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DERECHO CONSTITUCIONAL

 Supremacía de la constitución
Los artículos de una Constitución son aplicables en cualquiera de las esferas de la vida
jurídica, es decir en todo aquello que regulan el derecho público y el derecho privado. debido a
eso, en el ámbito de la acción estatal, la materia a que se refiere el Derecho Constitucional
como disciplina jurídica, es básica para estudiar y comprender las relaciones que existen entre
los poderes y los órganos del estado, así como los que se dan entre éste y los ciudadanos; o
sea que el campo de la aplicación de esta manera es muy amplio, ya que domina todo el
derecho.
En la construcción positiva, la primera posición jurídica es la de la Constitución, lo que quiere
decir que toda norma que no es expresa, debe estar subsumida en las normas fundamentales,
o lo que es lo mismo, el nexo que se guarda con la ley primaria a veces no aparece claro, pero
estará contenida en sus principios, en su objeto y sus fines.

La palabra Constitución puede tener dos sentidos:


• por el aspecto puramente normativo, o sea debido a las reglas de derecho que ella
contiene, caso en el que se habla de Constitución material, y
• por el hecho de referirse a las formalidades que reviste la elaboración y modificación de
esas reglas, que nos permite hablar de Constitución formal.

En sentido material, pues, Constitución es el conjunto de reglas fundamentales relativas a la


organización y a la actividad del estado y a sus principios rectores, o sea el contenido o
materia misma de la ley fundamental: la forma del estado, su sistema de Gobierno, los órganos
que lo dirigen, etc.

En tanto que, en sentido formal, la constitución es el documento que reglamenta el


funcionamiento de las instituciones políticas, cuya elaboración o modificación no puede
hacerse sino mediante el cumplimiento de ciertas formalidades especiales, que debe cumplir
solemnemente un órgano especial a través de un procedimiento diferente al establecido para
las demás reglas ordinarias de derecho. Por consiguiente, se colige que lo importante es la
forma y no el contenido de la forma jurídica. Pero en el campo de la interpretación de los
preceptos constitucionales, no es recomendable que la misma se efectúe textualmente,
cuestión a lo que hace alusión Ricardo Guastini en los siguientes términos: “Las
disposiciones constitucionales –por lo menos una gran parte de ellas- están redactadas
en un lenguaje extremadamente vago: son propiamente hablando “principios”, más que
“normas” o “reglas” específicas, y la indeterminación de las formulaciones es un rasgo
característico de las disposiciones del principio. Por otro lado, los principios no pueden
ser entendidos a la letra”, pues significaría privarlo de su contenido prescriptivo y convertirlo
en inutilizable en el Derecho.

¿Qué posición debe tener la Constitución en el contexto del ordenamiento jurídico de un país?
Indudablemente ocupa la cabeza o el primer lugar de acuerdo con el principio de la jerarquía
de las leyes y a esta situación se le llama supremacía porque la Constitución es el
fundamento positivo donde se asienta el orden jurídico del Estado; es la fuente o principio del
orden estatal entero.
No hay Estado sin Constitución, ésta es la Ley de leyes, ya que dicha posición jerárquica
obedece a que tiene implícita toda una filosofía que orienta no sólo a los agentes del Poder -a
los gobernantes- sino también a la conducta de los habitantes -los gobernados-. En
conclusión, encontramos que es apropiado decir que hay supremacía material y supremacía
formal, ya que tal afirmación se basa en los dos sentidos expuestos anteriormente.

 Interpretación de la constitución
Interpretar es desentrañar el significado o sentido de una expresión. Se puede interpretar toda
expresión que encierre un sentido. Interpretar la ley es descubrir su sentido y lo que se
interpreta no es la materialidad de los signos sino su significación.

¿Cuál es el sentido de la ley? Según una tesis, éste no puede ser sino en función de la
voluntad del legislador, pero lo que cuenta realmente es interpretar el texto de la ley, aunque
no puramente gramatical. Recordemos que puede haber equivocidad en los términos, que
pueden tener múltiples significados y sobre todo tener en consideración que la interpretación
de la ley va en pos de una significación propiamente jurídica que no la crea el legislador, ya
que éste lo que quiere es derecho.

Completamos lo relativo a la interpretación al indicar que hay tres clases: auténtica, judicial
(usual o jurisprudencial) y doctrinal o privada.

