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ANTROPOLOGÍA

TEOLÓGICA

Tema DIMENSIÓN CRÍSTICA DE LA REALIDAD Ficha
3 4

NEXO:
El A.T. nos ofrece una visión de la
creación (realidad) alejada de las
cosmogonías de las religiones de los
pueblos circunvecinos. Israel se
interpretó a sí mismo como un pueblo
ligado a la historia, más que a un lugar
(naturaleza), lo que permitió que leyera
la realidad desde la historia de salvación,
METODOLOGÍA: dándole así un carácter soteriológico.
Seminario por grupo


SÍNTESIS
GRAFICA

SEÑOR DE
LA
CREACIÓN
Sinópticos

JESUCRISTO
Creador
Salvador

IMAGEN,
ARQUETIPO LOGOS
PRINCIPIO San Juan
San Pablo

INTRODUCCIÓN

1


El N.T. mantiene una secuencia doctrinal con el A.T. en lo que respecta a la creación: confiesa que
Dios es el único origen de todo (1Cor 11,12) y reitera su carácter soteriológico, pero supera una
relación de mera continuidad1, pues el N.T. brinda una novedad absoluta respecto al A.T: Toda la
creación está consumada en Cristo, el Salvador. Él, siendo el centro del cosmos y de la historia,
consuma tanto la creación como la salvación. Por tanto, la reflexión neotestamentaria de la
creación en clave cristológica sigue la misma lógica de aquella del A.T., pues la confesión de Cristo
salvador reclama la del Cristo creador. «Lo mismo que la fe en el Dios creador nació en Israel de
una reflexión teológica sobre el Dios salvador, la imagen de Cristo salvador adquiere, mediante
una meditación posterior, la dimensión cósmico-creadora»2.

La confesión creyente de Jesucristo como salvador y creador lleva, por tanto, a la identificación de
Cristo con el Logos y con la Sabiduría divina. Así, Jesucristo, el Kyrios, es el Logos creador porque es
el Logos salvador. San Juan evoca al Génesis en su prólogo al hablar de la Palabra que en el
principio existía y por la cual fueron hechas todas las cosas; pero Juan va más allá al declarar que
la Palabra creadora es también la Palabra encarnada, Palabra que llega a ser ella misma criatura,
dando así una dignidad tal a la creación, que el mismo Creador llegará a ser criatura: «La criatura
posee una tal dignidad y densidad de ser, que Dios puede integrarla en su misma existencia
personal»3.

La dimensión crística de la creación permite recobrar el sentido de la realidad, pues no está
avocada a la destrucción o a la aniquilación, sino a la participación de la vida del Resucitado. La
esperanza será un talante del cristiano que sabe que el mundo, en Cristo, tiene sentido y corre por
los rieles de la plenitud, aunque tenga que caminar ahora entre sombras. Por ello «los cristianos
no tenemos derecho a ocultarle a la realidad cuál su último sentido, su fundamento y su
horizonte»: Cristo4. Por el contrario, tenemos la obligación de anunciar, frente a un mundo
agobiado y amenazado que, a pesar de todo, en Cristo tiene sentido.

1 Existen dos vocablos en griego para hablar de creación en el N.T.: el verbo crear en griego, katabállô, encuentra su

significación por sus raíces: katá (abajo) y bàllein (echar): colocar un fundamento, cimentar o causar. En el N.T. se
utiliza como fundación del mundo; el contexto es soteriológico, e indica predestinación o providencia (Mt 25,34; Ef
1,4; Ap 13,8; 17,8; Lc 11,50; Heb 9,26; 1Pe 1,20). El otro verbo es Ktìzo que significa fundar o producir por primera
vez. Es este vocablo, con sus derivados, el que utiliza la traducción de los LXX para significar la creación de parte de
Dios; este verbo aparece 38 veces en el N.T. El N.T. supone la fe en la creación judeo-veterotestamentaria. Cf. H. ESSER,
«Creación» 342-352.
2 J.L. RUIZ DE LA PEÑA, Teología de la creación, 64. La salvación se entiende también como una nueva creación, mejor

