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República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA EXTRAORDINARIA-Pretendida por los


herederos de quienes ostentaron la calidad de arrendatarios del bien inmueble objeto
de usucapión. Falta de acreditación del hito temporal de la interversión del título de
tenedor a poseedor y del tiempo de la posesión. (SC10189-2016; 27/07/2016)

Fuente formal:
Artículos 762, 2518 del Código Civil.
Artículo 1º de la Ley 791 de 2002.
Artículo 41 de la Ley 153 de 1887.

INTERVERSIÓN DE TÍTULO–Ausencia de acreditación del hito temporal de la


interversión del título de tenedor a poseedor, en proceso acumulado de pertenencia y
acción reivindicatoria. Reiteración de la sentencia de 8 de agosto de 2013. (SC10189-
2016; 27/07/2016)

Fuente jurisprudencial:
Sentencia de 8 de agosto de 2013, expediente 2004-00255-01.

CARGA PROCESAL–Del demandante para acreditar el hito temporal de la


interversión de tenedor a poseedor en proceso de prescripción adquisitiva
extraordinaria de dominio. (SC10189-2016; 27/07/2016)

PRUEBA TESTIMONIAL–Apreciación de declaraciones encaminadas a probar la


posesión por periodo superior a 20 años y el hito temporal de interversión del título
de tenedor a poseedor, en acción de prescripción adquisitiva extraordinaria de
dominio. Testimonio sospechoso por parentesco. Reiteración de la sentencia de 19 de
diciembre de 2012. (SC10189-2016; 27/07/2016)

Fuente jurisprudencial:
Sentencia de 19 de diciembre de 2012, expediente 2008-00008-01.

PRUEBA DOCUMENTAL–Apreciación del contenido del recibo de pago de


impuesto predial por corresponder a predio diferente al pretendido en usucapión.
(SC10189-2016; 27/07/2016)

INSPECCIÓN JUDICIAL–Prueba impertinente para establecer el hito temporal de


la mutación de tenedor a poseedor en proceso de usucapión. Reiteración de la
sentencia CSJ SC 171-2001. (SC10189-2016; 27/07/2016)

Fuente jurisprudencial:
Sentencia SC 171 de 2001, expediente 6658.

RECURSO DE CASACIÓN–Trámite bajo la normatividad del código de


procedimiento civil por aplicación de los artículos 624 y 625 del Código General del
Proceso. (SC10189-2016; 27/07/2016)

Fuente formal:
Artículos 624 y 625 del Código de Procedimiento Civil.

APRECIACIÓN PROBATORIA–Valoración de recibo de pago de impuesto predial,


testimonios e inspección judicial. Preterición de escritura pública que acredita la
titularidad del bien objeto de usucapión y acción reivindicatoria en reconvención.
Acreditación del error. Reiteración de las sentencias de 21 de febrero y 24 de julio de
2012. (SC10189-2016; 27/07/2016)

Fuente jurisprudencial:
Radicación n° 6800131030022007-00105-01

Sentencia de 21 de febrero de 2012, expediente 2004-00649.


Sentencia de 24 de julio de 2012 expediente 2005-00595-01.

PRUEBA DE OFICIO–Decretada previo al fallo sustitutivo para demostrar el valor


de los frutos producidos por bien inmueble pretendido en usucapión y acción
reivindicatoria en reconvención, por encontrarse acreditados errores de hecho en la
apreciación probatoria. (SC10189-2016; 27/07/2016)

Asunto:
Pretenden los demandantes que se declare que adquirieron por prescripción
adquisitiva extraordinaria de dominio un bien inmueble. Fundan la petición en que
ingresaron al mismo en calidad de arrendatarios y una vez fallecido el progenitor en
1979, omitieron cumplir con la prestación, pasando de tenedores a poseedores,
cubriendo impuestos, efectuando reparaciones, demoliendo la construcción e
instalando un parqueadero. Los demandados se opusieron a las pretensiones e
incoaron en reconvención la acción reivindicatoria. En primera instancia se accedió a
las pretensiones principales y se negó la reivindicación, decisión que confirmó el
superior. La sentencia fue acusada por errores de hecho en la apreciación probatoria,
los que fueron acreditados por lo que la Corte CASÓ la providencia y previo a proferir
sentencia sustitutiva decretó un dictamen pericial encaminado a establecer el valor de
los frutos producidos por el inmueble.

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


SALA DE CASACIÓN CIVIL

FERNANDO GIRALDO GUTIÉRREZ


Magistrado Ponente

SC10189-2016
Radicación n° 6800131030022007-00105-01
(Aprobada en Sala de diez de mayo de dos mil dieciséis)

Bogotá D.C., veintisiete (27) de julio de dos mil dieciséis


(2016).

Decide la Corte el recurso de casación interpuesto por


la parte demandada frente a la sentencia de 13 de noviembre
de 2013, proferida por la Sala Civil-Familia del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Bucaramanga, dentro del

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proceso ordinario promovido por Melba Ligia, Gloria, Adolfo


León, Andrés, Eduardo, Aníbal, Alfonso y Carlos Alberto
Obando Santamaría, como herederos de Alfonso Obando
Martínez, y por Ligia Santamaría de Obando, contra Gilma
Arciniegas Estévez, en nombre propio y a modo de sucesora
determinada de María de Jesús Estévez Vda. de Arciniegas.