Interpretación Auténtica
La interpretación auténtica es la que hace el mismo legislador –exégesis legislativa- por medio
de una ley posterior, la cual obliga a todo el mundo.

Interpretación doctrinal o privada


La interpretación doctrinal o privada es la que realiza un abogado o un particular, cuyo valor es
simplemente doctrinal y por esa razón no se obliga a nadie.

Interpretación Judicial
La interpretación judicial es la que llevan a cabo los jueces con el fin de aplicar la norma a un
caso concreto y ésta no obliga a todos, sino solamente a las partes de un proceso, quienes
obedecen el fallo que se dicta.

Aplicada a la Constitución, la interpretación debe tomar en cuenta siempre los antecedentes


que hacen de ella una creación viva impregnada de realidad, porque su fin elástico y general
es el instrumento de la ordenación política y moral de la Nación. El espíritu liberal de los
Constituyentes debe considerarse como una tradición jurídico-política. Por ello, la
interpretación de la Constitución no debe hacerse poniendo frente a frente las facultades que
ella enumera, sino armonizarlas debido al espíritu general que les dio vida. Incluso, con fines
de mantener una contemporaneidad de índole axiológica, la tarea de descifrar los textos
constitucionales debe contemplar los cambios que se producen en la comunidad, toda vez que
la oportunidad en que se emite el documento primario, es o puede ser distinta a aquella en que
tiene lugar su aplicación. Esta situación, escribe Ricardo Guastini, es llamada “evolutiva” y
“consiste en la atribución al texto constitucional de un significado diverso del
“histórico” (diverso del significado que tenía al momento de su creación), y también un
significativo siempre mudable, para de esta forma, adaptar el contenido normativo
mudables exigencias políticas y/o sociales”.
A los órganos de jurisdicción constitucional les está encomendada, especialmente, la función
capital de asegurar la sumisión de la acción del Estado a la primacía del Derecho, o mejor
dicho, de la Constitución. Esto a través de una peculiar tarea, que no sólo consiste en
interpretar la ley fundamental como si se tratara de una simple ley sino desarrollarla,
proseguirla y precisarla; se asegura de ese modo su estabilidad ante distintas circunstancias y
coyunturas históricas. Esta función debe ser siempre jurisdiccional, porque lo que se juzga
será juzgado con criterios o razones jurídicas sobre controversias jurídicamente formuladas,
por muy políticos que sean su origen, su contenido y sus consecuencias. Es procedente tomar
en cuenta en esta actividad, los postulados que nos dejó Eduardo Couture con relación a la
función de los jueces; su independencia, su autoridad y su imparcialidad.

En este apartado, cabe hacer referencia al papel que juega la jurisprudencia, pues la Corte
Suprema de Justicia, las Salas de Apelaciones y otros tribunales ordinarios, como también la
Corte de Constitucionalidad, en su calidad de tribunal permanente de jurisdicción privativa,
tienen a su cargo la interpretación de las normas o preceptos constitucionales como parte
fundamental del ordenamiento jurídico positivo que rige el país. A ese respecto, incluimos lo
que Rafael Bielsa menciona sobre un fallo de la Corte Suprema de Justicia de su país,
Argentina, en el que se indica que “la interpretación de la Constitución nacional no debe
hacerse poniendo frente a frente las facultades que ella enumera, para que se destruyan
entre ellas, sino armonizándolas dentro del espíritu general que les dio vida”.
En la aplicación de las leyes, cualesquiera que sean, en donde aparezca una interpretación
contraria a principios fundamentales, como el de la igualdad ante la ley, la materia prima es
siempre la trasgresión constitucional, pero la interpretación en las causas del orden
jurisdiccional -el vehículo- por así decirlo, del recurso extraordinario que se utiliza para buscar
solución a esa trasgresión.

 Clasificación de las constituciones


Las constituciones se clasifican de diversas formas:
 Por su formación, desarrollo o presentación, se dividen en consuetudinarias y
escritas;
 Por su naturaleza y contenido, separándolas en materiales y formales;
 Por el procedimiento de su reforma, se les llama rígidas y flexibles;
 Por su extensión, se les denomina desarrolladas y no desarrolladas;
 Por su contenido ideológico, en cuyo caso pueden considerarse programáticas y
utilitarias; y,
 Por su efectividad, que pueden ser normativas, nominales y semánticas.

