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CATEDRÁTICO:

LIC. HUGO ALBERTO VELAZQUEZ CERVANTES.


ALUMNO:
SALOMÓN ROMERO ÁNGEL.

DERECHO PROCESAL AGRARIO


REPORTE DE LECTURA UNIDADES
1-3.

CINTALAPA DE FIGUEROA, CHIAPAS A 17 DE JULIO DE 2020.


UNIDAD 1. SISTEMA AGRARIO CONSTITUCIONAL.

1.1. ARTICULO 27 CONSTITUCIONAL.

A través de esta sección se mencionan las principales ideas y conceptos plasmados


en el artículo 27 Constitucional, que, por la amplitud de los mismos, se destaca que
se enfocarán básicamente a la materia agraria, así como el Derecho Agrario. En
primer término, se tiene el concepto del vocablo Agrario (a). “Etimológicamente la
palabra “agrario” proviene del sustantivo latino Ager, agris, que significa “campo”,
en consecuencia, por agrario debemos entender todo lo relativo al campo, es decir,
lo comprendido fuera del área urbana. Para el maestro Angel Caso, a esta palabra
corresponden dos acepciones, una restringida, en la cual el término debe ser
tomado como sinónimo de reparto de tierra, y en la otra, es decir, en la que más
amplia, significa lo relativo a la tierra. ... este último significado es el que debemos
usar, ya que en caso contrario tendríamos una visión parcial del problema…” . Se
ha considerado que, de manera estricta, ciertas actividades humanas quedan fuera
del campo de lo agrario, ya que no son “típicas del campo”, y que por lo tanto no
formarían parte del ámbito del Derecho Agrario, a saber, son las siguientes:

I.- La caza;

II.- La pesca;

III.- La minería;

IV.- El petróleo y sus derivados;

V.- La colecta de productos espontáneos. “Los casos mencionados salen del campo
de acción del Derecho Agrario, en virtud de que por lo que se refiere a las cuatro
primeramente citadas se encuentran reguladas por leyes especiales, así como por
sus respetivos reglamentos, y en general las cinco actividades no responden al
concepto moderno de la explotación racional del campo, referido a la materia
agraria, la cual debe ser una actividad ordenada, planeada y regulada en forma
sistemática por el hombre.

Sin embargo no obstante que la pesca y la minería no son tuteladas por la ley
Agraria, cabe mencionar la existencia legal de ejidos dedicados a explotaciones
extractivas de especies marinas y de minerales, y aún más, actividades de tipo
turístico, por lo cual y aun cuando en estricto apego a la técnica jurídica agraria son
denominaciones impropias, podemos, bajo la vigilancia de la actual Ley Agraria,
hablar de ejidos mineros, turísticos y pesqueros en virtud de que si bien es cierto
que la legislación agraria no regula tales actividades, sí reglamenta la organización
de los ejidos y propiedades comunales para la explotación de los mismos...” .
Derecho Agrario.

1.1.1. DECRETO QUE REFORMÓ, PUBLICADO EN EL


DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN, EL 6 DE ENERO DE
1992.

El 6 de enero de 1992 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto por


el que se reformó el Artículo 27 Constitucional, y el 26 de febrero del mismo año se
publicó la Ley Agraria que regula las modificaciones a dicho artículo.

La nueva Ley posibilita la adquisición del dominio pleno de las parcelas en tierras
ejidales y éstas podrán pasar al régimen de propiedad privada, aunque por ley los
monumentos arqueológicos que se encuentran en ellas seguirán siendo propiedad
de la Nación. La propiedad privada tiene garantías constitucionales y civiles distintas
a las de la propiedad ejidal y comunal, creándose así varias condiciones que
anteriormente no existían. Además, las parcelas quedan delimitadas y asignadas
permanentemente a los ejidatarios o comuneros y, en muchos casos, sometidas a
un trabajo intensivo pues ya no es posible la asignación de otras parcelas del ejido
o la comunidad. De esta manera se puede acelerar la destrucción de los restos
arqueológicos que existen en las parcelas; aunado a la falta de conocimiento de la
legislación que protege los monumentos.
1.2. LAS REFORMAS AGRARIAS DE 1992.

No pocas han sido las reformas que el Artículo 27 constitucional ha experimentado


a lo largo de 80 años, sin embargo, la más profunda, sin temor a equivocarnos, es
la propuesta por el presidente Salinas de Gortari, que fue presentada el 7 de
noviembre de 1991, la que en lo conducente encontró su punto de partida en lo
siguiente. Con el objeto de poner en marcha la transformación integral del campo
mexicano, y de acuerdo con lo expuesto en su III Informe de Gobierno, el presidente
de la República envió al Congreso de la Unión una iniciativa para reformar el Artículo
27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, con el propósito
central de llevar más justicia y libertad al campesino mexicano. Mayor justicia
porque a través de ella impulsará oportunidades productivas y ampliará las
posibilidades de que los campesinos tengan acceso a un ingreso digno, y mayor
libertad porque permitirá al campesino decidir, en el marco jurídico en el que actúan
todos los mexicanos, la forma de producir y organizarse que más le convenga.

Este esfuerzo conforma una reforma agraria para nuestros días:

la construcción de un nuevo modo de vida campesino, con más libertad y justicia;

la nueva relación entre el Estado y la sociedad que está contenida en la propuesta.


Por ello la reforma, para alcanzar su propósito y tener viabilidad y permanencia se
construye como apoyo al empeño, a la decisión democrática y a la libre iniciativa de
los propios hombres y mujeres del campo.

Problemática en el campo El documento referido señala algunos de los problemas


más sentidos en el campo, entre ellos podemos comentar que, en las últimas
décadas, en las distintas formas de propiedad: ejidal, comunal y pequeña propiedad,
se ha llegado al minifundio, lo que provoca falta de incentivos, retraso tecnológico,
baja productividad y, por ende, bajos ingresos y el fenómeno de la migración del
campo a la ciudad. En concordancia con lo anterior, se han venido presentando
prácticas de usufructo o cualesquiera de los contratos de aprovechamiento de las
tierras ejidales y comunales, hasta antes de la reforma, contrarios a la norma
jurídica; actualmente se han incorporado en la Ley Agraria (la), como se anotará
más adelante. Del reparto agrario Respecto al reparto agrario contemplado en el
Artículo 27 constitucional y las reformas mencionadas, se consideró como una meta
cumplida, lo siguiente: ...Esta acción era necesaria y fue posible en un país poco
poblado y con vastas extensiones por colonizar. Ya no lo es más.