I. EL LITIGIO

1.- Los accionantes solicitaron declarar que


adquirieron por prescripción extraordinaria el dominio del
bien raíz ubicado en la carrera 22 Nº 18 - 28 de
Bucaramanga, identificado con la matrícula inmobiliaria
300-91746, y que se disponga la protocolización y posterior
inscripción de la sentencia (fls. 42 a 43, cuaderno 1).

2.- La causa petendi se sintetiza así (fls. 43 a 44 ibídem):

a.-) Ligia Santamaría de Obando y Alfonso Obando


Martínez ingresaron al predio en febrero de 1974 porque se
los arrendó Gilberto Arciniegas García, a quien cancelaron la
renta hasta su fallecimiento, acaecido en 1976; de esa época
a agosto de 1979 la pagaron a «un señor de apellido Ardila».

b.-) A partir de septiembre de 1979 omitieron cumplir


dicha prestación «pasando de ser meros tenedores a ser
verdaderos poseedores», cubriendo los impuestos del fundo
y reparándolo, al punto que debido a su grave deterioro por
su vetustez tumbaron la casa e instalaron un parqueadero.

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c.-) Alfonso Obando Martínez falleció el 1º de diciembre


de 2000, cuando ya había alcanzado los veinte años
necesarios para obtener la pertenencia.

d.-) Figuran registradas como titulares del derecho real


pedido, Gilma Arciniegas Estévez y María de Jesús Estévez
Vda. de Arciniegas, pero esta falleció por lo que la acción se
dirige contra aquella en tal condición y en la de heredera de
la copropietaria.

3.- El curador ad litem designado a los terceros


emplazados que se creyeran con derecho sobre el inmueble
manifestó estarse a lo que se pruebe.

4.- Una vez notificada la encartada propuso la


excepción de mérito de «inexistencia de la causal invocada»,
y reconvino solicitando la reivindicación, la consecuente
restitución acompañada de frutos calculados desde el
principio de la posesión, porque los iniciales demandantes
actuaron de mala fe, y que no se les reconozcan las expensas
necesarias (fls. 3, cuaderno 1 y 9 a 10 del 3).

El soporte fáctico de esa súplica, en resumen, es el


siguiente:

a.-) Juan Francisco Ortiz Rangel vendió a Gilberto


Arciniegas el bien materia de este litigio, a través de la
escritura pública 1028 de 11 de abril de 1953 de la Notaría
2ª de Bucaramanga, que fue registrada.

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b.-) En el juicio de sucesión de tal adquirente se


adjudicó la heredad a María de Jesús Vda. de Estévez y Gilma
Arciniegas Estévez, con sentencia de 18 de junio de 1983 del
Juzgado 3º Civil del Circuito de la misma ciudad, que
también fue inscrita.

c.-) Ellas fueron despojadas de la posesión el 1º de


diciembre de 2000 cuando falleció el arrendatario Alfonso
Obrando Martínez, ya que sus herederos empezaron a
realizar actos «clandestinos» para hacerse a la misma,
aunque no han completado el tiempo necesario para
usucapir.

5.- Frente al libelo de mutua petición los iniciales


promotores no propusieron medios de defensa.

6.- El Juzgado 2º Civil del Circuito de Bucaramanga


accedió a la primigenia pretensión y, por tanto, negó la
reivindicación (fls. 170 a 182, cuaderno 1).

7.- Al resolver la alzada interpuesta por el extremo


perdedor el superior confirmó la decisión.

II. FUNDAMENTOS DEL FALLO IMPUGNADO

Su sinopsis es la que sigue (fls. 17 a 36, cuaderno 8):

1.- Contrariamente a lo alegado, no constituye anomalía


que la pertenencia haya sido pedida a favor de una sucesión
ilíquida, porque el patrimonio de una persona no desaparece
con su muerte sino que se transmite a sus signatarios,

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quienes quedan legitimados para ejercer los derechos de que


era titular el difunto.

2.- Aunque en el auto admisorio del escrito genitor no


se indicó que Gilma Arciniegas Estévez fue demandada a
nombre propio, ese olvido no implicó la configuración de un
vicio de nulidad porque desde el inicio del trámite ha venido
actuando a través de apoderada judicial.

3.- Fueron recaudados cuatro (4) testimonios –de los


que se hizo transcripción- los accionantes iniciales aportaron
el recibo de pago del impuesto del predio del 2006 y se
practicó inspección judicial al inmueble.

4.- Valorado en conjunto ese acervo deja ver que los


reclamantes ingresaron como arrendatarios en 1971 y que
mutaron a poseedores desde hace más de veinte (20) años,
porque no volvieron a pagar arriendo, mejoraron la casa por
su cuenta y de manera sustancial, asumieron sus tributos,
después la demolieron sin pedirle permiso al arrendador o a
los dueños y posteriormente alquilaron el lote.

5.- La prosperidad de la usucapión genera la


desestimación de la reivindicación, «pues la parte
demandante carece de título para reclamar la posesión del
inmueble que, dicho sea de paso, abandonó por más de
veintisiete (27) años».