Con relación al inciso a), se considera que una Constitución es consuetudinaria si se ha


formado por la aplicación inveterada de ciertos principios y preceptos acostumbrados y
respetados por el pueblo, el gobierno y los tribunales de justicia, jugando el papel de norma
obligatoria dentro del grupo social por el tiempo transcurrido y por convicción. Algunas de esas
prácticas se consagran en actos solemnes (cartas, declaraciones, decisiones, etc.), pero esos
actos no son suficientes para quitarle a esa Constitución su carácter de consuetudinaria.

Contrario sensu, existe la Constitución escrita o formal que aparece en un texto ordenado,
que representa un manual elemental del ciudadano que expresa deberes, derechos y
libertades. Es el contrato social concreto entre gobernantes y gobernados. Es producto de la
deliberación y aprobación de un órgano especialmente integrado para redactarla en nombre
del pueblo, al que se conocer con el nombre de Asamblea Nacional Constituyente.
Según el inciso b), la Constitución material será el conjunto de normas que contiene los
principios rectores del Estado, o sea los que determinan como se establece, se ejerce y se
transmite la autoridad política. Formal será la Constitución como conjunto de normas e
instituciones jurídicas que analiza la función de la persona que dicta el acto o las solemnidades
que rodean su expedición.

El inciso c), se refiere a lo que está relacionado con las modificaciones o cambios
constitucionales que eventualmente pueden producirse en las cartas magnas. Si estas son
rígidas, solamente podrán ser reformadas utilizando procedimientos especiales que se
destacan en las mismas leyes fundamentales, para mantener su estabilidad y certeza. Son
características que se identifican este tipo de constituciones, como consecuencia de la
resolución tomada por el mismo órgano legislativo extraordinario que las crea, es decir, la
Asamblea Nacional Constituyente. En tal supuesto, está previsto que se convoque al órgano
legislativo

Extraordinario que las emitió, aunque en el caso de Guatemala, dicha convocatoria sólo tendrá
lugar si hubiere necesidad de reformar los Artículos vinculados con los derechos individuales
(3°. Al 46), o atribuir la función al órgano legislativo ordinario, en cuyo caso su labor de reforma
no se hará realidad o no será efectiva sin que se haya sometida a ratificación del titular de la
soberanía (Artículo 280), es decir el pueblo, mediante el procedimiento consultivo contemplado
en el Artículo 173 constitucional.

En cambio, las constituciones flexibles, es decir dúctiles, pueden ser modificadas en cualquier
momento por medio del legislador ordinario, circunstancia que se adecua al aforismo inglés
que dice que “el parlamento puede hacerlo todo, menos convertir un hombre en mujer”.
No obstante, en ambos casos, casi siempre en la misma Constitución su órgano creador ha
tenido el cuidado de proponer la fórmula o las disposiciones respectivas para que tenga lugar
un procedimiento de modificaciones de la normativa básica.

En cuanto a su extensión, el inciso d) se refiere a las Constituciones desarrolladas, que


abarcan muchas instituciones y tienen un articulado exhaustivo que regulan diferentes
materias que bien podrían estar comprendidas en leyes ordinarias de conformidad con
opiniones doctrinarias. Las no desarrolladas, que, por el contrario, tienen pocos artículos.

El inciso e) comprende la Constitución originaria, que contiene principios nuevos y


verdaderamente originales para organizar políticamente un Estado en consecuencia se dice
que es una Constitución creadora, que surge de grandes cambios revolucionarios; y la
derivada, que sigue fundamentalmente los modelos constitucionales nacionales o extranjeros,
al llevar a cabo tan sólo una adaptación a las necesidades del país correspondiente.

El inciso f) nos habla de la Constitución programática, que regula un aspecto ideológico o


filosófico, en su estructura muy bien definido; y de Constitución utilitaria, que se puede
considerar ideológicamente neutral, porque hace énfasis en la organización mecánica del
funcionamiento del poder del Estado.

El inciso g) menciona las constituciones: normativa, nominal y semántica. La normativa, es


aquella que observan lealmente todos los interesados: gobernantes y gobernados. Sus normas
dominan todo el proceso político y éste debe estar adaptado y sometido a los preceptos
constitucionales. La nominal, puede ser jurídicamente, válida, pero la dinámica del proceso
político no se adapta a sus normas; se dice que carece de realidad existencial y su objetivo es
convertirse en normativa. Y la semántica, que sirve de instrumento para estabilizar y eternizar
la intervención de los detentadores fácticos del poder político.

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