La población rural crece, mientras que el territorio es el mismo. Ya no hay tierras


afectables para satisfacer una demanda abierta, prescrita hasta ahora en la
legislación y fomentada por el crecimiento demográfico. Repartir en el papel, pero
no en la realidad provocaría desaliento y no daría oportunidades a los campesinos
de México. Los dictámenes negativos del Cuerpo Consultivo Agrario son ya tan
numerosos como todas las dotaciones realizadas desde 1917 (...) tramitar
solicitudes que no pueden atenderse introduce incertidumbre, crea falsas
expectativas e inhibe la inversión de la actividad agropecuaria, disminuyendo, con
ello, productividad e ingresos al campesino. Iniciativa de reformas al Artículo 27. He
sostenido anteriormente, que el reparto masivo de tierras se ha constituido como
una de las políticas sociales en favor no solo de los hacedores de la Revolución
Mexicana, sino de quienes han requerido de una porción de tierra para lograr el
sustento de la familia campesina, creándose, en consecuencia, el ejido y
reconociéndose y/o titulándose, en su caso, las tierras de las comunidades dando
origen a la propiedad social. De la justicia agraria Si bien es cierto que
históricamente se ha tenido en nuestro país una autoridad agraria, también lo es
que esta ha tomado su estatura desde el punto de vista administrativo (recuérdese
la magistratura agraria), encabezada por el Presidente de la República como la
suprema autoridad agraria; sin embargo, la reforma estimó como “...indispensable
incorporar las controversias sobre tierras en el campo al régimen normal de justicia
ordinaria que impartan nuevos tribunales federales en la materia...” De este modo,
la reforma propone la instauración de los Tribunales Agrarios. Con ello se atendería
un caro anhelo o reclamo de justicia impartida por una instancia jurisdiccional
propiamente dicha, y se marcaría el fin de la acumulación de las funciones
encomendadas al jefe del ejecutivo como máxima autoridad en la materia. Por otra
parte, el documento sostenía que la modernización del campo empieza con la
revisión del marco normativo de su funcionamiento, haciéndose necesario atender
otras aristas. Por ende, dicha reforma contempló, en todo momento, buscar el
aumento de la productividad, producción y niveles de vida en el campo.

Con el objeto de formular la perspectiva de la transformación integral del campo, se


precisaron diez puntos que son los siguientes:

1. La reforma promueve justicia y libertad para el campo;

2. La reforma protege al ejido;

3. La reforma permite que los campesinos sean sujetos y no objetos del cambio;

4. La reforma revierte el minifundio y evita el regreso del latifundio;

5. La reforma promueve la capitalización del campo;

6. La reforma establece rapidez jurídica para resolver rezagos agrarios;

7. Comprometemos recursos presupuestales crecientes al campo;

8. Seguro al ejidatario: se subsidia parte del costo y se amplía la cobertura;

9. Se crea el Fondo Nacional para Empresas de Solidaridad, y

10. Se resuelve la cartera vencida con el Banco Nacional de Crédito Rural (Banrural)
y se aumentan los financiamientos al campo.
1.2.1. LEY AGRARIA.

El 6 de enero de 1915, Venustiano Carranza, desde Veracruz, emitió la Ley Agraria,


con la cual buscaba dar respuesta a la principal demanda de la Revolución: la
restitución y la dotación de tierra a los pueblos y comunidades indígenas del país.
La ley señalaba que era necesario:

Devolver a los pueblos los terrenos de que han sido despojados como un acto de
elemental justicia y como la única forma efectiva de asegurar la paz y de promover
el bienestar y mejoramiento de nuestras clases pobres… Los pueblos que
necesitándolos, carezcan de ejidos… podrán obtener que se les dote del terreno
suficiente para reconstituirlos conforme a las necesidades de su población,
expropiándose por cuenta del gobierno nacional el terreno indispensable para ese
efecto

se componía de doce artículos más uno transitorio.

UNIDAD 2. DERECHO PROCESAL AGRARIO.

2.1. CONCEPTO.

El Derecho Procesal Agrario se encarga de organizar el conjunto de normas


jurídicas que se regulan los procesos, procedimientos y formalidades que se
presentan en los actos jurídicos agrarios, así como la aplicación de las normas
sustantivas en esta materia.

2.1.1. DIFERENCIAS ENTRE PROCESO Y


PROCEDIMIENTO.
El proceso agrario es la serie de actos de los sujetos procesales encaminados a la
realización del derecho objetivo y a la tutela consiguiente de los intereses fundados
en éste. Tales actos, en su aspecto exterior, constituyen el procedimiento agrario.
El proceso se resuelve en formas preestablecidas que constituyen el procedimiento;
este último es la manifestación del proceso en la realidad del mundo forense. El
procedimiento corresponde a lo normativo externo, al conjunto de reglas que rigen
el fenómeno, y el proceso, en cambio, responde a las condiciones funcionales,
comprendiendo no el conjunto de reglas, sino el conjunto de actos que concurren a
formar el caso y a darle una individualidad determinada.

2.2. ELEMENTOS ESENCIALES.

Elementos esenciales

Es necesario recordar alguna terminología de la Teoría General del Derecho


Procesal, antes de entrar en materia de este subtema, como son:

a) Teoría del Derecho Procesal.

b) Teoría General del Proceso.

c) Proceso.

d) Procedimiento

e) Juicio.

f) Litigio.

TEORÍA DEL DERECHO PROCESAL:

“En su sentido objetivo se suele designar al conjunto de normas y principios que


regulan tanto al proceso jurisdiccional como a la integración y competencia de los
órganos del Estado que intervienen en el mismo”. Presenta las siguientes
características: Es público, tiene un carácter instrumental y es autónomo.

Concepto de Derecho Procesal:

“Consideramos el Derecho Procesal como el sistema de normas, principios y


valores que regulan la función jurisdiccional del Estado, la Constitución de sus
órganos y competencia, así como la actuación del juzgador y las partes en la
sustanciación del proceso, con la finalidad de organizar la convivencia humana en
torno a la justicia”.
TEORÍA GENERAL DEL PROCESO:

“La Teoría General del Proceso es la parte general de la ciencia del Derecho
Procesal que se ocupa del estudio de los conceptos, principios e instituciones que
son comunes a las diversas disciplinas procesales especiales”. Ovalle afirma que
se puede determinar que esta teoría se constituye por los conceptos de acción,
jurisdicción y proceso, a los que la doctrina considera como fundamentales.