dicho, como una re-creación: “Nuestra salvación asume un aspecto incontestable de re-cuperación, de re-inicio y de re-
paración, seguramente porque Dios nos da una y otra vez a Aquel en el cual hemos sido creados desde el origen y del
cual el pecado nos divide”. G. MARTELET, «Il Primogenito...» 21.
3 J.L. RUIZ DE LA PEÑA, «Realidad y Reino de Dios» 274. La encarnación de la Palabra implica dos cosas: que la creación

no sea divina, pues no puede ser asumido lo que pertenece a la misma esencia, y la gran dignidad de la creación al
poder ser asumible por el Hijo de Dios. Así desde la encarnación es imposible el panteísmo o el desprecio por la
creación. La dignidad de la creación en razón de la encarnación viene también señalada por Ladaria: “Por el hecho de
que Jesús es verdaderamente hombre, de que el Hijo de Dios ha asumido la naturaleza humana, adquiere la creación
su definitiva dignidad. La condición de criatura ha sido compartida por el mismo Hijo de Dios”. L.F. LADARIA, «La
creación…» 31.
4 J.L. RUIZ DE LA PEÑA, «Realidad y Reino…» 281. Cf. J. ALAFARO, Hacia una teología del progreso humano, 18-27. A. TORRES

QUEIRUGA, Confesar hoy a Jesús como el Cristo, 46-48.

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1. Jesús y la creación. Libertad y gratuidad

En los evangelios no tenemos ninguna referencia directa de una doctrina de la creación expuesta
por Jesús, acaso algunas alusiones circunstanciales, sobre todo en la predicación del reino de
Dios5. En su predicación, Jesús supone la fe en la creación confesada en el A.T. como todo judío
devoto, alaba a Dios creador con la oración de los salmos. Las parábolas dejan entrever una
personalidad que conoce, admira y ama la creación hasta convertirla en una expresión simbólica
del Reino (Mt 6,26-30; 13,3-8.24-33 y paralelos, Mc 4,26-29). Sus parábolas nos llevan al centro
mismo de la palpitante vida cotidiana con un acercamiento a la vida con sencillez y claridad. «Él es
un observador de la naturaleza y sabe distinguir el buen tiempo del malo, el árbol que produce
fruto de la planta estéril… habla con simpatía de los animales salvajes y domésticos, entiende el
trabajo de los campesinos»6. Un afecto especial manifiesta por las ovejas y el pastor, que serán una
clave cristológica para entender su ministerio: “el Buen Pastor” (Jn 10,11-21). El mensaje de Jesús
nos ofrece la certeza de que este mundo es el lugar donde se expresa la bondad creadora y
providente de Dios Padre. Esto permite ver al mundo sagrado, pero desdivinizado, donde no hay
dioses ni demonios, sino presencia amorosa de Dios, una presencia sacramental7.

Por otra parte, Jesús manifiesta su poder sobre la naturaleza, pues su palabra puede calmar la
tempestad como la palabra creadora poner fin al caos (Mc 4,35-41) y puede caminar sobre las
aguas (Mc 6,45-52), para «revelarse a sus discípulos en toda su divina majestad y poder
mostrándose capaz de dominar la violencia del viento, el mar y las olas. Actúa frente a ellos como
Yahvé o la divina Sabiduría de Yahvé personificada actúa en el A.T.»8. Es importante señalar que el
interés del evangelista es el de la revelación de la divinidad de Jesús que, como Dios, en el relato
del Gn1,2 despliega su poder sobre las aguas caóticas para crear el orden de la vida y la salvación9.

Su relación con la creación es de profunda libertad en un doble sentido: porque no la vio como un
recurso a explotar, sino que se integró en ella y la integró en sí, pues «habitó entre nosotros» (Jn
1,14), vivió como nosotros la relación con el mundo. Por otra parte, también estuvo lejos de las
ataduras esclavizantes de las mentalidades dualistas que consideran malo lo que Dios ha creado
bueno (Mc 7,14-20). «La actitud de Jesús ante el uso y disfrute de los bienes de la creación debió