III. LA DEMANDA DE CASACIÓN

ÚNICO CARGO

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Con apoyo en la causal primera denuncia la vulneración


indirecta de los artículos 762, 2518, 2532 del Código Civil,
1º de la Ley 50 de 1936, 407 del Código de Procedimiento
Civil y 2º de la Ley 791 de 2002 por indebida aplicación, y
por falta de empleo el 774, 775, 777 a 778, 791, 946 a 947,
950, 956, 962 a 964 y 2531 de la primera obra así como el
5º de la última legislación citada, a consecuencia de errores
de hecho en la apreciación de los elementos de convicción.

En su desarrollo, explica:

1.- El Tribunal estimó de manera «equivocada» las


declaraciones recibidas por cuanto no eran suficientes para
acceder a la prescripción adquisitiva, porque:

a.-) La primera testigo, Leonor Cardozo de Castro, refirió


que inicialmente los reclamantes eran arrendatarios y no
supo hasta qué fecha persistió esa situación por haberse
ausentado del país.

b.-) Myriam Luna Henao fue tachada de sospechosa,


por ser prima de Ligia Santamaría de Obando, y no precisó
fechas sobre lo narrado, desconocía la existencia del contrato
de arrendamiento por medio del cual esta ingresó al inmueble
y si la tenencia era ejercida a nombre propio o de un tercero.

c.-) José Nariño Romero manifestó que supo de la


posesión de los reclamantes porque ellos y otras personas se
lo comentaron, es decir, que es un testigo de oídas, a más de
que su exposición estuvo ensayada porque siempre aludió al

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derecho de dominio debatido pero no sabía del arriendo de


que fue objeto la vivienda.

d.-) Juan Peñaloza Cáceres explicó, de entrada, que


conoció al matrimonio Obando Santamaría en 1989, esto es,
dieciocho años antes a la presentación de la demanda de
pertenencia, y que ignoraba el origen de la posesión alegada
por ellos.

2.- El recibo de pago del impuesto predial del 2006, en


que se basó el ad-quem, corresponde al bien raíz ubicado en
la carrera 1ª Nº 37 – 09 de Bucaramanga que figura a nombre
de Alfonso Obando, distinto al que es materia del pleito, lo
que impone afirmar que se deformó la prueba.

3.- Hubo «preterición» de los contratos de arrendamiento


celebrados por Gilberto Arciniegas García, como arrendador,
y Alfonso Obando Martínez, como arrendatario, que dan
cuenta no solo de esos convenios sino de que Ligia
Santamaría de Obando no los suscribió.

4.- También se omitió valorar el certificado de tradición


del inmueble; la escritura pública 1028 de 11 de abril de
1953 de la Notaría 2ª de Bucaramanga, con la que Juan
Francisco Ortiz Rangel lo vendió a Gilberto Arciniegas; y la
copia auténtica de la sentencia de 18 de junio de 1983 del
Juzgado 3º Civil del Circuito de la misma ciudad en que se
adjudicó a María de Jesús Vda. de Estévez y Gilma Arciniegas
Estévez, documentación que acredita el dominio a nombre de
estas y la tradición.

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5.- La inspección judicial quedó deformada en el fallo


porque se consideró que las mejoras levantadas después de
la demolición de la vivienda fueron dadas en arrendamiento
por Ligia Santamaría de Obando a Ligia Patricia Sánchez, no
obstante que no se aportó prueba de ese acuerdo, y porque
en tal diligencia el administrador del restaurante que allí
funciona actualmente declaró que recibió el lote con solo una
pared y un baño y que las obras actuales son de él porque
las instaló.

6.- También se pretermitió la pericia practicada, que da


cuenta de la ausencia de permisos para la demolición que
hicieron los demandantes, el cambio de uso del bien y el
levantamiento de una construcción nueva, denotándose la
clandestinidad con que actuaron.

7.- La valoración de las piezas relacionadas, ya de


manera individual o conjuntamente, impiden determinar la
época en que estos dejaron de considerarse tenedores y se
convirtieron en poseedores, lo cual fue supuesto en la
sentencia.

8.- Ese yerro fáctico incidió en la transgresión del


derecho sustancial comoquiera que el mero tiempo no
convierte la tenencia en posesión (art. 777 C.C.), la suma de
posesiones trae consigo sus calidades y vicios (art. 778 íb) y
cuando se empieza a poseer en nombre de otro se supone la
continuidad de esa situación (art. 780).

Además, la existencia de un título de mera tenencia


genera una presunción de mala fe contra el poseedor (art.

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2531) al paso que acceder a la usucapión sin estar cumplidos


los requisitos revela la conculcación del ordenamiento
sustancial que rige dicha acción, al no haberse demostrado
la interversión del título por los promotores (arts. 762, 2518
y 2532 C.C., 407 C. de P.C. y 2º de la Ley 791 de 2002).

Finalmente, la decisión criticada también vulneró la


legislación en materia de reivindicación (arts. 946 a 947, 950,
952 y 961 a 964 ibídem) porque al declararse próspera la
pertenencia se desestimó aquella, pedida por vía de
reconvención. De la misma manera, “han accionado las
propietarias, según aparece debidamente acreditado en el
proceso, en contra de los detentadores […] Igualmente como
consecuencia de los yerros fácticos y las inaplicaciones
correspondientes se dejaron de aplicar las normas relativas a
las prestaciones mutuas, como surge de los artículos 961, 962,
963 y 94 del Código Civil, las que aparecen debidamente
acreditadas en el proceso, en especial con el dictamen pericial
que dejó de apreciar el a quo”.