Concepto de procedimiento, proceso, litigio y juicio

Con frecuencia utilizamos estos términos como sinónimos, debemos entender que
tienen un significado diferente y que van aparejadas con la evolución del Derecho.
Para Alcalá-Zamora, “el procedimiento se compone de la serie de actuaciones o
diligencias sustanciadas o tramitadas según el orden y la forma prescritos en cada
caso por el legislador y relacionadas o ligadas entre sí por la unidad del efecto
jurídico final, que puede ser el de un proceso o el de una fase o fragmento suyo”.
Para Canelutti, proceso “la suma de los actos que se realizan para la composición
del litigio”.

Litigio

Para Francesco Carnelutti, es “El conflicto de intereses calificado por la pretensión


de uno de los interesados y la resistencia del otro”. Niceto Alcalá-Zamora y Castillo,
lo define “el conflicto jurídicamente trascendente, que constituya el punto de partida
o causa determinante de un proceso, de una autocomposición o de una
autodefensa”.

Juicio
En términos generales la expresión tiene dos grandes significados en el Derecho
procesal. En el sentido amplio se le utiliza como sinónimo de proceso y, más
específicamente, como sinónimo de procedimiento. En un sentido más restringido,
también se emplea para designar solo una etapa del proceso –la llamada
precisamente de juicio- y a un solo un acto: la sentencia. La doctrina señala que el
juicio termina con la sentencia definitiva.

ELEMENTOS ESENCIALES DE TODO DERECHO PROCESAL

La acción. La jurisdicción. El proceso.

La acción. Es el medio de hacer valer ante los Tribunales los Derechos establecidos
por la Ley.

La jurisdicción. Es la función del Estado que tiene por objeto organizar la


administración de justicia, estableciendo la estructura necesaria para resolver, en
forma imparcial, las controversias y planteamientos jurídicos particularizados,
mediante órganos especializados y competentes y reglas de procedimientos
establecidos para la sustentación de los procesos.

El proceso. “Es el instrumento jurídico que el Estado ha establecido para conducir


ante el órgano jurisdiccional la aplicación de las normas generales al caso concreto,
por medio de una serie de actos de procedimiento que tiene como fin común la
Constitución de la cosa juzgada.

LOS ELEMENTOS ESENCIALES DEL DERECHO PROCESAL AGRARIO

“El Derecho Procesal Agrario constituye la parte instrumental del Derecho Agrario y
estudia la jurisdicción, la acción y el proceso agrario vinculados a los principios de
las ciencias del Derecho Procesal”. Por lo tanto, el Derecho Procesal Agrario tiene
los mismos elementos esenciales del Derecho procesal siendo los siguientes:

• La jurisdicción agraria.
• La acción agraria.

• El proceso agrario.

La jurisdicción agraria.

La palabra la entendemos como significado de decir el Derecho, así como la


potestad otorgada por el Estado ya sea de orden federal o local a determinados
órganos para resolver los litigios que le sean planteados mediante sentencias. Esta
jurisdicción en el ámbito federal se ejerce por el Poder Judicial de la Federación y
por el Poder Ejecutivo (administrativa). En nuestra materia por disposición del
artículo 27 Constitucional, se aplica por los Tribunales Agrarios, mismos que se
encuentran divididos en Tribunal Superior Agrario y Tribunales Unitarios Agrario.
Dentro de esta se encuentra la competencia, por materia que en el caso es agraria;
el grado; territorial. La acción agraria. Con base en el concepto general de acción
analizaremos las diversas acciones que la Ley Agraria establece “de una manera
un tanto dispersa, así se habla de la restitución (volver la cosa a quien la tenia
anteriormente), de reconocimiento (manifestación de la voluntad destinada a
reconocer la autenticidad de un documento, la existencia de un vínculo jurídico, la
de una determinada situación de hecho) y de la nulidad (ineficiencia de un acto
jurídico como consecuencia de la ilicitud de su objeto o fin, de la carencia de los
requisitos esenciales exigidos o por algún vacío, puede ser absoluta o relativa”). Sin
embargo, podemos considerar que las acciones agrarias conforme a la Ley vigente
son en total las siguientes:

1. Límites de terrenos.

2. Restitución.

3. Reconocimiento de régimen comunal.

4. Nulidad.

5. Conflicto por la tenencia de tierras ejidales y comunales.


6. Controversias entre ejidatarios, comuneros, posesionarios o avecindados entre
sí.

7. Prescripción adquisitiva.

8. Sucesión de derechos.

9. Omisión de la Procuraduría Agraria.

10. Reversión.

11. Ejecución de convenios.

12. Controversia relativa a los contratos de asociación.

13. Jurisdicción voluntaria.

El proceso agrario. Como proceso se entiende“Un conjunto de actos del Estado


como soberano, de las partes interesadas y, de los terceros ajenos a la relación
sustancial, actos todos los que atienden a la aplicación de una Ley general a un
caso concreto controvertido para solucionarlo o dirimirlo”. “El Proceso Agrario tiene
por objeto realizar la justicia agraria, constituyendo armónicamente la tenencia de
la tierra ejidal, comunal y de la pequeña propiedad... con todas sus implicaciones”.

2.2.1. JURISDICCIÓN AGRARIA.

LA JURISDICCIÓN O JUSTICIA AGRARIA EN MÉXICO COMPRENDE VARIAS


INSTITUCIONES, todas muy importantes para la vigencia de los derechos humanos
de los pueblos indígenas, comunidades y ejidos; i) los Tribunales Agrarios, es decir,
una jurisdicción especializada y, en principio, protectora de los derechos de
indígenas, campesinos y ejidatarios en torno a sus tierras y territorios; ii) la
Procuraduría Agraria, institución que se creó para proteger ante los tribunales y ante
la administración pública los derechos de pueblos, comunidades e individuos y iii)
el Registro Agrario Nacional (RAN), también creado para dar seguridad jurídica a la
propiedad y derechos sobre la tierra y el territorio de las comunidades y ejidos.
Lamentablemente, lo que en la actualidad se constata en los hechos y como regla
general –que, por cierto, admite excepciones- es que estas instituciones
(Tribunales, Procuraduría y RAN), no están cumpliendo a cabalidad su misión de
cautelar y reparar los derechos humanos de los pueblos indígenas, comunidades y
ejidos en México. Con frecuencia, no son percibidas por sus propios –y supuestos-
beneficiarios, como una frontera de tutela de sus derechos sino, por el contrario,
como un terreno incierto que prefieren evitar.