5 “Los evangelios no tienen un interés directo sobre nuestro tema y si, aquí o allá, mencionan la actitud de Jesús en la

relación con la creación, es solo indirectamente.”. B. MAGGIONI, «Appunti...» 27. Cf. F. LAGE, «Jesús y las cosas…».
6 A. GONOCZY, Dottrina della creazione, 64.
7 Cf. J. JEREMIAS, Teología del Nuevo Testamento, 44.
8 J.P. MEIER, Un judío marginal… II/2, 1038.
9 Por ejemplo, hay algunas referencias en el A.T. del poder de Yahvé sobre las aguas: Job 9,8, que constituye una

metáfora del dominio de Dios sobre el mar, pues él le ha puesto “límites” al mar (Job 38,8ss; Prov 8,29). En Hab 3,15,
Dios muestra su poder sobre los enemigos de Israel, porque “pisa el mar con tus caballos”, ahora como una metáfora
de salvación. En ese mismo sentido se puede leer Is 51,9-10 recordando el poder de Yahvé sobre el mar, al dividirlo
para que su pueblo pase a la tierra prometida. En Ecclo 24,6 la Sabíduría personificada puede pasar sobre las olas del
mar como extensión de dominio. Cf. J.P. MEIER, Un judío marginal… II/2, 1046-1050.

3
de ser mucha más franca y desinhibida que la de sus contemporáneos»10. La creación es el libro de
la Providencia divina por lo que, de la contemplación de las obras de Dios, el hombre puede
vislumbrar con esperanza y confianza toda su vida, que está en las manos paternales de Dios (Mt
5,45; 6,25-34; 10,29; 6,35). Esta es la experiencia fundante del Señor: la de Dios como Abbá-Padre
y sólo desde esa experiencia se puede fraternizar con todos los seres humanos y con todas las
criaturas, hechas por el amor paternal de Dios. Jesús contempla a los seres humanos no como
quienes están por encima de la creación para explotarla, sino como quienes son parte importante
de ella y que, como a ella, Dios los cuida providentemente (LaS 96).

De la misma manera, Jesús recobra el sentido original del sábado como re-creación y re-
establecimiento de la armonía originaria (Mc 2,23-28; 3,1-5). Al revelarse como Señor de la
creación, Jesús inscribe el orden de la creación en el de la salvación (Mt 25,34; Ef 1,4; 1Pe 1,20).
Con la praxis curativa en sábado, Jesús revela que sus milagros son una misma acción con la
actividad creadora de Dios, y el sábado adquiere así una nueva forma de vivirse en referencia a la
Alianza liberadora y en el restablecimiento del antiguo orden de la creación en el que el séptimo
día es el día de bendición, el día consagrado al Creador. Con la salud no sólo se cura el enfermos,
sino también se recupera el sentido originario de la creación, contradicha por el pecado y sus
consecuencias: la enfermedad y la muerte. En ese sentido, Jesús también recurre a la creación
como fundamento del orden moral y ético (Mc 10,6).

2. Cristo, principio y fin de la creación

Los himnos paulinos ofrecen una teología ya muy elaborada en torno al Cristo cósmico, delineado
como ho Kyrios, sobre toda criatura, el Adán escatológico. Pablo desarrolla esta teología en
correspondencia con la relación entre salvación y creación, continuando así con el carácter
soteriológico del A.T. Por tanto, la confesión del Cristo salvador lleva a la del Cristo creador, ya que
la salvación y la creación proceden de un solo principio: «El ser simplemente y el ser salvado no
pueden proceder de dos principios distintos, sino de uno solo»11. La relación entre creación y
salvación está pues en que ambas tienen un único ejecutor y un único objetivo; son dos momentos
distintos de una única acción divina. La creación se opera en la salvación como una re-creación o
como una creación continua, ya que quien crea tiene el poder de salvar y si salva es porque es
Creador. «El acto creador no es un gesto realizado y agotado en el pretérito remoto, sino la
presencia continua y operativa de la salvación »12.

Si la historia y la creación tienen su centro en Cristo, entonces toda la realidad es cristiforme.
Jesucristo en cuanto creador y salvador, también es el principio y fin de todo cuanto existe, nada
escapa de su mediación creadora ni salvadora; ni siquiera los tronos ni las dominaciones ni las


10 J.L. RUIZ DE LA PEÑA, Teología de la creación, 65. Cf. A. NOLAN, Jesús, hoy… 217-218. Otro autor señala: “La naturaleza

para Jesús no es por tanto bucolica, es del orden del espíritu. Si Jesús alaba a los pajarillos y a las flores no es
primariamente come poeta, sino porque son para él el símbolo de una existencia de perfecto abandono; si la muerte
del grano evoca en él el misterio de su hora, tiembla en su carne por el hecho de que esta economía de la naturaleza
deba señalar también su misión”. G. MARTELET, « Il Primogenito… » 38.
11 J.L. RUIZ DE LA PEÑA, Teología de la creación, 70.
12 J.L. RUIZ DE LA PEÑA, Teología de la creación, 68.