IV. CONSIDERACIONES

1.- Cuestión de primer orden es precisar que a pesar de


que entró en vigencia de manera total el Código General del
Proceso el 1º de enero del año en curso, al sub lite no resulta
aplicable por consagrar, los artículos 624 y 625, que los
recursos ya interpuestos, entre otras actuaciones, deben
surtirse empleando «las leyes vigentes cuando se
interpusieron». Y como el que ahora ocupa la atención de la
Sala fue iniciado bajo el imperio del Código de Procedimiento
Civil, será este ordenamiento el que siga rigiéndolo.

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2.- Los gestores solicitaron declarar que adquirieron


por prescripción extraordinaria el dominio de la heredad
ubicada en la carrera 22 Nº 18 – 28 de Bucaramanga,
identificada con la matrícula inmobiliaria 300-91746, al paso
que la convocada contrademandó deprecando el retorno de
la posesión porque ella y la sucesión de su progenitora son
las actuales propietarias.

3.- El Tribunal confirmó la sentencia del a-quo,


estimatoria de la usucapión y denegatoria de la acción de
dominio.

4.- La impugnante aduce que tal fallo se equivocó en la


valoración del recibo de pago del impuesto predial del 2006,
los cuatro (4) testimonios recaudados y la inspección judicial
practicada al inmueble, puesto que los deformó.

Así mismo, que omitió la estimación de los contratos de


arrendamiento celebrados por Gilberto Arciniegas García,
como arrendador, y Alfonso Obando Martínez, como
arrendatario; el certificado de tradición del inmueble; la
escritura pública 1028 de 11 de abril de 1953 de la Notaría
2ª de Bucaramanga, que da cuenta de la venta de Juan
Francisco Ortiz Rangel a Gilberto Arciniegas; la copia
auténtica de la sentencia de 18 de junio de 1983 del Juzgado
3º Civil del Circuito de la misma ciudad en que se adjudicó a
María de Jesús Vda. de Estévez y Gilma Arciniegas Estévez;
y el dictamen pericial efectuado en el rito.

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Todo ello, agregó, condujo al Tribunal a considerar


erradamente que la posesión de los iniciales accionantes
arrancó en 1979.

5.- La vía indirecta invocada por la impugnante, en la


modalidad de error de hecho en la valoración probatoria,
sucede ostensiblemente cuando el juzgador supone, omite o
altera el contenido de las pruebas, siempre y cuando dicha
anomalía influya en la forma en que se desató el debate, de
tal manera que de no haber ocurrido otro fuera el resultado,
lo que aparece palmario o demostrado con contundencia.

Sobre el punto, en sentencia de 21 de febrero de 2012,


rad. Nº 2004-00649, reiterada el 24 de julio siguiente, rad.
Nº 2005-00595-01, indicó la Sala que

[E]l error de hecho, que como motivo de casación prevé el inciso


segundo, numeral primero, del artículo 368 del Código de
Procedimiento Civil, ocurre cuando se supone o pretermite la
prueba, entendiéndose que incurrirá en la primera hipótesis el
juzgador que halla un medio en verdad inexistente o distorsiona el
que sí obra para darle un significado que no contiene, y en la
segunda situación cuando ignora del todo su presencia o lo
cercena en parte, para, en esta última eventualidad, asignarle una
significación contraria o diversa. El error ‘atañe a la prueba como
elemento material del proceso, por creer el sentenciador que existe
cuando falta, o que falta cuando existe, y debido a ella da por
probado o no probado el hecho’ (G. J., T. LXXVIII, página 313) (…)
Denunciada una de las anteriores posibilidades, el impugnador
debe acreditar que la falencia endilgada es manifiesta y, además,
que es trascendente por haber determinado la resolución
reprochada, de tal suerte que, de no haberse incurrido en esa
sinrazón, otra hubiera sido la resolución adoptada (…) Acorde con
la añeja, reiterada y uniforme jurisprudencia de la Corporación, el

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yerro fáctico será evidente o notorio, ‘cuando su sólo planteamiento


haga brotar que el criterio’ del juez ‘está por completo divorciado
de la más elemental sindéresis; si se quiere, que repugna al buen
juicio’, lo que ocurre en aquellos casos en que él ‘está convicto de
contraevidencia’ (sentencias de 11 de julio de 1990 y de 24 de
enero de 1992), o cuando es ‘de tal entidad que a primer golpe de
vista ponga de manifiesto la contraevidencia de la determinación
adoptada en el fallo combatido con la realidad que fluya del
proceso’ (sentencia 146 de 17 de octubre de 2006, exp. 06798-01);
dicho en términos diferentes, significa que la providencia debe
aniquilarse cuando aparezca claro que ‘se estrelló violentamente
contra la lógica o el buen sentido común, evento en el cual no es
nada razonable ni conveniente persistir tozudamente en el
mantenimiento de la decisión so pretexto de aquella autonomía’ (G.
J., T. CCXXXI, página 644).

