía tuvo un corte claramente colonial, imponiendo a las naciones conquistadas la


cultura macedónica y eligiendo a sus gobernantes locales de las élites dominantes.

Si en la época clásica la monarquía era común entre los asiáticos y repudiada por los filósofos
griegos, en la época helenística lo fue entre los griegos.

Los diádocos

Tras la muerte de Alejandro Magno, el poder real del Imperio Macedónico residió en los generales,
pues no había reglas respecto a la sucesión del trono, y los familiares directos de Alejandro no
eran aptos para ejercer el poder (por discapacidad o por juventud).

Dichos generales se llamaban los diádocos y habían acompañado a Alejandro en su campaña


contra los persas, y no tardaron en enfrentarse militarmente, debilitando la cohesión del imperio y
acabando en la refriega con la familia de Alejandro.

Entre los diádocos más prominentes estaban Pérdicas, Ptolomeo, Casandro, Lisímaco, Antígono,
Demetrio y Seleuco.

Los epígonos

Los epígonos (o “sucesores”) de los diádocos, lograron un precario balance entre las tres grandes
dinastías macedónicas: Macedonia y la Grecia continental fueron gobernadas por los antigónidas
(descendientes de Antígono); Egipto, Chipre y Cilicia por los Lágidas; Asia menor, Siria,
Mesopotamia y Persia occidental devinieron el Imperio seléucida. Hubo también otros reinos más
pequeños, como el reino de Pérgamo, el reino de Epiro, los reinos de Ponto y Bitinia, o el de
Siracusa.

Caída ante los romanos

imperio romano

Al término del siglo III el Imperio Macedónico cayó ante el Imperio Romano.

Al término del siglo III los reinos en que se había dividido el Imperio Macedónico cayeron ante el
Imperio Romano y tras dos siglos de dominación impuso su control total del Mediterráneo
oriental.
La batalla decisiva de este proceso enfrentó a Octaviano, a la cabeza de las fuerzas romanas,
contra Marco Antonio y su aliada Cleopatra, quienes fueron vencidos en Accio en el año 30 a. C.

Tres siglos más tardaría el Imperio Romano en conquistar todo el oriente próximo y absorber la
cultura helenística, dando pie así al nacimiento del Imperio Romano en su totalidad indisputada.

Religión y filosofía

La religión helenística era sincrética, es decir, mezclaba y hacía convivir el panteón clásico griego
con dioses y deidades provenientes de oriente, como Tique, Serapis, Isis o Cibeles.

En cuanto a la filosofía, fue un período de alejamiento de las ciencias formales y preocupación


teórica por la naturaleza del mundo, en el que florecieron las escuelas cínica, cirenaica, epicúrea,
escéptica, estoica y megárica.

La ciencia en el helenismo

El alejamiento de la filosofía de las ciencias les permitió nacer en este período como un campo
aparte, y florecieron gracias al mecenazgo.

Se construyeron academias, zoológicos, jardines botánicos, salas de medicina y disección, entre


otras instituciones puestas al servicio del conocimiento científico. La matemática, astronomía y
geometría fueron particularmente importantes durante el período.

Muchos de los inventos de los sabios helenísticos fueron empleados en el estudio científico hasta
la llegada del Renacimiento.

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