4
potestades (Col 1,15-20; Heb 1,1-3)13. Él es el Kyrios alabado por todas las criaturas (Fil 2,5-11).
Por ser principio es imagen arquetípica14, primogénito, que no primera criatura, a su imagen han
sido creadas todas las cosas porque sirve de modelo (Sab 7,26; 9,1-2; Pr 8,22-31). Es Primogénito
porque el Padre crea todas las cosas a su imagen en previsión a la encarnación y al misterio
pascual; por ello, él es el mediador de la creación. Es primogénito no por ser objeto pasivo de la
acción creadora de Dios (la primera criatura), sino por ser sujeto activo, aquel que lleva a cabo el
devenir y el proceso de la creación (Logos - Sabiduría), es Dios actuando en el mundo15.

Para subrayar esta mediación cósmica de Cristo, san Pablo recurre a tres preposiciones, pero lo
hace progresivamente mostrando el origen, el desarrollo y el significado del señorío de Jesucristo.
La preposición ek (de) denota origen o causalidad fontal, la preposición dia (por), denota la
causalidad mediadora, y eis (para) la causalidad final. En un primer momento (Rm 11,35) Pablo
refiere estas tres preposiciones al Padre, es decir, sólo el Padre es el origen, la causa eficiente y
final de la creación. En 1Cor 8, 5-616 el Padre conserva la causalidad fontal y la causalidad final,
mientras se le atribuye a Jesucristo la causalidad mediadora. Esta misma causalidad se le atribuye
al Resucitado en Col 1,16, pero la novedad de este himno es la atribución de la causa eficiente y
final a Cristo, pues se afirma que todo fue hecho por y para él, que Jesucristo está al origen y al
final; y por ello, toda la realidad es cristiforme y cristocéntrica. Se acentúa la relación inseparable
entre causalidad eficiente y final, ya que «Cristo está al final de la historia como salvador, porque
está en su comienzo como creador»17.

La recapitulación de todo en Cristo será un tema de gran insistencia en cuanto que la resurrección
de Jesús ha creado una nueva realidad en su persona, pero de la que participará toda la creación,
como lo refiere Ef 1,3-1418. Mientras llega la plenitud en Cristo por la resurrección de la carne, al
final de los tiempos, la Iglesia cumple, al ser cuerpo del Señor, una función mediadora, pues el
primado cosmológico del Resucitado lo ejerce como Cabeza de la Iglesia (Col 1,18; 1Cor 12,12-13;
Ef 1,22-23). La realidad por Cristo deja de ser un espacio caótico, más bien en él adquiere
inteligibilidad, unidad y armonía, como se puede deducir de los himnos paulinos. Del orden
cristiforme de la creación y de su orientación cristológica se puede fundar un orden moral, tal
como lo sugiere Pablo en 1Cor 8,5-619.


13 Cf. J.L. RUIZ DE LA PEÑA, Teología de la creación, 71-77. G. MARTELET, «Il Primogenito...» 40-43. B. MAGGIONI,
«Appunti…» 28-29. Para Ruiz de la Peña el himno de Col 1,15-20 “ofrece una visión grandiosa de una realidad
integrada, no escindida, polarizada en torno a un ser personal que le confiere consistencia, sentido y plenitud del
principio al fin, que crea para salvar y salva cuanto ha creado”. Teología de la creación, 76.
14 Para los griegos la imagen forma parte de la naturaleza de aquello que representa. En la imagen se hace presente lo

representado, por lo que no se puede conocer la creación, como obra divina de salvación, al margen de Cristo. Cf. E.
SCHWEIZER, La carta a los Colosenses, 64.
15 En el A.T. aparece la idea de primogénito, incluso en aquellos casos que se trataba de un solo hijo amado del padre

(Sal 89,28). Según la tradición judeo-helénica de Alejandría, con Filón, Dios crea por medio del Logos mediador –
demiurgo por su absoluta trascendnecia, por ello solamente mediante el Logos el mundo fue creado, en él se
fundamenta, tiene inteligibilidad y por él se puede conocer a Dios, él lo revela. Cf . E. SCHWEIZER, La carta a los
Colosenses, 65, 66.
16 Cf. J.L. RUIZ DE LA PEÑA, Teología de la creación, 69-70. Creación, gracia, salvación, 17.
17 J.L. RUIZ DE LA PEÑA, Teología de la creación, 74. Sobre el himno de Col 1,15-22 se puede ver. E. SCHWEIZER, La Carta a

los Colosenses, 55-82.


