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Guerra al enemigo1.

Cristopher Mejía Rosas.

En el texto, Foucault problematiza la desvinculación del criminal con respecto al sistema de


las obligaciones o los litigios privados y su aparición como enemigo social, en cuanto
aparece como sujeto que se opone al funcionamiento productivo total de la sociedad. El
cuestionamiento ofrece una reflexión sobre la consolidación de las clases sociales y su
intervención en lo referente a las dinámicas de la producción que inciden en el
acondicionamiento de los sujetos que no son útiles a la dinámica capitalista. La clase del 17
de enero de 1973 abreva sobre las reformas que se hicieron sobre el derecho penal desde su
aparición en 1789. La problemática se analiza desde el señalamiento de los procesos
económicos y políticos que terminaron por fijar en cierto nivel al criminal como enemigo
social. Ante ello se pretende detectar cuales son las relaciones de poder ocultas que
describen y juzgan al criminal como enemigo público.
El argumento central de análisis refiere a la posición misma del delincuente con
respecto a la producción la que lo define como enemigo público y se respalda con la
construcción social del vagabundo como el principal promotor de las acciones criminales.
Ello implica una investigación de archivo para detectar la criminalización del vagabundeo,
en tanto irrumpe con la dinámica productiva y obstruye la acumulación de riqueza. Sin
embargo, la vagancia es asociada a lo patológico, a la enfermedad que debe ser curada para
el bienestar de la sociedad. La ociosidad que deriva en el vagabundeo se comprende como
un tipo de existencia común, un grupo social que se presenta como una contra sociedad.
Desde mi perspectiva la clase de Foucault permite analizar otros fenómenos de la vida
actual, como es la criminalización del migrante y otros sujetos que son desechados a la
marginación y exclusión social ante los nuevos ritmos de capital y las nuevas formas de
acumulación de riqueza en los Estados Nación.
El archivo histórico de la penalización describe la conformación de relaciones
sociales violentas que operan mediante la criminalización de los individuos que no sirven a
los ritmos del capital. Por consiguiente, los criminales aparecen como enemigos sociales
por el poder violento que ejercen sobre la población y por su posición misma en el proceso
de producción como rechazo del trabajo (Foucault, 2016:68). Los ciudadanos no violentan
a los vagabundos porque existe el pacto liberal constituido en instituciones y leyes que
defienden a las personas. Por una parte, la legislación acomete no contra la vagancia, sino
contra el hecho de mendigar, porque lo graves no es andar estirando la mano, sino salirse de
la ciudad porque eso tiene impactos en la acumulación de ganancia, porque se abarata la
mano de obra a falta de demanda laboral, es decir, es necesario el excedente poblacional
para generar la riqueza capitalista y el vagabundeo irrumpe con ello.

1
Lectura: Foucault, Michel (2016). La sociedad punitiva. FCE, Buenos Aires. Pp. 63-82, 203-236.
Por otra parte, Foucault, critica la operación de las leyes que se concentran en la
mendicidad de las personas, en tanto, lo esencial de las penas contra los mendigos consisten
en el destierro.

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