Por un lado, el insuficiente presupuesto, la escasa formación jurídica e intercultural


de sus funcionarios y la ausencia de voluntad de las autoridades, con frecuencia
han convertido este andamiaje institucional –en un principio pensado para proteger
los derechos de indígenas, campesinos y ejidatarios-, en un laberinto burocrático en
el que los procesos judiciales o administrativos tardan excesivamente y con
resultado adversos para las comunidades. De esta manera, las deficiencias
estructurales, la discriminación racial y las barreras lingüísticas, culturales o
económicas, son algunas de las dificultades que las comunidades y sus miembros
tienen que enfrentar cuando comparecen como demandantes o demandados, como
denunciantes o denunciados, ante estas instituciones.

Por otro lado, la presencia de intereses de otros grupos sociales, económicos,


políticos y hasta religiosos, en torno a tierras y territorios rurales, sea para
destinarlos a proyectos extractivos, energéticos, agroindustriales, inmobiliarios o
turísticos, también ha desvirtuado el propósito original de los Tribunales Agrarios, la
Procuraduría Agraria y el RAN.

Así, son frecuentes las denuncias de corrupción, sometimiento o intimidación de


funcionarios públicos ante el poder económico o político. En ese sentido, una
opinión extendida entre comunidades, organizaciones de sociedad civil y usuarios
en general, es que estas instituciones habrían virado su propósito institucional hacia
el impulso y protección de la propiedad privada de las nuevas inversiones
nacionales o extranjeras sobre la tierra agraria en México.

Por todo ello, la Fundación para el debido proceso (DPLF, por sus siglas en inglés)
ha considerado pertinente publicar el presente informe sobre la jurisdicción agraria
en México, para analizarla a la luz de su evolución histórica y de los estándares
internacionales que, en materia de derechos humanos de los pueblos indígenas,
México ha suscrito y, por ende, se ha comprometido a cumplir.

Somos conscientes que la protección de los derechos de pueblos indígenas,


comunidades y ejidos, no se agota en las instituciones que son objeto de análisis
en este documento, pues también están las jurisdicciones constitucional y civil en la
rama judicial, así como diversas oficinas federales como la Comisión Nacional para
el desarrollo de los pueblos indígenas (CDI) o el Instituto Nacional de Lenguas
Indígenas (INALI); asimismo, a nivel estatal existen diversas oficinas de apoyo a
indígenas, campesinos e ejidatarios. En ese sentido, en los últimos años han sido
muy valiosas algunas sentencias emitidas por la Suprema Corte de Justicia de la
Nación (SCJN), a favor de los derechos humanos de comunidades y pueblos
indígenas.

Sin embargo, también consideramos que los Tribunales Agrarios, la Procuraduría


Agraria y el RAN, no han merecido suficiente atención como posible fuente de
vulneración -o de vigencia- de los derechos humanos de pueblos indígenas,
comunidades y ejidos en México. El presente informe muestra, por ejemplo, que los
estándares internacionales en materia de derechos humanos de los pueblos
indígenas, aún no han sido incorporados por las decisiones de los Tribunales
Agrarios, a pesar que México ha ratificado tales estándares y, por ende, ya han sido
incorporados al ordenamiento jurídico interno.

Encargamos a tres expertos mexicanos la elaboración del presente informe. Por un


lado, acudimos a la antropóloga Gabriela Torres-Mazuera del Ciesas Peninsular
para que, desde las Ciencias Sociales, analizara la jurisdicción agraria en México.
Por otro lado, también recurrimos a los abogados Claudia Gómez y Jorge
Fernández para que, desde el Derecho, analizaran este ámbito institucional tan
importante para el ejercicio de los derechos de pueblos y comunidades indígenas
sobre sus tierras y territorios. Los tres trabajaron en base a un plan de investigación
común y dialogaron permanentemente los resultados del presente informe no sólo
entre ellos sino también con DPLF y diversos expertos en la materia.
En ese sentido, DPLF está muy complacido de publicar este informe y confía que el
mismo pueda contribuir a propiciar un enriquecedor intercambio y debate en torno
al papel que cumplen y deberían cumplir los Tribunales Agrarios, la Procuraduría
Agraria y el RAN, en la tutela de los derechos humanos de pueblos indígenas,
comunidades y ejidos. Somos conscientes que las inversiones sobre la tierra agraria
en México deberían continuar, pero a la vez estamos convencidos que la
coexistencia de diversos tipos de propiedad agraria tampoco debe suponer el
atropello de los derechos humanos de ciudadanos indígenas, campesinos o
ejidatarios, que cuentan no sólo con protección constitucional sino también con la
tutela del derecho internacional de los derechos humanos.

2.2.2. ACCIÓN AGRARIA.

La acción agraria es la facultad para provocar la actividad de los órganos y


autoridades jurisdiccionales con el fin de resolver controversias y problemas
jurídicos planteados.

La jurisdicción agraria esta encomendada a órganos y autoridades administrativas


con función materialmente jurisdiccional.

2.2.3. PROCESO AGRARIO.

El proceso agrario es la serie de actos de los sujetos procesales encaminados a la


realización del derecho objetivo y a la tutela consiguiente de los intereses fundados
en éste. Tales actos, en su aspecto exterior, constituyen el procedimiento agrario.
El proceso se resuelve en formas preestablecidas que constituyen el procedimiento;
este último es la manifestación del proceso en la realidad del mundo forense.
El artículo 163 de la Ley Agraria define lo que es el juicio agrario; señala que es
aquel que tiene por objeto «sustanciar, dirimir y resolver las controversias que se
susciten con motivo de la aplicación de las disposiciones contenidas en esta ley»;
por otra parte, el artículo segundo del mismo ordenamiento legal dispone que «En
lo no previsto en esta ley, se aplicará supletoriamente la legislación civil federal y,
en su caso, mercantil, según la materia de que se trate».

– Características esenciales:

Por tratarse de un proceso que reviste características especiales tiene principios


propios que lo distinguen de los procesos normales, como son: oralidad, que
consiste en que las partes -actor y demandado- pueden exponer sus pretensiones
y razonamientos en forma verbal ante el Tribunal Unitario Agrario; economía
procesal, que consiste en que los procesos se deben realizar de la manera más
rápida posible; entre las partes y Tribunales la relación debe ser directa, sin
intermediarios; suplencia en la deficiencia del planteamiento de derecho, es decir,
los Tribunales tienen la obligación de subsanar las insuficiencias y errores en que
incurran las partes en sus planteamientos cuando se trate de ejidos, comunidades,
ejidatarios o comuneros, según lo dispuesto por el artículo 164 de la Ley Agraria;
igualdad real de las partes, principio que consiste en dar un trato igualitario a ambas
partes.