18 Cf. J.L. RUIZ DE LA PEÑA, Teología de la creación, 77-79.
19 Cf. J.L. RUIZ DE LA PEÑA, Teología de la creación, 69-70.

5

3. Cristo, salvador del cosmos

Juan presenta también una dimensión cósmica del Salvador. El prólogo del Evangelio, cumbre
cristológica del N.T., es clave en la comprensión cristiana de la creación. Se trata de una relectura
del Gn 1. en la que se contempla la creación a la luz de Cristo, el Hijo y el Verbo de Dios20. Por
ejemplo, el esquema literario es muy parecido y hay elementos recurrentes: el primer verso del
prólogo parece una trascripción literal; hay una creación por la Palabra en el v.3; la contraposición
de la luz y las tinieblas de los vv. 4 y 5; la enumeración de días de la semana en los vv. 29.35.43;
2,1. Sin embargo, el arjé juanino es distinto al del Génesis. Gn 1,1 se refiere al principio temporal
de la creación, el de Jn al principio eterno, atemporal del Logos divino (Pr, 8,22-31; Si 24,3-12; Sab
9,9-12). Juan remarca también la función mediadora de la Palabra en la obra de la creación y en la
salvación. El Verbo eterno no es sólo creador, también revela, por ello es Palabra (Jn 6,46; 10,15;
14,9) y como tal, reveladora de la Verdad que está velada a la comprensión humana. La revelación
por la Palabra divina, por el Hijo de Dios, permite tener acceso a la misma vida divina y participar
de ella.

En el N.T. sólo san Juan en el prólogo de su evangelio y en otros dos pasajes (1Jn 1,1; Ap 19,13) da
el título de Logos a Jesucristo. A diferencia de otros títulos como Kyrios o Hijo de hombre, que
aparecen muchas veces, el título Logos reviste una importancia capital en la relación entre Jesús y
Dios, su preexistencia y su carácter mediador en la creación21. Kyrios se aplicaba a Jesús en el culto
de la primitiva comunidad cristiana, teniendo, pues, su origen en el culto; mientras el título de
Logos reclama una reflexión teológica mucho más elaborada, pero en consonancia con otros títulos
cristológicos como Hijo de Dios y aquellos que san Pablo menciona en los himnos cristológicos:
imagen, primogénito, cabeza, etc. En este sentido especial mención hemos de dar a Heb 1,1-4 pues
el autor no menciona el título de Logos, pero sí su contenido doctrinal: «Dios habló en el pasado
por los profetas… En estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo… por quien
también hizo el universo».

En el A.T. ya tiene una gran importancia la Palabra divina (Dabar - Logos) como una entidad
independiente e incluso, en el judaísmo tardío e influido por la cultura helénica, como una
reealidad personificada (Sab 18,15). Se puede pensar en la identificación que se hace entre Logos y
Sophia en la literatura sapiencial, dándole rasgos personales: «Reflejo de la luz eterna, espejo
inmaculado de la actividad de Dios e imagen de su bondad… siendo una sola, todo lo puede…
renueva el universo» (Sab 7,26-30). La Palabra – Sabiduría existe desde la eternidad y es
preexistente a todas las obras de la creación (Prov 8,22-26; Ecclo 1,1.4; 24,1.9). La Palabra es Dios
en comunicándose con los hombres, por lo que subraya su carácter mediador (Sal 107,20; 147,15;
Is 55,10)22. La creación ha sido hecha por la Palabra de Dios y nada se ha hecho sin la Palabra
(Gn1,2; Sal 33,6). Por otra parte, el judaísmo alejandrino ve en el Logos la razón y la inteligibilidad
de la creación; razón puede entenderse como causa y también como sentido, la inteligibilidad
habría que entenderla en el orden, estabilidad, belleza y perfección de la creación.