6.- Tiene incidencia en la decisión que se está


adoptando:

a.-) Que el escritor genitor fue radicado el 7 de mayo de


2007 (fl. 31, cuaderno 1).

b.-) Que los promotores manifestaron allí haber


ingresado al predio en febrero de 1974, en condición de
arrendatarios de Gilberto Arciniegas García, y que a partir de
septiembre de 1979 mutaron a poseedores (fls. 42 a 46).

c.-) Que aportaron un recibo de pago de 2006


correspondiente al impuesto del inmueble de propiedad de
«Obando Alfonso”, dirección «K 1 37 – 09» y número predial
«010501550024000» (fl. 26, ibídem).

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d.-) Que con el escrito de excepciones se allegaron dos


contratos de arrendamientos ajustados entre Gilberto
Arciniegas García, como arrendador, y Alfonso Obando
Martínez, como arrendatario, que datan del 4 de octubre de
1971 y 26 de febrero de 1974 y que tuvieron por objeto la
heredad materia de esta litis (fls. 95 a 98).

e.-) Que al descorrer el traslado de tales defensas los


gestores iniciales arrimaron los comprobantes de cancelación
del tributo referido en 2008 y 2009 y una copia informal de
2007, que consagran como «propietario (a) Arciniegas
Gilberto», dirección «K 22 18 28» y predial
«010300870010000» (fls. 103 a 105, íb).

f.-) Que con el libelo de mutua petición se aportó


certificado de tradición de la matrícula inmobiliaria 300-
91746, asignada al lote ubicado en la carrera 22 Nº 18 – 28
de Bucaramanga, y copia autenticada de la escritura pública
1028 de 11 de abril de 1953 de la Notaría 2ª de
Bucaramanga, que da cuenta de la venta de Juan Francisco
Ortiz Rangel a Gilberto Arciniegas (fls. 5 a 8, cuaderno 3).

g.-) Que al pronunciarse sobre la demanda mencionada


en precedencia, los accionados en reconvención aportaron
copia informal del convenio del 28 de abril de 2007, a través
del que Ligia Santamaría de Obando entregó en
administración el fundo a Fincar Ltda. Arriendos y Ventas y
dos comprobantes de pago del canon de arrendamiento
cobrado por ésta (fls. 19 a 22, ejusdem).

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h.-) Que en la fase probatoria del trámite se incorporó


copia autenticada de la sentencia de 18 de junio de 1983 del
Juzgado 3º Civil del Circuito de la misma ciudad, en la que
se adjudicó la heredad a María de Jesús Vda. de Estévez y
Gilma Arciniegas Estévez (fls. 1 a 27, cuaderno 5).

i.-) Que en este estadio también se practicó un dictamen


pericial y se recibieron los testimonios de Leonor Cardozo de
Castro, Myriam Luna Henao, José Nariño Romero, Juan
Antonio Peñaloza Cáceres y Germán Arturo Eslava Torres,
éste último dentro de la inspección judicial practicada a la
vivienda materia de las reclamaciones (fls. 6 a 22 del
cuaderno 4 y 3 a 19 del cuaderno 6).

7.- Al tenor del artículo 2518 del Código Civil, por el


modo de la «prescripción adquisitiva» o «usucapión», se pueden
obtener derechos reales, entre ellos el dominio de los bienes
corporales, ya sea muebles o inmuebles, si son detentados
en la forma y por el tiempo previsto por el legislador.

Tal prescripción se basa, esencialmente, en la tenencia


con ánimo de señor y dueño, sin que en principio sea
necesario un título, evento en el cual se presume la buena fe
del poseedor. De allí que le baste con acreditar que su
aprehensión ha sido pública, pacífica e ininterrumpida, por
el lapso exigido en el ordenamiento, el que actualmente es de
diez (10) años, conforme al canon 1º de la Ley 791 de 2002,
y antes era de veinte (20).

En el sub lite la demanda se presentó el 7 de mayo de


2007, época para la que el tiempo para adquirir por

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prescripción extraordinaria era de veinte (20) años, sin que


sea aplicable la Ley 791 de 2002, que lo redujo a la mitad,
porque al tenor del artículo 41 de la Ley 153 de 1887, «la
prescripción iniciada bajo el imperio de una ley, y que no se
hubiere completado aún al tiempo de promulgarse otra que la
modifique, podrá ser regida por la primera o la segunda, a
voluntad del prescribiente; pero eligiéndose la última, la
prescripción no empezará a contarse sino desde la fecha en
que la ley nueva hubiere empezado a regir».

En relación con tal aspecto, la Sala ha dicho que

Ahora bien, aunque fuesen apreciados y se tomara como hito


temporal de inicio de la posesión el año 1979, fecha más remota
que da a entender uno de los deponentes, esto conlleva a que para
1995, (...) únicamente transcurrieron unos dieciséis (16) años,
cuando el lapso mínimo requerido en esa época para la usucapión
extraordinaria era de veinte (20) años, sin que fuera aplicable la
reducción de la Ley 791 de 2002 a diez (10) años, a la luz del
artículo 41 de la Ley 153 de 1887 (CSJ SC de 10 sep. 2010,
rad. nº 2007-00074-01).

El artículo 762 de la obra citada inicialmente define la


posesión como «…la tenencia de una cosa determinada con
ánimo de señor o dueño…», lo que exige, para su
configuración, del animus y el corpus, esto es, la intención
del dóminus, que por escapar a la percepción directa de las
demás personas debe presumirse, siempre y cuando se
comprueben los actos materiales y externos ejecutados
permanentemente y durante el periodo de tiempo consagrado
legalmente.