En los juicios, en que se involucren tierras de los grupos indígenas, los Tribunales
deberán considerar las costumbres y usos de cada grupo, mientras no contravengan
lo dispuesto por la Ley ni se afecten derechos de terceros; asimismo, cuando sea
necesario, el Tribunal se asegurará de que los indígenas cuenten con traductores.

– La demanda:

Es el acto fundamental con el que la parte actora inicia el ejercicio de la acción y


plantea concretamente su pretensión ante el juzgador.
Desde el punto de vista del documento en el que se contiene la demanda, se pueden
distinguir cuatro partes de ésta, a saber:

1) El proemio, que contiene los datos de identificación del juicio: sujetos del proceso,
vía procesal, objeto u objetos reclamados y valor de lo demandado;

2) Los hechos, es decir, la enumeración y narración sucinta de los hechos en que


pretende fundarse el actor;

3) El derecho, o sea, las indicaciones de los preceptos legales o principios jurídicos


aplicables a juicio del actor; y

4) Los puntos petitorios.

– Partes procesales:

En el proceso se denominan: actor y demandado; el primero es el sujeto de la


pretensión deducida en la demanda y el segundo es aquel a quien se le exige el
cumplimiento de la obligación que se aduce en la demanda.

– Demanda en el juicio agrario:

El actor puede presentar su demanda por escrito o por simple comparecencia, en


cuyo caso se solicitará a la Procuraduría Agraria que coadyuve, en su formulación
por escrito en forma concisa (artículo 170 de la Ley Agraria), además deberá
adjuntar los documentos en que funde su acción o señalar el archivo o lugar en que
se encuentren los originales, asimismo se agregarán los documentos que servirán
como pruebas (artículos 323 y 324 del Código Federal de Procedimientos Civiles).

– Requisitos que debe cumplir la demanda:

a) El Tribunal ante el que se promueve. b) Los nombres y domicilios del actor y del
demandado. c) Lo que se pide o demanda, expresándolo en términos claros y
precisos. d) Los hechos en que el actor funde su petición. e) Los fundamentos de
derecho. f) Las copias para correr traslado, tanto de la demanda como de los
documentos anexos.

Cuando la materia del juicio sea algún terreno, se deberá señalar poblado, municipio
y estado en que se encuentra. También deberá identificarse plena y
adecuadamente, indicando la superficie, los linderos y las colindancias. Cuando sea
posible, es conveniente anexar un croquis.

– Prevenciones:

Presentada la demanda o realizada la comparecencia, el Tribunal del conocimiento


la examinará y si hubiere irregularidades u omisiones en la misma de algún requisito
previsto legalmente, prevendrá al promovente para que los subsane dentro del
término de ocho días (artículo 181 de la Ley agraria).

Es recomendable solicitar en la demanda al Tribunal Agrario la práctica de


diligencias precautorias necesarias para proteger a los interesados, así como
solicitar la suspensión del acto de autoridad en materia agraria, siguiendo las reglas
del capítulo de suspensión contenidas en la Ley de Amparo.

– Emplazamiento:

Es el acto procedimental que da a conocer al demandado la existencia de una


demanda en su contra, y así enterarle de la petición o reclamación del actor y la
oportunidad de contestarla dentro del plazo que la Ley señala.

La Ley Agraria establece que al recibir la demanda -ya sea por escrito o por simple
comparecencia- el Tribunal competente deberá emplazar al demandado para que
comparezca a contestarla a más tardar durante la audiencia, la cual deberá tener
lugar dentro de un plazo no menor a cinco días ni mayor a 10, contados a partir de
la fecha en que se practique el emplazamiento.
El emplazamiento deberá efectuarse por medio del Secretario o Actuario del
Tribunal, en los términos establecidos por los artículos 170 al 175 del citado
ordenamiento legal.

– Contestación:

Una vez emplazado el demandado, éste deberá producir contestación a más tardar
en la audiencia, por escrito o comparecencia. En este último caso, el Tribunal
solicitará a la Procuraduría Agraria que coadyuve en su formulación por escrito en
forma concisa (artículo 178 de la Ley Agraria).

La demanda se contestará negándola, confesándola u oponiendo excepciones.

El demandado deberá referirse a todos y cada uno de los hechos comprendidos en


la demanda, afirmándolos o negándolos, expresando los que ignore, los que no
considere propios o refiriéndolos como crea que tuvieron lugar, según lo dispone el
artículo 329 del Código Federal de Procedimientos Civiles de aplicación supletoria.

– De la reconvención (contrademanda):

Es la facultad que la Ley concede al demandado para presentar a su vez otra


demanda en contra del actor o demandante, exigiéndole contraprestaciones
distintas que pueden formar parte de la controversia.

Si el demandado opusiere reconvención, lo hará precisamente al contestar la


demanda; nunca después. En el mismo escrito o comparecencia deberá ofrecer las
pruebas que estime pertinentes. En este caso, se dará traslado al actor para que
esté en condiciones de contestar lo que a su derecho convenga y el Tribunal diferirá
la audiencia por un término no mayor de 10 días, excepto cuando el reconvenido
esté de acuerdo en proseguir el desahogo de la audiencia.