20 Cf. O. CULLMANN, Cristología del N.T. 341.
21 Para el título de Logos se puede ver O. CULLMANN, Cristología del N.T. 327-349.
22 En
la tradición rabínica la Torá se identifica con la Sabiduría personificada, dándole así a la Ley un carácter
mediador. Cf. O. CULLMANN, Cristología del N.T. 336.

6

Para san Juan, Jesús no sólo anuncia y revela a Dios con su palabra como mensajero, sino que él
mismo se convierte en el mensaje, él es la revelación, por tanto, es la Palabra. Él trae la luz porque
es la Luz, comunica la verdad porque él es la Verdad, da la vida porque él es la Vida, luego, él nos
revela a Dios porque es Dios, anuncia con palabras su presencia porque él es la Palabra. Por tanto,
la influencia de la cultura helénica sobre el Logos en la reflexión del autor del cuarto evangelio no
es lo determinante, sino la experiencia reveladora de Dios por la mediación de Jesús de Nazaret: él
ha escuchado a Dios escuchando a Jesús, por eso él es la Palabra de Dios. Juan no habla de un logos
estoico que es especulación ni del logos mitológico de los griegos que es demiurgo, sino del Logos
que se ha hecho carne y del que él es su testigo23.

Dios se revela por medio del Hijo, su Palabra, que actúa creando desde el principio y salvando a la
humanidad pecadora, resaltando así, como toda la tradición bíblica, el carácter soteriológico de la
creación. No se puede separar pues la obra de Dios: es creador porque es salvador y es salvador
porque es creador. La creación está en función de la encarnación. La creación toda, como el
prólogo del cuarto evangelio, apunta al momento cumbre de la irrupción de Dios en el mundo
cuando «el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros» (Jn 1,14). Así, Juan corrobora la unidad
del plan divino de creación-salvación: «Creación y salvación se fusionan en ese vértice del tiempo
y la eternidad que es la encarnación»24. El cuarto evangelio nos revela el amor con el cual Dios ha
amado al mundo, hasta donar a su propio Hijo para que el mundo pueda tener vida.

La primitiva comunidad cristiana, como el pueblo de Israel en su momento, percibió la unidad
entre la creación y salvación en la gesta salvífica obrada por Jesucristo, cuya salvación tiene
carácter universal porque la ha realizado el Creador universal. La universalidad de la salvación se
funda, por tanto, en el Logos creador de todo, pues no hay nada que no haya sido hecho por Cristo
y que, por tanto, no tenga el influjo de la salvación realizada por él. Esta unidad entre creación y
salvación en Cristo no es sólo una cuestión especulativa, implica una correspondiente praxis ética
y moral. La operatividad ética de la salvación, al estar ésta vinculada con la creación, está fundada
en el orden natural, que no puede contradecir el plan de salvación. La ética cristiana, por tanto,
nunca podrá ser una disyuntiva entre el mundo y el cielo, ni presentarse como fuga mundi. La ética
de los salvados no es la huida, sino la transformación de este mundo en aquello que ya está
operado en Cristo y que, por ello, es operativo en nosotros, que estamos insertos en él y en el
mundo del que él es primogénito. Desde esta misma perspectiva cristocéntrica, el cristianismo
siempre podrá y deberá decir alguna palabra sobre el mundo, sus cuestiones y su historia25.

23 San Juan en el prólogo no pretende formular un di-teísmo, o dos formas de ser Dios o una subordinación o
yuxtaposición, pues la Palabra de Dios está en referencia esencial a Dios, es Dios en cuanto que se comunica con los
hombres. El prólogo del evangelio nos dice que “era” y “estaba con” Dios, lo que nos habla de su naturaleza divina, de
que es Dios, pero también de que no se trata de una identidad personal, sino que son diversos. Este juego entre
igualdad en naturaleza y diferencia personal aparece en Jn 10,30 (“Yo y el Padre somos uno”) y 14,28 (“El Padre es
más grande que yo”).
24 J.L. RUIZ DE LA PEÑA, Teología de la creación, 83. Cf. Id. Creación, gracia, salvación, 17. A la luz de la encarnación el
primer artículo de la fe, la creación, cobra un cariz netamente original, pues “la criatura es lo que el creador ha querido
llegar a ser. […] La forma de existencia definitiva del Dios revelado en Cristo es la encarnación. […] Lo infinitamente
distinto de Dios y, con todo, lo sustancialmente asumible en el ser personal de Dios. […] El valor y la dignidad del ser
creado son tales que el mismo creador puede devenir criatura”. Id. Teología de la creación, 129. Cf. Id. «Tiempo para
sentir…» 123.
25 Cf. J.L. RUIZ DE LA PEÑA, Teología de la creación, 85-87.