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Es que los citados elementos denotan la intención de


hacerse dueño, sino aparecen circunstancias que la
desvirtúen, por lo que quien los invoca debe acreditarlos para
el buen suceso de su pretensión.

Además, cuando la persona que acude a dicha acción


acepta haber ejercido actos de tenencia sobre el bien objeto
de la misma y aduce que modificó esa situación porque ahora
se considera detentador con ánimo de señor y dueño,
también es menester que acredite el momento de tal cambio,
puesto que la jurisprudencia ha establecido que

A pesar de la diferencia existente entre ‘tenencia’ y ‘posesión’, y


la clara disposición del artículo 777 del C.C., según el cual ‘el
simple lapso del tiempo no muda la mera tenencia en posesión’,
puede ocurrir que el tenedor cambie su designio, transmutando
dicha calidad en la de poseedor, mediante la interversión del título,
caso en el cual, se ubica en la posibilidad jurídica de adquirir la
cosa por el modo de la prescripción. Si ello ocurre, esa mutación
debe manifestarse de manera pública, con verdaderos actos
posesorios a nombre propio, con absoluto rechazo del titular y
acreditarse plenamente por quien se dice ‘poseedor’, tanto el
momento en que operó esa transformación, como los actos
categóricos e inequívocos que contradigan el derecho del
propietario, puesto que para efectos de la prescripción adquisitiva
de dominio, no puede computarse el tiempo en que se detentó el
objeto a título precario, dado que éste nunca conduce a la
usucapión; sólo a partir de la posesión puede llegarse a ella, por
supuesto, si durante el periodo establecido en la ley se reúnen los
dos componentes a que se ha hecho referencia. (…) De
conformidad con lo anterior, cuando para obtener la declaratoria
judicial de pertenencia, se invoca la prescripción extraordinaria
adquisitiva de dominio, que fue la que en este caso el Tribunal
interpretó como pedida, sin que ese entendimiento haya merecido
reparo, el demandante debe acreditar, además de que la solicitud

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recae sobre un bien que no está excluido de ser ganado por ese
modo de usucapir, que igualmente ha detentado la posesión
pública, pacífica e ininterrumpida por el tiempo previsto por la ley;
empero, si originalmente se arrogó la cosa como mero tenedor,
debe aportar la prueba fehaciente de la interversión de ese título,
esto es, la existencia de hechos que la demuestren
inequívocamente, incluyendo el momento a partir del cual se rebeló
contra el titular y empezó a ejecutar actos de señor y dueño
desconociendo el dominio de aquel, para contabilizar a partir de
dicha fecha el tiempo exigido de ‘posesión autónoma y continua’
del prescribiente. (CSJ SC de 8 ago. 2013, rad. nº 2004-
00255-01).

8.- Se advierte la estructuración del yerro endilgado por


lo siguiente:

a.-) Una vez transcritos parcialmente los testimonios, el


Tribunal concluyó que con ellos se probó que «los
demandantes han ejercido actos objetivos que son propios del
dueño del inmueble como: pagar los impuestos, mejorar
sustancialmente la casa, derrumbarla, construir el local
comercial, darlo en arrendamiento».

Agregó que «en la diligencia de inspección judicial se


constató el estado actual del inmueble: (…) Esta construcción
fue dada en arrendamiento por la señora Ligia Santamaría de
Obando a la señora Ligia Patricia Sánchez, y está destinada
a la explotación de un restaurante».

Y culminó indicando que «un análisis conjunto de las


pruebas nos lleva al convencimiento de los siguientes hechos:
indudablemente la familia conformada por los esposos Ligia
Santamaría de Obando y Alfonso Obando Martínez, y sus

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hijos, entraron al inmueble en el año de 1971, esto es, hace


más de 42 años, como inquilinos. Pero, y esto es lo relevante,
desde hace más de 20 años trocaron esa tenencia en posesión,
esto es, dejaron de reconocer el señorío del arrendador sobre
el inmueble, para apropiarse del mismo, mediante los
siguientes actos objetivos: no volver a pagar arriendo; mejorar
la casa por su cuenta y de manera sustancial; pagar el
impuesto predial, (…) demoler la casa sin pedirle permiso al
arrendador, ni a quienes figuraban como dueños, arrendar el
inmueble, percibir la renta sin rendirle cuentas a nadie… en
fin, todos estos actos vistos en su conjunto, nos llevan a una
sola conclusión: los inquilinos si (sic) abandonaron ese status
y se arrogaron el de poseedores desde hace mucho más de
veinte (20) años, contados desde la presentación de la
demanda (7 de mayo de 2007). Posesión que se ejerció sin
ningún reclamo por parte de los demandados. Sin ningún
requerimiento judicial respecto del contrato de
arrendamiento».

b.-) Sin embargo, esa valoración tergiversó las


declaraciones recibidas, puesto que ninguna dio cuenta de la
fecha en que los primigenios accionantes intervirtieron su
tenencia, habida cuenta que:

(i) Si bien Leonor Cardozo de Castro informó que han


venido ostentando la posesión también precisó que llegaron
aproximadamente desde 1968 o 1970 «en arriendo»; al ser
cuestionada sobre la época hasta la cual perduró esta
situación contestó «no sé, yo no vivía en el país, venía de vez
en cuando a vacacionar»; y al ser indagada sobre la frecuencia
de sus viajes a Colombia manifestó que «yo salí muy joven de

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aquí (…) vivía en los Estados Unidos, venía a vacacionar cada


cuatro o 5 años, hace apenas 7 años vivo en Bucaramanga,
me vine de Estados Unidos».