– Inicio de la audiencia:

Durante esta etapa se observará lo siguiente:


1. Procedimiento en ausencia del actor y presencia del demandado. En este
supuesto, se impondrá una multa al actor equivalente al monto de uno a 10
días de salario mínimo de la zona que se trate; si no la paga, no se emplazará
de nuevo a juicio (artículo 183 de la Ley Agraria).
2. Procedimiento en ausencia del actor y el demandado. En este supuesto, se
tendrá por no practicado el emplazamiento y podrá ordenarse de nuevo si el
actor lo pidiera. Lo mismo se observará para el caso en el cual el demandado
no haya sido debidamente emplazado (artículo 184 de la Ley Agraria).
3. Procedimiento en ausencia del demandado. En este supuesto, se llevará a
cabo la audiencia y si al ser llamado a contestar la demanda el demandado
no estuviere presente se hará constar en el expediente respectivo que fue
debidamente emplazado.
– Desarrollo de la audiencia de Ley:

1. Los abogados de las partes acreditarán su personalidad y solicitarán


primeramente que les sea reconocida ésta.
2. Las partes expondrán oralmente sus pretensiones por su orden.
3. El actor ratificará su escrito inicial de demanda y de ofrecimiento de pruebas;
podrá también aclararlo o modificarlo. Las pruebas deberán estar
relacionadas con los hechos de la demanda.
4. El demandado dará contestación a la demanda y ofrecerá sus pruebas
relacionándolas con los hechos de su contestación. Podrá hacer suyas
algunas de las pruebas que ofreció el actor si considera que le benefician.
5. El demandado podrá reconvenir al actor, ofreciendo sus pruebas respectivas,
relacionándolas con los hechos de su reconvención. Se dará vista al actor
con la reconvención, para que manifieste lo que a su derecho convenga, y
solicitará el difirimiento de la audiencia para estar en posibilidad de dar
contestación a la misma; o bien, si lo considera conveniente, la contestará en
ese momento; en ambos casos, ofrecerá sus pruebas relacionándolas con
los hechos de su contestación y se continuará con el desahogo de la
audiencia.
6. El Tribunal Unitario Agrario acordará admitir las pruebas y señalará fecha
para el desahogo de las mismas.
– De las pruebas:

En el procedimiento agrario serán admisibles toda clase de pruebas que no sean


contrarias a la Ley (artículo 186 de la Ley Agraria).

Las partes asumirán la carga de la prueba de los hechos constitutivos de sus


pretensiones (artículo 187 de la Ley Agraria).

De acuerdo con el artículo 93 del Código Federal de Procedimientos Civiles (CFPC),


de aplicación supletoria a la Ley Agraria, se reconocen como medios de prueba los
siguientes:

a) La confesional (ver artículos 95 a 128 del CFPC) b) Documentos públicos (ver


artículos 129 a 142 del CFPC) c) Documentos privados (ver artículos 129 a 142 del
CFPC) d) Dictámenes periciales (ver artículos 143 a 160 del CFPC) e)
Reconocimiento o inspección judicial (ver artículos 161 a 164 del CFPC) f) Testigos
(ver artículos 165 a 187 del CFPC) g) Fotografías, escritos y notas taquigráficas y
todos aquellos elementos aportados por los descubrimientos de la ciencia (ver
artículos 188 Y 189 del CFPC) h) Las presunciones (legal y humana) (ver artículos
190 a 196 del CFPC) i) Instrumental de actuaciones.

Al ofrecer las pruebas las partes podrán objetarlas, manifestando en qué consiste
tal objeción en cuanto a su alcance y valor probatorio, o en cuanto a su autenticidad,
contenido y firma.

– Del desahogo de las pruebas:

Una vez admitidas las pruebas, el Tribunal señalará día y hora para la celebración
de la audiencia en que se desahoguen las mismas.

– Alegatos:
Una vez que el Tribunal Unitario Agrario cierre la etapa de desahogo de pruebas,
concederá a las partes un término común para que formulen sus alegatos, los cuales
se referirán a las pruebas desahogadas durante el juicio, invocando las tesis y
jurisprudencias que fundamenten y avalen las pretensiones así como las
excepciones y defensas de la parte actora y demandada respectivamente,
solicitando que se dicte resolución favorable a la parte que representamos.

– Sentencia:

Es la resolución que pronuncia el juez o tribunal para resolver el fondo del litigio,
conflicto o controversia, lo que significa la terminación normal del proceso.

Las sentencias de los Tribunales Agrarios se dictarán a verdad sabida, sin


necesidad de sujetarse a reglas sobre estimación de las pruebas, sino apreciando
los hechos y los documentos según los Tribunales lo estimaren debido en
conciencia, fundando y motivando sus resoluciones (artículo 189 de la Ley Agraria).

– Del recurso de revisión:

El recurso de revisión es el medio de impugnación que se interpone contra una


resolución judicial pronunciada en un proceso ya iniciado, con el objeto de que dicha
resolución sea confirmada, revocada o modificada.

El recurso de revisión en materia agraria procede contra las sentencias de los


Tribunales Agrarios que resuelvan en primera instancia (artículo 198 de la Ley
Agraria) sobre:

a) Cuestiones relacionadas con los límites de tierras suscitadas entre dos o más
núcleos de población agrarios ejidales o comunales, o concernientes a límites de
las tierras de uno o varios núcleos de población agrarios con uno o varios pequeños
propietarios, sociedades o asociaciones. b) La tramitación de un juicio agrario que
reclame la restitución de tierras ejidales. c) La nulidad de resoluciones emitidas por
las autoridades en materia agraria.
– Forma de interponerlo:

La revisión debe presentarse ante el Tribunal que haya pronunciado la resolución


recurrida, dentro del término de 10 días posteriores a la notificación de la resolución.
Para su interposición bastará un simple escrito que exprese los agravios (artículo
199 de la Ley Agraria).

– Ejecución de las sentencias:

Se puede conceptual izar en el lenguaje jurídico por ejecución, el cumplimiento o


satisfacción de una obligación, cualquiera que sea la fuente de que proceda:
contractual, legal o judicial.

Los Tribunales Agrarios están obligados a proveer la eficaz e inmediata ejecución


de sus sentencias y a ese efecto podrán dictar todas las medidas necesarias -
incluidas las de apremio-

en la forma y términos que a su juicio fueren procedentes.

– De la caducidad:

Es la extinción anticipada del proceso debido a la inactividad procesal o a la falta de


promoción por parte del actor durante un periodo de cuatro meses (artículo 190 de
la Ley Agraria).

– Juicio de amparo en el procedimiento agrario:

Contra las sentencias definitivas de los Tribunales Unitarios o del Tribunal Superior
Agrario sólo procederá el juicio de amparo ante el Tribunal Colegiado de Circuito
correspondiente. Tratándose de otros actos de los Tribunales Unitarios, que por su
naturaleza proceda el amparo, conocerá el Juez de Distrito que corresponda
(artículo 200 párrafo segundo de la Ley Agraria).
UNIDAD 3. PROCEDIMIENTOS AGRARIOS.