7

ACTIVIDADES + Leer y entender la ficha, tanto el texto como las notas de pie de página.
PERSONALES + Responder a las siguientes preguntas
1. ¿Qué vocablos griegos utiliza el N.T. para referirse a la creación y cuál es su sentido
semántico?
2. ¿Cómo se puede explicar la continuidad y discontinuidad entre el A.T. y el N.T. en lo
referente a la doctrina de la creación?
3. ¿Cómo podemos “imaginar” la relación de Jesús con la creación a partir de sus
parábolas?
4. ¿Qué sentido hermenéutico tienen los milagros de Jesús sobre la naturaleza,
especialmente los que tienen que ver con el agua?
5. ¿Cuál es la razón que Jesús propone para confiar en la Providencia?
6. ¿Cómo recupera Jesús el sentido original del sábado?
7. ¿Cómo hemos de entender que Cristo sea confesado como “imagen” y
“primogénito”?
8. ¿Qué preposiciones utiliza san Pablo en sus himnos cristológicos en relación a la
creación y qué significado tienen?
9. ¿Cómo se entendió el Logos en el A.T.?
10. ¿Por qué y cómo aplica san Juan el título de Logos a Jesús?
11. ¿Cuál sería la consecuencia ética de la doctrina de la creación del N.T.?
ACTIVIDADES + Evaluar la asimilación de los contenidos como reporte de lectura.
GRUPALES + El seminario se realizará para la primera clase del día señalado con el grupo de A y
la segunda con el grupo de B. Después de la evaluación se abrirá espacio para
preguntas, aportaciones, aclaraciones, para el debate. Conviene llevar algunas
preguntas por escrito.

BIBLIOGRAFÍA
PAPA FRANCISCO, Laudato sii del 24 de mayo de 2015.

ALAFARO, J. Hacia una teología del progreso humano, Barcelona, 1969.
CULLMANN, O. Cristología del N.T. Salamanca, 1998.
ESSER, H. «Creación» en COENEN, L., BEYREUTHER, E., BIETENHARD, H. Diccionario Teológico del N.T. V.I,
Salamanca, 1998, 342-352.
GONOCZY, A. Dottrina della creazione, Brescia, 1992.
JEREMIAS, J. Teología del Nuevo Testamento T.I, Salamanca, 1974.
LADARIA, L.F. «La creación del cielo y de la tierra» en SESBOÜE, B. (dir.), Historia de los dogmas T.II. El
hombre y su salvación, Salamanca, 1996, 29-73.
LAGE, F. «Jesús y las cosas: un nuevo modelo de relación» Misión Abierta 2 (1990) 54-60.
MAGGIONI, B. «Appunti per una lettura biblica della creazione» Communio 100 (1988) 17-29.
MARTELET, G. «Il Primogenito di ogni creatura. Abbozzo di una visione cristologica della creazione»
Communio 25 (1976) 18-47.
MEIER, J.P. Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico II/2, Estella, 2002.
NOLAN, A. Jesús, hoy. Una espiritualidad de libertad radical, Santander, 2007.
RUIZ DE LA PEÑA, J.L. Teología de la creación, Santander, 1986.
_____ «Realidad y Reino de Dios» en DÍAZ, C. (Comp.) Una fe que crea cultura, Madrid, 1997, 271-
282.
_____ Creación, gracia, salvación, Santander, 1993.
____ «Tiempo para sentir la pertenencia a la creación» en DÍAZ, C. (Comp.) Una fe que crea cultura,
Madrid, 1997, 258-267.

8
SCHWEIZER, E. La carta a los Colosenses, Salamanca, 1987.
TORRES QUEIRUGA, A. Confesar hoy a Jesús como el Cristo, Santander, 1994.

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