Es decir, que la declarante fue clara en señalar que


inicialmente los Obando Santamaría eran tenedores y
después poseedores y que no sabía cuándo ocurrió ese
cambio.

(ii) José Nariño Romero también narró que los


usucapientes eran poseedores desde hace veinticuatro (24)
años, pero al preguntársele el origen de ese conocimiento
indicó que «me dijeron que ellos eran los dueños, es la única
prueba que puedo aportar, el testimonio de los amigos que
decían la casa era de ellos».

Así las cosas, el testigo aceptó ser de oídas y además no


refirió de la doble condición de arrendatarios y poseedores de
los demandantes por lo que menos podía extraerse de su
versión la época en que modificaron la naturaleza de su
ocupación.

(iii) Juan Antonio Peñaloza Cáceres dio cuenta de la


posesión ejercida por los reclamantes iniciales, precisando en
los albores de su exposición que «conocí a don Alfonso que era
el esposo de doña Ligia como en el año 1989, posteriormente
nos hicimos conocidos y una día me invitó a la casa» y
seguidamente informó que ella preguntó «si yo les podía
hacer unos arreglos que en la casa se estaba cayendo una
pared y estaban para desocupar (…) me dijeron que ellos
estaban viviendo ahí que eran los dueños, que tenían mucho

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tiempo viviendo ahí, pero no me consta cuánto tiempo, tampoco


me dijeron cuánto viviendo ahí».

Al rompe se observa que el declarante en manera alguna


hizo referencia a la interversión mencionada, pues, fue claro
en indicar que desde 1989 conoció a los promotores, quienes
ya se proclamaban dueños del bien, por lo que en el mejor de
los casos esa probanza dejaría ver que la posesión
investigada operó a partir de la referida época, tornándose
insuficiente para consolidar la usucapión en la medida en
que el libelo fue radicado el 7 de mayo de 2007, es decir,
cuando habían transcurridos únicamente dieciocho (18)
anualidades.

(iv) Y Myriam Luna Henao testificó que los gestores


contaban con una posesión de más de treinta (30) años,
especificando que «yo toda la vida creí que era la dueña Ligia».
Por ende, de allí no se extracta la mutación investigada que
alegó ésta última en su libelo, ya que contrariamente la
prueba da cuenta de una sola de esas condiciones.

Adicionalmente, la existencia de un parentesco de


primas entre ellas, que dio lugar a que la enjuiciada tachara
la prueba por sospecha de parcialidad, generaba la necesidad
de que existieran otros elementos que corroboraran esa
declaración, lo que no se configuró.

En efecto, en relación con la valoración de un testimonio


sospechoso la Sala ha establecido que

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En el punto, ha sido insistente la Corte en señalar que ‘la sospecha no


descalifica de antemano [al declarante] -pues ahora se escucha al
sospechoso-, sino que simplemente se mira con cierta aprensión a la hora
de auscultar qué tanto crédito merece. Por suerte que bien puede ser que
a pesar de la sospecha haya modo de atribuirle credibilidad a testigo
semejante, si es que, primeramente, su relato carece de mayores
objeciones dentro de un análisis crítico de la prueba, y, después -acaso
lo más prominente- halla respaldo en el conjunto probatorio’ (Cas. Civ.,
sentencia de 19 de septiembre de 2001, expediente No. 6624; se
subraya). (CSJ SC 19 dic. 2012, rad. nº 2008-00008-01).

En suma, las declaraciones de terceros recaudadas


fueron deformadas porque aun si de ellas se extractaran
actos posesorios, ninguna daba cuenta de la interversión del
título de iniciales tenedores con que los demandantes
entraron al fundo, según ellos mismos los confesaron en su
demanda.

c.-) El recibo de pago del impuesto de 2006 también fue


desfigurado por el ad-quem, al corresponder al lote de
«Obando Alfonso” ubicado en la «K 1 37 – 09» y con número
predial «010501550024000», mientras que la heredad
materia del litigio aparece a nombre de «Arciniegas Gilberto»
con la dirección «K 22 18 28» y predial «010300870010000»,
divergencia que se evidencia de los comprobantes que datan
de 2008 y 2009 allegados por los propios gestores.

d.-) La inspección judicial dio cuenta de la situación del


bien raíz para la fecha de su práctica, así como de que en ese
momento Germán Arturo Eslava Torres informó ser el
administrador del restaurante que allí funciona, que recibió

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el lote con una pared y un baño únicamente y que son de él


las mejoras actuales.

Por ende, esa prueba resultaba impertinente a efectos


de establecer la época en que los demandantes
transformaron su tenencia en posesión, en la medida en que
«no se refiere a los hechos materia de la inspección, es decir,
la identificación del inmueble, su estado, linderos, etc.» (CSJ
SC171 de 2001, rad. nº 6658).

