Está en la página 1de 1

III Domingo de Cuaresma (A)

El evangelio narra el encuentro de Jesús con una mujer de un reconociendo, en Jesús, a aquel que puede darle sentido nuevo a su
pueblo que por haber permitido que en sus lugares se levantaran vida.
altares a dioses extranjeros eran despreciados por los judíos. Los Es aquí donde Jesús le dice con claridad que Él es el Mesías. Y
samaritanos y los judíos no se hablaban, de hecho la mujer se lo llegando los apóstoles, ella fue al pueblo a contar lo ocurrido: éste que
reprocha a Jesús. le ha dicho toda su vida ¿no será el Mesías? Jesús se vale de una
Jesús rompe con esas barreras culturales, va en busca de las mujer forastera para que vaya a anunciar que Jesús es el Señor, el
personas concretas, sin importar la raza, la religión, o el estado como Mesías esperado. La mujer se transforma de incrédula, en creyente
están ellas. Le importa cada uno y su salvación. Le busca dudosa, en creyente ferviente y luego en misionera. El encuentro con
conversación, le pide que le dé de beber. Cosa que sorprende a esta Jesús le cambió la vida. Aprendamos de la samaritana a abrir el
mujer, porque no debería hablar con ella un judío. Pero Jesús dice la corazón a Cristo, portador de agua viva.
frase central y fundamental: ¡Si conocieras el don de Dios! Él se va
presentando ante la mujer.

Jesús, le dice que llame a su marido y como ella responde que


no tiene marido, Jesús le cuenta su historia personal: cinco maridos
has tenido y ahora el que tienes, no es tu marido!!! Jesús muestra a la
samaritana su verdad, y así la pone en el camino de la libertad, porque
no hay libertad sin verdad. Ante Cristo nuestra vida queda siempre al
descubierto. Además, en ese diálogo con la samaritana, el Señor
también le ofrece el agua viva, es decir, el Espíritu Santo, que saciará
los deseos más profundos de su corazón. Ella acoge el ofrecimiento y
anhela esa agua, porque quiere ser feliz de verdad y termina

También podría gustarte