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PROSA Y VERSO

Acercamiento a los textos bíblicos de un contexto distinto

19 DE JULIO DE 2020
XV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Sabiduría 12,13.16-19
Romanos 8,26-27
Mateo 13,24-43

El anticlerical Oswaldo Reynoso escribió en Capricho en azul: «cuando aquellos que cantan
o se besan sepan más que los más profundos sabios (…) entonces de una sola, secreta
palabra, huirá todo ser pervertido». La sabiduría para el literato arequipeño no pasa
ciertamente por las doctrinas o las teorías que constantemente perturban las conciencias, sino
por las experiencias y las manifestaciones de un espíritu libre y auténtico. ¡Cuánta libertad en
un canto! ¡Cuánta autenticidad en un beso! El escritor o la escritora de la Sabiduría prefiere
hablar de filantropía. Pero no de esa filantropía que definimos como sentimientos
humanitarios, sino en toda acepción griega: humanidad, amor a lo humano.

¿Qué tipo de sapiencia hodierna es esa que nos ha vuelvo tan inhumanos hasta el punto de
darle la espalda a la Pachamama y a su milenaria sabiduría? ¿En qué momento los
cientificismos y las religiones nos hicieron olvidar que la espiritualidad es un encuentro, no
un dogma; una vivencia y no una norma? El numeral 356 de la Conferencia de Aparecida
nos lo recuerda: «La vida en Cristo incluye la alegría de comer juntos, el entusiasmo por
progresar, el gusto de trabajar y de aprender, el gozo de servir a quien nos necesite, el contacto
con la naturaleza, el entusiasmo de los proyectos comunitarios, el placer de una sexualidad
vivida según el Evangelio, y todas las cosas que el Padre nos regala como signos de su amor
sincero. Podemos encontrar al Señor en medio de las alegrías de nuestra limitada existencia
y, así, brota una gratitud sincera». ¿Podremos dejar de culparnos debido a tanta idea
pervertida de la religión y vivenciar la dulce esperanza de que para Dios siempre somos
posibilidad de algo nuevo, de algo bello?

Finalmente, el Nazareno nos invita a aceptar la dualidad, la ambigüedad del universo y de


nuestro propio universo interior. El trigo y la cizaña, las manifestaciones de lo que humaniza
y desfigura lo humano crecen también dentro de nosotros. ¿Qué hacer? Aceptar esta
ambigüedad, confesar con gratitud y con fe que irradiamos luz y, al mismo tiempo, habitamos
sombras, sin dejar de ser lo que somos. No nos compete a nosotros discriminar entre
personas, aunque sí discernir por dónde podemos hacer crecer el trigo y por dónde arrancar
la cizaña. ¡Toma tiempo, campesino! ¡Toma su tiempo! Mientras tanto, abracémonos así, con
la misma dulce esperanza con que la Vida y Dios nos abrazan, en medio de nuestras
equivocaciones y ambigüedades.

Oscar J. Montero C.
Lo ambiguo

Haz que me ame,


aunque no tenga claras mis actitudes y opiniones.
Haz que me ame,
aunque las incertidumbres y las dudas me rodeen.
Haz que me ame,
que me permita pensar y sentir muy distinto a mi pasado.
Dame, esa dulce esperanza,
para saber que siempre das lugar al arrepentimiento
y deje así,
esa terrible culpabilidad
que no permite disfrutar un nuevo comienzo,
un hombre nuevo, una nueva mujer.

Imagen de Cerezo Barredo, el Pintor de la Liberación.

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