Con otras palabras, el propósito de tal examen ocular


es determinar la situación física del inmueble para la fecha
en que el funcionario de conocimiento se traslada a él.

e.-) Por último, el juzgador coligió, tras concluir que era


de recibo la acción de pertenencia y no la de dominio, que la
demandante en reconvención «carece de título para reclamar
la posesión del inmueble», no obstante que en el expediente
obran el certificado de tradición de la matrícula inmobiliaria
300-91746 asignada al lote ubicado en la carrera 22 Nº 18 –
28 de Bucaramanga, copia autenticada de la escritura
pública 1028 de 11 de abril de 1953 de la Notaría 2ª de
Bucaramanga y de la sentencia de 18 de junio de 1983 del
Juzgado 3º Civil del Circuito de la misma ciudad, en la que
se adjudicó la heredad a María de Jesús Vda. de Estévez y
Gilma Arciniegas Estévez.

En efecto, sobre estas pruebas ninguna alusión hizo el


fallo, es decir que las omitió, no obstante que fueron
aportadas para probar la titularidad del derecho real de
dominio de las encartadas y su tradición.

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9.- Total que el Tribunal deformó los testimonios, la


constancia de pago tributaria y la inspección judicial en que
basó su determinación sobre la usucapión, lo que de
contragolpe le llevó a omitir la apreciación de los documentos
invocados por la reivindicante para justificar el título de
dominio, su registro y la adquisición que del bien hizo la
persona que a ella se lo heredó.

Esas falencias, por sí solas, imponen entonces casar la


providencia impugnada, en cuanto reconoció un señorío que
no brotaba de las probanzas mencionadas, y que tampoco
era apto para sobreponerse a los instrumentos base de la
acción de dominio y endilgar el llamado “abandono [de la
propietaria] por más de veintisiete (27) años”.

Ahora bien, los yerros de hecho que la Corte advierte


configurados dejan sin piso, igualmente, los argumentos que
sirvieron al Tribunal para no acoger la reivindicación, pues,
cuando este aludió a “carencia de título”, lo hizo bajo el
entendido que la posesión era superior a las dos décadas,
producto del mentado “abandono por más de veintisiete (27)
años”; esto es, que en manera alguna se desvirtuó o se le
restó mérito demostrativo a la sentencia de adjudicación del
inmueble materia del pleito y al folio de matrícula
inmobiliaria en el que fue inscrita, que son la base de la
acción planteada en sede de reconvención.

Es más, si la técnica casacional precisa la necesidad de


atacar todos los fundamentos del fallo, tal exigencia, mirada
con cuidado la demanda con que se soportó el recurso

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extraordinario, se satisfizo, cuando la parte impugnante


indicó que “la inaplicación del derecho sustancial también
recorre otro sendero, es decir, el de la reivindicación alegada
en la demanda de reconvención […] ya que en virtud de los
errores de apreciación de las pruebas se dio por acreditada la
genuina posesión”.

10.- El cargo, por lo tanto, prospera. Por consiguiente,


la sentencia impugnada debe ser casada para, en su
lugar y en sede de instancia, proferir la que deba
reemplazarla.

SENTENCIA SUSTITUTIVA

1.- Al quedar sin piso la providencia materia de


censura, corresponde a la Corte, en sede de instancia,
desatar el recurso de apelación interpuesto por la parte
demandada contra el fallo de atacado.

2.- Sin embargo, revisado el expediente se hace


necesario el decreto de una prueba de oficio, por lo que en
uso de las facultades conferidas por los artículos 179 y 180
del Código de Procedimiento Civil, se dispondrá la práctica de
un dictamen pericial a fin de que sean calculados los frutos
producidos por el inmueble objeto de la litis o, en el evento de
que no lo hayan sido, los que hubiere podido dejar con medina
inteligencia y cuidado, desde el 7 de mayo de 2007 y hasta la
fecha de expedición de la pericia.

En firme está providencia se hará la designación del


experto y se fijará fecha para su posesión.

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3.- La Secretaría, sin necesidad de pronunciamiento


previo, deberá:

a.-) Librar los telegramas.

b.-) Acuciar, sin necesidad de auto que lo ordene, la


evacuación del medio dispuesto.

c.-) Pasar a Despacho, en oportunidad, el expediente


para nombrar el experto.

V. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Sala de Casación Civil de


la Corte Suprema de Justicia, administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la ley, CASA la
sentencia de 13 de noviembre de 2013, proferida por la Sala
Civil-Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bucaramanga, dentro del proceso ordinario promovido por
Melba Ligia, Gloria, Adolfo León, Andrés, Eduardo, Aníbal,
Alfonso y Carlos Alberto Obando Santamaría, como
herederos de Alfonso Obando Martínez, y por Ligia
Santamaría de Obando, contra Gilma Arciniegas Estévez, en
nombre propio y a modo de heredera determinada de María
de Jesús Estévez Vda. de Arciniegas; y en sede de instancia,
antes de proferir el fallo de reemplazo dispone la práctica de
la prueba de oficio enunciada.

Segundo. Sin costas en casación, ante la prosperidad


del recurso.

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Notifíquese

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO


Presidente de la Sala

MARGARITA CABELLO BLANCO

FERNANDO GIRALDO GUTIÉRREZ

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

LUIS ALONSO RICO PUERTA

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

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LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

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