3.1. EXPROPIACIÓN DE BIENES Y COMUNIDADES.

Artículo 93. Los bienes ejidales y comunales podrán ser expropiados por alguna o
algunas de las siguientes causas de utilidad pública:

1. El establecimiento, explotación o conservación de un servicio o función


públicos;
2. La realización de acciones para el ordenamiento urbano y ecológico, así
como la creación y ampliación de reservas territoriales y áreas para el
desarrollo urbano, la vivienda, la industria y el turismo;
3. La realización de acciones para promover y ordenar el desarrollo y la
conservación de los recursos agropecuarios, forestales y pesqueros;
4. Explotación del petróleo, su procesamiento y conducción, la explotación de
otros elementos naturales pertenecientes a la Nación y la instalación de
plantas de beneficio asociadas a dichas explotaciones;
5. Regularización de la tenencia de la tierra urbana y rural;
6. Creación, fomento y conservación de unidades de producción de bienes o
servicios de indudable beneficio para la comunidad;
7. La construcción de puentes, carreteras, ferrocarriles, campos de aterrizaje y
demás obras que faciliten el transporte, así como aquellas sujetas a la Ley
de Vías Generales de Comunicación y líneas de conducción de energía,
obras hidráulicas, sus pasos de acceso y demás obras relacionadas; y
8. Las demás previstas en la Ley de Expropiación y otras leyes.

3.2. RESTITUCIÓN.

La restitución presupone la existencia del derecho de propiedad sobre un bien


inmueble, el cual total o parcialmente ha sido invadido u ocupado ilegalmente por
algún individuo o poblado carente de título para poseerlo, motivo por el cual el dueño
o titular del bien solicita a la autoridad judicial su devolución.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación, en tesis jurisprudencial,6 ha fijado con


precisión cuáles son los elementos que se requieren en materia civil para que se dé
la acción reivindicatoria. En diverso criterio jurisprudencial, los Tribunales
Colegiados de Circuito7 han establecido que los elementos de la acción restitutoria,
en materia agraria, son los mismos que se requieren en materia civil para la acción
reivindicatoria, ya que ambas acciones competen al titular o propietario que no está
en posesión del predio que le pertenece, y el efecto de ambas es declarar que el
actor tiene el dominio sobre el bien que reclama y que el demandado se lo entregue.
Por tanto, conforme a esas tesis jurisprudenciales, quien ejercite la acción
restitutoria debe acreditar los siguientes elementos.

1) La propiedad de los bienes o tierra que reclama.

2) La posesión del demandado sobre el predio reclamado.

3) La identidad de los terrenos que se reclaman. El efecto de esta acción real,


cuando procede, es, indefectiblemente, la entrega del inmueble reclamado al
propietario accionante

3.3. CONVERSIÓN DE EJIDO A COMUNIDAD Y DE


COMUNIDAD A EJIDO.

Artículo 98. El reconocimiento como comunidad a los núcleos agrarios deriva de los
siguientes procedimientos:

Una acción agraria de restitución para las comunidades despojadas de su


propiedad;

Un acto de jurisdicción voluntaria promovido por quienes guardan el estado comunal


cuando no exista litigio en materia de posesión y propiedad comunal;
La resolución de un juicio promovido por quienes conserven el estado comunal
cuando exista litigio u oposición de parte interesada respecto a la solicitud del
núcleo; o .

El procedimiento de conversión de ejido a comunidad.

De estos procedimientos se derivará el registro correspondiente en los registros


Públicos de la Propiedad y Agrario Nacional.

Artículo 99. Los efectos jurídicos del reconocimiento de la comunidad son:

La personalidad jurídica del núcleo de población y su propiedad sobre la tierra;

La existencia del Comisariado de Bienes Comunales como órgano de


representación y gestión administrativa de la asamblea de comuneros en los
términos que establezca el estatuto comunal y la costumbre;

La protección especial a las tierras comunales que las hace inalienables,


imprescriptibles e inembargables, salvo que se aporten a una sociedad en los
términos del artículo 100 de esta ley; y

Los derechos y las obligaciones de los comuneros conforme a la ley y el estatuto


comunal.

Al establecer el artículo 104 de la Ley Agraria que las comunidades que quieran
adoptar el régimen ejidal podrán hacerlo mediante su asamblea, con los requisitos
previstos en los numerales 24 a 28 y 31 de la propia ley, y que a partir de la
inscripción del acta respectiva en el Registro Agrario Nacional, la comunidad se
tendrá por legalmente transformada en ejido, ello significa que dicha acta de
asamblea es insuficiente, por sí sola, para que opere la transformación, así como
para su oponibilidad frente a terceros registrales. En estas condiciones, la
inscripción del acta de asamblea no constituye una mera formalidad, sino un
requisito indispensable para demostrar el cambio de régimen y, por tanto, la
existencia y personalidad jurídica del nuevo ejido.

3.4. DIVISIÓN Y FUSIÓN DE EJIDOS.


La Fusión y División de Ejidos consiste en la separación de una parte de los bienes
de un ejido, para entregarlo a otro u otros núcleos agrarios, de acuerdo con la
personalidad jurídica que lo faculta para disfrutar de ellos. La división y la creación
de un nuevo ejido, debe ser promovida por un grupo de cuando menos 20
ejidatarios.

La asamblea ejidal es quien tiene facultad de resolver en cuanto a la fusión y división


del ejido de acuerdo a lo previsto a lo previsto por la ley agraria, cuando se trata
de división, es importante que cada uno de los ejidos resultantes se integren por lo
menos con 20 personas, en ambos casos, deben inscribirse a las actas respectivas
en el registro agrario nacional.

3.5. TERMINACIÓN DEL RÉGIMEN EJIDAL.

El régimen ejidal se da por terminado al presentarse el dictamen de la Procuraduría


Agraria el cual es solicitado por el núcleo de población, el caual tendra que
comprobar que ya no existen las condiciones necesarias para su existencia y
desarrollo.

Cuando la asamblea decida terminar el régimen ejidal, el acuerdo respectivo será


publicado en el Diario Oficial de la Federación y en el periódico de mayor circulación
en la localidad en que se ubique el ejido.

