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No conoces a una mujer por acostarte

con ella, no la conoces por verla desnuda.


No la conoces por escucharla gemir durante el sexo.
Conoces a una mujer cuando te dedicas
a observar sus gestos, a escuchar su
filosofía, a vibrar con sus emociones.
Conoces a una mujer cuando la ves
llorando y procuras entender sus razones.
Cuando la ves reírse y procuras entender
Sus causas.
Cuando a ves enojarse y procuras entender
sus procesos.
Conoces a una mujer cuando exploras sus
ojos, te pierdes en ellos y te encuentras en
su alma; navegas a besos su cuerpo y
calmas su furia con inteligencia.
Conoces a una mujer cuando más allá de
verla desnuda; valoras su alma y sabes sus
puntos intensos para mover su mundo.
Para conocer verdaderamente a una mujer,
se trata de observarla con el alma, con el
corazón; que no haya dudas para comprenderla,
aunque parezca imposible,
no lo es, si lo haces con amor, dedicación y
Voluntad.
Porque cuando conoces bien a una mujer,
“tu vida cambia” puedes llegar a sentir el
amor, la pasión, la ternura y la sabiduría...

¡Todo junto en un solo ser!

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