3.6. ENAJENACIÓN DE TERRENOS NACIONALES.

▪ Artículo 157. Son baldíos, los terrenos de la Nación que no han salido de su
dominio por título legalmente expedido y que no han sido deslindados ni
medidos.
▪ Artículo 158. Son nacionales:
1. Los terrenos baldíos deslindados y medidos en los términos de este
Título; y
2. Los terrenos que recobre la Nación por virtud de nulidad de los títulos
que respecto de ellos se hubieren otorgado.
▪ Artículo 159. Los terrenos baldíos y los nacionales serán inembargables e
imprescriptibles.
▪ Artículo 160. La Secretaría de la Reforma Agraria llevará a cabo las
operaciones de deslinde que fueren necesarias, directamente o por conducto
de la persona que designe. El deslindador formulará aviso de deslinde en el
que señalará el lugar donde tenga instaladas sus oficinas, en las que deberá
poner los planos relativos a los terrenos que se van a deslindar a disposición
de cualquier interesado para su consulta. Dicho aviso será publicado por una
sola vez en el Diario Oficial de la Federación, en el periódico oficial de la
entidad federativa en que se encuentre el terreno que se va a deslindar y en
uno de los diarios de mayor circulación de la propia entidad federativa,
fijándolo además en los parajes cercanos al mismo terreno. En este último
caso, al aviso se agregará un croquis en el que se indiquen los límites y
colindancias del terreno. Los propietarios, poseedores, colindantes y
aquellos que se consideren afectados por el deslinde, tendrán un plazo de
treinta días hábiles para exponer lo que a su derecho convenga.

El deslindador notificará a quienes se hubieren presentado el día, hora y lugar


en que principiarán las operaciones de deslinde a efecto de que concurran
por sí o designen representante. Se levantará acta de las diligencias
realizadas, en la que firmarán el deslindador, dos testigos y los interesados
que estuvieren o no conformes; en caso de inconformidad se hará constar
esta circunstancia, sin que la falta de firma de estos últimos afecte la validez
del acta. Los propietarios o poseedores de predios prestarán toda clase de
facilidades para que se lleven a cabo los trabajos de deslinde. En caso de
oposición, el deslindador solicitará la ayuda de la fuerza pública.

Recibida por la Secretaría la documentación de las operaciones de deslinde


procederá a hacer el estudio de las mismas, tanto de la parte técnica
topográfica, como de la titulación enviada y resolverá si el terreno solicitado
es o no nacional o, en su caso, si dentro de la zona abarcada por el deslinde
existen o no terrenos nacionales. Las resoluciones se notificarán a los
interesados en los domicilios que hayan señalado, y se publicarán además
en el Diario Oficial de la Federación.

En caso de controversia respecto de las resoluciones que dicte la Secretaría


de la Reforma Agraria, el interesado podrá someter el asunto al conocimiento
de los tribunales agrarios, en un plazo de quince días hábiles siguientes al
en que haya surtido efectos la notificación personal al interesado, o de la
fecha de publicación en el Diario Oficial de la Federación en caso de que
se desconozca su domicilio.

▪ Artículo 161. La Secretaría de la Reforma Agraria estará facultada para


enajenar a titulo oneroso, fuera de subasta, terrenos nacionales a los
particulares, dedicados a la actividad agropecuaria, de acuerdo al valor que
fije el Comité Técnico de Valuación de la propia Secretaría. Los terrenos
turísticos, urbanos, industriales o de otra índole no agropecuaria, la
Secretaría de la Reforma Agraria igualmente estará facultada para
enajenarlos de acuerdo al valor comercial que determine la Comisión de
Avalúos de Bienes Nacionales. Los dos supuestos anteriores procederán,
siempre y cuando los terrenos no se requieran para el servicio de las
dependencias y entidades federales, estatales o municipales y su utilización
prevista no sea contraria a la vocación de las tierras.

▪ Artículo 162. Tendrán preferencia para adquirir terrenos nacionales, a titulo


oneroso, los poseedores que los hayan explotado en los últimos tres años.
En su defecto, se estará a lo dispuesto en el artículo 58 de la Ley General de
Bienes Nacionales.
3.7. REGULARIZACIÓN DE COLONIAS Y TITULACIÓN DE
LOTES DE COLONIAS.

Un tipo de régimen de propiedad rural establecido por legislaciones anteriores a la


reforma de 1992, tenía como finalidad la colonización de tierra y su
aprovechamiento, mediante la creación de colonias y el incremento de la producción
agrícola y ganadera. Era usual que se expedía un decreto de colonización y con
posterioridad los interesados adquirían los lotes sujetos a este régimen para formar
la colonia, la cual contaba con una protección especial respecto de las acciones de
dotación de tierras, constituidas como personas morales, cuentan con un órgano de
decisión de denominado asamblea general y otro de representación, que es el
conjunto de administración. La ley Agraria dispone que las colonias ganaderas y
agrícolas podrán optar por continuar sujetas a este régimen o adquirir el dominio
pleno de sus tierras, en cuyo caso se regirán por la legislación civil en el fuero
común; en este último supuesto el Registro Agrario Nacional expedirá los títulos de
propiedad correspondientes que deberán inscribirse en el Registro Público e la
Propiedad. El marco jurídico que regula esta forma de tenencia de la tierra está
basada, en el artículo 27 constitucional; así como en la Ley Agraria y el Reglamento
de la Ley Agraria en materia de ordenamiento de la propiedad rural, específicamente
en su título V. La Secretaría de la Reforma Agraria regularizará la tenencia de la
tierra en las Colonias y estará facultada para expedir los títulos de propiedad
correspondientes, de conformidad con el programa que al respecto se establezca.
Para tal efecto, requerirá la manifestación expresa de la Asamblea General, para
continuar con el régimen de Colonias o adoptar el dominio pleno.37 La Asamblea
General a que se refiere el artículo 134 de la Ley Agraria, se sujetará a los siguientes
requisitos: I. La convocatoria deberá expedirse con quince días naturales de
anticipación a la fecha de realización de la Asamblea, la cual podrá ser emitida por
el consejo de administración o por la Secretaría; II. Deberá fijarse la convocatoria
en los lugares más visibles de la colonia. En las cédulas se expresarán el asunto a
tratar, lugar, fecha y hora de la reunión; III. El quórum de instalación se establecerá
de la manera siguiente: a) En primera convocatoria, deberán estar presentes la
mitad más uno de los colonos, y b) En segunda convocatoria, se instalará
válidamente con los que asistan; IV. Los acuerdos se tomarán válidamente por
mayoría de votos de los presentes y serán obligatorios para los ausentes y
disidentes. En caso de empate, el colono que presida la Asamblea tendrá voto de
calidad, y V. El acta que al efecto se levante se firmará por quien haya presidido y
los asistentes que deseen hacerlo.38 En la Asamblea a que se hace referencia con
antelación, deberán estar presentes un representante de la Secretaría de la
Reforma Agraria y uno de la Procuraduría Agraria.

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